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Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

La Geria, el paisaje lunar donde crecen las uvas

Puede que sea un poco tarde y ya casi no os de tiempo a verla, pero en el Museo Nacional de Ciencas Naturales de Madrid hasta el día 6 de julio hay una exposición sobre “El volcán y el vino, que se centra en las particularidades de los vinos elaborados en tierras volcánicas y se pone como ejemplo el caso de Lanzarote.

Si hay un paisaje vinícola que es obligatorio conocer es La Geria, un lugar lleno de belleza y misterio que obliga a abrir los ojos.

Fue la noche del primero de septiembre de 1730 cuando se produjo la primera gran erupción de los volcanes de Timanfaya. Durante 6 años se fueron repitiendo hasta asolar la isla.

Pero de la desesperación salió el milagro.

Lanzarote tiene una pluviometría realmente baja, apenas 150 mm/año. Además, la isla se ve en ocasiones afectada por lo vientos del levante, muy secos y calurosos. La terrible calima.

Con esta humedad el cultivo de la vid es teóricamente inviable, pero los vientos alisios aportan algo de humedad del atlántico y, sobre todo, están el hombre y la lava.

Las cenizas volcánicas recubren la tierra y el hombre descubrió sus virtudes higroscópicas, su capacidad de absorber y conservar la humedad, tanto de la escasa lluvia como de la que traen los vientos alisios.

El hombre se dio cuenta de que los suelos cubiertos de cenizas eran mucho mejores. De esa forma empezó a labrarse este espectacular paisaje.

A lo largo de los años se han ido cavando hoyos en forma de embudo en la capa de ceniza, conocida en la zona como picón o lapilli, hasta llegar cerca de la tierra vegetal. Estos hoyos se protegen de las arenas y del viento seco con muros de piedra de forma semicircular y de unos 60 centímetros de alto. Son 3.355 hectáreas de un viñedo al límite.

En Lanzarote se hace la vendimia más temprana del hemisferio norte y lo constante de las temperaturas hace que la cepa se mantenga activa durante todo el año, siendo la poca, que se realiza en febrero, la que induce la parada vegetativa.

Aquí nacen las malvasías, los históricos vinos de Canary de los que habló Shakespeare o Giuseppe Verdi en su Falstaff. Un vino que de la cumbre ha pasado casi al olvido como sucedió con otro gran vino dulce, el Málaga.

Ahora se elaboran buenas malvasías jóvenes pero seguimos esperando al gran Canary, capaz de vivir más de 100 años.

4 comentarios

  1. Dice ser Elena

    Desde luego que si hay una región vinícola digna de visitar es la Geria.Es una de las zonas que más me ha impresionado, te transporta a otro mundo, aunque la relación trabajo-estética-calidad final no sea siempre la esperada.Vale la pena visitarla. no te dejará indiferente.

    01 julio 2008 | 21:03

  2. Dice ser Juegos

    Que preciosidad de paisaje, la verdad es que es muy contrastante ver el negro de la arena y el verdor de las uvas, es precioso.Un saludo.

    02 julio 2008 | 1:05

  3. Dice ser Oscar

    Efectivamente es un paisaje muy curioso. Unico en el mundo y dotado de unas características bien especiales, de ahí las grandes malvasías que producen. Para muestra un botón(con tu permiso):http://vadebacus.blogspot.com/2008/04/lava-y-malvasa-alianza-forz…un saludo Paco!OG

    02 julio 2008 | 7:59

  4. Dice ser Hiel

    Sin ánimo de querer convertirme en corrector de nadie, quisiera aportar algo sobre la malvasía lanzaroteña, cuyo origen y por tanto diferencias con la malvasía de la isla de La Palma o la tinerfeña se deben básicamente a su mezcla ‘genética’ con la variedad marmajuelo, según han demostrado no hace mucho diversos investigadores (mis disculpas por no aportar la obligada bibliografía, que en este momento no encuentro).Y menciono ese origen porque el reconocimiento que citas al respecto de Shakespeare (entre otros autores) y su Falstaff hace referencia primordialmente a los malvasías (Canary Sack) de las citadas islas de Tenerife y La Palma que salieron por el puerto de Garachico entre los siglos XVI y XVIII. Además, el Bardo de Avon falleció en 1616, por lo que no llegó a conocer los vinos de Lanzarote.Por lo demás, ojalá tu entrada sirva para que el visitante de la isla conejera no se quede en las playas o en el Parque Nacional de Timanfaya, y se deleite no solo con la vista, sino también con el gusto y el olfato.Y, ya puestos, una sugerencia para tratar en tu bitácora: vinos canarios, tan desconocidos en el mundo como maltratados por sus elaboradores, aunque probablemente los únicos que puedan aportar algo al sobrecargado y uniformado sector.Saludos.

    03 julio 2008 | 1:27

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