De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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#SmartCitizens_CC, conectando la inteligencia ciudadana

«¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA CIUDADANA?» SMARTCITIZENS CENTROCENTRO from SMARTCITIZENS on Vimeo.

¿Qué es la inteligencia ciudadana? ¿Qué es una práctica ciudadana inteligente? A bote pronto, la muestra interactiva Smart Citizens, comisariada por Paisaje Transversal, parece contener las respuestas. Los cincuenta y cuatro proyectos incluídos en la exposición y la instalación multimedia de lacasinegra, son un estimulante paseo por las ciudades en la era red. Sin embargo, Smart Citizens, más que querer responder, pretende ser un catalizador de nuevas preguntas.

¿Qué activa la inteligencia ciudadana en entornos urbanos? ¿Qué infraestructuras físicas y digitales necesita una urbe para generar procesos participativos? ¿La colaboración en red puede transformar los espacios físicos? ¿Cómo se construye un proceso abierto entre instituciones y ciudadanos que mejore la eficiencia de la urbe? Las respuestas, desde luego, parecen fluir en cada uno de los proyectos incluídos en la muestra. Un detalle:  la mirada de la muestra está puesta en los procesos creados por los ciudadanos y no en la tecnología de la denominada smart city (ciudad inteligente). «Nuestros cuerpos son hardware, nuestro comportamiento software«, solía decir el filósofo Ted Nelson. «Nuestras ciudades son procesos, nuestros cuerpos sensores», parece susurrar la muestra Smart Citizens.

Organizada en cuatro secciones – Informador, Sensor, Decisor, Emprendedor – SmartCitizens resalta el potencial de las multitudes conectadas y de la acción colectiva. Y deja en evidencia algunos costosísimos proyectos que bajo el paraguas de la smart city incentivan los datos centralizados y la gestión vertical de los mismos. No existen ciudades inteligentes sin ciudadanos inteligentes. Y nada mejor que despertar la inteligencia colectiva que desarrollar herramientas y/o plataformas abiertas como Datea, Meipi o What If Cities.  Sin embargo, una herramienta y/o plataforma no garantizan el nacimiento de una comunidad. Mucho menos su implicación a medio plazo en un proceso. Y en el paseo Smart Citizens siguen surgiendo más preguntas: ¿existe una fórmula para activar las comunidades por el bien común?

Tal vez por eso, Smart Citizens pone especial acento en mapear procesos humanos, dinámicas participativas en territorios compartidos (ya sean digitales o analógicos) o proyectos donde la colaboración mejora el funcionamiento de algo. De Fixmedia (mejora colectiva de noticias) a Desayunos ciudadanos (encuentros en el espacio físico), pasando por  El Campo de Cebada (espacio autogestionado de Madrid), Goteo (crowd funding orientado al bien común) o LiberaTuBici. Las ciudades son un organismo. La información/acción ciudadana mantiene ese organismo vivo. Y el cuerpo común de la urbe muta y renace en el nosotros. La instalación de La Casi Negra continúa en la participación de #SolTube (cualquiera puede enviar su vídeo). El paseo de la exposición sigue en cada uno de los proyectos mapeados, en las redes y en las plazas.

Smartcitizens podrá visitarse gratuitamente en el CentroCentro de Madrid (Plaza Cibeles 1) de martes a domingo, entre las 10.00 y las 20.00, hasta el 29 de septiembre de 2013.

Serendipia, la innovación como sorpresa

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Imagen de la muestra Cybernetic serendipity – The computer and the arts (Londres 1968)

Hubo una época —no tan lejana— en la que la innovación dependía exclusivamente de departamentos de I+D (Investigación y Desarrollo). Las ideas se mantenían cerradas a cal y canto. Y apenas los gurús designados por la empresa tenían capacidad para ‘innovar’. Hubo una época —hace pocos años, apenas meses— en la que se diseñó para la innovación un recorrido fijo, rígido, inquebrantable. La innovación era un crucero cool, sí. Pero totalmente previsible. Un cóctel insulso y aburrido. Pero un día la fórmula I+D, gota a gota, empezó a deshacerse en mil pedazos.

Nadie sabe si la culpa fue de los muchachos de Google, que empezaron a jugar al futbolín en su horario de trabajo. O de los ciberpunks, que tenían nostalgia por cómo navegaban sin rumbo por la primera blogosfera, sin Facebook ni redes cerradas. O si los responsables fueron el caos coral de la Wikipedia, la inteligencia colectiva y el out sourcing que dejaba en manos de los clientes parte de la innovación de una marca. Tal vez, la conexión de todo con todo, Internet de las cosas y las redes sociales también pusieran su granito de arena píxel. Y el estallido de la crisis, claro, la ausencia de respuestas, el agotamiento de los planes de urbanismo… El mundo empezó a ser transversal, colateral, híbrido, imprevisible. Y una palabra comenzó a ser utilizada con especial incidencia en ámbitos muy diferentes: la serendipia.

La serendipia no aparece en el diccionario de la Real Academia Española. La serendipia, según la Wikipedia, “es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta”. Serendipia, en sentido amplio, es “la casualidad, coincidencia o accidente”. No es el descubrimiento en sí. Es el proceso. O la facilidad para meterse en ellos. La historia está llena de descubrimientos e invenciones nacidas por serendipia. Las notas pósit, el LSD, la viagra o algunas de las ideas de Einstein son fruto de la serendipia.

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Sin embargo, solo ahora se está hablando con insistencia de serendipia. ¿Por qué? En realidad, ‘serendipity’ es un neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754, a raíz de un cuento tradicional persa, Los tres príncipes de Serendip, en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla de Serendip (la actual Ceilán), solucionaban problemas apoyados en el azar. Sin embargo, serendipity nunca fue un término muy usado hasta finales del siglo XX. Pero siempre estuvo ahí. La serendipia, por ejemplo, fue la piedra angular del movimiento situacionista de los años sesenta. La deriva, perderse en la ciudad, construir situaciones al margen de las rutinas. Todo en el situacionismo sabía/olía a serendipia. No es casualidad que en la era de internet, de las conexiones, la serendipia y el neosituacionismo estén llegando de la mano.

El urbanista estadounidense Mark Shepard, uno de los creadores de la aplicación móvil Serendipitor, es uno de los impulsores de este neosituacionismo móvil. La app no ayuda al usuario a encontrar una ruta o un producto para comprar. Incentiva la pérdida, la sorpresa. Nos traslada a la ciudad-novedad, a la urbe irrepetible, a una suma de detalles desconocidos. Serendipitor no es la única aplicación. La Dérive APP, por ejemplo, también incentiva la serendipia urbana.

El reciente Transcoding Situationism, Updating dérives around SI Manifesto, una remezcla colectiva del clásico Manifiesto Situacionista, realizada por Ethel Baraona y César Reyes de DPR-Barcelona, es un claro ejemplo del auge de la serendipia. El texto, que fue escrito en una residencia en el Think Space CFP, es un auténtico pelotazo de serendipia. Con pequeños textos de Marshall McLuhan, Julio Cortázar, Georges Perec o el Comité Invisible, este manifiesto ‘remix’ habla de improvisación colectiva, de colaboración, de relaciones personales.

“¿Qué es la situación? Es la realización de una ciudad mejor, construída por interacciones humanas y no por infraestructuras”. La ciudad como sorpresa. La ciudad como vínculos imprevistos. Un grito recorre el mundo, sí. Y se pega como insistente vaho a todos los espejos. No contrates a un guía profesional en Nepal: consigue uno aficionado que cree casualidades en Sherpandipity. Olvídate de los paseos turísticos prefabricados, confía en las rutas hackers de Login_Madrid para conocer la urbe sin un plan determinado. Pero la serendipia ha irrumpido en otro ámbito hasta ahora sagrado: la innovación empresarial. Mientras Silicon Valley sigue imponiendo sus agresivas condiciones a los emprendedores y apuesta por el clásico modelo de startups e incubadoras, otro modelo está naciendo. Y en este nuevo paradigma innovador la serendipia es el sistema nervioso. No es paisaje. Ni actitud. Impregna todo.

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Imagen de la muestra-taller ‘Serendipia, un laberinto abierto’ de Trànsit Projectes

El espacio de coworking Seats2Meet.com, que nació en la ciudad holandesa de Utrech, es uno de los responsables de este nuevo camino. En realidad, no es un espacio de coworking al uso. No cobra nada por el uso de sus instalaciones. Apenas incentiva la participación, el aprendizaje informal, la flexibilidad, los encuentros fortuitos. Y tienen un sistema —una plataforma web— para incentivar el intercambio de todo el capital social (las capacidades, el talento).

La única condición para frecuentarlo es compartir. Seats2Meet.com incentiva las conexiones, el sentimiento de pertenencia, la libertad. Y su rentabilidad llega por otros caminos: compartir procesos, ofrecer servicios. El investigador Sebastian Olma hace un buen análisis de este proceso de innovación asimétrica en su libro Serendipity Machine: “En el contexto de Seats2Meet.com, la serendipia significa una creciente posibilidad de encuentro que añadirá valor a la actividad emprendedora de una persona”. La innovación como serendipia. La innovación como sorpresa.

Tal vez, uno de los textos que mejor resume esta nueva ansia de serendipia sea La promesa de la desorganización, del sociólogo Antonio Lafuente. “Para innovar hay que desorganizar, desburocratizar, descentralizar o desjerarquizar”, escribe. Al final del texto, el pensador lanza ideas, versos, dardos; globos coloridos, caóticos, imprevisibles, que se pierden en el horizonte, desgobernandos por la brisa de la serendipia: “Situemos el objeto equidistante respecto a las ignorancias de cada uno de los participantes. Creemos un objeto frontera. Cuidemos que nadie se sienta preferentemente ubicado para comprenderlo mejor. Experimentemos la fuerza que mana de esta inestabilidad. Fomentemos la discrepancia sin cuartel. Hagamos explícitas las divergencias conceptuales. Señalemos el flujo inopinado de prejuicios. Luchemos contra el consenso funcional. Confrontemos el sesgo hacia la normalidad (…) Hagamos filosofía de garaje, practiquemos la cultura hacker, despleguemos la imaginación crítica, valoremos el aura de lo colateral, apreciemos el colorido de lo criollo. Hagamos diseño negro como se hace novela negra, o humanidades ficción como haríamos ciencia ficción”.

Este texto apareció en el número de abril de la revista Yorokobu

Convoca!, una plataforma para dinamizar el espacio público

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A partir de ahora, ya es posible hacer check in desde un teléfono móvil en una manifiestación en el espacio público. Utilizando la plataforma Convoca! (convoca.cc) que acaba de lanzar el colectivo Outliers, cualquier usuario puede crear un encuentro en el espacio público. De esta manera, ya sea un concierto de música o una manifestación, cualquier persona que utilice Twitter puede hacer check in en una multitud. Además, Convoca! ofrece la posibilidad de añadir diferentes narraciones multimedia (fotos, vídeos, textos) geolocalizadas. En su blog explican todos los detalles.

Convoca! es una evolución natural de la plataforma Voces25S que Outliers lanzó para mapear la convocatoria Rodea el Congreso del pasado 25 de septiembre. La plataforma asociaba un color a diferentes hashtags de Twitter:  #tranquilo #cargas #fotos #envivo. Y así mapeaba en tiempo real a través de la geolocalización de cada usuario el estado de Rodea el Congreso. Bastaba tuitear con la geolocalización activada y usar los hashtags propuestos. El éxito fue tal, más de un millón de visitas, que Outliers se planteó dar una vuelta de tuerca a la plataforma.

Convoca! es una herramienta que ofrece muchas más posibilidades que Voces25S. Para empezar, da más libertad al usuario, que ya no tiene que restringirse a determinados hashtags. Por un lado, Convoca! empodera al usuario: cualquier puede crear un encuentro y añadir su propia narración. Por otro lado, conecta la inteligencia colectiva en los espacios comunes, ya sea ciudad o campo. Quizá la novedad más interesante sea la resaltada al inicio de este texto: la posibilidad de hacer check in en una multitud. Otras plataformas o aplicaciones móviles priorizan los espacios de consumo. Convoca! permite que cualquier persona haga un check in y comunique su presencia en una multitud. Además, la presencia de cada usuario refuerza el nivel de prominencia del punto en el mapa. Cuantas más personas haya en la multitud más se acercará al concepto de multitud inteligente (smart mob) que acuñó Howard Rheingold.

Envié al colectivo Outliers un cuestionario sobre Convoca! para elaborar este texto. Las respuestas de Oscar Marín Miró (@oscarmarinmiro) son tan interesantes que las reproduzco enteras en formato entrevista.

¿Cómo evolucionó la plataforma #Voces25S que pusisteis en marcha antes del Rodea el Congreso del pasado 25 de septiembre hasta Convoca!?

Voces25S fue un prototipo rápido para averiguar si la idea que teníamos en la cabeza (el cruce semántica-espacio-tiempo) tenía algún sentido práctico en el contexto de Rodea el Congreso del 25 de Septiembre de 2011. Por otro lado, también dudábamos de si el hecho de que la comunicación fuera 100% a través de Twitter pero el mapa fuera una página web externa, iba a ser un impedimento para su uso: no sabíamos si iba a generar confusión al usuario. Debido al gran éxito (cerca de un millón de visitas durante el 25-S), no sólo se confirmó la utilidad, sino que se plantearon nuevos retos por parte de los usuarios: que la plataforma fuera de código abierto; y si se podía abrir el vocabulario usado en la aplicación mediante hashtags libres. Es decir, que la semántica fuera libre y emergente.

Consideramos que Convoca! es la evolución natural. Es una plataforma de código abierto, con semántica (hashtags) libre y optimizada para gran concurrencia y número de usuarios simultáneos. Cualquiera puede desplegar el código (Django+MySQL), abrir una cuenta de Twitter y empezar a funcionar. Si quieres mapear concursos de fotografía geolocalizados, puedes. Si quieres mapear manifestaciones, también. Y si quieres mapear eventos, sean del tipo que sean, también. Sólo tienes que usar una cuenta de Twitter con tu narrativa particular e incentivar el mapeo, via retuits, por ejemplo.

¿Por qué potenciar el espacio público con tecnología social?

Porque pensamos que en el pulso Top-Down vs Bottom-Up de la organización urbana, hay que empezar por el espacio público. Y más importante todavía: son los propios ciudadanos los que tienen que gestionarlo… ¡son sus impuestos!. Mientras la primera aproximación tiene un claro tinte de eficiencia, y por tanto, político-económico, la segunda puede volver a unirnos en un derecho tan básico y tan esencial para la felicidad como es el de volver a valorar las actividades sociales, por un lado, y apartadas de los circuitos económicos, por otro.

Estas conexiones nos vuelven a unir para poder volver a ser una tribu auto-organizada. El elemento cercanía nos permite escapar de una circunstancia muy asociada con la socialización de la red: Tenemos relaciones con perfiles muy parecidos al nuestro, que a lo mejor no hemos visto nunca físicamente, pero es posible que no nos relacionemos ya tanto con nuestros vecinos. El espacio público puede ser el aglutinador de estos dos factores: proximidad y acciones sociales al margen de los circuitos comerciales.

Exacto. Convoca! incentiva el encuentro de personas, sin embargo de forma muy diferente a FourSquare, por ejemplo, donde priman los lugares comerciales para el encuentro. ¿Por qué este giro?

Estamos hartos de ver que las señalizaciones en la mayoría de los mapas, son un ejercicio de monetización de la aplicación a través de la geolocalización de servicios comerciales, por un lado. También se ven muchos mapeos no comerciales, pero que acaban muriendo. ¿Por qué? No lo sabemos, pero intuimos que tiene que ver con que estamos heredando la manera tradicional de utilizar un mapa en las nuevas aplicaciones bottom-up.

Una de las respuestas de Convoca! a esta problemática es la implementación del check-in. No como incentivo al usuario, que también puede serlo, sino a la convocatoria en sí misma, de tal manera que de un vistazo al mapa, sepas dónde están sucediendo cosas con una cierta afluencia, por un lado, y por otro, que estén cerca de ti. Es decir: tu presencia en un evento hace ese evento más relevante.

MediaLab Prado, diez años de innovación

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Imagen: una modificación de la aparecida en Nómada Blog

Para algunos de los grandes gurús de la innovación la palabra del momento es lab. Laboratorio, tal vez, no sea la traducción más apropiada. La definición de la Real Academia de la Lengua de «laboratorio», de hecho, es insuficiente: «Lugar dotado de los medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico». El matiz habría que buscarlo en el nacimiento del Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en 1985: un espacio donde converge la tecnología, el arte multimedia y el diseño. Sin embargo, en los últimos años, el modelo MIT parece estancado y obsoleto. Y están surgiendo otros labs más innovadores y relevantes. Y aquí es donde el MediaLab Prado, que acaba de cumplir diez años e inaugura su nueva sede en la Serrería Belga de Madrid, se ha erigido como la gran referencia mundial de la era de los labs.

¿Qué es exactamente un lab? ¿Un laboratorio tecnológico? ¿Un espacio multidisciplinar abierto a la ciudadanía? Quizá no sea necesario acotar del todo la definición de lab. Tal vez baste con observar el paisaje global y fijarse en algunos detalles locales. Cualquier ciudad que quiera reinventarse y adaptarse a la era de las redes apuesta por un lab urbano como el Laboratorio del Procomún de Rosario, en Argentina. Los centros culturales están mutando hacia un paradigma más abierto más allá de los objetos artísticos, como el Ljudmila Media Lab (Liubliana, Eslovenia). Los espacios de arte digital, como el prestigioso Eyebeam de Nueva York, se reciclan apoyándose en lo colaborativo. En todos los casos anteriores el común denominador, la inspiración y el modelo es el MediaLab Prado del Ayuntamiento de Madrid. Y así ocurre con decenas de instituciones, labs, universidades y centros culturales de todo el mundo. Cualquier ciudad del mundo sueña con tener algo parecido al MediaLab Prado. ¿Pero por qué el ADN de este mediaLab se ha convertido en el objeto de deseo de sectores tan dispares como la innovación tecnológica, la cultura o la participación cívica?

 

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El secreto (a voces) del MediaLab Prado podría estar en una definición de José Luis de Vicente: «es una incubadora de comunidades». De hecho, ambas palabras, «incubadora» y «comunidad» han estado en boga en los círculos del Silicon Valley y las agencias de community managers anglosajonas. Sin embargo, casi nunca han ido de la mano. Y es que la innovación en la Era Red camina, como recogen Juan Freire y Antoni Gutiérrez Rubí en el Manifiesto Crowd, hacia otras direcciones: «Los viveros de empresas (siglo XX) han muerto y han nacido los espacios de innovación colectiva (siglo XXI)». La «incubadora» es insuficiente si no existe una «comunidad». Y por eso un lab – su espacio físico y su capa digital – tienen que ser ante todo una plataforma abierta. Por eso el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio de convivencia, innovación y co-creación colectiva tan importante.

El MediaLab Prado es una plataforma, física y digital. Es en espacio físico abierto a todo el mundo y una laboratorio de ideas conectadas en red. El MediaLab es un laboratorio interdisciplinar para crear e innovar. Y un detalle importantísimo: su fortaleza no reside apenas en la programación propia, cocinada por comisarios y especialistas. Su vigor también está en los grupos de trabajo, encuentros y proyectos cocinados de forma horizontal por las comunidades de ciudadanos que frecuentan la sede del MediaLab Prado o participan en él digitalmente. Cada viernes, por ejemplo, existe un open lab en el que cualquier persona puede colaborar y crear proyectos con cualquier persona. Y aquí está otro detalle crucial: el prototipado, término que viene de la cultura digital y de la programación informativa. La cultura del prototipado no genera productos definitivos y cerrados. Trabaja de forma transparente y colectiva en proyectos abiertos, mejorados en tiempo real por la inteligencia ciudadana. Además, el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio catalizador donde se encuentran la cultura, la tecnología, las redes, la ciencia, la educación y la innovación.

Sin duda, las líneas de trabajo oficiales del MediaLab Prado son ejes reconocidos, necesarios y relevantes. Su Interactivos? (laboratorio sobre aplicaciones creativas y educativas de la tecnología), su Visualizar (visualizaciones de datos y ciudadanía) o su Laboratorio del Procomún (investigación transversal alrededor del commons) son clarísimas referencias internacionales. Sin embargo, no menos influyentes son los grupos de trabajo auto gestionados Funcionamientos: Diseños abiertos y remezcla social o Género y Tecnología, por citar algunos. El MediaLab Prado es más que un centro cultural, mucho más que un edificio lleno de obras de arte o infraestructuras tecnológicas. Es un conector, un hub, una plataforma que activa la inteligencia colectiva que está transformando la industria, la economía, la tecnología, la educación y el arte en todo el planeta.

8650721371_42c27faed5Imagen: La serrería Belga. Licencia: Creative Commons Share Alike

¿Cuáles son los desafíos del MediaLab Prado en esta nueva época? Sin duda, muchos. Uno importante es canalizar la innovación empresarial y navegar en los nuevos paradigmas económicos. En un momento en el que el mismísimo The Economist le dedica una portada a la sharing economy (economía compartida), el MediaLab Prado está muy bien situado. Y puede convertirse, si sigue su ya reconocida senda, en un gran catalizador de la inteligencia ciudadana, las redes, la cultura abierta y la innovación que necesita Europa. De hecho, la conexión de personas en MediaLab Prado de estos años ha dado pie a proyectos y start ups ciudadanas como MLP, Play the Magic, Open Materials, Hackteria, Lummo, Muimota, Máster DIWO, Ultralab o Data Citizen Driven City, entre muchos otros. Algunos nuevos grupos de trabajo como el IoT Madrid (Internet de las Cosas) o proyectos en exhibición como Impresoras 3D: Makerbot y Reprap son toda una apuesta de futuro.

Sin embargo, en un momento en el que la mayoría de la población del planeta se concentra en ciudades, el gran desafío del MediaLab Prado es la innovación urbana. No es casualidad que algunos de los labs influyentes en el mundo estén apostando sus cartas a la innovación urbana, como  el CityLab de Cornellà en Barcelona o el BMW Guggenheimlab de Nueva York. Por eso, es vital que el MediaLab esté situado en el corazón histórico de Madrid. Su vocación urbana es patente en grupos de trabajo como Ciudad y procomún, la nueva estación de Ciencia Ciudadana o proyectos como Hacer barrio o Quality Eggs. 

La historia del barrio de las Letras donde se ubica el MediaLab Prado nos brinda otra clave interesante. Las instituciones científicas fueron las responsables del primer ensanche de Madrid y la expansión del barrio de las Letras. En el siglo XVIII, en apenas tres décadas la ciudad vio cómo se levantaban el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico, la Academia de Ciencias (hoy Museo del Prado), el Hospital General hoy Museo Reina Sofía) y el Gabinete de Máquinas (destruido, pero cerca del antiguo Museo del Ejército). El nuevo emplazamiento del MediaLab Prado, la Serreria belga, es otra metáfora: la era industrial que abandonó los entornos urbanos.

Por todo ello, convertir un espacio industrial abandonado en un lab de innovación ciudadana justo donde empezaron a dialogar las letras y las ciencias es una metáfora verdaderamente prometedora.

Think Cities, innovación educativa en territorios híbridos

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Tras la exitosa experiencia de la plataforma Think Commons, una sesión de videochat sobre cultura colaborativa y procomún desarrollado por el arquitecto y urbanista Domenico Di Siena, nace Think Cities, un proyecto de investigación y educación dedicado a la Innovación Urbana y la Gestión del Territorio. En él coinciden los conceptos de espacios híbridos (analógico+ digital), educación expandida (más allá de las metodologías y lugares clásicos de aprendizaje) y glocalismo (local + global). La sesión de presentación se llevará a cabo hoy a las 18h (GMT +2) en la plataforma Think Commons.

Think Cities propone un proceso innovador mejor conocido por el término anglosajón blended learning, que consiste en recrear un entorno de aprendizaje híbrido, mezclando sesiones on-line y sesiones presenciales. Think Cities es un curso online gratuito y abierto. Las sesiones serán semanales: todos los lunes a las 18h (GMT +2) con una duración de 1h30.

El interés de este formato y la utilidad de una plataforma como ésta, se debe a su capacidad de generar un contexto aumentado e internacional donde encontrar y relacionarse entre profesionales, investigadores y estudiantes interesados o implicados en la gestión urbana en España y Latinoamérica. Las Universidades más adelantadas están poniendo en marcha los denominados Masssive Open Online Course (MOOC), cursos online gratuitos a los que pueden apuntarse una gran número de personas desde cualquier parte del mundo.

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Sin embargo el proyecto que propone Di Siena, va más lejos, ya que apuesta por un proceso totalmente glocal basado en intercambios de conocimiento, en un equilibrio entre procesos digitales y presenciales y, sobre todo, entre una dimensión global del conocimiento y realidades locales. Otro elemento que hace de Think Cities un proyecto de educación expandida diferente e innovador, es su relación con las universidades. Cualquier universidad, tanto española o iberoamericana puede participar en las sesiones abiertas, desde las aulas de cualquier clase de grados, master o doctorados. La gran apuesta de este proyecto, por tanto, es generar lazos y sinergias entre diferentes realidades y contextos.

Hay tres formas básicas para participar:

1) Videochat utilizando la tecnología de multi-conferencias de Google+

2) Streaming + Chat en la plataforma Think Commons.

3) Twitter con mensajes utilizando la palabra clave #thinkcities.

Todas las sesiones serán consultables en diferido, en la web del proyecto thinkcities.org.

Creditos: Imágenes de Jonathan Reyes (@ciudad_basura

Cuatros años de Wallpeople

Wallpeople- Homenaje al ECCE-HOMO

Wall People Barcelona

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Imágenes (de arriba a abajo). Homenaje al Ecce Homo, Wall People Barcelona, Wall People Berlín, Wall People Buenos Aires. 

De las redes a la calle. Del Do it your self (DIY) al Do it with others (DIWO). Del espacio público como lugar de paso al espacio vivo construido por redes de personas. Del arte como producto de mercado o pieza de museo a la creación compartida al aire libre. Wall People, proyecto que hoy cumple exactamente cuatro años, intuyó como pocas iniciativas las contradicciones y desafíos de la nueva era. No es casualidad que su filosofía se haya expandido como la espuma por todo el mundo: «Wallpeople «defiende la creatividad libre y se sirve de Internet y de sus herramientas digitales para proponer experiencias en la vida real». Y se limita a lanzar una convocatoria. Un día D. Un eje temático. Cualquier persona puede apropiarse de la convocatoria. Hacerla suya. En la última, Express Yourself, participaron treinta ciudades de todo el mundo.

¿Cuál es su secreto? ¿Por qué ha funcionado esta idea tan sencilla? En la definición que Wallpeople hace de sí mismo están algunas claves: «Sus acciones tienen como objetivo la creación de obras callejeras irrepetibles gracias a las aportaciones de todos los participantes. Una de las razones de ser de Wallpeople es devolver el arte a las calles y reivindicar el espacio público como medio de expresión y de interacción ciudadana».

En mi opinión, Wallpeople ha funcionado por motivos muy sencillos. 1) Por la sencillez de su ejecución. 2) Por gritar lúdicamente ese ‘toma la calle’. 3) Por incentivar la creatividad al margen de los paradigmas del mercado. 4) Por que es fácilmente replicable, reapropiable. 5) Porque incentiva la convivencia humana, las redes de afectos. 6) Porque crea un puente intuitivo entre las redes digitales y los territorios.

Podría enumerar muchos más. No creo que haga falta. Que cada uno encuentre los suyos. Acá os dejo con una galería completa de Wallpeople del año 2012. ¡Felicidades Wall People!

Diseñando espacios híbridos abiertos

La realidad física no existe. El mundo virtual tampoco. Ahora una frase-explicación: apenas existen los espacios híbridos, la mezcla de lo off y on, de lo digital y lo analógico. En esta nueva realidad híbrida las dinámicas del mundo digital contagian las inercias de los territorios físicos. Y el mundo físico es una pieza vital para la construcción de entornos digitales. La fusión de ambos construye un nuevo espacio, una cuarta dimensión que habían intuído Michel Foucault con su heterotopía o Edward W Soja con su tercer espacio. Las redes digitales – que algunos llaman redes sociales – se enredan con las comunidades del mundo físico. Y ambas se retroalimentan. Las interacciones digitales, los contenidos compartidos y/o geolocalizados, los streamings, transforman el espacio físico en un nuevo territorio emergente.

La imagen que abre esta entrada pertenece al proyecto Dream Hammar, del estudio Ecosistema Urbano. Fue llevado a cabo en la ciudad de Hamar, en Noruega. Y es, en mi opinión, un caso ejemplar de estrategia de creación de espacios híbrido. Como refleja el gráfico, la construcción de la plaza se basó en el diálogo y la co-creación en plataformas digitales y en el territorio. El laboratorio digital dialoga con el laboratorio físico; las acciones urbanas van de la mano de un contenido académico digital creado para la ocasión. Dream Hamar es una realidad híbrida. Construyó comunidad. Trabajó en red.

¿Existen algunas reglas para construir espacios híbridos? No creo que existan principios definitivos ni reglas absolutas. Sí algunas claves que hay que entender. He decidido remezclar tres textos que considero brillantes al respecto. Sirven tanto para diseñar una web como para construir una plaza. Algunos puntos son aportaciones mías. El primer texto es Principios de Diseño del Gobierno británico. El segundo, el Urban Versioning System 1.0.1 (UVS) del escritor Matthew Fuller y el urbanista / diseñador Usman Haque. El tercero, 12 principios para una arquitectura de la participación, de Rahul Srivastava y Matías Echenove, del estudio Airoots.

Aviso para censores: este texto es una creación mía. Es una remezcla, no «una copia». Por si alguien no lo ha entendido, dos matices. El texto de Airoots es, de hecho, una remezcla de La catedral y el bazar, de Eric S. Raymong. Y el Urban Versioning System 1.0.1 (UVS) es también una remezcla de las libertades del software libre de Richard Stallman. Remezclar o morir, como ya dice el refrán. La mayoría de los puntos están relacionados entre sí.

1. Empieza con necesidades (necesidades de los usuarios no del Gobierno). El proceso de diseño debe empezar identificando y pensando las necesidades de los usuarios. Es fundamental encontrar mecanismos inclusivos. Por otro lado, encontrar una forma eficiente para conseguir un objetivo común es más importante que el proprio objetivo.

2. Haz las cosas abiertas. Debemos compartir lo que tenemos tan pronto como sea posible. Con colegas, con usuarios, con el mundo. Comparte el código, comparte diseños, comparte ideas, comparte intenciones, comparte los fallos. Cuantos más ojos estén puestos en algo, mejor será. La apertura del código es necesaria para una verdadera participación activa de la comunidad.

3. Comunica. Comunica siempre, comunica en tiempo real. Cualquiera tiene que tener acceso a las últimas informaciones. Escucha lo que la comunidad dice e incorpóralo de forma que pueda ser modificado/ajustado a lo largo del camino.

4. Crea procesos. Olvídate de los productos e incluso de los servicios. Esfuérzate apenas en construir las condiciones favorables para que surja un proceso compartido, abierto y creativo. Transformar un objeto – web o plaza – en un proceso requiere un cambio absoluto de actitud. El contenido del plan correrá a cargo de la red y/o comunidad. Céntrate en asegurar una infraestructura/arquitectura que incite la participación y en transmitir una actitud que garantice el proceso abierto.

5. Construye más que diseña. Deja de mitificar el  diseño y el planeamiento. Apuesta por la construcción inmediata y colectiva. Vivimos en la época del prototipado, del manos a la obra, del trabajo colectivo, de las versiones en beta (no definitivas). Estamos entrando la era de los makers: necesitamos hacedores y no tantos pensadores. Apenas avanzaremos remezclando el learning by doing (aprende haciendo) desde lo colectivo.

6. Comparte. No te sientas propietario del plan. O mejor; deja que otros se sientan también propietarios del plan. El objetivo es tener las mejores soluciones para todos, no soluciones individuales.

7. Remezcla. No necesitas inventar la rueda otra vez. Averigua qué está funcionando en otro lugar y adáptalo a las necesidades locales y al presente. Que el copyleft guíe tus pasos. Si alguien está haciendo lo mismo, no repitas trabajos, incorpóralo a tu red. Copia, remezcla, para  incentivar la comunidad.

8. Construye vínculos. Entiende el vínculo no sólo como algo físico que mantiene varias cosas conectadas. El vínculo es más conceptual que material: es el lugar donde las fuerzas median y se enfrentas. El vínculo es donde las partes se unen, se esparcen y donde se transforman las tensiones. Las interfaces, los protocolos, las pantallas digitales son vínculos. Los vínculos son puntos de entrada para apoyar, contrastar o incluso para oponer sistemas.

9. Hazlo simple. Entiende de lleno la frase mítica del publicista Leo Burnett: ‘make it simple’. Hacer que algo parezca simple es fácil: hacer que algo sea simple de usar es más difícil, especialmente cuando los sistemas de base son complejos. La simplicidad hace algo accesible. Por eso, debes construir cosas/espacios lo más inclusivas y legibles posibles.

10. Crea un protocolo abierto. La llegada de la era 2.0 jubiló los portales de información centralizada y vertical. Entonces, crear plataformas, más horizontales y participativas pasó a ser el objetivo a conseguir. Construir plataformas, sigue siendo una buena idea. Pero en la era del procomún y de las nuevas conexiones P2P entre personas, colectivos, empresas, gobiernos, el objetivo es crear un protocolo replicable, abierto y libre. En informática,  un protocolo es una convención que posibilita una conexión, comunicación, transferencia de datos entre dos sistemas. Un protocolo es la regla que gobierna la sintáxis, semántica y sincronización de la comunicación. Una web/plaza tendrá éxito en la medida en que su conjunto de herramientas, metodología, infraestructura y contenido sean fácilmente replicables. El How to occupy de la plataforma Take the square  se convirtió en un protocolo abierto, compartido, remezclado y multiplicado de gran éxito.

11. Sé flexible. No impongas una forma y un proceso. Mejor: adapta tu diseño a las diferentes realidades. Que el responsive Web Design, que usa estructuras e imágenes fluidas para adaptar el sitio web al entorno del usuario y diferentes plataformas, te inspire. Y no sólo en entornos digitales. Entrégate al combinado adaptatativo de espacios abiertos, arquitecturas flexibles y materiales maleables.

 

Un año de código abierto

Copyleft y procomún, redes y territorio, espacio público y tecnología móvil, Creative Commons y movimientos sociales, datos abiertos y hacktivismo, cultura libre y urbanismo, inteligencia colectiva y 15M. Hace un año que nació este blog. La entrada Código Abierto para una nueva era, del 2 de diciembre de 2011, inauguraba Código Abierto y congelaba bastante mi blog personal Desde Alfa Centauro. Y desde entonces he visto un interés creciente por todos estos asuntos que los medios masivos suelen ignorar. España – su sociedad, no sus políticos – es un país líder en la cultura digital, cultura libre, copyleft y mundo hacker. Ha estado en lo más alto de todos los rankings de obras licenciadas con Creative Commons, por delante de  Estados Unidos. Sigue en la segunda posición según el índice de CC Monitor. Pero su gobierno no sólo lo ignora, sino que persigue y desprecia estas prácticas. Y muchas de sus instituciones (cada vez menos) y sus grandes empresas dejan de lado la espectacular innovación social que está surgiendo en España desde los paradigmas abiertos.

Por eso me sigue pareciendo importantísimo dar visibilidad al mundo abierto, al copyleft, al mundo del código abierto que está fraguando un nuevo mundo, una nueva era. Las etiquetas del blog Código Abierto más frecuentes – viendo la nube de etiquetas de este blog – han sido 15M,  Ciudad, Copyleft, cultura libreInternetP2P y redes. ¿Y sobre los post más visitados? Han sido 169 entradas. Una media de una entrada cada 2,15 días. Todavía estoy investigando sobre qué es lo que más interesa a los lectores del blog. A bote pronto, desconfío de lo cuantitativo.Un post muy visitado, para mí, no es sinónimo ni de calidad ni de ser referencia. A veces, ocurre, eso sí. Además, cada vez es más difícil basarse en estadísticas. Hay post con muchísimos ReTuits y pocos comentarios. Algunos con muchos comentarios y poquísimos Retweets o ‘Me gusta de Facebook’. Si no hay ni comentarios ni ReTuits, sin duda, muy mala señal. Aunque a veces ocurre y el número de visitas del post es elevado.

El copyleft – la licencia de 20 Minutos – abre sorprendentes nuevos caminos: sites y medios que citan o republican el contenido original. Todo ello se traduce en un nuevo ecosistema de influencia, reputación y meritocracia de muy difícil medición. Por ejemplo, el diario Boliviano La Razón publico mi texto Cómo acabar de una vez con la cultura (remix) citando tanto a 20 Minutos como al blog, tal como exige la licencia Creative Commons. Fue la primera publicación con Creative Commons de un medio tradicional en Bolivia y muy probablemente de América Latina (que alguien me corrija). Un año después de empezar este blog puedo decir que mi reputación ha subido – no sólo por este blog, lógico – y que la mayoría de personas, colectivos u eventos relevantes de la cultura libre y código abierto de España y América Latina conoce este blog. La reputación de 20 Minutos, por consecuencia, también se ve reforzada.

He hecho una selección de las entradas que me parecen que representan mejor la esencia de Código Abierto. Evidentemente, hay una parte emocional, claramente subjetiva. Tal vez no estés de acuerdo. Me encantará saber tu opinión. Prestaré mucha atención a los comentarios y al diálogo que surja en Twitter en el hashgtag #CódigoAbiertoBlog. He decidido, también, abrir un TitanPad con todos los post que surjan a partir de ahora, para que los lectores puedan reescribirlos si lo consideran oportunos. En breve, más información al respecto.

1. Comienza la guerra creativa. Un texto en el que incitava a la comunidad a escribir textos legitimando las nuevas prácticas de la cultura libre y en red. Ante la neolengua del poder, guerra narrativa distribuida. Una sorpresa: esta entrada fue publicada en formato minilibro en la biblioteca colaborativa Bookcamping.cc. Se incluyó, por ejemlo, en la lista de libros llamada #12M15M por si te lo estás pensando…

2. España, líder en creatividad colectiva. Un texto para explicar  la popularidad de las licencias Creative Commons en España. Si unimos la fuerza del concepto y uso del copyleft, de la remezcla, del dominio público (muy usado por jóvenes creadores) y de la creación colectiva, se confirma el vital papel que los ciudadanos residentes en España cumplen en la cultura digital y la cultura libre.

3. Cómo acabar de una vez por todas con la cultura (remix). Escribir este repaso a los nuevos paradigmas de la cultura en la era digital no sólo me produjo bienestar emocional, sino que tuvo bastante repercusión en redes sociales. Muchas personas relevantes – incluso gestores culturales clásicos – me escribieron agradeciendo el esfuerzo por explicar esta nueva realidad.

4. (Re) Habitando en el vacío, enREDando el espacio. Uno de mis textos favoritos de este blog. Inspirado en una presentación de Francesco Cingolami (recomendable su blog Immaginoteca), escribí sobre espacios híbridos, sobre cómo se conectan las dinámicas digitales con los territorios, uno de mis máximos intereses.

5. Planeta corta pega. Una entrada en la que desmitifico la imagen del creador como ser casi divino. La remezcla, la inspiración en obras de otros creadores, fue siempre la tónica desde la época de Homero. Este texto legitima el copyleft y la remezcla como esencia de la nueva era.

6. Tuits claves para entender el #25S. La etiqueta 15M es una de las más frecuentes en este blog. Me he esforzado bastante en traducir algunas de las cuestiones y acciones del 15M a un público más amplio. También en informar sobre algunas cosas que pasan desapercibidas para los grandes medios. Creo que el entorno 15M lee con respeto lo que se publica en Código Abierto y por eso me seguiré esforzando en publicar cosas de interés que surjan en el entorno del movimiento. Esta cobertura de tuits del #25 (RodeaelCongreso) tuvo bastante repercusión. Por un lado, en visitas. Los periodistas somos necesarios, somos un filtro. Dar relevancia a un tuit y no a otro es una labor periodística. Por otro lado, mucha gente me comenta que casi nadie en los medios innova en forma. Insertar tuits y hacer cobertura de flujos es una forma sencilla de hacerlo.

7. Un manifiesto posperiodístico. Sin lugar a dudas, una de las entradas más populares. No sólo por número de visitas, Retuits o ‘Me gusta’ en Facebook. Este ‘manifiesto posperiodístico’, una provocación para la vieja guardia, circuló como la pólvora. Tanto, que fue traducido a varias lenguas, reproducido en decenas de sites, medios. Muy mencionado por periodistas, consultores de medios, universidades de comunicación, asociaciones de prensa. Una prueba que la reputación no se basa apenas en datos cuantitativos.

8. Aplicaciones móviles para perderse (sin consumir). Cansado de las aplicaciones móviles basadas en el mercado, en el consumo, en cercos cerrados que te dejan preso en un marco, decidí compartir algunas aplicaciones que buscan la serendipia y la libre circulación por el mundo. El situacionismo, el espíritu de Guy Debord, la psicogeografía, está contagiando a las aplicaciones móviles. Me parece fundamental reivincidar la libertad, la serendipia y la deriva como mecanismo de descubrimiento del mundo.

9. El macarrismo ilustrado de Mr. Wert. Otro de los post más leídos. Todo lo que tenga que ver con cultura libre y especialmente contra la Ley Sinde Wert tiene una espectacular repercusión en este blog.

10. Ciudadanos P2P contra la crisis. Esta entrada presenta algunas de las experiencias, proyectos y plataformas del entorno 15M para luchar contra la crisis. Mientras los medios y los políticos del mundo apenas hablan de la crisis, los ciudadanos resuelven sus problemas entre ellos, peer-to-peer, cara a cara.

11. América invertida, américa libre. Participé – vía streaming- en el festival #CómeteLaCultura, organizado por la Asamblea Austrias del 15M de Madrid. Presenté algunos proyectos iniciativas de América Latina donde la cultura libre o la colaboración tienen protagonismo. El texto se convirtió en un vínculo entre 15M y colectivos y personas del otro lado del charco.

12. Se buscan ciudadanos inteligentes (en el espacio público). Un texto muy mencionado por colectivos de arquitectura, urbanismo, diseño y tecnología.  El texto es un grito contra el concepto de smart city de datos verticales y cerrados. Creo muchísimo más en los datos distribuidos y abiertos recopilados en red por la ciudadanía gracias a hardware abierto como Arduino, por ejemplo.

13. Cultura de red. En este texto intenté – no sé si con éxito – ampliar los conceptos de cultura digital y cultura libre. Creo que las redes, esta nueva era de conexiones, están facilitando una nueva cultura: la cultura de red. La cultura de red va más allá de las herramientas digitales, de la cultura digital. La cultura de red, una definición totalmente en beta, incluye lo analógico y digital. Fue un post bastante mencionado y replicado.

14. «Los hackers son los nuevos científicos de una nueva ilustración». Esta entrevista que hice a Antonio LaFuente, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales(CSIC), tuvo un impacto brutal. Realmente, conozco pocas personas tan brillantes como Antonio LaFuente.

15. Queremos #ChalecoParaTuiteros. La represión policial imperante en España y en Madrid concretamente después de la marcha laica de agosto de 2011 me preocupa muchísimo, como a una gran mayoría de personas que creen en los derechos humanos. Pero la maniobra del Gobierno para distribuir chalecos entre los periodistas, como si España fuese un territorio en guerra, me pareció patética. Aquí un corta&pega, dedicado a Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, responsable por la violación constante de derechos humanos en la región: «Incentivar el uso de chalecos para periodistas es una estrategia tosca. Cifuentes quiere convertir Madrid en Bagdag. Quiere transformar las plazas públicas en un territorio en guerra. Distribuir #chalecosparaperiodistas no es un guiño a la prensa. Es un clave para que la policía reprima su porra fácil frente a los achalecados. Es un guiño para que la policía apenas atice a ciudadanos No Periodistas». Pedía #ChalecoParaTuiteros para cuestionar la maniobra.

Por favor, recomienda otros post de Código Abierto en el hashgtag de Twitter #CódigoAbiertoBlog

Urbank.it, una plataforma de crowd funding para espacios urbanos

Agora Movil – Ciudad Emergente / Fundraising Urbankit from Ciudad Emergente on Vimeo.

Marchando una historia redonda de código abierto. Una plataforma de crowd funding (la brasileña catarse.me) abre su código. Un grupo de personas de otro país, Chile para ser más exactos, decide aprovechar el trabajo de programación del equipo de Catarse. Después de entrar en contacto con ellos, de retocar algunas parte del código informático y de encajar su identidad visual, lanzan otra plataforma: urbank.it . La plataforma comparte código, funcionamiento y esencia filosófica: incentivar la financiación colectiva. Los proyectos de Catarse, que presume de ser la primera plataforma de crowd funding de código abierto, son muy variopintos, aunque priman los culturales. Urbank.it se ha centrado en proyectos para mejorar colectivamente entornos urbanos. Y ahí está la explosión: la posibilidad de reusar el código y adaptarlo a diferentes necesidades.

El vídeo que encabeza esta entrada pertenece al proyecto Ágora Móvil, que busca financiación dentro de Urbank.it. Ágora Móvil es un escenario itinerante que se instalará afuera de la Estación Mapocho de Santiago de Chile en la próxima Bienal de Arquitectura 2012 que arranca el próximo 8 de diciembre. El Ágora Móvil, una iniciativa del colectivo Ciudad Emergente, es «un espacio para debatir, informar y conectar a la ciudadanía con tomadores de decisión». Pretende, entre otras cosas, dar «a conocer casos de éxito acerca de ciudadanos organizados que están mejorando sus barrios con acciones creativas, sustentables e inclusivas».

Me encanta la iniciativa y su eslogan, Transforma barrios en superbarrios. Su frase de presentación también me parece acertada:  «Vale la pena Financia + activa proyectos de una calle / manzana / ciudad y forma parte de una micro-revolución urbana. Muévete por transformar barrios en lugares inspiradores». ¿Tiene futuro el crowd funding en el espacio urbano? ¿Es compatible o incompatible con la labor de las instituciones? En este blog, en el post ¿Crowd funding para ciudades?, ya meditábamos sobre ello. Existe una crítica legítima, sí. En el texto Contra el urbanismo kickstarter hay argumentos de sobra contra procesos de crowd funding que tienden a ser espectáculo, demasiado grandes y poco participativos. Sin embargo, creo que el potencial de las multitudes conectadas en el espacio urbano es grandísimo. Ya existen otros proyectos parecidos a Urbank.it, como SpaceHive. Y sin lugar a dudas, que es un camino que empezará a estar transitado. ¿Para cuándo un proyecto similar en España, un país donde el urbanismo P2P, participativo, de código abierto, está explotando en centenares de proyectos?

 

Las ciudades invisibles

Invisible Cities from Christian Marc Schmidt on Vimeo.

La ciudad como un conjunto de memorias. La ciudad como una nueva geografía, como un paisaje urbano construído con narrativas. La ciudad como una secuencia de eventos en el espacio y tiempo. La ciudad como una arquitectura de redes sociales. El proyecto Invisible cities, del diseñador y artista Christian Marc Schmidt, pone los datos ciudadanos de Nueva York al servicio de un objetivo poético: visualizar la memoria colectiva de una ciudad. No es casualidad que el vídeo de presentación arranque con una frase del libro Las ciudades invisibles, de Italo Calvino, que pone nombre al proyecto: «La ciudad, sin embargo, no muestra su pasado, pero lo contiene como las líneas de la mano, escrito en las esquinas de sus calles…».

Invisible cities, según su propio site, muestra datos «extraídos de servicios online, como mensajes de Twitter y fotos de Flickr». Los puntos con información están conectados en orden cronológico y conforman una especie de montañas de datos que deforman la geografía real de la urbe. La aplicación fue creada en Processing (un lenguaje de programación de código abierto) y usa la API abierta de Google maps. Los datos componen una visualización dinámica e interactiva que recrea Nueva York desde la subjetividad de sus habitantes. «El resultado es un espacio inmersivo que el usuario puede explorar, creando paralelos inmediatos que pueden responder o contradecir la arquitectura física de la ciudad», escribe el propio Christian Marc Schmidt en el muy recomendable texto Cities: Representing Social Networks in an Urban Context.

Invisible cities toca un asunto que me interesa muchísimo, bastante presente en este blog: la arquitectura de las redes vinculadas a un territorio. En Pastiche, su trabajo anterior, Christian Marc Schmidt ya abordaba la relación entre el entorno físico y las ideas  geolocalizadas que circulan en la red. Como en el proyecto A more perfect union, de Luke Dubois, las urbes pasan a ser una suma de memorias, de contenido compartido. Como en la instalación artística Bit.fall, del alemán Julius Popp, los mensajes más repetidos en Internet se convierten en parte del paisaje de la urbe. Como en el proyecto Stweet , los mensajes subjetivos de ciudadanos, vinculados a un mapa con imágenes, conforman una nueva piel informativa de la ciudad. Como en los mapas dinámicos de #Voces25S, basados en tweets geolocalizados de usuarios, la información coagula en un nuevo paisaje tecnopolítico.

Para concluir, corto&pego un párrafo de este mismo blog, en el que especulaba sobre las posibilidades del cruce entre web semántica e información creada por usuarios:  «Un Trendsmap sobre las etiquetas de Twitter más usadas dice más de un país que la portada de sus periódicos. De aquí a poco, habrá tecnología para saber en tiempo real la cara semántica de una calle. O el mapa de emociones de cada edificio».