De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Diez años de Creative Commons

La cultura libre está de enhorabuena. Las licencias Creative Commons acaban de cumplir diez años. Desde el pasado día 7 hasta mañana (día elegido para el aniversario), el mundo está conmemorando con múltiples actos, campañas, eventos y encuentros esta primera década de Creative Commons, las licencias que crearon una alternativa más visible al estricto ‘todos los derechos reservados’ del copyright.  La información oficial del cumpleaños está recopilada en la web 10.creativecommons.org. En Europa se ha lanzado una mixtape con música libre remezclada. En México, Wikimedia ha lanzado un editatón (un maratón de edición) para mejorar artículos de la Wikipedia relacionados con Creative Commons. Y el etcétera de conmemoraciones es larguísimo.

El mundo que lucha contra el copyright está de fiesta. Y están corriendo ríos de tinta. Curiosamente, algunas personas del mundo libre han escrito artículos tan críticos como este Diez años de Creative Commons: ¿algo que celebrar? (David García Aristegui) en LaMarea.com. El texto crítica cómo el mercado saca tajada de estas licencias a costa de de los creadores y de instaurar una nueva era del «todo gratis». Sin embargo, medios más conservadores como El Confidencial empiezan a elogiar unos tipos de licencias que hasta hace muy poco eran invisibles, porque son una alternativa de mercado. ¿Qué está pasando? ¿Creative Commons salvará a los creadores del copyright talibán o será su perdición? ¿En qué quedamos?

Los lectores habituales de este blog saben perfectamente qué es Creative Commons. Pero probablemente haya alguno que no haya escuchado hablar de este tipo de licencias. Por eso, voy a intentar argumentar de una manera sencilla por qué creo que las licencias Creative Commons han beneficiado a la humanidad. Intentaré que lo entienda el más analógico de los lectores. Claro que hay críticas a Creative Commons. El mercado puede aprovecharse de ellas para bajar el coste de producción o el valor de ciertas obras. Están basadas en el copyright, como el copyleft (pero es una forma de hackearlo). El copyleft es una licencia (y movimiento) más amplio: apenas 3 de las 6 licencias Creative Commons (España) son copyleft. Prevalece el reconocimiento de la autoría individual frente al carácter colectivo de la obra del dominio público. Otro tipo de licencias, como el copy far left (así sería la más abierta de Creative Commons, que permite la explotación comercial de la obra ajena), reivindican la posesión de los medios de producción por parte del creador.

Sin embargo, me parece que el beneficio de la existencia de Creative Commons ha sido muy grande. Las licencias Creative Commons son buenas para la humanidad. Han cambiado muchas cosas. Han abierto una puerta.  Son buenas para la humanidad porque…

Porque crearon una alternativa de mercado. Cuando Lawrence Lessig, Hal Abelson y Eric Eldred, entre otros, lanzaron las licencias Creative Commons existían pocas opciones al «todos los derechos reservados» del copyright. Apenas, el dominio público, que libera todos los derechos de una obra. Existía el copyleft, basado en las cuatro libertades del software libre de Richard Stallman. Aplicar las libertades del software libre a una obra cultural permite a cualquier usuario usarla, modificarla, distribuirla y mejorarla haciendo públicos los cambios. Sin embargo, no había un camino intermedio que permitiese al creador escoger el grado de libertad de su obra. Con Creative Commons, el autor puede elegir el «algunos derechos reservados» y regalar la obra a particulares y cobrar si existe un uso comercial por un tercero. Puede liberar totalmente la obra hasta el «ningún derecho reservado». O puede cerrarla hasta el «todos los derechos reservados».

Porque incentivan la transparencia. La mayoría de licencias Creative Commons permiten la libre copia del contenido. El hecho de que el contenido pueda ser copiado y divulgado fuerza la transparencia. Interesante: algunos Gobiernos o instituciones están usando licencias abiertas. La Casa Blanca, el Parlamento de Italia, el Parlamento de Australia, el portal de Datos Abiertos de Brasil o el Institut D’Estadística Catalunya usan licencias Creative Commons. La lista es gigante y crece cada día.

Porque crean una nueva ética de la atribución. La ética hacker de la que hablaba Pekka Himanen en su ya mítico libro (descárgatelo aquí) es diferente. Está basada, entre otras cosas, en lo colectivo, en la atribución, en lo compartido, en la colaboración. Usar licencias abiertas, abrir el código de una obra, querer que circule al margen del valor de mercado, abre una puerta inédita en el mundo del copyright. Llevo muchos años publicando textos con licencias abiertas. Y nunca me he encontrado a nadie ‘robándome el trabajo’. Citan la fuente, respetan mi trabajo. Las licencias Creative Commons obligan la atribución (reconocimiento de la fuente).

Porque  incentivan la divulgación del conocimiento. La cultura es más que mercado. El conocimiento, el acceso al mismo, debería estar por encima del valor de mercado. Las licencias Creative Commons están incentivando la circulación del conocimiento. La lista de universidades y centros de educación que están disponibilizando recursos con Creative Commons no para de crecer. El Harvard Open Access Project  de la universidad de Harvard es un buen ejemplo. Mientras el Gobierno de España intenta convertir la Universidad pública en un rincón para ricos subiendo tasas, la universidad de las élites del mundo es gratis. Y en parte gracias a las licencias abiertas.

Porque son buenas para el periodismo.  El texto Diez años de Creative Commons: ¿algo que celebrar?  de David García Aristegui afirma que las licencias Creative Commons son malas para el periodismo. No puedo estar más en desacuerdo. Son buenas. Muy buenas. El caso de 20 Minutos, pionero en el uso de Creative Commons, es un buen ejemplo de reputación ganada, de atribución cruzada y de transparencia. Todas las publicaciones del grupo Nature usan Creative Commons. También lo hacen Al Jazeera, ProPública o el site de crowd funding periodístico Spot.us. En fotografía existen muchos casos de éxito, como el del fotógrafo Jonathan Worth, que gracias a Creative Commons consiguió llegar al mercado. El hecho de que Flickr permita ya subir una foto y usar licencia Creative Commons está causando una pequeña revolución en el mundo del fotoperiodismo. Y yo creo que es muy buena. El caso del Fotomovimiento.org (del movimiento 15M español) o de Fora do Eixo en Brasil (que ya han conseguido portadas en Folha de São Paulo), es un buen ejemplo.

Porque legitiman la remezcla. Algunos tipos de licencias Creative Common son copyleft y permiten las obras derivadas. Modificar la obra no sólo es legítimo, sino que puede enriquecer la misma. En la música, han nacido comunidades de obras libres como Jamendo, donde cualquier pueda remezclar. En la literatura han surgido proyectos como Remix my lit, que incentivan la remezcla de textos. Algunos escritores, como el popular Cory Doctorow, usan licencias Creative Commons. Yo habilité una sala de remezclas para mi obra #24H que con copyright habría sido imposible. Del Ramayana a Picasso, del mester de juglaría a proyecto 15M.cc, la remezcla es un bien inconmensurable para la humanidad.

Porque construyen sociedad, valores compartidos, solidaridad. El caso de España es bastante peculiar. La sociedad española es una de las que más está empujando el carro de la cultura libre, el copyleft, la remezcla, lo abierto, lo compartido. De hecho, hasta el año 2011 España figuraba en lo más alto de todos los rankings en cuanto a obras licenciadas con Creative Commons. En CC Monitor (que no está actualizado), España aparece en segundo lugar, casi igualado con Estados Unidos en número de obras. Aunque no existe un registro exhaustivo al respecto y el número puede ser muy superior, España tiene según CC Monitor 9.224.224 obras licenciadas con Creative Commons. Casi 4 veces más que Alemania. Siete veces más que el Reino Unido. En España no sólo existe cultura con Creative Commons. Existe arquitectura. Semillas copyleft. Muchos abogados, como Javier de la Cueva o David Bravo, cuelgan todo su trabajo con licencias abiertas. Y un número creciente de medios (será el siguiente post de este blog). Sin embargo, el Gobierno español es uno de los más retrasados en aplicación de licencias abiertas en sus sites y uno de los más retrógrados en la aplicación de leyes digitales, como la Ley Sinde-Wert. La aprobación del Canon Digital, que había sido declarado ilegal por la Unión Europea, justo cuando arrancaron las conmemoraciones de los diez años de Creative Commons, es muy sintomática. El divorcio poder-sociedad sigue creciendo. Y Creative Commons ayuda, en definitiva, a la creación de la República del 99%.

Un flujo de tuits sobre el Free/Libre Culture Forum 2012 de Barcelona

El Free/Libre Culture Forum de Barcelona arrancó ayer en uno de los años más intensos de la historia de Internet. Su edición está centrada en la libertad de la red, en las brutales presiones de los lobbies políticos e industriales sobre la red y en el intento de cercar la libertad de expresión en Internet con la excusa del ‘ciberdelito’. Los asuntos abordados, eso sí, son mucho más amplios. El foro se puede seguir en streaming aquí.

He llegado tarde a la cobertura. Estoy al otro lado del Atlántico. Pero el espacio de flujos me conecta con lo que está pasando ahora mismo en Barcelona. Por eso, voy a seleccionar en esta entrada algunos de los tuits más interesantes de todo el evento (totalmente subjetivo, claro). Iré actualizando la entrada hasta después del Foro e incorporando tuits. Para seguir el evento recomiendo los hashtags de Twitter #FCForum2012 y #oxcars12. Antes, corto & pego un breve texto de los organizadores del foro para entender mejor la edición 2012:

«El 2012 ha visto grandes victorias de la sociedad civil contra la barbarie:Las temibles leyes ACTASOPA, PIPA han sido rechazadas por la presión social; La ONU reconoce la libertad de expresión en la Red como derecho básico; revisar y filtrar enlaces es declarado ilegal en la UE; el gobierno suizo legaliza el intercambio; el constitucional alemán prioriza el derecho a la libertad de expresión e información sobre los intereses de los lobbies culturales; el Informe Hargreaves promueve una reforma justa del copyright en UK; Pablo Soto ha sido absuelto; una sentencia europea declara que bares, gimnasios, peluquerías y similares no deben pagar cánones a las entidades de gestión; las leyes antidescarga fracasan; las direcciones IP no pueden considerarse pruebas para perseguir a usuarios en US…  Sin embargo, no debemos bajar la guardia. Siempre acechan nuevos peligros para el compartir y la Red tal y como la conocemos. Como bien indica Cory Doctorow, ‘la guerra del copyright es la versión beta de lo que esta por venir’»

Y comienza el flujo (no lineal) de tuits…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Diez libros para el ministro de (in)cultura

Muchos ministros españoles bien podrían ser conocidos como desministros. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas suspende a todos y cada uno de ellos de manera contundente. Pero José Ignacio Wert, ministro de Cultura, Educación y Deporte, se supera cada día con su (des) gestión. Podría ser el ministro de Casi Cultura. O el ministro de Propaganda Neoliberal. O el Ministro Familia. O el (sub) ministro de la Decadencia de Hoollywood. O simplemente Ministro de Incultura. No es de extrañar que la ciudadanía valore con 2,49 puntos sobre diez su gestión. Has leído bien: 2,49 puntos sobre diez.

Su medieval Ley Sinde-Wert demuestra que no ha entendido absolutamente nada de la era digital. Hasta los empresarios de Internet denunciaron su radical ceguera. Su giro fundamentalista en la asignatura de Educación por la Ciudadanía deja bien clara la huella de su partido (Partido Popular, para despistados): la asignatura dejará de hablar de parejas homosexuales y de sus derechos para hablar de propiedad privada, familia y nacionalismos excluyentes.

Pero la esperanza es lo último que se pierde. Aunque Mr.Wert ha protagonizado hashtags de Twitter tan calamitosos para la marca España como #Wergüenza o #Wertnodoyuna, pienso que unas cuantas lecturas podrían abrir la mollera del susudicho (des)ministro o SubMinistro de la Casi Nada (nada dentro, nada fuera). He preparado una básica listita de libros que el señor (des) ministro de incultura podría leer en lo que queda de verano, si no es mucho pedir. En la mayoría de los casos, tendrá que bajarse cada libro de Internet de forma gratuita. Y totalmente legal, señor Wert. Aunque lo mismo, a su gestión como  Tal Vez Ministro le queda muy poquito y el señor Ministro de sus Amiguetes acabe pronto como consejero de alguna empresa nacional que no tribute en España, como es lógico. Pues eso: diez libros para el ministro de (in) cultura. Basta entrar en cada enlace (justo en esos links que su ley pretende criminalizar) para bajarse el libro.

1) The Wealth of Networks (Yochai Benkler). Un bello repaso a la era de las redes, la cultura colaborarativa (peering), la economía Peer-to-peer (P2P). La riqueza de las naciones de Adam Smith ya no sirve ni para encender una hoguera, señor Wert.

2) Por una cultura libre, (Lawrence Lessig). Algo así como la Biblia para entender los nuevos paradigmas de la creación y de la circulación de la cultura.

3) El código 2.0 (Lawrence Lessig). Fundamental para entender la era de la colaboración y aquella ya vieja idea de lo 2.0 que usted,  Super Ministro del Deporte que Compite, desprecia.

4) T.A.Z, Zona Autónoma Temporal (Hakim Bey). Una obra maestra que anticipó muchas de las cosas que están ocurriendo en este nuevo milenio.

5) Micromegas (Voltaire). Un clasicón de aquella Ilustración que desenbocó en aquella guillotina que le faltó a España (uy, si lo de la guillotina no lo dijo un perroflauta y sí un miembro de la Real Academia de la Lengua).

6) Q (Luther Blisset- Wu Ming). Espectacular western teológico que explica por qué una nueva tecnología (la imprenta) hizo perder muchos privilegios a la iglesia. La historia recreada tiene casi cinco siglos, pero Señor No Doy Una, sin duda que se sentirá identificado (con el lado del mal, lógico)

7) La ética hacker y el espíritu de la información (Peka Himanen, con epílogo de Manuel Castells). Un bonito texto sobre la ética de lo compartido, de lo abierto y lo colaborativo.

8) Ulises (James Joyce). Como sabemos que eres clasicote, aquí una pequeña concesión. Te recomendamos este tocho llamado Ulises que este año dejó de tener copyright y pasó a dominio público.

9) Inteligencia colectiva. Por una antropología del ciberespacio. (Pierre Levy). Leyendo este ya clásico libro entenderás (ójala) por que la Enciclopedia Británica perdió la carrera contra la Wikipedia. O por qué tu visión elitista de la educación está condenada a fracasar en la era del aprendizaje distribuido y abierto.

10) La rebelión de las masas (José y Ortega y Gasset). Oh, sorpresa, Ministro del Medalloro Olímpico: Ortega y Gasset no era tan conservador como el nacional-catolicismo creía. Esa apropiación ideológica conservadora de la obra de Ortega hace aguas. Aquí una joyita: «La polis no es, primordialmente, un conjunto de casas habitables, sino un lugar de ayuntamiento civil, un espacio acotado para funciones públicas. La urbe no está hecha, como la cabaña o el domus, para cobijarse de la intemperie y engendrar, que son menesteres privados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública. Nótese que esto significa nada menos que la invención de una nueva clase de espacio». Coño, otro perroflauta con apego a las plazas.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

Declaración de la Libertad de Internet

«Defendemos una internet libre y abierta». Así empieza la Declaración de Libertad de Internet que acabo de firmar. La declaración ha sido cocinada en red por decenas de organizaciones, activistas y pensadores del mundo digital. Y pretende llamar la atención ante los crecientes intentos de censura, control y manipulación de Internet. De ACTA a SOPA, pasando por la tenebrosa Ley Sinde-Wert de España, existe una alianza entre poderes políticos, industria del entretenimiento para controlar el acesso y contenidos de Internet. Por eso, la Declaración de Libertad de Internet es tan importante. Entre los firmantes están personalidades como Yochai Benckler, Cory Doctorow o Neil Gaiman o instituciones como Access, Global Voices, Amnistía Internacional o Free Press.

El contenido de la declaración – que puedes compartir en tu blog copiando el código html que encontrarás aquí– es sencillo, redondo  y de una lógica aplastante. La traduzco libremente.

Apoyamos los procesos transparentes y participativos para la formulación de políticas de Internet y el establecimiento de cinco principios básicos:

Expresión: No censuréis Internet.
Acceso: Promoved el acceso universal a las redes rápidas y asequibles.
Apertura: Mantened Internet como una red abierta donde todo el mundo tenga la libertad de conectarse, comunicarse, escribir, leer, ver, hablar, escuchar, aprender, crear e innovar.
Innovación: Protejed la libertad de innovar y crear sin permiso. No bloqueeis las nuevas tecnologías, y no castiguéis a los innovadores por las acciones de sus usuarios.
Privacidad: Protejed la privacidad y defended la capacidad de cada uno de controlar la forma en que usa sus datos y sus dispositivos.

No es casualidad que Electronic Frontier Foundation del ya mítico John Perry Barlow, ex integrante de la banda Grateful Death, sea una de las plataformas más activas en esta campaña. Precisamente tenía guardada en borradores la Declaración de independencia del ciberespacio que la Electronic Frontier Foundation lanzó el 8 de ferbero de 1996 en la ciudad suiza de Davos. Tenía previsto hablar de ella, con alguna excusa. La Declaración de Libertad de Internet me la ha brindado. Reproduzco apenas unos párrafos de la Declaración de independencia del ciberespacio, con algunos links actuales como regalo-remix de ese futuro llamado 2012. Y este jugoso vídeo inspirado en la declaración.

 

«Gobiernos del Mundo Industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del Ciberespacio, el nuevo hogar de la Mente. En nombre del futuro, os pido en el pasado que nos dejéis en paz. No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar donde nos reunimos. No hemos elegido ningún gobierno, ni pretendemos tenerlo. Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. (…) No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado. No nos conocéis, ni conocéis nuestro mundo. El Ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras. No penséis que podéis construirlo, como si fuera un proyecto público de construcción. No podéis. Es un acto natural que crece de nuestras acciones colectivas.No os habéis unido a nuestra gran conversación colectiva, ni creasteis la riqueza de nuestros mercados. No conocéis nuestra cultura, nuestra ética, o los códigos no escritos que ya proporcionan a nuestra sociedad más orden que el que podría obtenerse por cualquiera de vuestras imposiciones.

(…) El Ciberespacio está formado por transacciones, relaciones, y pensamiento en sí mismo, que se extiende como una quieta ola en la telaraña de nuestras comunicaciones. Nuestro mundo está a la vez en todas partes y en ninguna parte, pero no está donde viven los cuerpos. Estamos creando un mundo en el que todos pueden entrar, sin privilegios o prejuicios debidos a la raza, el poder económico, la fuerza militar, o el lugar de nacimiento. Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo (…)  Vuestros conceptos legales sobre propiedad, expresión, identidad, movimiento y contexto no se aplican a nosotros.  (…)  Creemos que nuestra autoridad emanará de la moral, de un progresista interés propio, y del bien común«.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

Esta revolución no tendrá rostro

 

Este texto es un extracto de mi libro #24H,  que tiene forma de blog y está licenciado con Creative Commons. Ya está disponible en formato PDF interactivo, Epub, mobi (para Kindle) y en papel. La copia está liberada. Existe una sala de remezclas. Cualquier puede enriquecer (con links, textos, vídeos) #24H o este fragmento.  La fotografía del subcomandante Marcos es mía (puede circular, 20 Minutos tiene licencia Creative Commons).

Pildorita 1 (roja). V, el protagonista de la novela gráfica de Allan Moore V de Vendeta, se esconde tras una máscara de corte veneciano: piel blanca, sonrisa fantasmagórica. V es anarquista: escogió premeditadamente la máscara de Guy Fawkes, un personaje popular que intentó volar el parlamento británico en 1605. V conoce su fuerza: su anonimato. V hará temblar a un estado totalitario, oblicuo y tortuoso transformando las calles de un Londres distópico en un baile de máscaras: somos V, somos Guy Fawkes, el pueblo unido, danzando la melodía de la liberación.

Pildorita 2 (azul). Hasta los años ochenta, Luther Blissett era apenas el nombre de un jugador de fútbol jamaicano que pasó sin hacer ruido (ni goles) por el Milán A.C. Pero a finales de los noventa, el movimiento underground italiano comienza a usar su nombre para firmar manifiestos políticos, fanzines, artículos, grafitis u obras de arte. Luther Blissett se convierte en Robin Hood, en V, en el líder de una nueva guerrilla invisible y descentralizada. El Luther Blisset Project dejó desconcertados a los mecanismos de la propiedad intelectual, a los mass media y a las instituciones del arte y/o política.

Pildorita 3 (negra). En enero de 1994, la dedocracia más sólida del planeta (México) se despierta con una revuelta sorpresa: un grupo de encapuchados autodenominados Ejército Zapatista de Liberación Nacional (ladillo) conquista algunas localidades en Chiapas pidiendo libertad y verdadera democracia. Después, se atrincheran en pedazos de tierra donde no rigen las leyes del Estado mexicano: las Zonas Autónomas Zapatistas. Su líder es un intrigante SubComandante que insinúa que el verdadero comandante es Zapata (y que está vivo). Él apenas es el Sub: el verdadero comandante es el pueblo. La narrativa de Marcos cala. Es casi perfecta: «Marcos es el nombre de un compañero que murió, lo uso para continuar su lucha», «tras los pasamontañas no estamos nosotros, están ustedes», «Marcos es judío en Alemania, feminista en los partidos políticos, comunista en la posguerra fría, pacifista en Bosnia, artista sin galería y sin portfolio…».

Pildorita 4 (amarilla). Los cerebros del Luther Blisset Project, cuatro jóvenes escritores de Bolonia, salen del armario en 1999. Pero para esconderse bajo el nombre- máscara de Wu Ming, que significa «sin nombre» en chino y es la firma que usan los escritores desertores. Los miembros de Wu Ming tienen nombre y apellidos. Simplemente firman colectivamente, no dejan que les fotografíen en las entrevistas y licencian sus libros con copyleft.

Pildorita 5 (verde) En torno al año 2004, el término “anonymous” se populariza en imageboards (tablones de imágenes) como 4chan.org. Los usuarios que dejaban un comentario sin identificarse aparecían cono anon (forced anon según la policía). Muchas personas bromeaban, como si Anon fuese una persona. Anonymous, antes que grupo o colectivo, fue una conciencia colectiva. La primera gran conciencia colectiva de la era de Internet. Un heterogéneo supracerebro formado por miles de células desconocidas entre sí con escasa o nula relación. A finales de enero del año 2008, un misterioso colectivo autodenominado Anonymous subió a You Tube un vídeo, Message to Scientology, declarando la guerra a la Iglesia de la Cienciología . El dos de febrero, unas decenas de personas se congregaron en la sede de la Iglesia de la Cientología de Orlando (Florida) escondidos bajo una máscara blanca que entonces pasó desapercibida: La de V. La de Guy Fawkes.

Pildorita 6 (roja) Banksy, el artista, grafitero y activista político que trae loco al mundo escondido en una máscara, aterriza en la gran pantalla en 2010. Exit to the gift shop es una biografía irregular, cóncava e irónica a través de otra biografía: la de Thierry Guetta, un obsesivo simplón que ayudó alguna vez a Bansky a hacer grafitis en Los Ángeles. La mediocridad artística de Thierry se convierte en la sensación de Los Ángeles. Banksy – siempre bajo un pasamontañas – desnuda el mundo del arte, la decadente cultura de masas, gracias a este documentario (¿mockumentary?) de contornos inexactos. ¿Existió el Thierry Guetta que protagonizó portadas de Los Ángeles Time Out? ¿Fue todo un montaje? ¿Una risa negra programada por Banksy?

Cualquier máscara es un arma. Un espejo colectivo. Un pozo del deseo. Una noria explosiva. Un deseo inexacto. Una fábrica de mitos.El misterio que explica la vida. Luther Blisset podría ser un guerrillero zapatista. El subcomandante Marcos podría estar dirigiendo la legión de los Anonymous. Banksy podría ser uno de los escritores de Wu Ming. Prepárate un cóctel excesivo. Venga, va, sin miedo. Pastillita azul, pastillita roja. O todo un armario de pastillitas negras con media amarilla. Agítalo. Enchúfate al pelotazo-máscara. Inevitable: te sientes ellos. Era tan lógico, ¿verdad? Tú eres Marcos. Eres Guy Fawkes, reventando el Parlamento de la carrera de San Jerónimo. Tú – y yo – pusimos el monigote del preso de Guantánamo que Banksy coló en Disneylandia. «Yo pinté la niña que levanta (despedaza) el muro de Palestina e Israel» #soybanksy» . Yo tumbé la web de Mastercard. Yo derrumbé, bajo la máscara, el site del gobierno de Túnez. Yo comandé Operación Tequila contra la censura en la prensa mexicana. Yo regué de pólvora la noche de los Goya mientras la ministra Sinde presenciaba la dimisión de Alex de la Iglesia.

Somos Anonymous. Somos legión. Somos Marcos. Somos Luther Blissett. Somos nosotros. La máscara no es más que una construcción. Una narrativa colectiva que, por fin, deconstruye a base de hostias las meta narrativas del poder: la simplona sinfonía de los mercados, la desafinada moraleja de la democracia occidental, la triste fábrica de entretenimiento llamada Hollywood. La multitud de Spinoza renació multiplicada en los ecos del movimiento anti globalización. Y ahora se esconde tras una máscara, tras diez millones de ellas. Construye una inteligencia colectiva esparcida en todas partes, coordinada a tiempo real. La real time mask fabrica, lo está haciendo, una bomba atómica de clicks que puede explotar en cualquier momento. Por eso el mercado y la hermana de Marck Zuckerberg luchan para que se acabe el anonimato en Internet. Tienen miedo. Mini prueba: comenta algo en este blog con tu nombre: te saldrá un casi-argumento, cifras, algo que huela a equilibrio, una crítica constructiva. Ahora intenta decir algo con la mascarita Anoc (por ejemplo): mierda, electricidad, pólvora, bomba, vísceras, parlamentos en llamas, sexo anal, tu puta madre, fascista de mierda. El mito de Gandi murió asesinado por ser hombre. El Che Guevara acabó siendo una marca de colonia. Por eso, recuerda, es importante: esta revolución no tendrá rostro.

 

Un manifiesto para un desministro

Hace unas semanas que tengo en «borradores» esta entrada de blog. Es un pequeño extracto del ya clásico Manifiesto cluetrain, un libro que publicaron en 1999 David WeinbergerRick LevineChristopher Locke y Doc Searls. El manifiesto supuso un sopetón al marketing clásico en el momento en el que Internet comenzó a dinamitar las reglas del viejo mundo. Me he limitado a seleccionar diez puntos de los 95 que colgaron en Internet, generando un extensísimo debate que dura hasta hoy.

En principio, el titulo está dedicado al José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, el ministro peor valorado de España.  Su calamitosa gestión – aprobación de la infame ley Sinde-Wert, recortes en educación, chulería y falta de respeto hacia la sociedad en red – se merece una contestación ciudadana intensa. Pero viendo la catadura del consejo de Ministros de Mariano Rajoy – una mezcla distópica entre el opus dei y Lehman Brothers – creo que este post podría estar dirigido a cualquier ministro. Tras el violento desalojo de la Puerta del Sol de Madrid de la madrugada del sábado, estas líneas bien podría estar dedicadas a Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior.

Dudo que alguno de ellos conozca el manifiesto. Y si lo conocen, están cometiendo todos los errores destacados ya en el remoto año de 1999. Es más: estoy seguro que seas del país que seas, encontrarás un ministro que se merezca esta entrada de blog.

Acá va, una pequeña selección de la prehistoria de Internet para los dinosaurios analógicos.

1) Los mercados consisten de seres humanos, no de sectores demográficos.

2) Internet hace posible tener conversaciones entre seres humanos que simplemente eran imposibles en la era de los medios masivos de comunicación.

3) Los hiper-enlaces socavan a las jerarquías.

4) Las conversaciones en red hacen posible el surgimiento de nuevas y poderosas formas de organización social y de intercambio de conocimientos.

5) En los mercados interconectados como entre empleados intraconectados, la gente utiliza nuevas y poderosas formas de comunicación.

6) Las compañías que no pertenecen a una comunidad de diálogo, morirán.

7) El lenguaje inflado y pomposo que utilizas – en la prensa, en tus conferencias – ¿qué tiene que ver con nosotros?.

8) Estás invitado, pero es nuestro mundo. Quitate los zapatos y déjalos junto a la puerta. Si quieres comerciar con nosotros, ¡baja de tu camello!.

9) Queremos que trates a 50 millones de nosotros tan seriamente como tratas a un reportero del diario financiero.

10) Estamos despertando y conectándonos. Estamos observando. Pero no estamos esperando.

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

Consumo selectivo, boicot selectivo

Esta entrada tiene un objetivo: intentar que la sociedad en red comience a consumir selectivamente, a boicotear productos de marcas ética o moralmente inaceptables. Como todas aquellas marcas que apoyan el cierre de Megaupload o leyes como SOPA o Ley Sinde Wert. Pero antes daremos un necesario rodeo. Para llegar al boicot es necesario hablar del culture jamming.

En medio de la Acampada Sol, el día 19 de mayo, un grupo de personas «tuneó» un anuncio gigante de L’Oreal que ocupaba una fachada entera de la Puerta del Sol de Madrid. Durante una hora, una lona transformó el anuncio en Democracia Real. El primer gran gesto de guerrilla anti consumista del 15M pasó al olvido. El remix de logos, el culture jamming – termino que incentivó la revista Adbusters  que propició el movimiento Occupy Wall Street – apenas apareció en todo el 15M, con algunas excepciones (algunos carteles de Voces con futura). Cuando alguien subvertía el sistema de marcas doblando un anuncio de Bankia, por ejemplo, había una agencia de (contra) publicidad detrás, Implícate. El 15M se apropió de pocos símbolos. Fagocitó pocos eslogan. Subvertió (publicitariamente) poco.

El movimiento Occupy Wall Street lo tuvo más claro. Desde el inicio lanzaron un diario llamado The Occupied Wall Strett Journal. Remezclaron, manipularon, despedazaron logos con agilidad. De Verizon a Verigreedy (muy avaricioso). Y así con un puñado de símbolos del enemigo.  Tiene su lógica: las guerrillas contrapublicitarias tiene una ácida tradición en Norte América. El cubano-ameriano  Jorge Rodríguez de Gerada se especializó en descuartizar anuncios en las calles. Cuando la comunidad afro presionó a las multinacionales del tabaco para que incluyesen a negros en los anuncios, Rodríguez transformó a los hombres-publicidad en seres demacrados. Y substituyó el «las autoridades advierten que…» por un «Las autoridades sublevadas advierten que los negros y los latinos son las principales cabezas de turco del negocio de las drogas ilegales». El día de los inocentes de 1997 el canadiense Jubal Brown sembró las verjas de publicidad de Toronto de cadáveres: se limitó a pintar de negro los ojos de las modelos de las vallas y a coserles la boca con una cremallera. Más casos: el colectivo Negativiland  robó todos los jingles oficiales de Pepsi Cola, los modificó. Y los lanzaron en el álbum Dispepsi:«Mi patrón me despidió. Pepsi / Yo clavé a Cristo en la cruz. Pepsi / (…) El asqueroso olor de las fábricas de pijos. Pepsi». Lo mejor de todo es que Pepsi no tuvo narices denunciarles para no lanzar el carrerón de los chavales

El sistema es débil. Frágil. Intenta imponer sus iconos. Barbies descafeinadas, banderas homogéneas, logos redondos. Pero los ciudadanos reinterpretan el mensaje, lo transforman. Los logo-imágenes renacen en una espiral imparable de mutaciones. Democracia L’OReal. Verygreedy. El activista Salul Alinsky hablaba ya en The Rules for Radicals, escritas en 1971, de esta estrategia: «El jiu jitsu político de masas es el empleo del poder de un sector de la estructura del poder contra otro: la fuerza superior de los detentadores se convierte en su propia derrota». Traduzco al siglo XXI: una operadora como Orange – denunciada por no respetar la neutralidad de la red – se apropia del buenrollismo de la Primavera Árabe; lanza un anuncio titulado Podéis cambiar (podéis cambiar un político etc).  Pero el Partido Pirata se aprovecha de la creatividad-morro de Orange y manipula el anuncio: Puedes votar Pirata. Jiu jitsu de masas. Culture Jamming. Bofetón contra el sistema.

Realmente, nunca ha sido tan fácil subvertir o golpear a las marcas y/o Gobiernos. Los internautas, rediseñando la manzana podrida de la contaminante Apple bajo la campaña Green my apple, obligaron al exageradamente idolatrado Steve Jobs a dar un giro ecológico a la multinacional.El póster de Hope de Obama de Shepard Fairey fue un éxito, cierto. Pero más aún lo fueron los miles de réplicas y contra mensajes, como el Yes, we leak con Julian Assange. Sin embargo, el sistema también ha aprendido a fagocitar / triturar a la Tropa Jiu jitsu. El macarrísima artista Tom Sack, tras muchos años descojonándose de las marcas, de convertirlas en guillotinas o pistolas aceptó exponer en la fundación Prada. Convirtió la marca Prada en un retrete. Pero la marca consiguió convertir la cagada en algo cool.

Nos acercamos a la tesis que defiendo. Creo que 15M,  Occupy Wall Street o, mejor dicho, la sociedad en red deberían dar un paso al frente. El jiu jitsu completo pasa por el no consumo. El abogado Javier de la Cueva, en una interesante entrevista para 15M.cc, hablaba de «prescipción de marcas», de consumo selectivo. Si el sistema ha impuesto «el consumo, luego existo», la sociedad debería remezclarlo en  «consumo selectivamente, luego asusto». Consumo inteligente frente a la consumocracia. Lobby anti consumo frente los lobbies del mercado. ¿Sería tan complicado crear una base de datos negra de marcas a vetar? ¿Crear un documento sobre marcas no éticas o poco sostenibles? ¿Remixamos los informes de Amnistía Internacional, Global Witness, GreenPeace, el libro No Logo de Naomi Klein, El libro negro de las marcas de Klaus Werner y la lista de marcas que incentivan las leyes anti piratería SOPA / Sinde? Las marcas / sistema se llevarían un susto al ver al planeta en red boicoteando sus productos. Las marcas éticas / morales ganarían. De momento, los programadores, esa nueva élite mundial, han dado un paso adelante. El colectivo español Hacktivistas está promoviendo un boicot a la FNAC por incentivar las leyes más retrógradas de derechos de autor. Dos chavales crearon un aplicativo llamado boycott SOPA para leer códigos QR de productos. Cualquier persona puede escanear un producto y saber sí esa marca apoya la polémica ley SOPA de censura de Internet del Gobierno americano. El día que el 15M – y el 70% de los españoles que lo apoyan – tenga un Código QR para un consumo selectivo las cosas puede que cambien. El mercado tal vez comience a tratar al perroflauta-rana antisistema como un príncipe encantado . 

*La imagen es la obra de Tom Sachs, Dardboard, thermal adhesive, de 1997

España, líder en Creatividad Colectiva

 

Foto: CC Argazkiak: / teketen

Descargas=piratería. Compartir=crimen. Ley Sinde=lucha contra el narcotráfico. El rodillo oficial sigue erre-que-erre confundiendo la velocidad con el tocino, Internet con el Imperio del Mal. El patriota ministro de cultura de España, José Ignacio Wert, apoya su tesis en un informe elaborado por una empresa extranjera (Francia), tras ciertas presiones extranjeras (estadounidenses). Y sigue sin entender qué es cultura digital y cómo funciona Internet.

El ministro patriota, en lugar de hacer caso a informes manipulados sobre piratería cocinados en los lobbies horteras de Los Ángeles, debería sacar orgullo patrio. Y darle la vuelta la tortilla. Lo tiene muy fácil. España, hasta el año 2010, era el líder indiscutible en número de licencias artísticas Creative Commons. Con más de diez millones de obras licenciadas con Creative Commons (para despistados, una licencia alternativa al copyright), España superaba holgadamente en el ranking a Estados Unidos e Italia.  Con 223 obras por 1.000 habitantes, apenas Taiwan superaba a España en obras licenciadas por habitante. Un detalle curioso: el tipo de licencia más habitual en la libertaria España es la CC-BY (atribución), la menos restrictiva. Aunque es muy difícil saber el número exacto de licencias (no es obligatorio comunicarlo a Creative Commons, basta con colgar el logo en tu web), España sigue en 2012 tirando del carro de la Creatividad Colectiva (traducción libre para patriotas). El contador CC Monitor coloca a España a día de hoy en el número 2 del ranking (9.224.224 obras), apenas superada por  Estados Unidos.

A lo mejor lo que le molesta a Estados Unidos es eso: que cada vez haya en España más obras registradas al margen del copy right. Que en España haya bares que pinchen música con licencia copyleft y que no tienen que pasar por caja. ¿Descargas=piratería? Ridículo argumento. Mientras, Wert fustiga a la cultura con estrategias de la guerra del narcotráfico, la Red se ríe en sus mismísimas narices. @kurioso creó un directorio en Internet con cultura gratuita libre de derechos. Y Twitter echa humo alrededor de la etiqueta #compartecultura. Un último cable para el ministro patriota. Charo Otegui, presidenta de la Acción Cultural Española (AC/E) que trabaja la imagen del país en el extranjero afirmó en una entrevista que «la marca España tiene que ir asociada a la excelencia creativa». A la creatividad.

Lo tienen a huevo. Creative Commons es cool. Y España empuja con fuerza del carro.