De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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La Comuna (P2P) de Madrid

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Los años 20, en el boomerang neblinoso de la historia, sobreviven en una postal roja de un cabaret burlesque del Berlín dadaísta. Los años cuarenta son un eco de tango bailado por inmigrantes en los arrabales de Buenos Aires. Los ochenta suenan a vinilo poblado de los gritos punk del Londres #postindustrial. La década de 2010 será un recuerdo de plazas tomadas, de calles vivas, de creatividad político-cultural. Será sinónimo de Madrid. De aquí a unos años, algunos recordarán la convulsa situación política, la violencia policial o el desempleo. Pero lo que pasará a la historia será otra cosa: una ciudad viva, transversal, oblicua, intensamente social, con un espacio público politizado, libre, conectado con el mundo. La década de los 10 será sinónimo de una ciudad autogobernada por sus ciudadanos, poseída por un vendaval de innovación social, por un dinamismo sin parangón. En la postal, sembrada de manos en alto, se leerá: la Comuna de Madrid.

La Comuna de Madrid – más dispersa, heterogénea y cosmopolita que la Comuna de París de 1871 – será rememorada como el rincón donde nació la comunicación-acción, la acción-pensamiento, el pensamiento-prototipo. Madrid, como efervescencia de redes y calles. Madrid, como territorio e imaginario de proyectos, procesos y acciones tecnopolíticas. Madrid como un laboratorio ciudadano glocal que mira al mundo incluyéndolo al mismo tiempo. Pero en la Comuna de Madrid no todo es acción, hecho, asamblea, escrache. En la urbe – con su tejido red expandido en el resto del Estado español – se está cocinando un cuerpo teórico que arropa las nuevas prácticas. Teoría bastarda, remezclada, promiscua. Teoría-práctica. “El procomún es una zona de intercambio donde los commons tradicionales se encuentran con la cultura libre”, asegura el investigador Adolfo Estalella, contextualizando su texto en Madrid. Y acá radica un pequeño secreto.

Desde finales de los años noventa, la cultura libre se enredó en Madrid con los movimientos sociales en centros okupas como El Laboratorio. Mientras los squatters de Berlín siguen anclados en la estética punk y en un antifascismo clásico, en la treintena larga de Centros Sociales Ocupados (CSO) de Madrid se fragua un nuevo mundo en red, horizontal, agregador. Un nuevo mundo impregnado de ética hacker que diluye las fronteras de lo off y lo online. Que difumina las fronteras de los países y Estados Nación.

Son centros sociales diferentes. Son extensiones de las plazas ocupadas en la primavera del 2011. Centros que funden el dentro y el afuera. Centros que expanden su acción en todos los espacios urbanos. Cierto: nunca en su historia Madrid había tenido tantos Centros Sociales Ocupados (CSO). Aunque en la cantidad no reside el diferencial de esta nueva era de la urbe. ¿A qué sabe huele, suena, huele la Comuna de Madrid?

Captura de pantalla 2013-05-31 a la(s) 09.47.36Imagen: ilustración de  @Ciudad_basura y @maralpel para el seminario #OPENmadrid de ThinkCities.org

Por un lado, algunos de estos espacios exceden la definición de Centro Social Ocupado. Son algo más. Algo diferente. El ejemplo más paradigmático es La Tabacalera, una antigua fábrica cedida por el Gobierno a movimientos sociales del multicultural barrio de Lavapiés. La Tabacalera, que se define a sí misma como Centro Social Autogestionado, es un espacio que encajaría en la teoría del partner state (Estado socio) de Michel Bauwens, fundador de la P2P Foundation. El proceso Esta es una plaza, un parque autogestionado con ayuda de un blog colectivo, también cuenta con el beneplácito del poder público hace muchos años. El Estado socio pone la gobernanza de sus espacios a disposición de la sociedad. Una sociedad en red, peer-to-peer, persona a persona, que se auto organiza al margen de las instituciones sin recharzarlas. Y en la Comuna de Madrid, #estápasando

En segundo lugar, el espíritu del 15M está creando un nuevo caleidoscopio que borra del imaginario la casa okupa clásica. Del Patio Maravillas a La Morada del barrio de Chamberí, pasando por el Espacio Sociocultural Liberado y Autogestionado El Eko de Carabanchel, los nuevos espacios sociales de Madrid son agregadores, heterogéneos, plurales, mestizos. Y no tienen el viejo antagonismo «antisistema» como epicentro. En ellos, se cocinan-prototipan mundos nuevos, sin necesidad de destruir frontalmente el actual. Con construyen cosas, conexiones, procesos. Sin antagonismo. Y la participación es mucho más intergeneracional que hace unos años. Los Yayoflautas de Madrid – los abuelos del 15M – ensayan teatro en La Tabacalera, por ejemplo. La relación con la tecnología, además, es muchísimo más intensa.

En todos estos espacios, el nuevo mundo se vislumbra en jergas-siglas Este interesante texto del Vivero de Iniciativas Ciudadanas de Madrid habla de «DIY (Do it YourSelf), CO-, #, WIKI,MIDDLE-OUT, PRO-, P2P, DIWO (Do it with Others), SLOW-, CROWD-, DIT, @, OPEN, NET- o BOTTOM-UP» como prueba del nuevo mundo que está en marcha en la ciudad. Jergas habituales en la cultura digital. Jergas/siglas que intentan definir prácticas horizontales, colaborativas, en red, transversales. Un detalle vital: las siglas son Prácticas Que Se Tocan. Son reales, aunque algunos no sepan qué significan. ¿A qué sabe-suena-huele, pues, la Comuna (P2P) de Madrid?


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Imagen: La Galería de la Madalena

Una definición imperfecta: Ciudad P2P (peer-to-peer): dícese de la urbe en la que sus nodos (calles, plazas parques) pueden estar conectados entre sí sin pasar por el centro. Persona2persona.Plaza2plaza. Parque2parque. En La Comuna P2P de Madrid los nodos / barrios se han reconectado con otras lógicas, al margen de periferias y centros. Una de las grandes novedades de la Comuna P2P de Madrid reside en los espacios a cielo abierto. El #TomaLosBarrios, que disgregó la Acampada Sol en los primeros días de 15M en asambleas locales, reforzó a esa Comuna P2P de Madrid que ya estaba en marcha

Desde finales de los años noventa, el cambio de piel ha sido paulatino. El 15M apenas multiplicó, aceleró. La Comuna P2P de Madrid empezó a coger forma con los reciclajes / resignificaciones urbanas de Basurama, ZooHaus, Left Hand Rotation o Boa Mistura. Y con los mobiliarios-proceso de licencias libres, low cost y temporales de Zuloark, como el superbench o #Savethedinosaur. Y con las intervenciones urbanas de Todo por la Praxis, su guía de Vacíos Urbanos Autogestionados, sus hackeos físicos como el Banco Guerrilla. Y con las regeneraciones de tejidos barriales de Paisaje Transversal. Y con las galerías post it en muros y paradas de autobús de La Galería de Madalena.

El 15M, como ineludible salvapantallas común, dinamiza las plazas con pensamiento y acción política. En la Comuna P2P de Madrid, a día de hoy, se celebran un centenar de asambleas políticas en el espacio público. La calle, en palabras de Adolfo Estalella, no es sólo el lugar del ejercicio político sino el método de esa política. «El derecho a la ciudad» de Henry Lefebvre renace en Madrid a diario. Y muta y se recicla en calles y redes.

El mencionado proyecto Esta es una plaza abrió el camino de la ciudad híbrida (redes digitales + espacios físicos). El Twittómetro que ampliaba a la red las asambleas de la Acampada Sol o el mapa en tiempo real de #Voces25S crearon esa acuarela digitalógica, fisital, cíbrida. La Comuna P2P de Madrid es una ciudad hecha de átomos y bits, virtual y analógica a partes iguales. Madríbrida, como un cúmulo de streamings ciudadanos de PeopleWitness (proyecto nacido en Barcelona). Madribrida, como personas que deambulan por la urbe comunicándose en tiempo real con grupos de What’s App. Como una sesión de ThinkCommons.org que proyecta en el espacio físico un encuentro virtual de varias personas del mundo.

La ciudad viva con la que soñó la estadounidense Jane Jacobs, icono de la humanización de las urbes, habita en la híbrida Comuna P2P de Madrid. En el hashtag-acción #BarriosDespiertos. En iniciativas como El paseo de Jane, un paseo-deriva urbana para tejer redes humanas en los barrios. La Comuna P2P de Madrid es una postal viva, bastarda, interracial, profunda, poética, sexy. Los profesores universitarios ocupan el espacio público con 500 aulas en un solo día, con streaming y cobertura de redes. Y los desconocidos se juntan en parques, plazas o blogs en los Desayunos ciudadanos.

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Imagen: El Campo de Cebada 

¿A qué sabe-suena-huele, pues, la Comuna P2P de Madrid? A la vida social del espacio El Campo de Cebada, recientemente galardonado con el Golden Nica, del Ars Electrónica, en la categoría de ‘comunidades digitales’. En ‘El Campo de Cebada’ – un espacio gobernado transversal y horizontalmente por sus vecinos – se enredan permacultura, arquitectura en beta, cultura libre y una inspiradora convivencia intergeneracional-racial-cultural. En la Comuna P2P de Madrid la cuestión no es tanto el qué hacer sino el cómo hacer. Y por eso la urbe-mundo está entregada al nuevo concepto del comoísmo: el quid de la cuestión se encuentra en los procesos y metodologías y en lo transversal, inclusivo, interdisciplinar y heterogéneo.

La Comuna P2P de Madrid es copyleft (copia liberada). Sus plazas son copyleft. Cualquiera pueda sentarse, hablar, grabar. Compartirlo con el mundo. Graba tu plaza. Copiala. Súbela a la nube de MediaTeletipos. El invidivuo renace en el nosotros. Y para rabia del fanático individualismo neoliberal la Comuna P2P de Madrid es la ciudad DIWO (Do it With Others). Ciudad Hazlo Con Otros. Ciudad Colabora. La Fundación Robo no es una persona. No hay líderes. No hay rostros. Somos nosotras. Las canciones son colectivas. Son reapropiables. En el Madri DIWO la clásica Bicicrítica – paseo colectivo en bicicleta sin rumbo fijo– transmuta en el Plano de Calles Tranquilas. O en el bar y espacio de co-working La Bicicleta, que nació como un proyecto de crowd funding. Solo no puedes. Con amigos sí.

En los ochenta, en el Madrid narrado por Joaquín Sabina “el sol era una estufa de butano”. Y había “jeringuillas en el lavabo”. Desempleo. Yonquis. Rock cervecero. En la Comuna de Madrid hay desempleo. Pero prima lo trans-, lo co-, lo inter-, lo plural. Y la Cultura_RAM, un nuevo paradigma cultural basado en el intercambio y lo relacional, no en lo acumulativo. Hazlo con otros. Comparte libros en Bookcamping.cc. Cambia tu tiempo en el banco NOCKIN. Comparte Internet con tu vecino en WIFIS.org. Bebe conocimiento libre en la librería-editorial Traficantes de Sueños. Piérdete en el turismo hacker del proyecto Loginmadrid, en el que cada persona local es un password que introduce al visitante en comunidades barriales. La Comuna P2P de Madrid sabe-huele-suena a serendipia, a encuentros fortuitos, a cultura abierta a innovaciones cruzadas.

Al inicio de los noventa, Madrid todavía era aquel “mar de alquitrán, feudo estatal” contra el que despotricaba el grupo de heavy metal Barón Rojo. Una #PostMetrópolis con un centro repleto de instituciones y una periferia obrera desconectada emocionalmente del corazón urbano. La Comuna P2P de Madrid es un dédalo de plazas interconectados que crece y muta al margen de representantes, Gobiernos e instituciones. Dialoga, co-crea. No depende de lo institucional. Pero tampoco es antagonista.

La urbe, simplemente, renace sin pedir permiso en sus espacios inertes o desocupados. En el Mercado de San Fernando (Lavapiés), por ejemplo, se venden libros al kilo en La Casqueria y las verduras conviven con el software libre. La ciudad se reconfigura en lo oblicuo, en lo transfronterizo, en lo asimétrico. En seminarios abiertos como Hack the Academy Studio, donde la academia derriba sus muros y la ciudadanía participa.  Se cocina-piensa en La Mesa Ciudadana, entre expertos, amateurs, arquitectos, artistas, enredas multidisciplinares y técnicos del ayuntamiento.

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Imagen: taller Arquicómics, sobre relación de la arquitectura y el cómic.

La Comuna P2P de Madrid es la cuna del concepto Extitución. Si las instituciones son sistemas organizacionales basados en un esquema dentro-fuera, las extituciones se proponen como superficies en las que pueden ensamblarse, eventualmente, multitud de agentes. Extituciones líquidas, flexibles, incluyentes, intinerantes, post it. Extituciones como el Intermediae, forjado con software libre y participación transversal, que puede celebrar sus encuentros-debates en el Matadero, pero también en diferentes espacios de la urbe. Extituciones como el MediaLab Prado, que ofrece su cuerpo a las comunidades, cocina ciencia abierta, bosteza prototipos múltiples, transforma ciudadanos en sensores (ver Data Citizen Driven City) o su fachada en una pantalla jugable, reapropiable, compartida.

Madrid, para Antonio Machado, “era el rompeolas de todas las Españas”. En la década de los 10, Madrid es el rompeolas remix de todas las plazas, de todos los continentes, de todas las lenguas, de todas las redes. Toma la plaza. Take the square. La nacionalidad no importa. El espacio de disputa de la Comuna P2P de Madrid es el mundo. Lo hiperlocal tiene latidos globales. Los ciudadanos protegen a sus inmigrantes de la policía. En los espacios comunes – ya sea Tabacalera, El Campo de Cebada o el MediaLab Prado – la multiculturalidad es la norma. Y una galaxia creciente de proyectos interculturales con sede en la urbe, como Lab Latino, Inteligencias Colectivas, Red Trans Ibérica o Curator´s Network, conectan las redes de afectos con el planeta desarrollando proyectos en otros países.

Si Madrid – ingobernable urbe de capas, puzzle multicultural, grito micro-macro nacional – estuviera gobernada por políticos despiertos, ya habrían convertido esta efervescencia en “marca ciudad”. Madrid estaría viviendo una REmovida madrileña más cool que la almodovariana. O una Movida 2.0 caza turistas que acabaría descafeinando las propuestas.

Mejor así. Que nadie se apropie del relato. Que la co-creación volcánica no tenga nombre. Que sea un río subterráneo, coral, casi invisible. Que la Comuna P2P de Madrid sea viento tenue, constante. Que sea rizoma. Que sea el océano dónde, en medio de la tormenta macroeconómica, navegan todos los afectos glocales. Que la Comuna P2P de Madrid apenas se entienda de aquí a unas décadas. Y que pase a la historia como aquella primera piedra, aquel prototipo que, plaza a plaza, palabra a palabra, concepto a concepto, fue sustituyendo al viejo mundo sin que nadie se diera cuenta.

Innovación y desorden

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‘Innovación y desorden’. Así he titulado el tópico que he abierto en la plataforma Scoop.it.  A partir de ahora enriqueceré Innovación y desorden con diferentes textos que cuestionen el paradigma vertical, especulativo y cerrado de la innovación. Añadiré textos que iluminen el lado positivo del caos, de la desorganización, de lo no lineal. En la era red, los sistemas complejos y los comportamientos emergentes que escapan de las lógicas lineales pasan a ser la tónica. La innovación disruptiva está dejando de ser minoritaria.

Sin embargo, la narrativa made in Silicon Valley de innovación como sinónimo de innovación y lo cerrado siguen predominando en el relato de los medios. Y el modelo de incubadoras de start ups se replica por el mundo con lógicas del pasado. Por eso, Innovación y desorden intentará ser una linterna que apuntará a lo lateral, a lo transversal, a lo tecnológicamente promiscuo, a lo innovadoramente criollo. Recopilaré textos que aporten contexto, profundidad, que incentiven la polinización cruzada, la serendipia, los encuentros fortuitos, la creación en red.

Reproduzco aquí el penúltimo párrafo del fabuloso paper Metabolismo, comunicación y evolución en redes bacterianas y tecnológicas, de Xabier Barandiaran y Lluis Guiu, un brillante  ensayo comparativo entre la colaboración de las bacterias y el software libre. El texto completo ya está incluído en Innovación y desorden.

«El modelo bazar del software libre es análogo al modelo evolutivo bacteriano por TGH. Se trata en definitiva de un modelo evolutivo o innovativo que permite aumentar la autonomía individual a través de la cooperación colectiva. Redes de intercambio de información tecnológica (saberes y técnicas, programas y procedimientos, genes y biotecnología) que aumentan la autonomía individual (human y bacteriana) de forma cooperativa. Para ello es necesario el código abierto y la creación de redes de transferencia de información. Pero la evolución bacteriana se caracteriza también por la producción y mantenimiento de recursos colectivos bioquímicos. Tampoco es ajena la comunidad del software libre a este fenómeno: servidores compartidos (sourceforge, savanah), proyectos de documentación libre, comunidades de intercambio y comentarios de noticias (como slashdot y sus homólogos en otros idiomas —entre ellos barrapunto, en castellano) o la internet misma (con todo el desarrollo abierto de protocolos y estándares) constituyen todo un entorno de recursos colectivos para el desarrollo del software libre y producidos con software libre; en un proceso de retroalimentación entre desarrollo y entorno (anillado a múltiples niveles)».

 

Toquéame, la aplicación móvil activista contra Bankia

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#ToqueaBankia, la campaña activista que pretende bloquear todas las sucursales de Bankia físicamente, está a la vuelta de la esquina. Mañana por la mañana, los usuarios registrados en la plataforma #ToqueaBankia llenarán las sucursales de Bankia de toda España e intentarán bloquearlas de forma legal. Nada de violencia o de actos ilegales. El cansinismo – una palabra para definir acciones de guerrilla o de distracción – inundará las sucursales y pondrá el punto de salida de los actos / procesos / eventos de la conmemoración del 15M. Preguntas, performances, reclamaciones, acciones imaginativas. Todo vale siempre que sea legal. Para quien no quien no conozca bien la campaña: aquí una entrada de este mismo este blog.

Me llama la atención que siendo ToqueaBankia una gran campaña de innovación tecnológica y social, muchos medios la estén ignorando. La aplicación móvil Toquéame es un gran ejemplo de dicha innovación. «El kit de Toque a Bankia incorpora – asegura la nota de prensa – la primera herramienta para android de la historia (y la mejor de momento) para cansinear a la banca desde un terminal telefónico. Puede descargarse por el módico precio de 0 euros desde google play, cocretamente aquí«. Toquéame conecta al usuario con las sucursales de Bankia que quiera y facilita la llamada a las mismas. La APP, que bien podría haber creado un banco para facilitar la vida a sus usuarios, se usará para molestar de forma legal a la sucursal e impedir su funcionamiento. Su código fuente es libre y está a disposición en Github.

#ToqueaBankia inaugura un nuevo camino en el activismo: las acciones distribuidas. Crea una plataforma, una herramienta, ponla al servicio de la comunidad. Y la campaña caminará sola. Deja el mundo virtual. Salta al mundo físico. Las nuevas acciones en red, para dejar el a veces ineficiente y superficial clickactivismo, tienen que cocinarse en red y dar el salto al mundo físico. Nada mejor  para concluir esta entrada que un extracto de la nota de prensa de Toque a Bankia: «nos gusta crear bucles entre la red y la calle. Una realidad donde herramientas digitales libres permiten organizarse de forma descentralizada e interferir en esa realidad palpable, es decir, herramientas digitales en la red para cansinear en la calle».

Hashtags de Twitter para seguir la acción: #ToqueABankia #EscueladeCansinismo

Serendipia, la innovación como sorpresa

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Imagen de la muestra Cybernetic serendipity – The computer and the arts (Londres 1968)

Hubo una época —no tan lejana— en la que la innovación dependía exclusivamente de departamentos de I+D (Investigación y Desarrollo). Las ideas se mantenían cerradas a cal y canto. Y apenas los gurús designados por la empresa tenían capacidad para ‘innovar’. Hubo una época —hace pocos años, apenas meses— en la que se diseñó para la innovación un recorrido fijo, rígido, inquebrantable. La innovación era un crucero cool, sí. Pero totalmente previsible. Un cóctel insulso y aburrido. Pero un día la fórmula I+D, gota a gota, empezó a deshacerse en mil pedazos.

Nadie sabe si la culpa fue de los muchachos de Google, que empezaron a jugar al futbolín en su horario de trabajo. O de los ciberpunks, que tenían nostalgia por cómo navegaban sin rumbo por la primera blogosfera, sin Facebook ni redes cerradas. O si los responsables fueron el caos coral de la Wikipedia, la inteligencia colectiva y el out sourcing que dejaba en manos de los clientes parte de la innovación de una marca. Tal vez, la conexión de todo con todo, Internet de las cosas y las redes sociales también pusieran su granito de arena píxel. Y el estallido de la crisis, claro, la ausencia de respuestas, el agotamiento de los planes de urbanismo… El mundo empezó a ser transversal, colateral, híbrido, imprevisible. Y una palabra comenzó a ser utilizada con especial incidencia en ámbitos muy diferentes: la serendipia.

La serendipia no aparece en el diccionario de la Real Academia Española. La serendipia, según la Wikipedia, “es un descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta”. Serendipia, en sentido amplio, es “la casualidad, coincidencia o accidente”. No es el descubrimiento en sí. Es el proceso. O la facilidad para meterse en ellos. La historia está llena de descubrimientos e invenciones nacidas por serendipia. Las notas pósit, el LSD, la viagra o algunas de las ideas de Einstein son fruto de la serendipia.

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Sin embargo, solo ahora se está hablando con insistencia de serendipia. ¿Por qué? En realidad, ‘serendipity’ es un neologismo acuñado por Horace Walpole en 1754, a raíz de un cuento tradicional persa, Los tres príncipes de Serendip, en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla de Serendip (la actual Ceilán), solucionaban problemas apoyados en el azar. Sin embargo, serendipity nunca fue un término muy usado hasta finales del siglo XX. Pero siempre estuvo ahí. La serendipia, por ejemplo, fue la piedra angular del movimiento situacionista de los años sesenta. La deriva, perderse en la ciudad, construir situaciones al margen de las rutinas. Todo en el situacionismo sabía/olía a serendipia. No es casualidad que en la era de internet, de las conexiones, la serendipia y el neosituacionismo estén llegando de la mano.

El urbanista estadounidense Mark Shepard, uno de los creadores de la aplicación móvil Serendipitor, es uno de los impulsores de este neosituacionismo móvil. La app no ayuda al usuario a encontrar una ruta o un producto para comprar. Incentiva la pérdida, la sorpresa. Nos traslada a la ciudad-novedad, a la urbe irrepetible, a una suma de detalles desconocidos. Serendipitor no es la única aplicación. La Dérive APP, por ejemplo, también incentiva la serendipia urbana.

El reciente Transcoding Situationism, Updating dérives around SI Manifesto, una remezcla colectiva del clásico Manifiesto Situacionista, realizada por Ethel Baraona y César Reyes de DPR-Barcelona, es un claro ejemplo del auge de la serendipia. El texto, que fue escrito en una residencia en el Think Space CFP, es un auténtico pelotazo de serendipia. Con pequeños textos de Marshall McLuhan, Julio Cortázar, Georges Perec o el Comité Invisible, este manifiesto ‘remix’ habla de improvisación colectiva, de colaboración, de relaciones personales.

“¿Qué es la situación? Es la realización de una ciudad mejor, construída por interacciones humanas y no por infraestructuras”. La ciudad como sorpresa. La ciudad como vínculos imprevistos. Un grito recorre el mundo, sí. Y se pega como insistente vaho a todos los espejos. No contrates a un guía profesional en Nepal: consigue uno aficionado que cree casualidades en Sherpandipity. Olvídate de los paseos turísticos prefabricados, confía en las rutas hackers de Login_Madrid para conocer la urbe sin un plan determinado. Pero la serendipia ha irrumpido en otro ámbito hasta ahora sagrado: la innovación empresarial. Mientras Silicon Valley sigue imponiendo sus agresivas condiciones a los emprendedores y apuesta por el clásico modelo de startups e incubadoras, otro modelo está naciendo. Y en este nuevo paradigma innovador la serendipia es el sistema nervioso. No es paisaje. Ni actitud. Impregna todo.

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Imagen de la muestra-taller ‘Serendipia, un laberinto abierto’ de Trànsit Projectes

El espacio de coworking Seats2Meet.com, que nació en la ciudad holandesa de Utrech, es uno de los responsables de este nuevo camino. En realidad, no es un espacio de coworking al uso. No cobra nada por el uso de sus instalaciones. Apenas incentiva la participación, el aprendizaje informal, la flexibilidad, los encuentros fortuitos. Y tienen un sistema —una plataforma web— para incentivar el intercambio de todo el capital social (las capacidades, el talento).

La única condición para frecuentarlo es compartir. Seats2Meet.com incentiva las conexiones, el sentimiento de pertenencia, la libertad. Y su rentabilidad llega por otros caminos: compartir procesos, ofrecer servicios. El investigador Sebastian Olma hace un buen análisis de este proceso de innovación asimétrica en su libro Serendipity Machine: “En el contexto de Seats2Meet.com, la serendipia significa una creciente posibilidad de encuentro que añadirá valor a la actividad emprendedora de una persona”. La innovación como serendipia. La innovación como sorpresa.

Tal vez, uno de los textos que mejor resume esta nueva ansia de serendipia sea La promesa de la desorganización, del sociólogo Antonio Lafuente. “Para innovar hay que desorganizar, desburocratizar, descentralizar o desjerarquizar”, escribe. Al final del texto, el pensador lanza ideas, versos, dardos; globos coloridos, caóticos, imprevisibles, que se pierden en el horizonte, desgobernandos por la brisa de la serendipia: “Situemos el objeto equidistante respecto a las ignorancias de cada uno de los participantes. Creemos un objeto frontera. Cuidemos que nadie se sienta preferentemente ubicado para comprenderlo mejor. Experimentemos la fuerza que mana de esta inestabilidad. Fomentemos la discrepancia sin cuartel. Hagamos explícitas las divergencias conceptuales. Señalemos el flujo inopinado de prejuicios. Luchemos contra el consenso funcional. Confrontemos el sesgo hacia la normalidad (…) Hagamos filosofía de garaje, practiquemos la cultura hacker, despleguemos la imaginación crítica, valoremos el aura de lo colateral, apreciemos el colorido de lo criollo. Hagamos diseño negro como se hace novela negra, o humanidades ficción como haríamos ciencia ficción”.

Este texto apareció en el número de abril de la revista Yorokobu

MediaLab Prado, diez años de innovación

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Imagen: una modificación de la aparecida en Nómada Blog

Para algunos de los grandes gurús de la innovación la palabra del momento es lab. Laboratorio, tal vez, no sea la traducción más apropiada. La definición de la Real Academia de la Lengua de «laboratorio», de hecho, es insuficiente: «Lugar dotado de los medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico». El matiz habría que buscarlo en el nacimiento del Media Lab del Massachusetts Institute of Technology (MIT), en 1985: un espacio donde converge la tecnología, el arte multimedia y el diseño. Sin embargo, en los últimos años, el modelo MIT parece estancado y obsoleto. Y están surgiendo otros labs más innovadores y relevantes. Y aquí es donde el MediaLab Prado, que acaba de cumplir diez años e inaugura su nueva sede en la Serrería Belga de Madrid, se ha erigido como la gran referencia mundial de la era de los labs.

¿Qué es exactamente un lab? ¿Un laboratorio tecnológico? ¿Un espacio multidisciplinar abierto a la ciudadanía? Quizá no sea necesario acotar del todo la definición de lab. Tal vez baste con observar el paisaje global y fijarse en algunos detalles locales. Cualquier ciudad que quiera reinventarse y adaptarse a la era de las redes apuesta por un lab urbano como el Laboratorio del Procomún de Rosario, en Argentina. Los centros culturales están mutando hacia un paradigma más abierto más allá de los objetos artísticos, como el Ljudmila Media Lab (Liubliana, Eslovenia). Los espacios de arte digital, como el prestigioso Eyebeam de Nueva York, se reciclan apoyándose en lo colaborativo. En todos los casos anteriores el común denominador, la inspiración y el modelo es el MediaLab Prado del Ayuntamiento de Madrid. Y así ocurre con decenas de instituciones, labs, universidades y centros culturales de todo el mundo. Cualquier ciudad del mundo sueña con tener algo parecido al MediaLab Prado. ¿Pero por qué el ADN de este mediaLab se ha convertido en el objeto de deseo de sectores tan dispares como la innovación tecnológica, la cultura o la participación cívica?

 

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El secreto (a voces) del MediaLab Prado podría estar en una definición de José Luis de Vicente: «es una incubadora de comunidades». De hecho, ambas palabras, «incubadora» y «comunidad» han estado en boga en los círculos del Silicon Valley y las agencias de community managers anglosajonas. Sin embargo, casi nunca han ido de la mano. Y es que la innovación en la Era Red camina, como recogen Juan Freire y Antoni Gutiérrez Rubí en el Manifiesto Crowd, hacia otras direcciones: «Los viveros de empresas (siglo XX) han muerto y han nacido los espacios de innovación colectiva (siglo XXI)». La «incubadora» es insuficiente si no existe una «comunidad». Y por eso un lab – su espacio físico y su capa digital – tienen que ser ante todo una plataforma abierta. Por eso el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio de convivencia, innovación y co-creación colectiva tan importante.

El MediaLab Prado es una plataforma, física y digital. Es en espacio físico abierto a todo el mundo y una laboratorio de ideas conectadas en red. El MediaLab es un laboratorio interdisciplinar para crear e innovar. Y un detalle importantísimo: su fortaleza no reside apenas en la programación propia, cocinada por comisarios y especialistas. Su vigor también está en los grupos de trabajo, encuentros y proyectos cocinados de forma horizontal por las comunidades de ciudadanos que frecuentan la sede del MediaLab Prado o participan en él digitalmente. Cada viernes, por ejemplo, existe un open lab en el que cualquier persona puede colaborar y crear proyectos con cualquier persona. Y aquí está otro detalle crucial: el prototipado, término que viene de la cultura digital y de la programación informativa. La cultura del prototipado no genera productos definitivos y cerrados. Trabaja de forma transparente y colectiva en proyectos abiertos, mejorados en tiempo real por la inteligencia ciudadana. Además, el MediaLab Prado se ha convertido en un espacio catalizador donde se encuentran la cultura, la tecnología, las redes, la ciencia, la educación y la innovación.

Sin duda, las líneas de trabajo oficiales del MediaLab Prado son ejes reconocidos, necesarios y relevantes. Su Interactivos? (laboratorio sobre aplicaciones creativas y educativas de la tecnología), su Visualizar (visualizaciones de datos y ciudadanía) o su Laboratorio del Procomún (investigación transversal alrededor del commons) son clarísimas referencias internacionales. Sin embargo, no menos influyentes son los grupos de trabajo auto gestionados Funcionamientos: Diseños abiertos y remezcla social o Género y Tecnología, por citar algunos. El MediaLab Prado es más que un centro cultural, mucho más que un edificio lleno de obras de arte o infraestructuras tecnológicas. Es un conector, un hub, una plataforma que activa la inteligencia colectiva que está transformando la industria, la economía, la tecnología, la educación y el arte en todo el planeta.

8650721371_42c27faed5Imagen: La serrería Belga. Licencia: Creative Commons Share Alike

¿Cuáles son los desafíos del MediaLab Prado en esta nueva época? Sin duda, muchos. Uno importante es canalizar la innovación empresarial y navegar en los nuevos paradigmas económicos. En un momento en el que el mismísimo The Economist le dedica una portada a la sharing economy (economía compartida), el MediaLab Prado está muy bien situado. Y puede convertirse, si sigue su ya reconocida senda, en un gran catalizador de la inteligencia ciudadana, las redes, la cultura abierta y la innovación que necesita Europa. De hecho, la conexión de personas en MediaLab Prado de estos años ha dado pie a proyectos y start ups ciudadanas como MLP, Play the Magic, Open Materials, Hackteria, Lummo, Muimota, Máster DIWO, Ultralab o Data Citizen Driven City, entre muchos otros. Algunos nuevos grupos de trabajo como el IoT Madrid (Internet de las Cosas) o proyectos en exhibición como Impresoras 3D: Makerbot y Reprap son toda una apuesta de futuro.

Sin embargo, en un momento en el que la mayoría de la población del planeta se concentra en ciudades, el gran desafío del MediaLab Prado es la innovación urbana. No es casualidad que algunos de los labs influyentes en el mundo estén apostando sus cartas a la innovación urbana, como  el CityLab de Cornellà en Barcelona o el BMW Guggenheimlab de Nueva York. Por eso, es vital que el MediaLab esté situado en el corazón histórico de Madrid. Su vocación urbana es patente en grupos de trabajo como Ciudad y procomún, la nueva estación de Ciencia Ciudadana o proyectos como Hacer barrio o Quality Eggs. 

La historia del barrio de las Letras donde se ubica el MediaLab Prado nos brinda otra clave interesante. Las instituciones científicas fueron las responsables del primer ensanche de Madrid y la expansión del barrio de las Letras. En el siglo XVIII, en apenas tres décadas la ciudad vio cómo se levantaban el Jardín Botánico, el Observatorio Astronómico, la Academia de Ciencias (hoy Museo del Prado), el Hospital General hoy Museo Reina Sofía) y el Gabinete de Máquinas (destruido, pero cerca del antiguo Museo del Ejército). El nuevo emplazamiento del MediaLab Prado, la Serreria belga, es otra metáfora: la era industrial que abandonó los entornos urbanos.

Por todo ello, convertir un espacio industrial abandonado en un lab de innovación ciudadana justo donde empezaron a dialogar las letras y las ciencias es una metáfora verdaderamente prometedora.

Del #Partidodelared al #PartidodelFuturo

Vídeo presentación del Partido de la Red

La democracia en red está en marcha. Las viejas instituciones se tambalean. La vieja política sigue ocupando hemiciclos políticos, pero cada día es más irrelevante. La sociedad en red es un hecho. Y antes o después, acabará transformando la política. Los partidos dejarán de ser la única forma de participar en la política. La sociedad en red en su conjunto será en sí misma una nueva plataforma política. Esta semana hemos visto dos movimientos interesantes que desde el formato partido aspiran a transformar la política: la presentación del Partido de la Red (Argentina) y el lanzamiento del programa del Partido X, Partido del Futuro (España).

Por un lado, el Partido X, tras las agudas críticas recibidas por el anonimato de sus miembros, preparó un vídeo con una veintena de caras de algunos de los participantes y colaboradores. Además, hicieron público su programa #DemocraciaYPunto, que ha sido cocinado de forma colaborativa entre miembros del partidos, expertos y ciudadanos entre los días 29 de enero y 18 de marzo de 2013. Concentra sus esfuerzos en cuatro puntos: transparencia en la gestión pública, wikigobierno y wikilegislaciones, derecho a voto real y permanente y refenréndum obligatorio y vinculante.“Anonimato y transparencia no están reñidos”, destacan en la introducción de su programa, “todo lo contrario”.

Por otro lado, el Partido de la Red de Argentina, que lleva unos meses cocinándose en red, también ha salido a la luz pública con varios vídeos de presentación. El Partido de la Red, aunque no esconde la cara de sus participantes, también ataca de lleno los lideratos personales. Esta frase resume bien su esencia: “La democracia que tenemos está estancada: es miope. Ordena mal las prioridades: su ancho de banda es limitado”.

A continuación reproduzco un estracto del Manifiesto de la Red elaborado colaborativamente por el Partido de la Red. Un manifiesto incompleto que cualquier puede editar en esta wiki y que ya se me antoja como un clásico de nuestra era. No he podido evitarlo: he remezclado el manifiesto y he añadido algunas frases del programa del Partido X, Partido del Futuro.

#DemocraciaEstancada

la #DemocraciaEstancada es herencia del siglo XIX: forjada en otras condiciones tecnológicas y sociales, no atiende a las nuevas demandas

la #DemocraciaEstancada es un supermercado de oferta acotada y mediocre, que fuerza a elegir y debatir personas en lugar de ideas

la #DemocraciaEstancada tiene una clase política acorde: su integridad es el marketing, su tragedia es la muerte de las ideas

#Red

la #Red se estructura de par a par: es una #Red humana sin centro, que comparte conocimientos, experiencias y aprendizajes

la #Red desafía la concentración de información, derriba barreras sociales, económicas, culturales, intelectuales y geográficas

la #Red facilita la interacción entre la inteligencia colectiva de la ciudadanía y el conocimiento competente de profesionales preparados

#Pares

los #Pares se conectan, están activos, aprenden, se transforman, se vinculan al entorno, dan y reciben en comunidad

los #Pares no se reconocen por su consumo. se encuentran para cooperar y no para competir

#DemocraciaEnRed

la #DemocraciaEnRed, como sistema, busca la distribución transparente de información, resalta la horizontalidad sobre la verticalidad.

en la #DemocraciaEnRed la decisión surge del diálogo entre mayorías y minorías, con reglas para el acuerdo y canales para el desacuerdo

#DemocraciaenRed es el resultado de una democracia que incluye la participación de la ciudadanía para elaborar y gestionar los asuntos comunes.

#PartidodelaRed

el #PartidodelaRed propone el compromiso de #Pares en un modelo participativo ciudadano de consecuencias políticas efectivas

el #PartidodelaRed es literal: se organiza, trabaja y decide en #Red

el #PartidodelaRed se siente global: opera dentro de un marco geográfico, pero su espíritu refiere a todos los habitantes del mundo

el #PartidodeLaRed no es la solución: es un catalizador de las soluciones.

Think Cities, innovación educativa en territorios híbridos

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Tras la exitosa experiencia de la plataforma Think Commons, una sesión de videochat sobre cultura colaborativa y procomún desarrollado por el arquitecto y urbanista Domenico Di Siena, nace Think Cities, un proyecto de investigación y educación dedicado a la Innovación Urbana y la Gestión del Territorio. En él coinciden los conceptos de espacios híbridos (analógico+ digital), educación expandida (más allá de las metodologías y lugares clásicos de aprendizaje) y glocalismo (local + global). La sesión de presentación se llevará a cabo hoy a las 18h (GMT +2) en la plataforma Think Commons.

Think Cities propone un proceso innovador mejor conocido por el término anglosajón blended learning, que consiste en recrear un entorno de aprendizaje híbrido, mezclando sesiones on-line y sesiones presenciales. Think Cities es un curso online gratuito y abierto. Las sesiones serán semanales: todos los lunes a las 18h (GMT +2) con una duración de 1h30.

El interés de este formato y la utilidad de una plataforma como ésta, se debe a su capacidad de generar un contexto aumentado e internacional donde encontrar y relacionarse entre profesionales, investigadores y estudiantes interesados o implicados en la gestión urbana en España y Latinoamérica. Las Universidades más adelantadas están poniendo en marcha los denominados Masssive Open Online Course (MOOC), cursos online gratuitos a los que pueden apuntarse una gran número de personas desde cualquier parte del mundo.

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Sin embargo el proyecto que propone Di Siena, va más lejos, ya que apuesta por un proceso totalmente glocal basado en intercambios de conocimiento, en un equilibrio entre procesos digitales y presenciales y, sobre todo, entre una dimensión global del conocimiento y realidades locales. Otro elemento que hace de Think Cities un proyecto de educación expandida diferente e innovador, es su relación con las universidades. Cualquier universidad, tanto española o iberoamericana puede participar en las sesiones abiertas, desde las aulas de cualquier clase de grados, master o doctorados. La gran apuesta de este proyecto, por tanto, es generar lazos y sinergias entre diferentes realidades y contextos.

Hay tres formas básicas para participar:

1) Videochat utilizando la tecnología de multi-conferencias de Google+

2) Streaming + Chat en la plataforma Think Commons.

3) Twitter con mensajes utilizando la palabra clave #thinkcities.

Todas las sesiones serán consultables en diferido, en la web del proyecto thinkcities.org.

Creditos: Imágenes de Jonathan Reyes (@ciudad_basura

Mecambio.net, alternativas libres y sostenibles para todo

mecambio

 

«¿Sientes que tras los bienes que necesitas en tu vida (energía, comida, agua, ropa, etc.) se esconden grandes males (corporaciones, contaminación, especulación)? ¿Sientes que tras los servicios que contratas sólo prevalece maximizar beneficios? ¿Piensas que una economía real, la distribución social y ecológicamente eficiente de bienes, debe prevalecer sobre la economía especulativa? Cámbiate, hay alternativas. Aquí encontrarás una guía selectiva de servicios para particulares a los que puedes acceder desde ya en Españistán». Así de simple es la declaración de intenciones de Mecambio.Net.

La plataforma Mecambio.net, que nació el pasado mes de diciembre, pretende «recopilar proveedores de cualquier campo de actividad que promueven formas de consumo, prosumo y producción basadas en otros valores». Las características que tienen que cumplir, afirman en su web, es la «gestión, producción y relaciones que sean sostenibles, justas, distributivas (no acumulativas) y participativas (no clientelares)». El nuevo mundo en red encontró una alternativa a la Enciclopedia Británica, la Wikipedia. Una muy sólida a los sistemas operativos cerrados como Windows: Linux. Y ahora, gracias al creciente directorio de Mecambio.net, los usuarios podrán encontrar una alternativa para cada X a despejar. Mecambio.net incluye las siguientes categorías: finanzas, energía, conectividad, alimentación, cultura y conocimiento, vivienda, ropa/muebles/objetos y salud .Repaso algunas de ellas.

Finanzas. Mecambio.net incluye en su web a algunas cooperativas de ahorro (com Coop57), bancos éticos (como Triodos Bank) o plataformas para  financiar proyectos (Goteo.org) o monedas sociales (como la divisa P2P BitCoin o la sevillana Puma). Acá la lista completa, que sigue creciendo con la aportación de los usuarios.

Energía. Mecambio.net destaca proyectos «que hacen posible una gestión sostenible, no centralizada y cooperativa» e incluye iniciativas de autogestión energética como GoiEner o SomEnergia.

Conectividad. Mecambio.net hace un repaso básico a «herramientas libres (no sujetas a copyrights, patentes o monopolios) y abiertas a que cualquier persona las mejore y adapte». Incluyen el buscador Duckduckgo (que no registra los pasos de los usuarios ni hace negocio con ello), el sistema operativo Ubuntu, la red abierta y libre Guifi.net y la red social libre N-1.cc, entre otros.

Cultura y conocimiento. Mecambio.net hace un buen repaso, más pensado en todas aquellas personas que todavía no saben mucho sobre cultura libre. El inventario incluye licencias libres como Creative Commons, plataformas donde informarse bien como la X-net, proyectos de música compartida como Jamendo o Bandcamp, iniciativas alrededor de la literatura abierta como Traficantes de Sueños o Bookcamping.c o catálogos de cine online y libre como Filmin. No podían faltar la recomendación de usar el protocolo torrent y programas como Vuze.

El hashgtag en Twitter promovido para debatir e incluir alternativas es #Mecambioya.

La era de la polinización cruzada

 

Cada pieza es una llave. Un cuerda que conecta. Una chispa que ilumina un rincón inesperado. Un pasadizo secreto al otro lado de la montaña mágica. Lo mejor de todo: cada pieza forma parte de un sistema mayor cuya única misión es posibilitar conexiones imposibles. El Free Universal Construction Kit, un sistema de ochenta piezas, tiene un objetivo aparentemente poco importante: que los niños conecten juguetes diferentes. Las ochenta piezas del kit permiten unir piezas de LegoDuploFischertechnik o Gears, entre otros. Los sistemas de juego patentados por marcas, de repente, están conectados. Pero todavía queda una vuelta de tuerca magistral: el colectivo F.A.T (con su picante receta de cultura pop, código abierto y activismo) y SyLab no venden las piezas. Las cuelgan en Internet en formato STL con licencia libre para que cualquier persona pueda construirlas con ayuda de una impresora 3D (ellos recomiendan Makerbot).

Pensemos en la esencia del Free Universal Construction Kit. Pensemos en grande: la conexión como eje de la estrategia, el vínculo como valor añadido, lo transversal como factor multiplicador. Cada pieza es la responsable de que un sistema entero sufra una mutación creativa. El sistema ha funcionado durante siglos con la inercia del divide y vencerás. Del patenta y te enriquecerás. Del inventa en solitario y triunfarás. Pero la sociedad en red, en la era de la inteligencia colectiva y del código abierto, está dinamitando los sistemas excluyentes y las habitaciones privadas. El departamento de I+D de especialistas que no dialogan ni con la sociedad ni con otros expertos de otras disciplinas está seriamente amenazado. La revista Wired, destacaba recientemente en un artículo de su edición británica titulado Cómo descubrir el futuro la figura de los cross-pollinators en la innovación, algo así como polinizadores cruzados.

La innovación en la era del crowd, según Wired, debería estar inspirada en la función de la abeja, vital en la tarea de la polinización cruzada de ciertas plantas. El cross-pollinator sería una pieza clave de esta convulsa nueva época, un catalizador, un co-inspirador interdisciplinar. De hecho, la historia ha estado llena de polinizaciones cruzadas basadas en la serendipia (descubrir algo mientras se busca otra cosa). Piérdete y descubrirás. Alexander Fleming inventó la penicilina por casualidad cuando investigaba el cultivo de bacterias. Las famosas notas pos-it nacieron por azar. El artículo de Wired brinda algunos buenos ejemplos: «Cuando el matemático John von Neumann cruzó física e ingeniería ayudó a la ciencia informática. Su contemporáneo Buckminster Full navegó con soltura entre la ingeniería, la economía y la biología para resolver problemas de tráfico, arquitectura y diseño urbano». La economía conductual por ejemplo, surgió cuando Daniel Kahneman y Amos Tversky mezclaron psicología y economía.

 ¿Y qué innovación surgirá en esta nueva era de cross-pollinators? ¿Qué polinización generará la era de los equipos adhócratas que trabajan de forma rotativa, flexible e interdisciplinar? ¿Podríamos pensar que cada pieza del Free Universal Construction Kit es una metáfora de algo mayor? ¿Qué cada pieza podría ser una persona, una plataforma web o una puerta de un edificio que incentiva una conexión imposible? Los matices son muchos (y remezclables). Un biólogo como Juan Freire que investiga sobre arquitectura y organización de empresas es un polizinador cruzado, cierto. Pero una API abierta que permite, por ejemplo, cruzar Craiglist y Google Maps para crear Housingmaps, es un interfaz-polinizador cruzado. Y un hub físico como el MediaLab Prado donde trabajan personas multi disciplinarmente es un lugar-polinizador cruzado. Y MoveCommons, que pone en contacto a personas y colectivos con inquietudes similares, es una plataforma-polinizador cruzado. Y Kune, que facilita el trabajo digital colaborativo, es una herramienta-polinizador cruzado. Y Thingdiverse, un acervo virtual de diseños para objetos reales, es un almacén-polinizador cruzado.

Pensemos en grande. O mejor:  pensemos en pequeño. Ya sea una persona, una plataforma, una herramienta, un lugar, un ciberalmacén o un código abierto, nunca existirá la polinización cruzada sin una nueva actitud que guíe a una nueva sociedad. Reciclarse o morir. Pensar lateralmente o desaparecer. Conectar-colaborar o perder. Recuerda: tu inspiración es la abeja. Somos enjambre. ¿Qué está contenido en un humano, como escribía, Kevin Kelly en Out of control, que no emergerá hasta que estemos todos interconectados por alambres y política?

Este texto se ha publicado en Yorokobu. 

 

 

Hacia la ciudad del aprendizaje

Nós.vc – Encontros Inspiradores from Nós.vc on Vimeo.

Crea un evento en la red. Puede ser una conferencia. O un debate. O una clase. Ahora, escoge un lugar. Una ciudad, un barrio, una sala. Pide un número mínimo de participantes. Puedes elegir si es un evento gratuito o si requiere un pago. Después, muévelo en las redes. Y espera. Así de sencilla es la filosofía de la plataforma brasileña Nos.vc.

Nos.vc, algo así como «nós e vocè» (nosotros y tú), quiere incentivar el intercambio de conocimientos en cualquier espacio. Quiere romper los muros de las universidades. Y transformar la urbe en la ciudad del aprendizaje de la que habla el urbanista y pensador Doménico di Siena. Cualquier rincón puede ser una clase. Cualquier parque, cualquier plaza, un espacio de enseñanza e intercambio. Todas las personas pueden aprender de todas. La jerarquía profesor-alumno ya no es tan rígida. La enseñanza es más bidireccional.  Y Nos.vc lo tiene muy claro: «el aprendizaje no debe restringirse a las fases de la vida, instituciones o algunos maestros. Cualquier momento es bueno, todo el mundo puede enseñar y aprender».

¿Y en qué consiste exactamente el concepto de ciudad del aprendizaje’ Para empezar tiene un claro antagonismo frente a las ciudades creativas preconizadas por el neoliberal Richard Florida, basadas en un modelo de consumo cultural. La ciudad del aprendizaje, según Doménico di Siena, consiste en «pasar de modelos basados en la creación de productos y servicios eficientes que nos obligan a un movimiento constante (y al consumo), a modelos basados en la gestión de la información y producción del conocimiento (autorganización)». La iniciativa de Doménico Think Commons, que une virtualmente a diferentes personas que luego se encuentran en la ciudad, es buen ejemplo de ello.

La Universidad Indignada del movimiento español 15M, que quiere convertir las plazas y parques en una universidad abierta, camina en esta dirección. Salvando las distancias, el proyecto Break Out de Barcelona, también. Su eslogan, «Escápate de la oficina», invita a usar el espacio público como oficina. Una ciudad llena de oficinas itinerantes, de personas trabajando en la proximidad, sería una ciudad del aprendizaje. El plug in Meet Up Everywhere, que permite el encuentro en el entorno urbano de comunidades virtuales alrededor de contenidos temáticos, es otra cara de la ciudad del aprendizaje.

¿Tiene sentido limitar una clase en un espacio físico cerrado en la era de las redes?  La Universidad de Harvard tiene claro que no: a partir de ahora colgará en Internet la mayoría de sus cursos. El mismísimo Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha decidido colgar sus cursos completos en la red para que cualquier persona pueda seguirlos. El Hacking Academy Studio, puesto en marcha por algunos miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, va en esta dirección. Aunque quizá el ejemplo más radical de enseñanza autogestionada sea el de la P2P University.

Mientras gobiernos suben las tasas universitarias hacia un modelo de formación elitista, la sociedad reinventa la educación desde la horizontalidad y lo compartido.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa