De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Hacia la ciudad del aprendizaje

Nós.vc – Encontros Inspiradores from Nós.vc on Vimeo.

Crea un evento en la red. Puede ser una conferencia. O un debate. O una clase. Ahora, escoge un lugar. Una ciudad, un barrio, una sala. Pide un número mínimo de participantes. Puedes elegir si es un evento gratuito o si requiere un pago. Después, muévelo en las redes. Y espera. Así de sencilla es la filosofía de la plataforma brasileña Nos.vc.

Nos.vc, algo así como «nós e vocè» (nosotros y tú), quiere incentivar el intercambio de conocimientos en cualquier espacio. Quiere romper los muros de las universidades. Y transformar la urbe en la ciudad del aprendizaje de la que habla el urbanista y pensador Doménico di Siena. Cualquier rincón puede ser una clase. Cualquier parque, cualquier plaza, un espacio de enseñanza e intercambio. Todas las personas pueden aprender de todas. La jerarquía profesor-alumno ya no es tan rígida. La enseñanza es más bidireccional.  Y Nos.vc lo tiene muy claro: «el aprendizaje no debe restringirse a las fases de la vida, instituciones o algunos maestros. Cualquier momento es bueno, todo el mundo puede enseñar y aprender».

¿Y en qué consiste exactamente el concepto de ciudad del aprendizaje’ Para empezar tiene un claro antagonismo frente a las ciudades creativas preconizadas por el neoliberal Richard Florida, basadas en un modelo de consumo cultural. La ciudad del aprendizaje, según Doménico di Siena, consiste en «pasar de modelos basados en la creación de productos y servicios eficientes que nos obligan a un movimiento constante (y al consumo), a modelos basados en la gestión de la información y producción del conocimiento (autorganización)». La iniciativa de Doménico Think Commons, que une virtualmente a diferentes personas que luego se encuentran en la ciudad, es buen ejemplo de ello.

La Universidad Indignada del movimiento español 15M, que quiere convertir las plazas y parques en una universidad abierta, camina en esta dirección. Salvando las distancias, el proyecto Break Out de Barcelona, también. Su eslogan, «Escápate de la oficina», invita a usar el espacio público como oficina. Una ciudad llena de oficinas itinerantes, de personas trabajando en la proximidad, sería una ciudad del aprendizaje. El plug in Meet Up Everywhere, que permite el encuentro en el entorno urbano de comunidades virtuales alrededor de contenidos temáticos, es otra cara de la ciudad del aprendizaje.

¿Tiene sentido limitar una clase en un espacio físico cerrado en la era de las redes?  La Universidad de Harvard tiene claro que no: a partir de ahora colgará en Internet la mayoría de sus cursos. El mismísimo Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha decidido colgar sus cursos completos en la red para que cualquier persona pueda seguirlos. El Hacking Academy Studio, puesto en marcha por algunos miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, va en esta dirección. Aunque quizá el ejemplo más radical de enseñanza autogestionada sea el de la P2P University.

Mientras gobiernos suben las tasas universitarias hacia un modelo de formación elitista, la sociedad reinventa la educación desde la horizontalidad y lo compartido.

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Un manifiesto para un desministro

Hace unas semanas que tengo en «borradores» esta entrada de blog. Es un pequeño extracto del ya clásico Manifiesto cluetrain, un libro que publicaron en 1999 David WeinbergerRick LevineChristopher Locke y Doc Searls. El manifiesto supuso un sopetón al marketing clásico en el momento en el que Internet comenzó a dinamitar las reglas del viejo mundo. Me he limitado a seleccionar diez puntos de los 95 que colgaron en Internet, generando un extensísimo debate que dura hasta hoy.

En principio, el titulo está dedicado al José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte de España, el ministro peor valorado de España.  Su calamitosa gestión – aprobación de la infame ley Sinde-Wert, recortes en educación, chulería y falta de respeto hacia la sociedad en red – se merece una contestación ciudadana intensa. Pero viendo la catadura del consejo de Ministros de Mariano Rajoy – una mezcla distópica entre el opus dei y Lehman Brothers – creo que este post podría estar dirigido a cualquier ministro. Tras el violento desalojo de la Puerta del Sol de Madrid de la madrugada del sábado, estas líneas bien podría estar dedicadas a Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior.

Dudo que alguno de ellos conozca el manifiesto. Y si lo conocen, están cometiendo todos los errores destacados ya en el remoto año de 1999. Es más: estoy seguro que seas del país que seas, encontrarás un ministro que se merezca esta entrada de blog.

Acá va, una pequeña selección de la prehistoria de Internet para los dinosaurios analógicos.

1) Los mercados consisten de seres humanos, no de sectores demográficos.

2) Internet hace posible tener conversaciones entre seres humanos que simplemente eran imposibles en la era de los medios masivos de comunicación.

3) Los hiper-enlaces socavan a las jerarquías.

4) Las conversaciones en red hacen posible el surgimiento de nuevas y poderosas formas de organización social y de intercambio de conocimientos.

5) En los mercados interconectados como entre empleados intraconectados, la gente utiliza nuevas y poderosas formas de comunicación.

6) Las compañías que no pertenecen a una comunidad de diálogo, morirán.

7) El lenguaje inflado y pomposo que utilizas – en la prensa, en tus conferencias – ¿qué tiene que ver con nosotros?.

8) Estás invitado, pero es nuestro mundo. Quitate los zapatos y déjalos junto a la puerta. Si quieres comerciar con nosotros, ¡baja de tu camello!.

9) Queremos que trates a 50 millones de nosotros tan seriamente como tratas a un reportero del diario financiero.

10) Estamos despertando y conectándonos. Estamos observando. Pero no estamos esperando.

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Mi libro copyleft vale un tweet

 

La primera parte de mi libro #24H, editado por Dpr-Barcelona, estuvo durante el día de ayer disponible a golpe de tweet. Todas las personas que utilizaron el servicio Pay with a tweet tuvieron acceso a la mitad de #24H. El libro recrea 24 horas en Internet, entre el 16 y el 17 de mayo de 2011, con la eclosión del movimiento 15M a la vuelta de la esquina. Por eso, ayer estuvo «El día» de #24H a golpe de tweet. Y hoy ya hemos colgado «la noche» del libro. El día de #24H – rizomático, cóncavo, engañoso- estará así completo. Un día que tiene, como ya avisamos ayer, 50.400 horas de Youtube. 2.100 días caben en un día. 70 meses, en 24 horas. Porque #24H es una trampa

Apostamos por el Pay with a Tweet –  un sistema elogiadísimo en publicaciones especializadas – porque creemos que la circulación de una obra es más importante que su valor monetario. Porque pensamos que el dinero fue la divisa del siglo XX, pero el flujo o la reputación social componen la nueva moneda social del siglo XXI. El marketing clásico está (casi) muerto. El commons marketing – economía de lo compartido – llama a la puerta. Y quien abra esta puerta del ya clásico buzz desaparecerá, arrollado por la era de lo compartido.

Este inicio de campaña en Twitter es apenas el primera paso. César Reyes, uno de los editores, ha bautizado la estrategia como «ocupar plataformas». Durante este fin de semana, #24H estará disponible en papel gracias a las plataformas Bubok y Lulu. Cualquier persona lo recibirá directamente en casa. Aunque las librerías también pueden hacer sus pedidos (con buenas condiciones). Y el lunes ya estará a la venta en formato ePub (ideal para leer en tablets) a un precio redondo: 1,99 euros. La licencia es copyleft. La copia está liberada. Paulatinamente, #24H se incorporará a plataformas como Amazon. Y se irá fragmentando en las remezclas que los lectores irán haciendo en nuestra sala de remezclas. #24H ha dejado de ser mío. Ahora es vuestro. Un libro para el procomún.

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Un manifiesto posperiodístico

Para algunos, los periódicos de papel están marcados para morir. El estudio elaborado por Ross Dawson creó una línea del tiempo con la fecha exacta de fallecimiento de los diarios en cada país. En 2017 se extinguirá el último periódico en Estados Unidos. En 2031 no habrá diarios en Japón. En torno a 2040 no quedarán periódicos impresos en África. Para muchos, la comparación es inevitable: si desaparecen los periódicos muere el periodismo. Los agoreros aprovechan cada dato o informe para confirmar la crónica de una muerte anunciada. La prensa escrita es la industria que más decrece en Estados Unidos. Los medios se hunden en España: baja un 20% la facturación por publicidad. Sin papel no hay periodismo, piensan los que fabrican noticias como siempre lo hicieron.

Los augurios mortales contra los medios – o contra el periodismo-  vienen de lejos. El prestigioso pensador Jean Baudrillard, en su clásico Réquiem for the media, de 1972,  arremetía con el sistema de mass media unilateral y vertical. «Debemos entender la comunicación – escribía Baudrillard – como algo más que una simple transmisión-recepción del mensaje». Informar no es comunicar. Pero la mayoría de los medios de comunicación continuaron en la senda de la transmisión-recepción del mensaje en la era de Internet. El medio es el mensaje, como diría Marshall McLuhan. El papel / pantalla es todo. Substituye al mensaje.

En 2005, Bruce Sterling, uno de los escritor más influyentes del cyberpunk, observando la inercia del viejo régimen informativo escribió el Dead Media Manifiesto (manifiesto de los medios muertos), «una guía para los paleontólogos de los medios». Bruce (@bruces en Twitter) vislumbró entonces el suicidio de los medios: «Necesitamos un libro sobre los fallos de los medios, el colapso de los medios, un libro que detalle los horribles errores que debemos conocer para no repetirlos». Su manifiesto, en esencia, no era tan diferente al réquiem mediático de Baudrillard: «El verdadero medio es una transmisión inmediata, dada y recibida, hablada y respondida, móvil en el mismo espacio y tiempo, recíproca y antagonista».

Confieso que este post no existiría sin el texto Por un manifiesto posfotográfico de Joan Fontcuberta, en el que el artista catalán desguaza los cimientos de la vieja fotografía con fascinante naturalidad. Fontcuberta imagina cómo opera la «radical creación posfotográfica» en un mundo en el que «el artista se confunde con el curador, con el coleccionista, el docente, el historiador del arte, el teórico». Ya no se trata de producir obras, afirma, «sino de prescribir sentidos». Prevalece la circulación y gestión de la imagen, apunta, «sobre el contenido de la imagen». Tras varias relecturas del texto de Fontcuberta, tras más de quince años de profesión, cambié la palabra «periodista» en mi perfil en Twitter por «posperiodista». Y eso que tengo muy claro que el periodismo no va a morir. Nos encontramos ante una mutación semántica. La definición clásica de periodismo ya no sirve. Tal vez sobreviva, enriquecida, en una nueva definición de «posperiodismo». Un redefinición que describe otra realidad, otra práctica, otros hábitos. ¿Y cómo opera la radical creación del posperiodismo? Intentaré imaginar una especie de hardware posperiodístico en un decálogo abierto, remezclable y claramente mejorable colectivamente. Los siguientes puntos ya están colgados en un wikidocumento en PiratePad. Cualquiera puede rescribir este manifiesto posperiodístico.

1) La información pasa a ser un proceso compartido. Los productores de información incluyen a los lectores en la elaboración del contenido. Compartir en blogs, plataformas de vídeo o sites los detalles de cómo se ha elaborado un trabajo informativo es tan importante como el resultado final. El contenido llegará a ser un making of en tiempo real.

2) La definición de contenido evoluciona, crece, se amplia.Comentar una noticia, difundirla con un valor añadido (más contenido), remezclarla, es crear contenido. La adhesión (clickar en «Me gusta» en una red social) es otra nueva mutación del contenido. La edición pasa a considerarse una forma de autoría.

3) El posperiodista se confunde con el curator (comisario). Seleccionar el contenido relevante en la infoesfera de la sobreabundancia será una de sus principales tareas. Filtrar contenido será una de las labores del posperiodista.

4) Sobre el marco: tenemos que entender el posperiodismo como una estructura de código abierto en constante desarrollo. Nadie posee el periodismo. Cualquiera puede usarlo. Cualquiera puede mejorarlo. Cualquiera puede hackearlo.

5) La noticia – que no desaparecerá – deja de ser la unidad básica del posperiodismo. El flujo, un constante fluir de hechos, datos y declaraciones, pasa a ser la columna vertebral del posperiodismo. El fragmento pasa a ser la unidad mínima informativa. La información se convierte en un río compartido que incorpora fragmentos distribuidos elaborados por periodistas y lectores. El río convivirá con una estructura informativa descentralizada (archivo en beta) inspirada en la Wikipedia.  Algunos, camino insinuado por la P2P Foundation, preferirán añadir información al wikicuerpo de su marca que al río de flujos.

6) La información deja de ser un producto para ser una comunidad. En ocasiones, las comunidades girarán en torno al contenido generado por los posperiodistas. En otras, ellas mismas elaborarán su propio contenido. Los medios – con contenido propio o ajeno- pasan a ser una valiosa plataforma de interacciones.

7) La inmediatez pasa a ser considerada como un mero plug in o aplicación de algo mayor. Sin un sistema operativo, sin un gestor de contenidos, el plug in o aplicación informática es inservible. La inmediatez no es el epicentro del posperiodismo. La inteligencia colectiva de una ciudadanía armada de smart phones será el mejor aliado (y no enemigo) del posperiodismo para entender la inmediatez. Buena parte de las fuentes clásicas serán devoradas por esa inteligencia colectiva en tiempo real.

8) El posperiodismo prescribe sentidos a hechos ya conocidos. El lector descubrirá cada día menos noticias en las marcas informativas. Entenderá gracias a las marcas informativas, eso sí, los fragmentos ya conocidos. Por eso no basta con informar. No basta con comunicarse con los lectores. Explicar, analizar y contextualizar son características que se diluirán en todos los géneros narrativos.

9) Sobre la definición de relato: las historias se construyen con piezas de naturaleza diferente, con piezas superpuestas, con piezas moldeables. El relato adoptará nuevos e impredecibles formatos híbridos construidos con pedazos aparentemente inmezclables.

10) Sobre el eco del mensaje: prevalece la importancia de la circulación y de lo compartido. El mensaje será algo coral, distribuido, modificable, enriquecido y retroalimentado durante todo el ciclo de la comunicación. El eco – una nueva narración colectiva – se confundirá con el mensaje.

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Gaming the city

Juega en la ciudad. Deconstrúyela. Vuelve a construirla. Juega con otros. Reinventa lúdicamente tu urbe. No estoy queriendo hablar de videojuegos clásicos como el Sim City (construir ciudades), de GeoCities (hospedaje de dominios en un mundo virtual con ciudades y barrios) o de Second Life (mundo virtual). Quiero hablar de la ciudad física. De cómo las calles / plazas / parques pueden convertirse en una interfaz social interactiva. De cómo el juego puede convertirse en el corazón de la vida urbana. Juego, luego existo. 

El filósofo holandés Johan Huizinga abordó la antropología del juego en un libro visionario de 1938  Homo ludens. El juego no es apenas diversión. Es civilización. El homo ludens (que juega) completa al sapiens, que piensa. Y hace que el homo faber, el hombre que construye-fabrica tan mencionado por Karl Marx, continúe fabricando. El hombre juega, como los animales, pero sabe que juega. Somos, como diría Huizinga, algo más “que seres de razón, puesto que el juego es irracional”. Juego, luego existo. Por eso voy a mencionar algunos juegos basados en el espacio público y la tecnología.

Snake the planet (ver vídeo). El estudio australiano  Mobile Projection Units ha adaptado un juego de teléfonos móviles clásico, el Snake, a la vida real. Las formas coloridas se adaptan a paredes, fachadas, puertas. Los jugadores del Snake the planet compiten entre sí en el espacio físico.

City Fireflies.  El MediaLab Prado de Madrid ha desarrollado un juego interactivo para varios jugadores diseñado para la fachada del edificio. Objetivo: «reivindicar la plaza como lugar de juego, para lo cual los ciudadanos deberán eliminar las amenazas que aparecen en el espacio urbano». Apenas hace falta un teléfono móvil.

Koppelkiek. De todo el historial del fantástico estudio  holandés Whatsthehubbub (especializado en juegos en el espacio físico) me quedó con Koppelkiek, un concurso-juego en el que los ciudadanos hacían fotografías de amigos y/o desconocidos y conseguían puntos tras subirlas a una web. El juego consiguió revitalizar el conflictivo barrio de Hoograven, en Utrecht.

Revolutionary Games. Este colectivo neoyorquino está especializado en inventar juegos colectivos, lúdicos y activistas en el espacio público. Se reúnen todos los viernes, a las 12.00 pm en el Yippie Museum Café de Nueva York.

Commons the game. Una App para teléfonos móviles para mejorar los problemas de los barrios de la ciudad de Nueva York. Un simple sistema de recompensas le da cierto dinamismo y genera nuevas interacciones.

Chromaroma. Un juego que convierte el sistema de transportes público de Londres en un gran reto colectivo. Los usuarios se convierten en jugadores que tienen que hacer eficiente uso del transporte y de sus trayectos. Pueden formar equipos con desconocidos. Y no hace falta teléfono móvil, apenas la tarjeta Oyster Card (ticket). Ha sido un gran éxito a la hora de incentivar el transporte público.

Para más información recomiendo la web del estudio barcelonés radarq, dirigido por (el gran) Paco González.También el libro del proyecto Over the game, del colectivo sevillano Zemos98.

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De las redes verticales a las redes distribuidas

 

«Bajo toda arquitectura de información se esconde una estructura de poder». Así de contundente era uno de los dichos más repetidos del grupo ciberpunk español en los años noventa. «Toda arquitectura de red esconde una estructura de poder», podríamos remezclar en la supuesta era de las redes sociales. Un detalle: redes sociales existen desde la noche de los tiempos. Medios sociales (el tan desgastado social media), desde las pinturas rupestres. ¿Qué aporta Internet, pues, al añejo mundo de las redes? Nada mejor para hacer un básico repaso que la topología de las redes que hizo Paul Baran, uno de los padres de Internet. Usando de base la excelente entrada Topologías de red de la Indianopedia del Grupo Cooperativo de las Indias, hago un breve repaso a los tres tipos básicos de redes. Tres tipos que, de momento, conviven e incluso se mezclan.

RED CENTRALIZADA. Todos los nodos, menos uno, son periféricos y sólo pueden comunicarse a través del nodo central. La caída del nodo central priva del flujo a todos los demás nodos. La red separa emisores de receptores. Y se  rige por el principio del «conocimiento» (el receptor conoce el mensaje del emisor). El nacimiento de los periódicos o de los clubs políticos son dos buenos ejemplos de red centralizada. La televisión que emite mensaje unidireccional, la publicidad clásica o un Estado centralista son redes centralizadas.

RED DESCENTRALIZADA. Aparece por la interconexión de los nodos centrales de varias redes centralizadas. Como resultado no existe un único nodo central sino un centro colectivo de conectores. La caída de uno de los nodos centralizadores, conlleva la desconexión de uno o más nodos del conjunto de la red mientras que la caída del cluster centralizador produciría necesariamente la ruptura o desaparición de la red. La red se rige por principios como la «adhesión» o la «participación». El nacimiento del telégrafo marcó el inicio de las redes descentralizadas. La iglesia católica, el Estado Federal o Wikipedia son redes descentralizadas. Aunque David de Ugarte, uno de los impulsores de la Indioanopedia, afirma en su excelente El poder de las redes, que Facebook es una red centralizada, a mi entender es una mezcla de red centralizada y red descentralizada (con adhesión y participación).

RED DISTRIBUIDA.  Todos los nodos se conectan entre si sin que tengan que pasar necesariamente por uno o varios centros. Desaparece la división centro/periferia y por tanto el poder de filtro sobre la información que fluye por ella. La red es robusta ante la caída de nodos: ningún nodo al ser extraído genera la desconexión de otro. La red se rige por el principio de interacción. Se diluye la frontera entre emisor y receptor. El poder tiende a diluirse en una pluriarquía. La acción política estaría moldeada por las ciberturbas. Y en contraposición al Estado, nación o empresa la organización grupal dominante es la filé transnacional.  El mejor (y más mítico) ejemplo de red distribuida es la blogosfera. Twitter, aunque es una red centralizada, tiene algunos aspectos de red distribuida. La red libre N-1.cc es distribuida. La organización política de la red distribuida – democracia en red, democracia distribuida-  está en total y absoluta construcción. La esencia de estos años confusos, eso sí, tiene una explicación clarísima: la incapacidad del poder, las marcas, la industria y los medios para entender el final de la era de las redes centralizadas e incluso de las descentralizadas.

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De las redes a las comunidades

Este artículo fue publicado primero en Clases de Periodismo. Imagen: licenciada con Creative Commons por Rodrigo Vera

Ya no se existen marcas, sólo las plataformas sociales. Ahora (casi) no hay informaciones exclusivas, sólo conversaciones. No existe el marketing, apenas estrategias sociales. Cuando Tim O’Reilly habló por primera vez en el 2004 de la Web 2.0 pocos entendieron aquello de la cooperación y participación. Google había cambiado la forma de buscar cosas. Wikipedia ya estaba caminando. Los blogs comenzaron a ser más relevantes gracias a plataformas como WordPress o Blogger . Orkut y Facebook abrían nuevas formas de relaciones. Y por primera vez, durante los atentados de Londres de julio de 2005, los usuarios llegaron primero: enviaron a la prensa las primeras fotografías y videos de la masacre. La World Wide Web ya era algo diferente a aquella que inventó del Tim Berners-Lee creó en el año 1991 .
Lo que más me llama la atención, siete años después de la proclamación del mundo 2.0 es que muchas marcas, medios de comunicación e instituciones no han entendido nada. Cuando se habla de Web 3.0 (una mezcla de datos enviados por sensores, personas vinculadas con el territorio y la web semántica) o squared web (geolocalización, cloud computing, realidad aumentada, una fusión híbrida del ciberespacio y realidad) todavía existen marcas con un comportamiento 1.0. ¿Tiene sentido generar contenido vertical sin contar con los usuarios? ¿Tiene sentido cerrar las puertas de la participación? El principal error es considerar que Facebook, Twitter, MySpace o Google + son sinónimo de redes sociales, y no meras herramientas o aplicaciones. Lo importante no es la red, la herramienta. Lo importante es la comunidad. Meg Pickard, jefe de redes sociales del periódico británico The Guardian , escribió recientemente un artículo titulado Power to the people.

Meg, antropóloga, tiene muy claro el papel de los nuevos medios de comunicación: «La plataforma nos pertenece a nosotros, pero la conversación es de todos». Meg entiende perfectamente que el tan hablado social media, más que una suma de herramientas, es una actitud. The Guardian construye las noticias con la ayuda de los lectores. Estimula la conversación. Y crea plataformas de participación, como la que permitía investigar los gastos de los parlamentarios. The Guardian ha entendido la esencia del 2.0: la inteligencia colectiva de la que tanto habla el pensador Pierre Lévy es casi imbatible. La comunidad es superior al individuo. Por eso, The Guardian intenta escuchar tanto como habla. Y no falla: los lectores de The Guardian encontraron en cuestión de horas la corrupción de sus políticos a través de la plataforma creada por el periódico. Los periodistas del diario habrían tardado semanas.
Power to the people. Las redes son caminos, herramientas, espejos. Sin embargo, las comunidades deben estar construidas de manera orgánica. No hay que obsesionarse por las comunidades, como ocurre en Estados Unidos, un país individualista sin demasiadas comunidades en el mundo real. Y sí entender que las verdaderas comunidades son las que están formadas por personas que construyen algo – contenido, estrategias, emociones – juntos. El diario español 20 minutos, esta casa, publica en Internet todos los días una «pizarra» de las cuestiones en discusión con el director (en este caso el ejemplo del día de la muerte Gaddafi). Los lectores participan, critican, aportan ideas. El País ha creado una red social propia, Eskup, que aunque no es del todo horizontal permite que lectores y periodistas interactúen. The New York Times creó la categoría de trusted commeters para los lectores más activos.

Nintendo, con el plug in Meetup.com, incentiva que los usuarios se encuentren semanalmente en las ciudades. Fiat co-creó un modelo de automóvil con los usuarios, el Fiatmio. Y la compañía Local Motors fue más allá: diseña coches con crowd sourcing (los usuarios los diseñan). En otras palabras: cede a los usuarios la responsabilidad del proceso. El estadounidense Jeff Jarvis, autor del blog Buzzmachine y el libro Y Google cómo lo haría? es una de las personas que mejor entiende la filosofía 2.0. Los medios de comunicación, las marcas, los gobiernos y las instituciones que todavía producen contenido verticalmente y utilizan las redes como herramientas de propaganda y se sienten superiores a las comunidades, deberían comprender algunas frases redondas de Jeff Jarvis:
-Haz lo que mejor sepas hacer en tu propio sitio. Y enlaza el resto.
-Únete a la red. Sé una plataforma. Piensa distribuidamente.
Escucha.
-Sé sincero. Sé transparente.
Confía en la gente. Tus clientes son tu mejor agencia de publicidad.

Power to the people. Herramientas para la comunidad. Nosotros somos el medio, como escribió Dan Gillmor, uno de los gurús de 2.0. Para terminar, me gustaría destacar un ejemplo de la agencia brasileña Colmeia TV que resume perfectamente el espíritu 2.0. Colmeia, en lugar de desarrollar una campaña publicitaria para la liga de fútbol 2010 Petrobras Brasileirão , hizo algo más. Cambió el ángulo. Decidió hacer un documental para cada hinchada de cada equipo. Crearon una plataforma. Dieron voz a la comunidad . Y luego, soltaron el resultado (documentales cortos) en las redes. Power to the people. Contenido compartible ( y modificable) para la comunidad.

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Manifestación en miniatura, activismo digital

 

Se abre el telón. Animales de peluche+muñecos de Lego+figuritas de South Park+pancartas. ¿Cómo se llama la película? (Mini Manifestaciones) desde Rusia con amor, por ejemplo. O bazocazos activistas hechos con pequeños gestos. El invierno ruso – ese movimiento ciudadano que estalló en diciembre contra los artimañas electorales de Vladimir Putin – nos dejó un peculiar movimiento de mini manifestaciones. Tras la prohibición de las manifestaciones en algunos lugares, como en la ciudad de Barnaul, en Siberia, los ciudadanos tuvieron que echar mano de estrategias diferentes. Imaginación y manta para el invierno ruso. The Guardian le dedicó unas jugosas líneas y recopila una galería. ¿Sirve de algo este símbolo lúdico-protesta? ¿Derrumbarán alguna vez  las figuritas de Lego a un régimen? En el caso de Rusia, el efecto en Internet fue viral. Y el Gobierno, intentando prohibir incluso las manifestaciones de juguete, regaló otra tonelada de autoritarismo a sus enemigos.

Pienso que el potencial de estas nuevas narrativas activistas son enormes. Leo Bassi ya utilizó la técnica de la mini manifestación en su obra Utopía. Con una cámara y un proyector, Leo Bassi aumentada su mini manifestación en una pantalla gigante. ¿Y sí las Mini Manis físicas tuviera una cara digital, un vínculo con Internet? Antes de especular sobre este Ciber-Lego Activismo, cuento de pasada la primer ciberhuelga de la historia, organizada por los  trabajadores italianos de IBM montaron el 27 de septiembre de 2007 en las instalaciones virtuales que la empresa tenía en Second Life.  La manifestación, para luchar contra el recorte de condiciones laborales, fue convocada por el Comité de Empresa Europeo e IWIS (Solidaridad Internacional de Trabajadores de IBM). Y fue un tremendo éxito: un mes después de la cibermanifestación el sindicato “Rappresentanze Sindacali Unitarie (R.S.U.) firmó un acuerdo con la dirección de IBM Italia.

La Mini Mani de Lego podría tener un espejo virtual. Y podría tener un vínculo del territorio a la red con códigos QR. Cualquier ciudadano podría escanear el código con un teléfono móvil y dirigirse a un sitio de Internet. Del muñequito a un blog, del osito de peluche a una cuenta de Twitter. Una especulación más: cada mini manifestante podría tener un código QR con su sentient ID (identidad digital). Cada mini manifestante, un vínculo a sus redes personales. El golpe físico-digital podría ser gigante. ¿Qué habría pasado si cuando la policía madrileña bloqueó la Puerta del Sol y la dejó vacía alguien hubiera colocado una Mini Mani en el centro de la plaza?

Suecia, la nueva #Twitternación

@sweden Un nuevo sueco cada semana / Tu guía desvergonzada hacia el safari sueco suburbano. Increíble pero cierto: la cuenta oficial de Suecia en Twitter es rotativa. Cada semana, un ciudadano sueco tuitea con total libertad. Esta semana, la cuenta @sweden está gobernada por un exiliado bosnio, Hasan Ramic. Vive en Hjulsta, un suburbio de Stockholm, donde «hay más negros que blancos». Hasan cuenta en Curators of Sweden, que intenta no tener una profesión. Y desconfía «de la homegeneidad».  Próximamente, los tuits serán de un escritor, un sacerdote y un profesor, según VisitSweden, que fueron «elegidos porque representan valores del país y las habilidades como la moda, el diseño y la innovación».

Bueno, hemos descubierto la trampa: es una campaña de marketing. Una estrategia para atraer turistas. Creo que no retuitarán nunca a la cuenta @swedenvassagen, que detalla la persecución sueca del líder de Wikileaks, Julien Assange. Pero la idea de «un sueco cada semana» es fresca, democrática, innovadora. La conexión vikinga mola. Los ciudadanos de Islandia redactan su constitución en las redes sociales. Y ahora esta #Twitternación sueca parecida a la que Alex de la Iglesia definió en un tuit como: «@caguenross SI inmediatez, respeto, democracia real, síntesis, humor, Islandia. NO censura, corrección, neveras, Gadafis. #twitternacion» . En la cuenta de @sweden cabe hasta la masturbación. El tuitero de la semana pasada, Jack, se desmelenó totalmente: «Adivino que estoy bebiendo mucho café, iluminando mi cara con un portátil, saliendo con amigos. Oh, y, masturbación». Sin censura en la la Suecia 2.0. 

La pregunta es inevitable: ¿para cuándo a #twitternacion española? ¿Nadie es dueño más de la marca España más que su gente? ¿Lo entenderá el nuevo gobierno que intentó apropiarse de perfiles de redes sociales en la campaña electoral contrariando las leyes de Facebook?  ¿Caben en la misma Twitternación el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela ( «El matrimonio homosexual niega la misma razón humana») y Bop Pop (Coño, claro! RT @Artatxo: No os dejéis engañar. Toda la trama Urdangarín es una jugada para reflotar el museo de cera)?

Visto originalmente en Clases de Periodismo