De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Papa Francisco, onanismo comunicacional

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Nuestro comportamiento en redes sociales pueden revelar cuestiones que no están a la vista. Una simple cuenta de Twitter – cómo la usamos, para qué la usamos-  son un buen termómetro de nuestra identidad. Además, pueden revelar detalles ocultos de las organizaciones que representamos. La nueva cuenta de Twitter del Papa Francisco es un ejemplo extremo.

El primer tuit desde la cuenta @pontifex_es (en castellano) fue el día 14 de marzo.

 

 

Desde entonces, el Papa Francisco apenas ha tuiteado cinco veces. Un detalle: el sumo pontífice apenas sigue ocho perfiles. Sorpresa: en realidad se sigue a sí mismo en ocho idiomas diferentes (latín, inglés, alemán, portugués, polaco, italiano, francés y árabe). No ha retuiteado absolutamente nada. No ha marcado ningún tuit como favorito. No ha conversado con nadie. No tiene ninguna lista creada ni sigue listas creados por otros. Resumiendo: está mirándose al espejo, usando Twitter como si una mera herramienta para hablar de sí mismo, entendiendo sus mensajes como un producto acabado y definitivo. ¿Alguien se imagina a una empresa, a un profesional, a un colectivo que apenas se siga a sí mismo en diferentes idiomas?

David de Ugarte, en su recomendable Trilogías de las Redes, definía a la iglesia católica como una red descentralizada. No es, para él, una red estrictamente centralizada, con un nodo centralizador. Tampoco, una red distribuida, en la que cualquier nodo puede conectarse a cualquier nodo. Sin embargo, creo que aunque la iglesia pudiera considerarse una red descentralizada por cómo se expande sus sedes en el territorio, la actitud del Vaticano la convierte en una anticuada, anacrónica y exagerada red vertical.

Usar Twitter como lo usa el Papa Francisco – exactamente igual a como lo usaba el Papa Ratzinger- es el mayor reflejo de lo que hoy en día es la Iglesia Católica: una institución caduca cuya única forma de comunicación es el monólogo. El Papa Francisco, en lugar de dialogar en Twitter, está practicando un verdadero onanismo comunicacional que resume la actitud de la iglesia. Mucho me temo que la principal fuente que el Papa Francisco utiliza para informarse es L´Osservatore Romano, más cercano a la propaganda que a un medio de comunicación. Y que Twitter y cualquier medio social seguirán siendo para el Vaticano, mientras siga existiendo, un palco más al que asomarse e imponer un mensaje.

Razones para leer ‘El kit de la lucha en Internet’

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Existen libros escritos para especialistas que nunca llegan al gran público. Existen libros divulgativos orientados a todos los públicos que nunca son tomados en serio por la academia o los eruditos. Y existe un tipo de libro, una pieza rara en el mundo editorial actual, que deja boquiabiertos a todos los públicos. Este es el caso de El kit de la lucha en Internet, de Marga Padilla, recientemente publicado por Traficantes de Sueños con licencia Creative Commons, una verdadera obra maestra que aborda la mutación y convulsión que está viviendo la sociedad tras la llegada de Internet.

Ameno y profundo, leve e incisivo, simple pero complejo, redondo pero lleno de recovecos, práctico pero sugerente. El kit de la lucha en Internet es un libro camaleónico, resbaladizo y altamente impactante. Y explica como pocos por qué Internet, el software libre, la conexión entre personas y las herramientas digitales están haciendo tambalearse el mundo. Las viejas estructuras políticas, mediáticas y culturales se hunden por no haber entendido algunos de los conceptos que toca Marga Padilla en El kit de la lucha en Internet. De transparencia a recursividad, de copyleft a paradigmas de red, de auto organización a identidad colectiva, de clickactivismo al movimiento 15M, el texto de Marga Padilla es una especie de abecedario elemental de una nueva era. Sin embargo, la simplicidad del relato esconde una doble lectura, una capa de profundidad y análisis deslumbrante.

Marga explica, por ejemplo, cómo un discurso genérico simple, la lucha por las libertades digitales, unió a Wikileaks (organización basada en la transparencia y en el liderato de Julian Assange) y a Anonymous (colectivo basado en la ambigüedad, la distribución y el anonimato). Especialmente brillante es el trecho en el que Marga explica por qué Wikileaks ha pillado a contrapié a medios de contra información como Nodo50, Kaos en la Red, Rebelión o Insurgente. Wikileaks ofrece toda la información en bruto. Transparencia total. El periodismo de análisis, el opinólogo, ya sea informador o contrainformador, se queda fuera de juego: «El periodista ya no es necesario y por lo tanto ha de ser eliminado, en aras de la transparencia, no hay lugar para la opinión» (una frase recogida en el libro que no es de Marga).

Marga Padilla insiste en un concepto que deambula por todo el libro, el de ‘dispositivo inacabado’. Wikileaks como un dispositivo inacabado, como una herramienta que cada uno termina como quiere. Xmailer, un dispositivo lanzado por el colectivo Hacktivistas que permitía enviar un mensaje a una lista de destinatarios múltiples, como un dispositivo inacabado. Y es que Marga, con paciencia y puntería, va desmantelando todos los clichés del mercado y los Gobiernos contra la cultura libre, contra la red de redes, contra la revolución tecnológica. Marga nos pone cara a cara a un nuevo mundo. Nos presenta una nueva realidad de bienes inmateriales compartidos hasta el infinito. Una nueva esfera público-privada de cuartos conectados (a Internet). Una nuevo mundo autogobernado, rizomático, fascinante, moldeado por un nuevo crisol de identidades colectivas. Marga nos ofrece un jugoso aperitivo de un cocktail llamado La libertad en la era red. Libertad cercada, machacada, perseguida, sí. Pero libertad invencible. Cuestión de tiempo.

Por todo lo anterior, y por mucho más, El kit de la lucha en Internet debería ser de obligada lectura en colegios, hemiciclos políticos, plazas, parques, comisarías, parqués de bolsas de valores, agencias de rating…. Para concluir, nada mejor que una metacita, un fragmento de Un cuarto propio conectado, de Remedios Zafra, que aprece en el libro:

«Los cambios de los que estoy hablando tratan sobre nuestros días conectados a Internet. No se caen torres, no hay rugido de la banca, no hay guerras de petróleo ni muertes físicas. No hay una imagen épica que simbolice el cambio al que aludo. Es como una gota sobre una piedra. Es como la acción de los universos simbólicos sobre los cuerpos. Lenta, pero crucial».

El Kit de la lucha en Internet. Precio papel: 6 euros. Descarga libre en formato PDF. Twitter de Marga Padilla:  @cien_margaritas 

Visualizando #Rodeaelcongreso, meditando sobre el #25S

 

¿#Ocupaelcongreso o #rodeaelcongreso? ¿Una nueva mutación de los nodos distribuidos del movimiento 15M o estamos ante algo diferente? La convocatoria del próximo 25 de septiembre (#25S en Twitter y redes) para ocupar el Congreso de los Diputados de España ha dado mucho que hablar. La siempre tuerta mirada del poder ha acusado al #25S de ser ultra (incluso ultraderecha). Y creo que todavía hay muchas personas que no tienen demasiado clara la convocatoria. Yo recomiendo leer los siguientes textos:  el #25S se reinventa para corregir sus pecados originales, (Juan Luis Sánchez, en El Diario), Reflexiones sobre el #25S (texto colectivo en Madrilonia) e Islandia, #15M, #25S (Francisco Jurado en su blog Senti2Comunes). Para quien tenga sed informativa, Democracia Real Ya Valencia ha recopilado muchísima información alrededor del #25S aquí. Fundamental, claro, estudiar la convocatoria original de la Plataforma ¡en pie!

Para redondear la visión orgánica del #25S, desde este humilde rincón, ilumino publicamente un bello trabajo de visualización de datos realizado por María Luz Congosto (@congosto), investigadora de la Universidad Carlos III de Madrid (Departamento de Ingeniería Telemática, Grupo de investigación WebTlab). Son dos grafos simples. Pero dicen mucho del debate en torno al #25S. «Los siguientes grafos» –  según la web del estudio – «muestran la evolución semanal de la propagación de mensajes en Twitter (RTs) que debaten sobre el 25S. La representación se realiza mediante un grafo en el que los nodos corresponden a los usuarios que hicieron al menos un RT de los mensajes etiquetados con #25S. Los arcos a cada uno de los RTs de un nodo a A un nodo B. El tamaño de las etiquetas de los nodos es proporcional al número de mensajes suyos retransmitidos». Los grafos son bastante distribuidos (no centralizados), lo que refleja que el pluralismo ha ido borrando un inicio de convocatoria demasiado vertical.

¿Y qué pienso yo al respecto del #25S? Seré extremadamente breve. Primero: aunque la convocatoria fue confusa, precipitada y mal comunicada, creo que ha corregido errores y que se va aproximando al espíritu horizontal del 15M. Segundo: aunque #OcupaelCongreso es algo metafórico, me gusta más la idea de #rodeaelcongreso, encaja más con el concepto de lobby ciudadano fraguada durante este último año. Tercero: el manifiesto del #25S tiene objetivos tan loables como la «dimisión del gobierno en pleno», «la disolución de las Cortes y de la Jefatura del Estado» y «la apertura de un proceso constituyente transparente y democrático, a fin de redactar una nueva Constitución, con la participación de toda la ciudadanía». Cuarto: simbólicamente, un congreso separado de los ciudadanos por las fuerzas de seguridad es un imprevisible virus troyano contra el inepto sistema de democracia representativa de España, Europa y la mayor parte del mundo. Quinto: es posible que el Gobierno despótico y sordo de Mariano Rajoy  caiga durante el otoño. Sexto: vale la pena intentarlo. Séptimo: creo que es necesario establecer un parlamento paralelo, alternativo, distribuido, para iniciar un nuevo proyecto constituyente. Yo hablaba en este mismo blog hace poco de un Parlamento portátil (democracia copyleft). Por todo ello, voy a apoyar inicialmente la convocatoria del #25S.

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

Por un gran hermano ciudadano contra el poder

El vigilante vigilado. El poder controlado por un nuevo big brother distribuido. La distopía de 1984 pero al revés. La acción Surveillance chess del colectivo Mediengruppe Bitnik es totalmente inspiradora: sustituyeron las imágenes en tiempo real de las cámaras de vigilancia del metro de Londres por una invitación para jugar al ajedrez.Vale la pena ver el vídeo. Reverlo. Do you wanna play chess, vigilante?.  El sistema de vigilancia queda en un absoluto ridículo cuando aparece el pantallazo con el tablero de ajedrez y una frase intrigante: “You are white. I am black. Call me or text me to make your move. This is my number: 07582460851.”

El colectivo artístico transformó el Londres preolímpico en una partida táctica contra el poder con una acción poética que desnuda una vez más los sistemas de vigilancia. ¿Para qué nos observan? ¿Por qué nos vigilan? ¿Con qué derecho nos graban? Hace dos años, el colectivo madrileño Un barrio feliz lanzó una campaña contra las cámaras de videovigilancia que el ayuntamiento instaló en el barrio de Lavapiés. Divulgaron un falso hackeo de las imágenes (dijeron que las habían interceptado para divulgarlas),  creando una gran polémica. Y denunciaron el sistema de vigilancia que costó 600.000 euros de dinero público con ludismo, mucha creatividad, un cómic de Camaroncito (personaje creado contra las cámaras) y hasta pruebas de Artivismo en el Medialab Prado.

Existen otras iniciativas para denunciar el big brother en el que se apoya el poder, como el proyecto mexicano Contra Vigilancia. El colectivo anonimoColectivo construyó una herramienta que permitía a cualquier persona conocer «la ubicación de las cámaras de vigilancia dentro de la ciudad de México y Cuernavaca«. Y existen otras iniciativas que utilizando la inteligencia colectiva dejan fuera de juego a las fuerzas de seguridad. Los brasileños se escapan de los controles de alcoholímetro  de la Ley Seca gracias a Twitter y el uso de hashgtags. Este  movimieto está siendo muy criticado, pero que muestra el potencial de la sociedad en red. 

Del movimiento 15M de España nació la fascinante iniciativa #peoplewitness, un hashgtag que sirve para documentar la violencia policial y los abusos del poder. El pueblo distribuido graba, hace streaming, cuelga fotografías, en esta etiqueta de Twitter. Además, existe una web para completar el giro de «la comunicación a manos del pueblo».

Y acá llegamos a donde quería llegar. ¿Y si naciese un proyecto llamado #BigBrotherCiudadano que diese la vuelta a la tortilla de la videiovigilancia y el control? ¿Y si todos los ciudadanos colocasen una webcam en su balcón y vigilasen a las fuerzas de seguridad? ¿Y si nace una web que recopile todas las webcams, barrio a barrio, calle a calle, para que la policía esté totalmente vigilada? ¿Y si la policía, digamos la española, suelta de porra y reincidente en abusos de fuerza y maltratos arbitrarios, comenzase a sentirse de verdad vigilada? ¿ Y si esta red distribuida de imágenes convirtiese nuestras ciudades en un territorio blindado contra los abusos? ¿Y si el vigilante empezase a sentirse vigilado? Do you wanna play chess, señor Mariano Rajoy?

Mi web: bernardogutierrez.es Fundador de la red futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

 

La monarquía analógica frente a la república 3.0

 

#ElefantesRepublicanos #Todossomoselefante #TomalaZarzuela. #ElefantesporlaRepública. Ni el más entusiasta de los republicanos de España habría esperado un 14 de abril tan anti monárquico. El  81º aniversario de la II República, tras el percance real de Juan Carlos II en una cacería en Botsuana, se convirtió en un auténtico día viral contra la monarquía española. Unos días después de que el movimiento 15M se hubiera sumado a la causa republicana Twitter rezumó humor y encendidas críticas. Algunos Tweets fueron retuitados miles de veces, como el  Efecto mariposa de @perecasellas: «yo pago mis impuestos en España y un elefante muere en Botswana». Mientras la Casa Real mantenía silencio, los festejos del 14 abril se convertían en algo mundial. Surgían divertidos montajes de elefantes republicanos, campañas en PicBadgeds para poner un elefante en perfiles personales. E incluso nació una curiosa campaña activista con la fotografía del rey frente al elefante para que los ciudadanos enviasen por correo una postal montada denunciando la cacería real.

La enumeración de los juancafacts podría ser infinita. Tampoco quiero centrarme en el negro año para la monarquía española. Apenas quiero repasar algunos detalles de esa institución llamada Casa de S.M el Rey en la era de las redes. La Casa Real – que tiene un sitio unilateral, obsoleto y diseñado con escuadra y cartabón – es una organización totalmente centralizada. Mientras el mundo se rehace en redes descentralizadas y distribuidas la Casa Real sigue anclada en el mundo predigital. El site no admite comentarios de usuarios. Ni siquiera ha llegado a la fase de la «adhesión» y «participación» de la pirámide del compromiso que caracteriza el mundo 2.0 (que ya es el pasado). Ni hablar, lógico, de las interacciones que caracterizan el mundo distribuido. La Casa Real no tiene perfiles en redes sociales. El diálogo con el pueblo es casi nulo. Los mensajes de la institución son verticales y unilaterales (mundo analógico y centralizado). La Casa Real tampoco puede presumir de transparencia (quedó fuera incluso del proyecto de Ley de Transparencia presentado por el PP). Y por si fuera poco es una organización cerrada que no entendió nada del nuevo ecosistema de organizaciones abiertas. Para Juan Carlos el cazador el outsourcing debe de ser, como mínimo, una palabrota.

Abre tu organización o desaparece con todos los demás, dice Olmo Gálvez, experto en el commons marketing. Una posible receta: la abdicación, afirma Arsenio Escolar, director de 20 Minutos. El rey debe elegir entre sus responsabilidades o su abdicación, asegura el socialista Tomás Gómez. Sea cual sea el final real de esta historia, la brecha entre la monarquía analógica y la república 3.0 de la sociedad en red seguirá creciendo. Si el rey hubiera cazado un elefante en 1980 nadie habría sabido nada. La prensa no habría publicado una línea. En la era de la web 3.0 el pie de foto más repetido ayer en Facebook bajo la imagen del rey en Botsuana es totalmente premonitorio: «dos especies en peligro de extinción: elefantes y monarcas».

Mi web: bernardogutierrez.es Dirijo la consultora futuramedia.net En Twitter soy @bernardosampa

 

 

Comienza la #Guerranarrativa

Mira bien el mapa. Bingo: reconoces el río Hudson, la isla de Manhattan. Exacto: Nueva York se llama Now. Ahora entra en el proyecto A more perfect Union, de Luke Dubois. Escoge el mapa del Estado de California. No encuentras las ciudades que buscas. Ya sabes por qué: Acting (actuación) substituye en a Los Ángeles; San Francisco se llama Gay. La explicación es sencilla: Luke Dubois construyó los mapas analizando las palabras más repetidas en las redes sociales. Nueva Orleans, años después del huracán Katrina, continúa llamándose Flood (inundación). De nada serviría que una marca o un Gobierno intentasen imponer una esencia a una ciudad. Nueva York, en la democracia semántica y colectiva de la sociedad en red, no significa exactamente negocios. San Francisco es más que tecnología.

Esta Unión Perfecta de Luke Dubois – prototipo de un nuevo mundo- se rige por otras normas. No sirven los mensajes verticales. Tampoco la propaganda movida por intereses. La historia – este presente que se estudiará en el futuro – no será más un cuento distorsionado por los vencedores. El pasado dejará de ser esa ciencia ficción forjada por filólogos (tesis defendida por Ortega y Gasset en La rebelión de las masas). Y las metarrativas del poder, esas armas de construcción masiva, irán cayendo por el abismo. Todavía existen. Suenan, machaconamente, al otro lado del espejo. La paz en la tierra. Hay un dios verdadero. Hollywood es una gran familia feliz. Pienso luego existo. La historia es progreso. Coca Mola, la sensación de vivir. Las descargas son sinónimo de piratería. Spain is different. Resuenan, desafinadas, dentro del laberinto. Pero empiezan a desvanecerse.

Soy optimista. Cada día tendrán más difícil imponer discursos, eslóganes. Cualquier metanarrativa se desmantela colectivamente a un ritmo asombroso. Y puede hacerse en tiempo real. Internet despedazó en unas horas una trabajada campaña de Loewe. Y es que la vida – gracias a la tecnología, a las redes – empieza a parecerse más a una narración colectiva que a un monólogo. Un Trendsmap sobre las etiquetas de Twitter más usadas dice más de un país que la portada de sus periódicos. De aquí a poco, habrá tecnología para saber en tiempo real la cara semántica de una calle. O el mapa de emociones de cada edificio. Si la historia hubiera estado contada colectivamente en tiempo real, puede que Barcelona fuese sinónimo de anarquismo libertario y no de Gaudí. La Habana no estaría (quizás, quizás, quizás) asociada apenas a barbudos revolucionarios. Tal vez fuese un eco de capitalismo y perfumes caros como los que protagonizaban las páginas de la revista Bohemia en 1959.

Guerranarrativa, sí. Con almohadilla (#), elegancia y mucha paciencia. Estamos en el punto de inflexión. No es una simple batalla de eufemismos. Es una guerra superior. Cierto: el poder-sistema sigue usando la neolengua que denuncia Ignacio Escolar. El copago sanitario es un necesario “ticket moderador”. Abaratar el despido es“flexibilizar el mercado laboral. Pero la neolengua es parte de un entramado mayor. El cuento adulterado del 1% sigue mitificando la propiedad privada. La democracia representativa es un mal necesario. El neoliberalismo, la única opción para salir de la crisis. Descargas=piratería. Compito, luego existo.

El colectivo de escritores italianos Wu Ming aboga por usar las historias como hachas de guerra: «La única alternativa que cabe cuando te imponen una historia es contar mil historias alternativas (…) Si una contra-narración existe, la máquina mitológica nos ayudará a construirla». Sabemos que mienten. Sabemos que manipulan. Sabemos que traicionaron a sus pueblos. Que descuartizaron la esencia de las polis griegas. Que traicionaron la ordenanza de 1523 de su idolatrado emperador Carlos V que ensalza el procomún de las plazas públicas. Sabemos que despedazan los principios de las religiones que imponen. Sabemos que cuando los inversores de Wall Street dejaron de negociar alrededor de un árbol y construyeron un edificio para la Bolsa violaron el espíritu P2P (de tú a tú) del capitalismo. Sabemos que mienten. Que encienden farolas en los días de huelga para aumentar el consumo energético. Mienten. Descaradamente.

Pero son débiles. Sus verdades se desmoronan. El emperador está desnudo. Y nunca fue tan fácil desmantelar una versión oficial. Jaques Derrida, papá de la deconstrucción, sería un tuitero empedernido. Decostruiría, reconstruiría. Deconstruiría versiones oficiales, para luego distribuirlas. Después, un cerebro de neuronas/ciudadanos en red, construirían una narración colectiva indestructible. Se acabó la era de escuchar pasivamente. Narremos. Arranca la era de la #guerranarrativa. Deconstruyamos su imperio de sandeces. Su baraja trucada de sub-principios. Contemos entre todos este mundo en tiempo real que se les escapa. Inventemos microutopías factibles que desmoronen la ridícula ciencia ficción de pasado que intentan imponer al futuro. Las micronarrativas harán explotar sus macromentiras. Inventemos, soñemos. Porque el futuro influye en el presente más que el pasado (gran dicho ciberpunk). Narremos, sí. Pero no sólo con antagonismo.

Co-construyamos nuevos imaginarios para la sociedad en red. Sabemos que la cultura es acción, co-creación, relación, y no un vetusto tocho enciclopédico. Los perroflautas son tecnociudadanos universitarios que investigan la democracia distribuída. Compartir es una tendencia cool en Silicon Valley. Cooperar es la esencia de la nueva era del crowd sourcing. Los internautas ´amateurs´ están protagonizando una nueva revolución industrial más horizontal y participativa. Los hackers son los científicos de una nueva Ilustración.  El copyleft es la base de la cultura pop y hasta de la Biblia. El procomún,  propiedad colectiva de bienes intangibles y espacios compartidos, tiene una raíz centenaria. El poscapitalismo de las comunidades reales co-construyendo es una solución deseable.  La nueva pluriarquía entierra milenios de torpes e imperfectas oligarquías. Narremos. Comienza la #GuerraNarrativa.

Publicaré diferentes artículos con la etiqueta #guerranarrativa durante los próximos meses. La idea es recopilarlos, junto con otros escritos por otras personas, y publicarlos en formato libro, con licencia copyleft. 

Queremos #chalecosparatuiteros

 

Reniego del chaleco para periodistas que la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, quiere promover entre los profesionales del sector. Lo tunearé. Lo convertiré en un #chalecoparatuiteros. Se lo daré a un parado para que cubra en primera línea la creciente represión policial de España. Se lo regalaré a un estudiante valenciano para que informe desde su teléfono móvil sobre la #primaveravalenciana. Donaré mi chaleco pomposo a un ciudadano que esté reivindicando sus derechos en una plaza pública. Lo revenderé para registrar el dominio Chalecoparatuiteros.es. Ahora, una ronda de argumentos.

Soy periodista. Hace muchos años que soy miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y de la International Federation of Journalism (IFJ) de Bruselas. Las asociaciones de periodistas son útiles, siempre que luchen por la libertad de expresión, la defensa de la profesión y las condiciones laborales. Defiendo la libre circulación de periodistas por el mundo. Su papel (nuestro papel) todavía es importante. Condeno frontalmente los ataques a periodistas y fotógrafos que se han producido reincidentemente desde el 15 mayo de 2010 en España.

Soy periodista, sí. Pero hace un tiempo que en mi perfil de Twitter he colocado la palabra «posperiodista». El ecosistema informativo ha cambiado radicalmente: la información ya no es monopolio de los medios. Los ciudadanos informan. Muchos compañeros tuiteros cubren mejor las plazas / calles que algunos compañeros periodistas. Y, sobre todo, llegan antes. Sí, señora Cristina Cifuentes, el tuitero @fanetin es más grande que @el_pais en algunos mapas informativos.  Incentivar el uso de chalecos para periodistas es una estrategia tosca. Cifuentes quiere convertir Madrid en Bagdag. Quiere transformar las plazas públicas en un territorio en guerra. Distribuir #chalecosparaperiodistas no es un guiño a la prensa. Es un clave para que la policía reprima su porra fácil frente a los achalecados. Es un guiño para que la policía apenas atice a ciudadanos No Periodistas. La señora Cifuentes ignora la ordenanza de Carlos V de 1523 que define a la plaza como un «lugar de encuentro para todas las funciones sociales, oficiales o de diversión y esparcimiento». Y los chalecos para periodistas son un paso más en la estrategia de criminalización de los movimientos ciudadanos altamente digitalizados que han roto el monopolio informativo de la prensa. El chalequito facilón es otro intento de deslegitimar ese movimiento pacífico (15M) que el PP elogió tanto en su informe para conseguir los Juegos Olímpicos de 2020. El próximo paso será empotrar periodistas en las fuerzas policiales, como hacen los marines estadounidenses en sus guerras. Los beduínos del Sahara o los samis nómadas del Ártico han visto las tétricas escenas de la represión policial en Valencia. Pero Ellos Allá Arriba siguen manipulando, ayudados por los guiñoles de cierta anti-prensa chalecable: los manifestantes son violentos.

Cifuentes, señora de la guerra, becaria de emperatriz: no queremos chalecos para periodistas. No queremos que Madrid sea Bagdag. Queremos las plazas con las que soñó Carlos V, el emperador perroflauta. Queremos que ningún ciudadano sea vapuleado por las fuerzas policiales. Queremos que los periodistas informen. Queremos que los ciudadanos retuiten las plazas en tiempo real. Queremos una #twitternación sin represión. Y si ustedes – FAPE y Delegación del Gobierno – insisten en que me coloque un #chalecoparaperiodistas empezará la batalla del #chalecosparatuiteros. Además, la FAPE perderá un asociado. Y Cifuentes ganará un enemigo (ya que para algunos todos somos enemigos del poder).

No a la guerra. #chalecosparatuiteros ya. 

Este post  y sus reacciones estará asociado al hashtag de Twitter #chalecosparatuiteros

Suecia, la nueva #Twitternación

@sweden Un nuevo sueco cada semana / Tu guía desvergonzada hacia el safari sueco suburbano. Increíble pero cierto: la cuenta oficial de Suecia en Twitter es rotativa. Cada semana, un ciudadano sueco tuitea con total libertad. Esta semana, la cuenta @sweden está gobernada por un exiliado bosnio, Hasan Ramic. Vive en Hjulsta, un suburbio de Stockholm, donde «hay más negros que blancos». Hasan cuenta en Curators of Sweden, que intenta no tener una profesión. Y desconfía «de la homegeneidad».  Próximamente, los tuits serán de un escritor, un sacerdote y un profesor, según VisitSweden, que fueron «elegidos porque representan valores del país y las habilidades como la moda, el diseño y la innovación».

Bueno, hemos descubierto la trampa: es una campaña de marketing. Una estrategia para atraer turistas. Creo que no retuitarán nunca a la cuenta @swedenvassagen, que detalla la persecución sueca del líder de Wikileaks, Julien Assange. Pero la idea de «un sueco cada semana» es fresca, democrática, innovadora. La conexión vikinga mola. Los ciudadanos de Islandia redactan su constitución en las redes sociales. Y ahora esta #Twitternación sueca parecida a la que Alex de la Iglesia definió en un tuit como: «@caguenross SI inmediatez, respeto, democracia real, síntesis, humor, Islandia. NO censura, corrección, neveras, Gadafis. #twitternacion» . En la cuenta de @sweden cabe hasta la masturbación. El tuitero de la semana pasada, Jack, se desmelenó totalmente: «Adivino que estoy bebiendo mucho café, iluminando mi cara con un portátil, saliendo con amigos. Oh, y, masturbación». Sin censura en la la Suecia 2.0. 

La pregunta es inevitable: ¿para cuándo a #twitternacion española? ¿Nadie es dueño más de la marca España más que su gente? ¿Lo entenderá el nuevo gobierno que intentó apropiarse de perfiles de redes sociales en la campaña electoral contrariando las leyes de Facebook?  ¿Caben en la misma Twitternación el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela ( «El matrimonio homosexual niega la misma razón humana») y Bop Pop (Coño, claro! RT @Artatxo: No os dejéis engañar. Toda la trama Urdangarín es una jugada para reflotar el museo de cera)?

Visto originalmente en Clases de Periodismo