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Apúntate a la Semana de la Ciencia del CSIC: hay más de 140 actividades para elegir… y muchas son online

Por Mar Gulis (CSIC)

¿Te interesa saber cómo ventilar una habitación para reducir el riesgo de contagiarse de coronavirus? ¿Quieres descubrir cómo las matemáticas están cambiando a los robots? ¿Te animas a participar en un escape room ambientado en un agujero negro, de donde ni siquiera la luz puede salir? Propuestas como estas forman parte de la programación del CSIC para la Semana de la Ciencia y la Tecnología: más de 140 actividades gratuitas, algunas presenciales y otras virtuales, que se desarrollarán a lo largo de noviembre en 12 comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Asturias, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, Islas Baleares, Madrid y País Vasco).

SCT en el IEM-CSIC

Taller escolar en el Instituto de Estructura de la Materia durante la Semana de la Ciencia de 2019. / Sandra Diez (CSIC)

En la web www.semanadelaciencia.csic.es encontrarás todas las iniciativas del CSIC para este gran evento de divulgación y podrás informarte de cómo inscribirte en las que más te interesen; pero, atención:  todavía estamos ultimando los preparativos, así que en los próximos días iremos añadiendo nuevas propuestas. ¿Quieres conocer algunas de ellas? Te las contamos a continuación.

Lo que sabemos (hasta ahora) sobre la pandemia

Como es lógico, la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 se dejará notar en el contenido de esta Semana de la Ciencia. El estado de desarrollo de las vacunas españolas, las pruebas PCR, o los mecanismos moleculares, celulares y epidemiológicos que contribuyen a la propagación del patógeno serán el eje de varias conferencias que, de forma presencial o virtual, impartirán especialistas del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa o el Centro Nacional de Biotecnología.

Otras propuestas abordarán la epidemia desde un enfoque multidisciplinar. Es el caso de dos actividades virtuales del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua: la charla Daños colaterales de la COVID-19: la pandemia del plástico, sobre el aumento en el consumo de este material que ha supuesto la crisis del coronavirus, y el taller Aprende a medir la ventilación de un espacio cerrado, que aportará pautas para reducir el riesgo de contagio. Por su parte el debate presencial Biodiversidad y zoonosis, que tendrá lugar en el Real Jardín Botánico, se centrará en cómo una naturaleza sana puede evitar que nuevos virus salten de los animales a los seres humanos.

Eventos online para todos los públicos

Además, el coronavirus ha traído consigo algunos cambios en el formato de las actividades y muchas se llevarán a cabo de manera virtual, para que cualquiera pueda participar desde casa. Entre ellas figuran un escape room del Instituto de Física de Cantabria, en el que el objetivo será evadirse de donde ninguna partícula logra hacerlo: un agujero negro, o la gymkhana sobre la luz que todos los años organiza el Instituto de Óptica, y que en esta edición se traslada a Youtube. Así mismo, el taller (R)Evoluciona la vida de los océanos del Instituto de Biología Evolutiva desafiará al público a diseñar una nueva especie marina adaptada al calentamiento de los océanos y al aumento de microplásticos en sus aguas.

SCT 2019 en el Instituto de Biologia Funcional y Genomica de Salamanca

Visita al Instituto de Biología Funcional y Genómica de Salamanca durante la pasada edición de la Semana de la Ciencia. / CSIC

Entre las propuestas virtuales no faltan tampoco las dirigidas a niños y niñas. La Delegación del CSIC en las Islas Baleares invita al alumnado de primaria a divertirse y aprender con el juego ¿Qué hacen los científicos y científicas?, unKahoot’ sobre plantas, animales, océanos y el mismo planeta Tierra. Mientras, el Centro de Investigación y Desarrollo Pascual Vila ofrece dos talleres especialmente dirigidos a niñas de 6 a 12 años en el marco de la actividad Las chicas son de ciencias (CSIC4Girls): uno sobre contaminación atmosférica y otro en el que las participantes tendrán que valerse de la química para fabricar camisetas. Otra actividad online para escolares será el concurso de dibujo de la Misión Biológica de Galicia ¿Pueden enfermar las plantas?, abierto a alumnado de primaria de toda España.

Para ESO y Bachillerato también hay planeadas actividades en la red, como una charla sobre el papel de los pingüinos en el funcionamiento ecológico de la Antártida, que podrá verse en el canal de Youtube del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía, o la jornada Acercando los Objetivos de Desarrollo Sostenible a las aulas, en la que científicos y científicas del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología presentarán sus investigaciones. Lo harán desde la perspectiva de los retos planteados en la Agenda 2030 de la ONU y tratarán temas como las especies invasoras en Canarias, las vacunas, el cambio climático o la seguridad alimentaria.

Las propuestas virtuales no acaban aquí. El canal de Youtube del Instituto de Física Teórica, que cuenta con más de medio millón de suscripciones, emitirá dos directos: uno sobre lo ‘infinitamente’ pequeño, como la física cuántica o el bosón de Higgs, y otro sobre lo ‘infinitamente’ grande, como el origen y el futuro del universo, la energía oscura o las ondas gravitacionales. También habrá charlas para todos los públicos, como las organizadas por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono sobre nanotecnología y energías renovables, o las tituladas Matemáticas y robótica, del Instituto de Ciencias Matemáticas, ¿Qué hay de cierto en que se puedan cultivar patatas en Marte?, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, o Verdades y mentiras de la física cuántica, del Instituto de Física Fundamental. Además, será posible visitar virtualmente varios centros de investigación, como el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca. En este caso las ideas que la célebre bióloga Rachel Carson transmitió a través de su libro Primavera silenciosa servirán de hilo conductor para hablar de los proyectos que se llevan a cabo en el centro.

Eventos presenciales en tu comunidad autónoma

Visitas a laboratorios, rutas científicas, conferencias danzadas: la Semana de la Ciencia del CSIC sigue contando con un gran número de actividades presenciales. Todas ellas se llevarán a cabo de forma segura, para lo cual se han reducido los aforos habituales y se han establecido medidas de higiene y desinfección especiales. Además, será imprescindible la inscripción previa, lo que permitirá comunicar al público asistente cualquier cambio en la programación motivado por la situación sanitaria. Si esta Semana de la Ciencia te apetece salir de casa, aquí tienes algunos de los eventos que se desarrollarán en tu comunidad autónoma.

SCT 2019 en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición

Taller del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición en la anterior edición de la Semana de la Ciencia. / CSIC

En Andalucía, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla te invita a asistir a varias de sus actividades. Una de ellas es el taller Buscando vida en el universo, en el que personal del Centro de Astrobiología explicará, a través de vistosas demostraciones, cómo se extrae el ADN, cómo se han formado los cráteres lunares y por qué no hay agua líquida en Marte. Y si vives en Aragón, la Estación Experimental Aula Dei, el Instituto Pirenaico de Ecología y el Instituto de Carboquímica te animan a acudir a sus jornadas de puertas abiertas.

Los eventos virtuales predominan en Cataluña. Sin embargo, en esta comunidad no faltarán los cursos de formación para el profesorado, como el que ofrece el Instituto de Biología Evolutiva, ni los talleres presenciales para escolares. Es el caso de LabEnClass: La energía del futuro, en el que el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona presentará sus investigaciones relacionadas con la energía a través de varios experimentos.

En la Comunidad Valenciana la Casa de la Ciencia de Valencia organizará charlas y debates con personal investigador, y en Galicia la Delegación del CSIC presentará Ciencia que alimenta, una obra de teatro sin comunicación verbal que busca despertar el interés por la ciencia en el público de todas las edades. Además, las niñas y los niños de esta comunidad podrán diseñar su propio escudo familiar en un taller del Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento para acercarse de forma divertida y amena al mundo de la heráldica.

Ya en Madrid, será posible asistir a una conferencia bailada sobre danza contemporánea en el Instituto de Historia y a un gran número de talleres presenciales, en los que el público de todas las edades tendrá la oportunidad de descubrir si las moscas tienen olfato (Instituto Cajal), si se puede congelar agua a temperatura ambiente (Instituto Cajal) o cuánta vida hay en un ecosistema urbano (Real Jardín Botánico). Además, quien quiera estar al aire libre podrá sumarse a alguna de nuestras rutas científicas, como la que propone el Centro de Ciencias Humanas y Sociales por la historia de la Plaza Mayor, la Puerta del Sol o el Madrid de la Guerra Civil.

Por último, en el País Vasco podrás explorar las escalas macro, micro y nanoscópica por medio de lupas y de un microscopio fabricado con tus propias manos en el taller familiar Escala tu mundo, organizado por el Centro de Física de Materiales (San Sebastián).

Como ves, no faltan opciones, pero no te preocupes si ahora mismo no sabes cuál elegir. En la web de la Semana de la Ciencia del CSIC  puedes encontrar la actividad que más te interese buscando por diferentes criterios, como la comunidad autónoma en la que vives, el formato del evento o el tipo de público al que va dirigido (general o alumnado educación, infantil, primaria, secundaria o universidad). Eso sí, cuando lo tengas claro date prisa para inscribirte, porque otros años el aforo se ha cubierto rápido y en esta edición la pandemia ha hecho necesario reducirlo más. ¡Te esperamos!

Bacterias, arañas, polillas: conoce a tus inseparables compañeros de piso

Por Mar Gulis (CSIC)

Si piensas que en tu casa solo vives tú o, como mucho, otras personas, te equivocas. Tu hogar está lleno de vida: multitud de especies, más o menos pequeñas o más o menos inofensivas, pueblan todos sus rincones, desde el recibidor a la cocina.

Hay compañía doméstica desde el momento en que pisas el domicilio, ya que en una suela de zapato suele haber unas 400.000 colonias de bacterias e incluso, a veces, pequeños artrópodos; seres a los que acabas de abrir la puerta de casa y, parte de los cuales, se instalarán en ella. Por esta razón, en algunas culturas se exige descalzarse para entrar en las viviendas, una costumbre cada vez más extendida por estos lares.

Este es solo uno de los datos que incluye Biodiversidad doméstica. Compañeros de piso, una exposición itinerante elaborada por el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. La muestra realiza un recorrido por las distintas estancias de una casa y va arrojando datos sobre los seres vivos que podemos encontrar en cada una de ellas.

Cartel de la exposición Biodiversidad doméstica. Compañeros de piso

Supongamos que después de entrar a casa vamos al baño. Al contrario de lo que podría parecer, allí encontraremos más bacterias en el suelo que en la taza del retrete. Las especies más habituales en el primero serán las Rhodobacterias y las Rhizobacterias, mientras que las de los sanitarios serán del tipo Clostridium, relacionadas con el sistema digestivo.

En esta estancia probablemente también hallemos bacterias relacionadas con la piel, como Staphyloccocus y Streptococcus, y especies más grandes en tamaño pero totalmente inofensivas. Es el caso del pececillo de plata, que se pasea por suelos y rendijas, y los opiliones, animales parecidos a las arañas pero con patas extremadamente largas que deambulan por nuestra bañera o plato de ducha. ¿Hablamos del cepillo de dientes? De momento, quedémonos con la idea de que es mejor no compartirlo con otras personas.

Opilion, especie que frecuenta los baños

 

Ácaros durmientes

Vayamos ahora al dormitorio, a echar una pequeña siesta por ejemplo. En la cama nos esperará un nutrido cortejo de bacterias Streptococcus mutans y el rey de los colchones: el conocido ácaro del polvo (Dermatophagoides pteronyssinus), que suele estar presente también en otros elementos de la casa, como moquetas y sofás. Cuando nos durmamos, otra familia de ácaros se paseará por nuestra cara: se trata de Demodex folliculorum, un ser vivo con la fea costumbre de vivir dentro de nuestros folículos pilosos –justo por encima de la raíz del cabello– y salir al exterior durante estos periodos de reposo en los que nos encontramos en los brazos de Morfeo.

Demodex folliculorum saliendo del folículo piloso/Sciencephotolibrary

Pero la estancia con más vida de nuestro hogar es la cocina. Los suculentos restos de comida que permanecen allí por más que limpiemos son un fuerte atractivo para gran cantidad de especies. En el estropajo, por ejemplo, podemos encontrar hasta 20 familias diferentes de bacterias y en otras partes no nos sorprenderá ver organismos más grandes como hormigas, moscas y cucarachas. Las primeras no son peligrosas, pero no podemos decir lo mismo del resto. De hecho, las cucarachas, de las que existen en el mundo 3.500 especies, son uno de los organismos más resistentes que se conocen. Además pueden propagar enfermedades como la disentería o el cólera.

Otro organismo típico de la cocina con el que debemos tener cuidado es el moho, cuyas esporas se dispersan por el aire y pueden provocar reacciones alérgicas y problemas respiratorios, así como llegar a producir sustancias cancerígenas (como la aflatoxina).

 

El objeto más sucio de nuestro hogar

Tampoco estaremos solos o solas en el salón. Allí hay dos objetos que reúnen un gran número de especies: el mando a distancia y el teléfono. Numerosos estudios han puesto de manifiesto que el control remoto de la televisión es uno de los objetos más sucios de un hogar, un hotel o un hospital. Entre otras cosas, sobre él podemos encontrar restos de orina, de otros fluidos humanos y hasta de heces, todos ellos asociados a gran cantidad de bacterias y virus. Parece que eso de lavarse las manos después de visitar el baño no es una práctica tan habitual.

Estos son algunos ejemplos de la biodiversidad de nuestros hogares, pero no podemos olvidarnos de otros como las polillas, cuyas larvas se alimentan de nuestras prendas de ropa; los piojos, que pueden habitar en nuestros cabellos y de los que existen tres tipos de especies según prefieran vivir en nuestra cabeza, cuerpo o pubis; o las arañas, que a pesar del miedo que suscitan a algunas personas, pueden resultar beneficiosas porque se alimentan de otros insectos que sí serían nocivos o molestos.

No hay que asustarse, la mayoría de estas especies son inocuas y llevamos mucho tiempo conviviendo con ellas. Pero no viene mal tener buenos hábitos de higiene personal y una adecuada limpieza en las diferentes estancias de nuestro hogar. ¡Ah!, y si tienes pensado alojarte en algún hotel en tus próximas vacaciones, tal vez sea mejor disfrutar del entorno que coger ese mando a distancia que reposa sobre la mesa para ver la televisión.

 

La exposición Biodiversidad doméstica. Compañeros de piso es una idea original del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) del CSIC y esta comisariada por A. Valdecasas, investigador del MNCN.

¿Nos encaminamos hacia la sexta extinción?

Por Mar Gulis (CSIC)

“El 25% de las especies de la Tierra desaparecerá en las próximas décadas si el cambio climático persiste. Es decir, en función de las emisiones y del grado de calentamiento global, perderemos de 500.000 a un millón de especies de animales y plantas”. Esta es la respuesta de la bióloga evolutiva Isabel Sanmartín, investigadora en el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC), a la pregunta de si hay evidencias científicas suficientes para predecir el impacto del aumento de las temperaturas sobre la biodiversidad.

Invernadero del Real Jardín Botánico del CSIC / Irene Lapuerta

A partir del análisis de fósiles y de reconstrucciones de ADN, Sanmartín investiga cómo se adaptaron las plantas en el pasado a las variaciones climatológicas. Esas indagaciones le dan pistas para entender lo que sucede en el presente y vislumbrar qué sucederá en el futuro. Y las evidencias se acumulan: “El calentamiento global se está produciendo tan rápido que es muy difícil que las especies consigan adaptarse”, señala. Ahí están los datos: “Por ejemplo, en los bosques tropicales, donde vive el 50% de los organismos de la Tierra, calculamos que desaparecerá el 45% de las plantas”.

El aumento de la temperatura y la destrucción de hábitat, en gran medida provocados por la actividad humana, son las principales causas de esta pérdida de biodiversidad que ya se denomina “sexta extinción masiva”, afirma la bióloga.

Las variaciones del clima no son algo nuevo. A lo largo de la historia de la Tierra, factores geológicos como la tectónica de placas han generado cambios climáticos. Las reconstrucciones paleoclimáticas realizadas permiten afirmar que “cuando los continentes estaban juntos, en Pangea, el clima era árido y frío; en cambio, cuando se separaron el clima se hizo tropical. Eso se ve a lo largo de los últimos 600 millones de años”, explica Sanmartin.

¿Qué es entonces lo que hace que el actual calentamiento global dispare las alarmas en la comunidad científica? Básicamente, la velocidad a la que se producen estos cambios y lo que ello implica. “Quizá lo más relevante de esta era del Antropoceno es precisamente lo distinta que es de otras extinciones masivas que se han producido antes. En los cambios climáticos producidos por el movimiento de los continentes, los tiempos son geológicos; estamos hablando de varios de millones de años. El Antropoceno son [como mucho] 10.000 años, desde la aparición de la agricultura, y sin embargo la tasa de extinción de fondo –el número de extinciones por millón de especies por año (background extinction)– ha aumentado entre 100 y 10.000 veces”, detalla Sanmartin.

Más allá del impacto ambiental, la desaparición de tantas especies afectará directamente a la agricultura y por tanto a la obtención de alimentos para el sustento humano, pero también a la economía o incluso a la aparición de conflictos entre comunidades. La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de la ONU advierte que estamos ante la primera gran extinción causada por el ser humano, y desde distintos foros científicos, personal investigador de todo el mundo acumula conocimiento y plantea soluciones a este problema.

La pérdida de biodiversidad es uno de los grandes desafíos asociados al cambio global, entendido este como el conjunto de impactos medioambientales provocados por la actividad humana. En el CSIC queremos divulgar lo que dice la ciencia respecto a esta cuestión. Con ese objetivo hemos creado el espacio ‘Científicas y Cambio Global’, donde entrevistamos a Isabel Sanmartin y otras investigadoras que, desde muy diversas disciplinas, tratan de comprender el alcance de este fenómeno, sus causas, sus efectos y qué podemos hacer para afrontarlo.

Científicas y Cambio Global cuenta con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

25.000 especies están amenazadas: ¿cómo nos afecta esta pérdida de biodiversidad?

Por Mar Gulis (CSIC)*

Cerca de 25.000 especies están amenazadas por el cambio global causado por el ser humano. Más concretamente, el cambio climático amenaza la extinción de entre el 15 y el 37% de todas las especies terrestres de aquí a 2050. Estas son algunas de las cifras que recoge el libro colectivo Cambio global. Una mirada desde Iberoamérica, una publicación de LINCglobal en la que han participado una decena de investigadores e investigadoras del CSIC.

Las cascadas de Houpeton (Australia), póximas al Otway National Park, forman parte de un entorno de extraordinario valor ecológico por su gran biodiversidad. / David Iliff

La comunidad científica coincide en que vivimos en un periodo de extinción masiva de especies. Esta pérdida de biodiversidad es una de las consecuencias más perniciosas del denominado cambio global, referido al conjunto de transformaciones que la actividad humana está provocando a escala planetaria, y que ha llevado a algunas voces expertas denominar al actual momento como la Era del Antropoceno.

Pero este proceso comenzó hace mucho tiempo. Como explica el libro, “en los últimos 11.000 años (…), la humanidad se ha venido apropiando, de forma creciente y continuada, de los recursos biológicos y de la productividad natural de la tierra y el mar, para generar crecimiento y expandir las civilizaciones”. Como resultado, más de la mitad de la superficie habitable de la tierra ha sido significativamente modificada por la actividad humana. Hemos alterado la naturaleza, y por tanto la biodiversidad, a través de la agricultura, la silvicultura y la pesca; la sobreexplotación de las especies de valor comercial; la destrucción, conversión, fragmentación y degradación de hábitats; la introducción de especies exóticas; la contaminación del suelo, el agua y la atmósfera, etc. Nuestro modelo de “desarrollo” es insostenible, pues se apoya en la explotación de recursos naturales y en la generación de todo tipo de desechos sobre los sistemas naturales. Esa actividad frenética va acompañada de una mayor producción y consumo de energía, un aumento de contaminantes y un incremento de las temperaturas.

Las deforestaciones realizadas en la Amazonía ponen en peligro a muchas especies que habitan en esta región. / Aaron Martin

Pero, ¿qué efectos tiene la pérdida de la biodiversidad para la humanidad? Este concepto va mucho más allá de la diversidad de especies; se refiere a todas las variaciones de las formas de vida en una determinada región, lo que incluye también la diversidad genética, de formas, de atributos funcionales, de interacción entre especies e incluso de ecosistemas. Por ello, la pérdida de biodiversidad, en  cualquiera de sus formas, tiene consecuencias muy perjudiciales para la humanidad a corto y a largo plazo. Sectores como la producción de alimentos, el suministro de agua potable y la producción de medicamentos dependen directamente de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos. Por ejemplo, la sobreexplotación de los océanos puede poner en peligro la pesca y afectar a la soberanía alimentaria de muchas comunidades, como sucede en la costa chilena, donde las pesquerías están prácticamente en colapso. También la deforestación y consiguiente pérdida de los bosques promueve la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera y puede alterar el ciclo hidrológico. Esta situación se observa en la Amazonía a través de los llamados ‘ríos voladores’, expresión que alude al vapor de agua generado por el bosque y que regula la precipitación en diferentes regiones del continente. Dicha regulación garantiza a su vez el agua necesaria para el consumo humano, la agricultura, la ganadería y la electricidad, de ahí que la pérdida de diversidad biológica sea tan nociva.

Junto a lo anterior, la obra se refiere a los efectos en el ecoturismo. Esta actividad, importante fuente de riqueza para muchas regiones, puede comprometerse si se pierde biodiversidad y se degradan los paisajes. Lógicamente, el deterioro del sector conllevaría la destrucción de empresas y puestos de trabajo relacionados con el turismo sostenible.

Aunque aún no conocemos el papel exacto de la biodiversidad en el mantenimiento de los procesos ecológicos, el debate científico en torno a esta cuestión se ha intensificado. Tanto es así que la ONU ha declarado el 22 de mayo Día Internacional de la Diversidad Biológica.

Como señala la obra Cambio global. Una mirada desde Iberoamérica, “asignar un valor a la biodiversidad no es sencillo, no podemos establecer un valor monetario, pero sin ninguna duda su mantenimiento y conservación son esenciales para el bienestar humano en el planeta”.

Diez años de Top 10 de especies asombrosas

Por Mar Gulis (CSIC)

Una saltamontes rosa brillante y una araña con forma de sombrero de mago con increíbles dotes para el camuflaje; plantas que ‘sangran’ y orquídeas que recuerdan a la representación del diablo son algunas de las Top 10 descubiertas en 2016. Como cada año, el comité liderado por el doctor Quentin D. Wheeler, del International Institute of Species Exploration , en el que participa el investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales Antonio García Valdecasas, elabora esta lista que nos recuerda la importancia de conocer y clasificar la biodiversidad.

Este año se cumplen diez años desde que comenzó a elaborarse este listado. El objetivo de la iniciativa es recordar que la crisis de la biodiversidad actual hace que las especies se extingan antes de que dé tiempo a descubrirlas.

La lista se da a conocer hoy para celebrar el aniversario de Carlos Linneo, botánico sueco del siglo XVIII considerado padre de la taxonomía moderna. Las cifras varían, pero, según la comunidad científica, quedan alrededor de 12 millones de especies por descubrir, cinco veces más de las que ya se conocen.

Las especies Top 10 de 2016

1. Eriovixia gryffindori, una araña con sombrero de mago

Esta araña diminuta, de menos de dos milímetros de largo, debe su nombre al sombrero del mago Godric Gryffindor, uno de los personajes de la saga de Harry Potter. Hasta  ahora solo se han descubierto hembras de esta especie cuyas forma y colores le sirven para camuflarse en la hojarasca en la que se esconde durante el día. Se cree que la especie es nocturna y endémica de los bosques húmedos de la zona centro-occidental de la India donde construye redes verticales en forma de esfera.

Eriovixia gryffindori. / Sumuka J. N.

2. Eulophophyllum kirki, la saltamontes rosa de camuflaje

Algunas especies se encuentran cuando menos te lo esperas. Esta experta del camuflaje fue descubierta mientras los investigadores buscaban tarántulas y serpientes en Borneo. Las hembras de estos saltamontes aprovechan su color y su capacidad para mimetizarse (tanto el cuerpo como las patas parecen hojas) para esconderse entre el follaje. Miden unos cuatro centímetros y frente al rosa brillante que exhiben, los machos de la especie son completamente verdes.

Debido a que la zona en la que viven está altamente protegida, los investigadores no han podido colectar ningún ejemplar y solo las fotografías prueban su existencia. A veces el avance de la ciencia choca con las medidas que se imponen para proteger áreas naturales.

Eulophophyllum kirki. / Peter Kirk

3. Pheidole drogon, una hormiga con grandes espinas para masticar

Es una de las dos especies de hormigas espinosas descubiertas en Papúa Nueva Guinea. Hasta ahora se pensaba que las espinas dorsales características de este grupo de especies eran un mecanismo de defensa, pero su estudio pormenorizado, que incluye microtomografías (imágenes de rayos x en tres dimensiones), sugiere que algunas de estas espinas sirven de anclaje para los músculos encargados de sostener unas cabezas y mandíbulas, especialmente grandes en el caso de los soldados. Estas hormigas usan las espinas para triturar semillas que, de otra manera, no podrían utilizar como alimento.

Pheidole drogon. / Masako Ogasawara

4. Gracilimus radix, la rata omnívora

Esta rata parece ser una buena muestra de inversión evolutiva ya que es la única de entre sus parientes, estrictamente carnívoros, que mantiene una dieta variada. Es gris-marrón, pequeña y esbelta con orejas redondeadas y una cola con poco pelo. Está estrechamente emparentada con las ratas de agua de la isla indonesia de Célebes e incluye raíces en su alimentación, de ahí su nombre. Incluyendo esta, ya se han descubierto siete especies de ratas en esta isla desde 2012.

Gracilimus radix. / Kevin Rowe

5. Scolopendra cataracta, un ciempiés submarinista en peligro

Este nuevo ciempiés es negro, tiene 20 pares de patas y llega a medir 20 centímetros de largo. Es la primera especie de ciempiés jamás observada capaz de sumergirse en el agua y correr por el fondo de la misma manera que en tierra firme. La situación de su población es muy preocupante debido a que su hábitat está desapareciendo rápidamente por el aumento de la actividad turística en el área.

Scolopendra cataracta. / Siriwut Edgecombe

6. Potamotrygon rex, una raya de agua dulce brasileña

Potamotygon Rex. / Marcelo R. de Carvalho

Esta gran raya de agua dulce es endémica del río Tocantins, en Brasil. El espécimen tipo mide 1.110 milímetros de longitud y los ejemplares grandes pueden pesar 20 kilos. Es otra de las 350 especies de este río que no es encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Es de color pardo negruzco y con motivos sorprendentes amarillos y anaranjados.

7. Solanum ossicruentum, un arbusto con frutos ‘sangrientos’

Cuando maduran, los frutos de este arbusto son duros, como si fueran huesos de frutas y al cortarlos, la planta parece sangrar. Esas características han servido para bautizarlo como ossicruentum, hueso sangriento. Cuando se corta, su carne se oxida y pasa del color verde blanquecino al rojo sangre. Los botánicos conocen la especie desde hace 50 años, pero erróneamente se había considerado que era una variación de la especie S. Dioicum.

Solanum ossicruentum. / Christopher T. Martine

8. Illacme tobini, el milpiés extensible

Los milpiés Siphonorhinid  tienen el record de número de patas con 750, pero esa cifra se podría ver superada por Illacme tobini. Este milpiés recién descubierto tiene 414, pero continúa añadiendo segmentos de cuerpo con las patas correspondientes a lo largo de su vida. Alargado, similar a un hilo de unos dos centímetros de longitud y sin ojos, este milpiés, descubierto en el Parque Nacional Sequoia (EEUU),  pertenece a un antiguo linaje de hace 200 millones de años. Vive en pequeñas grietas bajo la superficie del suelo y segrega un producto químico desconocido para defenderse. Cuatro de sus patas están modificadas para transferir espermatozoides a las hembras que segregan seda.

Illacme tobini. / Pail Marek

9. Telipogon diabolicus, la orquídea del diablo

Dicen que el diablo está en los detalles. En este caso, está en esta orquídea. La nueva especie Telipogon diabolicus tiene una estructura reproductiva derivada de la fusión de la flor masculina y femenina con un aspecto que recuerda a las representaciones de la cabeza del diablo. Considerada en peligro crítico, la especie es conocida solo en el sur de Colombia, donde crece en un bosque de montaña actualmente muy amenazado por la reconstrucción de una carretera. Solo en Colombia existen alrededor de 3.600 especies de orquídea, cientos de ellas a la espera de ser descritas.

Telipogon diabolicus. / M. Kolanowska

10. Xenoturbella churro, un gusano primitivo y simétrico

Descubierto a más de 1.700 metros de profundidad en el Golfo de California,  Xenoturbella churro, un gusano marino de diez centímetros de longitud, es un representante de un grupo de gusanos primitivos de una de las ramas más tempranas en el árbol genealógico de animales bilateralmente simétricos. Al igual que algunos de sus parientes, se cree que se alimenta de moluscos. Es de color naranja rosáceo y tiene cuatro surcos longitudinales profundos que recuerdan a los churros, de ahí su nombre. Estas criaturas primitivas tienen boca, pero no ano, y nos recuerdan la increíble biodiversidad que habita en los océanos.

Xenoturbella churro. / Greg Rouse

El 98% del hábitat de los mamíferos en España, amenazado por las carreteras

Por Mar Gulis (CSIC)

El lince ibérico es una de las especies más afectadas por el aumento de las carreteras / Wikipedia

Mamíferos como el lince ibérico ven deteriorado su hábitat natural por el aumento de las infraestructuras humanas / Wikipedia

En 2050 nuestro planeta tendrá más kilómetros de carreteras asfaltadas que los que nos separan del planeta Marte. Aparte de facilitar el transporte de mercancías y personas, ¿qué otras consecuencias tiene la construcción frenética de estas infraestructuras?

Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Concordia University of Montreal analiza sus efectos sobre la vida y supervivencia de aves y mamíferos. El estudio señala que “las carreteras y edificaciones fragmentan y deterioran el medio natural impidiendo que muchas poblaciones animales dispongan de las áreas que necesitan para sobrevivir”.

¿Por qué suponen las carreteras semejante amenaza? Aurora Torres, investigadora principal del proyecto, apunta varias causas, si bien no todas operan por igual en cada una de las especies afectadas. “En primer lugar está la mortalidad por atropello, pero también se ha detectado un efecto barrera; las especies que evitan cruzar las carreteras se quedan cada vez más aisladas, lo que a su vez puede provocar una pérdida de diversidad genética en sus poblaciones”, explica. “Además, estas infraestructuras producen un deterioro del hábitat que puede conllevar una pérdida de recursos para algunos animales”.

Tras cartografiar el entramado de infraestructuras de transporte del continente europeo, la investigación ha constatado una presencia masiva de las mismas. Torres señala que el aumento de carreteras “implica que los animales no tienen muchas posibilidades de vivir alejados de la influencia humana».

En el caso de España, la situación es paradójica. En nuestro país, igual que en algunos escandinavos y bálticos, todavía existen zonas relativamente grandes alejadas de infraestructuras humanas. Pero, al mismo tiempo, la región mediterránea, una de las de mayor biodiversidad del planeta, es la que más desarrollo urbano ha experimentado en los últimos años. Esa circunstancia tiene un impacto sobre la distribución de especies. Por ejemplo, en la Península Ibérica, “el oso pardo, el águila imperial o el lince ibérico muestran una mayor prevalencia en zonas alejadas del ser humano, de ahí la importancia de conservar las áreas con escasa influencia de infraestructuras”, explica el investigador del MNCN Juan C. Alonso.

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En las próximas décadas, el 90% de las carreteras se construirá en los países en vías de desarrollo / Teo Gómez

A través de análisis que describen cómo se reduce la densidad de aves y mamíferos cerca de las infraestructuras, los autores del estudio estiman que el 98% de hábitat de los mamíferos sufre el impacto de las carreteras. En el caso de las aves, un 55% del territorio que utilizan se ve afectado. Además, los modelos predicen una disminución demográfica global de un 22% para las aves y un 47% para los mamíferos con respecto a lo que ocurriría en una situación ideal, sin infraestructuras. “La mera existencia de carreteras no va a provocar en la mayor parte de los casos la extinción, pero sí puede causar una reducción del número de individuos. Esto, sumado a otras presiones, sí puede poner en peligro a varias especies”, explica Torres.

Realizado el diagnóstico, ¿qué se puede hacer? Básicamente, prevenir la pérdida de biodiversidad. El estudio puede ser una herramienta para evaluar los efectos de futuros desarrollos de infraestructuras en distintos escenarios. Los investigadores miran especialmente a los países en vías de desarrollo, con ecosistemas menos fragmentados y todavía ricos en biodiversidad. “Es en estas áreas donde se construirá el 90% de las carreteras en los próximos 40 años”, señala Torres. “Nuestra investigación puede servir para tomar decisiones más acertadas respecto al de trazado de las carreteras o para determinar si compensa o no la construcción de infraestructuras que comporten una importante pérdida de biodiversidad”, concluye.

Una planta carnívora descubierta en Facebook, la estrella de las 10 especies más asombrosas de 2015

Por Mar Gulis (CSIC)

Cada año se descubren alrededor de 20.000 especies y un comité internacional, liderado por el International Institute for Species Exploration, selecciona las diez más destacadas. “Con esta iniciativa tratamos de concienciar sobre la importancia de seguir conociendo y poder así proteger la incalculable biodiversidad que nos rodea, de la que solo conocemos una pequeña parte”, explica Antonio G. Valdecasas, investigador del CSIC en el Museo de Ciencias Naturales.

Las cifras varían pero según los científicos quedan cerca de 12 millones de especies por descubrir, cinco veces más de las que ya se conocen. “Descubrir y nombrar las especies que pueblan el planeta, ordenarlas por parentescos y conocer su forma de vida y área de distribución es la única forma posible de entender el desarrollo de la vida sobre nuestro planeta y aprender a protegerla”, añade Valdecasas.

¿Quieres saber cuáles fueron las diez especies más asombrosas de 2015? Aquí tienes el top ten elaborado por los investigadores.

Escarabajo

1. Un escarabajo acuático. La mayoría de los escarabajos viven en el suelo del bosque, donde se alimentan de materiales en descomposición. Sin embargo, Phytotelmatrichis osopaddington habita en pequeños receptáculos de agua que se crean en la base de plantas emparentadas con el jengibre y los plátanos. Por el momento, se desconoce cómo este diminuto escarabajo de aproximadamente un milímetro logra alimentarse en semejante hábitat.

Caballito

2. El caballito de mar que nadie vio. El descubrimiento de Phyllopteryx dewysea ha puesto de manifiesto lo poco que sabemos aún de la fauna marina. Pese a que vive en aguas poco profundas, mide cerca de 3 cm de largo y es de color rojo rubí con líneas verticales rojas, hasta ahora había pasado desapercibido para la ciencia.

Pez

3. Un pez monstruoso. Si esto fuera un concurso para encontrar a la especie más fea, Lasiognathus dinema tendría todas las papeletas para ganarlo. Como sus parientes los rapes, este pez tiene un órgano que proyecta por encima de la cabeza como si de una caña de pescar se tratara. Sin embargo, en este caso ese órgano es bioluminiscente. Lasiognathus dinema vive en las oscuras profundidades del océano y los investigadores creen que utiliza la luz para atraer a sus presas.

Cochinilla

4. Cochinillas ‘espinosas’. Luiuniscus iuiuensis es un organismo anfibio, ciego y sin pigmento que puede dar a los isópodos (un tipo de crustáceos) los 15 minutos de fama que estaban esperando. Esta nueva especie tiene placas cónicas en la base de sus patas que le dan un aspecto espinoso y le permiten construir refugios esféricos de barro en los que muda su exoesqueleto. De momento solo se la ha encontrado en una cueva de Brasil cuyas cámaras inferiores se inundan en la época de lluvias. Esta área de distribución tan restringida la hace especialmente vulnerable.

carnivora

5. La planta carnívora descubierta en Facebook. Un aficionado a las plantas que sube unas fotos a su muro, un investigador que cree ver una nueva especie y un intenso intercambio a través del chat: así se produjo el descubrimiento de Drosera magnifica. Esta planta carnívora es la más grande de su género que se ha encontrado en América. Igual que otras especies de Drosera (o rocío de sol) segrega una mucosidad espesa con aspecto de rocío que atrae a los insectos a la superficie de sus hojas. De este modo compensa la falta de minerales de los suelos en los que crece. Aunque es muy abundante localmente, solo está presente en la cumbre de una montaña y ya ha sido declarada en peligro crítico de extinción.

homo

6. Una ‘nueva’ especie humana. El yacimiento donde se encontraron los restos fósiles de Homo naledi contiene al menos 15 individuos diferentes, la mayor agrupación de restos de una sola especie de homínido descubierta en África. Estos ‘nuevos’ humanos tenían el cráneo y la parte superior del cuerpo similar a la de nuestros ancestros que vivieron hace entre dos y cuatro millones de años, como los Australopithecus, pero sus manos y pies se parecen a los de los humanos modernos. Una vez que se pueda determinar la edad exacta de los restos se conocerán más detalles de sus implicaciones para la historia de nuestro género.

árbol

7. El árbol de tronco fino. De altura inferior a los 6 metros y un tronco de 10 centímetros de diámetro, Sirvadavia solannona ha sido descubierta en una de las áreas más estudiadas de Gabón. Es probable que la estrechez de su tronco haya sido la responsable de que pasara desapercibida en inventarios anteriores. Sus flores se parecen a las de los tomates y patatas, pero esta planta pertenece a una familia diferente y, de hecho, es única en su género. Su pariente más cercano vive en Tanzania, a 3.000 kilómetros, en el otro extremo del continente africano. En la actualidad, se estudia si las abejas provocan la dispersión de su polen mediante ultrasonidos producidos por la vibración de sus alas.

líbelula

8. Insectos con nombre de disco de Pink Floyd. En 2015 se dio un gran paso en el conocimiento de los odonatos, uno de los órdenes de insectos más conocidos, con la publicación de un artículo en el que se describen 60 especies de libélulas y caballitos del diablo descubiertas en África. La mayor parte de las nuevas especies son muy coloridas y tan diferentes entre sí que basta una fotografía para diferenciarlas. Umma gumma es una de ellas. El nombre completo de este caballito del diablo coincide con el del disco Ummagumma que Pink Floyd grabó en 1969 y que, en el argot de la ciudad de Cambridge, significa hacer el amor.

tortuga

9. Las tortugas de Darwin eran más de una especie. Ningún animal se asocia tanto con Darwin como las tortugas gigantes de las islas Galápagos. En 2015 los análisis genéticos determinaron que lo que hasta ahora se consideraban pequeñas diferencias entre las poblaciones de tortugas orientales y occidentales de la isla de Santa Cruz son en realidad características de especies distintas. Así fue descrita Chelonoidis donfaustoi, una nueva especie que cuenta tan solo con 250 individuos.

mono

10. Monos que habitaron la península ibérica. Laia era un mono hembra de cuerpo pequeño que vivió en lo que hoy es España hace 11,6 millones de años, una época en la que los linajes de los humanos y los grandes simios no se habían distanciado del de los gibones. La localización de sus restos en Cataluña ha dado lugar a la descripción de la especie Pliobates cataloniae y plantea la posibilidad de que los primeros humanos podrían haber estado más estrechamente relacionados con los gibones que con los grandes simios. Según las estimaciones pesaba entre 4 y 5 kilos de peso, lo que sugiere una altura de alrededor de 45 centímetros.

El grano de dios o cómo los mayas domesticaron el maíz

Pedro-Revilla1Por Pedro Revilla (CSIC)*

El teosinte es una planta silvestre emparentada con el maíz que se encuentra en Centroamérica. Según una leyenda maya, el dios Yum Kaat creó el teosinte, palabra que en el idioma nahuatl significa «maíz de dios«. Otro mito cuenta que el dios Sol y la diosa Luna tuvieron un hijo llamado Cinteotl, dios del maíz. Cuando Cinteotl fue hecho pedazos por otro dios, de sus despojos surgieron el maíz y otras plantas cultivadas. Aunque estas narraciones no son objeto de investigación científica, lo cierto es que el teosinte ya existía cuando los seres humanos llegaron a América, así que obviamente el teosinte no fue creado por la acción humana. Lo que sí estudia la comunidad científica es la domesticación del maíz (Zea mays L.), una práctica que, según la teoría actualmente aceptada, pusieron en marcha hace unos diez mil años los pobladores de Centroamérica –posiblemente los mayas– a partir del teosinte.

teosinte

Teosinte, antecesor del maíz

La domesticación de otras especies es un proceso de selección genética continuo que se realiza por los seres humanos, de forma consciente o inconsciente, para cultivar plantas o criar animales. Volviendo a nuestro grano, las plantas de las variedades primitivas de maíz no son muy distintas de las plantas de teosinte, pero la mazorca de maíz es tan diferente de la pequeña espiga de teosinte que apenas se puede encontrar algún parentesco entre ambas. De hecho, la domesticación del maíz supuso la variación más grande entre una especie silvestre y una cultivada. Si comparamos los frutos silvestres y cultivados de muchas otras especies, observamos cambios cuantitativos y algunos cualitativos que permiten encontrar rasgos comunes. Sin embargo, entre la espiga de teosinte y la mazorca de maíz primitivo hay cambios tan drásticos –como el número de filas de grano, el número de granos por fila, la forma, tamaño y peso de los granos, la cobertura de los granos y su composición– que hacen pensar que son dos plantas no relacionadas.

variedades maiz

Variedades de maíz estudiadas en la Misión Biológica de Galicia del CSIC

Entonces, ¿cómo lo hicieron los mayas? Como en todas las domesticaciones, para el maíz eligieron solo una pequeña proporción de la variabilidad genética disponible en el teosinte, ya que seleccionaron los ejemplares que les resultaban más útiles. Por ejemplo, eligieron los granos más grandes o más blandos, o las mazorcas con más granos que no se cayesen. Aquel maíz primitivo seleccionado disponible en el teosinte ha seguido produciendo variación genética suficiente para permitir extender el cultivo desde los trópicos hasta los círculos polares, desde el nivel del mar hasta los altiplanos andinos y desde América hasta todas las tierras pobladas. Es posible que en aquella selección que tan hábilmente practicaron los mayas fuese implícita la elección de las plantas con mayor capacidad para producir variaciones genéticas. Tanto es así que la diferencia entre dos líneas de maíz actuales supera la distancia genética que hay entre seres humanos y chimpancés.

Con estos antecedentes no es de extrañar que los mayas atribuyesen el origen del maíz a la intervención divina en lugar de arrogarse todo el mérito de tan magna obra. Con todos los conocimientos y tecnologías disponibles en la actualidad, la comunidad científica aún no ha sido capaz de hacer algo parecido a la domesticación del ‘grano de dios’.

*Pedro Revilla es investigador de la Misión Biológica de Galicia del CSIC.

Te presentamos el ‘Top 10’ de las especies más sorprendentes del año

Por Mar Gulis (CSIC)

Una araña que huye haciendo volteretas como si fuera una acróbata, una planta de sobra conocida por los indígenas mexicanos pero hasta ahora ignorada por la ciencia o una rana que pare a sus renacuajos en lugar de depositar los huevos en el agua… Como cada año, el ‘Top 10’ del Instituto Internacional para la Exploración de Especies presenta las más impactantes de las cerca de 18.000 especies que se descubrieron en 2014.

El ranking, en cuya elaboración participan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, pretende concienciar a la población de la necesidad de conocer y conservar la biodiversidad. Los científicos cifran en 12 millones el número de especies que quedan por descubrir, cinco veces más de las que ya se conocen. Así que todavía hay mucha vida ‘asombrosa’ por explorar…

Seta submarina

1. Un pequeño animal marino con forma de seta. Encontrados en los fondos marinos australianos a más de 1.000 metros de profundidad, los especímenes de Dendrogramma enigmatica tienen la boca en el extremo de un ‘tallo’ de 8 mm y un disco superior que apenas supera los 10 mm. Aunque no hay dudas de que se trata de animales, no está claro si están o no emparentados con corales y medusas. Por sus características primitivas podría tratarse de descendientes de los primeros animales, lo que haría reconsiderar el árbol filogenético de estos organismos.

Torq. alb.
2. Peces ‘arquitectos’… y misteriosos.
Los científicos llevaban 20 años tratando de averiguar el origen de los círculos de unos dos metros de diámetro con diseños geométricos que proliferan en los fondos marinos de Oshima, una isla volcánica del Pacífico. El misterio solo se pudo resolver al observar a los peces de la especie Torquigener albomaculosus. Los círculos son nidos que los machos preparan para atraer a las hembras y servir como protección. Las crestas y ranuras minimizan el efecto de las corrientes y posiblemente ayudan a evitar los ataques de depredadores.

Insecto palo

3. Un discretísimo insecto palo. Phryganistria tamdaoensis no es el insecto palo más largo del mundo pero pertenece a una familia conocida como ‘palitos gigantes’. Mide cerca de 23 cm de largo y es un maestro del camuflaje. Descubierto en el Parque Nacional de Tam Dao (Vietnam), ha pasado desapercibido durante años para los entomólogos que trabajan en la región.

Dinosaurio

4. El dinosaurio que parecía un ave. Contemporáneo de los famosos Tiranosaurius rex o los Triceratops, Anzu wyliei es el dinosaurio más parecido a las aves que se conoce. Anidaba e incubaba los huevos hasta su eclosión, tenía los huesos huecos, plumas y un pico similar al de los actuales loros. Vivía en llanuras inundadas y era omnívoro: comía vegetales, pequeños animales y huevos. La especie, que medía unos 3,5 metros de largo por 1,5 de alto y pesaba entre 200 y 300 kilos, fue descubierta en un yacimiento de Dakota del Sur (EE UU) en el que se encontraron tres esqueletos.

Araña

5. La araña ‘saltimbanqui’. Hallada en Marruecos, Cebrennus rechenbergi es una araña muy ágil que huye de sus depredadores con acrobacias. Al detectar una señal de peligro primero adopta una actitud amenazante pero, si esta estrategia no funciona, echa a correr dando volteretas para acelerar su huida. Según los investigadores, esta técnica es la última baza del arácnido para librarse de los depredadores en un medio, el desierto, donde no hay lugar para esconderse. Su forma de actuar ya ha inspirado la creación de un robot que copia sus movimientos.

Avispa

6. Avispas que protegen sus nidos con hormigas muertas. Deuteragenia ossarium es una avispa de unos 15 mm de longitud encontrada en la reserva natural de Gutinashan (China). Construye sus nidos en tallos huecos que separa en varias secciones con paredes. En cada sección, la avispa pone un huevo y deposita una araña que servirá como alimento a la cría. La última de las celdas del nido la llena con hormigas muertas que crean una barrera química para prevenir la presencia de depredadores.

Babosa de mar

7. La babosa bella. Phyllodesmium acanthorhinum es una babosa de mar especialmente llamativa por sus formas y colores. Está considerada como un ‘eslabón perdido’ entre las babosas marinas que se alimentan de corales y las que lo hacen de hidroides –organismos marinos entre los que se encuentran las medusas–. Puede llegar a medir tres centímetros y vive en el archipiélago japonés.

Ranas

8. Las ranas que ‘paren’ a sus renacuajos. Suele pensarse que todas las ranas ponen huevos, pero siempre hay una excepción a la regla. Este es el caso de Limnonectes larvaepartus, que da a luz sus renacuajos y los deposita en charcos de agua. Menos de una docena de las 6.455 especies de ranas del mundo tienen fecundación interna. De ellas, todas ponen huevos fertilizados o dan a luz a pequeñas ranitas salvo esta especie, que se ha encontrado en la isla indonesia de Célebes y mide cuatro centímetros.

Planta mexicana

9. La planta que la ciencia no supo ver. De sobra conocida por los habitantes de la Sierra de Tepoztlán (México), que la utilizan para decorar los altares navideños, Tillandsia religiosa acaba de ser descubierta para la ciencia. Llega a medir metro y medio, florece entre diciembre y marzo, y crece de forma aislada en zonas rocosas de entre 1.800 y 2.100 metros de altitud.

planta parásita

10. Una planta parasitaria con aspecto de coral. Balanophora coraliformis es una especie amenazada que vive entre los 1.500 y 1.750 metros de altitud en los bosques húmedos de Filipinas y de la que solo se han encontrado 50 ejemplares. Su estructura alargada y con numerosas ramificaciones hace que se asemeje a un coral. Sin embargo, es una planta parásita: como no contiene clorofila es incapaz de hacer la fotosíntesis y necesita obtener sus nutrientes de otras plantas.

Océanos que regulan el clima y otras curiosidades, en la ‘Gymkhana de los mares’

Por Mar Gulis (CSIC)

Detalle de uno de los talleres de la Gymkhana: diferentes tipos de arenas del mundo

Detalle de uno de los talleres de la Gymkhana: diferentes arenas del mundo

¿Hay vida en el hielo marino? ¿Cuál es la máxima profundidad a la que viven los corales? Hoy se celebra en Madrid la Gymkhana de los mares y océanos’, un gran evento de divulgación en el que estudiantes de ESO y Bachillerato ‘navegarán’ por la ciudad en busca de respuestas a estas y otras muchas preguntas sobre el medio marino. Si tú también sientes curiosidad por conocer la solución a estos interrogantes, sigue leyendo.

Los mares y océanos tienen un papel fundamental en la regulación del clima de nuestro planeta. Entre otras cosas, son responsables de que la temperatura media en Lisboa sea más elevada que la de Nueva York, aunque ambas ciudades se encuentren situadas prácticamente sobre la misma latitud. En concreto, las causantes de este fenómeno son la corriente del Golfo y su brazo que se alarga hasta el Atlántico Norte. Impulsadas principalmente por los vientos del oeste, transportan el agua cálida del trópico y el subtrópico hasta las costas europeas, dando al continente un clima mucho más cálido del que tendría si no existieran.

El medio marino alberga también una gran variedad de hábitats, sin los cuales la vida en el planeta no sería posible tal y como la conocemos. Los millones de kilómetros cuadrados de hielo que cada año se forman en los casquetes polares podrían parecer un hábitat hostil para los organismos vivos, pero paradójicamente son responsables de una de las mayores explosiones cíclicas de vida que se dan en el planeta. Durante el invierno atrapan en su interior numerosas microalgas que, con el deshielo, se liberan al agua y comienzan a multiplicarse de forma masiva, despertando todo el ecosistema de la Antártida. El krill, pequeños crustáceos que se alimentan de microalgas y de los que a su vez se nutren otras especies, también ‘florece’ y con él los elementos superiores de la cadena trófica, como peces, ballenas, focas, pingüinos y otras aves.

Uno de los grupos de estudiantes participantes en la Gymkhana

Uno de los grupos de estudiantes participantes en la Gymkhana

Los bosques de corales pétreos que habitan a más de 400 metros de profundidad son otro hábitat esencial para la biodiversidad marina. A diferencia de los arrecifes más conocidos de los trópicos, estos corales profundos son fríos –se desarrollan a temperaturas de entre 4ºC y 13ºC– y no dependen de la luz solar para sobrevivir. Sin embargo, forman auténticas ‘guarderías’ para especies de interés comercial como el bacalao antártico.

La ‘Gymkhana de los mares y oceános’, organizada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Obra Social “la Caixa”, se propone acercar a los más jóvenes el conocimiento científico sobre el medio marino. Cerca de 300 estudiantes de ESO y Bachillerato están participando en los talleres, juegos y experimentos de esta iniciativa, que se celebran de manera simultánea en una decena de centros de investigación, museos y fundaciones de la ciudad. Todas las actividades han sido diseñadas por investigadores del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC en el marco del proyecto ‘El mar a fondo’.