Entradas etiquetadas como ‘arte’

Cómo la ciencia y el arte se unen en Wikipedia

Por Gustavo Ariel Schwartz (CSIC)*

¿Es posible conocer cómo áreas aparentemente tan alejadas como el arte, la literatura y la ciencia se influyen mutuamente? ¿Podemos crear un mapa de esas interacciones culturales? Para ello necesitaríamos un corpus de conocimiento en el que las ideas científicas, artísticas y literarias estuvieran conectadas unas con otras. Un corpus en el que una teoría científica esté de alguna manera relacionada con una obra de arte o en el que una novela se vincule de algún modo a un concepto artístico o científico. Afortunadamente existe un espacio con estas características, en el que personas, obras y conceptos de diversas disciplinas se relacionan entre sí. Ese sitio es Wikipedia.

Wikipedia tiene la gran virtud de que sus entradas pueden representar obras, artísticas o literarias, ideas o personas. Además del conocimiento explícito contenido en cada uno de los artículos, existe una gran cantidad de conocimiento implícito que emerge de la red subyacente de conexiones. Estas están representadas por los enlaces entre las distintas entradas. De hecho, dos artículos de Wikipedia pueden estar muy relacionados entre sí, incluso sin que ninguno de ellos enlace con el otro. Se entiende que dos entradas de Wikipedia están relacionadas estructuralmente si enlazan a elementos comunes o si existen elementos comunes que se relacionen con ambas. Además, esta relación se puede cuantificar utilizando la distancia normalizada de Google.

De izquierda a derecha: Representación esquemática de la red de relaciones entre las distintas entradas de Wikipedia. / Dos elementos de una red compleja están relacionados estructuralmente si enlazan con elementos comunes o si son enlazados, simultáneamente, por un dado conjunto de elementos.

De esta manera, es posible utilizar esta herramienta y los enlaces entre sus artículos para construir una red compleja donde la relación entre los elementos va a estar determinada por la distancia normalizada de Google. Así se genera un mapa del conocimiento que revela las interacciones entre diversas disciplinas a partir de la red de conexiones extraída de Wikipedia. Por ejemplo, el mapa cultural que se obtiene a partir de las figuras de Einstein, Picasso y Joyce refleja las influencias recíprocas entre el desarrollo del cubismo y la teoría especial de la relatividad. En la imagen, cada punto representa una entrada de Wikipedia (hay unos 850) y cada línea muestra la relación entre esos elementos.

Mapa de las interacciones culturales entre Picasso, Einstein y Joyce. A pesar de la fuerte clusterización en disciplinas, se observa claramente que existe cierta conexión entre los diferentes ámbitos del conocimiento.

Se pueden identificar de forma clara tres clústeres que pertenecen a su vez a cada una de las semillas que utilizamos para generar el grafo. Pero lo realmente interesante es la posibilidad de visibilizar los elementos que conectan los diferentes ámbitos del conocimiento. El pintor Jean Metzinger y su obra Du Cubism junto a Henri Poincaré y su libro Science and Hypothesis constituyen los elementos centrales del intercambio de ideas y conceptos entre el cubismo y la relatividad. De este modo, el formalismo de las redes complejas nos permite crear mapas culturales para estudiar la estructura y la dinámica de los cambios de paradigma y cómo estos se alimentan de ideas, personas y conceptos provenientes de las más diversas disciplinas.

*Gustavo Ariel Schwartz es investigador en el Centro de Física de Materiales (CSIC-UPV/EHU).

Cultura con C de Cosmos: Vida

Por Montserrat Villar, Eva Villaver, Natalia Ruiz, Ester Lázaro, José Antonio Caballero, Carlos Briones y David Barrado (CSIC)*

Vivimos en una sociedad hiper-especializada: profesionales de diferentes áreas del saber son excelentes en temas cada vez más específicos. Como consecuencia, el estudio, la investigación y la propia cultura se compartimentan en múltiples casillas que a menudo nunca se tocan. Alejarnos de nuestra especialización para sumergirnos en otras áreas del conocimiento es enormemente enriquecedor: nos permite reconstruir la historia, nos estimula a imaginar soluciones creativas a problemas complejos y, muy importante, nos hace dudar. Solo desde la duda puede progresar el conocimiento.

De estas reflexiones nació Cultura con C de Cosmos (C3), un proyecto surgido en el Centro de Astrobiología (CAB, CSIC-INTA) cuyo objetivo es hacer divulgación científica promoviendo el encuentro y la comunicación entre áreas del saber generalmente percibidas como disociadas (ciencia vs. humanidades). En sus dos primeras ediciones (octubre de 2018 a marzo de 2019 y noviembre de 2019) nuestro objetivo fue divulgar la astronomía y la astrobiología a través del arte, la poesía y la música.

C de Cosmos

Cultura con C de Cosmos ha regresado en marzo de 2022 con una nueva iniciativa, C3: Vida, que aborda como tema central la posible existencia de vida fuera de la Tierra. Hasta la fecha la única evidencia de vida la tenemos en nuestro planeta. Sin embargo, desde épocas remotas la posibilidad de que exista en otros lugares del universo ha hecho volar la imaginación del ser humano y ha motivado una profunda reflexión sobre nuestro lugar en el cosmos. Esto ha quedado plasmado en numerosas manifestaciones de nuestra cultura, incluyendo las religiones, la filosofía o el arte. Así, durante milenios, artistas plásticos, escritores, músicos y filósofos han imaginado e incluso recreado otros mundos habitados.

La ciencia no podía ser ajena a esa inquietud y, desde que la tecnología lo ha permitido, tiene como uno de sus objetivos prioritarios investigar si los procesos que han conducido a la aparición de la vida en la Tierra podrían haber ocurrido en otros lugares del universo. Vivimos una época que quizá nos depare grandes hallazgos. Gracias a los avances en la investigación astrobiológica y astrofísica, podemos buscar vida fuera de la Tierra con estrategias muy sofisticadas basadas en el conocimiento científico. Por primera vez puede que estemos en condiciones de hallar indicios de esa posible vida extraterrestre. ¿Estamos preparados para un descubrimiento de esta magnitud?

 Vídeos, diálogos y directos de Youtube

De todo ello hablaremos en C3: Vida. Entre marzo y junio invitaremos a la sociedad a reflexionar acerca de este tema tan provocador. Personalidades del mundo de la cultura nos mostrarán en vídeos breves cuál es su visión acerca de la posible existencia de vida en otros lugares del cosmos. Rosa Menéndez, presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Miguel Falomir, director del Museo del Prado, Michel Mayor, premio Nobel de Física 2019, el guionista y director de cine Mateo Gil, la periodista y escritora Marta Fernández, el poeta y juglar Daniel Orviz, entre otros, nos acompañarán y compartirán sus reflexiones y sensaciones acerca de este tema trascendental.

Celebraremos, además, actividades de divulgación científica online y presenciales. Entre ellas destacamos el ciclo de diálogos en el mítico Café Gijón de Madrid, que se inaugura el jueves 17 de marzo con la conversación Pensar el arte, sentir la ciencia entre el bioquímico del CSIC Carlos Briones (CAB) y el artista multidisciplinar Antonio Calleja. Seguirán cinco diálogos, uno cada jueves hasta el 28 de abril, excepto Jueves Santo. Profesionales de la ciencia, el arte, la filosofía, el periodismo y la historia conversarán sobre temas diversos (incluyendo la vida extraterrestre) para estimular una reflexión interdisciplinar y mostrar cómo la aproximación a una misma idea desde caminos diferentes produce a menudo inspiradoras alianzas de gran riqueza intelectual.

A partir de mayo celebraremos directos de youtube. En un contexto permeado por la divulgación científica, el público tendrá oportunidad de preguntar a personas expertas lo que siempre quiso saber acerca de la posible existencia de vida extraterrestre. El diálogo permitirá compartir las dudas, ideas y sensaciones que inspira la reflexión acerca de una de las cuestiones más intrigantes y evocadoras para la humanidad desde hace milenios: ¿estamos solos en el universo?

* Montserrat Villar (directora de C3:Vida), Eva Villaver, Ester Lázaro, José Antonio Caballero, Carlos Briones y David Barrado son investigadores del CAB.  Natalia Ruiz es comunicadora en el CAB.  Forman el equipo de C3: Vida.

¿Eres capaz de ver violencia en esta escena medieval?

Por Antonio Ledesma (CSIC) *

A diferencia de lo que muchas personas piensan, la Edad Media no fue un período marcado solo por la violencia y la guerra, como da a entender la serie Juego de tronos. Sin embargo, en este post vamos a fijar la atención en los conflictos sociales de la época. Lo haremos de una forma muy particular: relacionándolos con los procesos constructivos. La historia del arte es una disciplina muy útil para abordar las manifestaciones culturales de un período histórico, pues, como afirma Paul Zanker, “el mundo de las imágenes (…) refleja el estado interno de una sociedad y permite obtener una idea de la escala de valores y de las proyecciones de los contemporáneos, aspectos que frecuentemente no se manifiestan en las fuentes literarias”.

Entre los años 1050-1300, en Europa se advierte una gran eclosión constructiva. “Parecía como si el mundo, queriendo sacudirse de sus sucios harapos, fuera a vestirse con el blanco manto de las iglesias”, escribió entonces el monje cluniacense Raúl Glaber, que vivió a comienzos del siglo XI. En esta época se desarrolló lo que se conoce como arte románico, estilo que predomina en el continente durante los siglos XI, XII e inicios del XIII, y cuyo peso en la construcción de la identidad cultural europea justifica, por ejemplo, su presencia en los billetes de diez euros.

Ahora te animamos a observar una escena correspondiente a aquel momento:

Vista completa de la escena representada en el capitel del monasterio de San Pedro de Valdecal (Palencia). / © Javier M. - Proyecto Petrifying Wealth

Vista completa de la escena representada en el capitel del monasterio de San Pedro de Valdecal (Palencia). / © Javier M. – Proyecto Petrifying Wealth

Esta representación se encuentra en un capitel identificado entre los restos del monasterio de San Pedro de Valdecal, conjunto que se localizaba en tierras palentinas y del que hoy solo restan algunos vestigios y unos cuantos testimonios documentales. En palabras de Miguel Ángel García Guinea, el monasterio tuvo que ser “uno de los edificios desaparecidos más importantes del románico palentino”. El capitel, que se expone en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional (MAN), resulta excepcional por la escena que representa y por eso ha recibido la atención de especialistas renombrados, como García Guinea o Serafín Moralejo. Y tú, ¿qué ves? ¿Crees que hay violencia en esta, aparentemente, “inocente” escena?

En el proyecto Petrifying Wealth pensamos que sí. Hasta la fecha la imagen era considerada por la comunidad investigadora como una escena vinculada con el proceso constructivo, que representaba a porteadores de agua o de argamasa, materiales necesarios para la obra. Desde este punto de vista, el capitel de San Pedro de Valdecal reinterpretaría un capitel considerado como su referente: el que se encuentra en el interior de la iglesia del antiguo y afamado cenobio de San Martín de Frómista, también en Palencia, a casi 50 kilómetros de distancia en línea recta de Valdecal. Este referente repercutiría también en un capitel fracturado del interior de Santa Julián en Santillana del Mar, ya en tierras cántabras, donde la acción representada se ha vinculado más con la vendimia.

Sin embargo, en Valdecal los objetos y los gestos de los personajes representados plantean una lectura complementaria que dota a la pieza de especial interés y tiene enormes implicaciones, ya que añade un rasgo especial: la violencia. Es probable que este capitel constituya uno de los testimonios artísticos más singulares que reúne violencia y construcción.

Capitel del monasterio de San Pedro de Valdecal (Palencia) y detalle del mismo. © Museo Arqueológico Nacional.

Capitel del monasterio de San Pedro de Valdecal (Palencia) y detalle del mismo. / © Museo Arqueológico Nacional

Sumamente sintética y con varios destellos de gran virtuosismo técnico, la escena se compone por cuatro figuras en total, dos centrales y una en cada costado, todas masculinas y en edad juvenil. Los dos personajes del frente llevan una gran herrada a hombros e interactúan con sus contrarios en un tipo de acción que es familiar en la cultura visual popular gracias a los característicos belenes navideños, que suelen presentar tareas y disposiciones similares. No obstante, aquí el portador de la izquierda es golpeado en su espalda por un instrumento de disciplina que es agarrado con firmeza con las dos manos por el sujeto del costado; mientras que el portador de la derecha es tirado del cinturón por la figura del extremo derecho, que busca su control. El sojuzgado rehúye a su vez su autoridad colocando su mano izquierda sobre la muñeca del agresor, lo que genera una clara tensión entre ambos, a diferencia de lo que sucede con los otros dos sujetos. De este modo, se puede hablar de dominio y de una coacción nada sutil hacia los portadores (todo delata que siervos), por parte de los otros dos sujetos. Estos últimos, además, van calzados –al contrario que los porteadores, que llevan los pies desnudos– y presentan una mayor corpulencia, factores ambos que acentúan las diferencias sociales y su relación jerárquica.

Un caso singular en el que se identifica ‘construcción y violencia’

Durante los siglos que abarca este período se han documentado en contextos constructivos conflictos de diversa índole, en especial de carácter económico, si bien no siempre violentos. Sin embargo, en representaciones artísticas no se conocen más testimonios a nivel hispano que combinen constructio et violentia, aunque no hay que perder del horizonte el abultado número de testimonios existentes y la imposibilidad de reconocer todos. Para hacernos a la idea, solo la provincia de Palencia concentra el mayor número de monumentos románicos en toda Europa. Esta situación acentúa el interés de este ejemplar pétreo sin que se pueda hacer referencia a un unicum.

Pero, ¿por qué se eligió representar una escena de estas características y con qué objetivos? Es un interrogante difícil de responder, ya que se han perdido el contexto sociocultural del que emergió y la casi totalidad de las piezas del rompecabezas. Todo parece indicar que se trata de una escena de conflicto enmarcada en un ciclo laboral, tal vez en el contexto de una construcción, y que podría corresponder a una amonestación a la violencia ejercida por los que ostentaban el poder, pero su descontextualización impide poder concretar más. “Aún queda gran cantidad de no libres, de hombres y mujeres cuyo cuerpo pertenece a alguien que lo vende, que lo da, y a quien deben obedecer en todo”, afirma el historiador Georges Duby sobre la Europa del año mil. Según un testimonio documental, el monasterio ya estaría en construcción en el primer cuarto del siglo XII y para la obra esculpida se han barajado fechas entre fines del siglo XI y principios del XII. De ser así, construcción y representación podrían ser simultáneos cronológicamente, aunque no es posible aventurar mucho más.

En cualquier caso, con la escena de este capitel y la nueva lectura que podemos hacer de ella, nos encontramos ante un testimonio audaz y no muy corriente en el que coexisten violencia y construcción durante la Edad Media.

 

* Antonio Ledesma es investigador postdoctoral en el Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC. Este caso de estudio de un conflicto social relacionado con el ámbito de la construcción se ha llevado a cabo gracias al proyecto ERC ‘Petrifying Wealth, dirigido por Ana Rodríguez. Una de las ideas motrices de este proyecto busca conocer las correspondencias y los límites entre conflictos sociales y la construcción edilicia en los diferentes territorios europeos durante el período 1050-1300.

Cometas: el terror que vino del cielo

Por Montserrat Villar (CSIC)*

Concebidos como profetas de la muerte, los cometas han inspirado terror en muchas culturas a lo largo de más de veinte siglos. Aparecían de pronto y se mantenían en el cielo durante semanas o incluso meses, perturbando su armonía. Se consideraban portadores de grandes desventuras: lluvias de sangre, animales nacidos con dos cabezas, enfermedades mortales… Una larga lista de horrores fue atribuida a los cometas hasta el Renacimiento. El pavor que causaban impulsó su observación, registro y clasificación para tratar de descifrar su significado y prepararse para las fatalidades que anunciaban.

China, siglo II antes de nuestra era. El aristócrata y político Li Cang, su esposa Xin Zhui y su hijo renacen tras la muerte y emprenden el viaje hacia la inmortalidad. Más de 2000 años después, en la década de 1970, se descubren sus tumbas en el yacimiento arqueológico de Mawangdui. Entre los miles de objetos encontrados, se halla un delicado lienzo de seda manuscrito. Contiene los dibujos de alrededor de 30 cometas, cada uno acompañado por un texto breve que previene sobre el mal concreto que causará (hambruna, derrota en una batalla, epidemia…).

En 1587 se publicaba el manuscrito Libro sobre cometas, con hermosas ilustraciones. El texto, anónimo, describe la materia de los cometas, su conexión con los planetas y su significado según la forma, color y posición. Así, cuando el cometa Aurora aparece sobre oriente habrá sequía, incendios y guerra. En la ilustración, una ciudad es devastada por las llamas bajo su auspicio sangriento. El resplandor de la conflagración ilumina la escena, mientras el brillo de Aurora se refleja en las nubes. El artista, por tanto, identifica los cometas como fenómenos atmosféricos. Diez años antes de la edición de este libro, el Gran Cometa de 1577 apareció en los cielos de Europa asombrando a sus gentes durante semanas. Tras estudiar sus movimientos, el astrónomo danés Tycho Brahe confirmó que se trataba de un acontecimiento celeste situado mucho más allá de la luna, y no de un fenómeno atmosférico, como creían numerosos eruditos de la época.

A principios del siglo XIV un joven pintor florentino rompía con la tradición. Cumpliendo el encargo de decorar el interior de la capilla de los Scrovegni en Pádova (Italia), Giotto de Bondone cubrió sus paredes de maravillosos frescos referentes a la vida de Jesús y de la Virgen María. En La adoración de los Reyes Magos representa la estrella de Belén como un cometa. Es probable que el artista viera el cometa Halley en 1301 y se inspirara en su aspecto. En este caso el mensaje es de esperanza: Cristo ha venido a salvar el mundo. Seis siglos después, en 1985, la Agencia Espacial Europea (ESA) lanzó la misión Giotto, con cuyo nombre rendía tributo al artista. Se acercó a unos 600 kilómetros del cometa Halley, del que obtuvo imágenes espectaculares.

En octubre de 1858 el artista escocés William Dyce pasó unos días de descanso en Pegwell Bay, un popular lugar de vacaciones en la Inglaterra de la Reina Victoria. En su obra Pegwell Bay, Kent – Recuerdo del 5 de Octubre de 1858, el artista representa una escena entrañable en la que su familia pasea por la playa mientras recoge piedras y conchas. El esbozo apenas perceptible del cometa Donati descubierto ese año se aprecia en el cielo de la tarde. Es un elemento más del paisaje, ya no simboliza desgracias venideras: en el siglo XIX los cometas habían perdido su aura de terror. Desde el siglo XVII, las investigaciones de científicos como Edmund Halley habían ido desenmascarando la inocuidad de estos astros. Su significado en la obra de Dyce es aún más profundo: ese trazo sutil en el cielo sugiere que la existencia del ser humano es efímera, casi instantánea.

Obra de la artista rusa Ekaterina Smirnova

Obra de la artista rusa Ekaterina Smirnova

Comenzaba el año 2015 cuando la artista rusa Ekaterina Smirnova aprendía a producir agua pesada mediante electrólisis. Quería conseguir una composición similar a la hallada unos meses antes en forma de hielo en el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko por la misión Rosetta-Philae de la ESA. Con esta agua, Smirnova creó una serie de acuarelas de considerables dimensiones a partir de las imágenes del cometa obtenidas por la exitosa misión. Además, utilizó pigmentos oscuros mezclados a mano para recrear el bajo albedo (capacidad reflectora) de la superficie del cometa. Smirnova se sumerge en la ciencia para crear una obra bella e inspiradora, retrato de un astro distante y frío.

Decía Séneca en sus Cuestiones Naturales en el siglo I: «¡Tan natural es admirar lo nuevo más que lo grande! Lo mismo acontece con los cometas. Si se presenta alguno de estos cuerpos inflamados con forma rara y desacostumbrada, todos quieren saber lo que es; se olvida todo lo demás para ocuparse de él; ignórase si se debe admirar o temblar, porque no faltan gentes que difunden el terror, deduciendo de estos hechos espantosos presagios”. Dos mil años después, el mensaje cifrado de los cometas, esos ‘misteriosos’ cuerpos celestes compuestos por hielo, polvo y rocas que orbitan alrededor del Sol, nos habla de mundos primitivos y helados, del origen del Sistema Solar e incluso, quizás, de la propia vida.

 

* Montserrat Villar es investigadora del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA). Coordina ‘Cultura con C de Cosmos’, un proyecto que surge del diálogo entre el estudio del universo y su reflejo en las diferentes manifestaciones artísticas a lo largo de la historia.

Así se vestían los iberos

Por Carmen Rueda Galán (CSIC) y Susana González Reyero (Universidad de Jaén)*

image description

Estas imágenes iberas del siglo III antes de nuestra era reflejan las diferencias en la vestimenta y el peinado en función de la edad de los personajes representados. / CSIC-Catarata.

Cada cultura tiene sus modas pero es curioso que tendencias de entre los siglos VI y I antes de nuestra era se hayan repetido en otras épocas y culturas. No tienen más que fijarse en cómo vestían los iberos. En entradas anteriores hemos visto cómo los iberos, esos pueblos que habitaron la Península Ibérica en la Antigüedad, representaban la muerte y la familia. Hoy veremos cómo su arte retrató un tipo de vestimenta y peinado para cada edad.

Los bebés fueron raramente representados, lo cual sugiere poco interés por la imagen social de la infancia. Cuando aparecen, lo hacen en santuarios y asociados a ritos de protección, ya que pertenecen a un grupo de edad frágil, sujeto a un alto índice de mortalidad. Tampoco suele haber interés en diferenciar su sexo, pero sí se muestran con vestidos propios de la edad: un tipo de tela que envuelve totalmente a la figura, para evitar posibles rasguños.

Cuando los niños y las niñas van creciendo su imagen se perfila poco a poco, integrada en prácticas sociales y rituales. Algunos rasgos definen ese ideal y uno de los más destacados es el pelo. La juventud se representa con un tipo de peinado que, una vez alcanzada la edad adulta, se abandona, incluso a veces dentro de un ritual. En algunas imágenes, niños y niñas se presentan con dos largas trenzas que les llegan al pecho y que acaban en dos bolas o aros.

Pero la edad más representada en el imaginario ibero es la adulta. Vestido y peinado diferencian a los hombres y mujeres en su madurez. Por ejemplo, la mujer ibera viste largas túnicas de lino o de lana que en ocasiones van decoradas con cenefas pintadas o tejidas con hilo de color. La riqueza de la prenda depende del estatus social y de la funcionalidad del vestido. Las prendas se acompañan de velos y mantos, apoyados sobre el tocado. La diversidad de velos es amplia, como la de los tocados: diademas verticales o en aureola, cofias, turbantes redondos, etc. Los peinados son tan diversos que es difícil clasificarlos. Trenzas enrolladas en la cabeza, tirabuzones, pelo liso suelto, recogido bajo la nuca… Uno de los más característicos es el recogido por medio de rodetes a ambos lados de la cara, como el de la famosa Dama de Elche, y que nos recuerda formalmente al de la princesa Leia. Otro aspecto del atuendo femenino es la joyería: collares de todo tipo, pendientes (entre los que destacan los aros), brazaletes, anillos, pulseras, alfileres o broches.

El vestido más común para la imagen masculina es la túnica corta, ya sea de cuello en pico, cuello recto o acabada en recto o con vuelo, aunque los hombres también visten túnicas largas que podrían indicar la dignidad de la edad. Esta prenda suele ir acompañada de cinturones y, como en el caso de las mujeres, puede ir cubierta de un manto que presenta mucha variedad. Otros elementos que portan los hombres son los torques (collares rígidos) y los brazaletes. También se observan pendientes anulares, muy comunes en la imagen masculina como signo de rango, al igual que la tira cruzada. El peinado más común es la melena-casco o casquete con protección cervical, que a veces es el propio corte de pelo y en otros casos se trata de un ajustado casco de metal o cuero.  Otro peinado asociado a ritos concretos, como el matrimonio, es la tonsura, esa ‘calva’ de la coronilla muy habitual, por ejemplo, en los curas católicos.

Imagen de los ritos nupciales /CSIC-Catarata.

Imagen de los ritos nupciales iberos. / CSIC-Catarata.

Precisamente, una situación en la que la mujer y el hombre se presentan vestidos de igual forma y con los mismos atributos es el matrimonio. Ambos llevan un vestido lacio y fino, casi transparente, que deja ver algunos atributos del cuerpo.

La imagen adulta también se representa a través del desnudo. El desnudo ibero es funcional, en el sentido de que se entiende dentro de unos rituales concretos, relacionados con la fertilidad y la salud. Son muchas las imágenes de desnudos masculinos y femeninos con los atributos sexuales exagerados. Pero existen también imágenes en las que hombres y mujeres se representan exactamente igual.

No existen representaciones de la vejez explícita, algo que quizás se deba a que la esperanza de vida para la población ibérica estaba en torno a los 40 años.

 

*Susana González Reyero y Carmen Rueda Galán son investigadoras en el Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, del CSIC, y la Universidad de Jaén, respectivamente. Para saber más, consulta el libro Imágenes de los iberos. Comunicar sin palabras en las sociedades de la antigua Iberia (CSICCatarata), del que son autoras.

 

Fotciencia: certamen para amantes de la ciencia y la fotografía

Por Mar Gulis (CSIC)

Quienes ya lo conozcan, probablemente hayan estado pendientes de la cita otoñal con la fotografía científica. Quienes aún no hayan oído hablar de este certamen ya pueden ir apuntándolo en sus agendas: hasta el 29 de octubre está abierto el plazo para participar en FOTCIENCIA, una iniciativa que este año celebra su decimotercera edición.

Fotos FOTCIENCIA!"

Tres de las imágenes premiadas en la edición anterior (FOTCIENCIA12). De arriba a abajo: ‘Flamenco vs Ibis’, de Tomeu Canyellas Moragues; primer premio categoría General; ‘Tirabuzón’, de María Carbajo Sánchez, primer premio categoría Micro; y ‘Viento’, de Francesc Buj Bello, premio especial Instituto de Agricultura Sostenible.

El propósito de este certamen, que organizan el CSIC y la FECYT, es acercar la ciencia y la tecnología a la sociedad desde una perspectiva artística y estética. FOTCIENCIA supone el reto de captar lo científico en la vida cotidiana, así como lo bello en la imagen científica.

La biología de los alimentos, la tecnología, las formaciones geológicas, los metales, la química, el cuerpo humano, la luz, la medicina, el reino animal, la agricultura, las matemáticas o los cristales, solo por mencionar algunos ejemplos genéricos, pueden ser objeto de la fotografía científica. No dudes en echar un vistazo al catálogo de la edición anterior (FOTCIENCIA12) si quieres hacerte una idea de lo variada y vistosa que llega a ser la ciencia que nos rodea.

Las fotografías, que deberán presentarse en formato digital, irán acompañadas de un texto que describa o explique el hecho científico reflejado. En la imagen el jurado valorará el contenido científico y la capacidad para transmitir investigaciones, procesos tecnológicos y sociales; así como su dificultad técnica, novedad, originalidad y calidad artística. Mientras, en el texto se tendrá en cuenta su carácter divulgativo, así como su calidad y claridad expositiva.

El certamen está abierto a cualquier persona mayor de edad que presente fotografías propias que no hayan sido premiadas previamente y que aborden la temática propuesta. Pero también los menores de edad podrán presentar imágenes a través de su docente en el marco de ‘La ciencia en el aula’, premio dirigido al alumnado de educación secundaria y de ciclos formativos de grado medio.

Si tienes interés en participar, ten en cuenta que las fotografías deberán adscribirse a una de estas dos categorías:

  • Micro, cuando la dimensión real del objeto fotografiado sea menor o igual a 1 mm o la imagen haya sido obtenida mediante un instrumento de micrografía, óptica o electrónica.
  • General, cuando la dimensión real del objeto fotografiado sea mayor de 1 mm.

Se repartirán un total de 7 premios en ambas categorías. Entre ellos, el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC otorgará un premio especial con el mismo nombre a la mejor imagen sobre alimentación y nutrición. Asimismo, el Instituto de Agricultura Sostenible (CSIC) convoca de nuevo un premio especial a la mejor imagen sobre agricultura sostenible.

Imagen FOTCIENCIA13

Imagen FOTCIENCIA13

Así, los premios que se otorgarán son los siguientes:

  • Primer premio categoría General, con una dotación económica de 2.200 €.
  • Accésit categoría General, dotado con 1.000 €.
  • Primer premio categoría Micro, dotado con 2.200 €.
  • Accésit categoría Micro, dotado con 1.000 €.
  • Premio ‘Instituto de Agricultura Sostenible’, dotado con 600 €.
  • Premio ‘Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos’, dotado con 600 €.
  • Premio ‘La ciencia en el aula’: el jurado premiará con un e-book a la mejor fotografía tomada por alumnado de secundaria y ciclos formativos de grado medio.

El certamen, que cuenta con la colaboración de la Fundación Jesús Serra, tiene también una sección de votación popular. Del 2 al 15 de noviembre, coincidiendo con la Semana de la Ciencia, estará abierto el periodo para que el público vote su fotografía favorita en la web del certamen. Las imágenes más votadas en cada una de las categorías (General y Micro) serán merecedoras de sendas menciones honoríficas.

Además, las fotografías premiadas y otras seleccionadas por el jurado serán incluidas en un catálogo y formarán parte de una exposición itinerante a partir de marzo de 2016. Si te interesa visitar la muestra de FOTCIENCIA12 (es decir, la de la edición del año pasado), puedes consultar aquí las ciudades por donde va a pasar.

Pero si lo que quieres es participar en la presente edición del certamen, recuerda que el plazo para enviar las fotografías permanecerá abierto hasta el próximo 29 de octubre a las 14:00 horas (hora peninsular). La presentación de las imágenes y sus correspondientes textos se realizará cumplimentando el formulario disponible en la página web del certamen, donde también se pueden consultar las bases completas. Para cualquier consulta adicional puedes escribir a fotciencia@csic.es

¡Esperamos tus fotografías!

La mutación de la Luna

FJ BallesterosM. VillarPor Montserrat Villar (CSIC) y Fernando J. Ballesteros (UV)*

Ya no me atrevo a macular su pura
aparición con una imagen vana,
la veo indescifrable y cotidiana
y más allá de mi literatura.

(Fragmento del poema “La Luna” de Jorge Luis Borges, 1899-1986)

Luna pura y sin mácula, Luna de plata o cristal: estas ideas, que encontramos en infinidad de poemas y obras pictóricas, se remontan a hace más de 2.300 años, época en la que Aristóteles planteaba su visión del cosmos. Según el gran filósofo griego, el universo se divide en dos mundos: el sublunar, la Tierra, donde todo es corrupto y mutable, y el supralunar, el de lo inmutable, armónico y equilibrado. La Luna para Aristóteles, como antesala de ese mundo supralunar, es un astro puro y perfecto.

La cosmología de Aristóteles prevaleció en Europa hasta el Renacimiento, pues era considerada por la Iglesia acorde con las Sagradas Escrituras, al mantener a la Tierra y al ser humano en el centro del universo y de la creación. Sobrevivió asimismo su concepción de la Luna y esto queda patente en numerosas obras de arte. Aún en la época barroca perviven estas ideas, como puede apreciarse en muchas representaciones de la Inmaculada, que muestran a la Virgen María tal y como es descrita en el Apocalipsis (12,1): «Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la Luna bajo sus pies, y sobre la cabeza una corona de doce estrellas». En estas obras en general aparece la Luna como una superficie cristalina y sin defectos. Esta imagen de la Luna pura aparecía vinculada a la de la virgen inmaculada como consecuencia del sincretismo paleocristiano, que había asociado la virgen María a la popular diosa cazadora Diana, virgen también y diosa de la Luna. Así, la perfección lunar era una alegoría perfecta de la Inmaculada Concepción.

Sin embargo, con una mirada a nuestro satélite nos damos cuenta de que su superficie no es perfecta, sino que presenta contrastes entre zonas claras y oscuras; son las popularmente llamadas ‘manchas’ de la Luna. Hoy sabemos que se deben a variaciones de las propiedades geológicas y de composición de unas regiones a otras. Son apreciables a simple vista y en siglos pasados trataron de explicarse de diferentes maneras.

La idea de una superficie lunar irregular e imperfecta, con valles y montañas como la Tierra, había sido ya planteada en la era precristiana. Sin ir más lejos, de Plutarco proviene la idea de que las manchas oscuras visibles sobre la Luna debían ser mares, cuando al compararla con la Tierra escribió: “De igual forma que en la Tierra hay grandes y profundos mares, […] también los hay en la Luna”. Sin embargo, hacia la Edad Media y siglos posteriores aún había intentos de reconciliar esas ‘manchas’ con la filosofía aristotélica. Para ello, unos pensaron que nuestro satélite había sido parcialmente contaminado por la corrupción de la Tierra en el mundo sublunar. Otros, siguiendo a Clearco, discípulo de Aristóteles, defendían que la Luna era un espejo perfecto que reflejaba los continentes de la Tierra. Rodolfo II de Bohemia, patrón de Kepler, incluso aseguraba identificar la península italiana en las manchas lunares.

Con todo, la idea de una Luna lisa e inmaculada era la norma en las representaciones artísticas. Sin embargo, algunos artistas se alejaron de la norma y representaron nuestro satélite en su obra de manera bastante realista. El ejemplo más antiguo conocido corresponde al pintor flamenco Jan van Eyck (h. 1390-1441), que ejecutó un díptico de la Crucifixión y el Juicio Final hacia 1435-1440 (actualmente en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York). En la escena del Calvario la imagen de la Luna es diminuta, de no más de unos pocos centímetros de diámetro, pero de tamaño suficiente para ilustrar una serie de claroscuros, algunos de los cuales han sido identificados con rasgos lunares reales. Se considera la primera imagen realista de nuestro satélite, anterior incluso a los dibujos realizados por Leonardo da Vinci unos setenta años más tarde, hacia 1510.

Díptico de La Crucifixión y el Jucio Final

Díptico de La Crucifixión y el Jucio Final (Jan van Eyck, h. 1435-1440).

En 1609 Galileo utilizó por primera vez un telescopio para estudiar el Cosmos. Sus dibujos representando las fases lunares y el relieve de nuestro satélite son, además de un valioso documento científico, una obra de extraordinaria belleza. Curiosamente no consta que realizara ninguna observación telescópica de eclipses lunares, como el que tendremos oportunidad de ver en la madrugada del 27 al 28 de septiembre, aunque sin duda debió observarlos. Lo que sí mostró su estudio de la Luna es que lejos de ser perfecta, es rugosa; está llena de cráteres y montañas. Era la prueba definitiva de su imperfección. El cambio de visión hacia esta nueva Luna quedaría plasmado en el arte por primera vez por el pintor florentino Ludovico Cigoli (1559-1613), amigo y admirador de Galileo. En su última obra (1612), la Inmaculada de los frescos de Santa Maria Maggiore en Roma, la Virgen aparece sobre una Luna plagada de cráteres, muy parecida a la que dibujara Galileo a partir de sus observaciones y en cuyos dibujos se inspiró el artista. De esta manera Cigoli incorporaba en su trabajo artístico y difundía los resultados de los estudios de Galileo. Dejaba además constancia de una convicción profunda: la religión debe dar cabida a los avances científicos. O, dicho de otra manera, la fe debe adaptarse al progreso del conocimiento.

Dibujos de la Luna de Galileo y Virgen de Cigoli

Dibujos de la Luna realizados por Galileo (izqda.) y Virgen Inmaculada de Cigoli (derecha).

* Montserrat Villar es investigadora en el Centro de Astrobiología (INTA/CSIC) en el grupo de Astrofísica extragaláctica. Fernando J. Ballesteros es jefe de instrumentación en el Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia.

¿Quién es quién en esta ‘foto’ de familia ibera?

quien es quien

¿Quién es quién en este detalle del relieve de Las Atalayuelas? / CSIC-Catarata.

Por Susana González Reyero y Carmen Rueda Galán*

¿Sabrías decir cuál de estos rostros, de una misma familia, pertenece a un hombre o a una mujer? ¿Y sabrías adivinar su edad aproximada? ¿Son los rostros de los componentes más jóvenes? Es imposible contestar a estas preguntas con un flash parcial de esta pieza. Se trata del relieve de Las Atalayuelas (una ciudad ibera cerca de Jaén), un ‘retrato de familia’ de la época de los iberos.

Con el nombre de iberos nos referimos a un conjunto de pueblos que habitaron casi toda la Península Ibérica en la Antigüedad. Se distribuyeron por la fachada mediterránea, por el sur y el centro peninsular, así como por el Languedoc francés. Su tiempo abarca desde los siglos VI al I antes de nuestra era, hasta que Roma ocupa su territorio tras la Segunda Guerra Púnica e impone poco a poco una realidad sociopolítica nueva.

Retrato Atalayuelas

‘Retrato de familia’ de la época de los iberos / CSIC-Catarata.

El relieve de Las Atalayuelas es una ‘fotografía’ tallada en una lastra de piedra arenisca que fue depositada hace aproximadamente 2.200 años en un pequeño santuario cerca de Fuerte del Rey, Jaén, en la ciudad que se conocía con el nombre de Las Atalayuelas. La imagen representa a siete individuos, diferenciando a los hombres de las mujeres a través del atuendo, pero es tal la abstracción o generalización que unos son copia de los otros.

Si nos fijamos en la imagen, vemos que todos ocupan una misma escena: cuatro personajes masculinos en el lado izquierdo y tres femeninos en el lado derecho. Es una disposición homogénea y sistemática, todos llenan un espacio similar, aunque un rasgo salta a la vista: no todos tienen el mismo tamaño. Se trata de un recurso importante no solo en esta imagen, sino en otros ejemplos de la plástica ibérica, que puede hacer referencia a un rango de edad. Es el único aspecto que diferencia a unos personajes de otros, aparte del atuendo.

Todos se representan de la misma forma: rostro y cuerpo frontal, con los brazos separados del tronco  y las manos abiertas (observad cómo se individualiza el pulgar, un recurso muy ibérico). Parece como si se tocaran, aunque no llegan a cogerse, más bien se rozan.

Los pies se orientan todos hacia el mismo lugar y los rostros resultan impersonales. No existen peinados o tocados individualizados, todos aparecen con una cabeza redonda y despejada y rostros esquematizados. Apenas algunas incisiones marcan sus rasgos: cejas rectas que acaban en una nariz larga, los ojos son unas pequeñas líneas, lo mismo que la boca, que en algunos casos parece simular una ligera sonrisa. Los personajes masculinos visten túnica corta, con falda acampanada, lisa y ceñida por un cinturón atado con un nudo que deja caer dos cordones. Las mujeres llevan túnica lisa larga hasta los tobillos, ceñida del mismo modo que los varones, pero con una cinta más larga.

No hay jerarquización aparente, salvo el hecho de que en la zona central aparezca el cabeza de familia. Solo parece existir una intención de ordenar por género, posiblemente una prescripción de un ritual.

¿Qué papel juega cada uno en el seno familiar? ¿Se buscaba reforzar la pertenencia a un mismo grupo familiar o es simplemente fruto de una esquematización? Estas cuestiones son difíciles de contestar. Nos faltan argumentos. No podemos hacer una lectura directa desde los parámetros de familia nuclear que hemos heredado: padre, madre e hijos. La realidad de esta sociedad antigua podría ser mucho más diversa. Es necesario seguir investigando…

*Susana González Reyero y Carmen Rueda Galán son investigadoras en el Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, del CSIC, y la Universidad de Jaén, respectivamente. El texto ha sido extraído del libro de la Colección Divulgación Imágenes de los iberos. Comunicar sin palabras en las sociedades de la antigua Iberia (CSICCatarata), del que son autoras.