¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Última oportunidad para Garzón

El juez Garzón se juega en unas horas su última baza para salir indemne de la arremetida para hundirlo que le han desatado, desde distintos frentes -se ignora por ahora si algunos de ellos coordinados-, algunos de los muchos enemigos que ha hecho en sus largos años de ejercicio judicial en primera línea de fuego: el PP de la Gürtel, parte del PSOE del Gal, magistrados del Supremo celosos de su protagonismo y su coraje en algunos casos, franquistas residuales… «Cuando uno investiga a gente con poder, a veces pasan estas cosas», decía el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Luis-Moreno Ocampo, cuando le preguntaban en una entrevista reciente por las causas que tiene abiertas Garzón.

El fiscal Ocampo le ha pedido a Garzón que sea su asesor en la CPI, y Garzón ha decidido aceptar la propuesta y ha pedido al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) permiso para hacerlo. Eso fue el martes. El miércoles, el juez Varela, uno de los que investigan a Garzón, decidió a toda prisa abrir juicio oral contra el magistrado, lo que conlleva que el CGPJ pueda decidir apartarlo cautelarmente de su juzgado.

Hay convocado un pleno extraordinario del CGPJ para mañana por la mañana, viernes 14, donde, en teoría, el CGPJ debiera decidir sobre los dos asuntos: la petición de Garzón de irse a la CPI y la medida cautelar de apartarle o no del juzgado tras abrirle Varela juicio oral. Lo lógico es que el Consejo empieza por lo primero en el tiempo, lo de la CPI, que es del martes 11. Y si así lo hace y decide darle permiso a Garzón para incorporarse a la CPI y dejar su juzgado, lo lógico sería también que el CGPJ no debatiera ya el segundo punto del caso Garzón, el del miércoles 12. Si el juez deja el juzgado de la Audiencia Nacional, ¿para qué necesitan suspenderlo en esa función que ya no tiene?

En el CGPJ, Garzón tiene al aforo muy dividido, y la quiniela sobre lo que pasará mañana es difícil. ¿Ganarán sus partidarios, imponiendo el orden en el debate y la lógica de las cosas que comentábamos antes? ¿O ganarán sus adversarios, intentando por todos los medios apartarle del juzgado y convertir en una sanción ante la opinión pública lo que en realidad no es más que una medida cautelar?

La gente con poder a la que se refería Ocampo en sus declaraciones debe de estar a estas horas muy atareada hablándoles al oído a los miembros del CGPJ.

Pedro J. contra Garzón

Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, predica hoy desde su videopúlpito, una vez más, sobre Baltasar Garzón. Hace 15 años, cuando el juez perseguía al Gal y a la guerra sucia contra ETA del Gobierno socialista de Felipe González, Pedro J. era su principal panegirista. Ahora, cuando persigue la corrupción del PP, el juez está «ofuscado» y «le va a llegar su castigo».

Hace muy poco, el 5 de marzo, en el escrito que presentó Garzón a la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial, en el que pedía que no le suspendieran como juez y que se abstuvieran al votar tres miembros de la Comisión, Garzón hablaba de la «cruel campaña» de acoso emprendida contra él tras abrir el caso Correa, y le dedicaba dos jugosos párrafos a Pedro J. Decían así:

«Estas declaraciones [se refiere a las que hicieron dirigentes del PP como Federico Trillo o Esperanza Aguirre contra el propio Garzón en febrero de 2009, nada más abrir el juez la investigación por el caso Correa] fueron debidamente aireadas y espoleadas por ciertos medios de comunicación afines ideológicamente a los imputados y con cierta experiencia en campañas denigratorias, en particular contra mí. Es preciso recordar que -por el solo hecho de haber cuestionado un informe pericial que sugería vinculaciones alucinadas de ETA con el atentado del 11 de Marzo de 2004- fui objeto de una persecución mediática sin precedentes [aunque sí con secuelas] por el periódico El Mundo, cuyo director, D. Pedro José Ramírez Codina, fue condenado por el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Pozuelo de Alarcón, en Sentencia de 29 de Mayo de 2007, por haber atentado contra mi honor. Posteriormente, la Sección Vigésimoprimera de la Audiencia Provincial de Madrid, en Sentencia de 29 de Mayo de 2007, vino a confirmar la condena de D. Pedro José Ramírez quien, desde entonces, no deja pasar ninguna oportunidad para buscar mi denigración desde el resentimiento, sin respetar ni la verdad ni la realidad de los hechos».

Os recomiendo la lectura del texto íntegro del escrito de Garzón. Cuenta muy bien todos los detalles y pasos de la campaña.

Garzón, semi indefenso

Hace tres semanas dije en la tele, en 59 segundos, que el juez Baltasar Garzón -al que algunos colegas suyos, muchos políticos de muy diversos partidos y algunos medios de comunicación quieren ajustar cuentas y sacarlo del juzgado- estaba casi indefenso y se me escandalizaron mis contertulios.

Lo reitero hoy.

El 10 de febrero pasado, el abogado de Garzón, Gonzalo Martínez-Fresneda, solicitó al juez Luciano Varela, que es el que instruye la querella contra Garzón por haber investigado los crímenes del franquismo, que, antes de acusarlo, realizara estas diligencias:

– Tomar declaración a los tres magistrados de la Audiencia Nacional que se opusieron a que Garzón fuera declarado incompetente para investigar los crímenes del franquismo.

– Tomar declaración a los fiscales Carlos Jiménez Villarejo y Javier Zaragoza, y a los abogados de las víctimas del franquismo.

– Tomar declaración a un puñado de juristas relevantes de todo el mundo para que dijeran si las leyes de aministía se aplican, o no, a los crímenes de lesa humanidad.

Luciano Varela no contestó a esa petición de diligencias, ni las aprobó ni las rechazó.

El 22 de febrero, el abogado de Garzón volvió a recordárselas y a pedírselas en otro escrito.

Luciano Varela siguió sin contestar.

Ayer, 1 de marzo, el abogado de Garzón le presentó otro escrito a Varela pidiéndole de nuevo que se pronuncie.

A esta hora de la mañana del día 2, Luciano Varela parece que sigue sin contestar.

A la caza de Garzón

Francisco Javier Álvarez García, catedrático de Derecho Penal de la Universidad Carlos III de Madrid, escribe hoy en El País un artículo que titula ‘La caza’ y comieza así:

«Hace algunos meses comenzó a extenderse un rumor en el mundo jurídico, especialmente en el madrileño: el Juez va a caer. Todos repetían el vaticinio: el Juez va a caer. Era curioso, nadie hablaba, al contrario de lo que resulta habitual, de qué delitos había cometido el Juez. Porque no importaba. Lo importante es que iba a caer. El instrumento, extremistas o no, era indiferente. Los que, emboscados, alentaban la hoguera judicial no se sabía si eran conocidos o no, si pertenecían a un grupo de profesionales del Derecho o no, de políticos o no, o mezclados todos ellos. Pero eran los que iban a poner el cascabel al gato»…

El artículo completo, en este enlace.

Aquí ya avisamos de la caza hace cinco meses, reiteradamente.

«En un par de siglos la gente hablará de Garzón»

El argentino Luis Moreno Ocampo, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), habla hoy en El País del proceso contra Garzón por investigar los crímenes del franquismo:

«Garzón abrió el primer gran caso de justicia universal. Tiene el prestigio mundial de haber requerido la extradición de Pinochet. Fue un caso fundamental para el fin de la impunidad. Es un hombre que intenta ponerle límites al poder, y eso siempre es duro. El primer fiscal que lo hizo se llamaba John Cooke. Era 1649 y el gobernante al que se enfrentó, el rey Carlos I; 25 años después, el hijo de Carlos I le abrió un juicio. Cooke se defendió: «Yo apliqué la ley», dijo. Y el jurado consideró esto una agravante. Lo colgaron en la misma sala de la corte. Cuando uno investiga gente con poder, sabe que corre el riesgo de ser atacado. Eso es lo que le pasa a Garzón. Se metió en muchos temas duros. Un fiscal, un juez, no tiene amigos. Termina siempre solo. Pero el mundo necesita esos jueces y fiscales y que la ley se aplique también contra los poderosos. ¿Cometer un delito por abrir una investigación? Eso suena muy raro. De todos modos, muestra que cuando uno investiga el poder, tiene conflictos. Y así como yo considero a John Cooke mi predecesor, en un par de siglos la gente hablará de Garzón, el juez que abrió el primer caso de justicia universal. Cuando estaba en Harvard había un seminario para estudiar sus casos porque, entre otras cosas, es el único juez del mundo que investigó al servicio secreto de su país».

P.D. La mención a John Cooke puede llevarte, como a mí, a navegar por internet y a recordar la ejemplar historia de John Cooke y la controvertida historia de Oliver Cromwell, para unos historiadores un dictador regicida y para otros un héroe de la lucha por la libertad.

La encrucijada del juez de Garzón

Luciano Varela, el juez del Tribunal Supremo que instruye la causa contra Baltasar Garzón y que ayer le tomó declaración, se encuentra hoy en una seria disyuntiva.

Varela se tiene a sí mismo por un hombre de izquierdas, es miembro de Jueces por la Democracia, ha ido progresando en la carrera judicial con el apoyo de ese sector de los jueces, es amigo de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega…

¿Pasará a la historia como el juez que, alentado por dos organizaciones de extrema derecha, encausó y echó de la carrera judicial a otro juez por atreverse a investigar los miles de asesinatos masivos del franquismo y por darles a las familias de los muertos la posibilidad de recuperar los cuerpos y enterrarlos mejor?

La gente del mundo jurídico con la que he hablado en las últimas horas está dividida. Unos responden a esta pregunta que sí, que Varela dictará un auto de prosecución de procedimiento, que es tanto como decir que hay indicios de delito de prevaricación en el comportamiento de Garzón, lo que podría llevarle a tener que dejar el juzgado. Otros piensan que no, que el aviso que la cúpula judicial quería dar a Garzón y por extensión a todos los jueces («el franquismo no se toca») ya se ha dado y ha sido recibido, y que Varela archivará la causa sin más demora. «Una cosa es tocar las pelotas a Garzón -decía ayer muy expresivamente un jurista- y otra arrancárselas».

Oprobio a Garzón y a todos nosotros

Mientras miles de asesinados por el franquismo siguen enterrados como animales en nuestras cunetas, el Tribunal Supremo acaba de recibir como imputado a Baltasar Garzón por atreverse a preguntarse en un documento judicial si aquellos fusilamientos hay que investigarlos y por tratar de darles a las familias de los muertos la posibilidad de recuperar los restos.

No sé si en la caza de Garzón está sólo la caverna franquista o si hay también complicidades del Gobierno, por otros motivos. Lo que sí creo es que estamos asistiendo a uno de los momentos más oprobiosos de la historia reciente de este país. No sólo de oprobio del Supremo a Garzón, sino al conjunto de los ciudadanos.

Los niños robados por el franquismo

Varios diarios creen hoy que, al inhibirse en favor de los juzgados territoriales en la causa contra la represión franquista, Garzón ha fracasado, el juez estrella se ha estrellado. Yo creo que ha sido un fracaso sólo a medias.

En su auto de ayer, el magistrado ya no hablaba sólo de las fosas comunes del franquismo. Lo hacía también de otros gravísimos delitos del régimen, poco conocidos por la opinión pública española y apenas debatidos y esclarecidos: el robo sistemático a sus familias republicanas de miles de niños que fueron entregados a otras familias «adictas al régimen» para su reeducación.

Puesta en el centro del debate por Garzón, esta terrible práctica, que tanto repugnó a la opinión pública española cuando se supo que la ejercían las dictaduras del Cono Sur americano, probablemente haga correr nuevos ríos de tinta, tantos como los de las fosas. Esta mañana, en varias emisoras de radio no se hablaba de la inhibición de Garzón, sino de los niños robados por Franco.

En este asunto, además, parte de las víctimas están vivas: los propios niños. Algunos de ellos, ni siquiera saben hoy que fueron arrebatados a sus familias biológicas por las que creen que son sus verdaderas familias. Los juzgados territoriales, a los que Garzón ha enviado la causa, van a tener más difícil archivar este asunto, mirar para otro lado.