¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

Archivo de junio, 2017

Inminente nuevo hachazo del Gobierno a la hucha de las pensiones

Finales de junio, inminente la paga extra de verano a los pensionistas e inminente también -sospecho- el nuevo hachazo del Gobierno a la hucha de las pensiones para poder atender esa paga. El año pasado, echó mano de los ahorros en tres ocasiones: el 1 de julio sacó 8.700 millones para pagar la extra de verano, el 20 de julio 1.000 millones más para pagar el IRPF de los pensionistas y el 1 de diciembre otros 9.500 millones para pagar la extra de navidad. Cuando a finales de 2011 Mariano Rajoy llegó al Gobierno, en el Fondo de Reserva de la Seguridad Social (que éste es el nombre técnico de la hucha de las pensiones) había 66.815 millones de euros. Tras las sucesivas veces en que el Gobierno de Rajoy ha recurrido a ella, en la hucha quedaban, a finales de marzo pasado, 15.148 millones.

El problema de la financiación de las pensiones es de primero de matemáticas. Aquí os expliqué hace un año con detalle la situación. Pese a la recuperación económica y al aumento en los últimos dos años del número de cotizantes, los ingresos de la Seguridad Social dan para ir pagando mes a mes la paga ordinaria de los 9,5 millones de pensionistas… pero no dan para afrontar las pagas extraordinarias. Es la prueba palmaria de que el empleo que se está creando -pese a los aspavientos con que lo celebran el Gobierno y el PP- es de muy pobre calidad: empleos poco cualificados, contratos temporales y/o a tiempo parcial, salarios bajos… y cotizaciones muy bajas y muchas de ellas bonificadas. Tan pocos ingresos aportan al sistema, que el agujero de la Seguridad Social sigue creciendo incluso en estos tiempos de presunta recuperación: el año pasado, más de 18.000 millones de déficit.

Consciente de que meter mano a la hucha de las pensiones es una mala noticia para su reputación, el Gobierno procura siempre hacer la saca con cierto sigilo, y siempre que puede elige cuidadosamente la fecha para que la opinión pública se entere lo menos posible. Hace ahora un año, por ejemplo, lo hizo con nocturnidad, estivalidad y alevosía: el viernes 1 de julio, casi de noche, horas después de que empezara la primera gran operación salida de vacaciones. No me sorprendería que este año sea en la tarde noche de este viernes, 30 de junio, o el sábado 1 de julio. ¿Y la cantidad? La Seguridad Social necesitará en torno a 10.000 millones, pero esta vez quizás no todo salga de la hucha, ya que en los recientemente aprobados Presupuestos Generales del Estado se incluyó «un préstamo de hasta 10.192 millones a tipo cero para garantizar el pago de las pensiones». Es probable, por tanto, que para pagar la extra de verano de los pensionistas el Gobierno eche mano esta vez de las dos cajas: una parte, de la hucha de la Seguridad Social; y otra parte, del préstamo de los Presupuestos Generales del Estado. 

Solo una sombra de inquietud en la cara de Rajoy, y no es por Sánchez

Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja. ¡Quién los ha visto y quién los ve! Todos ellos, que mandaron lo indecible en el PP hasta hace no mucho tiempo -Arenas aún manda algo, pero cada vez menos-, comparecen estos días ante el tribunal que juzga parte del caso Gürtel y los enredos de Bárcenas.

Felipe González (por plasma), José Luis Rodríguez Zapaero, Alfredo Pérez Rubalcaba. Todos ellos tótems hasta hace nada del PSOE, miembros de la exclusiva lista de dirigentes socialistas pata negra, creían resucitar hace apenas tres meses cuando asistían en primera fila al acto en Ifema que lanzaba la candidatura de Susana Díaz a las primarias socialistas… Vano intento. Este pasado fin de semana, todos ellos (González, vía plasma) asistían a su propio funeral político definitivo: la proclamación de su denostado Pedro Sánchez como máximo líder del PSOE, casi en el mismo lugar donde hace tres meses creyeron asistir todos tres a su propia resurrección.

La política es cada día más líquida, los liderazgos más volátiles, los principios más secundarios (mirad los de los dos partidos emergentes, que se han hecho ya varios liftings cada uno en menos de tres años), la realidad más difusa, el votante menos crédulo, el ciudadano en general más autónomo y empoderado…

Sic transit gloria mundi… salvo para Mariano Rajoy, por ahora. No se le ve preocupación alguna por ese nuevo intento (al menos de boquilla) de Pedro Sánchez de montarle en Moncloa un escrache y desalojo con la ayuda de los agentes Iglesias y Rivera. Estos se repelen cada día más, y mientras tanto Rajoy se fuma un puro con solo una sombra de inquietud en el gesto, quizás solo preocupado por la delicada cita que tiene dentro de un mes con el mismo tribunal y por los mismos graves hechos que Cascos, Arenas Acebes, Rato, Mayor…

Reivindicación de la Transición, aun con matices

Hoy, durante todo el día, programas especiales en muchas emisoras de radio y de televisión con el cuadragésimo aniversario de las primeras elecciones democráticas en España tras la dictadura franquista, las celebradas el 15 de junio de 1977.

He contado esta mañana en RNE algunos de mis recuerdos de aquellas fechas y lo cuento ahora aquí. Lo mejor, aquella alegría colectiva e intergeneracional de poder votar en libertad por primera vez en nuestra vida. Votábamos aún rodeados de miedos, sí. Miedo a la debilidad del nuevo sistema político democrático que, con muchas dificultades, estaba sacando adelante un líder carismático de origen franquista, Adolfo Suárez, con mucho debate y enfrentamiento pero también con muchos consensos con otro líder aún más joven surgido del antifranquismo, Felipe González, y con dos políticos veteranos, uno de cada signo: Santiago Carrillo y Manuel Fraga. Miedo a la situación económica, poco boyante. Miedo al terrorismo de ETA, muy activo. Miedo a la involución que intentaban algunos grupos residuales del franquismo y algunos sectores del Ejército… Pero superando los miedos, primaba la ilusión colectiva por apostar por el futuro, por un nuevo país: las elecciones registraron una alta participación, del 78,83%, incluso por encima del alto 77,8% registrado en el referéndum con el que medio año antes había echado a andar la reforma política, referéndum en el que el sí a los cambios, el sí a salir del viejo régimen dictatorial para entrar en la democracia logró un 94,17% de los votos.

El referéndum de la reforma política de diciembre de 1976 y las elecciones del 15 de junio de 1977 fueron dos de los grandes impulsos fundacionales de lo que luego llamamos la Transición, un periodo de nuestra historia reciente santificado durante largos años y últimamente bastante denostado. Probablemente, ni los panegíricos primeros ni los desaforados ataques recientes son justos. En la Transición se hicieron extraordinariamente bien muchas cosas y quizás mal o muy mal algunas otras -o directamente no se hicieron-, la mayoría de ellas por miedo. En el balance general, en mi opinión, pesan más las cosas positivas que las negativas. El vaso estuvo más lleno que vacío. Algunos adanismos recientes de la nueva política son un sinsentido, o al menos un exceso. Quizás dentro de 40 años, cuando repasen sus desempeños actuales, algunos de los hoy protagonistas más jóvenes de la vida pública cambien de opinión. Sobre sí mismos, para rebajarla; o sobre la Transición, para elevarla.

P.D. En junio de 1977, la edad mínima para votar era de 21 años. Yo no los tenía aún, pero pude hacerlo por una reminiscencia de las leyes franquistas, que les daban derecho a voto a los menores de edad que fueran «cabezas de familia». Yo lo era: en aquel junio del 77, tenía poco más de 20 años -como mi mujer- y teníamos un hijo de año y medio y estábamos a la espera del segundo. Un cabeza de familia emancipado, pues estudiaba Periodismo y Filología Hispánica en la Complutense, pero trabajaba -con contrato indefinido- de barrendero en un centro comercial, en turno nocturno, de 23h a 07h, seis noches por semana.

No voté a ninguna de las formaciones de los cuatro líderes arriba citados. Voté al PSP de Enrique Tierno Galván, que un año después se integró en el PSOE.

Corre contra la violencia machista

La violencia machista es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad. Un problema al que los medios y la opinión pública no le damos, en mi opinión, toda la relevancia que deberíamos darle.

Desde 2003, casi 900 mujeres han sido víctimas mortales de la violencia machista en España. Son muchas más que las víctimas del terrorismo, muchísimas más, y pese a ello esta tragedia aún no desencadena la conmoción social y la agitación política que provoca el terrorismo.

Si ampliamos el foco y no nos fijamos sólo en las víctimas mortales sino en todo el perímetro del problema, los datos son aún más preocupantes.

Dejadme que os dé algunos. El año pasado, según el Consejo General del Poder Judicial, 134.462 mujeres pusieron denuncias en España por violencia de género, un 10,6% más que el año anterior. ¡134.462 en 2016, a una media de casi 370 denuncias al día!

Más datos: el año pasado, según el Instituto Nacional de Estadística, 28.281 mujeres víctimas de violencia de género con orden de protección o medidas cautelares estaban inscritas en el Registro oficial. 28.281 mujeres, casi como toda la población de Soria o de Teruel. Y entre ellas, ¿sabéis cuál fue el tramo de edad que más creció? El de mujeres de 75 y más años: 181 casos el año pasado.

Aún más datos: la tasa de víctimas de violencia de género con orden de protección o medidas cautelares es de 1,4 por cada mil mujeres. Parece poco, pero es una tasa altísima, y además se duplica y se dispara al 3,1 por mil entre las mujeres de 25 a 29 años.

Tenemos, por tanto, un gravísimo problema que como vemos afecta a toda la sociedad, a todos los perfiles posibles de mujeres, a muy jóvenes y a muy mayores, y no somos como sociedad -como vamos a ver- todo lo conscientes que deberíamos ser de esta tragedia cotidiana.

El martes pasado se hizo público el último Barómetro del CIS, uno de los principales radares de opinión pública que tenemos en España. Hay una pregunta que siempre hace el Barómetro a sus encuestados, una pregunta sobre los principales problema que en su opinión existen actualmente en España. Pues bien: solo el 1,3% de los encuestados citaron entre ellos la violencia contra la mujer. Sólo el 1,3%. Ordenados de mayor a menor, de problemas más citados a menos citados, el de la violencia contra las mujeres no aparece entre los 20 principales problemas.

Quizás por eso, por esa falta de sensibilidad o de sensibilización, por esa invisibilidad que la violencia machista aún tiene para una gran parte de nuestra sociedad, quizás por eso las partidas para afrontar este problema en los Presupuestos públicos tanto de la administración central como en las de las administraciones periféricas están aún lejos de las necesidades reales. Y quizás por eso también aún no tenemos un Pacto de Estado entre los principales partidos políticos para acometerlo, para afrontarlo. Están en ello, pero no rematan.

Y por eso, precisamente por eso, por ese déficit de sensibilización pública sobre el gravísimo problema de la violencia machista y por ese déficit de recursos públicos para afrontarlo es por lo que tiene todo el sentido iniciativas de la sociedad civil como la carrera solidaria Hay Salida, que en sus tres primeras ediciones ha organizado la revista Mía, del grupo editorial G+J España, y al que este año nos hemos sumado desde 20minutos. Nosotros como coorganizadores, y la Casa Real, con la Reina Letizia como presidenta de honor de la carrera; y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad apoyándonos; y diversos patrocinadores públicos y privados ayudándonos; y docenas de personalidades de la política, la cultura, el deporte y la sociedad como embajadores del evento…

La carrera quiere ser un punto de encuentro en el que la sociedad dice no a la violencia de género de manera activa y es también también un impulso para financiar proyectos de la sociedad civil en apoyo de las víctimas, proyectos a los que se destina lo recaudado por las inscripciones o por los patrocinadores.

Aún estás a tiempo de inscribirte o de acudir a animar a los corredores y solidarizarte con las víctimas. Corre contra la violencia machista. Este domingo, 11 de junio, en Madrid, en el Retiro. La salida se dará a las 9.00 -antes de la ola de calor- en el cruce de Alfonso XII con Cuesta de Moyano. Te esperamos.

Un nuevo mapa bancario, quizás no definitivo

El Santander de Ana Botín se come el Popular. Completa y remata la hija la tarea que emprendió el padre, Emilio Botín, cuando fue haciéndose sucesivamente con el Banesto y con el Central Hispano, fruto este de la fusión del Central y el Hispanoamericano.

El Santander paga un euro por el Popular, un banco ahora en desguace, pero que hace menos de tres décadas era considerado el mejor del mundo y estaba incluido aquí entre los llamados Siete Grandes, más por el poder que tenían que por el tamaño. Influían mucho, mandaban mucho. A finales de los ochenta y primeros de los noventa, los presidentes de los Siete Grandes comían juntos cada pocos meses y le ponían tareas al Gobierno de turno. De aquel mapa, hemos pasado a otro donde tenemos un muy grande, el Santander, que tiene dentro a cuatro más -Central, Hispano, Banesto y ahora Popular-, y un grande, el BBVA, que alberga dentro a dos antiguos grandes -el Bilbao y el Vizcaya- y al banco público Argentaria.

En aquellos años remotos, la otra mitad del sistema financiero eran las cajas de ahorros, de las que ha quedado Caixabank, casi tan gigante como el Santander; la rescatada Bankia y unas pocas entidades de menor tamaño.

¿El mapa bancario español ya es el definitivo que dejan la crisis, la globalización de la economía y de las finanzas y el impacto del cambio tecnológico en la actividad? No parece. Queda por resolver, entre otros asuntos, cómo y dónde acabará Bankia y si siguen sueltos o integrados en una entidad mayor los nuevos bancos que en su día fueron cajas medianas y sobrevivieron a la voladura incontrolada del sector. Al mapa, previsiblemente, le quedan algunas fronteras por mover.

La publicidad institucional, una emergencia de Estado

Como periodista. Como director de 20minutos. Como presidente de AEEPP, la mayor asociación de editores de prensa que hay en España. Llevo una década denunciando en congresos de periodistas, en debates públicos, en revistas profesionales del sector y en docenas si no centenares de reuniones privadas con políticos de todos los partidos del arco parlamentario -incluidos los nuevos- el escándalo de la publicidad institucional, que en muchas de nuestras administraciones (central, autonómica, local…) se gestiona de un modo que raya lo delictivo, que apesta a malversación de fondos públicos.

Hace un año, supimos al detalle lo que había estado haciendo en este asunto durante casi una década el Canal de Isabel II, tan de actualidad en las últimas semanas por otras prácticas de los mismos personajes. Hoy hemos conocido nuevos datos tan bochornosos y escandalosos como aquellos, y con los mismos protagonistas y beneficiarios: saltándose la ley y las más básicas normas de la decencia, Metro de Madrid, entre 2011 y 2015 -con Esperanza Aguirre e Ignacio González presidiendo el gobierno regional del que dependía la empresa pública de transportes, como también lo eran cuando lo de la empresa de aguas-, volcó la mayor parte de sus inversiones publicitarias en medios afines a los dos exdirigentes del PP, al tiempo que discriminaba en esa inversión de dinero público a aquellos que, como 20minutos, tenían mucha mayor audiencia y llegaban a muchos más ciudadanos.

Son dos ejemplos, pero hay cientos, y en administraciones en manos de diferentes partidos, especialmente en los dos tradicionales -PP y PSOE- y en algunos nacionalistas con muchos años en el poder. Y no es cosa del pasado, sigue pasando hoy.

Corruptelas o incluso corrupción. Ejercicio irregular y quizá delictivo del poder. Descrédito de la política y de la gestión pública. Descrédito de la prensa y del periodismo. Menoscabo de la independencia de la prensa y de la libertad de expresión. Dinero público opaco en sus movimientos. Competencia desleal fomentada desde el poder. Merma de derechos ciudadanos. Una enorme falla, en fin, en la configuración de la opinión pública y en el funcionamiento del Estado de derecho… La publicidad institucional en España tiene todos los componentes para ser considerada una emergencia de Estado. ¿Seguiremos mucho tiempo mirando hacia otro lado las instituciones, los políticos, los medios, los periodistas y la sociedad en general?

Moix, una pieza de una estrategia

El paso de Manuel Moix por la Fiscalía Anticorrupción acaba como tenía que acabar. Mal, rematadamente mal. Acaba en ‘caso Moix’. O bien, pues deja el cargo. Moix era el más indicado para desempeñarlo en opinión del fiscal general, José Manuel Maza; del ministro de Justicia, Rafael Catalá; del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; y del expresidente de la Comunidad de Madrid y principal presunto corrupto de la operación Lezo Ignacio González. Moix era el menos indicado para desempeñarlo para el sentido común de la lucha anticorrupción.

Su trayectoria como fiscal jefe de Madrid avalaban tanto que era el mejor para los arriba citados como que era el peor para lo que se necesita en esa Fiscalía.

Moix fue en Madrid el fiscal jefe que intentó archivar el caso de los espías, el que evitó que Rodrigo Rato durmiese en el calabozo cuando fue detenido en abril de 2015, el que impulsó la acusación contra el juez Elpidio Silva por haber encarcelado a Miguel Blesa, el que descartó acusar a Esperanza Aguirre cuando se fugó de los agentes de tráfico e incluso el que, cuando eldiario.es publicó los correos de Blesa que destaparon las tarjetas black de Cajamadrid –y andando el tiempo supusieron el procesamiento y la condena de docenas de políticos- sólo vio indicios de delito… en el hecho de que se publicaran las correos y en el medio que lo publicaba.

Con esos antecedentes, que ya en Anticorrupción intentara purgar a los fiscales que realmente investigaban a los políticos (sobre todo si eran del PP) o que tratara de frenar investigaciones como las del caso Lezo en Madrid o el caso Auditorio en Murcia no hacía sino confirmar que Moix traía un mandato, una misión. Un pastel… que se ha venido abajo por un imprevisto, por la guinda de la sociedad offshore en Panamá.

El nombramiento de Moix, el de Maza, el de Concepción Espejel para la delicada Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el de Enrique López para la Sala de Apelaciones, el facilitar la salida de Eloy Velasco del juzgado donde investigaba Púnica y Lezo… no son asuntos aislados e inconexos. Responden a una estrategia: la del Gobierno por controlar y minimizar riesgos en el único tema que realmente puede desestabilizar a Rajoy: el pozo negro de corrupción en el que el PP ha chapoteado durante décadas y que, con la imprevisibilidad de un volcán, arroja de vez en cuando toneladas de material abrasivo.

Ha caído una pieza de la estrategia. Atentos al repuesto.