El Preelectoral del CIS, publicado ayer, ha impactado de modo contundente en la campaña. No era para menos. Estaba lleno de conclusiones noticiosas:
- Que la coalición de Podemos y sus confluencias con IU supera de largo en votos y en escaños al PSOE.
- Que el PP gana y puede crecer un poco en votos y al mismo tiempo decrecer en escaños.
- Que PSOE y Ciudadanos -los dos partidos que más activos estuvieron en la legislatura fallida pasada intentando formar Gobierno- dan síntomas de fatiga y caen en votos y en escaños.
- Que la suma de escaños en la izquierda (PSOE más Podemos y sus socios) supera con amplitud a la suma de la derecha (PP más Ciudadanos).
El preelectoral del CIS es, con gran diferencia, la mayor encuesta que se hace en España en elecciones generales. La muestra es enorme: la de la que se conoció ayer, de 17.488 entrevistas personales en los domicilios de los encuestados. Para que os situéis: la mayoría de las encuestas privadas que se publican tienen una muestra de entre 1.000 y 3.000 entrevistas, que suelen hacerse por teléfono o por internet. ¿Y el hecho de ser la mayor encuesta convierte a la Preelectoral del CIS en la más fiable o la que más acierta? Pues a veces sí y a veces no.
Veamos el grado de acierto de las dos Preelectorales del CIS anteriores.
1 Preelectoral del CIS de 2011, de las elecciones que se iban a celebrar el 20 de noviembre.
- -Al PP le adjudicó el 46,60% de los votos y 190-195 escaños. La realidad el día electoral fue esta: 44,62% y 186 escaños. Lo había sobrevalorado ligeramente.
- -Al PSOE le atribuyó el 29,91% de los votos y 116-121 escaños, y tuvo realmente el 28,73% del voto y 110 escaños. También le había sobreprimado, un poco en votos y bastante en escaños.
- -A IU/ICV, el 6,17% del voto y 8 escaños, y en realidad obtuvo el 6,92% del voto y 11 escaños. El CIS lo había infravalorado.
- -A UPyD le pronosticó el 2,91% de los votos y 3 escaños, y el 20-N logró casi duplicar esa previsión tanto en votos (obtuvo el 4,69%) como en escaños (consiguió 5).
2 Preelectoral del CIS de 2015, de las elecciones que se iban a celebrar el 20 de diciembre.
- -A PP le pronosticó el 28,6% de los votos y 120-128 escaños, y en realidad obtuvo el 28,72% de los votos y 123. Acierto prácticamente pleno.
- -A PSOE le aventuró el 20,8% de los votos y 77-89 escaños, y logró algo más en los votos (el 22,01%) y un poco más en los escaños: 90.
- -A Podemos y sus confluencias, le adjudicó el 15,7% de los votos y entre 45 y 49 escaños, y la formación morada logró finalmente mucho más: el 20,66% en votos y un tercio más escaños de los que se le presuponían, pues consiguió 69.
- -A IU, le previó el 3,6% de los votos y 3-4 escaños. Acertó en votos, pues lograron finalmente el 3,67%, y se excedió en escaños, pues IU se quedó en 2.
- -A Ciudadanos, le auguró el 19,0% del voto y 63-66 escaños. En ambos casos, muy por encima de la realidad, pues finalmente la formación naranja logró casi un tercio menos de votos (el 13,93%) y más de un tercio menos de escaños (logró 40).
Si se observa, vemos que en general el CIS afina bastante con los partidos grandes (PP y PSOE hasta diciembre pasado), con desviaciones mínimas, y acierta bastante menos con los medianos y los pequeños. Sus mayores errores de cálculo de las dos elecciones generales anteriores, tanto en valores absolutos como en relativos, han sido que en 2015 sobrevaloró muchísimo a Ciudadanos e infravaloró muchísimo a Podemos.
¿Quiere decir eso que le puede haber pasado otro tanto con la previsión hecha pública ayer (Resumen: PP, 29,2%, 118-121 escaños; Unidos Podemos, 25,6%, 88-92; PSOE, 21,2%, 78-80 escaños; Ciudadanos, 14,6%, 38-39)? No necesariamente. Lo cierto es que no hay que tomarse las encuestas como una verdad absoluta de lo que va a pasar en las urnas, sino más bien como un retrato más o menos nítido de lo que hubiera pasado si las elecciones se hubieran celebrado cuando se estaban haciendo las entrevistas.
En el caso de la del CIS que comentamos, el trabajo de campo se hizo entre el 4 y el 22 de mayo. La propia encuesta decía que en esas fechas el 32,4% de los que ya habían decidido que iban a votar, no habían decidido aún a quién votar. Nuestra historia reciente demuestra, además, que es durante la campaña electoral -en la que estamos desde la medianoche pasada- cuando muchos de esos indecisos se deciden.