¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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La presunta trama tapacorrupción

La finta a Consuelo Madrigal para que no siguiera en la Fiscalía General del Estado. El nombramiento para el puesto del dócil José Manuel Maza. Las idas y venidas y enredos del ministro Rafael Catalá, incluido su “ojalá se cierren pronto los líos” que le dice a Ignacio González. El nombramiento como fiscal anticorrupción de Manuel Moix, el candidato preferido y se diría que promocionado por el propio González desde mesas atrás. Los intentos de Moix de frenar o minimizar la investigación al expresidente madrileño y de descabalgar a los fiscales que la impulsaban. La visita de Pablo González -hermano de Ignacio y también imputado- al número dos de Interior, José Antonio Nieto, el 8 de abril, 11 días antes de las detenciones. La grabación policial el 6 de abril, dos días antes de esa reunión en Interior, de una conversación de los hermanos González en la que se preguntan preocupados quién está al frente de la Policía que los investiga. La afirmación de la Fiscalía en un documento procesal, a propósito de esa conversación entre los González, de la «presunta investigación chivada del secretario de Estado de Seguridad», o sea Nieto…

Demasiados indicios, pistas y evidencias. ¿Está realmente el Gobierno impulsando la investigación a los corruptos del PP, y ahora en concreto a los del caso Lezo, o está haciendo lo contrario: frenarla? ¿Hay en algunas de nuestras principales instituciones una trama tapacorrupción? Y si la hubiera, ¿ha surgido esa presunta trama de modo natural, ha crecido sola, como una suma de ayudas a correligionarios y afines con problemas con la Justicia por presunta corrupción, o responde a un plan minuciosamente preparado? Si todo ha sido planificado, ¿hay un señor X?

Demasiados indicios, pistas, evidencias. Y esta mañana en el Congreso de los Diputados, cuando a Mariano Rajoy le preguntan cómo valora el trabajo de la Fiscalía Anticorrupción responde que «muy positivamente» y añade que Moix «es un profesional con amplia y exitosa trayectoria. Con total independencia y personalidad. Funciona muy bien». Amén.

Será una legislatura complicada, pero el más resistente es Rajoy

El Mariano Rajoy del diálogo y la mano tendida del pasado miércoles se ha matizado a sí mismo en apenas tres días. Hoy se ha venido arriba y ha vuelto el Rajoy del no -ha pronunciado más veces esa palabra en su intervención de 10 minutos que el Pedro Sanchez del «no es no» en el último año en esa misma tribuna-, el Rajoy que les ha dicho al resto de grupos parlamentarios que no va a rectificar sus políticas del pasado y que no va a ceder «salvo en lo razonable», y lo razonable será solamente de nuevo aquello que decida el ya presidente del Gobierno que lo sea. Si el Ciudadanos de Albert Rivera del sí a Rajoy y el PSOE de la gestora que con su abstención ha permitido la investidura pensaban que iban a tener un papel crucial en la legislatura, quizás ya estén empezando a dudarlo.

La legislatura va a ser complicada para un Rajoy y un PP en minoría, sí, pero probablemente lo sea más para otros líderes y otras fuerzas. El poder desgasta mucho, en efecto, pero el no tenerlo y ser socio o semisocio del que lo tiene desgasta mucho más. No te beneficias de sus aciertos y te salpican sus errores. Será una legislatura muy complicada para Ciudadanos, abducido y satelitelizado por el PP en estos meses, y para el PSOE, dividido, roto, sin líder, sin proyecto y divorciado de su base militante, electoral y social. Sobre ambos, además, penderá una incertidumbre: si se pasan en sus exigencias o en su tira y afloja con Rajoy, este podrá a partir de mayo próximo disolver las Cámaras e ir de nuevo a elecciones, y las expectativas electorales de Ciudadanos y de PSOE no son nada halagüeñas.

Ha dicho Pablo Iglesias que este periodo que comienza es el del epílogo de Rajoy. Puede que sí, pero también puede que no y también puede que el epílogo sea larguísimo. Rajoy es un resistente. Una de sus más profundas convicciones vitales y políticas la plasmó en dos de sus vergonzosos sms, cuando le dijo a Bárcenas el «sé fuerte» y a la mujer de Bárcenas aquello de «al final la vida es resistir y que alguien te ayude».

¡Y tanto! En las elecciones del 20 de diciembre pasado, el PP perdía 3,6 millones de votos respecto a 2011 (pasaba de 10,86 millones cuatro años antes a 7,2 millones ese día) y uno de cada tres escaños, pues pasaba de 186 a 123. Rajoy parecía políticamente tocado, casi moribundo. Y no, ha sido fuerte, ha resistido, le han ayudado muchos en estos meses (el PP siempre, Ciudadanos bastante, hoy el PSOE, Podemos en marzo, la prensa afín al PP y alguna que no lo parecía también siempre…) y ahí está, de nuevo presidente del Gobierno a todos los efectos.

Ana Pastor, ante el reto de la independencia

Ha habido cierta unanimidad política y mediática en que ha sido un acierto promover a Ana Pastor como presidenta del Congreso de los Diputados. Se ha elogiado su carácter dialogante, su tono moderado, su capacidad de trabajo, su gestión en Fomento (con algunas lagunas, como el Alvia), su ninguna sombra de corrupción… Dividida y despistada la izquierda y pactado por PP y Ciudadanos -y por algunos nacionalistas, según vimos- que el presidente de la Cámara sería un dirigente del primero de ellos, pocos en el partido de Rajoy podían presentar un perfil, como el de Pastor, que fuera admisible para el resto.

Ana Pastor, sin embargo, ha de pasar aún por algunas pruebas que ratifiquen -o que desmientan, esperemos que no- su idoneidad para el cargo. La principal, demostrar que ejerce el liderazgo de uno de los tres poderes del Estado, el Legislativo, sin someterse a los caprichos y dictados del poder del que ella misma procede, el Ejecutivo.

Pastor es muy cercana a Rajoy, al que admira y al que reconoce como su jefe político directo, un jefe al que ni se le rebate ni se le cuestiona, solo se le obedece. Le ha mostrado durante años una lealtad absoluta, superlativa. Tras todo ese pasado al servicio de Rajoy, ¿entenderá ahora Ana Pastor que ha de poner cierta distancia y tener criterio propio y ejercerlo, incluso aunque contraríe al presidente del Gobierno en funciones? ¿Tomará algún día alguna decisión relevante al frente del Congreso que perjudique a Rajoy?

En estos días de rondas de contactos del Rey y de idas y venidas de Ana Pastor de la Carrera de San Jerónimo a Zarzuela y de diálogo con todos los grupos parlamentarios va a tener Pastor una primera gran oportunidad de añadir a sus calificativos uno nuevo: independiente, autónoma. Hasta la semana pasada era una diputada y dirigente del PP. Ahora ya no, ahora ocupa la tercera magistratura del Estado y es la presidenta de todo el arco parlamentario. Ha de ejercer el cargo con absoluta independencia. Ha de ser independiente y parecerlo.