¡Que paren las máquinas! ¡Que paren las máquinas!

¡Que paren las máquinas! El director de 20 minutos y de 20minutos.es cuenta, entre otras cosas, algunas interioridades del diario

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Solo una sombra de inquietud en la cara de Rajoy, y no es por Sánchez

Francisco Álvarez Cascos, Javier Arenas, Ángel Acebes, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja. ¡Quién los ha visto y quién los ve! Todos ellos, que mandaron lo indecible en el PP hasta hace no mucho tiempo -Arenas aún manda algo, pero cada vez menos-, comparecen estos días ante el tribunal que juzga parte del caso Gürtel y los enredos de Bárcenas.

Felipe González (por plasma), José Luis Rodríguez Zapaero, Alfredo Pérez Rubalcaba. Todos ellos tótems hasta hace nada del PSOE, miembros de la exclusiva lista de dirigentes socialistas pata negra, creían resucitar hace apenas tres meses cuando asistían en primera fila al acto en Ifema que lanzaba la candidatura de Susana Díaz a las primarias socialistas… Vano intento. Este pasado fin de semana, todos ellos (González, vía plasma) asistían a su propio funeral político definitivo: la proclamación de su denostado Pedro Sánchez como máximo líder del PSOE, casi en el mismo lugar donde hace tres meses creyeron asistir todos tres a su propia resurrección.

La política es cada día más líquida, los liderazgos más volátiles, los principios más secundarios (mirad los de los dos partidos emergentes, que se han hecho ya varios liftings cada uno en menos de tres años), la realidad más difusa, el votante menos crédulo, el ciudadano en general más autónomo y empoderado…

Sic transit gloria mundi… salvo para Mariano Rajoy, por ahora. No se le ve preocupación alguna por ese nuevo intento (al menos de boquilla) de Pedro Sánchez de montarle en Moncloa un escrache y desalojo con la ayuda de los agentes Iglesias y Rivera. Estos se repelen cada día más, y mientras tanto Rajoy se fuma un puro con solo una sombra de inquietud en el gesto, quizás solo preocupado por la delicada cita que tiene dentro de un mes con el mismo tribunal y por los mismos graves hechos que Cascos, Arenas Acebes, Rato, Mayor…

El PSOE mata a todos sus padres

La de matar al padre -en sentido figurado- para autoafirmarse, emanciparse y madurar el hijo es una de las ideas más controvertidas y potentes de las muchas que lanzó Sigmund Freud. Lo hizo en su Tótem y tabú, una obra que ha cumplido ya más de cien años y en la que establece una analogía entre el desarrollo de las sociedades primitivas -allí los jóvenes machos de una tribu se rebelaban un día contra el macho poderoso y tiránico (el padre de todos, pues era el único que podía poseer a las hembras), lo mataban y se comían su cadáver- y el desarrollo individual de la psiquis humana.

Al ganar con contundencia las primarias socialistas del pasado 21 de mayo, podría pensarse que Pedro Sánchez ha matado de un solo golpe a todos sus padres en el PSOE, a los poderosos y tiránicos machos González, Zapatero, Rubalcaba… que se aliaron en otoño pasado para derrocarlo en su primer mandato y que habían salido ahora en tromba a impedir un segundo mandato apoyando a Susana Díaz.

Pero quizás no sea Sánchez quien haya matado a los padres del viejo PSOE, o al menos no él solo. Quizás hayan sido más bien los militantes quienes se han rebelado contra los machos tiránicos para autoafirmarse como un nuevo PSOE que emprenda su propio camino.

P.D. Parece que las viejas glorias (o los viejos tótems) tienen mal perder. Transcurridos nueve días de las primarias, ni González ni Zapatero ni Rubalcaba han felicitado al nuevo secretario general socialista.

El día en que Zapatero cedió ante Rubalcaba y renunció a las primarias y a Chacón

Se ha especulado mucho estos últimos días, tras la muerte de Carmen Chacón: ¿Hubiera sido muy diferente la historia del PSOE durante estos últimos cinco años si en el 38º Congreso Federal del partido, celebrado en Sevilla en febrero de 2012, en vez de ganar Alfredo Pérez Rubalcaba lo hubiera hecho Chacón? Vayámonos un poco más atrás en el calendario, a casi un año antes. ¿Hubiera sido muy diferente la historia del PSOE y de España si en la primavera de 2011 Zapatero no hubiera sucumbido a las presiones y hubiera permitido, como había prometido antes, que su sucesión se decidiera en unas primarias?

La secuencia de hechos y los detalles de aquellos días son interesantes, porque encierran enseñanzas aún vigentes y debates internos no resueltos. (Te aconsejo que, si tienes tiempo e interés, abras los enlaces).

Sábado 2 de abril de 2011. Para sorpresa de muchos (no de todos), el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, hace dos anuncios muy relevantes en el Comité Federal del PSOE. El primero, que no será candidato en las siguientes elecciones generales, previstas entonces para 2012. El segundo, que el cabeza de cartel socialista saldría de un proceso de primarias. Con el primer anuncio, Zapatero, muy deteriorados ya su reputación y su crédito político tras las controvertidas -incluso dentro del Gobierno- medidas ‘neoliberales’ que había tomado en mayo de 2010 frente a la crisis económica, cedía así a dos diferentes tipos de presiones internas: unas, de los que aspiraban a sucederle como líder del PSOE; otras, de presidentes autonómicos y alcaldes socialistas que temían pagar ellos los platos rotos de ZP en las elecciones autonómicas y municipales previstas para el 22 de mayo. Con la segunda decisión, se sacudía Zapatero -o eso creía él entonces- las presiones de su número dos en el Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente del Ejecutivo y ministro del Interior, y de su número dos en el partido, el vicesecretario general José Blanco, que le empujaban a designar a dedo a un sucesor: al propio Rubalcaba.

Domingo 22 de mayo de 2011, una semana después de que hayan comenzado las movilizaciones ciudadanas del 15-M contra la vieja política. El PSOE cae estrepitosamente derrotado en las elecciones autonómicas y municipales. En las municipales, que se celebran en toda España, el PP le saca casi 10 puntos porcentuales: 37,53% frente a 27,79%. Los socialistas pierden varios gobiernos autonómicos y grandes alcaldías. ‘Del bipartidismo al partido y medio’, titulé una entrada ya al día siguiente en este blog, en la que decía: «El PSOE entonó anoche el final de uno de sus ciclos históricos, el del zapaterismo. Aunque quizás no fue ayer cuando se produjo el final, quizás fue hace un año, cuando, acuciado por la crisis económica generalizada y por el acoso de los mercados financieros, el líder socialista y su Gobierno emprendieron un viraje de sus políticas económicas y sociales que su electorado no le han perdonado».

Lunes 23 de mayo de 2011. Zapatero comunica a la Comisión Ejecutiva del PSOE que ese mismo sábado, día 28, va a llevar al Comité Federal del partido una propuesta de calendario para las primarias que él mismo había anunciado en el anterior Comité Federal, el 2 de abril.

Martes 24 de mayo de 2011. Carmen Chacón, ministra de Defensa, se reúne con Zapatero y le confirma oficialmente lo que desde días atrás era un secreto a voces en muchos círculos políticos de Madrid: que se va a presentar a esas primarias del PSOE anunciadas en abril por ZP para elegir al candidato socialista a presidente del Gobierno y que quiere abrir un debate en profundidad sobre el partido y sus políticas. Pero ese mismo día, varios medios contamos que la dirigente catalana estaba siendo presionada para que no lo hiciera o para que aceptara unir fuerzas con Rubalcaba, como segunda suya. Esa tarde, el líder de los socialistas vascos y lehendakari, Patxi López, anuncia que va a proponer que en el Comité Federal previsto para el sábado 28, en principio para convocar las primarias, no se aprueben estas sino un congreso extraordinario del PSOE. El órdago es muy claro: si se hace así, Zapatero y su Ejecutiva caen en sus puestos en el partido, y el propio Gobierno queda desestabilizado.

Jueves 26 de mayo de 2011. A primera hora de la mañana, circula la especie –que recogemos varios medios en nuestras ediciones online- de que Rubalcaba y Blanco «retirarían los tanques que le han puesto en la puerta a Zapatero» -me autocito- «si a cambio Zapatero convence a Chacón de que anuncie que no será candidata y se va a unas primarias con un solo candidato: Rubalcaba». Ese mismo día, al final de la mañana, Chacón cede: anuncia casi entre lágrimas en una comparecencia en la sede central del PSOE que renuncia a ser candidata, al tiempo que denuncia, sin dar nombres, las maniobras internas que arriba se relatan. No habrá en el PSOE ni primarias ni «un debate ideológico sobre si volver o no a las esencias del partido o sobre por qué les dan la espalda los ciudadanos». La guerra interna la ha ganado Rubalcaba.

Lo que siguió es mucho más conocido. Las elecciones generales se celebraron finalmente en noviembre de 2011. El PSOE -sin debate interno, sin autocrítica, sin revisión de sus políticas y de su viraje de mayo de 2010 y con Rubalcaba de candidato sin pasar por primarias- sufre una derrota severa: pasa del 43,87% de los votos y 169 diputados al 28,73% y 110 escaños. Pocos meses después, en febrero de 2012, Rubalcaba salva su cabeza por muy poco en el 38º Congreso Federal del PSOE. Apoyado por la vieja guardia del partido -Felipe González, Alfonso Guerra, José Bono, Manuel Chaves…-, derrota a Carmen Chacón -a la que apoyaba la entonces estrella andaluza emergente Susana Díaz- por 487 votos a 465 de los delegados. Rubalcaba aguantó un par de años más, hasta la siguiente derrota electoral, la de las europeas de mayo de 2014, en las que el PSOE cae al 23% de los votos y emerge Podemos con casi el 8%.

Chacón hizo aquellos días algunas reflexiones en público muy reveladoras: los socialistas hemos «perdido la conexión con la realidad» y solo se recuperará «si demostramos un propósito sincero de rectificación de nuestras políticas, nos abrimos y escuchamos». Y cometió un error, quizás el mayor en su carrera: no presentarse a las primarias convocadas para la secretaría general, a las que finalmente acudieron Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias.

Rectificación de las políticas, abrirse, escuchar… La asignatura del PSOE sigue pendiente.

Mil veces políticamente muerto, Pedro Sánchez sigue vivo

Tras el rechazo ayer de Podemos al pacto del PSOE con Ciudadanos, vuelven algunos a dar por muerto políticamente a Pedro Sánchez. Quizás deberían ir un poco más despacio en el obituario.

No sé si es por un gran tesón y una gran capacidad de resistencia y de maniobra o si es sólo por baraka, esa especie de suerte providencial que a algunos les conceden los dioses, pero lo cierto es que Sánchez ha salido indemne e incluso crecido de muchas situaciones adversas.

En 2003, iba en el puesto 23 de la lista del PSOE al Ayuntamiento de Madrid, y el PSOE consiguió 21 escaños… pero en 2004 dos concejales salieron y Sánchez no solo se convirtió en edil, sino en uno de los puntales de la entonces jefa municipal socialista, Trinidad Jiménez.

En las elecciones generales de 2008, Sánchez ocupaba el puesto 21 de la lista socialista al Congreso de los Diputados. El PSOE sacó 15 escaños, y Sánchez se fue a ganarse a vida de profesor a la Universidad Camilo José Cela… hasta que en 2009 se había corrido tanto la lista con nombramientos del Gobierno de Zapatero que Sánchez no solo entró en el Congreso, sino que incluso era elegido por los periodistas como diputado revelación del 2010.

En las elecciones generales de 2011, iba el undécimo en la lista socialista por Madrid al Congreso. El PSOE sacó 10 asientos, y Sánchez se volvió a la universidad y se dedicó a preparar su doctorado… hasta que en 2013 se corrió de nuevo la lista y volvió de diputado al Congreso y a tener un papel relevante en la conferencia política con la que ese otoño el PSOE intentó reinventarse con el empuje y el freno de Rubalcaba.

En 2014 iba a ser arrasado por Eduardo Madina en la votación directa entre los militantes socialistas para elegir a su secretario general… pero no, fue él quien arrasó. El 20 de diciembre pasado por la noche, con los pobres resultados electorales del PSOE humeantes, Susana Díaz y algunos otros barones socialistas lo iban a matar, pero no, sobrevivió. El Comité Federal socialista de enero también parecía que iba a matarlo, pero tampoco. Rajoy y el PP lo iban a aplastar hace pocos días, presionándolo con los mercados, el Ibex y Felipe González… pero tampoco. Pablo Iglesias y su sonrisa del destino lo iban a matar por ahogamiento, tomándolo como presidente del Gobierno cautivo y desarmado… pero por ahora tampoco.

Tiene difícil la investidura. La próxima semana, casi imposible. Pero, visto su pasado remoto y reciente de tesón y/o de baraka, a mí no me sorprendería que a la postre le salga.

El factor edad: Rajoy 60, Sánchez 43, Iglesias 37, Rivera 36, Garzón 30

Un veterano ya cerca de la edad legal de jubilación y que lleva varias décadas en coche oficial y cuatro jóvenes que han pasado hace casi nada a la primera línea de la política y están vírgenes en gestión. En las elecciones del 20 de diciembre va a jugarse un partido entre experiencia y bisoñez o -visto de otra manera- entre un candidato que está ya un poco de vuelta de todo y otros cuatro que están llegando con mucha hambre de balón.
El 20-D, el día de las elecciones, Mariano Rajoy (PP) tendrá 60 años; Pedro Sánchez (PSOE), 43; Pablo Iglesias (Podemos), 37 (los cumple este sábado); Albert Rivera (Ciudadanos), 36 (los hace en un mes); y Alberto Garzón (IU), 30 (los hizo la semana pasada).
Son unas diferencias enormes en sus extremos: 17 años del mayor al segundo mayor; 30 años del mayor al más joven. Salvo en los primeros años de la transición, nunca en las elecciones generales de la democracia ha habido tanta brecha de edad entre los principales líderes.
En las elecciones de 2011, celebradas el 20 de noviembre, Rajoy tenía 56 años; Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE), 60; Cayo Lara (IU), 59; y Rosa Díez (UPyD), también 59. Sólo 4 años de diferencia entre los extremos. Ganó Rajoy.
En las de 2008, el 9 de marzo, José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) tenía 47; Rajoy, 52; y Gaspar Llamazares (IU), 50. Solo 5 entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2004, celebradas el 14 de marzo, Zapatero tenía 43; Rajoy, 48; y Llamazares, 46. También 5 años entre los extremos. Ganó Zapatero.
En las de 2000, el 12 de marzo, José María Aznar (PP) tenía 47; Joaquín Almunia (PSOE), 51; y Francisco Frutos (IU), 60. Una ligera excepción, por Frutos: 13 años de diferencia entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1996, el 3 de marzo, Aznar tenía 43; Felipe González (PSOE), 53; y Julio Anguita (IU), 54. 11 entre los extremos. Ganó Aznar.
En las de 1993, celebradas el 6 de junio, González tenía 51 años; Aznar, 40; Anguita, 51. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1989, el 29 de octubre, González tenía 47; Aznar 36; Anguita, 47. 11 entre los extremos. Ganó González.
En las de 1986, celebradas el 22 de junio, González tenía 44 años; Manuel Fraga (AP, luego PP), 63; y Adolfo Suárez (CDS), 53 años. 19 entre los extremos, por Fraga. Ganó González.
En las de 1982, 28 de octubre, González tenía 40 años; Fraga, 59; Landelino Lavilla (UCD), 48; y Santiago Carrillo (PCE), 67. Otra excepción: 27 entre los extremos, por el efecto Carrillo, nacido en 1915. Ganó González.
En las de 1979, el 1 de marzo, Suárez tenía 46 años; González, 36; Carrillo, 64; y Fraga, 56 años. 28 de distancia entre los extremos. Ganó Suárez.
En las de 1977, celebradas el 15 de junio, Suárez tenía 44 años; González, 35; Carrillo, 62; y Fraga, 54 años. Entre los extremos, 27 años. Ganó Suárez.

Algunas conclusiones estadísticas:
-Tras 11 elecciones generales de la democracia, en 9 ocasiones ganó un candidato quadragenario o cuarentón (Suárez en 1977 y 1979; González en 1982, 1986 y 1989; Aznar en 1996 y 2000; Zapatero en 2004 y 2008) y en 2 un quincuagenario o cincuentón: González en 1993 y Rajoy en 2011.
-Nunca ha ganado un treintañero. Nunca tampoco un sesentón.
-El más joven al ganar, González en 1982. Tenía 40 años, 7 meses y 26 días de edad.
-El más mayor al ganar, Rajoy en 2011. Tenía 56 años, 7 meses y 24 días.

PD. La semana pasada, preguntada sobre sus posibilidades de relevar a Mariano Rajoy como cabeza de lista del PP en las elecciones del 20-D, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo : «Lo que sea sonará».
El 20-D, Sáenz de Santamaría tendrá 44 años.

Rubalcaba se va, Rajoy sigue

Alfredo Pérez Rubalcaba (63 años en un mes) anunció ayer que se va del todo de la política, que en septiembre deja el escaño en el Congreso y se vuelve a la universidad, a impartir clases de Química. El anuncio ha sorprendido en algunas zonas del PSOE, que creían que su secretario general saliente quizás se quedara de presidente del partido, en función de quién fuera el nuevo secretario general, en algún discreto y goloso aparcamiento institucional (como el expresidente del Gobierno y ex secretario general socialista Zapatero o como la exvicepresidenta De la Vega, ambos en el Consejo de Estado) o en alguna fundación cercana a los socialistas…
La retirada de Rubalcaba coincide en el calendario con la del rey Juan Carlos (76 años), y ambos en el fondo por lo mismo. Su tiempo ha pasado.
Hace algo más de un año, se especulaba en los ambientes políticos de Madrid con ambas retiradas, y con una más. Lo conté en un tuit el 3 de abril de 2013:

Mi interlocutor acertó en el orden, pero por ahora no se atisba que el trío se vaya a completar de modo inminente. A Rajoy (59 años) le queda -salvo sobresalto político grave- al menos hasta otoño del próximo año, si agota la legislatura. ¿Y sera entonces candidato del Partido Popular en las generales? Lo previsible es que sí, no se advierten alternativas en el PP, y no parece que esté muy por la labor el partido de meterse en primarias, cosa que aun a regañadientes por parte de algunos ya se está abriendo camino hasta en IU (y que le puede dar también algún sobresalto a Cayo Lara -62 años-).
Pero antes de las generales, Rajoy tendrá que superar una grave dificultad, en mayo próximo. Si las europeas de hace un mes (que le fueron muy mal al PSOE y mal al PP) fueron la tumba definitiva de Rubalcaba, las autonómicas y locales de mayo de 2015 pueden ser la de Rajoy. Y él lo sabe. Tanto, que en su entorno creen que dedicará el verano a reflexionar sobre qué hacer en las plazas más valiosas que el PP tiene en riesgo: la Generalitat Valenciana, la Comunidad de Madrid; los ayuntamientos de Madrid, Valencia, Sevilla, Málaga, Alicante… En septiembre quizás haya algún anuncio. O quizás no, que Rajoy es muy dado a tomarse las cosas con mucha calma.
En las autonómicas y municipales de 2011 vieron el PSOE y Zapatero un indicador adelantado de lo que iba a pasarles en las generales de ese año. En las de 2015 lo tendrán Rajoy y el PP.

El PP ahora elogia a Rubalcaba

En los últimas semanas, no oigo a nadie hablar en privado tan bien sobre Rubalcaba como en ámbitos del PP. Altos cargos del partido de Rajoy y del Gobierno de Rajoy se deshacen en sorprendentes elogios del secretario general del PSOE. Las loas son enormes: «no hay nadie de su talla intelectual y política», «los nombres que se barajan para las primarias socialistas no le llegan a la altura del zapato», «es un estadista», «es la garantía de que el PSOE seguirá siendo un gran partido», etcétera, etcétera.
Esta nueva percepción que desde el PP divulgan sobre el líder del PSOE, su principal rival político, ¿será sincera o será interesada? ¿Fomenta el PP la continuidad de Rubalcaba al frente del PSOE -como candidato en las primarias, por ejemplo- por visión de Estado, porque cree que así se garantiza una estabilidad en la otra pata del bipartidismo ante la que está cayendo -la crisis económica y de gran parte del sistema político, Cataluña, ahora Euskadi…- o lo hace por interés propio, porque cree que así se garantiza que los socialistas no remontarán en las próximas elecciones generales y Rajoy volverá a ganar?
Y otra hipótesis: ¿será porque en los dos grandes partidos ven ya como inevitable tras las próximas elecciones generales una gran coalición de Gobierno entre PP y PSOE, como se ha hecho en Alemania entre las respectivas formaciones afines, y se está empezando a construir el escenario ante la opinión pública?

Un resquicio para evitar el choque de trenes

Aún no sabemos si Rajoy ha variado, siquiera un poco, su posición sobre Cataluña. Aún no sabemos si su «hay una puerta abierta de par en par para aquellos que no estén conformes con el actual estado de cosas: iniciar los trámites para una reforma de la Constitución» de ayer es una invitación sincera o una pose. Pero vamos a quedarnos con la esperanza de que ayer se dio un pequeño paso para evitar el choque de trenes entre la Generalitat de Catalunya y el Gobierno de España -entre Cataluña y el resto de España- y el descarrilamiento de uno de los dos o muy probablemente de ambos, con muy graves daños en las dos partes.
Estamos a siete meses justos del 9 de noviembre, fecha de la consulta. Es un plazo suficiente para que la política encuentre un camino, pero no debieran los políticos dormirse. Ni Rajoy y sus ministros ni Mas y sus aliados del frente soberanista catalán ni el PSOE de las propuestas federales ni ninguna de las restantes fuerzas.
En los distintos cuarteles generales se estará hoy analizando el terreno, se estarán preguntando si hay o no un nuevo escenario, y en todos habrá un pitagorín calculador que diga que, como estamos en el proceso electoral para las europeas, es mejor no mover ni un músculo de la cara, no significarse, no vaya a ser que se pague en las urnas del 25 de mayo. Por favor, no le hagan caso. Lo que tengan que hacer, háganlo pronto.

Las europeas, un DAFO a los partidos

Las elecciones europeas del próximo 25 de mayo están adquiriendo un enorme interés político. No solo porque a los ciudadanos nos afectan cada vez más las decisiones que se toman en los organismos europeos, como hemos visto durante estos últimos años con la gestión de la gran crisis económica, sino también porque todos los partidos –grandes y pequeños, viejos y nuevos- afrontan la cita en clave interna y casi como un DAFO: las urnas van a medir a cada uno sus debilidades, sus amenazas, sus fortalezas y sus oportunidades.
-El PP se juega mucho en la victoria y en la derrota, aunque sean una u otra por muy pocos votos respecto al PSOE. Si gana, abortará todo debate interno sobre el liderazgo de Rajoy, deducirá que el desgaste de reputación y de credibilidad ante los ciudadanos que está sufriendo desde que gobierna va a ir a menos en la segunda parte de la legislatura y se convencerá de que el partido llegará a las citas electorales de 2015 (municipales, autonómicas y generales) con muchas posibilidades de conservar el poder que tiene en todos esos niveles de la Administración. Si pierde, temerá que se forme un sunami que le acabe arrebatando buena parte de ese poder, y quizás reaccione cambiando algunas de sus políticas actuales y, probablemente, los cabezas de lista donde lo vea más difícil. Además, verá en las europeas cuántos votos se le van por su derecha a la incipiente Vox y cuantos por otros flancos a UPyD o incluso al PSOE. Y estarán en el PP –como en el PSOE- muy atentos a otro dato: ¿la suma de PP+PSOE (73,35% de los votos en las últimas generales, en 2011; 82,05% de los votos en las últimas europeas, en 2009) se irá, como indican muchas encuestas, por debajo del 65%? ¿Será el principio del fin del bipartidismo?
-El PSOE también se juega mucho en ganar o perder ante el PP, aunque sea por poco margen. La victoria la interpretarían los socialistas como un cambio de ciclo y como la antesala de su vuelta al poder en todos los niveles de la Administración, y probablemente animaría a Rubalcaba a presentarse en las primarias de este otoño. La derrota, sobre todo si fuera amplia, abriría una nueva crisis y quizá acelerara y profundizara los procesos internos de cambio, tanto de personas como de ideas. Si la derrota frente el PP viene además acompañada de indicios sólidos del fin del bipartidismo (suma PP+PSOE muy a la baja) y de subidas tan pronunciadas de IU y UPyD como auguran algunas encuestas, el pánico puede extenderse entre los socialistas.
-IU va a la cita de mayo con una certeza y una incógnita. La certeza de que mejorará muchísimo sus resultados tanto de las anteriores europeas (3,77% de los votos en 2009) como de las últimas generales (6,92%), casi todo a costa del PSOE, y la incógnita de si Cayo Lara y su equipo lograrán aglutinar en su candidatura algunas pequeñas formaciones territoriales de izquierdas (como Chunta Aragonesista, que sí) y sobre todo, de cuánto le frenarán en su despegue las pequeñas formaciones que no aglutine en su mismo espectro ideológico: Equo, Podemos, etc.
-UPyD, la formación de Rosa Díez, que en las anteriores europeas de 2009 casi era una recién nacida y aun así logró unos 450.000 votos (el 2,89% del total) y un escaño, aspira también a crecer mucho, pero tiene una incertidumbre aún mayor que IU: cuántos votos le disputará Ciudadanos, la formación liderada por Albert Rivera, muy pujante en Cataluña y que va a concurrir a estos comicios de mayo casi como un test para decidir después si lo hace en toda España en municipales, autonómicas o generales.
-ERC afronta también como un test las europeas, en este caso para medir sus fuerzas reales en la gran operación política en la que está embarcada y que va a ser el eje de su campaña: la independencia de Cataluña. Ha descartado tanto ir con Bildu –no quiere que se le relacione en estos momentos con nada que recuerde a ETA- como hacerlo con CiU, que sondeó al partido de Oriol Junqueras la posibilidad de montar un frente soberanista que disimulara el desgaste de la formación de Artur Mas.
-CiU y PNV irán finalmente juntos y con Coalición Canaria y Compromiso por Galicia, como hicieron en 2009. Entonces lograron un meritorio 5,18% de los votos que ahora tienen difícil repetir por el desgaste de los catalanes en su proceso soberanista. La alianza, de todos modos, le deja más cómoda a Unió, aterrada ante la posibilidad del frente CiU+ERC intentado por Convergencia.
-Bildu es muy probable que reúna no solo a todas las formaciones independentistas vascas -Sortu, EA, Alternativa, Aralar- sino también a algunas otras formaciones similares de otros territorios, como la catalana CUP.
-¿Y la abstención? Esa es una de las grandes incógnitas. O de las grandes certezas. En las últimas europeas, hace casi cinco años, sólo votó en España el 44,9% del censo electoral. Ahora la participación puede ser incluso inferior. Hay un dato en el último Barómetro del CIS, de la semana pasada, que inquieta especialmente a todos los partidos. Los que dicen que ahora no votarían en unas elecciones (24,2%) más los que aseguran que lo harían en blanco (8,1%) suman el 32,3% del electorado, casi tanto como la suma en voto directo en ese mismo Barómetro de PP (10,8%) más PSOE (11,8%) más IU (7,1%) más UPyD (4,6%) juntos.
Las urnas de mayo pueden suponer, en definitiva, el rechazo frontal al sistema de partidos y la crítica dura a la clase política de una parte muy significativa de la sociedad española.

La indignación con los políticos sigue creciendo

El hartazgo, el rechazo y la indignación de los ciudadanos respecto a la clase política sigue creciendo. Algunos de los datos del Barómetro del CIS hecho público esta mañana son tremendos. Por ejemplo, estos:
– Cuando a los encuestados se les pregunta cuáles son, en su opinión, los principales problemas que hoy existen en España, el más mencionado es «el paro», el segundo «la corrupción y el fraude», el tercero «los problemas de índole económica» y el cuarto «los políticos en general, los partidos y la política».
– Cuando se les pregunta por la confianza que les inspira Rajoy, el 58,4% dice que ninguna y el 26,6% que poca. Sobre Rubalcaba, el 55% dice que ninguna y el 34,5% que poca.
– Cuando se les pide que pongan nota, del 1 al 10, a los líderes políticos, suspenden a todos. La nota más alta, Rosa Díez, con un 4,12. A Rubalcaba le ponen un 3,14. A Rajoy, solo un 2,45. Entre los 14 miembros del Gobierno, las notas más altas, Arias Cañete, con un 3,25, y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, con un 3,12. Las más bajas, Wert, con un 1,58 (encuesta tras encuesta sigue cayendo, en la anterior tenía un 1,76), Ana Mato (2,03), Montoro (2,16) y Fátima Báñez (2,29).
– Y cuando se les preguntan a quién votarían si hubiera ahora elecciones, el PP logra sólo un 13,2% de voto directo y el PSOE un 12,5% (los datos divulgados esta mañana eran la estimación del CIS, un cálculo propio), mientras que los que dicen que se abstendrán son el 24% (en el anterior Barómetro, el 22,7%), casi tantos como la suma de los dos grandes partidos. Un 7%, además, dice que votaría en blanco.
Los datos indican un deterioro grave del sistema democrático por el que nos regimos desde hace más de tres décadas. El sistema pide gritos una reforma profunda… pero los que tienen en su mano hacerla son los propios dirigentes políticos que salen tan mal retratados. ¿Serán capaces de suicidarse políticamente?

P?D. El trabajo de campo del Barómetro del CIS se hizo entre los días 1 y 10 de julio; es decir, antes de las últimas revelaciones del caso Bárcenas sobre el PP, de los ERE de Andalucía sobre el PSOE, del caso Palau sobre CiU… Probablemente, las encuestas hoy serían todavía más demoledoras.