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La importancia del ADN en la Champions League

Higuaín celebra su gol en Wembley este miércoles (EFE).

Esta semana se han cerrado las primeras eliminatorias de octavos de final de Champions y hemos comprobado una cosa que los que llevamos muchos años viendo fútbol ya sospechamos: con sólo el nombre no ganas, pero, ¡ay!, cuánto hace. Algunos clubes, esto es así, llevan la victoria en el ADN.

Vaya por delante que creo que en concreto el Real Madrid fue justísimo cuartofinalista, eso nadie lo duda. Pero al día siguiente, la victoria de la Juventus en Wembley reafirmó esta sensación. En la máxima competición continental hay un selectísimo grupo de gigantes y sentarse a la mesa con ellos es dificilísimo.

Estamos hablando del Paris Saint-Germain, un club que con dinero a paladas y jugadores de la categoría de Neymar, Mbappé, Cavani, Pastore, Lo Celso, Di María y un montón más, ha parecido un pelele ante un (insisto) muy serio Real Madrid. El Tottenham, por otro lado, es uno de los equipos que mejor fútbol hace en Inglaterra, y de hecho jugó mejor que la Juventus en los dos partidos. Tenían talento (Kane, Alli, Dier, Son…), tenían un entrenador puntero (Pochettino), un proyecto ilusionante… pero llega la vieja Juve y en dos zarpazos, evapora el sueño de los ‘Spurs’.

La Juventus, el Madrid, el Bayern, el Barça. Leía esta semana en Twitter (siento no recordar quién era el autor) que Bayern, Juventus, Real Madrid y Barça sólo se eliminan entre ellos en los últimos años. Bueno, hay un quinto invitado, que este año se ha quedado fuera de la mesa: el Atlético de Madrid del Cholo. Cada vez queda más claro que lo que consigue el argentino es un milagro.

Como decía antes, cuesta un mundo hacerse hueco entre esos transatlánticos. El Manchester City parece decidido a meterse este año, a base de dinero petrolífero, claro, por mucho que Pep Guardiola se disfrace de pobre. El Manchester United de Mourinho corre el riesgo de perder plaza en esa mesa presidencial (se lo está ganando a pulso). Y los demás, meras comparsas de los de siempre, que han hecho de la Champions su coto de caza particular.

Otra de las causas, claro está, es el formato Champions. ¿Recordáis qué saludable era el formato KO anterior? Te podía llegar muy lejos un PSV, un Anderlecht, un Steaua, un Nottingham Forest, un Malmö, un Hamburgo… Atrás han quedado esos años. Ahora sólo es un banquete de gigantes.

La debacle del Real Madrid en Mónaco y la venganza de Morientes, en el recuerdo

7 de abril de 2004. El Real Madrid llegaba como favorito al partido de vuelta de una eliminatoria de Champions ante un equipo francés. Los dos goles de renta de la ida parecían más que suficientes para solventar la clasificación, pero no fue así, y el Luis II supuso el principio del fin del Madrid de los Galácticos.

Fernando Morientes con el Mónaco (EFE).

Aquellos cuartos de final tienen, efectivamente, bastantes similitudes con este PSG – Reeal Madrid. Fue esa temporada la primera en muchos años en la que los blancos no conquistaron ninguno de los grandes títulos en juego. Y especialmente dolorosa por la eliminación en la Champions ante el Mónaco.

El exceso de confianza, el considerarse mejor, fue la clave de esa catástrofe, una remontada impensable en los días previos al partido. Y fue un ex, Fernando Morientes, el encargado de certificar la eliminación. Un antiguo jugador blanco al que no se le valoró lo suficiente y que se vengó dejando fuera a los blancos, un clásico en la historia madridista. Pasó también con Morata, por cierto.

Y ahora el que amenaza es Di María, el eterno secundario, el jugador clave que nunca se lleva el mérito que se merece. Salió mal de Chamartín, y Emery ni siquiera le dio unos minutos en el partido ante el Bernabéu. Mañana martes veremos si se repite la historia o el Madrid ha aprendido de ella y sale sin el exceso de confianza tan habitual.

¿A qué hora es la Champions?

El fútbol moderno está acabando con todo, absolutamente con todo. El último de los placeres que nos arrebata vendrá la temporada que viene, con el cambio en los horarios de la Champions.

Gol de Cristiano al Bayern

Gol de Cristiano al Bayern (EFE).

Ese momento en el que alguien pregunta «¿A qué hora es la Champions?» es uno de los favoritos en redacciones y grupos de amigos. Al principio era algo que molestaba un poco, la verdad, pero con el paso de los años se ha convertido en una situación de lo más graciosa. «Joder, a las nueve menos cuarto, como desde hace 20 años», suelta siempre alguien entre las risas generalizadas por todos, incluso los que pasan del deporte rey.

Ahora, con los nuevos cambios, nos han quitado eso. El «¿A qué hora es la Champions?» cobra sentido, habrá partidos a las 18.55 (¿¿??) y a las 21.00 horas. Se acabó mofarse de la persona en cuestión, ese tiempo ahora hay que dedicarlo, los que somos periodistas, a hacer noticias de «Horario del partido de hoy de la Champions».

San Valentín: día perfecto para reconciliarse con el Real Madrid… o ruptura definitiva

Hace un par de sábados, me indigné un poco con un grupo de aficionados del Real Madrid. Corría el minuto 82 del partido ante el Levante, e Isco marcó el segundo gol de los blancos, el que se suponía que iba a dar la victoria. Lo celebraron por todo lo alto, como si fuera un tanto clave en la lucha por la Liga, como si enfrente estuviera el PSG y no un equipo de la zona baja de la clasificación.

Cristiano Ronaldo

Cristiano Ronaldo se mira la brecha en el móvil (EFE).

Me alegré de ese gol, que nadie lo dude, pero no me sale esbozar más allá de una sonrisa. Me parecía hasta insultante celebrar por todo lo alto que le íbamos a meter tres puntos más de ventaja al quinto clasificado, o que podíamos recortar la distancia con el tercero.

Viendo mi reacción, me ha dado por pensar qué pasaría si el Real Madrid, por un casual de la vida, elimina al Paris Saint-Germain en los octavos de la Champions. ¿Compensaría todos estos meses de disgustos, de derrotas sonrojantes, de momentos humillantes? Por triste que parezca, me parece que la respuesta es que no, que se necesita mucho más que una victoria ante un súper equipo para reconciliarnos con este equipo. No vale con un par de partidos buenos, porque encima nos dejaría con la sensación de que todo lo que ha pasado esta temporada es porque han elegido cuándo jugar bien, qué día mostrar su mejor versión.

En estos cinco meses, este equipo que nos ha dado tantas alegrías (dos Champions seguidas, me gusta recordarlo) también nos ha quitado la ilusión de verle, de celebrar con rabia sus goles. Y ese debe ser el objetivo de lo que queda de año y del proyecto que se hará este verano: no es solo volver a ganar, es volver a ilusionar. Enamorarnos de nuevo de este Real Madrid, poco a poco. Y qué mejor fecha que empezar a hacerlo que en San Valentín y ante el equipo parisino.

Un fracaso sin paliativos que no debe frenar al Atlético de Madrid

Una imagen del final del partido del Atlético de Madrid y el Chelsea en Londres (EFE).

Hacía falta un milagro, pero los milagros, en Lourdes. El Atlético de Madrid se queda fuera de la Champions League en la fase de grupos y se mire como se mire, es un fracaso sin paliativos. Lo es deportivamente, porque en un grupo con el Qarabag y con una Roma que no es ni de lejos mejor que el club rojiblanco, el pase era casi obligatorio. Lo es económicamente para un club que está en unos círculos en los que necesita hasta el último euro para competir de igual a igual con los rivales. Y lo es porque la ilusión de los colchoneros ha sido, es y será ganar una Champions. No será la de 2018.

De cualquier manera, ni el equipo, ni la directiva, ni la afición deben caer en el desánimo. El palo es duro, el golpe es fuerte, la decepción grande, pero hay caminos por recorrer. Y de los fracasos se deben extraer conclusiones positivas, siempre. En primer lugar, está la Liga, donde el Atleti está bien colocado y con una clara trayectoria ascendente. Luego está la Copa. El sorteo ha sido benévolo y me consta que muchísimos atléticos sueñan con volver a alzar un trofeo que ha dado muchas alegrías en el Manzanares (bueno, ahora el en desierto) y por último la Europa League. Ni da tanto dinero ni tiene tanto prestigio, pero es una competición preciosa, que también ha significado mucho para el Atlético recientemente.

Si en mayo se visita a Neptuno, lo de hoy será un mal sueño. Hay que mirar hacia adelante. Partido a partido.

Otro año una grave crisis del Real Madrid… ¿otra Champions que ganarán los blancos?

Kroos y Cristiano se lamentan en el partido del miércoles en Wembley (EFE).

Lo peor y a la vez lo más raro de lo que me pasa viendo al Real Madrid es que no sé qué está pasando con este equipo. Me niego a pensar que sea solo una cuestión de actitud, como señalaron varios futbolistas tras el partido ante el Girona. En Wembley, los jugadores blancos salieron mentalizados y concentrados, y el mejor ejemplo fue Sergio Ramos, el perfecto baremo cuando de actitud se habla.

Quizás la explicación más lógica sea una suma de muchas, muchísimas cosas. Jugadores en pésimo estado de forma (hola, Marcelo), otros que son una sombra de pasadas temporadas (Kroos y Modric, por ahí se cae el equipo) y jugadores con los que es mejor resignarse, no pedirles más de lo que pueden dar. Con esto me refiero a Benzema, delantero titularísimo del doble campeón de Europa que el miércoles recibió un clínic de cómo debe jugar un ‘9’, cortesía de Harry Kane.

No se libra, ni mucho menos, Zinedine Zidane. Cada cambio táctico del galo es un desastre, ni una vez en toda la temporada un cambio ha resultado efectivo. En los últimos partidos, se ha empeñado en cambiar el dibujo del equipo para intentar remontadas, y todas las veces ha convertido al Madrid en un caos táctico que ha empeorado la situación.

Para acabar, una pequeña mención a lo sucedido este verano, que deberá ser analizado con calma más adelante. En el partido más importante de la temporada, tuvo que jugar un canterano sin apenas experiencia (un voluntarioso pero bisoño Achraf) y el banquillo tenía una media de menos de 21 años. Cuando vienes de tener el año pasado a Morata, James y Pepe, este es un dato duro, muy duro. El banquillo ya no cambia partidos, solo Asensio parece una garantía, y no deja de ser aún muy joven.

Mala pinta tiene este proyecto, muy mala. Y por lo visto en las últimas temporadas, esto solo puede acabar de una forma: con otra victoria en la Champions.

El premio es ser del Atleti

Simeone y Godín se abrazan tras el gol de Saúl el pasado sábado ante el Eibar (EFE).

No, no van a leer en estas líneas ningún discurso como el que William Wallace, en Braveheart, le dedica a los escoceses antes de la batalla de Stirling. El Atlético no va a pasar a la final de la Champions, en Cardiff. Es lo que creo.

Ni el Atleti es el Barça ni el Real Madrid es el PSG. Al Atleti le costó Dios y ayuda meterle un gol al Albacete y al Real Madrid casi se le caen los goles de los bolsillos. Será difícil hasta ganar el partido.

Pero nada de esto debe significar que esta noche, el Atlético de Madrid y su (bendita) afición celebren una fiesta. Aunque pueda parecer que no hay motivos. Es el último partido de Champions en el Vicente Calderón y habrá que despedirlo como merece.

Hay que olvidar incluso quién es el rival. Saltar al campo (los jugadores) y, simplemente, competir, como dice el Cholo. Y en las gradas, cantar, animar, reír… pase lo que pase.

El premio, amigos, es ser del Atleti.

 

Atlético de Madrid: 5 motivos para creer que, este año, sí eliminará al Real Madrid

Koke, Torres y Griezmann el gol del francés ante el Leicester en la ida de cuartos (GTRES).

Pues ya tenemos sorteo. Por cuarto año consecutivo, los dos grandes equipos madrileños se verán las caras en Champions League. Muchos atléticos lamentan de este hecho, habida cuenta de los antecedentes, pero creo que en esta temporada 2016/2017 hay motivos para ser optimistas o, el menos, no tan pesimistas.

  1. Insistencia. El Cholo, tras las terribles decepciones de Lisboa y, sobre todo, Milán, empezó a usar como un mantra una idea: INSISTIR. Lo ha dicho en varias ocasiones. Te caes, te levantes, te caes, te levantas… esa filosofía es la que le ha hecho al equipo volver otra vez a semis. Mentalmente, están fuertes.
  2. Momento de forma. Este Atleti no es, ni de lejos, el que en noviembre cayó con claridad en el derbi de Liga en el Calderón. Es cierto que no está haciendo un juego especialmente bonito y que le sigue costando marcar goles, pero están en su mejor momento de la temporada en cuanto a fiabilidad y firmeza.
  3. Arbitraje vigilado. Tras el escándalo de la vuelta de cuartos entre Real Madrid y Bayern, donde el húngaro Viktor Kassai se hizo acreedor de la insignia de oro y brillantes del club blanco, hay que confiar en que la UEFA vigilará muy de cerca los arbitrajes y elegirá a colegiados que no entren en la sempiterna dinámica de ayudar a los madridistas, como sin ir más lejos hizo Clattenburg en la final de Milán. Esperemos al menos un arbitraje justo.
  4. La vuelta en el Calderón. Simeone ha comentado en alguna ocasión que prefiere la vuelta fuera porque en casa, los goles del rival valen doble, algo que puede ser definitivo en caso de prórroga. Pero más allá de esta teoría, hay que pensar que el del 10 de mayo va a ser el último partido europeo de la historia del Vicente Calderón, que se va a decidir la eliminatoria allí (debería, al menos) y que será una olla a presión. Si te tienes que jugar la vida en una cita tan especial, mejor hacerlo ante 50.000 fanáticos, ¿no?
  5. El derbi, mejor ahora que en la final. En una hipotética final, el abismo de una tercera derrota sería un peso con el que los colchoneros tendrían que contar como hándicap. Las botas pesarían el doble. En una semifinal, a doble partido, ese peso se disipa (un poco).

La suerte está echada.

¿Fue un robo el arbitraje de la eliminatoria entre Real Madrid y Bayern?

Como el que ha eliminado al 12º de la Premier y de la Bundesliga no ha sido el Real Madrid, sino otro equipo, hoy no toca hablar de bolas calientes, el tema es los árbitros y ese presunto robo que hizo que los de Zidane, el entrenador de la flor, se clasificaran para las semifinales de la Champions por séptima vez consecutiva, lo que nadie había hecho hasta ahora.

Vidal tras ser expulsado en el Bernabéu

Vidal tras ser expulsado en el Bernabéu (EFE).

Vamos por partes. ¿Qué es un robo? Considero un robo una sucesión de decisiones que, una detrás de otra, favorecen al mismo equipo. O una decisión concreta tan escandalosa que clama al cielo. ¿Vimos algo así en la eliminatoria entre Bayern y Real Madrid?

Decisiones que, quizás, perjudicaron al Bayern (en rojo las claras, en naranja las dudosas):

  • Gol en fuera de juego de Cristiano en el 2-2. Ya en la prórroga, el segundo tanto del luso fue en clara posición antireglamentario. No hay duda de ello.
  • Otro gol en fuera de juego de CR. Este es mucho más difícil de ver, pero la repetición no deja duda, estaba ligeramente más adelantado que Marcelo y que el balón.
  • Expulsión de Vidal. Tocó balón antes de golpear a Asensio, por lo que la falta es más que dudosa, aunque bien es cierto que al final el chileno levanta el pie para trabar al madridista. No parece amarilla.
  • No expulsión de Casemiro. En la segunda mitad, debió ver la segunda amarilla en una dura entrada a Robben.

Decisiones que, quizás, perjudicaron al Real Madrid:

  • Gol en fuera de juego de Lewandowski en el 1-2. El tanto que llevó el partido a la prórroga fue en fuera de juego. Por muy poco, sí, pero el delantero estaba ligeramente adelantado.
  • No expulsión de Vidal antes. Al comienzo de la segunda mitad, una dura falta en la frontal del chileno a Casemiro debió castigarse con la segunda amarilla. Vidal debió ver la roja en ese momento, no después. Y en la primera tarjeta que vio, entró a Isco al tobillo y sin posibilidad de tocar el balón.
  • Penalti de Casemiro a Robben. La repetición deja claro que el brasileño toca ligeramente el balón, aunque también golpea al holandés. Jugada cuando menos dudosa.
  • Penalti sobre Casemiro. En la segunda mitad, el brasileño fue derribado dentro del área. También jugada muy dudosa, hay contacto aunque parece que el brasileño lo exagera.
  • Penalti de Carvajal. La pena máxima que se le señaló a Carvajal por mano en el partido de Múnich, la única jugada polémica de aquel choque, no lo fue. Como Vidal lo falló, finalmente no influyó en la eliminatoria.

Que cada uno decida si esto es un robo del Madrid, un arbitraje que le ayudó o, simplemente, un desastre del colegiado. Pero compararlo con lo de Aytekin en el Barça – PSG me parece una broma de mal gusto.

Lo que tememos todos los atléticos y no queremos ni pensar

Simeone, este lunes en rueda de prensa en Leicester (EFE).

Si todo discurre con normalidad, esta noche el Real Madrid y el Atlético de Madrid superarán sus eliminatorias de cuartos de final de la Champions ante Bayern de Múnich y Leicester City, respectivamente. Ambos llevan resultados favorables y, creo, son superiores a sus rivales. Si avanzan, entonces, empezará a tomar forma lo que tememos los atléticos: cruzarnos por cuarto año consecutivo con el Madrid.

Ya el miércoles pasado los colchoneros empezamos a olernos la tostada con el resultadazo del Madrid en el Allianz Arena. Cuando se produjo el sorteo de Champions, nos frotamos las manos: un rival asequible para los nuestros y huesos duros de roer para los otros dos. Con un poco de suerte, ambos quedaban eliminados (quitémonos caretas, si es que queda alguna: todos queremos que nuestros compatriotas queden apeados de la Champions) y el Atleti sería el único representante español en semifinales.

Pero tras de lo de Múnich, nuestro cuento de la lechera se ha ido al garete. Ya nos vemos otra vez frente a nuestro íntimo enemigo.

El peor escenario es que ambos llegaran a la final. Para darse ese supuesto, no se verían en semifinales. Un Atleti-Juve y un Real Madrid-Mónaco, vamos. Un derbi madrileño en semifinales no serían tan malo, pero de nuevo sería una visita al dentista. Y encima por partida doble.

Así que sólo nos queda apelar a lo paranormal, rezarle a Lewandowski y a Neuer. Y ojo, eliminar al Leicester. Que se lo pregunten si no al Sevilla.