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Ese incómodo momento en el que una respuesta u ocurrencia nos llega demasiado tarde: ‘el espíritu de la escalera’

A todos nos ha pasado en alguna ocasión: quedarnos en blanco y no saber qué responder, no poder argumentar o decir algo preciso en un determinado momento (jugando una partida de trivial, realizando una entrevista de trabajo, dialogando con un grupo de amigos, participando en un concurso…) y no debido a que desconozcamos la respuesta sino porque nos ha pillado fríos, desprevenidos, nerviosos o pensando en otras cosas.

Ese incómodo momento en el que una idea, respuesta u ocurrencia nos llega demasiado tarde

Se trata de ese incómodo momento en el que una respuesta u ocurrencia no nos sale en el instante preciso y, transcurridos unos minutos (cuando ya nos hemos ido, la partida ha terminado o se está hablando de otro tema), de repente nos llega la inspiración, la contestación perfecta… pero ya es demasiado tarde.

Pues eso tiene un nombre y se conoce como ‘El espíritu de la escalera’, aunque es más habitual denominarlo en francés (l’esprit de l’escalier) el cual hace referencia al momento en el que nos viene a la cabeza la ingeniosa respuesta que hubiésemos podido dar hacía tan solo unos minutos.

Evidentemente, el término ‘espíritu’ (esprit) nada tiene que ver con un ser inmaterial, fantasmas o almas, sino que originalmente (a finales del siglo XVIII cuando se acuño la frase) hacía referencia a la mente, el pensamiento, la ocurrencia.

La expresión se la debemos al escritor, filósofo y prolífico enciclopedista francés, Denis Diderot, quien la introdujo en su obra ‘Paradoxe sur le comedien’ (escrita a mediados de la década de 1770) y venía a referirse a que numerosas eran las ocasiones en las que una persona era incapaz de responder oportuna, correcta o ingeniosamente a sus interlocutores y en el momentos de estar bajando las escaleras (tras marcharse de una reunión o evento) le venía la inspiración, la frase perfecta, una respuesta sin igual, pero ya era demasiado tarde para ello.

A partir de ahí, otros autores utilizaron la expresión l’esprit de l’escalier (el espíritu de la escalera) para hacer referencia a ese preciso e incómodo momento en el que una respuesta nos llega demasiado tarde.

 

 

 

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Fuente de la imagen: pxhere

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Décimo tercera entrega de la serie de post dedicados a traer a este blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que, posiblemente, conocías pero con otro nombre distinto.

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Orto: Posiblemente, si eres de procedencia sudamericana (más concretamente de Argentina) te haya venido a la mente la palabra ‘ano’; pero no, el ‘orto’ al que me refiero en esta entrada nada tiene que ver con la anatomía sino con la astronomía, ya que hace referencia a la salida o aparición del Sol u otro astro por el horizonte.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Hoploteca: Se refiere al museo donde se guarda o exhiben armas antiguas.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Búcaro: Es la jarra o vasija hecha de arcilla en la que antiguamente se servía o bebía el agua. Su etimología proviene precisamente de la arcilla rojiza utilizada para realizarlas.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Contrahuella: Es el plano vertical que vemos en cada uno de los peldaños de una escalera.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Trinquis: Forma coloquial de llamar al acto de dar un trago de vino o licor.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Confuerzo: Hace referencia a los banquetes fúnebres. Seguro que en más de una ocasión habéis visto en alguna película o serie (sobre todo estadounidense) que tras un entierro los dolientes se reúnen en una casa donde se sirve de comer y beber (e incluso cada asistente lleva alguna cosa). Esta costumbre ya era realizada en la antigüedad, tanto en las culturas egipcia, griega como romana e incluso podemos encontrar referencias a ello en la Península Ibérica en los siglos XVI y XVII.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Pluscafé: Es la copa de licor que suele tomarse en la sobremesa, tras el café.

 

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Andel: Huella o surco que deja el paso de la rueda de un carro (u otro vehículo) por un terreno (campo).

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Gavilancillo: Es la punta curvada o pico que tiene la hoja de la alcachofa

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Mitón: Guante hecho de punto que deja los dedos al descubierto.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Dextrógiro: Que gira o da vueltas en el mismo sentido que las agujas del reloj.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Levógiro: Al revés que el término anterior. Que gira o da vueltas en el sentido contrario a las agujas del reloj.

 

 

 

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