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¿De dónde proviene el término ‘funesto’?

A raíz del post que publiqué días atrás sobre el origen del término ‘fatídico’, recibo un mensaje en la que me preguntan de dónde proviene la palabra ‘funesto’ para hacer referencia a algo triste o desgraciado.

¿De dónde proviene el término ‘funesto’?

El término ‘funesto’ aparece en el diccionario de la RAE con las siguientes acepciones: ‘Aciago, que es origen de pesares o de ruina’, ‘Triste y desgraciado’. Fue recogido por primera vez en la publicación académica en el Diccionario de Autoridades de 1732 con el significado: ‘Triste, deplorable, infeliz y desgraciado’.

Etimológicamente proviene del latín ‘funestus’, de idéntico significado, y éste a su vez derivaba de ‘funus’, un vocablo utilizado para hacer referencia a aquello relativo a la muerte y que dio origen a otros términos como ‘funeral’, ‘funeraria’, ‘fúnebre’.

 

 

Encuentra más curiosidades como esta leyendo otros post de este blog o en mi libro ‘El listo que todo lo sabe ataca de nuevo. Palabras y palabros’

 

 

 

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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Décimo tercera entrega de la serie de post dedicados a traer a este blog un buen número (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que, posiblemente, conocías pero con otro nombre distinto.

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ha ocurrido con las veces anteriores.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Orto: Posiblemente, si eres de procedencia sudamericana (más concretamente de Argentina) te haya venido a la mente la palabra ‘ano’; pero no, el ‘orto’ al que me refiero en esta entrada nada tiene que ver con la anatomía sino con la astronomía, ya que hace referencia a la salida o aparición del Sol u otro astro por el horizonte.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Hoploteca: Se refiere al museo donde se guarda o exhiben armas antiguas.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Búcaro: Es la jarra o vasija hecha de arcilla en la que antiguamente se servía o bebía el agua. Su etimología proviene precisamente de la arcilla rojiza utilizada para realizarlas.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Contrahuella: Es el plano vertical que vemos en cada uno de los peldaños de una escalera.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Trinquis: Forma coloquial de llamar al acto de dar un trago de vino o licor.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

Confuerzo: Hace referencia a los banquetes fúnebres. Seguro que en más de una ocasión habéis visto en alguna película o serie (sobre todo estadounidense) que tras un entierro los dolientes se reúnen en una casa donde se sirve de comer y beber (e incluso cada asistente lleva alguna cosa). Esta costumbre ya era realizada en la antigüedad, tanto en las culturas egipcia, griega como romana e incluso podemos encontrar referencias a ello en la Península Ibérica en los siglos XVI y XVII.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Pluscafé: Es la copa de licor que suele tomarse en la sobremesa, tras el café.

 

 

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Andel: Huella o surco que deja el paso de la rueda de un carro (u otro vehículo) por un terreno (campo).

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Gavilancillo: Es la punta curvada o pico que tiene la hoja de la alcachofa

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Mitón: Guante hecho de punto que deja los dedos al descubierto.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Dextrógiro: Que gira o da vueltas en el mismo sentido que las agujas del reloj.

 

 - Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [13]

 

Levógiro: Al revés que el término anterior. Que gira o da vueltas en el sentido contrario a las agujas del reloj.

 

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘luto’ a la pena y duelo por un fallecimiento?

¿De dónde surge llamar ‘luto’ a la pena y duelo por un fallecimiento?

Tenemos asociado el luto con el acto de vestir de negro (en algunas culturas, como la china, es el blanco o en la Antigua Roma era el color rojo) y muestras de pena y dolor tras el fallecimiento de un ser querido.

Así como el término ‘duelo’ (también empleado en esos casos) viene del latín ‘duellum’ y significa literalmente ‘dolor’, el vocablo ‘luto’ tiene el mismo origen latino y proviene de la palabra ‘luctus’ cuyo significado también era dolor, pero se utilizaba cuando éste no era un dolor físico sino emocional (de pena, aflicción, tristeza…).

Luctus a su vez procedía del verbo en latín ‘lugere’ con el que se indicaba que alguien estaba afligido, apenado o lloraba de dolor por la pérdida de alguien.

De lugere podemos encontrar que derivan otros términos muy relacionados como ‘luctuoso’ (Triste, fúnebre y digno de llanto) o ‘lúgubre’ (Fúnebre. Sombrío, profundamente triste)

 

 

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¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela a un difunto importante?

¿Por qué se llama ‘capilla ardiente’ al lugar donde se vela un difunto importante?El vocablo ‘ardiente’ (dentro de la expresión ‘capilla ardiente’) proviene de las velas que arden (y en su extensión iluminación) durante el tiempo en el que se vela y honra un difunto en las horas previas a la celebración del funeral y posterior sepultura.

Para destacar la importancia del finado, normalmente suele decirse capilla ardiente en lugar de velatorio y ésta se instala (dependiendo de la relevancia de la persona fallecida) en un lugar donde pueda acudir un gran número de personas que van hasta allí con el propósito de presentar su respeto, dar las condolencias a los familiares o rezar alguna oración. Durante todo el tiempo en el que permanece instalada la capilla ardiente ésta se mantiene permanentemente iluminada, situando el féretro en el centro y rodeado de ornamentos luminosos.

Años atrás ese alumbrado provenía de las antorchas o candelabros con velas  que se colocaban alrededor del ataúd, pero en la actualidad son muchos los casos que se dan en el que los ornamentos lumínicos son eléctricos (bombillas o luces LED que simulan ser velas).

Antiguamente, tal y como su nombre indica, esas honras de duelo previas al funeral se instalaban en una capilla, bien fuese de un edificio religioso (iglesia, catedral…) o incluso que estuviera dentro de una propiedad particular (normalmente de la persona fallecida), ya  que los miembros de la aristocracia y burguesía solían disponer de capilla propia.

Hoy en día se utiliza cualquier espacio en el que instalar una capilla ardiente, debido a que ya no es algo que se disponga por la importancia o abolengo del fallecido, sino por la relevancia que éste tuvo en la sociedad (políticos, actores, deportistas, escritores…) siendo cada vez más común alojarlas en pabellones, teatros, ayuntamientos…

Cabe destacar que tal y como indica la web de Fundéu: una capilla ardiente se instala, se dispone, se abre…, pero no se celebra ni tiene lugar, ya que se trata de un emplazamiento y no de un acto.

 

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Post publicado a raíz de la consulta realizada a través de twitter por mi compañera Melisa Tuya.
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El curioso ritual fúnebre de los indios Bororos

Indios BororosEntre los indios Bororos, del Matto Grosso, cuando ven que uno de sus ancianos o enfermos desahuciados va a morir, se le empluma de pies a cabeza, se hacen danzas con maracas a su alrededor y se le sepulta en tierra vivo, envuelto en una tela de algodón. Se llena de agua la sepultura y se espera hasta que el cadáver entre en putrefacción. Deshechas las partes blandas, limpian cuidadosamente los huesos, los lavan, secan y pintan y luego los guardan en una olla de barro, realizando una fiesta toda la tribu para ahuyentar al espíritu del muerto.

 

 

Fuente: Gorgas / Muy Interesante / Wikipedia