Uno de los artículos más exitosos de este blog es el de Shavarsh Karapetyan, el hombre que sacrificó su carrera por salvar vidas. No tardé mucho en pensar en historias similares y me vino a la memoria una que me dejó marcado de niño y que creo que merece su espacio aquí. Volvemos a Gijón, a Asturias, para hablar de la inolvidable figura de Jesús Castro.
Oviedo, 23 de enero de 1951. Nace Jesús Castro González, en el seno de una familia que se traslada a Avilés cuando Jesús y su hermano mayor Enrique eran aún niños. En la ciudad industrial empiezan ambos a jugar en el Ensidesa, uno de portero y otro de delantero. Las fantásticas condiciones de Jesús, o Chusi como le llamaban sus allegados, hace que el Sporting de Gijón se fije en él y lo fiche en 1968, año en el que su hermano Quini también desembarca en el club rojiblanco.
Debutó como profesional en el primer equipo un 14 de abril, en una derrota ante el Celta de Vigo, pero no tarda en hacerse con el puesto de titular. Era el principio de una fantástica carrera que no lo sacó de la portería titular del Sporting hasta 1985, cuando debido a las lesiones se vio obligado a colgar los guantes y dejar paso a otra leyenda del sportinguismo, Juan Carlos Ablanedo.
En total, jugó 316 partidos con el Sporting, logrando un subcampeonato de Liga y dos subcampeonatos de Copa del Rey entre finales de los 70 y principios de los 80.
Tras su retirada, Castro se dedicó al negocio de las gasolineras. Todo apuntaba a una retirada plácida hasta que en el verano de 1993, todo se torció.
Era el 26 de julio de aquel año. Estaba Jesús Castro en la playa de Amió en el la localidad cántabra de Pechón, muy cerca del límite provincial con Asturias. Aquel día había bandera roja debido al estado de la mar. Una familia de turistas ingleses no hicieron caso de la advertencia y permitieron que dos niños, de 7 y 9 años, se adentraran en la mar. LA fuerte corriente y el oleaje complicaron la situación y los niños corrían serio peligro. Jesús Castro vio la escena y no dudó en lanzarse al agua para rescatar a los pequeños. Lo logró, consiguió dejarlos cerca de la orilla. Pero la corriente lo arrastró a él hacia adentro y exhausto, murió ahogado.
La noticia conmocionó al mundo del fútbol español en general y al asturiano en particular. El funeral de Jesús Castro, celebrado en Avilés, fue multitudinario. Y hoy, una placa situada en la playa de Amió recuerda su triste hazaña. Y desde el año 2006, el Parque Inglés de Gijón, situado junto a El Molinón, recibe el nombre de Parque de los Hermanos Castro, en honor al mítico Quini y a su heróico hermano Jesús.
Que paséis un buen fin de semana.
PD: Mil agradecimientos a Víctor Manuel Robledo, periodista y escritor gijonés, autor del libro Bufandas al cielo, que recopila historias sobre el Sporting de Gijón, por su ayuda con el material gráfico y por su artículo sobre Castro en su blog Yo jugué en el Sporting.