Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

Archivo de mayo, 2014

Voyeur

FOTO: Sasha Eisenman

FOTO: Sasha Eisenman

No puedo evitar sentarme solo (o sentirme) en las terrazas, con mi taxi en doble fila, y observar a la gente que se sienta en las terrazas (o se siente), sobre todo a las parejas, sobre todo a las parejas jóvenes. Observo su comportamiento tal vez para aprender de ellos, o para aprender a no ser nunca como ellos. Y bebo, claro. Normalmente jarras de cerveza. Toman asiento, piden algo al camarero y en la espera, sacan sus móviles y se ignoran con total naturalidad, como si no fuera la primera vez que se ignoran ni será la última. Hablan incluso por teléfono con otras personas, lo cual quiere decir que son sociables; realizan llamadas y al colgar prosiguen en silencio. Ni siquiera se preguntan: ¿quién te ha llamado? con el objeto de iniciar una nueva vía de conversación. Luego llega el camarero con su cerveza y su Coca Zero (ahora las chicas piden Coca Zero, y si no tienen sueltan un bufido sordo, apenas imperceptible, bufff, y entonces dicen: Bueno, pues una Light. Pero lo dicen como resentidas) y vuelven a sus móviles o los dejan en la mesa y aun así no se miran, ni hablan. Supongo que están en la fase de saberse de memoria, o al menos de no querer saber más del otro, o conformarse con lo que ya saben. Apenas se cuentan la anécdota del día, o ni eso. Simplemente están ‘bien’ juntos y no necesitan más: se bastan con la serenidad que les proporciona la compañía del otro, como una suerte de campo gravitatorio compartido o un espejo cálido y discreto enfrente. Me horroriza pero a su vez me asombra ver que ya no tienen nada que decirse, o inquietudes nuevas. Buscar en Google el proceso de elaboración de las aceitunas con anchoa que tienen delante, por ejemplo. Y leerlo en alto y aprender algo nuevo juntos. Parecen derrotados pero conformes con su derrota. No hablar significa no tener nada que decir o no querer decirlo, lo cual significa dos cosas: o estás muerto, o la vida ya dejó de impresionarte.

Siempre que observo a esas parejas en los muchos bares y terrazas que frecuento, acabo pensando que ellos son dos medio muertos. Pero yo estoy vivo y estoy solo.