FOTO: Tom Godber
He visto hombres solos disfrutando de su soledad los domingos por la mañana, con el periódico bajo el brazo o nada más que las manos en los bolsillos, como manejando ocultos en el interior del pantalón los mandos de su propia vida. Huelen a limpio y no buscan nada o tal vez estar consigo mismos ordenando sus ideas o pensando en nada, sin sobresaltos. Caminar bajo el sol o sentarse a leer en un parque o ver pasar gente o tomarse un café a sorbos cortos, espaciados, sin prisa, porque en esos instantes no hay nada más agradable que simplemente eso. Estar con uno mismo. Olvidarse del bullicio y la burocracia. Nada más.
O simplemente caminan. Necesitan gente pero no mezclarse. Caminan sin destino definido y tal vez entren por azar en una librería a hojear sin pretensiones y encuentren un libro del que oyeron hablar hace tiempo y decidan comprarlo. Leer, en cierto modo, es otra buena forma de conectar con uno mismo a través de otro que no está presente. Los libros son voces nuevas dentro de una misma voz en la cabeza. Y tal vez salgan de la librería y miren el reloj: llegó la hora de comer con su familia. Y por las prisas tomen un taxi de vuelta a casa, y la cara del taxista les resulte familiar y en esto adviertan que la foto de la solapa del libro que recién compraron coincida, precisamente, con el taxista. Y desde el asiento trasero de mi taxi me pregunten: «Perdone, ¿es usted Daniel Díaz?» y yo asienta con la cabeza y el hombre solitario saque mi libro de una bolsa y sin embargo me mire con ojos extraños y yo en cierto modo entienda su extrañeza. Sin querer violé la soledad del libro para cuando él lo lea. De hecho, un autor jamás debería conocer a esos lectores con ganas de soledad.
Feliz lectura solitaria a todos.
07 abril 2014 | 22:29
Me gusta no leerte a diario,sino de vez en cuando. Así me resulta más fácil darme cuenta de lo gran escritor que vas siendo.
Congrats.
07 abril 2014 | 22:39
Me da tristeza cuando entro en casa de amigos y no aparecen libros en ningun estante o rincon de la casa…,buen relato.
07 abril 2014 | 23:01
Muy necesaria la soledad, ese escuchar nada, ese pensar nada…. ese leer, eso sí, leer sí. Me permito recomendar dos libros…. El guardian invisible de Loli Redondo y su segunda parte Legado en los huesos. Para criar ojeras por un tubo. No puedes parar de leerlos
feliz noche y mejor semana, ya huele a cesped recien cortado.
07 abril 2014 | 23:19
Yo soy de esas que van en el tren con los cascos puestos para aislarme del mundo y el e-book entre las manos y si, he dicho e-book, me encantan los libros de papel pero cargar todos los dias con las 1000 y pico páginas de «el precio del trono» que es lo que me estoy leyendo ahora, me machaca la espalda… ;P
Me encantan tus historias, una vez más, gracias por compartir…
Un saludo.
08 abril 2014 | 08:55
Si mientras leo, me acompaña Michael Nyman, genial, pero nadie más, prohibido.
Feliz martes.
08 abril 2014 | 09:04
Leer, es mi pasión, menos en mis etapas más tristes.
Si no puedo concentrarme, con el alma tranquila, no se leer.
08 abril 2014 | 09:06
2311, te entiendo. Pero incluso en los momentos en que el alma duele, incluso en eso ratos (días, semanas, meses) un libro siempre es tu mejor amigo. Quizás una lectura introspectiva, o no, no, una muy ligera, o un cómic, o una obra de teatro, o poesía, o…
08 abril 2014 | 11:14
He leído una obra magistral, y ¡oh milagro de la técnica!, está en 3D. No sólo eso, es que resulta que siempre estuvo en 3D, y hasta ahora no me había dado cuenta. En la página de la izquierda estoy leyendo un mar, agitado «ma non troppo»; y en la de la derecha un pinar inmenso, con muchas flores blancas y amarillas. También el sonido es muy especial, en estéreo, de la izquierda me llega el sonido cada vez más fuerte, «in crescendo marino», de las olas; y de la derecha el trinar de las aves. En un cielo, azul, también en 3D, navegan infinitas gaviotas…; el camarero me trae el café. Disculpen, voy a seguir leyendo, necesito estar sólo para concentrarme en esta maravillosa lectura única.
08 abril 2014 | 13:22
La mejor soledad…. la de los domingos por la tarde.
Leer demasiado me parece una pérdida de tiempo, una forma de quemar la vida mientras podrías emplearla en hacer otras cosas para mí más interesantes 😉 .
08 abril 2014 | 15:49
Ni que lo digas, Simp.
08 abril 2014 | 20:21
Con los libros me ocurre lo mismo que con las películas o incluso con las personas. Si no me dice nada en la primera secuencia o en el primer Whisky: apaga y vámonos!!
Sí, llámame impaciente, si quieres, Simp.
08 abril 2014 | 20:50