Ni libre ni ocupado Ni libre ni ocupado

Elegido Mejor Blog 2006.Ya lo dijo Descartes: ¡Taxi!, luego existo...

Huir para quedarse

Me pidió llevarle a «cualquier pensión del centro donde poder pasar unos días, semanas tal vez». Había tomado mi taxi en la estación Sur de autobuses, y como equipaje apenas llevaba una bolsa de deporte y una mochila. Era un hombre de unos cuarenta años, cabello corto, barba de tres días, jersey grueso y pantalón de pana. Durante el trayecto hablamos de temas livianos, del tráfico y de fútbol (era del Barça, fan de Messi). También me preguntó si conocía algún restaurante donde sirvieran menús generosos a buen precio.

Llegamos a la pensión y sacó de su bolsillo izquierdo un buen fajo de billetes atados con una goma. Eran billetes de 500, 200, 100 y 50 euros. En total podrían sumar, calculo, unos seis o siete mil euros. Me tendió un billete de 50 y esperó el cambió. Luego se bajó con su bolsa de deporte y su mochila, pulsó el botón de la pensión, preguntó si había habitaciones libres y desapareció por la puerta

 Ahí quedó todo. Pero volvamos atrás y fijémonos en los detalles:

Por una parte, el hombre llega a Madrid en autobús sin saber dónde alojarse ni durante cuántos días, como si su estancia hubiera surgido de un modo casual o urgente (la bolsa de deporte apenas daba para un par de mudas que tal vez echara con prisa antes de partir). Por otra parte, pese al buen fajo de billetes que llevaba encima, no decide alojarse en un buen hotel sino en cualquier pensión (también me pregunta por un restaurante «de menú a buen precio», como preocupado por escatimar gastos). Esto indica que, posiblemente, aquel fajo era todo su dinero, que no hubiera más y con él tuviera que administrarse el mayor tiempo posible.

¿Pero quién se instala en una ciudad nueva con apenas un par de mudas de ropa y todos sus ahorros en el bolsillo? ¿qué hubo de sucederle para tomar una decisión tan repentina? ¿cómo será su vida a partir de ahora?

56 comentarios

  1. Dice ser Huir para quedarse

    Lo mismo busca trabajo.

    10 marzo 2012 | 00:55

  2. Dice ser Uno Más

    Pobre hombre, un desahuciado más por su parienta… Las risas y cariños de los primeros años tornados en gritos y acusaciones llenas de hiel al final. Los niños como instrumento de destrucción masiva matrimonial y otro marido condenado a un exilio forzado y la semi-indigencia.

    10 marzo 2012 | 10:08

  3. Dice ser María_

    Tal vez quiere ser de los primeros en la cola para entrar en el Calderón y ver la final de la copa del rey que juega su equipo (hay futboleros que hacen cosas raritas)

    10 marzo 2012 | 18:02

  4. Dice ser manu

    Le han dado la condicional. Ha pasado más de media vida entre rejas y las políticas carcelarias le han «reinsertado». Se instalará en esa pensión, deambulará por las calles madrileñas… pasará miedo. Al regresar a su habitación, el balanceo de una silla y una soga con nudo corredizo, harán el resto.
    PD: la mesilla de noche aparecerá rotulada con un «AQUI ESTUVO…»

    11 marzo 2012 | 21:19

  5. Dice ser Hitano

    Acaban de echarlo a la calle en su trabajo y el banco ha ejecutado su hipoteca precintando la casa y sin permitirle entrar a por sus cosas, solo tiene la bolsa con la ropa del trabajo.
    Ese es todo el dinero que posee con el finiquito que le han dado en su trabajo gracias a la nueva reforma laboral tras 20 años de empleado allí.
    Ha abandonado su ciudad porque le tre demasiados recuerdos.
    Lo próximo será abandonar su país.

    12 marzo 2012 | 07:34

  6. Dice ser Andy Writer

    No quiso terminar sus estudios en su pueblo de Castellón, y además para qué, con 16 años podía ganar más en la fábrica de cerámica de su pueblo que lo que nunca ganaría el profe de Sociales del Instituto.

    Durante años se dedicó a trabajar 12 o 14 horas al día en la fábrica y a vivir la fiesta los fines de semana. Y vivirla bien, sus padres tenían naranjos y toda la pasta que ganaba era para él y la supo emplear bien. Buen coche, y buena coca.

    Y así un año tras otro, hasta que un dia conoció a la Nati y por esas cosas que pasan la dejó preñada. En su pueblo no se estilaba eso de vivr juntos sin casarse, así que boda, chalet, y la Nati que quiere más hijos. Y viene un segundo y un tercero. Pero a él no le gusta su vida. Sigue trabajando haciendo plaquetas cerámicas, sigue echando horas, ganando una pasta, pero cada vez hay más gastos. No se ha olvidado de su amiga la coca. Es la gasolina que le permite seguir esa vida, seguir y rodar.

    Pero el ciclo se rompe, la fábrica va mal. El viejo dueño se ha muerto y los hijos deciden vender a unos alemanes, que se quedan con ella a cambio de poner a la mitad de la plantilla en la calle.

    Y él se queda sin su curro, 15 años llenando y vaciando una pileta de mezcla cerámica, no sabe hacer otra cosa, nunca se planteó hacer nada más, para qué con la pasta que ganaba …

    Le quedan los naranjos del padre y a eso se dedica, no es que den para mucho, pero le permiten sobrevivir. La Nati se queja de que no le llega, que tres hijos necesitan mucho, y el coche, y el apartamento en Benicasi, … y la coca.

    La semana pasado volvió antes de lo normal a su casa, se había roto el sistema de riego y no lo repararían hasta el día sigueinte. Así que le dijo a su padre que se iba a su casa. Se había quedado sin batería en el móvil y no pudo llamar a la Nati para decirle que iría a comer, tampoco hacía falta.

    Gran error, cuando llega a su casa la Nati baja sobresaltada las escaleras del chalet, apenas lleva una bata puesta encima, sin nada debajo y el pelo enmarañado. El se mosquea, oye un ruido arriba y pilla al interventor de la sucursal del Santander del pueblo intentando salir por una ventana, con la ropa en las manos..

    Ella encima se pone chula, que no me haces ni caso , que toda la vida abandonada, que tú solo te ocupas de ti …

    Toda su vida le da vueltas en su cabeza, sale pitando de su casa y lo decide. Aun no ha cerrado el Banco, saca todo el dinero que hay en la cuenta y en un depósito a un año que acababa de cumplir. Vuele a su casa y mete cuatro cosas en una bolsa de deportes.

    La Nati está llorando, los chicos ya han vuelto del cole y se preguntan porqué llora su madre y no les da de comer.

    Y él, sin coger su coche siquiera, se va a la estación de autobuses de su pueblo y pide un billete para Madrid.

    12 marzo 2012 | 12:39

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