No busques mi bala perdida. Me la tragué. Si te dije que te quiero eternamente yo no miento pero sabes, como yo, que lo eterno es el momento: esa cama mundi justo antes del sueño. Y mañana, ¿quién soy yo para saberlo? Sólo sé que soy taxista. Mañana será siempre otra vida con nuevos aires, otros destinos, distintos rostros. No puedo renunciar a eso. Demasiado tentador.
Rectifico. Te quiero eternamente ahora, amor.
Mientras tiras tu toalla le das cuerda al reloj. Sabes que no podrás cambiarme. Tal vez el tiempo. El paso del tiempo lo cambia todo: asienta cabezas, frena las ansias, cierra los bares. Inventa nuevos instintos. Niña y niño, un perro y barbacoa. No quiero eso. Hoy no, mañana no. Si lo quisiera mañana, mañana sería siempre. Y siempre es la muerte en vida, vida mía. Y la vida son dos días. Con sus noches.
O buscar esa aguja capaz de explotar mi burbuja sin hacer ruido. Mi burbuja opaca o con vistas, según el día (o los rostros de mi taxi). Reforzada, en cualquier caso, a la altura del corazón. Por si me tienta el parasiempre. Chaleco antibalas contra un Cupido disfrazado de desidia. Que la ciencia consiga clonar a Cupido por miles. Que ardan en la hoguera los contratos.
Imposible decir tanto en tan poco espacio. Sólo añadir que te quiero eternamente ahora, amor.
Muy bueno dani!! de lo mejor q lei de ti
sos genial
24 marzo 2011 | 23:08