El niño, de apenas cuatro años de edad, se aferraba fuerte a su muñeco como si su tacto fuera de oxígeno. Lo besaba, lo tocaba y lo golpeaba una y otra vez contra el respaldo del asiento para luego volver a abrazarlo, a besarlo y a tocarlo: Parecía ser el único muñeco del mundo. De su mundo. Del mundo.
Su madre, mientras, me contaba compungida:
– Los Reyes le han traído una Wii, un Scalestric, un helicóptero ¡que vuela y todo! y el muñeco este. ¿Te podrás creer que lleva toda la tarde con el dichoso muñeco? Lo demás, ahí está. Cada cosa, en su caja. Con el dineral que nos ha costado…
Pero el niño continuaba ausente de los reproches maternos asomando ahora la cabeza del muñeco por la ventanilla, señalándolo todo (coches, farolas, perros, transeúntes…), con los mismos ojos de novedad que en Macondo:
«El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo»
La madre no entendía por qué su hijo había elegido aquel muñeco de entre todos los demás regalos (mucho más caros y sofisticados).
Yo sin embargo, le entendía demasiado.
ea! Tú eres McGyver
07 enero 2009 | 17:26
Jaajajajaja yo no!! ellos!!! que son más listos los jodíos… claro que viene de familia!! 😉 jajajaja
07 enero 2009 | 17:45
Para jugar con los los otros juguetes necesitas tener otro compañero de juegos.El niño està solo, no físicamente sinó emocionalmente. El muñeco es un buen compañero para dar y recibir cariño.
07 enero 2009 | 18:29
No me caen bien los peluches porque no dejan de ser un » sucedáneo » con el que compartir besos, caricias, abrazos, achuchones… en definitiva, afecto.! Y encima ! Provocan problemas respiratorios. GrrrrrrrrrrPienso, que alguien que se aferra emocionalmente a un » peluche «, padece carencias afectivas. ( Lo que no tengo muy claro es, si estas carencias son saludables ó perjudican seriamente la salud….. ???? )
07 enero 2009 | 20:33
Que pasa, que los juguetes más caros y más sofisticados son los mejores?? y una porra. Enseñar a los niños a saltar a la comba, a la goma o bote botella…ayyyy encima hay muchas madres que piensan como tu clienta, que pena por dios.Besos y Buena Caza!
07 enero 2009 | 21:35
Manu, permíteme que discrepe, podría ser alguna manifestación de alguna carencia afectiva, pero ¿no ves mucho más saludable que un chaval juegue con un peluche a que pase horas delante de la televisión con la consola?
07 enero 2009 | 22:17
Enhorabuena por el post del taxista: he sabido de él por la Sexta. Me encanta tu sensibilidad y tu capacidad de percepción de la psicología de las personas. Debe ser por tanto tiempo de experiencia con el trato al público. Por cierto, te seguimos desde La Rioja.
07 enero 2009 | 22:20
Siempre es una alegría recordar macondo
08 enero 2009 | 06:30
No hubiera encontrado una mejor descripción que el nuevo mundo de Macondo para hacer una comparativa; lastima que … las familias condenadas a cien años de soledad, no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra.Un saludo desde Barcelona.
08 enero 2009 | 11:56
Saludos desde valencia -Venezuela….!!!A mi poco entender me parece que el niño tiene falta de afecto y lo consigue en algo se le da mucha ternura cosa que no consigue en esos jugetes superficiales…!!!
08 enero 2009 | 13:57
oh…….kbonito
08 enero 2009 | 22:32
Ahh…!A mi con la ilusion que me hacia un osito de felpa nuevo.. Y me han traido un juego para el Wii… =/Las nuevas tecnologias no entienden de sentimientos ni corazones creo yo…PD: Puede ser tarde para comentar, pero…Me encanta tu blog, siempre lo ojeo…y esta vez se me ha hecho ilusion comentar…Besoos! =)
11 enero 2009 | 03:49
Te entiendo, y entiendo a ese niño.Las cosas que pueden parecer mas insignificantes de este mundo, como un simple beso, una caricia en la mejilla en el momento justo, un amanecer junto a mar, la brisa de la montaña, el vuelo de una mariposa y un peluche a quien abrazar son las mas importantes, al menos para mi.
11 enero 2009 | 18:20
Qué otra cosa hay en el mundo mas limpia y pura que la mente de un niño de cuatro años.Cuando tienes esa edad solo te importa lo importante, el tacto suave(como los pies de un taxipoeta tras someterlos a una sesión de estetidoscientas) de tu peluche preferido, la magia de tu primera nevada, el calor reconfortante de la cama de tus padres cuando por la noche te levantas sobresaltado por una horrible pesadilla en la que el malvado lobo «soplacasitas» del cuento, te persigue con malsanas intenciones, la impresionante fuerza de papa que te levanta por los aires como si fueras una pluma, la capacidad para el ilusionismo de mama, que es capaz de convertir,con un ratito de microondas, un montón de diminutas bolitas en ¡PALOMITAS DE MAIZ!. Lo peor viene después, cuando tu peluche preferido languidece sobre la estantería porque la wii no te deja tiempo para el, cuando la cama de tus padres ya no es el mejor de los refugios nocturnos porque, «cariño has crecido mucho y ya no cabemos los tres», cuando papa ya no es el titan que te hacia volar, ni mama la la maga que saca manjares de la chistera. En definitiva, cuando la magia de esa primera nevada se derrite entre tus dedos por culpa del maldito sol cada vez mas temprano de la madurez… Yo cuando sea mayor quiero ser Peter Pan …he dicho.PD. La edad adulta y tu (aunque no tengáis mucho en común) me perturbais mooolas.
12 enero 2009 | 02:40
Yo de pequeña jugaba con las cajas vacías también… Y ahora con la Wii… Qué me ha pasado?!Saludos!
13 enero 2009 | 01:34
El niño ahora tiene un amigo, un amigo que le dará color a su mundo de fantasia, con el que puede compartir lo que a travez de su inocencia percive a su alrrededor. Ahora él es un ser afortunado, pues quien tiene un amigo ya no esta solo.
15 enero 2009 | 05:09