Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Gane o pierda, Nadal es grande; Djokovic tiene mal perder

Nadal es Nadal en el éxito y en el fracaso: un gran señor del deporte. Da gusto ver su reacción noble tanto en la derrota como en la victoria. Djokovic, en cambio, reacciona mal cuando pierde. Al serbio (de la misma edad que el español) le falta un hervor para ser un gran deportista. Lástima que no podamos verlos de nuevo frente a frente en la próxima final de la Copa Davis.

Rafael Nadal, firma autógrafos, tras su doble victoria frente a Francia, en la Plaza de Toros de Córdoba

Djokovic se retiró hoy (como ya hizo en Cincinatti) cuando iba perdiendo un set y 3 juegos del segundo set frente al argentino del Potro.

El viernes tuve el privilegio de ver la victoria holgada de Nadal frene al francés Gasquet, desde lo más alto (y barato) del Tendido 9 de la Plaza de Toros «Los Califas» de Córdoba. Fue un espectáculo impresionante. Después de la paliza que los franceses dieron ayer a los españoles en el partido de dobles, hoy domingo, España tenía el pase a la final de la Copa Davis en las manos de Nadal. Y nuestro héroe no nos defraudó frente al gran Tsonga.

El francés se fue creciendo hasta perder un tercer set muy reñido por 6-4. En la última parte del partido, cuando Tsonga lo veía todo perdido (6-0 y 6-2), reaccionó con orgullo, contraatacó, y ambos nos dieron un gran nivel de tenis. Tsonga fue valiente y aguantó, con mucha dignidad, hasta el último minuto. Y, al salir de la pista/ruedo, fue vitoreado por el público en su derrota.

Al mismo tiempo, recibíamos noticias de la otra semifinal entre Serbia (actual campeón de la Davis) y Argentina: Djokovic frente a del Potro. Cuando el campeón serbio, nº 1 del mundo, iba perdiendo un set y tres juegos del segundo set, nos anunciaron que tiraba la toalla y la raqueta y se retiraba del partido y de la eventual final de la Copa Davis. El serbio (ausente) fue abucheado en el Coso de los Califas de Córdoba. Es posible que sufriera algún percance físico. No lo pongo en duda. Pero tantas veces va el cántaro a la fuente… Parece que siempre hace lo mismo. Y no siempre le va a funcionar esa actitud tan inmadura en un jugador tan excelente.

Nadal se recupera en "la burbuja" de aire puro, tras su victoria en la Copa Davisen Córdoba.

Djokovic, actual campeón del mundo de tenis (que destronó a Nadal, como Nadal había destronado antes a Federer), ha repetido muchas veces la misma estratagema, casualmente solo cuando va perdiendo o se le tuerce el partido. Cuando gana no le duele nada; cuando pierde, o le perjudica el cambio de rumbo del partido, llama al físioterapeuta, se tumba en su toalla y pide masaje o vendaje. Rompe el ritmo del rival, enfría el partido y, en cuanto vuelve a ganar, de pronto, le desaparece el dolor.

Su actitud quejica en la gran final del US Open no pasó inadvertida para el público del mundo entero que la siguió con pasión. Tampoco para el New York Times y el Internacional Herald Tribune que dedicaron un espléndido editorial a la deportividad y el buen hacer de nuestro Rafael Nadal. Lo copio y lo pego a continuación:



September 13, 2011
Editorial
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The Spirit of the Game
Gracious losers, and winners, are, sadly, rare in professional sports. Rafael Nadal <http://topics.nytimes.com/top/reference/timestopics/people/n/rafael_nadal/index.html?inline=nyt-per> ’s performance Monday night, after losing this year’s United States Open <http://www.nytimes.com/2011/09/13/sports/tennis/dominant-victory-in-dominant-year-for-djokovic.html> , was the very essence of graciousness and a reminder of what good sportsmanship really means.

On court, Mr. Nadal plays a relentless, slashing game. Off court, he is nearly always polite and soft-spoken. He had to be deeply tired and frustrated after losing the championship to Novak Djokovic in four grueling sets — his sixth straight loss to his rival. But at the postmatch press conference, Mr. Nadal refused to make excuses or look to blame anyone but himself.

When reporters opened by asking about a medical timeout Mr. Djokovic had taken, Mr. Nadal said, “We are starting the press conference in a bad way, I think. It’s not the right moment to find excuses.” When he was asked whether Mr. Djokovic’s evident back pain gave Mr. Nadal hope during the match, he said, simply, “My hope is always about myself, not about the opponent.” As for any future Nadal-Djokovic matches, he said, “It’s going to be tough to change the situation, but the goal is easy to see.”

It was moving to watch a man who had played with so much heart also speak with so much heart. His praise for Mr. Djokovic, who is having one of the greatest seasons ever, was generous and accurate. But the thing of beauty — and the very ethic behind his game — was the self-recognition in Mr. Nadal’s words, the sense of his personal responsibility for what happens to him on the court. It can be summed up in one of his own phrases, uttered with a terse eloquence: “Accept the challenge, and work.”

Es un orgullo y un placer (aunque el mérito no sea nuestro) compartir y defender los mismos colores que Rafael Nadal, un grande de España. ¿A qué espera el Rey para darle el título que merece?

En cuanto termine al partido de baloncesto España-Francia, inlcuiré la traducción del editorial. Paciencia. Vamos ganado por muy poco, pero el final va a ser apasionante. Noah, el pivot de Francia, es hijo del gran tenista francés, y puede verse influido por la derrota de Francia frente a España enla semifinal de la Davis. De este modo, el gran Nadal también nos puede ayudar a conseguir el oro en baloncesto europeo sin meter ninguna canasta.

 

¡Vamos Rafa!

Gracias, Rafa, por el gran espectáculo y por la alegría de verte jugar en vivo y en directo en la Plaza de Toros de Córdoba. Desde hoy, busco entradas para la final España-Argentina. A ver si tengo suerte.

Vamos ganando en el descando por 13 puntos a Francia;¡Vamos, Pau, Marc, Navarro, Rudy, Calderón…!

Ahí va la traducción del editorial sobre Nadal realizada por Erik Martínez Westley desdeLos Angeles:

El corazón de la competición

(The spirit of the game)

Buenos perdedores –y ganadores- son, lamentablemente, difíciles de encontrar en el mundo del deporte profesional. El género que mostró Rafael Nadal este lunes, tras perder el título del US Open, fue la auténtica esencia de elegancia y un recordatorio a todos de lo que significa la buena deportividad.

En la pista, Nadal ejecuta un juego tenaz y brutal. Fuera de la pista, es casi siempre educado y gentil. Es de suponer que debía estar muy cansado y frustrado tras perder el campeonato a Novak Djokovic en cuatro sets extenuantes– su sexta derrota consecutiva a su rival. Pero en la conferencia de prensa tras el partido, Nadal se negó a dar excusas o buscar culpables.

Cuando los periodistas iniciaron la ronda de preguntas inquiriendo sobre el tiempo muerto médico que tomó Djokovic, Nadal respondió: “Creo que no estamos empezando la rueda de prensa de buena manera. No es el lugar para buscar excusas”. Cuando le preguntaron si la evidente molestia de espalda de Djokovic le dio esperanzas en el partido, simplemente contestó: “mi esperanza la centro en mi (en lo que yo puedo lograr), no en el adversario”. En cuanto a futuros encuentros Nadal-Djokovic, dijo, “va a ser difícil cambiar la situación, pero el objetivo es claro”.

Era conmovedor ver a un hombre que juega con tanto corazón también hablar con tanto corazón. Sus elogios para el señor Djokovic, que está teniendo una de las mejores temporadas de todos los tiempos, fueron generosos y acertados.  Pero lo que es bello –y que es la auténtica ética detrás de su juego –es el reconocimiento propio en las palabras de Nadal, el sentido de responsabilidad personal por lo que le pasa dentro y fuera de la pista. Se puede resumir en una de sus propias frases, pronunciada con elocuencia lacónica: “Aceptar el reto, y trabajar”.

 

Ahí queda eso. ¡Casi na!

¡Enhorabuena Rafa!

Y enhorabuena al equipo español de baloncesto. Doble victoria (tenis y baloncesto) sobre Francia en el mismo día.

 

 

 

 

 

 


 

 

Reflexiones sobre votar en California y en España

Acabo de recibir un mensaje de mi hijo mayor, Erik, que vive en California, con reflexiones que nos pueden hacer pensar sobre la salud y fortaleza de nuestra democracia. Ahora que tengo más tiempo libre, y me voy haciendo mayor, me interesa cada vez más escuchar lo que dicen los jóvenes.

El mensaje dice lo siguiente:

«Votar siempre es emocionante. Me ha sorprendido que la medida a favor de la legalización de la marihuana haya tenido tanto apoyo público y que no haya pasado por tan sólo un 8% del electorado (3.9 millones de votos en contra, 3.4 millones de votos a favor). Ante la posibilidad real de que fuese aprobada, jueces de otros estados y la Casa Blanca se han pronunciado en contra con moralina populista: “es un mal ejemplo para la juventud”. Pero claro, es fácil/cobarde decir eso desde lejos. Cualquiera torea desde la barrera.

Los cárteles de la droga mexicana ya operan en California y la marihuana lleva el mayor volumen de negocio de todas las drogas con mucha diferencia. Aquí, en Los Ángeles, las asociaciones de policía, jueces y abogados han apoyado la legalización (la criminalización de la marihuana atasca los juzgados, impide labores policiales más importantes y arma a las mafias.  Las asociaciones en defensa de los derechos civiles también están a favor de la legalización ya que la criminalización de la marihuana hunde a la población masculina de los barrios pobres con antecedentes penales innecesarios. Supongo que esto cambiará con el paso del tiempo, en los próximos cinco o diez años. Una vez que el electorado vote, como el matrimonio gay, es difícil que la ley federal se imponga.

Me alegro de que California se mantenga demócrata en el Congreso y en el Senado y que el Gobernador pase a ser demócrata, en contra de la tendencia nacional. La verdad es que no me sorprende. El tufo racista del Tea Party, con sus gritos populistas y nostálgicos de un pasado idealizado (¿no abogaba por lo mismo el fascismo: volver el país a su gloria pasada?) hace que las minorías de California hayan ido a las urnas espantadas. En este Estado hay más hispanos, afro-americanos, asiáticos y judíos, juntos, que blancos. Así va a ser EE.UU en unos años.

¡Qué pena que los movimientos ultranacionalistas y populistas del Tea Party hayan hecho eco en el resto del país! La manifestación de más de 150 mil personas a favor de la cordura, el sábado pasado, fue impresionante (buenísima sátira política) y me tenía ilusionado.
Pero el Tea Party ha ganado terreno. La nostalgia del pasado idealizado es el principio del fascismo. Cuando no hay expectativa de cambio, las exigencias se vuelven imposibles de cumplir. Gritan: “I want my America back” (que me devuelvan el país). Como decía un cómico, que se lo digan a los indios.  Aquí da la impresión de que los del Tea Party van por el camino de quemar libros (ultranacionalistas religiosos del interior). En la ciudad se les ve como racistas:  hombres blancos marginados resentidos porque latinos, asiáticos, judíos y negros de clase media de las ciudades vivan mejor que ellos.

Lo camuflan con retórica anti-socialista, argumentada hasta la saciedad en este país con los años de guerra fría, pero se les ve por dónde cojean: que haya un presidente negro les hace chirriar los dientes. Son racistas de los “fly-over states”, estados del interior que no han cosechado el progreso de las ciudades, viviendo de los subsidios agrarios (¡qué resentimiento!), aislacionistas, apoyados en el populismo de la palabra divina, en posesión de la verdad absoluta. Patrioteros de hojalata. (Me dio pena ver cómo en Dakota del Norte, fly-over state por definición, el orgullo local era tener cabezas de misiles nucleares apuntando a Rusia, sin caer en la cuenta de que debía haber misiles rusos apuntando a Dakota, el lugar menos poblado y más prescindible del país).

Por lo demás, en California, ha salido la enmienda de aprobar los presupuestos por mayoría simple (en vez de dos tercios) para ver si sacan a California de su crisis y eterno déficit. También se ha aprobado que los distritos electorales los elija una comisión de ciudadanos independientes (y no los políticos que hacen distritos salamandra para que las minorías no tengan mayoría y nunca salgan votados fuera del poder).

Mola esto de votar las propuestas en referéndum. Creo que la democracia aquí está más avanzada que España. Mira qué curioso: se vota la aprobación de los jueces del Constitucional de California, uno a uno, y los puestos públicos como Tesorero, Fiscal general, etc. El alcalde, gay, de San Francisco, será el fiscal general. Me imagino que se legalizará el derecho civil de que se casen los homosexuales sin discriminación en dos años, en el próximo referéndum.

Aunque los servicios sociales dejan mucho que desear, EE.UU tiene una democracia más avanzada que la española. No entiendo por qué en España votamos listas cerradas en vez de representantes. ¿Por qué no son nuestros representantes responsables de sus distritos y de sus actos? ¿Por qué tienen impunidad? ¿Por qué no aprobamos leyes por referéndums en vez de por políticos ilustrados (¿y déspotas?) en quién delegamos, a mi entender, demasiada responsabilidad? Aquí daban la opción de votar, si quisieses, senadores y congresistas de partidos diferentes, según su mérito personal.

Es posible que, sin estos políticos ilustrados de España, algunas medidas sociales, como el matrimonio gay, sean más difíciles de pasar. Pero aún así me planteo si no es mejor hacerles más responsables de sus cargos y de sus actos. ¿Por qué el Tribunal Constitucional  español es inmune a la voluntad electoral y libre del pueblo? ¿De qué van los acuerdos con el Vaticano? Separación de Estado e Iglesia, por favor. Que la paguen los feligreses, como aquí (aunque eso haga que florezcan ramas más virulentas y fanáticas), pero que no sea dinero público para colegios concertados y demás.
En EE.UU. hay un Congreso, una persona un voto, y un Senado, un Estado un voto. ¿En un sistema parlamentario no tiene demasiado peso el voto de las zonas despobladas de España? ¿No es injusto que, además de que paguen menos impuestos y les subsidemos, su voto cuente más? ¿Por qué vale tanto más el voto de una persona en Soria, o Vitoria, que en Madrid o Barcelona? También pasa esto en EE.UU., donde la redistribución de poder electoral en Estados menos poblados no sólo hace que el voto de la gente de las ciudades, que paga más impuestos, cuente menos, sino que se perpetúe la dependencia humillante y degradante, e inmoral, del subsidio agrario que consume más de un 65% del presupuesto de la Unión Europea. No me sorprende que se resientan con aquellos de quienes dependen. Pero no es saludable. (¡Acabemos con el subsidio, hagamos un puente con Marruecos y África!).

En EE.UU. el Congreso, una persona un voto, y, en cierta medida, la Presidencia y el Tribunal constitucional corrigen estos abusos. En un sistema parlamentario ¿quien pone el subsidio agrario en jaque? ¿No están los poderes demasiado concentrados en políticos demasiado inmunes? Lo de las listas cerradas es muy cutre. Blinda a la mediocridad ante la responsabilidad, mérito y consecuencia. También contra el populismo. Las listas deberían ser abiertas.

Me ha impresionado el sistema electoral en California, donde el pueblo elige a los cargos públicos uno a uno, sin listas, incluidos los jueces, y aprueba las leyes en referéndum. Creo que es el futuro. Por cierto, ha sido una pasada ver quiénes votaban en mi distrito electoral: afroamericanos, latinos, blancos, judíos, asiáticos… y un español. Mola.

Bueno, un abrazo,

Erik


Anti-Gore III: Falso consenso. Los científicos disienten

He visto lo que hoy publica la prensa española y mundial sobre la lucha contra el CO2 y contra «las fatales consecuencias del cambio climático» y me he echado a temblar.

Cientos de científicos no creen ni en las causas ni en las consecuencias del calentamiento global defendidas por el mal llamado «consenso científico». Hay otras causas (radiaciones solares, radiaciones cósmicas, explosiones galácticas… y muy distintas del CO2) y otras consecuencias, no sólo no alarmistas sino incluso beneficiosas para el ser humano. Las iré exponiendo en sucesivos posts, con sus enlaces, datos y gráficos correspondientes, así como el análisis de los mitos y articulos de fe que chocan con la razón científica.

A mi juicio, esto ya está pasando de castaño oscuro. Creo que los científicos disidentes afectados por este falso consenso deberían perder el miedo -bastante comprensible- a disentir públicamente y empezar a hablar con más claridad.

El consenso científico del que nos habla Al Gore sobre el papel relevante del hombre en el calentamiento global no existe. Es totalmente falso. Al Gore miente y él lo sabe.

¿Dónde están los límites de la cordura científica y de la manipulación política, mediática o pseudocientífica?

¿Hasta dónde vamos a llegar antes de decir, sin miedo a la hoguera, ¡basta ya! de engaños interesados y de moralinas perversas, que desvían la atención del ser humano de los problemas reales y verdaderamente urgentes como el SIDA, el hambre, la malaria, la desigualdad, la injusticia, la contaminación auténtica que daña la salud, la belleza del planeta, el despilfarro de recursos naturales, etc.?

Y no sólo me preocupa hoy lo que dice la prensa, y que presenta como «sabiduría convencional«, dando por resueltas cuestiones que están a años luz de nuestro conocimiento científico actual. Me empieza a preocupar mucho más que la llamada «corriente principal» (amparada en el dudoso burladero de un polémico informe de funcionarios la ONU) engañe a jóvenes de buena fe, con el pretexto falso de que los científicos están de acuerdo con esa presunta posición «oficial».

Entre esos jóvenes están mis propios hijos. Desde el debate que siguíó a la boda en Cabo de Gata de un colega, profesor de la Universidad de Almería, tengo a mi familia dividida con este cada día más turbio asunto del papel del hombre en el calentamiento de la Tierra. Los padres estamos en un lado, y los hijos, en el otro.

Hace un par de semanas, reaccioné impulsivamente a una carta de Coca Cola y a un discurso de George Bush. Ambos tomaban la dirección de Gore: «Juntos podemos luchar contra el cambio climático». Esa rara conjunción de intereses me hizo sospechar y escribí este post. ¿Estamos calentado la Tierra: no te lo creas ni borracho»

Recibí como regalo de un amable lector el DVD de Al Gore y, nada más verlo, escribí, el 3 de julio, este otro post: «Anti-Gore II: ¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos»».

El colmo de los colmos ha sido recibir ahora en mi blog (4-7-07) un comentario de mi hijo mayor Erik (licenciado en Económicas y en Literatura y guionista de TV en Hollywood) en el que muestra públicamente su posición pro-Gore y se identifica personalmente con su pagina web.

Mi hijo Erik me dice lo siguiente:

«Tampoco soy científico, pero sí he estudiado economía ambiental.

Aparentemente dudas de que el ser humano sea capaz de alterar su entorno de tal manera que afecte el clima. Niegas la evidencia. Por ejemplo: la deforestación reduce la lluvia y desertiza. Esto es A + B = C.

Digo yo, que cuando uno va al médico ha de fiarse de la preparación de un profesional y asumir un diagnóstico. Siempre se puede pedir una segunda opinión. Sería ridículo que una persona que no ha estudiado medicina intente contradecir a un doctor en diagnóstico y remedio.

Igualmente, si la comunidad científica está de acuerdo en sus conclusiones, ¿no resulta pretencioso descartar este criterio?

Me recuerda al amigo que iba al doctor a decirle lo que él creía tener.

lo dijo Erik Martínez Westley · 4 Julio 2007 | 12:08 AM»

Ante tamaña provocación filial, no tengo más remedio que cotestar a Erik y a los demás seguidores de Al Gore, con la ayuda inestimable -eso sí- de la ex periodista Ana Westley, la madre de Erik, que sabe mucho más que yo de todo esto.

El comentario Anti-Gore (II) ha merecido tantas críticas en este blog (además de la mi hijo) que me he sentido obligado a informarme un poco mejor acerca de lo que, con cierta osadía, dije, por intuición y casi de oídas, en el capitulo I (“¿Estamos calentando la Tierra? No te lo creas ni borracho?).

Para ello, he recurrido a dos fuentes maravillosas: mi mujer y Google (en este orden). Debo reconocer que tanto mi mujer como yo éramos creyentes convencidos -y mal informados- del papel fundamental del hombre en el cambio climático. Éramos pro-Gore, antes de ver su laureado DVD. Pero aún no somos conversos disidentes sino, más bien, escépticos caminando cautelosamente hacia la arriesgada disidencia.

Lo que más me intriga y subyuga, a la vez, es cómo hemos podido llegar hasta aquí, creyendo que hay consenso entre la comunidad científica acerca de la influencia del hombre en el calentamiento global del planeta. Como digo, yo mismo llegué a creerlo. Era fácil y cómodo seguir a la corriente principal y eso me creaba pocos o ningún problema.

Sin embargo, después de hurgar un poco en las heridas del debate mundial, compruebo que tal consenso científico no existe. Todo lo contrario. Es una pura mentira, eso sí, muy bien construida y con el viento de los grandes intereses corporativos a su favor.

Me he sentido engañado por personas que yo tenía por respetables, ente ellos, por el propio Al Gore, a quien conocí personalmente hace años y de quien solía decir que era “uno de los nuestros”, si es que esto significa algo hoy día.

Un miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias me ha declarado, naturalmente en privado, que Al Gore merecía el premio a la Comunicación o al Marketing pero, en ningún caso, el de la Cooperación Internacional que le habían concedido. ¿Por qué?

Mejor informado sobre los términos del debate, he vuelto a ver el DVD Una verdad incómoda/Una advertencia mundial”, que le ha merecido al ex vicepresidente Gore un Oscar, así como numerosos premios y aplausos de jóvenes comprometidos con su causa por todo el mundo. Ayer mismo, le oí hablar en la cadena SER, con Angels Barceló, sobre el cambio climático y el terrorismo, ambos relacionados por él con los intereses del petróleo. Me he quedado de piedra. Si, lo que se dice de piedra. Y me he dicho ¡Basta ya!

Esta semana hemos celebrado un buen Consejo de Administración de “20 minutos España S.A”, la empresa no va mal –gracias, por supuesto, a los lectores y al equipo humano de oro que tenemos- y el verano se acerca. Presumo que voy a tener algún tiempo libre para volver a estudiar en vacaciones. A mi me gusta estudiar; incluso investigar. Y este debate, por sus componentes mediáticos, me interesa. A muchos predicadores del “Apocalipsis climático” se les empieza a ver el plumero. Al Gore dice en su DVD:

“La ciencia ha hablado…”

Sólo le faltó decir:

“Palabra de Dios”

Más de un lector, como hace mi propio hijo, se preguntará, y no sin razón:

¿Quien eres tú para dudar de la palabra de Gore?

Antes no dudé del mensaje Gore y de la corriente principal porque no tuve acceso a los disidentes. Ni siquiera sabía que existían serios disidentes. Admití injustamente que serían lacayos o mamporreros de Bush o de la Exxon. Tal ha sido la eficacia del montaje mediático del mito del calentamiento global causado por el hombre que me lo tragué, como también hicieron otros muchos colegas de buena fe.

El mito/realidad del calentamiento global me está intrigando como algo más que una serpiente de verano. Por ello, invito y reto a los comentaristas y lectores habituales del blog a que aporten razones, creencias, fuentes, reflexiones, preguntas, incluso respuestas -si se atreven-, datos, fantasías, etc., sobre este debate apasionante para ver si, antes de los exámenes de septiembre, nos aclaramos entre todos acerca del mito o la realidad del papel, relevante o inexistente, del hombre en el calentamiento o enfriamiento global de la madre Tierra.

He observado un cierto acuerdo, bastante generalizado entre científicos de prestigio, en torno a dos fenómenos:

1.- Esta subiendo, aunque muy lentamente, la temperatura del planeta: Menos de 1 grado centígrado real en los últimos cien años

2.- Está subiendo, también, el CO2 (dióxido de carbono o anhídrido carbónico): entre un 20 y un 30 % en cien años. De esta cantidad, el 70% ocurrió antes de 1940, es decir, antes del boom industrial de la portguerra mundial.

La primera duda que surge –y para la que aún no he encontrado respuesta convincente- es si el calentamiento global aumenta el CO2 o es el aumento del CO2 lo que provoca el calentamiento de la Tierra. Volvemos al eterno dilema:

¿Qué va primero: el huevo o la gallina?

¿Qué pinta el hombre en todo esto?

El político Al Gore, en el papel de telepredicador, casi profeta del desastre planetario, dice en su documental que hace unos años encontró consenso sobre el calentamiento global en 928 artículos publicados en revistas científicas y ningún disidente y que, ahora, (636 frente a 50) sólo hay un pequeño grupo de científicos escépticos, en general ligados a intereses del petróleo.

Dice Al Gore:

“Ya sabemos todo lo que tenemos que saber… una cuestión moral…el tiempo del debate se acabó… ha llegado el momento de levantarnos…”

Ningún científico serio o aspirante a científico se atrevería a decir jamás semejantes barbaridades. Esto son cosas de políticos, predicadores o periodistas, pero no forman parte del lenguaje de la ciencia, siempre más precavido y menos tajante y con conclusiones somentidas a permanente verificación y/refutación. El proceso científico nunca puede estar cerrado.

¿Qué le ha pasado a nuestro Al Gore, desde que perdió o le robaron las elecciones a la Casa Blanca, para hacerse fundamentalista de una dudosa causa muy de moda pero en declive?

He buscado algunos artículos de ese “pequeño grupo” de valientes y arriesgados científicos disidentes (que ya son una legión de “herejes”, que no están vendidos a las petroleras, tal como les acusan los calumniadores habituales). Sus argumentos científicos me han parecido apabullantes. Intentaré desmenuzarlos, poco a poco, a partir de ahora, y sobretodo en vacaciones, con el mayor respeto por los creyentes pro-Gore que aún piensan como yo pensaba antes.

Mi primera conclusión es que no hay tal cosa como consenso entre los científicos. Ni siquiera entre los firmantes del Informe IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) de los funcionarios de la ONU hay consenso sobre el alarmismo climático, y mucho menos sobre el poder del hombre para cambiar el clima.

Algunos firmantes del documento de la ONU han pedido que retiren su firma (incluso mediante pleito) y otros científicos disidentes de la corriente principal están perdiendo empleos y fondos y ganando calumnias y difamaciones, como si fueran lacayos de George Bush o de las petroleras. John Christy y Richard Lindzen, firmantes del Informe de la ONU, son claros disidentes y sus nombres no ha sido aún borrados de la lista del «consenso».

La caza de brujas está en marcha y las técnicas de la Santa Inquisición ofrecen a la corriente principal del calentamiento global buenos manuales contra herejes y “traidores”.

Por tanto, quien diga hoy que hay consenso en la comunidad científica mundial, simplemente, miente.

¿Qué diría el profesor Roger Revelle, el maestro que inspiró a Al Gore en Harvard, si levantara la cabeza y oyera hoy las homilías alarmistas de su polémico y aprovechado discípulo? Roger Revelle nunca creyó en el alarmismo del cambio climático y siempre pidió mucha precaución contra acciones precipitadas.

Por lo que he leído hasta hoy, el doctor Revelle, renegaría de Al Gore como de un falso profeta. Revelle pensó que la subida del CO2 traería más beneficios que pérdidas y advirtió del peligro de tomar medidas precipitadas contra el C02, que perjudicarían sobretodo al Tercer Mundo.

En los años noventa, Al Gore acusó a su maestro Revelle de sufrir los efectos de la senilidad y a otros profesores de Harvard de haberlo engañado, por lo que ya tuvo un pleito por difamación. El asesor principal de Gore, como cabeza de turco, tuvo que pedir disculpas públicas por tal difamación.

Las emociones y las creencias fundamentalistas están sustituyendo, desgraciadamente, a la razón y frenando la investigación científica. Y, lo que es peor, los más fanáticos están pidiendo actitudes morales y acciones que pueden ser contraproducentes para el progreso y el bienestar del ser humano sobre la Tierra.

Algunas de esas acciones “morales” pueden ser malas, muy malas, desde luego, para sacar al Tercer Mundo del subdesarrollo y luchar contra el hambre y la pobreza. Son buenas, eso sí, para dar un equivocado baño de virtud a las clases medias, sobretodo a las medias altas, y a algunos intelectuales del Primer Mundo, poco respetuosos con las tradiciones científicas y que tienen muchas otras razones, ajenas al CO2, para sentirse culpables.

¡Qué lástima!

Voy a dar una primera entrega de los científicos, líderes en su campo, entrevistados por el Financial Post, de Canadá, que lo están pasando muy mal por decir lo que piensan en contra de la corriente principal.

Esquema de tabajo:

No hay consenso sobre las causas del calentamiento global:

.

1.- El aumento del CO2 puede ser bueno, malo o indiferente.

¿Es producido por el hombre o es un reflejo del clima de la Edad Media que nos llega con 800 años de retraso?

¿Que fiabilidad tienen las mediciones del CO2 en el pasado?

¿Está manipulado el gráfico de Gore que muestra la evolución de la temperatura como un palo de hockey, muy plano y que de pronto sube de forma alarmante?

2.- Hay otras muchas causas del calentamiento global (radiación solar, campo magnético del Sol, radiaciones cósmicas, ciclos climáticos moderados por variaciones orbitales, variaciones de ejes, tambaleos, explosiones de estrellas lejanas, etc.)

Tampoco hay consenso sobre las consecuencias del calentamiento global:

Para unos pueden ser apocalípticas y para otros, por el contrario, pueden ser muy beneficiosas para el ser humano.

Hay muchos mitos falsos:

1.- Los glaciales se derriten

2.- Los mares inundarán las zonas bajas de los continentes

3.- Aumentarán los huracanes

4.- Aparecerán graves enfermedades como la peste…

5.- Grandes hambrunas

6.- Se extinguirán muchas especies de plantas y animales

7.- Entraremos en una nueva Edad Glacial

Me quedo, para empezar, con estos siete jinetes del Apocalipsis y los iré analizando uno a uno, con datos y citas científicas, siempre que el trabajo, el tiempo y mis jefes lo permitan.

Coletilla para cada capítulo, mientras no se demuestre lo contrario:

El consenso científico sobre las causas humanas y las consecuencias terribles del calentamiento global no existe. Es falso.

(Continuará con numerosas pruebas científicas aportadas por los disidentes, y que abundan ya en Internet…)

No me quiero perder a Nadal