Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Obama:¡No nos falles… tan pronto!

La reverencia (doblando el espinazo casi 90 grados) del presidente Omaba ante el rey Abdulá de Arabia Saudita canta mucho.

La derecha norteamericana ha aprovechado la ocasión para acusar a Obama de mulsumán oculto, de falso cristiano (dicen que no ha ido a la Iglesia desde que vive en la Casa Blanca). Su acercamiento al mundo islámico es notable y muy loable. Sin embargo, me parece inaceptable la reverencia que ha hecho ante un rey medieval que mantiene a su país sometido a leyes coránicas anacrónicas y costumbres crueles inadmisibles para el mundo civilizado del siglo XXI. Es el primer fallo grave que observo en Obama desde que gobierna el Imperio.

La imagen ha circulado por numerosas televisiones de todo el mundo y se encuentra con facilidad en Google o en Youtube. Hoy está en la portada y en página completa de El Mundo. También está, naturalmente, en 20 minutos.es.

Sin embargo, hoy me ha costado trabajo encontrar esa imagen, o alguna noticia sobre ella, en el diario El País. Ha sido imposible. No hay ni rastro en sus páginas.

1.- ¿Será porque no se han enterado del asunto?

2.- ¿Acaso está protegiendo El País la buena imagen del presidente Obama?

En cualquiera de ambos casos, El País está haciendo gala de mal periodismo al privar a sus lectores (y yo soy uno de ellos, decepcionado) de una imagen muy relevante: el líder de Occidente mostrando vasallaje a uno de los peores líderes de Oriente.

La imagen me ha escandalizado. No acabo de comprender el porqué de esa vergonzosa reverencia hecha por un líder demócrata -el más poderoso del mundo- hacia el jefe de una dinastía tiránica y medieval.

John Stewart, presentador del Daily Show, un telediario cómico con más éxito de audiencia que los «serios», lanzó un grito de horror («¡¡¡NOOOO!!!») al ver la reverencia que Obama hacía en Londres al rey Abdulá de Arabia Saudita.

Ante las burlas merecidas de los conservadores, y de algunos medios demócratas, la Casa Blanca ha desmentido que se tratara de una reverencia. El portavoz del presidente norteamericano lo explica diciendo que Obama es mucho más alto que el rey Abdulá y que, al estrechar sus dos manos, no tuvo más remedio que inclinarse. La diferencia de estatura es notable, ya que el saudí no supera -según la imagen- al pequeño Sarkozy.

La pregunta que queda en el aire es si Barack Husein Obama hizo esta reverencia de forma premeditada, como un mensaje de respeto al mundo islámico, o fue una simple reacción espontánea, una torpe respuesta de novato en el protocolo internacional, impresionado por el oropel, los ropajes exóticos o el turbante del rey saudí.

Ya sabemos que los norteamericanos no son especialmente finos -¡si lo sabré yo!- en asuntos de protocolo en las relaciones internacionales y especialmente con la realeza. Su informalidad y naturalidad es conocida y/o envidiada en otras partes del mundo.

Ese mismo día de la recepción del G-20 en Londres -el pasado 1 de abril- la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, le echó el brazo al hombro de su graciosa majestad, la reina Isabel II de Inglaterra. La reina inglesa -que tiene más conchas que un galápago y menos altura (física) que el rey saudí- correspondió a la familiaridad de la señora Obama cogiéndola por la cintura. Fue una foto majestuosa de primera página.

¡Qué día para el señor Metternich! El cochero de la Europa tradicional solía decir -en plena revolución francesa- que había que morir por el protocolo.

El primer ministro inglés, Gordon Brown, también se llevó otro chasco cuando, al entrar en su domicilio del 10 de Downing Street, Barack Obama le tendió la mano al guardia que, firme e impasibe el ademán, vigilaba la residencia oficial del premier británico. Aturdido por el gesto tan inesperado, el policía estrecho la mano de Obama y dejó a Gordon Brown sin saber qué hacer, o sea, colgado de la brocha y sin escalera.

No es la primera vez que las maneras poco versallescas de los presidentes norteamericanos generan polémicas diplomáticas. El presidente Jimmy (que es como decir «Jaimito«) Carter nunca supo muy bien cómo acabar con las inclinaciones de cabeza en Japón. Trató de ser simpático con el emperador nipón y, sin conocer bien el complejísimo mundo de las reverencias del Imperio del Sol Naciente, se enredó con sucesivas inclinaciones de réplica y dúplica, interminables, hasta que le dijeron que ya era suficiente. Su Majestad Imperial– casi un dios viviente- no pudo evitar una sonrisa de perdón y complacencia ante aquel surense productor de cacahuetes.

Mucha más enjundia tuvo el debate que precedió al saludo oficial entre John F. Kennedy, el primer presidente católico de EE.UU., y el Papa al entrar en el Vaticano.

Si Kennedy hacía reverencia y/o besaba la mano al Pontífice podría ser interpretado como un gesto de vasallaje y sumisión ante su jefe religioso. Este gesto podría influir en la política interna de los Estados Unidos . ¿La dictaría el Papa en lo que se refiere al aborto, el sexo, a la educación religiosa en las escuelas, etc.?

El presidente Kennedy se sabía observado por todo su país y mantuvo el tipo. Ni reverencias ni besos en el anillo papal. Sólo estrechó la mano del Papa: de jefe Estado a jefe de Estado.

Por favor, que alguien le muestre a Obama esa imagen de Kennedy, en pie, estirado y firme, ante el Papa. Y que, antes de saludar Obama a reyes medievales, le cuenten lo que hacen en Arabia Saudita, por ejemplo, con las mujeres o con las niñas de la edad de las suyas. Y, de paso, que manden copia al diario El País. A ver si se enteran.

El Papa también se equivoca…de siglo
¿Actúa «solapadamente» la nueva extrema derecha?

La verdad es que algunos domingos necesitamos no sólo un libro de instrucciones, para seguir los diarios y suplementos -como nos dice hoy Forges en El País-, sino una carretilla para llevar a casa toda la chamarilería que nos venden. Yo suelo comprar los dos primeros ejemplares, por el precio de uno, y ahí se acaba mi colección.

La explotación del canal de distribución de dvd´s, enciclopedias, patinetes, cubertería, etc, a través del casi-monopolio del quiosco, es una creciente línea de negocio que puede compensar a los viejos diarios de pago por la caída en su tasa de reposición de lectores. Los lectores mayores se van (por razones biológicas obvias) y los lectores jóvenes no se acercan a los de pago.

Los tiempos cambian y la innovaciones (internet, TV-IP, prensa gratuita, móviles, etc.) son imparables. Además, los jóvenes de hoy, en general algo más cultos que los de antes, prefieren una prensa menos ideologizada, que separe mejor los hechos de las opiniones, o simplemente menos aburrida.

¿Quién ha dicho que un periódico serio tiene que ser aburrido?

Quizás deberían vendernos también unos calmantes o unos sobrecitos de tila acompañando a según qué diarios. O tapones para la nariz, porque hay que ver cómo está el patio.

A veces, tengo la extraña sensación de que el nivel de virulencia de los ataques troleros, que recibimos en éste y en otros blogs de 20 minutos, es directamente proporcional al acierto en los comentarios. Cuando, rara vez, damos en clavo, saltan todos los troles a la vez.

Don Quijote era más fino cuando advertía:

«Ladran, Sancho, luego cabalgamos».

También me entran dudas sobre si es bueno que salga la pus de las viejas heridas históricas, infectadas y transmitidas de generación en generación, para que puedan curarse… o si, acaso, es mejor dejarlas enquistadas en las entrañas por los siglos de los siglos. No se. Hay un tiento que dice:

«Tiempo dale tiempo al tiempo que el tiempo lo cura to…»

Y luego hemos visto como se mataban vivos los vecinos de piso en Sarajevo por lo que dicen que pasó allí hace más de mil años.

Hablando de mil años, nuestros principales diarios de pago coinciden hoy en dos temas de portada. Uno es el Papa que, aunque dogmáticamente es infalible para los suyos en cuestiones de «fe», suele equivocarse a menudo en cuestiones de «razón». Tengo la impresión de que el Papa se ha equivocado de siglo y de cruzada.

Antes de volver a hablar de fe, razón y violencia, le recomiendo al Papa que lea una crónica-ficción sorprendente de Amin Malouf:

«Las cruzadas vistas por los árabes»

Y -¡cómo no!- que lea también a nuestro Manuel Saco. La lectura de su comentario de ayer («Perro no muerde a perro») podría serle más provechosa, para él y para la paz mundial, que la del BOE o el Observatore Romano.

El Mundo titula lo del Papa con en verbo «lamentar«:

El Papa lamenta «haber ofendido» a los musulmanes mientras siguen las protestas

El País va un poco más allá («pide perdón«)en su interpretación:

El Papa pide perdón por su discurso sobre el Islam

Acabo de oír al Papa en la tele y ha ido más lejos aún que nuestros dos diarios. Ha dicho públicamente que está «profundamente afligido»… . «Siento profundamente», ha dicho textualmente. No es para menos. Y las protestas de sus competidores musulmanes siguen con incendios de iglesias y el asesinato de una monja en Somalia.

El segundo acontecimiento con el que ambos diarios coinciden en portada está relacionado con la conferencia política del PSOE y, especialmente, con la visita de la candidata socialista a la presidencia de la República francesa.

EL País apuesta por una gran foto de Ségolène Royal y por una frase suya muy contundente, como gran titular, procedente de una excelente entrevista que le hace Soledad Gallego:

«Para muchos hombres es incompatible ser mujer y mandar»

El Mundo va más en su línea de captar lectores conservadores y titula la foto de tres mujeres, muy activas en la política, de manera un poco ambigua, cursi y, si me apuran, un pelín machista:

Ségolène, el «glamour» del feminismo elegante

El gran titular de primera de El Mundo, sobre esa foto, va dedicado a la presunta «autocrítica» que atribuye al PSOE:

El PSOE hace «autocrítica» y propone endurecer la política de inmigración

El País manda con un Gobierno antinuclear que «decide«:

El Gobierno decide cerrar la central nuclear de Garoña

También titula El País, a una columna, con las próximas conversaciones del Gobierno con ETA («antes de un mes»).

En cambio, no he encontrado en toda la primera de El Mundo ninguna alusión a ETA ni al 11-M y menos aún -¡qué raro!- a la banda y a la matanza de Atocha juntas y revueltas, como viene siendo habitual desde que el PP, por su mala cabeza, perdió legítimamente el Poder.

Desde el patinazo de El Mundo con el ex minero Trashorras, acusado de entregar los explosivos a los terroristas islamistas del 11-M, Pedro Jota anda buscando otro norte y otros feligreses, girando un poco más a mano derecha y a cualquier precio.

Sobre ETA y el 11-M hay un breve artículo de Ernesto Ekaizer en El País que reproduzco a continuación:

Indigestión de conspiradores

ERNESTO EKAIZER

EL PAÍS – España – 17-09-2006

Tras dos años de fiesta conspirativa, el diario El Mundo y el PP tuvieron un miércoles negro el pasado 13 de septiembre, al conocerse cómo su principal testigo de cargo, el ex minero asturiano José Emilio Suárez Trashorras, se las gasta a sus espaldas. Acusado por el juez de aportar los explosivos utilizados por la banda islamista en el 11-M, Suárez Trashorras se enfrenta a una pena de 3.000 años de cárcel. Y cuando se aproxima un momento procesal importante (el desenlace de su recurso contra el auto de procesamiento esta misma semana, base del juicio oral, el próximo año), el acusado daba una larga entrevista al citado periódico, a partir del 4 de septiembre.

La entrevista, según la información aportada por éste diario el miércoles 13, comenzó a gestarse en febrero de 2005. En esas fechas, un delincuente que será juzgado en breve por tráfico de drogas en Asturias (José Ignacio Fernández Díaz, Nayo) acusaba en las páginas del mismo diario a su ex secuaz Suárez Trashorras de vender explosivos a ETA. Suárez Trashorras, en una conversación con sus padres en la prisión de Alcalá-Meco, rumiaba: «Mientras el periódico El Mundo pague, si yo estoy fuera, les cuento la Guerra Civil española. Desde que nací. Desde la Guerra Civil hasta ahora. Si te vienen con un chequecito cada… ¿Por qué piensas que lo hizo Nayo?»

Éste es el testigo de cargo del periódico citado y del primer partido de la oposición. No debía de ser una sorpresa. Suárez Trashorras había declarado ante el juez cuatro veces, y no había vacilado, siguiendo los consejos de su letrado, en cambiar su testimonio. Su disposición en la conversación con sus padres a contar lo que fuese, si le venían «con un chequecito», según la grabación, era normal. Por dos razones: según decía él mismo, por dinero y, también, para mejorar su situación penal. Si un abogado necesita crear dudas razonables ante el desenlace del recurso contra su procesamiento y, más a largo plazo, cuando su cliente se siente en el banquillo, ¿por qué no utilizar los servicios de un diario?

La información publicada por EL PAÍS, pues, permitía completar el verdadero perfil del hombre que, presuntamente, hizo llegar el explosivo del 11-M. Aquel lado oscuro y sórdido que la presentación comprensiva y magnánima del personaje por El Mundo y el PP trataba de mitigar.

Si, entre marzo de 2005 y septiembre de 2006, el citado diario pagó o no eso es un secreto entre las dos partes contratantes, un secreto que éste periódico no presume de conocer. En cambio, el secreto que sí reveló fue de gran importancia: la falta absoluta de escrúpulos del entrevistado.

La transacción de las dos partes se rigió por la estricta lógica comercial. El Mundo necesitaba más madera (como Buster Keaton en El maquinista de La General) y Suárez Trashorras confesaba unas apetencias de dinero y tenía necesidad de distorsionar la realidad ante la justicia. Las revelaciones de este periódico provocaron la indigestión del «autor intelectual» de la teoría conspirativa, el diario El Mundo. En cuanto a su director, Pedro J. Ramírez, si es capaz de desfigurar en sus páginas un programa donde tuvo sobrado tiempo para explicarse, ¿qué no será capaz de manipular y distorsionar para hacer buena la intoxicación de José María Aznar, Ángel Acebes, Eduardo Zaplana y Mariano Rajoy (que expresaba en El Mundo el 13 de marzo de 2004, jornada de reflexión mediante, la «convicción de que ETA» era responsable de la masacre)? Eso sí: ¡el director del diario que publica la novela de la conspiración por entregas «nunca ha dicho que ETA interviniese en el 11-M ni que el PSOE participase» en la citada conspiración! Faltaba más.» FIN.

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Atentos mañana a los titulares sobre el discurso que acaba de dar Zapatero en la Conferencia Política del PSOE. Ha celebrado y ha tendido la mano a la derecha democrática pero ha alertado sobre la «nueva extrema derecha» que trata de deslegitimar las instituciones y el resultado electoral así como revisar la Historia para («solapadamente«, ha dicho») hacer una revisión de la Dictadura.

¿»Solapadamente»? Un poco ingenuo me parece a veces este Zapatero. O será que es muy joven.

Se ve que el presidente del Gobierno no lee este blog. Yo diría que, a la vista de los titulares que comentamos aquí, la nueva extrema derecha españolista está deslegitimando las instituciones democráticas, y no «solapadamente», como dice Zapatero, sino descaradamente y sin disimulo.

¡Ay, Sarajevo! No aprendemos…

El Mundo «acusa»; El País «niega». ¿Quién lleva el marketing del PP?
Y ahora, el Papa

Perdón por las 24 horas que llevo de retraso en pegar aquí las portadas de los dos principales diarios de pago que suelo comparar cuando tengo tiempo libre.

(Les llamo «principales» no por su contenido, o su influencia internacional en las cancillerías, sino simplemente por su número de lectores, o sea por el gusto libérrimo de los lectores, según los mide el EGM, Estudio General de Medios).

Por cierto, algún comentarista mal informado me afeó anteayer que presumiera aquí mismo de que «20 minutos» era el diario nº 1 de España por su número de lectores. Lo repito: según nos mide el EGM (a todos por igual, ya sean de pago o gratuitos, con la misma metodología buena o mala), el diario que tiene más lectores de España es el «20 minutos».

Luego viene el «Marca» y detrás, El País. Este es el podium de la prensa española. En quinto lugar, está El Mundo. Sorry, Pedro Jota. (Fin del corte publicitario o de autobombo).

La verdad es que, por un lado, no pude conectarme hasta ahora y, por otro lado, una irresistible fuerza interior me inducía a olvidarme de las portadas de los diarios españoles. Y con razón.

El espectáculo periodístico/político de los últimos días no podía ser más deprimente. Así es que me tomé el día libre de Internet -un respiro- y lo dediqué a corregir exámenes de Economía y a comer gambas rojas y gallineta a la plancha en el chiringuito de la playa de El Alquián (Almería), reservado para los gourmets locales más exigentes.

Desde luego, a la vista de estas portadas de ayer, creo que hice requetebien. El Mundo y su PP (quiero decir, la rama amarillista de ambos, y que me perdonen mis amigos moderados de El Mundo y del PP) siguen erre que erre con los cuentos de Pinocho -sin ninguna prueba solvente que llevar ante el juez- sobre la eventual participación de ETA en la masacre del 11-M.

Esa película ya nos la intentó colar José María Aznar para ganar las elecciones del 14-M de 2004… y, afortunadamente, no coló. Aquel «engaño masivo» se le volvió en contra como un boomerang.

¿Quién asesora al PP en asuntos de marketing para que, al cabo de más de dos años, sigan removiendo las mismas mentiras pueriles que les causaron la derrota?

¿No hay nadie sensato por ahí que les diga que no perdieron el poder por el atentado terrorista sino por la miserable y desesperada utilización del mismo para engañar a los españoles en vísperas electorales?

¡Por favor: que algún experto en marketing asesore

al PP aunque sea cobrando!

Sin atender a lo que dicen todos los sicólogos más prestigiosos del mundo, el pobre Díaz de Mera, ex director general de la Policía cuando ocurrió la matanza de Atocha, se ha metido en otro jardín.

Miren lo que ha declarado, sin aportar ninguna prueba, sobre sus creencias:

«Yo dije en la comisión que esto lo había hecho la «Yihad». Ahora creo que lo pudo hacer por encargo».

Y lo peor es que Mariano Rajoy -¿dónde está mi Mariano que me lo han cambiado?- le sigue la corriente.

Sólo puedo replicarles como el escribiente de «Ardor guerrero» de Muñoz Molina:

«¡Te cagas!»

Y estas son las portadas de hoy, sábado:

Ambos diarios coinciden en el «botellón» pero difieren a la hora de incluir en su portada la Conferencia Política del PSOE, que «enfurece» a El Mundo o la «arremetida» del Papa -¡qué oportuno!- contra la violencia del Islam para difundir su fe.

En realidad, el verbo «enfurecer» es el que adjudica El País al Papa :

El Papa enfurece al mundo islámico por enfrentar la «razón» de Dios a la «violencia» del Islam

Estas son palabras textuales de la polémica homilía papal, refiriéndose a un emperador bizantino:

«(…) explica así las razones por las que la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional».

A El País se le ve un poco el plumero al enfrentar la «razón» de Dios a la «violencia» del Islam.

Y lo digo, sobretodo, -siguiendo las enseñanzas del genial y nunca bien celebrado Manuel Saco– porque «razón» y «Dios» no pueden o no deben ir juntas sino separadas por una conjunción copulativa (naturalmente, en el buen sentido de esta palabra). No se puede decir «razón de Dios» sino «Razón» y «Dios», ambas con muyúsculas o con minúsculas, lo mismo da, pero separadas por la conjunción copulativa que pone a cada uno en su sitio. Otra vez: razón y fe. ¿Qué dirían Voltaire o, incluso, Erasmo, si levantaran la cabeza?

Al unir esas dos palabras (que se llevan, con todos los respetos, como el agua y el aceite) creamos un oxímoro, una contradicción «in términis», algo tan imposible como «alférez provisional» (que duraron toda una vida), «música militar» (¡qué música!), «médico militar» (o cura o mata)o «tolerancia religiosa» (vaya usted a saber cómo se come eso).

En cambio, el verbo «arremeter» se lo atribuye Pedro Jota al PSOE contra un sujeto doble, muy de su gusto: el PP y El Mundo unidos, ahora sí, por una copulativa.

Y, ni corto ni perezoso, lo autopone en su titular de primera a tres columnas:

Lo dicho.

Suicidios de vírgenes: otro terrorismo islámico

Ayer lo leímos en casa en el Herald Tribune y nos puso los pelos de punta. Hoy lo veo reproducido en El País en castellano y no puedo resistir la tentación de copiarlo y pegarlo para compartir la misma rabia con los lectores menos fanáticos de este blog.

Desde luego, aunque sólo sea por salvar a tantas chicas jóvenes del fanatismo/terrorismo religioso de sus padres, es mejor tener a Turquía dentro de la Unión Europea que fuera de ella.

Lean, si pueden.

REPORTAJE

De los asesinatos por ‘honor’ a los suicidios forzados

Algunas familias turcas inducen a sus hijas a quitarse la vida para ‘lavar’ la ‘deshonra’ de enamorarse o ir al cine

DAN BILEFSKY (IHT)

EL PAÍS – Sociedad – 14-07-2006

Algunas chicas son encerradas en una sala con una soga, una pistola o raticida

A la joven Derya, de 17 años, le dio la orden de quitarse la vida su tío, con un mensaje a su teléfono móvil: «Has manchado nuestro nombre. Mátate y limpia nuestra vergüenza o te mataremos primero». Derya explica que su delito había sido enamorarse de un chico que conoció en la escuela. Y ella sabía qué riesgos comporta eso: su abuelo mató a su tía por verse con un chico.

Pero después de haber estado enclaustrada y con la cabeza cubierta la mayor parte de su vida, se sintió libre por primera vez y quiso expresar su independencia, dice.

Cuando las noticias de su idilio se extendieron por la familia, su madre le advirtió de que su padre la mataría, pero la chica se negó a escucharla, según su relato. Entonces llegaron los mensajes amenazadores enviados por sus hermanos y tíos, a veces hasta 15 diarios.

Derya consideró que equivalían a una sentencia de muerte. Avergonzada y temiendo por su vida, acató los deseos de su familia, relata. Primero se arrojó al río Tigris, pero sobrevivió. Luego se colgó, pero un tío la salvó. A continuación se cortó las venas de las muñecas con un cuchillo de cocina.

«Mi familia atacó mi personalidad y sentí que había cometido el mayor pecado del mundo», explica en una casa de acogida donde ha cambiado el velo por los vaqueros. «Sentí que no tenía derecho a deshonrar a mi familia y que no merecía seguir viva.

Así que decidí respetar su deseo de que yo muriera». La joven rechaza dar su apellido, por miedo a que su familia aún la persiga.

A casos como este se les llama «suicidios de vírgenes». Cada pocas semanas, una mujer joven intenta quitarse la vida en el sureste de Anatolia, una región kurda, rural, pobre y con gran influencia del Islam conservador.

Algunas han sido lapidadas hasta la muerte, quemadas vivas, estranguladas o tiroteadas. Y eso por cosas como haber mirado a un chico, llevar falda corta, querer ir al cine, ser violada (por un pariente o un extraño) o tener relaciones sexuales fuera del matrimonio.

Para lograr el ingreso en la Unión Europea, Turquía ha agravado los castigos a los asesinatos de honor. Se castigan con cadena perpetua (antes el castigo era leve, sobre todo si el autor era menor de edad). Pero las muertes no han cesado: ahora se producen de otra forma.

Los padres, para evitar que sus hijos sean duramente castigados por asesinar a sus hermanas, presionan a sus hijas para que se suiciden.

Las asociaciones de mujeres aseguran que las pruebas apuntan a que un creciente número de chicas deshonradas son encerradas en una habitación durante días con raticida, una pistola o una soga, y que sus familias les dicen que la única solución para salvar el honor es la muerte.

Ha habido tantos suicidios en la región que Naciones Unidas mandó una delegación el mes pasado para investigar. La responsable, Yakin Ertuk, concluyó que algunos suicidios eran auténticos pero que otros parecían ser «crímenes de honor disfrazados de suicidios o accidentes».

Grupos de defensa de los derechos humanos señalan que la moda reciente de los suicidios forzados es una indeseada y siniestra consecuencia de la presión de la Unión Europea sobre Turquía para que endureciera el castigo en los asesinatos por honor. La UE ha advertido a Turquía de que vigila sus progresos en materia de derechos de la mujer y de que su fracaso podría impedir su ingreso.

Hasta hace poco tiempo, los familiares de una chica deshonrada elegían normalmente a un hermano menor de edad para que la ejecutara. Por su juventud, el chico recibía una corta condena de prisión.

Las sentencias se hacían más leves también con el argumento de que un familiar le había instigado a cometer el asesinato. Pero en los dos últimos años, Turquía ha reformado el Código Penal y ha establecido condenas a muerte para los crímenes de honor, aunque estos sean cometidos por un menor.

Esto ha hecho que las familias tomen otras medidas, como obligar a las chicas a suicidarse, o asesinarlas y disfrazar la muerpor suicidio o accidente.

Derya cree que el problema de fondo es la falta de igualdad entre los sexos. «En mi pueblo y en la tribu de mi padre», relata, «los chicos están en el cielo y las chicas somos tratadas como si estuviéramos bajo tierra».