Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Alcalde musulmán en Almería? Envidio a Rotterdam

El día en que Almería vuelva a tener un alcalde musulmán -lo que no ocurre desde el siglo XV- daré gritos de alegría. Habremos dado un paso de gigante hacia la civilización y la concordia. Es lo que han hecho los holandeses de Rotterdam , a quienes envidio. Y -que conste- yo no soy musulmán ni judío ni cristiano. Soy agnóstico respetuoso.

Pero Almería es el caso más relevante de Europa en lo que se refiere a revolución demográfica y movimentos migratorios. Hace 30-40 años, mi tierra era la mayor fábrica de emigrantes de España (hacia Cataluña, Europa y Améríca).

Hoy -pese a la crisis- es la provincia que más inmigrantes atrae del norte de Africa de toda España (y quizás de Europa). En dos generaciones, la tortilla se ha dado la vuelta. Y la convivencia entre razas y culturas, que parecía imposible tras los tristes sucesos racistas de El Ejido en el año 2000, parece ser todo un éxito.

Copio y pego la información de El País de hoy, que tanta sana envidia me ha producido:

Respeto a las personas, no a las ideas (por muy santas que parezcan)

Mucho ojo con la censura, aunque venga de la ONU. La libertad de expresión permite combatir y defender cualquier idea, creencia o religión, por muy santa o diabólica que nos parezca.

Siempre he pensado que las personas merecen todo el respeto pero no así sus ideas, religiones, supersticiones, teorías o creencias.

Por eso, me ha llamado positivamente la atención el artículo que Soledad Gallego-Díaz publicó ayer en El País. Es clarividente y edificante. Lo corto, lo pego y les recomiendo su lectura.

Difamar las religiones

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ

en El País. 19/04/2009

El relator de Naciones Unidas para seguimiento de la conferencia de Durban sobre racismo, xenofobia y formas conexas de intolerancia, el senegalés Doudou Diène, ha preparado un informe, que se empezará a discutir mañana, día 20, en Ginebra, en el que llama la atención sobre el fenómeno de «difamación de las religiones» y se alarma ante la expansión de una cultura contraria a la religión, que considera una de las principales fuentes de discriminación contra los creyentes y practicantes.

Naciones Unidas puede caer en algo tan indefendible como que las autoridades públicas fomenten las religiones

«La lucha contra la discriminación religiosa requiere un enfoque categórico centrado en la prevención de la difamación de las religiones», afirma. Se comprende que Naciones Unidas quiera acabar con el trato desigual entre creyentes y no creyentes, que exija igualdad de derechos y de obligaciones legales para unos y otros, que pida respeto a la libertad de expresión, de creencias y de culto religioso, pero no que considere su obligación proteger a las religiones de cualquier pérdida de estimación pública. ¿Por qué?

Difamar significa desacreditar a una persona, de palabra o por escrito, publicando algo contra su buena fama. En principio, debería ser aplicable sólo a personas y no a teorías políticas, religiones u otro tipo de creencias, porque ¿qué razón puede haber para que se considere incorrecto o peligroso el intento de desprestigiar ideas o creencias? ¿No se puede desacreditar la superstición, no se debe pelear por la pérdida de estimación pública de determinadas creencias, de toda índole, política, religiosa o económica? La historia contiene magníficos, y muy saludables, ejemplos de ese tipo de luchas y de los innegables beneficios que reportaron al conjunto de la humanidad.

Es un error creer que la libertad de expresión alcanza a la defensa de cualquier creencia y no al derecho a combatirla

Lo importante, lo que debería exigir Naciones Unidas, siempre y en toda circunstancia, es el respeto a la libertad de expresión individual, el derecho a la expresión de las personas que se consideran religiosas, practicantes o creyentes de cualquier religión, de manera que estén en condiciones de defender sus ideas en el mismo plano legal que quienes defienden cualesquiera otras (siempre dentro del respeto a la Declaración Universal de Derechos Humanos, por supuesto). Pero la libertad de expresión, como la libertad de creencias, debería amparar también la «difamación de las religiones», caso de que exista semejante concepto.

El documento de Diène contiene una denuncia expresa del fenómeno creciente de la islamofobia, es decir, de la discriminación, prejuicios y trato desigual de que son víctimas, en Occidente, los musulmanes, tanto a título individual como colectivo. La llamada de atención de Diène está plenamente justificada, porque es evidente que, a raíz del 11-S, se somete a los musulmanes a una sospecha generalizada y que se tiende a percibirlos, en bloque y de manera irracional, como enemigos de los valores de la democracia y los derechos humanos.

Pero una cosa es defender el escrupuloso respeto de los derechos individuales de los musulmanes, su derecho a tener mezquitas y a profesar su fe, y otra, impedir que se critiquen sus creencias o, incluso, que se las pueda someter a burla. Los musulmanes tienen todo el derecho del mundo a criticar al catolicismo o al judaísmo, y desde luego, al islamismo, si les da la gana, al igual que los católicos tienen derecho a desacreditar al Vaticano o a Mahoma. Y los humoristas, de cualquier procedencia o creencia, deberían tener derecho a reírse y a ridiculizar las creencias de unos y otros y combatirlas con la sátira y la burla.

Desde ese punto de vista, es francamente peligroso que el relator de Naciones Unidas defienda que el descrédito de las religiones «ofrece la justificación intelectual y la legitimación que sirve de sustento a toda forma de discriminación», porque es más bien él mismo quien está ofreciendo apoyo y sustento a viejas formas de censura. «La renuencia a aceptar la legitimidad de una ética religiosa en las decisiones y debates fundamentales de una sociedad democrática es una muestra de secularismo dogmático que conlleva no sólo el surgimiento de una cultura antirreligiosa, sino también la intolerancia hacia cualquier práctica, expresión o signo religioso», mantiene Diène. Da la impresión de que el experto de Naciones Unidas considera que existe una única ética religiosa, cuando en realidad existen muchas religiones diferentes, con preceptos éticos distintos (y en algunos casos, intolerables). En su afán por denunciar el peligro de un enfrentamiento entre religiones (que siempre han sido sanguinarios e inmisericordes), Naciones Unidas puede estar cayendo en algo igualmente indefendible: proponer que las autoridades públicas participen en la promoción o fomento de las religiones. Una piedra más en el camino de vuelta. –

FIN

Amén.

Se puede decir más alto, pero no más claro.

Te felicito, Sol.

¿Qué me pasa, doctor? ¡Coincido con Aznar!

No se qué pensar. Esta mañana he recibido algunos correos y SMS de amigos que, más o menos, venían a reirse de mi por mis viejos comentarios en este blog acerca de la escasa influencia del hombre en el cambio climático. El 15 de junio, sin ir más lejos, me sorprendía yo del frío que estábamos pasando y los calentadores globales hacían oídos sordos a la realidad. Al leer la noticia sobre Aznar y el cambio climático, que copio y pego de El País de hoy, me han escrito lo siguiente:

«Ja, Ja, Ja, piensas como Aznar sobre el cambio climático»

Ante tamaña provocación -y pese a que tengo un poco abandonado este blog por culpa de la crisis, o sea, por la caída de ingresos y la consiguiente reducción de gastos- me he lanzado a leer El País en español y en inglés.

Estoy sorprendido. Nunca pensé que llegaría a coincidir con José María Aznar en nada que tuviera relación con el sentido común. Sin embargo, celebro que el peor presidente de la historia de España (sobretodo, en mi opinion, porque me despidieron de TVE bajo su mandato) haya decidido publicar y presentar el libro del presidente checo, Vaclav Klaus, sobre el cambio climático.

En este asunto, Aznar se pone al lado del primo de Rajoy y discrepa de su viejo amigo y compañero de invasiones, George W. Bush, que hace tiempo se pasó -no sabemos por qué- al campo de los profetas del calentamiento global provocado por el hombre.

Estoy tan confundido que, en este asunto, ya no se ni siquiera quienes somos los nuestros.

Saludo y doy la bienvenida a José María Aznar al bando de los escépticos sobre el papel del ser humano a la hora de influir en el clima del planeta.

Ya he criticado bastante en este blog al profeta Al Gore

Voy a releer lo que escribí aquí mismo el verano y otoño pasados:

1.- Anti-Gore V: Rajoy se rajó

2.- Anti-Gore IV: Rajoy y su primo van al infierno

3.- Anti-Gore III: Falso consenso. Los científicos disienten.

4.- Anti-Gore II: ¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos

5.- Anti-Gore- I: ¿Estamos calentando la Tierra? No te lo creas ni borracho

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Algunos de estos capítulos, creo recordar, los escribí mucho antes de que hablara el catedrático de Física primo de Rajoy.

Por lo que he leído hoy en El País, creo que Aznar tiene razón pero «por las razones equivocadas» (“for the wrong reassons») Pienso que Aznar sólo ha podido llegar a estas conclusiones desde que aprendió inglés. Y diré más: aunque suene a risa, cuando la izquierda española sepa algo más de inglés, y lea lo que se publica en esa lengua, estoy seguro de que cambiará de opinión sobre el papel del hombre en el calentamiento global. Reconozco, por tanto, que estamos pésimamente informados en español sobre lo que se está debatiendo en el mundo científico acerca de este polémico (y casi religioso) asunto.

¿El mundo se enfira? ¿donde está mi anorak de plumas?

En inglés, desde el primer momento del debate sobre el calentamiento global (ahora, con el frío que viene, le llaman finamente «cambio climatico«) ha habido numerosos disidentes, aunque bastante silenciados por la prensa. Unos están dentro del campo de la industria petrolera/energético/minera, defendiendo los intereses de sus empresas, y otros cientificos simplemente no están convencidos con los datos disponibles.

Los científicos independientes escépticos fueron rápidamente difamados, como pertenecientes a la banda de negadores. Incluso les llamaron «negacionistas» recordando a los que niegan el Holocausto de de Hitler contra los judíos. También les apuntaron, sin pudor, al bando de los lobbies de la industria energética o de los “think tanks” relacionados con el partido republicano de Bush. Fueron equiparados, como digo, a los que niegan las matanzas de los nazis. Disentir significaba el beso de la muerte, a la hora de conseguir fondos para investigar el tema en las universidades y fundaciones.

Pero, a pesar de la postura “políticamente correcta”, unos científicos díscolos siguieron levantando dudas y algunos pidieron que se quitaron sus nombres del IPCC de la ONU (sin éxito). Hubo caza de brujas y puestos de trabajo perdidos.

Una búsqueda de libros en Google o en Amazon en inglés bajo las palabras “Global Warming” o “Climate Change” nos da una larga lista de libros a favor y en contra de la teória PC (políticamente correcta) de científicos y de columnistas (periodistas).

Klaus fue entrevistado en el Financial Times hace 2 años y causó un gran debate en los foros abiertos del periódico. Numerosos fenómenos o descubrimientos fueron “under reported”, es decir, infravalorados u ocultados por la prensa de información general, ecologísta o progresista. Sin embargo, en la prensa de derechas o económica ha habido más debate y más información: Wall Street Journal, Financial Times, Economist, etc.)

Con la llegada del frío parece que se ha abierto la veda de atreverse a levantar dudas razonables sobre el evangelio del calentamiento global. Sobretodo, tras un año record de enfriamiento global de -0.6ºC, reconocido por la NASA, aunque escasamente divulgado. Este enfriamiento es casi el equivalente al calentamiento de +0,7º C producido en los últimos 100 años, según el Informe de IPCC de la ONU.

O sea, se ha enfriado la Tierra en un año casi tanto como se había calentado en todo un siglo.

Si hubiera ocurrido al revés, es decir, si el mundo se hubiera calentado +0,6ºC en vez de enfriarse, todos los periódicos estarían ahora pronosticando el fin del mundo en un Apocalipsis al vapor.

Esta web «dailygalaxy.com» está asociada a la respetada Reuters aunque los blogueros científicos llevan tiempo tratando este tema. Las publicaciones científicas prestigiosas ya lo han publicado.

Pero este enfriamiento prácticamente ha pasado desapercibido en la prensa mayoritaria mundial. Ni siquiera es noticia y los acólitos del calentamiento global atribuyen este enfriamiento a “anomalías y excepciones” y advierten que los políticos no deben relajarse en la lucha contra el calentamiento por esta pequeñez.

Incluso en un artículo de esta web, cita a un cientifico que todavía se agarra a la teoría de las “anomalías.”

«Si crees que un enfriamiento global de 0,6ºC es una anomalía, pues ya puedes creer cualquier cosa si tienes fe», dijo otro.

El dato tiene a los científicos volviendo a sus modelos, intentando explicar el fenómeno. Incluso en las publicaciones científicas, como Science y Nature (antes totalmente a favor del supuesto consenso – consenso que nunca existió) las cifras del consenso de 99% de la peli de ciencia ficción de Al Gore eran simplemente falsas.

Lo más “ignorado” por la prensa es el debate entre astrofísicos y su preocupación por el nuevo ciclo solar en el que estamos entrando y que puede traer un enfriamiento muy duro de varias décadas. Incluso, según algunos alarmistas, podría precipitar una “mini edad glacial” de cientos de años.

Es un ciclo solar de casi cero manchas solares que tiene muy preocupados a los astrofísicos y que no ha ocurrido desde hace cientos de años. La manchas solares son tormentas magnéticas gigantes en nuestro Sol (se ven como manchas oscuras sobre la superficie del sol porque son zonas más frías) que aparecen en ciclos de una media de 22 años, aunque pueden durar mucho menos o mucho mas. (Esto me lo ha contado mi chica, Ana Westley, que está muy al día)

Mañana buscaré los enlaces científicos.

Los ciclos de muchas manchas están asociados a ciclos de temperaturas más benignas – calentamiento- y los ciclos con pocas manchas al revés – enfriamiento. El último ciclo solar mínimo, conocido como el Mínimo Maunder, ocurrió en medio del período conocido como “La Pequeña Edad de Hielo” (1350-1850 más o menos).

Las razones de esta asociación del clima con los ciclos solares no están del todo comprendidas por los científicos –ni hay acuerdo entre ellos- aunque se cree que las tormentas magnéticas de los ciclos de muchas manchas nos protegen de la radiación cósmica del espacio, de alguna forma, quizás precipitando una mayor cobertura de nubes (que reflejan el Sol, devolviendo parte de su calor al espacio), en especial sobre los océanos. Tampoco se sabe si este ciclo que viene tendrá las consecuencias tan terribles como las que tuvo el último mínimo solar, o si las manchas empezarán a volver en los próximos años. El ciclo ha coincidido con el año en que la temperatura global ha dado un notable bajón (que la prensa ignora).

Ignorada también por la prensa fue la denuncia de un canadiense que descubrió hace un año un error en las estadísticas de la NASA sobre las temperaturas mundiales. El error prácticamente elimina el calentamiento global desde 1900. NASA, reconoció el error, lo que le honra,y publicó las correcciones QUE NO FUERON RECOGIDAS EN LA PRENSA.

Con la tabla corregida, 1998 pierde su puesto como el día más caliente del siglo para pasar a ser el número dos. El número uno ocurrió en los años 30. El resto de las temperaturas record están aleatoriamente distribuidas a lo largo del siglo, impidiendo ninguna conclusión clara. Unos insisten que que hay un ligero calentamiento. Pero sí se puede ver el enfriamiento global desde 1998 (año de El Niño) de casi un grado.

Las estaciones de mediciones de las temperaturas de todo el mundo durante todo el siglo pueden no ser muy fiables, especialmente las del Tercer Mundo, y sobre los océanos. De hecho, tras el colapso de la Unión Sovietica se perdieron numerosas estaciones de medir temperaturas (muchas en Siberia). Tambien muchos puntos de mediciones (aeropuertos, por ejemplo) han sido engullidos por ciudades, que son islas de calor que no reflejan las temperaturas reales de la zona y de las capas altas del atmósfera, donde se acumulan supuestamente los gases de invernadero.

Hay un artíuclo interesante de un ex contable de emisiones de carbono de Australia, del equipo oficial para vigilar el cumplimiento del protocolo de Kioto. Llevan años midiendo las capas altas de nuestra atmósfera, buscando “el sitio caliente” de la acumulación de gases de invernadero. No lo han encontrado. Antes se le consideraba un “alarmista” que creía en el calentamiento global porque la evidencia de entonces, aunque no concluyente, parecía lo suficientemente justificada para tomar acciones. Ahora dice que han salido muchas otras explicaciones y teorías y ya no cree en la doctrina de que las emisiones de C02 estén detrás del calentamiento. Hay otras causas. Sin pruebas convincentes –no modelos de ordenadores, que meten los variables que quieren para producir el resultado deseado-, piensa que la limitación de emisiones de carbono causa demasiado daño económico, sin una eficacia comprobada. Se ha convertido en un apóstata.

En los últimos días años, las emisiones de C02 producidas por los humanos han aumentado exponencialmente a pesar del protocolo de Kioto. (China, India, EE.UU.). Sin embargo, la temperatura mundial ha bajado casi un grado.

Otro descubrimiento de la NASA , que no salió en la prensa, fue el descubrimiento hace 5 o 6 años de un “Pacific C02 vent”, una “chimenea” de escape de C02 que lleva el exceso de C02 a la estratosfera. Los océanos producen el 98% del C02 del mundo; el hombre solo produce una fracción pequeñisima dividida entre todos los seres vivientes de la Tierra, los volcanos, etc. Cuando el océano se calienta por encima de una temperatura determinada, el C02 que produce se sale literalmente de la Tierra por esa misterioso “chimenea.”

Pero las teorías o debates científicos raramente llegan a la prensa. Ahora no les queda más remedio que reconocer el drástico enfriamiento mundial ya confirmado. Hasta los comunistas de Newsweek, revista “progre” que ha denunciado ferozmente a los “negacionistas” del cambio climático, ya reconoce que las pruebas de las emisiones de C02 causantes del calentamiento ya no son tan convincentes. (Tengo muchos artículos, cuyos enlaces buscaré mañana)

El enfriamiento ha desconcertado. Les ha pillado con el pie cambiado

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Evans (el apóstata australiano) cita una frase de Lord Keynes:

“Cuando cambian los hechos, cambio mi opinión. ¿Vd. qué hace?”

Primero, hay que tener en cuenta que el record geológico de la Tierra es un registro de cambios climáticos. Los ciclos de calentamiento y enfriamiento en nuestro propio Holoceno (los últimos 11.000-12.000 años desde la última glaciación) son meramente variaciones normales dentro de un equilibrio. Los políticos, sacerdotes y acólitos de la lucha contra el calentamiento global han manipulado esta información para atacar otro tema ecologista, fundamentalmente no relacionado, como es nuestro consumo desenfrenado de recursos energéticos no renovables y nuestra dependencia del petróleo. Esa es otra cuestión.

Se confunde la batalla contra el cambio climático –como si pudiéramos pararlo por dejar de pecar- con otras banderas ecologistas: deforestación, desertificación de terrenos agrícolas por el mal uso de recursos de agua, contaminación, polución, reciclaje, hambre en el Tercer Mundo, hambrunas, etc.

Algunos dirigentes ecologistas incluso han regañado a científicos de prestigio por dar a conocer algunos datos no convenientes porque siembra dudas y desmotiva a la gente en la lucha ecologista en general.

Hya muchos ejemplos de asunto infradivulgados (“under reported”):

Mientras que ha disminuido una parte del hielo del Artico (el año pasado casi se recuperó lo perdido), el hielo crece en la Antártida. Crece el el 97% del continente antártico, pero ha disminuido en la peninsula mas al norte que se acerca a Chile y Argentina. Los pingüinos de la Antartida han anidado 2 semanas antes de tiempo el año pasado, indicando el mayor enfriamento.

No hay mas huracanes y tormentas que la media durante el siglo pasado. Esto lo ha dicho el IPCC de la ONU bajo presión de los meteorólogos firmantes. Es falsa la idea, muy extendida y repetida en la prensa, de que el calentamiento global trae mas huracanes. Lo dice el IPCC. Es más, en epocas frias si que hay mas tormentas y huracanes porque los trópicos no cambian de temperatura. Las tormentas se forman cuando el aire caliente choca con el aire frío de las zonas templadas y del norte. Cuanto mayor es el diferencial, mas violenta es la tormenta. Es física de bachillerato.

El calentamiento global no produce la desertificación. Cuando hay calentamiento, hay mayor humedad y mas precipitación. La deforestación sí produce la desertificación y puede producir cambios locales al cambiar la precipitación.

Las pérdidas de cosechas cítricas (en California) debido a la escarcha y al hielo prematuro aparecen en las páginas de economía. Si se pierde una cosecha por el calor o la sequía, se atribuye al cambio climático y se da en grande y en primera página.

Los osos polares del este de Canadá están en fase de superpoblación – lejos de estar en peligro. Los grupos indígenas están presionando al Gobierno para levantar la veda, puesto que ya amenazan sus aldeas. El gobierno de Canadá había limitado las cuotas de caza de focas (su principal comida) y la población se redobló al recuperar su presa, como suelen hacer los predadores carnívoros. Los osos polares pueden nadar hasta 100 kilómetros sin problemas. Han sobrevivido épocas anteriores de calentamientos globales (El óptimo medieval de 850-1350, en épocas romanas, etc.).

La prensa solo informa de la situación de la población de osos polares de Alaska que han disminuido ya que el hielo ártico sí ha disminuido allí, aunque ahora se cree que es debido a un ciclo de vientos y corrientes –de 30 años de duración- conocido como el Ciclo de Oscilación del Océano Norte del Pacífico.

El hielo del Artico norte está volviendo. La prensa informa que está desapareciendo. Aunque todavía queda una zona de gran deshielo en la zona pacífica (norte de Alaska), está volviendo por el resto. He visto mapas de satellite de NASA que empiezan en el año 1979. Se pueden comparar fechas desde entonces. Por ejemplo, el el 5 de julio de 1980 y 5 de julio de 2008 se ven casi iguales en volumen, aunque se nota todavía la falta de cobertura de hielo en la zona Pacífico Norte.

En febrero del año pasado, un equipo de la televisión estatal CBC (Canadian Broadcasting Company) inició un reportaje sobre la desaparición del hielo ártico. No pudieron hacerlo porque había demasiado hielo y no pudieron llegar.

No se mencionan en la prensa otras causas del encogimiento del hielo ártico de la zona al norte de Alaska. Han salido varios artículos en publicaciones científicas atribuyéndolo a la acumulación de hollín (procedente de la contaminación de China e India) que derrite el hielo en vez de reflejar el sol. Otros lo atribuyen a ciclos de vientos, corrientes marinas del Pacífico, La Niña, etc.

Las imágenes del hielo artíco por satélite solo existen desde 1979. No sabemos cómo era en épocas anteriores puesto que no hay fuentes fiables. Se sabe, sin embargo, que los vikingos noruegos navegaban los mares del norte desde el siglo IX, descubriendo y colonizando Islandia y Groenlandia. Llegaron hasta Canadá.

Las colonias vikingas desaparecieron con el cambio climático cuando los fiordos de Groenlandia, muy aislados del continente europeo, se helaron.

Los glaciares de Nueva Zelanda están creciendo. En Escandinavia, crecen algunos glaciares y siguen derritiéndose otros…

Bueno, ya es hora de cenar. Seguiré mañana.

Esto de Aznar contra Bush me ha provocado un post demasiado largo. Mañana lo documentaré mejor. (Les diré un secreto: no me ha convencido Aznar sino mi mujer, que es casi una experta en todo esto)

Continuará…

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Anti-Gore (V): Rajoy se rajó

El sábado me quedé con ganas de replicar a algunos comentaristas del blog. Sin embargo , la peli «La fiesta del chivo» que vi en la tele me quitó las ganas. La novela es, desde luego, mucho mejor pero, para quienes no lean, resulta bastante pedagógica. El «generalísimo» Trujillo me trajo demasiados malos recuerdos de nuestro «generalísmo» Franco, maestro e inspirador de otros dictadores militares.

El domingo vi la prensa de pago y seguía erre que erre con el mensaje, cada día más religioso, de Al Gore y sus «discípulos«. ¡Pobre Rajoy y pobre primo de Rajoy!

Así lo tituló Público en portada

Al Gore evangeliza a 220 discípulos en Sevilla´

Esto ya me recuerda a una nueva secta religiosa que se extiende como la pólvora y que puede desaparecer de la misma manera, en cuanto nos llegue el frío del próximo mínimo solar dentro unos pocos años.

Para entonces, Newsweek y Time se habrán disculpado ya por sus actuales portadas, a mi juicio erróneas, demasiado prematuras, sobre el peligro inminete del «calentamiento global».

No sería la primera vez. Ya se han disculpado por sus portadas de 1975 y 1976, que nos alertaban con el mismo catastrofismo sobre el consenso científico acerca del peligro inminente del «enfriamiento goblal«. Dicen que entonces estaban todos los científicos equivocados pero que ahora no lo están. Veremos lo que dicen cuando vuelva el frío del ciclo corto del mínimo solar.

Más que el debate científico -en el que no puedo participar por falta de conocimientos- me interesa mucho el debate mediático. Por eso, creo que a Gore no deberían haberle dado el Nobel de la Paz ni el Príncipe de Asturias de Cooperación sino, en ambos casos, el primer premio de Marketing o Comunicación. Creo que le gana a San Pablo.

Al Gore es, desde luego, un gran predicador. Se ve que lo ha mamado en su tierra de Tennessee, cuna de tantos evangelistas fanáticos «nacidos de nuevo» («born again«). Claro que de científico tiene tanto como yo, que es muy poco.

(La rectificación de Rajoy , casi escondida a una columna al fondo de la página, es, naturalmente, de El Mundo. El País es mucho más generoso con el espacio que dedica a Rajoy, especialmente cuando éste rectifica algún error o presunto error. Ahí lo vemos, rectificando por arriba y a cuatro columnas con un hermoso titular)

Un comentario muy comedido de mi admirado colega Hernan Zin , en el post del viernes, me ha hecho reaccionar para retomar el hilo del debate mediático. También este mensaje de otro lector del blog que he recibido en mi correo de contacto y que dice así:

«Sobre Al Gore querría comentarle que, aunque el mensajero no sea el más idóneo ni el más coherente y su tono sea apocalíptico (como dicen Jiménez Losantos, desde la COPE, y los locutores de Libertad Digital), creo que lo importante es el mensaje y el mensaje es compartido por la mayoría de la comunidad científica.

Actualmente, se da una situación parecida a cuando hace unas décadas empezaron a aparecer los primeros estudios que relacionaban el tabaco con el cáncer de pulmón. Desde las compañías tabaqueras se movilizó a científicos, periodistas (viendo su trayectoria personal y profesional, estoy convencido que este no es su caso) y políticos para transmitir a la opinión pública que esos informes eran catastrofistas y que no había unanimidad en la comunidad científica al especto. El tiempo dejó a cada uno en su lugar.

Por eso, aunque el mensajero sea criticable (que lo es), el mensaje es para tenerlo muy en cuenta.» J.G.

(Fin del mensaje)

–No puedo copiar y pegar el PDF de la página 6 de Público (sólo consigo la portada) y es una pena porque lleva una foto de Gore que parece un santo en los altares y que lleva este gran titular:

Los 220 discípulos de Al Gore

El País le dedica otra página con el título:

«Siento que tengo una misión»

y este sumario:

«Les llevo un mensaje en el que creo apasionadamente»

El titular menos religioso es el de El Mundo:

–El tratamiento sesgado y desproporcionado que la mayoría de los medios de comunicación dispensan últimamente al papel presuntamente relevante del hombre en el calentamiento global de la Tierra aumenta cada día más mis dudas sinceras sobre los fundamentos científicos de esta hipótesis.

Dejo dicho, de antemano, que no me paga la Exxon, ni George Bush, ni Mariano Rajoy antes de su rectificación y propósito de enmienda.

Simplemente, tengo mi casa pagada y mis hijos criados y trato de escribir en mi blog lo que me apetece, como si fuera libre. Soy consciente de los riesgos que ello implica, por ir tan a contracorriente como el primo de Rajoy que ahora se ha quedado solo ante el peligro. Muy pocos colegas, que piensan como él, se atreven a apoyarle en público.

En realidad, el miedo razonable a disentir, mal disimulado por científicos muy respetables, también me ha movido a expresar públicamente mi creciente escepticismo sobre las tesis de la corriente dominante y ha despertado mis ganas de provocar debate.

Pero lo que me más me ha preocupado en los últimos meses ha sido el carácter moral, profundamente religioso hasta límites fanáticos, que impregna la campaña de propaganda de los “apóstoles” del nuevo cambio climático. Algo me huele a podrido en todo este negocio político/mediático y trataré de precisarlo, si el trabajo y mi tiempo libre lo permiten.

En los años 70 íbamos hacia el frío y ahora vamos hacia el calor

Hoy día, hablar del “cambio climático” equivale a hacerlo del “calentamiento global”. Naturalmente, -y esto es precisamente lo que yo discuto- Al Gore y sus discípulos (no todos los científicos) dan por hecho que tal calentamiento es causado o agravado por la acción del hombre.

Lo aclaro porque no era así a mediados de los años 70. Buscaré y pegaré aquí las portadas de Time y de Newsweek de 1975 y 1976, que mencioné más arriba, (y la posición de la ONU de entonces) alertando sobre la gravedad del “cambio climático”, igualmente provocado o agravado entonces por el hombre. Aquellas terroríficas portadas, ya convenientemente olvidadas por los medios de comunicación, nos amenazaban (¡Ay!) con un gravísimo “enfriamiento global”.

Y no hace tanto tiempo de esto. Sin ir más lejos, en 1976-77, viviendo en Cambrigde (Mass), sobreviví a uno de los inviernos más largos y fríos de mi vida. El campus de la Universidad de Harvard parecía Siberia y en Bufalo (NY) las casas estaban tan cubiertas de nieve que la gente salía de ellas por las chimeneas.

Sin caer en ningún extremismo, yo mismo he profesado durante años en el emergente movimiento ecologista y sigo convencido de que podemos cambiar el rumbo despilfarrador y avaricioso de nuestra especie, sin prestar atención alguna al CO2.

Separo y reciclo mi basura, limpio mi entorno, ahorro agua y electricidad, recojo papeles y plásticos del suelo. O sea, amo la Naturaleza y no me gusta cagar en mi nido.

Todas estas actitudes, beneficiosas para el Medio Ambiente, no tienen nada que ver con el calentamiento global del planeta ni con el dichoso -y seguramente maravilloso-CO2, ahora en el papel del malo de la película.

Lo digo porque, el día fatídico en que el pobre Rajoy metió frívolamente a su primo (el físico) en este lío descomunal, más de un oyente de la Ser tomó al líder del PP por un guarro enemigo del Medio Ambiente que va tirando plásticos por la calle, fuera de las papeleras. No sabe Rajoy donde se metió.

Por las reacciones suscitadas, y por su rápida y acobardada rectificación, deduzco que no sabía muy bien en qué jardín se metía. Casi se lo comen.

¿Cómo iba a desaprovechar el partido socialista la oportunidad que le brindaba en solitario el propio Rajoy para ser despellejado hasta el día de las elecciones? Eso sería pedir demasiado en vísperas electorales.

No queda tiempo para cambiar el rumbo a la corriente principal que, hoy por hoy, domina a los creadores de opinión y a la opinión pública. A río revuelto, ganancia de pescadores. Por eso, le han dado tanta leña a Rajoy el “hereje”.

En medio de tanta confusión, me gustaría separar prudentemente el trigo de la paja. No estoy cuestionado si hay calentamiento o enfriamiento global en el planeta. Pueden estar ocurriendo las dos cosas a a distintos ritmos y plazos. Hay teorías para ambos gustos: para unos científicos, estamos aún en fase de enfriamiento en el ciclo largo y para otros, igualmente respetables, estamos en fase de calentamiento en el ciclo corto. (Tengo los gráficos que lo muestran, pero debo escanearlos). Ambas teorías pueden ser compatibles pues, como en todo, la tendencia, a largo y a corto plazo, es lo que importa.

Sólo me refiero aquí a las dudas, más que razonables a mi juicio, de que sean las soberbias hormiguitas humanas las causantes del cambio climático, ya sea hacia el frío o hacia el calor. Estoy cada día más convencido de que, en este asunto, no somos nadie. (¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos) Y trataré de razonarlo, desde el análisis de la cobertura mediática del fenómeno, que es uno de los objetivos fundacionales de este blog.

En primer lugar, no gusta que los diarios simplifiquen la información presuntamente científica utilizando frívolamente (como hizo Público) el sujeto “Los científicos…”

Este fue su titular a toda página junto a una foto de Rajoy:

Los científicos le ponen verde

¿Quiénes son “los científicos”?

¿Acaso hay consenso científico universal sobre este asunto? Lo del consenso científico es sencillamente falso. Ahí están el primo de Rajoy y varios otros miles de sabios respetables. Además, las leyes científicas no son democráticas. No se votan por mayoría. Hasta ahora, todos los científicos del mundo juntos son incapaces de derogar, por ejemplo, la Ley de la Gravedad, establecida en minoría por Newton y aún vigente.

¿Acaso hubo consenso mundial a favor de las teorías de Galileo? Los demás científicos -la corriente dominante- casi le queman por decir que la Tierra se mvíalarededor del Sol. La mayoría de entonces no tenía razón en aquellos asuntos astronómicos.

Tampoco me gustó el titular de El País:

Al Gore, contra los negacionistas

Me parece de muy mal gusto, incluso inmoral, recurrir al terrible Holocausto de los judíos en la Alemania de Hitler, ese gran amigo de Franco, para chupar rueda emocional a favor del cambio climático. Eso es un golpe bajo.

Tampoco es bueno el sumario correspondiente en la misma portada de El País:

Rajoy se une a una corriente ya en retirada, la que niega las evidencias del cambio climático

¿Quien le ha dicho a El País que esa corriente mal llamada “negacionista” está ya en retirada? Yo veo todo lo contrario. Y ya me lo dirán dentro de unos años, cuando vuelva el frío de mínimo solar.

Además ¿por qué se atreve El País a calificar de “evidencias del cambio climático” lo que no son más que hipótesis muy discutidas en privado, y cada día más en público, por científicos muy respetables, aunque comprensiblemente miedosos?

Ese mismo día de infierno para Rajoy, El Mundo era mucho más retorcido con este titular:

Con Gore llegó la tormenta

Y con este otro titular que desautorizaba directamente a Rajoy , días antes de su rectificación:

El PP confirma que la lucha contra el cambio climático será clave en su programa

Tengo recortados otros titulares de la semana pasada que serán joyas para el recuerdo:

Público:

Los 220 discípulos de Al Gore

“Si Groenlandia se deshiela, el agua inundará Sevilla”

El Mundo:

El fracaso de los escépticos

La evidencia avalada por 2.500 científicos de la ONU demuestra que el cambio climático es real

Al Gore compara el cambio climático con Hitler y alerta de su efecto en Doñana

Al Gore reincide en su comparación entre el Holocausto y el calentamiento global

El calentamiento global puede aumentar el riesgo de “tsunamis”

El País:

La ciencia aún tiene enemigos

Al Gore sacude a los escépticos

Los desastres son ya inevitables

La concentración de CO2 en el aire sube más rápido de lo esperado

Al Gore: “Siento que tengo una misión”

“Les llevo un mensaje en el que creo apasionadamente”

Y,por fin:

Rajoy rectifica: “No me expresé bien y he metido en un lío a mi primo”

(Continuará… en cuanto escanee los gráficos contradictorios y burdamente manipulados por el mismísimo IPCC de la ONU)

Anti-Gore III: Falso consenso. Los científicos disienten

He visto lo que hoy publica la prensa española y mundial sobre la lucha contra el CO2 y contra «las fatales consecuencias del cambio climático» y me he echado a temblar.

Cientos de científicos no creen ni en las causas ni en las consecuencias del calentamiento global defendidas por el mal llamado «consenso científico». Hay otras causas (radiaciones solares, radiaciones cósmicas, explosiones galácticas… y muy distintas del CO2) y otras consecuencias, no sólo no alarmistas sino incluso beneficiosas para el ser humano. Las iré exponiendo en sucesivos posts, con sus enlaces, datos y gráficos correspondientes, así como el análisis de los mitos y articulos de fe que chocan con la razón científica.

A mi juicio, esto ya está pasando de castaño oscuro. Creo que los científicos disidentes afectados por este falso consenso deberían perder el miedo -bastante comprensible- a disentir públicamente y empezar a hablar con más claridad.

El consenso científico del que nos habla Al Gore sobre el papel relevante del hombre en el calentamiento global no existe. Es totalmente falso. Al Gore miente y él lo sabe.

¿Dónde están los límites de la cordura científica y de la manipulación política, mediática o pseudocientífica?

¿Hasta dónde vamos a llegar antes de decir, sin miedo a la hoguera, ¡basta ya! de engaños interesados y de moralinas perversas, que desvían la atención del ser humano de los problemas reales y verdaderamente urgentes como el SIDA, el hambre, la malaria, la desigualdad, la injusticia, la contaminación auténtica que daña la salud, la belleza del planeta, el despilfarro de recursos naturales, etc.?

Y no sólo me preocupa hoy lo que dice la prensa, y que presenta como «sabiduría convencional«, dando por resueltas cuestiones que están a años luz de nuestro conocimiento científico actual. Me empieza a preocupar mucho más que la llamada «corriente principal» (amparada en el dudoso burladero de un polémico informe de funcionarios la ONU) engañe a jóvenes de buena fe, con el pretexto falso de que los científicos están de acuerdo con esa presunta posición «oficial».

Entre esos jóvenes están mis propios hijos. Desde el debate que siguíó a la boda en Cabo de Gata de un colega, profesor de la Universidad de Almería, tengo a mi familia dividida con este cada día más turbio asunto del papel del hombre en el calentamiento de la Tierra. Los padres estamos en un lado, y los hijos, en el otro.

Hace un par de semanas, reaccioné impulsivamente a una carta de Coca Cola y a un discurso de George Bush. Ambos tomaban la dirección de Gore: «Juntos podemos luchar contra el cambio climático». Esa rara conjunción de intereses me hizo sospechar y escribí este post. ¿Estamos calentado la Tierra: no te lo creas ni borracho»

Recibí como regalo de un amable lector el DVD de Al Gore y, nada más verlo, escribí, el 3 de julio, este otro post: «Anti-Gore II: ¿Calentamos la Tierra? Ni borrachos»».

El colmo de los colmos ha sido recibir ahora en mi blog (4-7-07) un comentario de mi hijo mayor Erik (licenciado en Económicas y en Literatura y guionista de TV en Hollywood) en el que muestra públicamente su posición pro-Gore y se identifica personalmente con su pagina web.

Mi hijo Erik me dice lo siguiente:

«Tampoco soy científico, pero sí he estudiado economía ambiental.

Aparentemente dudas de que el ser humano sea capaz de alterar su entorno de tal manera que afecte el clima. Niegas la evidencia. Por ejemplo: la deforestación reduce la lluvia y desertiza. Esto es A + B = C.

Digo yo, que cuando uno va al médico ha de fiarse de la preparación de un profesional y asumir un diagnóstico. Siempre se puede pedir una segunda opinión. Sería ridículo que una persona que no ha estudiado medicina intente contradecir a un doctor en diagnóstico y remedio.

Igualmente, si la comunidad científica está de acuerdo en sus conclusiones, ¿no resulta pretencioso descartar este criterio?

Me recuerda al amigo que iba al doctor a decirle lo que él creía tener.

lo dijo Erik Martínez Westley · 4 Julio 2007 | 12:08 AM»

Ante tamaña provocación filial, no tengo más remedio que cotestar a Erik y a los demás seguidores de Al Gore, con la ayuda inestimable -eso sí- de la ex periodista Ana Westley, la madre de Erik, que sabe mucho más que yo de todo esto.

El comentario Anti-Gore (II) ha merecido tantas críticas en este blog (además de la mi hijo) que me he sentido obligado a informarme un poco mejor acerca de lo que, con cierta osadía, dije, por intuición y casi de oídas, en el capitulo I (“¿Estamos calentando la Tierra? No te lo creas ni borracho?).

Para ello, he recurrido a dos fuentes maravillosas: mi mujer y Google (en este orden). Debo reconocer que tanto mi mujer como yo éramos creyentes convencidos -y mal informados- del papel fundamental del hombre en el cambio climático. Éramos pro-Gore, antes de ver su laureado DVD. Pero aún no somos conversos disidentes sino, más bien, escépticos caminando cautelosamente hacia la arriesgada disidencia.

Lo que más me intriga y subyuga, a la vez, es cómo hemos podido llegar hasta aquí, creyendo que hay consenso entre la comunidad científica acerca de la influencia del hombre en el calentamiento global del planeta. Como digo, yo mismo llegué a creerlo. Era fácil y cómodo seguir a la corriente principal y eso me creaba pocos o ningún problema.

Sin embargo, después de hurgar un poco en las heridas del debate mundial, compruebo que tal consenso científico no existe. Todo lo contrario. Es una pura mentira, eso sí, muy bien construida y con el viento de los grandes intereses corporativos a su favor.

Me he sentido engañado por personas que yo tenía por respetables, ente ellos, por el propio Al Gore, a quien conocí personalmente hace años y de quien solía decir que era “uno de los nuestros”, si es que esto significa algo hoy día.

Un miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias me ha declarado, naturalmente en privado, que Al Gore merecía el premio a la Comunicación o al Marketing pero, en ningún caso, el de la Cooperación Internacional que le habían concedido. ¿Por qué?

Mejor informado sobre los términos del debate, he vuelto a ver el DVD Una verdad incómoda/Una advertencia mundial”, que le ha merecido al ex vicepresidente Gore un Oscar, así como numerosos premios y aplausos de jóvenes comprometidos con su causa por todo el mundo. Ayer mismo, le oí hablar en la cadena SER, con Angels Barceló, sobre el cambio climático y el terrorismo, ambos relacionados por él con los intereses del petróleo. Me he quedado de piedra. Si, lo que se dice de piedra. Y me he dicho ¡Basta ya!

Esta semana hemos celebrado un buen Consejo de Administración de “20 minutos España S.A”, la empresa no va mal –gracias, por supuesto, a los lectores y al equipo humano de oro que tenemos- y el verano se acerca. Presumo que voy a tener algún tiempo libre para volver a estudiar en vacaciones. A mi me gusta estudiar; incluso investigar. Y este debate, por sus componentes mediáticos, me interesa. A muchos predicadores del “Apocalipsis climático” se les empieza a ver el plumero. Al Gore dice en su DVD:

“La ciencia ha hablado…”

Sólo le faltó decir:

“Palabra de Dios”

Más de un lector, como hace mi propio hijo, se preguntará, y no sin razón:

¿Quien eres tú para dudar de la palabra de Gore?

Antes no dudé del mensaje Gore y de la corriente principal porque no tuve acceso a los disidentes. Ni siquiera sabía que existían serios disidentes. Admití injustamente que serían lacayos o mamporreros de Bush o de la Exxon. Tal ha sido la eficacia del montaje mediático del mito del calentamiento global causado por el hombre que me lo tragué, como también hicieron otros muchos colegas de buena fe.

El mito/realidad del calentamiento global me está intrigando como algo más que una serpiente de verano. Por ello, invito y reto a los comentaristas y lectores habituales del blog a que aporten razones, creencias, fuentes, reflexiones, preguntas, incluso respuestas -si se atreven-, datos, fantasías, etc., sobre este debate apasionante para ver si, antes de los exámenes de septiembre, nos aclaramos entre todos acerca del mito o la realidad del papel, relevante o inexistente, del hombre en el calentamiento o enfriamiento global de la madre Tierra.

He observado un cierto acuerdo, bastante generalizado entre científicos de prestigio, en torno a dos fenómenos:

1.- Esta subiendo, aunque muy lentamente, la temperatura del planeta: Menos de 1 grado centígrado real en los últimos cien años

2.- Está subiendo, también, el CO2 (dióxido de carbono o anhídrido carbónico): entre un 20 y un 30 % en cien años. De esta cantidad, el 70% ocurrió antes de 1940, es decir, antes del boom industrial de la portguerra mundial.

La primera duda que surge –y para la que aún no he encontrado respuesta convincente- es si el calentamiento global aumenta el CO2 o es el aumento del CO2 lo que provoca el calentamiento de la Tierra. Volvemos al eterno dilema:

¿Qué va primero: el huevo o la gallina?

¿Qué pinta el hombre en todo esto?

El político Al Gore, en el papel de telepredicador, casi profeta del desastre planetario, dice en su documental que hace unos años encontró consenso sobre el calentamiento global en 928 artículos publicados en revistas científicas y ningún disidente y que, ahora, (636 frente a 50) sólo hay un pequeño grupo de científicos escépticos, en general ligados a intereses del petróleo.

Dice Al Gore:

“Ya sabemos todo lo que tenemos que saber… una cuestión moral…el tiempo del debate se acabó… ha llegado el momento de levantarnos…”

Ningún científico serio o aspirante a científico se atrevería a decir jamás semejantes barbaridades. Esto son cosas de políticos, predicadores o periodistas, pero no forman parte del lenguaje de la ciencia, siempre más precavido y menos tajante y con conclusiones somentidas a permanente verificación y/refutación. El proceso científico nunca puede estar cerrado.

¿Qué le ha pasado a nuestro Al Gore, desde que perdió o le robaron las elecciones a la Casa Blanca, para hacerse fundamentalista de una dudosa causa muy de moda pero en declive?

He buscado algunos artículos de ese “pequeño grupo” de valientes y arriesgados científicos disidentes (que ya son una legión de “herejes”, que no están vendidos a las petroleras, tal como les acusan los calumniadores habituales). Sus argumentos científicos me han parecido apabullantes. Intentaré desmenuzarlos, poco a poco, a partir de ahora, y sobretodo en vacaciones, con el mayor respeto por los creyentes pro-Gore que aún piensan como yo pensaba antes.

Mi primera conclusión es que no hay tal cosa como consenso entre los científicos. Ni siquiera entre los firmantes del Informe IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) de los funcionarios de la ONU hay consenso sobre el alarmismo climático, y mucho menos sobre el poder del hombre para cambiar el clima.

Algunos firmantes del documento de la ONU han pedido que retiren su firma (incluso mediante pleito) y otros científicos disidentes de la corriente principal están perdiendo empleos y fondos y ganando calumnias y difamaciones, como si fueran lacayos de George Bush o de las petroleras. John Christy y Richard Lindzen, firmantes del Informe de la ONU, son claros disidentes y sus nombres no ha sido aún borrados de la lista del «consenso».

La caza de brujas está en marcha y las técnicas de la Santa Inquisición ofrecen a la corriente principal del calentamiento global buenos manuales contra herejes y “traidores”.

Por tanto, quien diga hoy que hay consenso en la comunidad científica mundial, simplemente, miente.

¿Qué diría el profesor Roger Revelle, el maestro que inspiró a Al Gore en Harvard, si levantara la cabeza y oyera hoy las homilías alarmistas de su polémico y aprovechado discípulo? Roger Revelle nunca creyó en el alarmismo del cambio climático y siempre pidió mucha precaución contra acciones precipitadas.

Por lo que he leído hasta hoy, el doctor Revelle, renegaría de Al Gore como de un falso profeta. Revelle pensó que la subida del CO2 traería más beneficios que pérdidas y advirtió del peligro de tomar medidas precipitadas contra el C02, que perjudicarían sobretodo al Tercer Mundo.

En los años noventa, Al Gore acusó a su maestro Revelle de sufrir los efectos de la senilidad y a otros profesores de Harvard de haberlo engañado, por lo que ya tuvo un pleito por difamación. El asesor principal de Gore, como cabeza de turco, tuvo que pedir disculpas públicas por tal difamación.

Las emociones y las creencias fundamentalistas están sustituyendo, desgraciadamente, a la razón y frenando la investigación científica. Y, lo que es peor, los más fanáticos están pidiendo actitudes morales y acciones que pueden ser contraproducentes para el progreso y el bienestar del ser humano sobre la Tierra.

Algunas de esas acciones “morales” pueden ser malas, muy malas, desde luego, para sacar al Tercer Mundo del subdesarrollo y luchar contra el hambre y la pobreza. Son buenas, eso sí, para dar un equivocado baño de virtud a las clases medias, sobretodo a las medias altas, y a algunos intelectuales del Primer Mundo, poco respetuosos con las tradiciones científicas y que tienen muchas otras razones, ajenas al CO2, para sentirse culpables.

¡Qué lástima!

Voy a dar una primera entrega de los científicos, líderes en su campo, entrevistados por el Financial Post, de Canadá, que lo están pasando muy mal por decir lo que piensan en contra de la corriente principal.

Esquema de tabajo:

No hay consenso sobre las causas del calentamiento global:

.

1.- El aumento del CO2 puede ser bueno, malo o indiferente.

¿Es producido por el hombre o es un reflejo del clima de la Edad Media que nos llega con 800 años de retraso?

¿Que fiabilidad tienen las mediciones del CO2 en el pasado?

¿Está manipulado el gráfico de Gore que muestra la evolución de la temperatura como un palo de hockey, muy plano y que de pronto sube de forma alarmante?

2.- Hay otras muchas causas del calentamiento global (radiación solar, campo magnético del Sol, radiaciones cósmicas, ciclos climáticos moderados por variaciones orbitales, variaciones de ejes, tambaleos, explosiones de estrellas lejanas, etc.)

Tampoco hay consenso sobre las consecuencias del calentamiento global:

Para unos pueden ser apocalípticas y para otros, por el contrario, pueden ser muy beneficiosas para el ser humano.

Hay muchos mitos falsos:

1.- Los glaciales se derriten

2.- Los mares inundarán las zonas bajas de los continentes

3.- Aumentarán los huracanes

4.- Aparecerán graves enfermedades como la peste…

5.- Grandes hambrunas

6.- Se extinguirán muchas especies de plantas y animales

7.- Entraremos en una nueva Edad Glacial

Me quedo, para empezar, con estos siete jinetes del Apocalipsis y los iré analizando uno a uno, con datos y citas científicas, siempre que el trabajo, el tiempo y mis jefes lo permitan.

Coletilla para cada capítulo, mientras no se demuestre lo contrario:

El consenso científico sobre las causas humanas y las consecuencias terribles del calentamiento global no existe. Es falso.

(Continuará con numerosas pruebas científicas aportadas por los disidentes, y que abundan ya en Internet…)

No me quiero perder a Nadal

Detienen al candidato del PSOE… o bien: aquí hace más calor

El Roto trata de arañar en la conciencia colectiva, destacando alguna de nuestras basurillas. Casi siempre acierta.

Los dos principales diarios de pago destacan el tema de El Roto y coinciden en la ilustración de portada: el presunto asesino del alcalde de Fago.

El Mundo lo lleva con una foto en plano general misterioso, con cejas enarcadas, sepia oscuro y movida. El País nos lo muestra en primer plano claro, celeste Inmaculada, con cara de que puedes comprarle un coche de segunda mano.

Los titulares suelen darnos alguna pista sobre los intereses corporativos del medio.

El Mundo, manda con ello arriba, a cuatro columnas:

Detienen al candidato del PSOE por el asesinato del alcalde de Fago

El País, a media página, como foto noticia:

Primer detenido por el asesinato del alcalde de Fago

En el pie de foto, cuerpo 8, lo identifican como ex candidato socialista:

Santiago Mainar, guarda forestal y ex candidato socialista a acalde, es sospechoso del crimen

Me alegró ver hoy en El País esta carta de mi amiga Teresa García Alba que fue mi jefa en el Servicio Universitario de Trabajo (SUT) en nuestros años juveniles de lucha antifranquista. (¡Hola Teresa!Estoy de acuerdo contigo en casi todo). De hecho, la tertulia familiar ha girado hoy en torno al cambio climático, a las propuestas de Teresa y a las dudas que nos infunden estos informes y contrainformes sobre quién es el causante de tal cambio climático.

En mi casa no solemos creernos, a la primera, lo que dicen los diarios porque sabemos que los hace gente como nosotros. Es una costumbre muy sana y altamente recomendable.

¿Quién se resiste a poner un titular llamativo, sin matices?

Por otra parte, los ecologistas (y no pocos políticos y moralistas) son proclives a creer que la acción de hombre daña irreversiblemente el planeta y que sólo cambiando su comportamiento se puede alterar el rumbo del universo y salvar a la Tierra de un cataclismo apocalíptico.

En el lado opuesto, están las grandes empresas multinacionales contaminadoras (y no pocos avariciosos capitalistas) que minimizan la acción de hombre. Nos consideram hormiguitas minúsculas, aunque soberbias, incapaces de alterar el orden del universo por mucho que nos empeñemos. Sus sabios a sueldo dicen que la erupción durante tres días de un volcán (creo que se refieren al Cracatoa) lanzó más CO 2 a la atmósfera que todos los seres humanos juntos con sus fábricas en los 200 años y pico que llevamos de revolución industrial.

El asunto tiene miga y no está nada claro. Pero, a lo que vamos, el informe polémico y escalofriante de la ONU creo que, nos guste o no, es hoy noticia de primera página, lo diga Pedro Jota o su porquero.

Este informe sobre el cambio climático va a toda página en el International Herald Tribune y sale hoy mandando, como tema principal, en las principales portadas de Occidente que he podido ver por Internet.

El País manda con eso, arriba, a cuatro columnas:

INFORME DE NACIONES UNIDAS SOBRE EL CALENTAMIENTO DEL PLANETA

El cambio climático traerá más calor, más sequías y lluvias torrenciales

Sumarios:

Los científicos dan por cerrado el debate sobre las consecuencias del “efecto invernadero”

La acción del hombre es la causa de un fenómeno irreversible

El Mundo , en cambio, como no tiene por ahora relación con ETA y el 11-M lo considera casi como “no noticia” y da este escalofriante informe de la ONU abajo, escondido en un rincón de su portada, con un pequeño sumario.

¡Jo! Ya es la hora del cine. Nos vamos a ver «Queen» antes de que la quiten.

Y ahí van un par de artículos y editoriales de interés, que no me da tiempo a comentar:

Consenso y diálogo

IRENE ZOE ALAMEDA en El País

03/02/2007

En el último mes, tras el atentado del 30 de diciembre, han tenido lugar numerosos acontecimientos que han reactivado el debate sobre la política antiterrorista. Sin embargo, en cada una de sus comparecencias (ante la prensa, en sede parlamentaria o en encuentros bilaterales), tanto el Gobierno como la oposición se afanan por repetir lo que vienen reiterando desde hace casi dos años, cuando comenzó a intuirse un posible proceso de paz. En vez de mostrarse unidos en un asunto que debería constituir una política de Estado, se reafirman en posiciones que, pese a la evolución de las circunstancias y al intercambio de información entre ambos, no han sido nunca matizadas o reconsideradas por ninguno de ellos.

Que dos personas que se comunican en plenitud no empaticen lo más mínimo la una con la otra es algo que los lingüistas han calculado ser estadísticamente muy improbable. Lo que suele ocurrir en la mayoría de los casos es que, cuando dos partes se expresan con el propósito de alcanzar un acuerdo, sus posturas se terminan allegando, de modo que el conflicto se resuelve por una sucesión de aproximaciones que sitúa la solución en un punto racionalmente satisfactorio para ambos. Por consiguiente, no tiene mucho sentido que PP y PSOE lleven ya años enfrentados en este crucial asunto.

¿En qué casos puede ocurrir que, pese al intercambio de argumentos, los que hablan no se convenzan mutuamente? En los casos en los que al menos una de las partes sea irracional (aunque su discurso guarde la apariencia de racionalidad), y en los casos en los que una de las partes saque réditos de la polémica -esto último se da cuando uno miente deliberadamente acerca de sus verdaderos objetivos: en realidad, no le interesa que se solvente el enfrentamiento pero no quiere, por cuestiones de moralidad o decoro, que se le acuse de rehuir el debate-.

Tras casi dos años de desencuentros entre el partido en el Gobierno y el principal partido de la oposición, y teniendo en cuenta que la postura del PSOE es secundada por el resto del Parlamento, es lícito sospechar que el PP no se mueve ni un ápice de sus pretensiones iniciales por alguno de los motivos aducidos, a saber: que o bien interviene con un discurso demagógico -apelando a los sentimientos irracionales de los ciudadanos-, o bien rentabiliza al máximo entre su electorado la confrontación partidista, al tiempo que acude a entrevistarse con el Gobierno sin voluntad constructiva.

No hay nada en el credo socialista ni en el credo popular que justifique que estos dos partidos no puedan ser capaces de hacer causa común en el modo de poner fin al terrorismo. El PSOE ha defendido el diálogo con ETA, a condición del abandono de las armas. Con violencia no puede haber diálogo, porque hay coacción. El PP, no: hoy prefiere el monólogo de la victoria por aplastamiento, sean cuales sean las circunstancias. No obstante, ambos partidos han dialogado con la banda cuando han estado en el Gobierno, y son conscientes de que a medio o largo plazo tendrán que hablar con ella para afianzar la paz. En cualquier caso, el consenso entre ambos será imprescindible en ese escenario para que la palabra del Gobierno sea también, de forma inquebrantable, la del Estado.

En relación al final del terrorismo, la experiencia histórica demuestra que los problemas se resuelven de manera definitiva cuando ambas partes ganan aparentemente algo en relación con la situación de conflicto. Las aniquilaciones del adversario nunca se dan al completo, siempre quedan rebrotes que al cabo de un tiempo reactivan el problema. Por lo tanto, parece que lo más razonable por lo que respecta al fin de ETA será, tarde o temprano, la vía del diálogo. El PP sabe que esto es así, y aunque a corto plazo le resulte más rentable evitar el consenso, si llega al Gobierno y percibe posibilidades de paz, volverá a dialogar con la banda en cuanto se le presente la oportunidad.

Kant dijo que sólo el diálogo asegura la paz perpetua, y es que mediante el diálogo ambos bandos comparten un porcentaje del éxito global. Tratándose de grupos humanos, de opciones políticas, de identidades nacionales… esa venta política de la victoria es esencial para garantizar una estabilidad que dé paso a una nueva generación, liberada ya de la lucha ideológica de los padres. A nadie se le escapa que, cuando en la Transición se amnistió a los guardianes del régimen, y el régimen a su vez amnistió a sus opositores, hubo diálogo. De ese diálogo surgió una generación que ya ha cumplido treinta años sin violencia, para la que aquel clima de desestabilización y odio resulta algo ajeno y extraño.

El PP opta hoy por el exterminio, seguido de la humillación de ETA; pretende asegurarse de que ningún etarra pueda decir a su hijo que haber sido un asesino ha servido para forjar una Euskadi mejor. Al PSOE y al resto de los partidos de la Cámara, con tal de que se acabe la violencia, les da lo mismo lo que los etarras puedan contar de sí mismos a sus futuros electores. A excepción de los diputados del PP, todos piensan que la paz pasa porque cada parte convenza a los suyos de sus logros respectivos. Hay que darse cuenta de que si no se hubiese permitido a los ministros de Franco y a los exiliados de izquierdas hacer una lectura triunfal de su sacrificio para salvar a España, hoy no viviríamos en una democracia.

Se resuelven los conflictos históricos porque, afortunadamente para nuestros hijos, nos morimos. Porque nos sustituimos. Las generaciones sucesivas carecen del contexto en el que se engendró la violencia, y sin protagonistas, el odio se desvanece. De quiénes son los buenos y quiénes los malos, ya se encarga el tiempo de hacer su juicio en la memoria.

Irene Zoe Alameda es escritora.

ANÁLISIS: La lucha contra el terrorismo – Manifestación en Bilbao con el lema ‘Muévete por la paz’

«Esquiva paz», nuevo estorbo

JUAN G. BEDOYA – en El País

Madrid – 03/02/2007

Desde el caso Añoveros, en 1975, el obispado de Bilbao y las diócesis de San Sebastián y Vitoria han marcado un territorio propio en la política eclesiástica sobre terrorismo o nacionalismo. Las consecuencias eran siempre las mismas: lo dicho en el Norte por los prelados enturbiaba en Madrid las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia romana. Cierto es que muchas veces la jerarquía sostenía oficialmente lo contrario que Añoveros, Setién, Uriarte, Cirarda o, ahora, Blázquez, por citar nombres representativos en las últimas décadas, pero a la postre salía en su defensa, como una piña. Lo hizo la Conferencia Episcopal cuando el dictador Franco usó contra Añoveros la amenaza inminente del destierro; cuando Suárez les mortificaba expulsando de su lado a ministros afines -«demócratacristianos con puñal», se quejó-; o cuando Felipe González terminó por no recibirles en La Moncloa, y el católico José María Aznar llegó a llamarles, a todos ellos, «inmorales» por no suscribir el pacto antiterrorista entre el PSOE y el PP, por rechazar su idea de que Roma debía excomulgar a todo el entramado etarra, y, sobre todo, por la pastoral de los obispos vascos pidiendo en 2002 una solución dialogada al «conflicto».

Estamos, por tanto, ante la primera ocasión en que el Gobierno español recibe con regocijo una iniciativa del obispado de Bilbao. La desgracia de Blázquez es que su convocatoria incitando a moverse por la paz -«esquiva paz»-, coincide en fecha y hora con la manifestación convocada en Madrid para mojarle las orejas al Ejecutivo de Zapatero tras el fracaso del diálogo con ETA y el atentado de Barajas.

Católicos de la órbita del PP, que apoya la manifestación de Madrid, sostenían ayer que la coincidencia no ha sido fortuita, sino un favor más del episcopado vasco al socialismo gobernante. La entusiasta adhesión del Partido Socialista de Euskadi y del PNV a la convocatoria diocesana permitió incrementar la sensación. A lo largo de la jornada, la COPE insistió en que todo era una fatal coincidencia. Pero, de continuo, la cadena episcopal llamaba a acudir a Madrid desde toda España. La Conferencia Episcopal no se pronunció. Su línea fue aireada en la COPE mediante la lectura de un editorial reprochando al Gobierno la ruptura del consenso y su empeño en dialogar con terroristas.

Blázquez, prelado de Bilbao pero, sobre todo, presidente de la Conferencia Episcopal, es partidario del diálogo con ETA como medio para acabar con el terrorismo. La línea COPE y, sobre todo, los documentos oficiales de la propia Conferencia no avalan esa posición. «ETA no puede ser considerado como interlocutor político de un Estado ni representa políticamente a nadie», sostiene la Instrucción pastoral de noviembre de 2000, titulada Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias.

Esa idea, que en su momento fue criticada por varios obispos vascos y catalanes, ha sido reiterada por el episcopado en la Instrucción pastoral que acaban de publicar con sus llamadas Orientaciones morales ante la situación actual de España. En el apartado sobre terrorismo y nacionalismo se sostiene que «para que llegue cuanto antes el fin del terrorismo, todos están obligados a anteponer la unión a sus legítimas diferencias políticas o estratégicas». Añaden los obispos: «A nadie le es lícito buscar ninguna ventaja política en la existencia de esta dura amenaza».

Se pensó que el liderazgo de Blázquez suavizaría ahora el calificativo de un posible diálogo con los terroristas. No ocurrió tal cosa. Suscribió la Conferencia Episcopal el 23 de noviembre pasado: «Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político legítimo de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político. Los eventuales contactos de la autoridad pública con los terroristas han de excluir todos los asuntos referentes a la organización política de la sociedad y ceñirse a establecer las condiciones conducentes a la desaparición de la organización terrorista, en nuestro caso, de ETA».

FIN

Eso: ¡cuánto odio!, José María. ¿Hasta cuando?

«Un rico por cada millón de pobres» no es noticia para El País

El informe de la ONU sobre Desarrollo Humano en 2006 no ha merecido más que un sumario en la portada de El País dedicado a la falta de agua.

La ONU advierte que la falta de agua es el gran obstáculo para el desarrollo

Este es el titular de 20 minutos, a tres columnas, en su página 10:

Hay un hombre rico por cada millón de hombres pobres

El Mundo da un sumario sobre ricos y pobres en el cintillo superior de su portada:

Desarrollo Humano: 416 millones de pobres ganan lo mismo que los 500 más ricos del mundo

El País destaca el problema de la escasez de agua, pero ni siquiera recoge en su interior los datos de ricos y pobres en el mundo.

La brecha escandalosa que hay entre ambos grupos humanos se va agrandando, a medida que se extienden y prenden las ideas neoliberales (más mercado y menos Estado) de Thatcher, Reagan, Bush padre, Bush hijo, etc. Y así nos va.

El Mundo lo destaca en sus páginas de economía:

Las portadas de hoy no coinciden praticamente en nada.

El Mundo manda con el Pais Vasco y los jueces y El País lo hace con Zapatero y el pacto del agua.

En las ilustraciones gana también, a mi juicio, El Mundo, con una gran foto centrada, muy dramática, del entierro de las 17 personas muertas (¿asesinadas?) por las tropas israelíes en Gaza. Lleva este título a dos columnas:

Una multitud pide en Gaza que «millones de suicidas» tomen venganza contra Israel

El País dedica su foto a Bush tendiendo la mano a la líder demócrata Nancy Pelosi, sobre un titular un poco pueril (copiando lo que hace a menudo El Mundo), que repite precisamente lo que cualquiera puede ver en la foto:

Bush tiende la mano a los demócratas para redefinir la estrategia en Irak

Cuando yo trabajaba en Televisión Española, solíamos reirnos frecuentemente de los textos que nos repetían exactamente lo mismo que nos estaba diciendo la imagen que teniamos a la vista. A ese fenómeno lo llamabamos «patata, patata». Los pintores lo utilizan mucho: Pintan un gallo y le ponen como título «Gallo».

Me sorprende que El País de hoy no de ni una sóla línea en portada del entierro de los 17 palestinos.

Menos mal que Sol Gallego sale al rescate galante de la histórica profesionalidad, a veces tan diluida, de El País con un articulazo como éste:

También los geniales Gallego y Rey denuncian la hipocresía de la Iglesia católica en este asunto de los crímenes (¿por error?) en Palestina con esta tira tragi-cómica:

Chencho Arias se confiesa en Almería.
Irak y el Trío de las Azores, del 11-S al 11-M

¡Válgame Dios! Me voy unos días de vacaciones a mi tierra, me conecto hoy por casualidad y me encuentro con mas de cien comentarios en mi último post… Y eso que ya ha vuelto Manuel Saco.

Esto se va pareciendo a escolar.net (él fue quien nos metió en este lío de la blogosfera). La enseñanza inevitable es que este blog funciona mejor (está más poblado y animado) cuando no estoy. ¡Qué gran lección de humildad! Tomo nota.

Me ha llevado un siglo leer todos los comentarios atrasados y, además, el asunto de «Hordas fascistas y hordas rojas» puede amargarme y estropearme lo que me queda de descanso mirando al mar (y escuchándolo).

La actualidad es un plato demasiado fuerte para las vacaciones. Por eso, me puse a dieta de catástrofes. Sólo por unos días. Sin embargo, vino Inocencio Arias a Almería a presentar su libro y no pude negarme a defenderlo ante nuestros paisanos. Es más, me encantó hacerlo. Así es que me he dado un atracón de catástrofes mundiales leyendo el libro de Chencho Arias y la verdad es que he disfrutado mucho con el acto y el coloquio.

Hemos salido fotografiados como glorias locales -rodeados de «grandes figuras de la cultura almeriense»- en La Voz de Almería. Como no tengo a mano otros diarios, para mi, en vacaciones, ésta es la página más bonita del día:

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El que está sentado en la escalera junto al embajador Arias (que lleva pajarita) es un servidor, irreconocible sin la boina. Y esto fue, más o menos, lo que dije (me enrollé un poco, aviso) en el vestibulo del antiguo Casino de Almería (el gran salón previsto seguía en obras):

Notas de JAMS para la presentación del libro “Confesiones de un diplomático”, de Inocencio Arias

El hombre y su obra

José A. Martínez Soler / 17 de agosto 2006 (20:30 h.)

Antiguo Casino de Almería

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Muchas gracias por invitarme a presentar este libro y gracias por dejarme un micrófono. Desde que terminaron las clases en la Universidad tengo mono de audiencia cautiva. Gracias, sobretodo, a ustedes por acudir.

1.- La obra

Hasta ahora, el embajador Inocencio Arias –nuestro Chencho– apenas tenía obra escrita y publicada. Tiene cientos de artículos publicados en numerosos medios (cito especialmente los de La Voz de Almería ), capítulos sueltos de libros, cientos de conferencias, miles de cartas y notas (muchas en clave diplomática) y un libro interesante y simpático: “Tres mitos del Real Madrid”.

Bueno, y es columnista fijo (desde el nº 1) del diario más leído de España (no es ni El País ni el Marca): el 20 minutos. A pesar de todo eso no podemos decir que tuviera lo que se llama obra publicada.

Hoy ya podemos decir que tiene una obra grande digna de ese nombre y de largo alcance. Bajo la apariencia de un libro interesante, ameno y fácil de leer, lleno de confesiones íntimas, memorias profesionales y anécdotas curiosas, Chencho Arias nos cuela todo un retrato del mundo en que vivimos.

Este libro tiene, como las arcas de nuestras abuelas, un doble fondo. Lleva dentro una trampa agudísima y bien disimulada.

El libro nos entra con facilidad, como si nada, pero nos deja un poso riquísimo de conocimientos muy bien destilados, de gran reserva, para entender un poco mejor el mundo actual. Bajo esa apariencia modesta de contarnos su vida en estos tres años que cambiaron España (desde el 11-S al 11-M, como dice en el subtítulo) el embajador Arias, a lo tonto, a lo tonto, nos lo cuenta todo en un apasionante reportaje, cargado de análisis profundo, sobre cómo hemos llegado hasta aquí en España y en el mundo.

El libro no parece ambicioso, y no asusta a primera vista, pero es ciertamente muy ambicioso y tendrá largo recorrido. Como las grandes obras de la música clásica, empieza y termina con la misma nota: ¿Qué hubiera pasado si…? Un contrafactual que rechazan los historiadores (con la boca pequeña) pero que adoran los periodistas.

Este libro se está leyendo hoy por las playas de toda España (y está agotado en varias librerías de Madrid, donde lo he buscado sin éxito antes de venir aqui de vacaciones). Dentro de poco, se estudiará en la Facultades de Ciencias Políticas y de Periodismo.

No me ha sorprendido la calidad literaria ni el interés periodístico del libro. El embajador es un magnífico conversador. Y ya se sabe que quien habla bien, escribe bien. Además, le conozco desde hace muchos años. Los dos somos emigrantes almerienses, presumo de su amistad y nos hemos cruzado bastante por medio mundo.

Lo que sí me ha sorprendido y maravillado es el arte (y la valentía) que ha tenido para contar lo incontable, entre líneas y con mucha gracia, sin que nadie le pueda decir ni pío. Ahí se ve que el hombre que lo ha escrito podríamos decir que es “muy diplomático”. Un gran diplomático. Ya lo creo.

Es un libro cargado de ingenio que te hace sonreír dos o tres veces por capítulo. Y eso no tiene precio. (Bueno, sólo 22 euros). La risa es un arma muy poderosa y envidiada. Por eso la persiguen todos los poderes políticos, económicos y religiosos. Durante siglos, la Iglesia pregonó que la risa era cosa del diablo. “La risa –decían los santos padres de la Iglesia- siempre precede a la fornicación”. Pues bien, Chencho Arias la domina con arte florentino. Me refiero, claro, a la risa. De lo otro, no tengo datos.

Como el Tenorio, nuestro Chenco sube con tanta naturalidad a los palacios y como baja a las mazmorras o, peor aún, a las letrinas. (Vean, si no, la pág. 323: Meando con Kofi Anan en el Bernabeu y 339, meando y discutiendo votos).

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El hombre

Ya he hablado algo sobre la obra y muy poco de su autor. La verdad es que a mi me han invitado a presentar la obra, porque al autor ya lo conocemos todos y más en Almería que es su tierra y la nuestra. Y no necesita presentación.

Pero, a veces, cuando leo algo que me interesa, me pregunto quién hay detrás de esas líneas, cómo es esa persona que escribe en soledad para comunicarse con nosotros y desnudarse por dentro ante nosotros.

Y me pregunto:

¿Qué pesa más el hombre o su obra?

Y esa pregunta me recuerda una anécdota que se produjo aquí mismo, en el puerto de Almería, hace poco más de 800 años, hacia 1198. (La cuento en dos minutos. Lo prometo).

Hace 800 años, el célebre Ibn Arabí, el Murciano, discípulo sufí de Abulabás Ibn Alarif de Almería, acudió a nuestro puerto para recibir el cuerpo embalsamado del gran sabio cordobés Averroes, -el introductor de Aristóteles en Occidente- que venía en un velero procedente de Marruecos donde había fallecido.

Cuenta el místico murciano que depositaron cuidadosamente el cuerpecillo embalsamado del gran Averroes en un serón sobre una hermosa mula. Como contrapeso, colocaron en el otro lado del serón los últimos manuscritos de medicina, astronomía, filosofía, derecho, física, etc. que el maestro andaluz había llevado consigo a Marrakesh.

La comitiva salió del puerto de Almería camino de Córdoba y la mula, que llevaba el cadáver del sabio y sus libros, iba dando tumbos a derecha e izquierda, a paso lento y solemne, mientras subía hacia los montes de Enix. Ante esa imagen del balanceo de la mula, Ibn Arabí se preguntó:

¿Qué pesa más el hombre o su obra?

No tengo una respuesta clara para esa pregunta en el caso de Chencho Arias y su reciente obra. Lo que si puedo aventurar es que si sigue por el camino que ha emprendido, el escritor pesará más que el embajador y el humanista y el historiador pesará más que el político.

Desde el último cambio de Gobierno, España ha perdido un gran embajador. Puede haber sido por la mala cabeza del presidente Zapatero o, quizás, no lo sé, por los malos consejos recibidos de sus ayudantes (o no recibidos, lo que sería mucho peor).

Sin embargo, con ese error político del Gobierno, España ha ganado un notario ingenioso y profundo del mundo actual y un escritor ameno, cercano e incisivo y hasta tierno; nunca cínico.

No me cabe duda de que desaprovechar los contactos, la habilidad, la experiencia y la lealtad a los intereses generales de España de Inocencio Arias ha sido uno de los mayores despilfarros del Gobierno actual. Una metedura de pata de Moratinos o de Zapatero, o de ambos.

Tener a Chencho un año en paro, en el pasillo, mientras se preguntaban por las cancillerías de todo el mundo «¿qué pasa con Mr. Arias?» sólo puede entenderse por la bisoñez e inexperiencia del nuevo Gobierno o por las envidias, mezquindades y celos tan frecuentes en la diplomacia, casi, casi, como en el periodismo.

Pero no estoy aquí para criticar al Gobierno (al que deseo toda la suerte del mundo) en defensa de un paisano desaprovechado. Estoy aquí para destacar las excelencias del hombre y de su obra, que tanto pesa, pesa tanto. Ya habrá tiempo, en el coloquio, para preguntarle a Chencho por la terrible invasión de Irak o por la inoportuna foto del «Trío de las Azores».

¿Por qué estoy aquí? Porque los dos somos de Almería y nos une una buena amistad, en la salud y en la adversidad. Además, desde hace muchos años, soy admirador profesional del autor de este libro. El embajador Arias, como director general de la OID, (con la UCD, el PSOE o el PP) es decir, el portavoz oficial casi permanente de Exteriores, ha sido la fuente oficial más atenta y solvente, y que mejor ha sabido llevarse con los periodistas, en los treinta y pico años que llevo en esta profesión. Pueden hacer una encuesta.

Chencho, el de la pajarita, ese que aparece, desde siempre, en la tele detrás del Rey o del presidente del Gobierno o en el Consejo de Seguridad de la ONU detrás de un cartelillo que dice Spain.

Este es nuestro hombre. Es mucho más que un diplomático brillante, de los que dan prestigio (y talento, que tanta falta le hace) a “la carrera”.

Es polifacético. Un renacentista, que sabe un poco de todo. Gran conversador, polemista moderado, simpático y, pese a su freno profesional, con pocos pelos en la lengua. Habla como si fuera libre. Y, ojo, que es diplomático. Eso le genera muchos problemas, naturalmente, derivados de la envidia, un pecado tan español. Pero afronta los riesgos con gallardía. Por eso, desde que salió de Velez Blanco en busca de saber, amor o fortuna, ha ido prosperando y ha llegado a la principal embajada española: las Naciones Unidas. El no va más en su profesión.

También ha hecho cine. Pero quién, siendo almeriense, no ha hecho cine. John Lenon, Lawrence de Arabia, etc. Aquí no le damos importancia a hacer cine. Va con la tierra.

Ha sido director general del primer club de fútbol del mundo (bueno, el 1º cuando él lo dirigía): el Real Madrid. Y Zapatero (que es del Barça) lo sabe. Mira por dónde. A lo mejor por eso le han rebajado a cónsul (claro que nada menos que en Los Angeles).

Nos hemos visto a menudo en Almería o en conferencias, cumbres y congresos por esos mundos. Siempre acabamos hablando, con nostalgia, de nuestra tierra.

Recuerdo que acudió un día a Nueva York, en viaje oficial acompañando a los Reyes, y nos fuimos a comer juntos. (“Tráete una cámara de fotos”, me dijo). Lo tenía todo preparado. Había tramado una visita del Rey –metida con calzador en el programa real- nada menos que al Metropolitan Museum de Nueva York.

-«¿Para qué?»

“Quiero que nos hagan una foto (dos almerienses con el Rey de España) en el “Spanish Patio”, el más impresionante del Museo neoyorquino”, me dijo. “¿Qué te parece? Así reivindicamos que todas las piezas que se trajeron del castillo de mi pueblo, y que forman hoy ese patio de palacio renacentista, deberían volver a Vélez Blanco”.

La agenda del Rey se complicó, no pudo llegar a tiempo al Museo y no hubo tal foto. Pero lo intentamos.

Otro día, comiendo en casa con un colega de mi mujer, del New York Times, y creo que también nos acompañaba el profesor y poeta Angel Berenguer, (otro miembro del clan de almerienses errantes) hablamos con tal pasión de nuestra tierra que el celebre periodista salió pensando que no sabía nada de España, pues nunca había estado en Almería. A las pocas semanas, Almería salió en la primera página del New York Times, señalada con todo lujo tipográfico en un mapa de España.

Elaine Sciolino (jefa del New York Times en Europa) me telefoneó un día con una emergencia profesional y me dijo:

“Estoy desesparada ¿Necesito hablar urgentemente con vuestro embajador en la ONU? ¿Sabes dónde puedo encontrarle?»

Le respondí:

«Has tenido suerte. Está aquí conmigo, en el Mesón Pepa de Terreros, recogiendo una paella…Te lo paso».

Chencho es un gran profesional, un demócrata de toda la vida y un gran patriota. Nos lo ha demostrado muchas veces. En ocasiones, asumiendo, con gran lealtad al Gobierno del España, elegido por los españoles, costes personales altísimos.

Hay veces en que lo fácil es huir y lo difícil es cumplir con el deber profesional, y acabar con la obra bien hecha. Recuerdo que una vez le preguntó un colega si España debería aceptar como residente al dictador Pinochet, todavía en el poder. Chencho era entonces Secretario de Estado, viceministro de Exteriores para Iberoamérica, o algo así, con el Gobierno de Felipe González. Y respondió:

“Naturalmente que sí, si eso ayuda a que vuelva la democracia a Chile”.

Es finísimo en el análisis político. Y luce poco porque da sus ideas, con generosidad, a sus jefes y a sus amigos. Lo se por experiencia. Y no todos se lo han agradecido.

Ahora ha decidido confesar. No sus pecados sino sus recuerdos. Y aquí tenemos, por fin, las “Confesiones de un diplomático”, un libro que pasará a la historia de la diplomacia española.

Fácil de leer, ameno, comprometido y justificador de un trabajo profesional honrado, en tiempos del cólera, es decir, antes del la guerra, en la guerra y después del desastre de la guerra de Irak.

Es un libro tan atrevido que podría haberle costado el puesto (o su futuro profesional) al autor. Es un libro que roza y, a veces, zarandea los principios éticos, los matices entre el ser y el deber ser, entre el profesional frío y el creyente fanático, entre el científico y el político.

A Chencho le tocó bailar últimamente con la más fea. Es decir, con la política exterior española más fea de los últimos años. Me refiero a la participación española en la guerra de Irak, después de la foto tristemente famosa del Trío de las Azores.

Esta es una de sus frases: pag 358:

“Sin el atentado del 11 de marzo, la desafortunada actuación del ejecutivo y la astuta de la oposición en los tres días siguientes, el PP estaría hoy en el gobierno”.

Durante los debates previos a la invasión de Irak, Inocencio Arias era el embajador de España en Naciones Unidas y, en ese tiempo, España era miembro del Consejo de Seguridad y contaba mucho. ¡Vaya si contaba!

Y allí estuvo nuestro ilustre almeriense al pié del cañón, sirviendo al Gobierno de José María Aznar (que no era, desde luego, santo de mi devoción) con la misma dedicación y lealtad con la que sirvió a los gobiernos anteriores de Felipe González o de Adolfo Suárez. Sin escurrir el bulto, que hubiera sido lo más fácil y, seguramente, lo menos profesional.

Para terminar, diré que el embajador Arias es un optimista, incluso cuando no le afecta la “ponientá”. Salva a la ONU, ese zoco donde se compran y venden los votos sin recato. Y salva también al género humano. Y ya es raro –viendo los intríngulis de la política internacional que nos cuenta Chencho– que no hayamos desaparecido todos del mapa. Él ve el vaso medio medio lleno cuando los pesimistas lo ven medio vacío. (Claro que un profesor de Economía, para economizar recursos, debería decir que sobra medio vaso). —

El libro deja una pregunta en el aire, cuya respuesta debe descubrir el lector a lo largo de sus páginas:

¿Qué pesa más el azar, el fatalismo, la predeterminación, el fatídico “está escrito” o bien el libre albedrío, la voluntad del hombre –del género humano- para cambiar el mundo?

¿Podemos aspirar a un mundo mejor?

Chencho cree en el poder transformador de la libertad. Con personas como él, desde luego que otro mundo es posible.

Así es nuestro Chencho y así es el libro que hoy les presento y que recomiendo que compren a la salida. ¡Ah! ¡Y que lo lean!

Muchas gracias.

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Después del coloquio, cenamos en un restaurante espléndido de muchas estrellas (en el nuevo Hotel Catedral) sobre un aljibe árabe del siglo XI milagrosamente recuperado.

Da gusto trabajar un poco en vacaciones, siempre que sea para un amigo. Y, además, pude comprobar que Chencho Arias está en forma.

Saludos desde Almería.