Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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El «Ángel de Varsovia» sigue su vuelo…

El recuerdo de la heroína Irena Sendler, que no ganó el Nobel en 2007 y falleció en 2008, me ha llegado hoy en forma de e mail en cadena. Este mensaje, que me envía mi amigo, el poeta Antonio Crespo Massieu, lleva varios años dando la vuelta al mundo y los promotores quieren llegar a 40 millones de personas. Ya les faltará poco.

Irena Sendler, en 1942

Me piden que lo reenvíe a mis amigos. No suelo seguir los mensajes en cadena. Sin embargo, esta vez, no lo pude remediar y lo reenvié solo a mis hijos. Los demás pueden copiarlo, si quieren, de este blog y seguir la cadena. Recordar a Irena Sendler, que falleció a los 98 años en 2008, es un homenaje a uno de los mejores seres humanos del siglo XX.

Podemos perdonar a los criminales, pero no debemos olvidar lo que hicieron y, sobre todo, debemos recordar a personajes como Irena Sendler, el Ángel del Gueto de Varsovia.

Este es el mensaje completo traducido que acabo de recibir hoy:

—–

«Irena Sendler
Una señora de 98 años llamada Irena acaba de fallecer. Durante la Segunda Guerra mundial, Irena consiguió un permiso para trabajar en el Ghetto de Varsovia, como especialista de alcantarillado y tuberías.
Pero sus planes iban mas allá…
Sabía cuáles eran los planes de los nazis para los judíos (siendo alemana).
Irena pasaba niños  escondidos en el fondo de su caja de herramientas y llevaba un saco de arpillera en la parte de atrás de su camioneta (para niños de mayor tamaño). También llevaba en la parte de atrás un perro al que entrenó para ladrar a los soldados nazis cuando salía y entraba del Ghetto.
Por supuesto, los soldados no querían tener nada que ver con el perro y los ladridos ocultaban los ruidos de los niños.
Mientras estuvo haciendo esto consiguió sacar y salvar a 2500 niños.
Los nazis la atraparon y le rompieron ambas piernas y los brazos…
Irena mantenía un registro de los nombres de todos lo niños que sacó y lo guardaba en un tarro de cristal enterrado bajo un árbol en su jardín.
Después de la guerra, intentó localizar a los padres que pudieran haber sobrevivido y reunir a la familia. La mayoría habían sido llevados a la cámara de gas. Aquellos niños a los que ayudó encontraron casas de acogida o fueron adoptados.
El año pasado Irena fue propuesta para recibir el Premio Nobel de la Paz.
Pero no fue seleccionada.
Ese premio se lo llevó Al Gore, por unas diapositivas sobre el Calentamiento Global… y en 2009, Obama sólo por buenas intenciones.
¡ESTA SEÑORA ES MI NOBEL!
Gran mensaje. ¡No permitamos que se olvide nunca!
63 años después
In Memoriam

La intención de este e-mail es llegar a 40 millones en todo el mundo. Únete a nosotros, sé un eslabón de esta cadena conmemorativa y ayúdanos a distribuirlo por todo el mundo.
Por favor, envía este e-mail a las personas que conoces y pídeles que continúen la cadena. Por favor, no lo borres simplemente.
Sólo te llevará un minuto reenviarlo.
Gracias.»

——

Esta señora, que sin duda mereció el Premio Nobel de la Paz mucho más que Al Gore, fue un ejemplo de esos que necesitamos para reconciliarnos, un poco más, con el género humano.

Estoy casi seguro de que hay, en estos momentos, alguna heroina israelí salvando niños, heridos por sus compatriotas de Israel, en Palestina. Y viceversa. Algún día lo sabremos, como supimos la historia bellísima de Irena Sendler. ¡Qué mundo éste!

Hoy yo le doy a la alemana Irena Sendler el Nobel de la Paz a título póstumo.

 

 

 

 

¿Alcalde musulmán en Almería? Envidio a Rotterdam

El día en que Almería vuelva a tener un alcalde musulmán -lo que no ocurre desde el siglo XV- daré gritos de alegría. Habremos dado un paso de gigante hacia la civilización y la concordia. Es lo que han hecho los holandeses de Rotterdam , a quienes envidio. Y -que conste- yo no soy musulmán ni judío ni cristiano. Soy agnóstico respetuoso.

Pero Almería es el caso más relevante de Europa en lo que se refiere a revolución demográfica y movimentos migratorios. Hace 30-40 años, mi tierra era la mayor fábrica de emigrantes de España (hacia Cataluña, Europa y Améríca).

Hoy -pese a la crisis- es la provincia que más inmigrantes atrae del norte de Africa de toda España (y quizás de Europa). En dos generaciones, la tortilla se ha dado la vuelta. Y la convivencia entre razas y culturas, que parecía imposible tras los tristes sucesos racistas de El Ejido en el año 2000, parece ser todo un éxito.

Copio y pego la información de El País de hoy, que tanta sana envidia me ha producido:

Moratinos «abronca», Moratinos «rechaza»

Los verbos de El Mundo, siempre tan sutiles, me sorprenden cada día.

Hoy nos regala en portada el verbo «abroncar». La verdad es que yo oí lo que el ministro Moratinos -que no es precisamente un gran orador- le dijo al conocido empresario hebreo-español, Mauricio Hatchuel Toledano, y no me pareció que le estuviera «abroncando».

«Rechazar» ha sido el verbo elegido por El País en su primera página:

Moratinos rechaza las acusaciones de antisemitismo

En todo caso, ¡qué inoportuno estuvo Zapatero al ponerse el pañuelo palestino al cuello en público y con la que está cayendo sobre Oriente Medio!

A mi me encanta ese pañuelo palestino, tanto como la kepa de los hebreos (seguramente antepasados míos, llamándome Soler), pero considero que un presidente del Gobierno debe tener una pizca de prudencia en sus apariciones públicas cuando hay una guerra abierta por medio y mantiene relaciones diplomáticas con ambos frentes.

El pañuelo palestino al cuello de Zapatero me recordó el gesto que tuvo (seguramente sincero pero algo pueril) al quedarse sentado en la tribuna de honor al paso de la bandera de los Estados Unidos en plena guerra de Irak.

Los norteamericanos tardarán en perdonarle esa falta de cortesía, ya que la bandera no es de Bush (a quien detesto como presidente de mi querido segundo país) sino de todos los noteamericanos, incluidos mi mujer y mis tres hijos.

Zapatero hizo mal, a mi juicio, al exhibir el pañuelo palestino ante los fotógrafos (una falta, quizás, de sus agentes de seguridad) pero, desde luego, el empresario hebreo-español Mauricio Hatchuel se pasó tres pueblos al acusar de «antisemita» a Zapatero.

A fuerza de manosear el antisemitismo para cuaquier chorrada, mis amigos israelíes y judíos, están perdiendo credibilidad y simpatía. Y mucho más si amenazan frívolamente de «antisemita» a todo aquel que no esté de acuerdo con sus bombradeos tan desproporcionados sobre población civil.

Israel está haciendo sobre los civiles de Líbano lo que hizo la Legión Cóndor de Hitler sobre la población de Guernica o los destructores nazis sobre la ciudad de Almería.

Israel tiene derecho a existir y a ser reconocido por sus vecinos. Tiene derecho a defenderse pero no a machacar a los vecinos para quedarse con lo que no es suyo. También tiene el deber de cumplir los mandatos de la ONU y abandonar las tierras ocupadas ilegal y militarmente a Palestina. Yo critico a Israel por la desproporción de tales crímenes. Y no acepto que, por estas críticas leales, me llamen antisemita. No lo soy, no tengo ningún complejo y sueño con que algún día puedan vivir en paz arabes e israelíes en esa tierra de odio milenario que llamamos Oriente Medio.

Como tantos países (incluido Israel), España también está dividida ante el conflicto terrible de Oriente Medio.

Los editoriales de ambos diarios lo muestran claramente:

Y entre los intelectuales más relevantes del mundo también hay división de opiniones. No creo por la carta que publica hoy en El País puedan acusar de antijudío al propio Noam Chomsky