Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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¿Guantánamo católico en España como en Irlanda?


¿Habrá alguien capaz de marcar ahora la X en la casilla de la Renta de la Iglesía Católica mientras no se investiguen los crímenes de sus pederastas contra niños indefensos?

Deben saber que, tarde o temprano, gran parte del dinero de la Iglesia Catolica irá a parar, como insuficiente indemnización, a manos de las víctimas de abusos sexuales de los curas y frailes pederastas.

No hablamos sólo de unas pocas «manzanas podridas«. En Estados Unidos, los crímenes de los sacerdotes pederastas estaban tan extendidos que sus condenas judiciales han arruinado alli a la Iglesia Católica. En Irlanda, se acaba de abrir la caja de los truenos. Luego vendrá -no lo duden ni un minuto- Portugal, España y, seguramente, por último, Italia.

Lo que he leido estos días (no precisamente en El Mundo, que hoy no da ni una línea) sobre las torturas físicas y síquicas y los abusos sexuales de curas y frailes católicos contra ¡¡¡ 25.000 !!! niños indefensos en Irlanda me ha puesto los pelos de punta.

Y lo que es peor: ha puesto en carne viva terribles recuerdos de infancia sobre abusos sexuales de un par de frailes que (como la mayoría de los españoles que fuimos a colegios católicos) mantenía agazapados durante casi 50 años.

Pero no se equivoquen conmigo: yo fui como becario, casi 11 años, a un colegio católico de pago (La Salle de Almería) y tengo recuerdos muy felices y gratos de aquellos años. También estoy agradecido a casi todos mis frailes, a muchos de los cuales guardo admiración y enorme afecto.

El asunto da para mucho, pero mi familia me exige que ayude -¡¡ahora mismo!!- en la cocina y deje el portátil tranquilo hasta después del cine. Pero también me pide que me atreva a mostrar el lado oscuro de los curas, frailes y monjas pervertidos que casi todos los que hemos ido a colegios católicos conocemos de primera mano. Les he dicho que lean al maestro Manolo Saco quien, con su último post. nos ilumina y -como el rayo- nos estremece a la vez. Lean, pues, a Saco («Roma está construida sobre el infierno«) y lean también lo que sigue, sacado de El País de hoy, y luego hablaremos.

ENTREVISTA:

MICK WATERS narra los abusos sufridos en su infancia

«Hacían lo que querían contigo»

WALTER OPPENHEIMER en El País

24/05/2009

Las palabras de Mick Waters puedan parecer duras leídas negro sobre blanco, pero su voz es como su mirada: un flujo constante de pena, rabia y misericordia. Ésta es la historia de este sexagenario, contada por él mismo en la terraza de una modesta cafetería de Coventry, en el centro de Inglaterra.

Irlanda

25.000 víctimas de la pederastia

«Yo tenía 10 años cuando me llevaron a la escuela industrial de la congregación de los Hermanos Cristianos en Artane. Era en los primeros años 50. El Gobierno le había adjudicado a mi familia una casa nueva en Dublín pero era demasiado pequeña y yo me quedé a vivir con mi abuela y seguí yendo a la escuela de siempre. Al cabo de dos años me convocaron en los tribunales por algo relacionado con la escuela. Yo no sabía qué podía ser. Fui con mi padre y dijeron que llevaba dos años sin ir a la escuela. Yo era un niño y no entendía de qué hablaban. El problema es que mi familia me había registrado en la nueva escuela pero yo seguí yendo a la vieja. No me hicieron caso y me encerraron en Artane».

«Para mí fue como si me llevaran a la cárcel. Era una injusticia tan grande… Pero a nadie le importaba. Luego supe que todo se debía a que las órdenes religiosas que regentaban las escuelas industriales iban cada lunes a los tribunales para conseguir nuevos niños porque el Estado les pagaba según el número de alumnos».

«Hoy puede parecer extraño que me hicieran eso. Pero el poder de las órdenes religiosas era tan grande que el Gobierno no se atrevía a intervenir. Si un niño moría en un instituto no estaban obligados a informar a la policía para que investigara. Como dentro había una Iglesia, se consideraba tierra consagrada que no se podía corromper. Yo estaba traumatizado en Artane. No estaba acostumbrado a una escuela con 850 niños, enorme, un viejo castillo oscuro y muy frío, un lugar muy hostil. Sentía un vacío absoluto. Nunca te veían como a un niño pequeño. Te enfrentabas a todo tipo de castigos corporales. Te golpeaban en las manos o en el trasero, te retorcían el cuello, había todo tipo de castigos. Te pegaban con cualquier cosa. Lo hacían para que te conformaras».

«Si un niño moría, los curas no estaban obligados a informar a la policía»

«Aquellos enormes dormitorios con 250 niños tenían una habitación de castigo y se oían los gritos de los niños llorando de horror y dolor. Los gritos se extendían por todo el dormitorio y eran otra forma de meternos el miedo en el cuerpo. Y abusaban sexualmente de los niños, les degradaban sexualmente enfrente de los otros niños. De mí también abusaron sexualmente. Oh, sí. Yo era una persona fuerte. Aún lo soy. Y a la gente con carácter siempre la llevaban a la habitación de castigo y ahí dos o tres hermanos hacían lo que querían contigo, para satisfacer sus costumbres más sucias.

Cuando eres un niño no comprendes los abusos sexuales. No sabes lo que es el sexo. Pero en el fondo del corazón sabías que era algo malo. Hay cosas que no comprendes pero sabes que son algo terrible».

«Muchos niños estaban como muertos. En realidad nunca tuvieron vida. Fueron, fuimos todos, destruidos allí. Sin nadie que les cuidara, que les enseñara qué hacer, cómo coger un autobús, pagar un alquiler o preparar la comida. Cómo vivir».

«Nunca hablabas con los demás de lo que te pasaba. Tenías miedo de que viniera el hermano y tú fueras el siguiente. Una vez se lo mencioné a un sacerdote muy joven que estaba en su primer destino. Se quedó sorprendido y en su inocencia les preguntó qué pasaba. Le trasladaron y ese día me pegaron hasta dejarme inconsciente. Estuve seis semanas en el hospital».

«Hay demasiados menores inmigrantes que desaparecen de los refugios»

«Yo dejé la escuela con 15 años. Traté de volver con mis padres pero no pude. La conexión se había roto. Me fui al Ejército pero se dieron cuenta de que era menor y trabajé repartiendo periódicos. No podía encontrar nada mejor porque en cuanto decía de qué escuela venía me veían como una mala persona. Era un estigma. No había nada para mí y en cuanto pude me vine a Inglaterra. Hice todo tipo de trabajos. E intenté educarme. Sabía que necesitaba educación porque es la clave para todo. Iba a la escuela nocturna. Estudiaba inglés, y matemáticas. Más tarde hice un curso de cinco años de psicología. Quería trabajar en algo que me permitiera ayudar a otra gente. Dio sentido a mi vida. Trabajé en un instituto con víctimas de malos tratos. Ahora trabajo con gente que ha sufrido abusos en Jersey, en las islas del Canal. Llevo 25 años trabajando en el mundo de la educación, aquí en Coventry. Es muy gratificante. Hay niños que no saben leer ni escribir con propiedad pero tienen un cerebro preparado para el conocimiento». [Waters insiste en que se publique su teléfono, por si algún lector necesita contactar con él: (+44) 0 2476.551.952]

«Desde los enormes dormitorios oíamos los gritos de horror de los castigados»

Y prosigue su relato: «Me casé joven. Pero no podía explicarle a mi esposa lo que me había ocurrido. Simplemente no podía. Lo intenté muchas veces, pero tenía miedo de que me dejara. Con el paso del tiempo se lo acabé explicando. Y ella me dijo: ‘Sabía que había algo, lo sabía, pero no podía preguntártelo; tenía que esperar a que tú me lo dijeras a mí’. Y todo salió bien».

«Durante mucho tiempo intentamos que se reconociera lo que pasó en las escuelas. Por fin, el 11 de mayo de 1999, Bertie Ahern [entonces primer ministro de Irlanda] se disculpó. Fue fantástico, algo grande. Era el final de un viaje y el principio de otro. El momento de dejar trabajar a la comisión de investigación y ver qué ocurría. Ahora, de alguna manera me siento vindicado por el trabajo de la comisión. En líneas generales damos la bienvenida al informe porque refleja lo que creemos que nos pasó. Por supuesto, en opinión de mucha gente los religiosos que cometieron los abusos tenían que haber sido identificados pero las órdenes eran muy reacias a admitir lo que ocurrió; para ellos no había pasado nada y tendríamos que estar agradecidos de que se hubieran ocupado de nosotros. Han estado obstruyendo mucho. No querían entregar ningún documento porque sabían que había muy mala gente, sabían lo que habían estado haciendo, y que muchos habrían acabado en la cárcel. Para ser sincero, se llegó a un acuerdo con esas órdenes, que aceptaron entregar esa información con la condición de que no saliera de la comisión y no se publicara».

«Las órdenes habían entregado a algunos seglares que cometían abusos para hacer ver que afrontaban el problema. Pero nunca entregaron a los mayores perpetradores. Los trasladaban de escuela a escuela y les cambiaban el nombre».

«No comprendes qué es el sexo. Pero en tu corazón sabes que aquello es malo»

«La gente me pregunta si tengo alguna foto de cuando estaba en el instituto, pero no: no había cámaras allí, no se tomaban fotografías. Hace cuatro o cinco años, viendo una vieja película de un festival de Corpus Christi me identifiqué a mí mismo, cuando tenía 11 años. Fue la primera vez que me vi de niño en aquel lugar. Porque tampoco había espejos, nunca veías tu propio reflejo».

«No puedo creer en las enseñanzas de la iglesia católica. Creo en Dios, tengo temor de Dios, pero no creo en una iglesia que se esconde en la ley canónica para esconder sus abusos. Creo que ahora en Irlanda está pasando con los niños inmigrantes lo que nos pasó a nosotros. Hay demasiados menores inmigrantes que son llevados a refugios y desaparecen. Y a nadie parece importarle. Una vez le dije al arzobispo de Dublín: ‘por favor, no me diga que los abusos de niños en el seno de la Iglesia son cosa del pasado. La gente sabe que personas de muy alta posición en la jerarquía esclasiástica estaban al tanto de lo que ocurría’. ¿Y qué están haciendo? Ahora puede suceder lo mismo. A tus hijos o a tus nietos. ¿Cómo sabes que no? Todos tenemos que hacer lo posible por acabar con esto. Tenemos que proteger a los niños hasta que pueden protegerse a sí mismos».

«Cuando empezó este movimiento, hace más de 10 años, muchos conocidos católicos dejaron de hablarnos a mí y a mi mujer por lo que decíamos de la Iglesia. Fue triste pero es un precio que hubo que pagar. En el último año y pico se han percatado de que estaban equivocados. Pero si lo hubieran hecho hace 10 años a lo mejor se podría haber ayudado a aquel niño o aquella niña de la calle. Pero así es la vida. Así es la naturaleza humana. Ojalá la gente se de cuenta de que este informe explica lo que pasa en Irlanda, pero en realidad se refiere a algo que pasa en el mundo entero».

FIN

Ya he vuelto del cine. Quería ver «La reina Victoria» y he visto, por error, «X-man orígenes: Lobezno«, una versión moderna de Frankestein para adolescentes inmortales. Da para una tertulia breve sobre qué malo es siempre el futuro -según Hollywood– y cuantos peligros encierran los avances científicos, ya sea con la electricidad (Frankestein) o con los meteoritos (Lobezno).

En el blog vecino de poesía, he recomendado unos poemas de Auden. Uno de ellos dice así:

Y el mundo entero sabe

Lo que todos los niños aprenden en el colegio

Que quienes han sufrido maldades

Harán sufrir a otros.

Me ha recordado el caso tenebroso de los curas, frailes y mojas pervertidos que abusan de los niños más indefensos y destrozan sus vidas, quizás, para siempre.

Según estos versos de Auden, también pueden haber destrozado y seguir destrozando las vidas de los hijos y nietos de los maltratados. El daño que estos pervertidos producen se traspasa a generaciones venideras.

¡Que las personas decentes lo denuncien sin cesar para acabar con estos crímenes de lesa humanidad!

¡Qué gran ruina para la humanidad!

Hasta mañana.

Espero no tener pesadillas después de haber leido lo de Irlanda.

Las torturas de Bush, prueba de fuego para Obama

El anuncio de que Obama desmantelará el centro ilegal de detención de Guantánamo y anulará las directrices de George Bush a favor de la tortura es un alivio para cualquier persona de bien.

De hecho, muchos de los seguidores de Obama lo han considerado, durante la campaña electoral, como una prueba de fuego de la honestidad política de su candidato.

Pocas acciones de la terrorífica e hipócrita era Bush han sido tan desvergonzadas y criminales como la tolerancia de la tortura y la detención ilegal de personas sin las garantías mínimas de un Estado de derecho. Guantánamo ha sido una mancha denigrante para la historia de la democracia norteamericana.

Por eso, pienso que cerrar Guantánamo debía ser la primera decisión del presidente electo en cuanto tome posesión de su cargo el próximo 20 de enero.

Es una promesa de enorme carga moral y simbólica, semejante a la que hizo Zapatero , durante la campaña electoral del año 2004, acerca de la retirada de las tropas españolas que habían participado en la invasión ilegal de Irak.

El Mundo de hoy saca el asunto en portada, a dos columas, por abajo y le dedica una página interior completa. este es su titular de primera:

Obama desmantelará Guantánamo y juzgará a sus prisioneros en un tribunal especial ´

20minutos.es abrió ayer su portada con este importante anuncio. y hoy lo lleva en su primera página impresa con este titular:

Obama ya piensa en cómo cerrar Guantánamo

Sin embargo, me ha sorprendido que El País no lo haya mencionado siquiera en su portada de hoy ni en sus páginas interiores. Hay días en los que El Páis que no se enteran de quienes son sus lectores. Este es su titular anodino:

Obama acelera con su visita a la Casa Blanca el traspaso de poderes

Hace un año, Guantánamo fue un tema de primera en El País. Ahora, en cambio, lo tiene olvidado:

García contra Aznar, en El Mundo; la profesora de religión, en El País

Aunque la noticia gráfica del día ha sido, con razón, el traslado de los restos de la soldado Idoia Rodríguez, muerta por un mina en Agfanistán, y lleva honores de primera página, también destacan las ausencias y las presencias de otras noticias en las portadas de nuestros dos principales diarios de pago.

El recorte o censura de la entrevista de Quintero al estravagante José María García en TVE va en la primera de El Mundo y no ocupa ni una línea en la de El País.

El golpe bajo del Tribunal Constitucional a los profesores de religión ocupa dos columnas en la portada de El País y ni una sóla línea en la de El Mundo.

A estas alturas, ya no caben sorpresas. Creo que, tal como está el patio, ambas noticias (una por cotilleo frívolo, la otra por trascendencia jurídica) son de primera página y, en mi opinión, ambos diarios se han equivocado con la que no han puesto en su escaparate.

La más grave es, sin duda, la sentencia del TC contra los profesores de religión, sobretodo por la escandalosa jurisprudencia que sienta. No podemos olvidar que en el más alto tribunal de la democracia española hay miembros católicos, claramente incompatibles para opinar con independencia sobre la Iglesia Católica, que no se han abstenido y han votado esta sentencia sin ponerse colorados como un tomate. Un paso atrás. ¡Qué vergüenza! Aún nos quedan los tribunales europeos, civiles y no religiosos, ajenos a la tremenda influencia de la Iglesia Católica.

Creo sinceramente que erramos en el tiro.

¿Pará qué andarnos por las ramas discutiendo quién nombra o despide a los profesores de religión en las escuelas públicas y en las concertadas, que reciben dinero de todos los españoles que pagamos impuestos?

El debate abierto es importante y, visto lo visto en el TC, debería ampliarse, a mi juicio, con este otro:

¿Queremos profesores de religión en las escuelas?

¿Queremos que estos catequistas -así los entiende ahora el TC- sigan lavando impunemente el cerebro de nuestros hijos indefensos?

La otra noticia del día, que El País no da en su primera, ha sido el regreso de José María García a los medios y, como es habitual en él, con demagogia y gran escándalo. Este es el titular de El Mundo:

TVE no emitió la entrevista de José María García por sus duros ataques a Aznar

Por los debates generados en Internet, la noticia de la retirada o censura de la entrevista se ha prestado a muchas interpretaciones, sobretodo en los medios digitales, donde emisores y receptores pueden encontrarse al minuto. Algunos disparan contra Aznar (Aznar, el mayor censor desde Franco) y otros contra TVE.

En sus páginas interiores, ambos diarios dan amplia cobertura del suceso.

Ahí van preguntas:

¿Conocía TVE el contenido de la entrevista?

¿Conocía TVE que José María García había sido invitado a esa entrevista por la productora privada del programa de Quintero?

¿Se han caido ahora de un guindo los directivos de TVE?

¿Acaso no saben quien es José María García?

—-

¿Niegan o dan pistas los acusados del 11-M?

El juicio del 11-M (es un milagro que se esté celebrando con normalidad democrática) está recibiendo la cobertura informativa prevista. No hay sorpresas. Cada oveja con su pareja.

El Mundo, como era de esperar (o de temer), titula a cuatro columnas con los apellidos de Ghalyoun y Bouchar (esta vez no los llama por el nombre de pila, más familiar) y les adjudica un verbo muy positivo para ellos: «niegan».

Ghalyoun y Bouchar niegan haber estado en Leganés pese a los rastros de su ADN

El primer sumario que destaca El Mundo en su portada es de risa:

Ghalyoun sostiene que cuando declaró que «El Tunecino» quería atentar en España como respuesta a la Guerra de Irak se refería a robar bancos y joyerías

La portada abre con las fotos de tres de los acusados, a toda página, sobre un pie de foto singular:

Declaran los tres acusados por la fiscal de poner las bombas

¿Añaden lo de «por la fiscal» para rellenar la línea o lo hacen con alguna intención especial?

¿Acaso no se da por hecho que las acusaciones corren a cargo de la fiscalía?

El País lleva el juicio del 11-M como segunda noticia y a dos columnas a media página:

Dos supuestos autores del 11-M dan pistas del atentado en la vista oral

Obsérvese que, según este diario, los sujetos no son Fulano y Mengano sino «dos supuestos autores del 11-M» y éstos no niegan sino que, por el contrario, dan pistas del atentado.

El sumario de El País evita lo de «robar bancos y joyerías»:

Basel Ghalyoun declara que El Tunecino justificó ataques a España por la guerra de Irak

En un recuadro, con fondo en color, El País destaca:

Una conspiración llena de agujeros. «Trashorras no habló de ETA», según el informe policial

El País manda, arriba, a cuatro columnas, con Aznar como sujeto pero creo que se le fue la mano al añadirle innecesariamente la palabra «también«, para recordarnos la información de días pasados cuando dijo que envió policías a Guantánamo:

Aznar también envió espías del CNI a interrogar presos en Guantánamo

Siempre me ha llamado jocosamente la atención el latiguillo que utilizan algunos colegas para presumir de su información exclusiva:

…Estos hechos aparecen acreditados en notas remitidas a Exteriores (…) a las que ha tenido acceso El País,…

¡Gran mérito del periodismo de investigación!. Es la típica filtración interesada de una fuente oficial a un diario amigo que le garantiza un tratamiento adecuado a sus intereses. Cuando gobernaba Aznar, esas presuntas «exclusivas» solían ir a parar al diaro El Mundo .

No me ha gustado nada ese «también«, tan sesgado, en un titular que pretende ser informativo. Es digno de la cultura periodística laxa de El Mundo y no de la de El País que yo conocí.

Libertad y expresiones odiosas

MARC CARRILLO en El País

20/02/2007

La penalización del discurso del odio ha resurgido en el debate público europeo. Aprovechando la actual presidencia de la Unión Europea, la ministra alemana de Justicia, Brigitte Zypries, ha propuesto que todos los Estados de la UE penalicen la negación del Holocausto. En la actualidad, varios ya disponen en su legislación penal de una previsión de esta naturaleza. Además de Alemania, Francia, Bélgica, la República Checa y otros, en España, el Código Penal también prevé como acción punible en su artículo 607.2, la difusión por cualquier medio de ideas o doctrinas que nieguen o justifiquen delitos de genocidio.

Son medidas propias de una modalidad de democracia militante, que el Estado democrático adopta frente a discursos revisionistas de la historia, que niegan la evidencia del exterminio cometido por los nazis de judíos y otras minorías étnicas o políticas.

No obstante, la pregunta ya recurrente que ante este tipo de medidas se plantea es si la libre expresión de ideas queda coartada a través de este singular ius puniendi del Estado. O dicho de otro modo, las expresiones odiosas, despreciables…, ¿son un límite infranqueable en la sociedad abierta? En el ordenamiento jurídico español el tema no está del todo resuelto, puesto que el citado precepto del Código Penal fue objeto de una cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional hace más de seis años por parte de la Audiencia Provincial de Barcelona y sigue pendiente de sentencia. Entre los argumentos que este tribunal penal expone para sostener que el precepto en cuestión supone una violación de la libertad de expresión, destacan aquellos que subrayan que las ideas negacionistas no suponen una conducta que pueda encuadrarse dentro de la provocación del delito, puesto que el Código ya sanciona en otros preceptos las conductas que comportan una invitación a violentar otros derechos fundamentales. Por esta razón, sostiene que el bien jurídico protegido resulta muy difuso, dado que lo que el tipo penal del negacionismo está sancionando es la difusión de ideas y doctrinas, sin que además se exija otro elemento adicional definidor del delito, como sería la incitación a la realización de conductas lesivas sobre derechos de las personas. Y concluye afirmando que en nuestra sociedad la sanción penal de una conducta como la que tipifica el artículo 607.2 carece de justificación, puesto que de acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, la limitación de un derecho fundamental ha de quedar justificada por la protección de otro derecho. Un requisito que el delito del negacionismo histórico no cumple.

Es evidente que al respecto la Audiencia adopta una posición liberal. En este contexto, para el mundo jurídico anglosajón la sanción penal de estas conductas no está prevista. David Irving, el conocido y espurio historiador inglés, que ha llegado a afirmar que Hitler era amigo de los judíos, no ha sido perseguido penalmente en su país -a diferencia de Austria- por sus miserables expresiones. En los Estados Unidos, en general, se parte del criterio de que es un fin legítimo del Estado que la libertad de expresión ha de fomentar un debate social completo y abierto, asegurando -como expone el profesor Owen Fiss en su trabajo sobre La ironía de la libertad de expresión- que el público oiga todo lo que debería. En relación con las expresiones de odio el Tribunal Supremo se ha mostrado contrario a su sanción, por rechazables que puedan ser. Así, en su sentencia del caso R.A.V. v. St. Paul 505 U.S. 377 (1992), relativo a la quema de una cruz, invalidó la ordenanza de la ciudad de St. Paul que regulaba las expresiones de odio, porque esa disposición no respetaba el principio de la neutralidad de contenido. En la línea de facilitar el acceso al debate público de todas las expresiones, el Tribunal sostenía que con esta ordenanza el Estado favorecía al tolerante frente al intolerante. Lo que significa que, salvo que la actitud del racista sea directa o implícitamente violenta, no debe haber impedimento jurídico para que la sociedad conozca lo que dice y libremente adopte una posición al respecto.

En el contexto constitucional español ello significa que la negación o el revisionismo de hechos contrastados por la historia, por miserable y odioso que pueda resultar, es una consecuencia más de la libertad de expresión. Un derecho que como manifestación de ideas, opiniones y pensamientos, a través de obras de investigación histórica o de ensayo ideológico, puede resultar tanto un ámbito para las aportaciones que ensalzan la condición humana, como una plataforma de las excrecencias que ponen de relieve la profunda crueldad y miseria de la que el ser humano puede ser capaz. Incluso, con pretensiones de ensayo histórico. Por eso, negar la Shoá o, por ejemplo, no condenar un atentado terrorista, por miserable que sean estas actitudes no son perseguibles en el orden penal.

Cuestión distinta es cuando, por ejemplo, el negacionista actúa también con violencia. Es obvio que entonces la represión penal de la ley democrática ha de ser todo lo contundente que la lesión de derechos exija. Así lo prevé el artículo 510.1 del Código Penal cuando sanciona a los que provocaren a la discriminación, al odio o la violencia contra grupos o asociaciones, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión (…), situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza, etc.

Pero el fondo de la cuestión, es la respuesta jurídica a dar a las expresiones de odio que se traslucen en la negación de un genocidio. Desde un punto de vista moral, se puede considerar legítimamente que la negación misma es un acto de violencia contra las víctimas. Pero en términos jurídicos, la expresión miserable no puede ser perseguida con la lógica del ius puniendi del Estado. Cosa distinta es lo que en el ámbito civil pueda llevar a cabo la persona lesionada por la expresión odiosa. Porque, sobre todo, al contrario de las dictaduras, las democracias han de tolerar las controversias más vivas e incluso hirientes. En este sentido, es mucho mejor conocer lo que dice un neonazi, un idólatra de Ataturk y negador del genocidio armenio, un defensor de los exterminios campesinos de Stalin, un revisionista del franquismo, un negador de los crímenes de los militares argentinos, etc. Por otra parte, es un débil argumento jurídico establecer diferencias en función de la singularidad represiva de un determinado genocidio. Las víctimas son todas iguales. ¿No?

Marc Carrillo es catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad Pompeu Fabra.

FIN

¿Descubren los peritos del 11-M a ETA hasta en la sopa?

¿Hallan o no hallan sustancias que ligan a ETA con el 11-M y con las Fuerzas de Seguridad para alejar de Aznar el fantasma de las matanzas de Irak? Y si no han confirmado la teoría conspiranoica del trío Pinocho (Aznar, Acebes y Zaplana), entonces ¿qué han hecho los peritos?

En cuanto a contenido informativo/opinativo, las ediciones «on line» de ambos diarios llevan el mismo camino que sus abuelas impresas en papel prensa. En un diario «no hallan» y en el otro «descubren».

En las ediciones «on line» se pierden las valoraciones tipográficas, ya que el tratamiento espacial de las noticias suele ser muy semejante. En cambio, en las portadas de papel, las cuatro columnas de El Mundo contrastan claramente con la columna pelada de El País sobre el mismo tema.

El País, a una columna:

Los análsis hallan elementos de Goma 2 ECO en todos los escenarios del 11-M

Por su parte, El Mundo no da ni una línea del escándalo (presunto delito) de los interrogatorios a presos en Guantánamo por policías españoles bajo las órdenes del Gobienro Aznar. El País lo da arriba, a cuatro columnas.

Tipos de traición

FRANCISCO J. LAPORTA en El País

14/02/2007

La Declaración de Independencia de las Colonias británicas de 4 de julio de 1776, que es el origen legal y político de los Estados Unidos de América, busca fundamentarse en el minucioso inventario de una «larga cadena de abusos y usurpaciones que persiguen invariablemente reducirlas al despotismo absoluto». En esa enumeración se hacen públicas ante un «mundo imparcial» las afrentas que las colonias y sus habitantes han sufrido por parte del monarca inglés. Entre ellas se puede leer esta: «Se ha aliado con otros para sujetarnos a una jurisdicción extraña a nuestra Constitución, y desconocida por nuestras leyes, dando su asentimiento a actos de pretendida legislación». El monarca inglés inspiró y dio su aprobación a una ley de los Comunes cuyo propósito, según los firmantes de la Declaración, es «llevarnos a ultramar a fin de juzgarnos por supuestos delitos».

Una de las llamadas leyes intolerables que aceleraron la revolución americana y la independencia de los Estados Unidos es, en efecto, una ley de 1774 llamada de administración de justicia, que autorizaba a sacar de la provincia de Massachusetts’ Bay a quienes iban a ser juzgados por delitos capitales, y trasladarlos a una jurisdicción que, de acuerdo con los legisladores ingleses, fuera más adecuada al caso. El pretexto para ello era estimular el celo de los magistrados y funcionarios para que reprimieran las revueltas sin temor a ser acusados de abusos y asegurarse así los veredictos convenientes.

La reacción frente a tales arbitrariedades fue la razón de que en las Constituciones y declaraciones de derechos de los trece Estados que constituyeron la primera federación apareciera el «debido proceso de ley» como uno de los fundamentos básicos de la nueva república. Y de que la disposición XII de la Constitución de Massachusetts fuera precisamente un cuidadoso inventario de las garantías jurídicas de los justiciables: «Ningún súbdito será obligado a responder de delitos o faltas hasta que los mismos le hayan sido descritos plena y totalmente, sustancial y formalmente; ni será compelido a acusarse a sí mismo ni a aportar pruebas contra sí; y todo súbdito tendrá derecho a aportar todas las pruebas que puedan favorecerle, a enfrentarse cara a cara con los testigos contrarios, y a ser oído plenamente en su defensa, por sí mismo o a través de abogado, a su elección. Y ningún súbdito será arrestado, encarcelado, despojado o privado de su propiedad, inmunidades o privilegios, puesto fuera del alcance de la ley, exiliado o privado de su vida, libertad y propiedad sino por el juicio de sus pares o la ley del país». Esta declaración tan firme y minuciosa fue la que inspiró directamente las enmiendas quinta y sexta de la Constitución, aprobadas inmediatamente después, y es casi unánime la opinión de que forma parte del caudal de principios y valores en que se asienta la gran democracia norteamericana.

Jorge III pasó a la historia por haber provocado la defección de sus súbditos de las colonias. También por su ineptitud política y su afán autoritario. Hasta el gran fundador del conservadurismo moderno, Edmund Burke, se enfrentó a su estúpida tiranía porque ignoraba las libertades tradicionales de los ingleses y minaba la autoridad del Parlamento. Por eso se puso de parte de las colonias norteamericanas. Detestaba las revoluciones pero defendía el espíritu de la gran tradición inglesa. Y en las quejas de las colonias estaban vivos los principios políticos del pensamiento inglés. Muchas de las provisiones constitucionales de la nueva república no eran más que la expresión de ese pensamiento. Entre ellas vale la pena destacar la traslación literal del artículo 10 del Bill of Rights a la enmienda octava: «No se exigirán fianzas excesivas, ni se impondrán multas excesivas, ni se infligirán penas crueles y desusadas».

A nadie sorprenderá por ello que cuando se vea, como se ve hoy, inventar jurisdicciones ajenas para ciertos delitos, llevar a los detenidos a ultramar para juzgarlos (o para lo que sea) o hurtar a los ciudadanos a su juez natural, uno se sienta tentado a pensar que se está traicionando alguno de los fundamentos de la democracia estadounidense. Igual que se traicionan cuando se niega información a los encausados, se les impiden los medios de prueba y defensa, se les arresta y despoja por tiempo indefinido, se les exilia y priva de la libertad al margen de la ley o se les infligen tratamientos crueles. Hay ya demasiadas medidas que no encajan en ese ideal ético que hizo nacer a los Estados Unidos: se apoya sin pudor que los torturadores delas prisiones iraquíes sean llevados ante un tribunal de casa (es decir, el viejo abuso británico de que a los «nuestros» los juzgamos aquí), se disponen por la CIA secuestros y vuelos secretos a jurisdicciones ignoradas (como aquello de «llevarnos a ultramar») o se defiende explícitamente el internamiento extraterritorial en Guantánamo para evitar las garantías de los detenidos (el abuso británico de una «jurisdicción extraña» a nuestras leyes).

Desde el punto de vista del imperio de la ley, cimiento básico del sistema político americano, podemos, pues, hablar de traición, de una traición fundamental. El presidente Bush y su política exterior están traicionando los fundamentos mismos del ideal americano de vida política.

Sin embargo, eso no es traición en sentido estricto. La Constitución norteamericana sólo permite considerar traición el hacer la guerra en contra de los Estados Unidos o unirse a sus enemigos dándoles ayuda y protección. Algunos se han atrevido a decir que esto es lo que ha hecho Ehren Watada, un oficial estadounidense, al negarse a ir a la guerra de Irak. Watada se ha leído despacio la Constitución y la Carta de las Naciones Unidas, y después ha comprobado que su presidente mentía, los servicios de inteligencia habían amañado la información y algunos periodistas desvergonzados habían manipulado las noticias. Ha llegado así a la conclusión de que las órdenes de sus mandos no eran legítimas porque la guerra de Irak era ilegal. Se violaba en ella la legislación internacional y se acudía sistemáticamente a prácticas que ignoraban los principios constitucionales. Todas estas razones le han llevado a desobedecer. No es una conducta indigna, como se pretende, sino una expresión más de la práctica de la desobediencia civil, también propia de la mejor tradición americana: la negativa a obedecer una orden porque va en contra de los principios éticos y políticos de la Constitución. Eso es lo que resulta para algunos inapropiado y cobarde, y lo que, según la vieja y retorcida argumentación, no hace más que dar armas al enemigo, equivale poco menos que a pasarse a sus filas. Por eso muchos ignorantes han dicho de él que es un traidor. Pero no lo es. Su acto no deteriorará a su patria; seguro que la engrandece más que las repugnantes actividades procesales que ha realizado estos años la Administración de George Bush con el burdo pretexto del terrorismo.

Edmund Burke justificó así su oposición al tirano:

«No toda coyuntura exige con igual fuerza la actividad de los hombres honestos, pero de vez en cuando surgen exigencias críticas y, si no me equivoco, ésta es una de ellas».

Un puñado de políticos obsequiosos, en el Parlamento Europeo y fuera de él, están pugnando por mostrarse condescendientes con los vuelos secretos de la CIA y benévolos con sus organizadores. Que recuerden a Watada y a Burke, y que recuerden sobre todo que lo mejor de la gran tradición americana está en el respeto a la ley y en las garantías de los ciudadanos. Ésa es también la mejor tradición europea.

Francisco J. Laporta es catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid.

FIN (El destacado en negrita no es del autor del artículo sino mío)

Ha salido un artículo de Arsenio Escolar que debería ser de lectura obligatoria para los seguidores de este blog interesados en el análisis comparativo de las noticias. Lo cita el mismo autor en su blog de aquí al lado.

Aznar no respetaba la Ley
Sin novedad: El País, contra Aznar; El Mundo contra Zapatero

Las portadas de hoy son antológicas. A nadie sorprende, a estas alturas, comprobar que El Mundo mira la realidad con una gafas que sacan muy feo a Zapatero.

Algo parecido hace El País con Aznar.

El titular más sorprendente -y espeluznante- es el que manda en El País a cinco columnas. Como se trata, a todas luces, de una exclusiva -fruto de la investigación periodística o de la filtración de una fuente interesada – sólo la publica El País.

No sabemos cómo hubiera publicado El Mundo esta noticia, de haberla tenido en sus manos. Pero podemos imaginarlo con bastantes posibilidades de acertar.

El escándalo político provocado por las ilegalidades del Gobierno Aznar ha sido mayúsculo y a partir de mañana veremos las reacciones en el resto de la prensa, en el Parlamento y, posiblemente, pese a su extrema politización, en los Tribunales de Justicia.

Me interesa resaltar hoy el efecto de los pequeños recuadros, de apariencia inofensiva, que acompañan, sesgan y aderezan a la noticia principal. Son noticias que nunca recibirían los honores de primera página de no ser por su efecto interesado sobre la noticia principal

Aunque se trate de noticias distintas, la influencia se produce por simple yuxtaposición.

El gran titular de El País lleva por compañía este otro:

La renuncia del «zar» antiterrorista europeo agrava la crisis por los vuelos secretos

Al parecido ocurre con el gran titular de El Mundo, aderezado por este otro, como aviso a navegantes:

Escándalo en Alemania por la libertad de una terrorista tras 24 años de prisión

EDITORIAL de El País

Investigar Guantánamo

13/02/2007

Un grupo de policías españoles interrogó en 2002 a una veintena de presos ilegales en Guantánamo, un hecho que junto a las últimas revelaciones de que Estados Unidos utilizó las bases de Torrejón, Morón y Rota, además de otras escalas ya conocidas, para llevar a prisioneros al centro de detención americano en la isla cubana, debe obligar al Congreso de los Diputados a abrir una comisión de investigación sobre estos hechos sórdidos, que dejan en entredicho el funcionamiento de los resortes de preservación de nuestros más básicos valores democráticos.

La democracia española no puede contentarse con que sea el Parlamento Europeo el que políticamente investigue todas estas cuestiones. La dimisión del holandés Gijs de Vries, encargado de la cooperación antiterrorista en la UE, en plena crisis sobre los vuelos de la CIA, no basta para aplacar ánimo alguno.

Al contrario, debe servir para localizar con precisión dónde están las responsabilidades. Los procedimientos judiciales, a su vez, deben avanzar de forma implacable frente a lo que constituyen a todas luces violaciones de la legalidad española y europea.

Los policías españoles interrogaron a 20 marroquíes, además del ceutí Hamed Abderramán, luego liberado. Los interrogatorios tuvieron lugar en 2002, es decir, en tiempos del Gobierno de Aznar y meses antes del ataque terrorista del 11-M de 2004. Pero los vuelos prosiguieron al menos hasta noviembre de 2005, es decir, con Zapatero en La Moncloa. Las explicaciones dadas hasta ahora sobre estos últimos son insuficientes y requerirían por sí mismas una investigación parlamentaria a fondo.

No es un atenuante que agentes de otros países europeos fueron también en esas fechas a interrogar a presos a Guantánamo. Francia lo hizo con presos de su nacionalidad, tal como acabó sabiéndose en un juicio en París contra seis acusados de terrorismo. El alemán de origen turco Murat Kurnaz, que posteriormente fue liberado, también relató cómo recibió la visita de agentes alemanes mientras estaba en Guantánamo.

Los policías españoles mandados por el Gobierno de Aznar interrogaron, en cambio, a ciudadanos de un país vecino, algo que introduce un elemento mucho más inquietante a la hora de evaluar la actitud oficial ante la actividad ilegal desarrollada en Guantánamo.

La hipocresía de muchos Gobiernos europeos parece no tener límites. Estamos ante una serie de desvergüenzas y violaciones de los derechos por parte de servicios europeos que requieren, además de la investigación judicial que corresponda, una depuración de responsabilidades políticas, aunque sea a toro pasado. Debe quedar claro que lo peor que puede hacerse en la lucha contra el terrorismo es doblegarse a lo que quieren los terroristas, y esto es que los Estados de derecho abandonen el camino de la ley y se adhieran a los mismos métodos de aquellos a quienes persiguen. FIN

Y la Justicia parió un ratón…
Etarras y 11-M, en El Mundo; Guantánamo, en El País

Los diarios on line se comen a los que imprimen las noticias de ayer. Tal es mi caso cuando voy a comentar las portadas impresas de hoy, envejecidas por dos decisiones importantes, aunque tardías, de los jueces.

La que han armado con el sanguinario etarra De Juana Chaos los del Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, saltándose a la torera algunos procedimientos, para ser arrojados hoy al ridículo por el propio Tribunal Supremo. En menos de un año, el etarra estará seguramente en la calle después de haber cumplido sus condenas.

¿En qué cabeza de juez cabe condenar a un etarra a más años de cárcel por escribir un artículo que por cometer asesinatos?

Y el otro juez, que también baila, es el de Tenerife. Prohibe el carnaval en la calle, en lugar de prohibir ciertos niveles de ruido insoportable en la calle. Menos mal que ha entrado en razón y donde dijo digo -a la vista del follón que ha organizado- ahora dice Diego.

De sabios es rectificar. Pero, con algo de prudencia y sosiego, nuestros politizados jueces podían habernos evitado tanto ruido innecesario.

….

No se pierdan este artículo de Félix de Azúa en El País. Es largo, pero creo que vale la pena:

Longevidad del resentimiento

FÉLIX DE AZÚA

en El País 12/02/2007

Recuerdo perfectamente con qué ferocidad despreciábamos a Adolfo Suárez. El plural se refiere a la izquierda de aquellos años. Ni siquiera le odiábamos, era demasiado insignificante. Un burócrata que sólo suscitaba el sarcasmo, un trepador cuyas contradicciones podían facilitar la insurrección proletaria. Es cierto que le había votado una mayoría de la población, pero ya se sabe: los españoles son franquistas, borregos, rancios. Supongo que eso es lo que piensan de Zapatero muchos nacionalistas.

Luego pasamos a despreciar a González. Algunos habían sido compañeros suyos en la Universidad de Sevilla: un chisgarabís, un pelmazo del que huía la gente. Los sarcasmos contra Suárez se hicieron más virulentos contra González. Basta con releer lo que escribían las grandes plumas de la izquierda sobre la entrada de España en la OTAN.

Ahora, cuando el país va regresando inexorablemente al Ruedo Ibérico, nos percatamos de que Suárez y González fueron una bendición inmerecida para una casta intelectual fatua y microcéfala. Un par de políticos inteligentes, prudentes, hábiles, que nos libraron de nosotros mismos. Si hubieran triunfado los míos, por ejemplo, Cataluña habría sido una república popular maoísta. Nunca se lo agradeceré suficientemente a Suárez y González.

Éramos jóvenes y en ese periodo amorfo llamado «juventud», que en España dura hasta los cuarenta años, está permitido ser un majadero y que sin embargo te haga caso la prensa. Pero ahora, cuando se reproduce el viejo estilo del rencor y el resentimiento, ya nadie es joven, ni siquiera los jóvenes son jóvenes. Los «jóvenes» nacionalistas vascos patean las tumbas de los asesinados por sus padres. Han nacido viejos.

El mes pasado, escribía Muñoz Molina en estas mismas páginas su desaliento ante el delirio en el que ha caído la casta dirigente. Era el grito espantado de alguien que, por vivir fuera, se percata de lo asombrosamente inútil que llega a ser la elite española. El delirio de la oposición, perpetuamente encadenada a sus tráficos vaticanos, a su ética momificada, ese espíritu de bronca tan compatible con la codicia. El delirio de los periféricos, reduciendo sus fortalezas regionales a siniestras aldeas endogámicas cada vez más hormigonadas. El delirio del actual gobierno, convencido de poder dialogar con los nacionalistas, desde los más presentables hasta ETA, y proponiendo alianzas con el Islam. Vaya panorama.

Hace unos días tuve ocasión de hablar con una persona excepcional. Ha conocido la esclavitud verdadera, la de las mujeres que se pudren en los países islámicos. Ha vivido en Somalia, Etiopía, Arabia Saudita, Kenya… Sabe que en este momento no hay mayor injusticia que el islamismo explotador de una mitad de la población condenada por su sexo. La miseria del proletariado en la época de Marx era un privilegio comparada con la miseria de millones de esclavas (laborales, familiares, sexuales) que se ocupan de la totalidad del trabajo de la aldea mientras los hombres se dedican a pavonearse rifle en mano y a rezar. No podía concebir que alguien como Zapatero, con mando en un país europeo, hablara de «alianza de civilizaciones». ¿Qué civilizaciones? Si a sus hijas les hubieran cortado el clítoris y cosido los labios externos quizás no fuera tan frívolo.

Suárez dialogó con gente que le despreciaba, pero que estaba deseando salir de la cloaca. Es cierto que los comunistas seguían persuadidos de que no había nación en la tierra que pudiera compararse con la URSS (¡la de Breznev!), y que nuestros jefes hablaban en verso sobre Rumania y sobre la portentosa inteligencia de Ceacescu. Estos majaderos, sin embargo, ya no creían en sus propias mentiras y por lo tanto se podía dialogar con ellos. Suárez lo hizo y consiguió que entraran en el orden democrático al que juzgaban un modo de explotación más peligroso que el fascismo. Suárez dialogó porque lo que tenía delante era un fantasma que al oír el primer ring de monedas se esfumó como Drácula y se dedicó a proteger a las focas.

No es ese el caso de ETA, ni el de los islamistas que con tanta precisión describe una y otra vez Antonio ElorzaNi siquiera es el caso del PNV. Quizás Esquerra Republicana esté más cerca de la lucidez: por lo menos ya se les ha producido una escisión y eso indica que puede haber pensamiento incluso en una nevera. Ley de oro desde Maquiavelo es que no puedes dialogar con quien está persuadido de que tú eres débil y él es fuerte. Que Alá está de tu parte, o que están contigo Dios y las cajas de ahorro vascongadas más algún sindicato para que el amo no esté solo.

Nuestro presidente dice que hay que dialogar con los opresores. Parece que no haya dialogado en su vida con alguien que le toma por bobo. La quiebra de esos diálogos imposibles conduce a callejones sin salida. Los callejones sin salida generan frustración. La frustración es la madre del resentimiento. Hemos regresado a la política del resentimiento, la continuación del franquismo. El gobierno no piensa en los ciudadanos, el gobierno sólo piensa contra la oposición. Un gobierno que le tiene tal pavor a la oposición como para no abrir la boca sin mencionarla (¡mamá, mamá, mira lo que ha hecho Rajoy!), es un gobierno de una debilidad incompatible con cualquier diálogo. La consecuencia ha sido el fracaso del «proceso de paz», mal planteado desde su bautismo con esos términos episcopales.

¡Qué nostalgia de Suárez y González! El uno y el otro hubieron de vérselas con enemigos mucho más peligrosos que los que lidia Zapatero. Suárez con los franquistas, es decir, con la totalidad del poder económico, o sea el poder madrileño, vasco y catalán que era el único que había. González, con sus propias huestes, cabras locas, conspiradores del ochocientos. Ambos, con una ETA que en aquel momento no sólo era infinitamente más fuerte, sino que recibía el apoyo de toda la izquierda del país. Y sin embargo pudieron imponer su diálogo, es decir, meter en vereda a los inválidos morales en menos que canta un gallo.

¿Por qué entonces Zapatero no puede con unos adversarios desdentados como los del PP, y una ETA a la que ya sólo apoyan los caseríos y ni siquiera todo el PNV? Porque no logra convencer de su poder, es decir, el poder del Estado. Y cuando el Estado muestra su debilidad, el rencor, el resentimiento y el oportunismo ocupan la escena.

Si alguien desea conocer el desarrollo de una conciencia política racional y no visceral, lea la estremecedora autobiografía de Ayaan Hirsi Ali (Mi vida, mi libertad). Verá cómo la inteligencia unida al coraje puede vencer a la esclavitud en las condiciones más opresoras. Ayaan Hirsi es en verdad una revolución viviente porque dice aquello que todo el mundo sabe, lo evidente. Aquello que los islamistas ocultan, niegan, disimulan, disfrazan, porque amenaza el dominio que ejercen sobre la mitad de la población. Y lo dice sin rencor, sin odio, sin resentimiento hacia sus torturadores. Sabe que no hay posibilidad de diálogo, ni alianza que valga, hasta que millones de mujeres se persuadan de su poder. Por eso dialoga con las oprimidas, no con sus opresores. Será lento, pero no hay otro camino.

Aplíquese el cuento aquel que desee dialogar. Haga como Ayaan Hirsi, apueste por lo evidente sin rencor ni resentimiento. Utilice el poder del Estado para ayudar a los ciudadanos oprimidos, no para sumirlos en una mayor opresión dialogando con sus opresores. Y olvídese de la oposición. Está ahí para evitar el monólogo gubernamental.

Félix de Azúa es escritor.

FIN

Hoy estamos de doble enhorabuena.

1.- Arsenio Escolar, director fundador de 20 minutos, de www.20minutos.es y de Calle 20, ha sido nombrado «mejor periodista del año» por la Asociación de la Prensa de Madrid que le ha otorgado el Premio Victor de la Serna. Podrán leer esta noticia, que nos ha llenado de satisfacción, en un modesto rinconcito de la página 10 de 20 minutos, que reproduzco a continuación, o en su blog.

2.- El diario on line www.20minutos.es ya es, según la OJD, el nº 2 de los de información general de España.

¿Quién juzgará a Bush?

EDITORIAL de El País

Sima de vergüenza

05/01/2007

Las informaciones son tan escalofriantes como vergonzosas. Los testimonios de miembros del FBI que asistieron a las torturas infligidas por miembros de la CIA y otros cuerpos de seguridad a sospechosos de terrorismo islamista en el campo de prisioneros en la base de Guantánamo en la isla de Cuba proporcionan al mundo un protocolo fehaciente del horror, la humillación y la degradación generados por un concepto de la guerra contra el terror auspiciado por el presidente Bush tras el 11-S. Por desgracia los testimonios ahora hechos públicos son tan coincidentes que carece de sentido, por mucho que se quisiera, poner en duda no ya su verosimilitud, sino su veracidad.

Es un hecho que en nombre de la lucha contra el terror y por la libertad las autoridades democráticas de EE UU han inducido cuando no ordenado a funcionarios suyos a actos de tortura y depravación como sólo se suelen considerar posibles bajo las peores y más inhumanas dictaduras. Las vejaciones y torturas, como la vesania desplegada por sus artífices, son incalificables. Y el daño hecho a las víctimas es sólo comparable al infligido al prestigio y la dignidad del Gobierno de EE UU y de la democracia en general, que ve como sus enemigos pueden con razón acusarla de prácticas propias de las más oscuras dictaduras.

No puede servir de consuelo el hecho de que haya sido una organización americana de derechos civiles y el vigor de las instituciones de Washington los que han forzado a centenares de miembros del FBI a testimoniar y documentar estas atrocidades, y que ahora han conseguido la publicación de tan demoledoras informaciones. Ha sido la American Civil Liberties Union (ACLU) la que con su denuncia ha logrado una desclasificación de documentos que habrá de tener consecuencias drásticas para los responsables de que las celdas y los pasillos de Guantánamo se hayan convertido en cámaras de tortura. Pero también para aquellos que, como cada vez es más evidente, auspiciaron y animaron a ejercer semejante trato a los prisioneros en aquel campo de la vergüenza.

La guerra contra el terrorismo, lanzada en su día por Bush tras la agresión de Al Qaeda, ha dejado un largo reguero de víctimas que comenzó en Nueva York y sigue por muchos rincones del globo, incluido Irak. Pero si las sociedades democráticas, empezando por la norteamericana, quieren que no queden también por el camino los principios innegociables de respeto a la dignidad de la persona y a la vida en libertad, estos otros crímenes no deben quedar impunes.

FIN

Artículo de Millás en la última de El País

Película

JUAN JOSÉ MILLÁS

05/01/2007

Sadam Husein fue ejecutado mientras George Bush dormía, de modo que el cuerpo del sátrapa (todos sus esfínteres a punto de reventar) cayó dentro del sueño del presidente de EE UU con la violencia de un cadáver arrojado desde el séptimo piso. Cuando Bush despertó tenía en la conciencia un despojo largamente anhelado, lo que quizá le produjo la deflación característica del apetito satisfecho, o quizá no, nunca se sabe. El asesino murió en la horca, un artefacto mecánico de dos pisos que evocan la división entre el mundo consciente e inconsciente. Cuando se abre la trampilla, el reo se precipita con todas sus vísceras al cajón del subconsciente, donde, ya muerto, se mea, se caga y, según algunos, eyacula.

No queremos ni imaginarnos cómo estará el subconsciente de Bush estos días de enero. Tanta pasión puesta en la llegada de ese instante para que al final dé la impresión de que el malo era él. No sería raro que al contemplar el vídeo se haya visto a sí mismo colgando de la soga. ¿Pero por qué no le quitaron el abrigo sabiendo que tengo uno parecido? ¿Y por qué esa insistencia de la prensa libre en recordar que los crímenes por los que hemos acabado con él son calderilla comparados con los que cometió cuando éramos sus cómplices? ¿Las mentiras masivas, los soldados rotos, los civiles muertos, torturados o troceados sólo han servido para que todo se resuelva en un ruido de vértebras quebradas que en los primeros instantes ni siquiera sabía si eran las suyas o las mías? ¿Quién grabó esas imágenes tremendas? ¿Quién ordenó su difusión?

¿Y por qué los servicios secretos no nos advirtieron de que al borde mismo de la muerte podría actuar como un personaje de John Wayne, exigiendo a sus verdugos que se portaran como hombres? ¿Pero quién era aquí el vaquero aguerrido, el sheriff justiciero, la pistola más rápida del Oeste? Laura todavía asegura que yo, pero en voz baja, si he de decirlo todo. ¿Por qué le permitieron esa serenidad, esas últimas frases? ¿Por qué no imploró clemencia ni gimoteó como un marica, que era lo previsto en el guión que me pasaron a la firma? ¿Quién da las órdenes aquí, quién manda? ¿Quién dirigía esta película? ¿O acaso no era una película?

FIN

De las portadas de hoy me llama la atención el «collage» realizado por El Mundo con ETA, Zapatero y la promoción del SMS de un sindicato policial para unir todas esas informaciones bajo este cintillo común (en mayúsculas) a toda página:

ETA VUELVE A ESTROPEAR EL MENSAJE PACIFISTA AL QUE SE AFERRA ZAPATERO

¿Es éste un titular de información o de opinión?

Volver a estropear

Mensaje pacifista

Se aferra

Son expresiones que guardo por si algún día, de mayor, tengo que enseñar lo que no es periodismo.

A esa portada sólo le faltaban las víctimas del PP de Alcaraz que han conseguido, con gran éxito, la desunión de los demócratas en la lucha contra ETA. Tampoco le hubiera venido mal a esa portada este dibujo filosófico que El Roto publica hoy en El País.

A propósito de la pendiente conspiranoica por la que se deslizó la extrema derecha del PP , cuando perdió el Poder en las urnas, El País dedica hoy un editorial a la empanada mental de quienes, de manera miserable y torticera, todavía ligan a ETA con el 11-M y con el fenecido proceso de paz.

EDITORIAL de El País

‘Yihadistas’ en España

05/01/2007

Los cinco islamistas detenidos en España hace dos días se suman a los más de 300 supuestamente relacionados con actividades terroristas que lo han sido desde fines de los años noventa, en su mayoría con posterioridad al 11-M. Los detenidos están acusados de colaborar con tres de los implicados en aquel atentado, incluido el argelino Daoud Ouhnane, imputado en el sumario como participante directo en la matanza. A uno de los detenidos se le acusa de ser el enlace en España de Ouhnane, a quien se sitúa en Irak pero entre cuyas misiones figura la de preparar nuevos atentados en nuestro país, según la investigación.

Estas detenciones, menos de un mes después de las de 11 vecinos de Ceuta acusados de confabulación para cometer atentados, indican que el peligro terrorista islamista sigue presente y que la policía trata de adelantarse a una eventual entrada en acción de los núcleos de activistas potenciales. Una preocupación prioritaria de la policía es ahora el control de los aspirantes a terroristas reclutados por la red de Al Zarqaui (muerto en junio pasado) en España y que tras recibir instrucción en Irak están volviendo a nuestro país. España ha facilitado el 10% de los nombres de una lista de 200 potenciales terroristas islamistas puesta en común por los principales países de la UE con el fin de vigilar sus movimientos por Europa. Se trata en su mayoría de personas que llevan vida normal y que no pueden ser detenidas dado que no han cometido delitos en España y no hay pruebas de sus actividades en Irak.

El 90% de los atentados suicidas (más de 500 desde el final de la guerra) producidos en Irak ha sido realizado por activistas extranjeros, algunos de ellos captados en España. Tres de los cinco detenidos esta semana están acusados de haber tenido contactos con Mohamed Alfalah, cuyas huellas fueron identificadas en los escenarios en que se preparó el 11-M y que tras huir a Irak murió en uno de esos atentados suicidas.

Se va así completando el cuadro de personas implicadas en el 11-M, incluidos los 12 autores materiales, de los que siete se suicidaron en Leganés, tres están en prisión, uno murió en Irak y otro se supone que sigue en ese país. A la vista de tal cuadro, resulta cada día más estrambótico el empeño de algunas personas por seguir sembrando dudas sobre los verdaderos autores del 11-M. Todavía estos días se han visto en concentraciones contra el atentado de ETA en Barajas pancartas que reclamaban «queremos saber la verdad». Esta obsesión, de la que el PP parece querer desengancharse sin decirlo, se ha convertido en un obstáculo para la participación unitaria en movilizaciones contra ETA. Unidad que en estos momentos -la Ertzaintza descubrió ayer en Vizcaya un coche con 100 kilos de explosivos dispuestos para ser detonados- es más necesaria que nunca.

FIN

Hay un rayo de luz en la portada de El País. Tal como están las cosas, no debe sorprendernos que ilustren la primera página con una foto-noticia balsámica: Acebes y Rubalcaba juntos. ¡Válgame dios!

Y este es el titular que nos traen hoy los Reyes Magos:

El adiós a Carlos Palate reúne a Rubalcaba y Acebes

Aquí pasa algo.

¡Felices Reyes!

ETA y PP mandan en El Mundo; Zapatero y el 11-M, en El País

Ya sabemos, por experiencia, que el uso de las comillas en los titulares (incluso en el texto) debería responder a la identificación de una cita textual y no al doble sentido (o doble sesgo) que pretendemos dar a las palabras entrecomilladas.

El abuso de las comillas no es recomendable en titulares que pretenden informar sobre hechos, aunque es perdonable en artículos de opinión y editoriales.

A veces, como ocurre en la portada de El Mundo de hoy, sirven para ambas funciones. La cita «alto el fuego permanente» es textual, sacada de un comunicado de ETA. En principio, nada que objetar.

Sin embargo, a mi juicio, el uso en este titular pretende potenciar más el sesgo editorial que la literalidad de la cita. Es como si Pedro Jota Ramírez hubiera querido acompañar la lectura de esas palabras entrecomilladas con un punto de risa sarcástica (una especie de je je «alto el fuego permanente» je je).

Maldita la gracia pedrojotera en estos momentos de tragedia. Ojo, pues, con disparar las comillas a cinco columnas para excitar las bajas pasiones de los creyentes más ciegos. Casi nunca son inocuas.

El titular principal de El Pais, arriba, a dos columnas de salida, se refiere a la detención de presuntos terroristas islamistas relacionados con el 11-M.

En ese mismo espacio, pero al máximo de cinco columnas, El Mundo titula con ETA.

Para encontrar en El Mundo la noticia de la detención de los islamistas relacionados con el 11-M hay que ponerse las gafas y buscarla en «otras noticias» , abajo, a una columna, como sumario.

Ocupa un tercio del que Pedro Jota dedica al sello (cruzo los dedos y toco madera) de Franco.

En su columna de salida, El País destaca un informe escalofriante sobre las torturas que el Gobierno del presidente Bush aplica a los presos musulmanes que tiene encerrados en la cárcel ilegal de Guantánamo.

No se molesten en buscar esta información, que ha dado la vuelta al mundo civilizado, en la portada de El Mundo. Ha sido considerada «no noticia» para su primera página.

Ambos diarios llevan a tres columnas su segundo titular del día sobre el mismo asunto. Ojo al parche, y al sujeto y al verbo que utiliza cada uno.

El País:

Zapatero expondrá al Congreso la nueva etapa antiterrorista

El Mundo:

La Ejecutiva del PP cree que Zapatero pretende mantener el proceso con ETA

O sea: creencias, presuntas pretensiones, etc, sirven de base para un titular de primera a tres columnas. ¿Y los hechos? ¿Dónde están los hechos?

Te cagas.

Y esta última expresión me recuerda a uno de los personajes más singulares de Antonio Muñoz Molina en su obra «Ardor Guerrero«, cuya lectura recomiendo vivamente a quien no haya hecho la mili.

Por esta rara asociación de ideas, acabo de recordar el artículo que el propio Antonio Muñoz Molina publica hoy en El País sobre un libro muy polémico que me ha traído Papá Noel The God Delusion«) y del que ya hemos hablamos en este blog (el 27 de noviembre del año pasado).

Copio y pego para quien -como yo- aún trabaje a medio gas:

Guerras de religión

ANTONIO MUÑOZ MOLINA

04/01/2007

En un país tan religioso como los Estados Unidos, uno de los éxitos literarios de la temporada viene siendo The God Delusion, de Richard Dawkins, una apología pasional del ateísmo y de la racionalidad que es también una denuncia del estatuto privilegiado que otorgan a la religión las sociedades laicas. Dawkins es probablemente el divulgador científico más riguroso y con más talento literario que escribe ahora mismo en la lengua inglesa. El atractivo de su escritura procede tanto de la claridad con que explica las indagaciones y descubrimientos de la biología evolutiva como de su ímpetu de polemista empeñado en la defensa del legado de Darwin, a la que dedicó entero uno de sus mejores libros, The Blind Watchmaker, título que sin duda habría merecido la aprobación de Borges.

Dawkins es un científico volcado al proselitismo en una época paradójica en la que el progreso de la ciencia y los logros de la tecnología son extrañamente compatibles con la popularidad abrumadora de los fanatismos religiosos y de las más frívolas creencias en las baratijas de lo sobrenatural. Hubo tiempos más inocentes en los que se imaginó que según fueran avanzando las explicaciones racionales de la naturaleza se aliviaría el peso de la superstición, y que el desarrollo económico y el bienestar irían disolviendo formas de integrismo nacidas de la ignorancia y alimentadas por la pobreza. Pero ahora hemos visto que, igual que el siglo XX empezó en realidad en 1914 con las primeras carnicerías industriales de la Gran Guerra, el comienzo del siglo XXI tuvo lugar en Nueva York el 11 de septiembre de 2001 con una proclamación de furia religiosa que irrumpió con toda la eficacia destructiva de la tecnología moderna y a la vez con toda la vehemencia sanguinaria de las matanzas medievales de infieles.

El 11 de septiembre está en el origen del alegato ateo y racionalista de Richard Dawkins: también es la sombra que se proyecta sobre cada página de otro libro publicado un par de años antes, The End of Faith, de Sam Harris, que este otoño ha continuado alimentando el debate con una Letter to a Christian nation. Si Dawkins se empeña en una refutación detallada -y a mi juicio en gran medida innecesaria- de las diversas demostraciones de la existencia de Dios urdidas a lo largo de los siglos, Harris concentra su esfuerzo dialéctico en recapitular algunas de las catástrofes que las religiones organizadas vienen desatando sobre el mundo desde los tiempos en que se redactaron los códigos feroces del Antiguo Testamento. Que Dios exista o no es al fin y al cabo un enigma lejano que le importa mucho menos que el efecto inmediato y material de la obcecación de muchas personas convencidas no sólo de su existencia, sino también de su participación minuciosa en los asuntos humanos, y de su propensión al parecer inveterada a proveer de legitimidad celestial a los mayores absurdos y las más cruentas salvajadas cometidas en su nombre. Dawkins es británico, y Harris norteamericano: el uno vive en un país en el que la religión establecida se ha vuelto más bien irrelevante, mientras que el otro presencia a diario en el suyo la pavorosa influencia que el integrismo cristiano tiene en las vidas de decenas de millones de sus compatriotas, entre ellos su presidente y algunos de sus consejeros más cercanos.

Ya es grave -y con frecuencia letal- que una parte enorme de la humanidad considere que unos libros originados en el Medio Oriente neolítico o entre los nómadas de los desiertos de Arabia en el siglo VII ofrecen una explicación completa y satisfactoria del origen del mundo, así como un manual para la convivencia política y la conducta personal, incluidas las aficiones sexuales. Pero más grave aún, sugieren Dawkins y Harris, es que en nombre de la tolerancia y del multiculturalismo las religiones gocen en las sociedades liberales de un respeto unánime que las mantiene a salvo de cualquier crítica y les concede privilegios que no se reconocen a ninguna idea ni comportamiento no legitimados por ellas. Estamos dispuestos a discutir cualquier opinión sobre economía o sobre el servicio militar o sobre la educación de los hijos: pero ante los más disparatados dogmas religiosos la posición más común entre personas progresistas y no creyentes es un educado silencio, cuando no una activa muestra de simpatía hacia el ejercicio de quién sabe qué enriquecedora costumbre en la que muy fácilmente encontraremos una muestra de diversidad cultural. El mismo espectáculo lamentable al que asistió Europa con motivo de la condena a muerte contra Salman Rushdie en 1989 con motivo de sus Versos Satánicos se repitió el año pasado con las caricaturas escandinavas de Mahoma: en vez de salir incondicional y gallardamente en defensa de la libertad de expresión, escritores, periodistas y medios públicos que viven de ella prefirieron lamentar con una mezcla de hipocresía y de papanatismo que se hubiera ofendido la sensibilidad musulmana.

La otra forma de ceguera intelectual frente a la religión que irrita por igual a Richard Dawkins y a Sam Harris consiste en rebajar o incluso en negar del todo su verdadera responsabilidad en los desastres relacionados con ella. Se califica de limpieza étnica la emprendida tan sanguinariamente en Yugoslavia a principios de los años noventa, escondiendo el hecho de que las diferencias entre croatas, serbios y bosnios no eran étnicas, sino religiosas. Todos los verdugos y todas las víctimas hablaban el mismo idioma y tenían el mismo aspecto físico: lo que los impulsaba a matar o los destinaba a morir era que fuesen católicos, ortodoxos o musulmanes. El credo de cada uno determinaba su pertenencia ciega a una variedad homicida de nacionalismo. Musulmanes fanáticos eran Muhammad Atta y los 18 secuaces que le acompañaban en el secuestro de los aviones y el ataque a las Torres Gemelas en la mañana del 11 de septiembre, pero la ortodoxia progresista no considera que la religión tuviera una influencia decisiva en aquella masacre: la culpa es de la pobreza, o de la humillación imperialista a la que está sometido el mundo árabe, o de la desgracia del pueblo palestino.

Hay un matiz peculiar que se observa en España, y no sé si también en América Latina: personas que se escandalizarían ante cualquier tentativa de limitar el derecho a la sátira de las creencias o de la Iglesia católica tienden al mismo tiempo a considerar ilegítimo que se satirice al islam.

Pero lo que está en juego es algo más que el ejercicio libre de la crítica, ganado a pulso a lo largo de siglos en Europa y América, en una perpetua rebeldía contra las diversas formas de tiranía política y ortodoxia eclesiástica, con frecuencia aliadas entre sí. El peligro de la autocensura y del sometimiento personal al miedo es tan evidente como el precio que pagaron algunos editores y traductores de Salman Rushdie, y el asesinato de Theo van Gogh o el doble exilio de Ayaan Hirsi Ali contienen mensajes muy explícitos que nadie está en condiciones de ignorar. La amenaza es mucho más aterradora, y afecta a la supervivencia misma del mundo tal como lo conocemos: «No podemos seguir ignorando el hecho», escribe Sam Harris, «de que miles de millones de nuestros semejantes creen en la metafísica del martirio, o en la verdad literal del libro del Apocalipsis, o en cualquiera de las demás fantásticas nociones que han rondado durante milenios en las mentes de los fieles, porque esos semejantes poseen ahora armas químicas, biológicas y nucleares». Gracias a millones de votantes intoxicados por un cristianismo cavernario George W. Bush llegó a la presidencia de los Estados Unidos, y su convicción expresa de encontrarse en contacto personal con Dios no fue sin duda ajena a la calamidad de la invasión de Irak; la India y Pakistán, países que existen por separado tan sólo en virtud de sus distintas religiones, se desafían mutuamente con el despliegue de sus armas nucleares, y no existe ninguna seguridad de que Pakistán no vaya a sucumbir cualquier día a un golpe integrista. Los fanáticos que gobiernan Irán no parece que vayan a tardar mucho en poseer una bomba atómica: pero da más miedo todavía imaginar la relativa facilidad con que podría obtenerla un grupo terrorista inflamado por visiones de martirio apocalíptico.

Estas cavilaciones tenebrosas me traen el recuerdo de una de las novelas más desoladoras que he leído mucho tiempo, y que apareció en los Estados Unidos en las mismas fechas que el libro de Richard Dawkins. Se trata de The Road, de Cormac McCarthy. Leí los dos libros ansiosamente a la vez, un poco antes de que cayera en mis manos el de Sam Harris, pero sólo ahora caigo en la cuenta de la conexión entre ellos. The Road tiene un aire ligeramente anacrónico, porque pertenece a un género literario que fue muy popular en los años peores de la Guerra Fría, el de las novelas que retratan el mundo posterior a un holocausto nuclear. Un hombre de unos cuarenta años y su hijo de diez viajan hacia el sur atravesando un paisaje de destrucción absoluta, en el que el fuego ha calcinado bosques y arrasado ciudades, y por el que deambulan unos pocos seres humanos enloquecidos por el hambre, reducidos a la barbarie y al canibalismo. Los ríos están envenenados y la tierra entera yace bajo las nubes tóxicas de un invierno perpetuo: el hombre y el niño huyen en busca de la incierta posibilidad de un mundo menos inhabitable a la orilla del mar.

The Road está escrito en un tono de parábola o de profecía, aunque en ningún momento se revela la causa de tanta destrucción. Hubo una luz cegadora y todos los relojes se pararon diez años atrás. La prosa de McCarthy -tan barroca otras veces- aquí es de una sequedad tan árida que parece que araña. Tiene una precisión alucinatoria, que puede saltar en una sola línea de la pura exactitud poética a los detalles de la crueldad más obscena. Es casi tan sofocante como el aire envenenado de ceniza que los personajes sólo pueden respirar filtrado por los pañuelos con los que se cubren la cara.

Tuve esa sensación de respirar ceniza en la mañana del 12 de septiembre de 2001, cuando intentaba acercarme lo más posible al bajo Manhattan. En las novelas apocalípticas que uno leía en su lejana adolescencia estaba siempre muy clara la razón del desastre que casi había aniquilado la vida sobre la Tierra. Ahora sabemos lo cerca que estuvo el mundo del cumplimiento de aquellas profecías durante la crisis de los misiles de 1962, pero quizás nos faltan lucidez o coraje para mirar de frente las señales de peligro que apuntan en sus libros Richard Dawkins y Sam Harris, o para resolver el enigma implícito en la novela magnífica y perturbadora de Cormac McCarthy. Quién sabe si Jruschov y Kennedy se habrían vuelto atrás casi en el último momento en el caso de que cualquiera de los dos hubiera estado convencido de que la voluntad de Dios inspiraba sus actos.

FIN

(Actualizado a las 13:35 h., después de mi primer paseo en la bici recién reparada para cumplir con los propósitos de enmienda de este año nuevo)

Acabo de encontrarme en la página 35 de El País con esta perla sobre los bunker eclesiásticos de la España negra, que aún perduran en las archidiócesis de Madrid y Valencia.

Creo que a la parte más carca de la Iglesia católica le ha salido un grano que, tarde o temprano, puede restarle financiación pública: la Ley de Protección de Datos. No creo que los arzobispos de Madrid y Valencia quieran quedarse fuera o al margen de la Ley.

La verdad es que daba pereza iniciar los trámites para apostatar (¡qué palabra tan fea se han buscado los curas para darte de baja de un club!).

Hasta ahora era más dificil darte de baja de la Iglesia Católica que de cualquier operadora telefónica. Pero, gracias a la Ley de Protección de Datos, el panorama está cambiando y apostatar está chupado.

Se está acabando el tiempo en que el Estado está sometido a la Iglesia.

El Supremo «absuelve» o «propina un revolcón»

Con los ojos cerrados, sin ver los titulares de El Mundo ni de El País, ¿pueden responder a estas sencillas preguntas?:

1.- ¿A que diario corresponde «El Supremo absuelve…»

2.- ¿A que diario corresponde «El Supremo propina un revolcón…»?

Este verano vamos a ver el mundo (también el de pedrojota.es) al revés.

Los verbos favoritos de El Mundo (como «propinar revolcones«, por ejemplo) ahora salen en la portada de El País y los verbos típicos de El País (como «absolver«, por ejemplo) empiezan a salir en El Mundo.

Algo está cambiando en los titulares de El País (impreso) y en la versión digital de elmundo.es (con el nuevo director que puede sustituir a Gumersindo Lafuente en cualquier momento).

El Mundo manda, a 2 columnas, con Guantánamo:

El Supremo absuelve al «talibán español» porque «Guantánamo es un limbo jurídico»

El País lo lleva en la columna de salida:

El Supremo propina un revolcón a la Audiencia Nacional al anular la condena al «talibán español»

Las fotos de portada van dedicadas a Oriente Medio.

El País abre su primera a 4 columnas con una foto de heridos libaneses y con un titular pronorteamericano:

EE UU hace un gesto hacia el dolor de Líbano

El Mundo ilustra su portada con una foto de Zapatero, flanqueado por un israelí y un palestino, sobre un titular «declarativo»:

Blanco: «Los muertos civiles son un objetivo buscado por Israel»

¿Había tomado José Blanco algo de orujo o estaba buscando empleo como diplomático cuando pronunció esa frase tan torpe y desafortunada?

En páginas interiores ambos diarios se despachan bien con cargo a esta torpeza política de José Blanco:

En esas mismas páginas, también se reflejan otras burradas del ex presidente Aznar

que pueden competir con las del nº 2 del PSOE:

Aznar afirma que la OTAN podría bombardear Líbano si Israel estuviera dentro de la Alianza

Estos son los textos de El Mundo y El País

El Mundo lleva también su ración diaria de dinamita del 11-M con este titular a tres columnas:

El sumario detalla componentes de todos los explosivos menos los de los trenes

Claro que, como dice hoy Miguel Angel Aguilar en su columna de El País, a Pedro Jota le quedan todavía por entrevistar más de 400 tedax, en activo o jubilados, para hablar de la dinamita del 11-M hasta las elecciones generales.