Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Quien esté libre de regalo… (¡que lo devuelva!)

Zapatero debe anunciar que piensa devolver (o enviar a Patrimonio Nacional) todos los regalos que le lleguen, a partir de ahora, aunque sean anchoas del Cantábrico . Por algo hay que empezar. No hacen falta más leyes, sino actitudes más ejemplares, desde lo más alto del poder político, para que se cumplan las leyes que ya están en vigor y apenas se cumplen.

«La moralidad es útil porque proporciona crédito», decía Benjamín Franklin, uno de los padres de la democracia en Estados Unidos. Hasta que no logremos entender las bases de la ética protestante no conseguiremos tampoco comprender el espíritu del capitalismo… y sacarle el mejor partido.

Un buen libro para leer este verano -que le recomiendo especialmente a Francisco Camps y a sus seguidores- es de Max Weber y lleva precisamente este título:

«La ética protestante y el espíritu del capitalismo»

Su lectura puede aclararnos gran parte de la confusión que reina en los países de origen católico con respecto a la corrupción, el cohecho, el soborno y el simple robo generalizado. Basta con confesarte y ya puedes volver a las andadas. ¡Vaya chollo! Los protestantes me dicen que nunca saben ni sabrán si sus pecados han sido perdonados.

Esto no quiere decir que los protestantes o las gentes de países de origen protestante no cometan, de forma igualmente generalizada, el cohecho, el soborno, el robo o la corrupción. La diferencia estriba, a mi juicio, en que socialmente está peor visto y tienen que ocultar la corrupción o disimularla mejor que en los paises de origen católico.

Los comentarios recibidos en este blog en el post de ayer (Camps «no tomó ninguna decisión», pero su amigo le «salva») me han interesado y preocupado sin llegar a sorprenderme.

Lo peor es que muchos coinciden (aunque no estoy de acuerdo con ellos)en que «todos los políticos son iguales: una panda de ladrones» y en que la Justicia es un cachondeo.

Hay preguntas de los lectores que son muy pertinentes:

«¿Debería haberse abstenido el juez más que amigo de Camps?

«¿Ha sido imparcial el más que amigo de Camps al archivar el caso?»

«No hay regalo gratis. Y nadie se va».

«No hay medios independientes y la masa borreguil se lo traga todo»

«¿Ha habido prevaricación en Valencia?»

«¿Se van a abolir las cestas nevideñas?»

«¿Cantarán los encarcelados para no comerse ellos sólos el marrón?»

«Camps mintió ¿Acaso no conocía a sus queridos del alma?»

Las portadas de hoy dan la razón a quien afirma que, en efecto, no hay medios independientes.

El Mundo sale por peteneras (a cuatro columnas) con un mafioso que pagó a un ex acalde socialista…

El caso Camps lo despacha a una columna.

El País sigue mandando con Camps en su portada y le dedica tres páginas en el interior (una más que El Mundo).

Dos páginas interiores de El Mundo exculpando a Camps y atacando al fiscal general y a la vicepresidenta del Gobierno:

Tres páginas interiores de El Pais atacando a Camps y exculpando al Gobierno:

Un comentarista que firma como «La verdulera» nos recuerda un artículo en vigor:

Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial.

Artículo 217.

El juez o magistrado en quien concurra alguna de las causas establecidas legalmente se abstendrá del conocimiento del asunto sin esperar a que se le recuse.

Artículo 219.

Son causas de abstención y, en su caso, de recusación:

9 Amistad íntima o enemistad manifiesta con cualquiera de las partes.

Si el magistrado de la Rúa, presidente del Tribunal de Justicia de Valencia, que ha «salvado» a Camps es «más que amigo» del imputado/archivado algo me huele a podrido en Valencia

Desde luego la imparcialidad brilla por su ausencia. Por esa presunta alarma social, y por otras razones jurídicas, creo que es natural que la Fiscalía del Estado recurra el sospechoso archivo del caso y lo comunique al minsitro de Justicia.

Los jueces están obligados a ser más exquisitos que nadie en el cumplimiento de las leyes.

¡Qué mal ejemplo nos ha dado el juez de Valencia!

¡Y qué flaco servicio le ha hecho a su «más que amigo» Camps!

Le ha privado nada menos que de la posibilidad de probar su inocencia o su no culpabilidad. Ahora, Camps será sospechoso de por vida. Tan sospechosos como su amigo el juez que no se abstuvo como manda la ley.

De todas formas, me alegra el estallido de este escándalo en un vaso de agua, pues pone al descubierto muchas de las vergüenzas meyores que frenan el desarrollo y la profundización de nuestra aún joven democracia.

Los tres palos que sostienen y alimentan la mesa de la corrupción política en España siguen siendo los mismos desde que nació la democracia:

1.- La financiación de los partidos políticos

2.- El trueque de comisiones por la concesión de licencias

3.- La información privilegiada.

(Naturalmente antes, bajo la Dictadura, era muchísimo peor: no había mesa ni pilares para la corrupción pues todo era corrupto. Los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) estaban las mismas sangrientas manos del tirano quien no tenía que responder ante nada ni nadie. Pero la democracia es otra cosa. Debe funcionar con los tres poderes separados y bajo el imperio de la ley que es igual para todos).

Ya se que los regalos de trajes, de bolsos o de anchoas del Cantábrico están en lo más bajo del escalafón de estas preocupaciones. Pero es todo un síntoma de la ética dominante en la sociedad española. Y por algo hay que empezar para sanear nuestra democracia.

Por eso he comenzado este comentario pidiendo al presidente Zapatero que anuncie publicamente, oficialmente, que no piensa aceptar ningún regalo, por pequeño que sea, y que los que reciba serán devueltos al remitente o entregados al Patrimonio Nacional si tuvieran, en su caso, algún valor simbólico o real para el Estado.

Si el presidnete del Gobierno hace eso, los demás funcionarios del Estado tomarán buena nota y no tendrán más remedio que seguir su ejemplo o se verán en situación comprometida si son descubiertos con las manos en la masa.

Menos leyes y más actitudes ejemplares y ejemplarizantes.

¿A qué esperas, Zapatero, para hacer esa declaración de principìos?

Mañana ya es tarde.

(Yo me voy unos días a Dakota del Norte)

Camps «no tomó ninguna decisión», pero su amigo le «salva»

Quien esté libre de regalo… ¿Ha triunfado la Justicia o la hipocresía nacional?. Dicen en mi pueblo:

«Quien regala bien vende si quien lo recibe así lo entiende»

Desde luego, los dos primeros diarios de pago regalan cada día sus titulares a sus fuentes y a los ídolos de sus feligreses. Pasen y vean:

El sujeto principal para El Mundo, a toda página, es «Camps«.

El sujeto principal para El Pais, a cuatro columnas, es «El Tribunal valenciano».

El verbo utilizado por los defensores de Camps

es «exculpar».

El verbo utilizado por los detractores de Camps es «salvar».

El sujeto de cada gran sumario también lleva, naturalmete, su sesgo de regalo:

En El Mundo: «El Tribunal de Valencia…»

En El País: «Dos de los tres magistrados…»

Otra causa del atraso español: la expulsión de los judíos

«¿De donde procede nuestra incapacidad?» No hay una sóla causa del atraso económico y cultural español. Hoy recomiendo un artículo de El País en el que Basilio Baltasar apunta otra de las causas (que comentaba yo anteayer y de pasada (¿Aún es pecado ganar dinero en España?) sobre el atraso español: la explusión de los judíos

El malestar español

BASILIO BALTASAR en El País, 22/07/2009

La expulsión de los judíos nos privó de una fuerza decisiva en la reinvención cultural de la modernidad

Se han desplomado sin estruendo las banales ilusiones españolas: nunca hubo nada parecido a la prosperidad anunciada por los publicistas gubernamentales y nunca estuvimos asentados con firmeza en algún sólido cimiento. Ni antes con Aznar, ni ahora con Zapatero.

La estafa financiera global ha dejado al descubierto la tramoya de una economía sostenida por una ficción contable: el país se enriquecía vendiéndose a sí mismo casas que no podía pagar. El hallazgo ha provocado un aterrorizado pasmo y, como si hubiera llegado la hora de enmendar el descarriado rumbo de nuestra generación, algunos se atreven a preguntar en qué nos equivocamos.

La inminencia del desastre espolea una desorientada reflexión sobre cómo podrá España salir del atolladero en el que se ha metido y, tímidamente, se llega a una desesperante conclusión. La competitividad y la formación de nuestros ciudadanos son el más lamentable saldo que cabe imputar a los 30 años de democracia consumidos, sin alcanzar en rendimiento y excelencia ni al más rezagado de nuestros vecinos europeos.

Aunque resulta incómodo asegurar que nos enfrentamos por ello a la posibilidad de un sonoro fracaso histórico, lo cierto es que ésta puede ser la última oportunidad que tengamos para entender de dónde procede nuestra incapacidad.

A los que reclaman para sí el rango de dirigentes y se ofrecen a resolver nuestra penuria, les corresponde corregir las carencias estructurales más flagrantes, discernir alguna alternativa factible a nuestro pobre tejido industrial y movilizar las innumerables voluntades que harán falta para rehabilitar a una España nuevamente desolada.

Pero mientras se gesta la resolución que inspire alguna respuesta eficaz a la magnitud de un desafío inaplazable, no estará de más remontarse hasta el origen de nuestra decepcionante singularidad. ¿Por qué somos la sociedad menos competitiva de la Europa moderna? ¿Qué rasgo de nuestro carácter nos ancla en la complacencia arcaica de un mundo autárquico? ¿Por qué nos fastidia el juego de la emulación y la competencia? ¿Qué nos molesta tanto de la modernidad? Y, sobre todo, ¿por qué nos negamos a aceptar la responsabilidad de la emancipación ciudadana?

Si evitamos las especulaciones metafísicas que en otro tiempo nos hicieron sonreír, y dejamos de lado la mascarada de nuestra errática identidad, adquiere una destacada importancia el acontecimiento histórico que nos distingue de nuestro entorno europeo: España ha sido el único país sin judíos.

La participación de la comunidad judía en el impulso ilustrado permite evaluar los efectos perversos que su ausencia tuvo entre nosotros.

La desgraciada ocurrencia de la expulsión nos privó, en el crucial instante del renacimiento europeo, de una fuerza que se revelaría decisiva en el proceso de reinvención cultural propio de la modernidad. La elaboración de las ideas que cambiaron el aspecto del mundo, la insurgencia que renovó la naturaleza del pacto social y la construcción del individuo inteligente como sujeto central de la Historia deben mucho a los miembros de una comunidad inclinada por necesidad y vocación a impugnar los dictados de la tiranía.

Para hacernos una idea del legado que los judíos no dejaron en España debemos imaginar la influencia que habría tenido entre nosotros la erudita disputa de los rabinos (con su radical veneración por el libro, la letra y la palabra) y las consecuencias culturales de su pasión polémica. Las vehemencias patriarcales de los judíos en la sinagoga habrían dado a nuestro paisaje intelectual una productiva intensidad. Y no sólo por la caudalosa genealogía de sus saberes. Allí donde pudo subsistir, la pluralidad de creencias ayudó a reconocer la soberanía moral del conocimiento y la familiaridad con otras lenguas, otros ritos, otras concepciones del mundo, sembraba una duda de alto valor pedagógico al que no podía ser ajeno un curioso y tolerante observador.

Pero la comunidad judía contribuía al dinamismo de la Historia con aportaciones paradójicas que resultarían esenciales al espíritu del hombre moderno. La tenacidad de sus infatigables discusiones extendía entre la sociedad de su tiempo una deslumbrante oleada de herejías y disidencias. ¡Ojalá hubiéramos tenido entre nosotros al Spinoza que los rabinos de Ámsterdam expulsaron con furiosos anatemas de la sinagoga! ¡Quién hubiera oído entonces sus ácidas sentencias filológicas contra la Biblia! ¡Y las lecciones escépticas de Francisco Sánchez en Toulouse! Y así hasta llegar, siguiendo las huellas de la fertilizante estirpe sefardita, a las recientes reflexiones multidisciplinares del pensador Edgar Morin.

Sin embargo, a pesar de ser tan notable la contribución de los judíos al desarrollo cultural de las naciones -sobre todo desde la Revolución Francesa, cuando tantos de ellos abandonaron sus creencias seculares para incorporarse al prometedor cosmopolitismo laico de los gentiles-, no ha sido sólo su ausencia la que ha conformado nuestra áspera relación con los valores del mundo moderno.

La obsesión por extirpar de España cualquier atisbo de influencia judía dio a la Inquisición siglos de potestad para modelar a su antojo el alma macilenta de un país atemorizado por la epidemia emocional de las delaciones. Pero la amenaza del deshonor y la hoguera no cercó tan sólo a los conversos, metódicamente humillados para ejemplo de todo cuanto súbdito se atreviera a desobedecer la sumisión dominante.

En algún pliegue de nuestra hélice genética debe estar inscrita la lección aprendida a lo largo de estos siglos de vilipendio. Un escarmiento dolorido que, ciertamente, sólo aparece en forma de resentimiento: esa fuerza rencorosa que impide al individuo consumar su razón de ser. Pues lo singular entre nosotros es que la costumbre de la desconfianza sólo pudo forjarse mediante una convicción tan fervorosa como asustada. El hábito de cercar al prójimo con la sospecha que lo incrimina, el recelo que le reprocha ser lo que es, brota instintivamente contra las cualidades de cooperación y competencia del individuo libre. La sospecha y la desconfianza implantadas por la demoledora maquinaria inquisitorial se transformaron en esa presuntuosa filosofía popular que configura el más acentuado rasgo de nuestro carácter, precisamente el que arruina las potencias liberadas por la Modernidad.

¿Será posible liquidar algún día la estéril herencia nacional? ¿Cuándo podrá la sociedad española dar a sus fuerzas creativas la plenitud productiva que vemos florecer en tantos lugares? El sarcasmo que dedicamos al mérito ajeno enmudecería y nos acostumbraríamos a emular la competencia individual que hace prosperar a las naciones. En lugar de confiar en la suerte, la prebenda o el favor, el español abandonaría la atribulada dote de sus antepasados para asumir la responsabilidad personal de la emancipación moderna.

Basilio Baltasar es director de la Fundación Santillana.

La portada de hoy de El Mundo es digna de studio en las Escuelas y Facultades de Periodismo.

El gran titular a cuatro columnas (con tipografía informativa propia de hechos y no la «cursiva» de titular opiniones) lo dice todo:

La foto de la vergüenza

¿Es un titular informativo o es el titular digno de una opinión editorial?

¿Por qué no va entonces en cursiva?

Otra cuestión es el tamaño y el propio texto.

El País informa de lo mismo pero a una columna y ocn este titular:

Moratinos ofrecea pragmatismo en la primera visita a Gibraltar de un ministro español

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¿Aún es pecado ganar dinero en España?

El lucro, el beneficio o el negocio siguen malditos en España. Ganar dinero (crear riqueza y/o empleo) está muy mal visto en nuestro país. Produce más envidia que admiración. Todo lo contrario de lo que ocurre en los países que tienen la mitad de paro que el nuestro. Este es uno de los lastres que más ha contribuido al atraso económico de España y que, aún hoy día, nos hace más inflexibles para sortear los efectos de las crisis.

Con la pesada carga histórica que llevamos a cuestas contra el espiritu práctico y emprendedor (sospechoso de herejía, desde Felipe II) es muy dificil competir con la productividad de nuestros vecinos del Norte.

Nos guste o no, esta actitud cultural contra el beneficio legítimo en la actividad económica, bastante generalizada, está, a mi juicio, en la base de nuestra incapacidad para emprender negocios y combatir el desempleo.

Lops hechos son tozudos. Nuestra tasa de paro es el doble que la de nuestros vecinos.

¿Es casualidad?

¿Tiene la culpa el Gobierno de turno?

¿Está grabado en nuestros genes?

¿Podremos salir de la crisis antes y mejor que los países que valoran el beneficio y el espíritu emprendedor más que nosotros?

¿Por qué la mayoría de los estudiantes españoles quieren ser funcionarios antes que empresarios?

¿Apostamos más por la seguridad o por el riesgo?

Nos haría falta un curso completo sobre el papel que juega el factor empresarial en el crecimiento económico (donde no hay riesgo no hay beneficio) para responder a la mitad de esas preguntas. (Y yo sigo aún en excedencia en la Universidad y no tengo ni el tiempo ni los conocimientos científicos para responder a estas preguntas).

Sin embargo, sí podemos recoger algunas perlas de las que abundan en nuestros periódicos para destacar las raíces de nuestro atraso económico y las razones por las que los desequilibrios macroconómicos (paro, inflación, déficit, etc.) duelen más en España que en nuestros vecinos del Norte.

Este fin de semana he tenido tiempo para repasar la prensa impresa, incluido algún suplemento como este: Tierra, de El País.

Al llegar al tercer párrafo del reportaje de portada me estremecí ante esta frase, bastante común en la prensa y en las conversaciones de muchos españoles. Dice así:

«… una evolución desmesurada que propició que se arrimaran a la fotovoltaica personas y empresas que, más que apostar por las energías renovables, buscaban beneficiarse de subvenciones y de las primas por kilowatio hora (kW/hora) producido».

Dice que «más que apostar por las energías renovables, buscaban beneficiarse de las subvenciones…»

¿Qué personas o empresas (en su sano juicio y sin ser hermanitas de la caridad) son capaces de «apostar por las energías renovables» sin buscar el beneficio?

Existe la creencia errónea de que las empresas privadas deben actuar como ONG´s o sea, sin ánimo de lucro. Esa creencia es una temeridad y un seguro para aumentar el número de parados. Si no hay expectativa de beneficios, no habrá inversión y sin inversión no habrá empleo. Las empresas emprenden negocios (siempre, siempre, naturalmente) con ánimo de lucro.

¿Hay aún algún ingenuo por ahí (como el autor de este reportaje) que piense que una empresa o empresario puede o debe asumir un riesgo sin ánimo de beneficio?

No salgo de mi asombro.

¿Es ignorancia o hipocresía?.

¿Acaso forma parte aún de la herencia de los cristianos viejos (o de la España negra), que atribuían el ánimo de lucro sólo a judíos, moriscos y falsos conversos?

Recuerdo una frase que me dijo el empresario valenciano Luis Suñer (el «rey del pollo», que fue secuestrado por ETA), en una entrevista que le hice para mi libro «Los empresarios ante la crisis» (Grijalbo, 1982):

«Si pierdo dinero, me llaman burro; sin gano dinero, me llaman explotador»

Ahi queda eso.

Las portadas de hoy apenas precisan comentario.

El Mundo, a favor de Aznar. Pedro Jota se pone la tirita de ETA en el 11-M, antes de que se celebre el juicio contra él (por la demanda del ex comisario Sánchez Manzano) por algunas de las presuntas informaciones que dio sobre la matanza de Atocha en defensa del mentiroso presidente Aznar.

El País, en contra de Aznar.

Por su parte, El País sigue destapando escándalos de presunta corrupción de los colaboradores de Aznar.

El Bigotes afirma, en El País; Rita niega, en El Mundo

Rita Barberá no es de este Mundo. Ni una línea, ni una palabra, aparece en la edición nacional de El Mundo sobre los bolsos de Vuitton que El Bigotes dice haber regalado a la alcaldesas de Valencia.

Como yo vivo en un pueblo, he podido leer esta mañana la edición impresa de provincias de El Mundo.

En esa edición sí aparece la noticia del presunto escandalo, escondida, de entrada, abajo, a una columna de ancho y un tercio de columna de largo, en la página 21, con este titular:

Rita Barberá niega haber recibido regalos de «El Bigotes»

La breve noticia, fechada en Madrid, no lleva firma. En la edición nacional y en los PDF´s de su edición impresa, esta noticia ha desaparecido totalmente de El Mundo. Por eso, no puedo copiarla y pegarla aquí. Ha sido «levantada», según el argot periodístico.

El País, en cambio, lanza las campanas de su portada al vuelo con este titular, a dos columnas, mandando en primera:

El Bigotes afirma que regalaba bolsos de lujo a Rita Barberá

La noche y el día. Cada oveja (y su correspondiente verbo) con su pareja. El Bigotes afirma… (en El País) y Rita Barberá niega… (en la mitad de El Mundo; en la otra mitad, ni eso).

En páginas interiores. El País sigue con su alarde informativo.

La página 14 va completamente dedicada a tal escándalo. la foto central muestra a Francisco Camps (con traje) y a Rita Barberá (con bolso)

Las fotos de portada de ambos diarios (y sus correspondientes entrevsitas domingueras) van dedicadas a personajes -cómo no- de su cuadrilla.

El País entrevista a José Montilla, presidente de Generalitat de Cataluña, y le muestra en un balcón gótico, en una altísima foto digna, por lo menos, de un Papa asomándose a la plaza del Vaticano.

El Mundo entrevista a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid , y nos la muestra apoyada en el quicio de su despacho, de cuerpo entero, junto a un retrato de su antecesor, Alberto Ruiz Gallardón.

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Con más de 24 horas de retraso -lo que es natural, tratándose de diarios impresos que siempre dan noticias de ayer- tanto El País como El Mundo se estiran en alabanzas a favor del gran maestro de periodismo Walter Cronkite, uno de mis ídolos profesionales (cuyo obituario publiqué aquí ayer).

Este párrafo tan sabroso sobre Cronkite pertenece a la columna que Carlos Boyero publica hoy en El País, pagina 69 , con el título «Peste«.

El análisis de la vida y la obra del «tio Walter» puede ser muy oportuno para proyectarlo sobre la realidad del periodismo que practicamos hoy en España.

Haríamos una buena sesión de pedagogía profesional. No sin haber pasado antes por los correspondientes actos de contrición, exámenes de conciencia y cumplimento de la penitencia por tantos y tan generalizados pecados capitales cometidos contra la ética profesional.

Pero -ojo- de esta hoguera no se libra nadie. Tan pecadores somos los periodistas como las fuentes de información (todas lógicamente interesadas) y los lectores y anunciantes, que financian con su euro y con su atención a los distintos medios de comunicación de acuerdo con sus interesses e ideología.

Olvidé comentar ayer, en el obituario dedicado en este blog a Walter Cronkite, que John F. Kennedy cargó contra él para que le despidieran de su trabajo en la CBS.

Cronkite hizo la entrevista preelectoral a John Kennedy, cuando era candidato a la Casa Blanca, frente a Nixon. El periodista preguntó al candidato demócrata si se vería presionado por el Vaticano en su acción política puesto que, como católico que era, debía obediencia al Papa. Kennedy respondió, naturalmente, que no. Pero, por lo visto después, le cabreó mucho esa pregunta inesperada.

(Conviene recordar que en EE.UU. no se enseñan previamente las preguntas a los que van a ser entrevistados. Yo tampoco lo hice jamás, cuando tuve que realizar en TVE las entrevistas preelectorales a los candidatos a la presidencia del Gobierno de España en 1992 y en 1996, hasta que fui despedido por la TVE de Aznar, tras mi entrevista al candidato y su victoria electoral).

El simpático candidato Jonh F. Kennedy -como José María Aznar– no se andaba con chiquitas. Al terminar su entrevista televisada, llamó al presidente de la cadena CBS, que era el jefe de Walter Cronkite, y le pidió que lo despidiera inmediatamente de su empleo. El airado candidato demócrata también amenazó veladamente: le recordó al jefe de Cronkite que cuando fuera elegido presidente de los Estados Unidos tendría poder sobre la distribuión de licencias y frecuencias de televisión.

El presidente de la cadena CBS aguantó el chaparrón de Kennedy pero no despidió a su empleado y Walter continuó dando sus noticias como si nada…

Desgraciadamente, yo no tuve tanta suerte. Mi jefe en Televisión Española era un empleado nombrado por el propio presidente Aznar y los deseos del jefe parecían ser órdenes para él. Tras mi entrevista preelectoral y en cuanto el flamante presidente Aznar nombró al nuevo jefe de la TVE, fui despedido como corresponsal de TVE en Nueva York.

Tal injusticia -y ataque contra la libertad de expresión- fue parcialmente reparada por el juez que condenó a la televisión de Aznar a pagarme una interesante indemnización que me permitió, poco después, fundar 20 minutos, el diario más leído de la historia de España. Y todo ello gracias a lo que mis hijos llaman graciosamente la «beca Aznar«.

¿Qué hubiera sido del gran Walter Cronkite si Kennedy hubiera conseguido su propósito de despedir de la CBS a su atrevido entrevistador?.

Nadie lo sabe ni lo sabrá. Cronkite está muerto y no puede contestar a esta pregunta póstuma.

Aprendí mucho del «tío Walter» sobre el mercado de la prensa y la decencia profesional. Intentaré plasmarlo aquí, a ratos, con permiso de la crisis.

Descanse en paz el maestro de periodistas.

Ha muerto el «tío Walter», uno de mis ídolos profesionales

Hablé con él, por última vez, hace 18 años. Fue una entrevista de admirador a maestro, televisada en directo, en el programa informativo «Espiral, detrás de la Noticia» de TVE-2, que yo dirigía y presentaba entonces, tras mi fracaso como director fundador del diario El Sol.

Nunca olvidaré su talante abierto, flexible y tolerante, pero tampoco su carácter amable pero firme, su gracia periodística y su coraje ético cuando defendía principios profesionales o derechos humanos.

Recuerdo muy bien el motivo de la última entrevista que tuve con él, a finales de 1990 o principios de 1991: desenmascarar las mentiras del Gobierno de los Estados Unidos durante la primera guerra del Golfo, tras la invasión de Kuwait por Sadam Hussein.

¿Cormoranes del Pacífico petroleados en Irak?

El presidente George Bush I (padre de George Bush II, el peor presidente de la historia de EE.UU) había inaugurado una desastrosa política informativa sobre el ataque aliado a Irak y la liberación de Kuwait.

Bush padre no quería que los norteamericanos vieran la guerra de Irak tal como vieron (¡y perdieron!), años atrás, la guerra de Vietnam. (Fué precisamente Walter Cronkite uno de los que más contribuyeron, desde el campo de batalla, a cambiar la opinión pública norteamericana sobre el desastre y los crímenes de guerra en Vietnam )

Bush I estableció en Irak una férrea censura, incluyó y vigiló a los periodistas («incrustados», se decía entonces) dentro de unidades armadas. Pero no sólo limitó la libertad de movimientos y de información de los periodistas sino que les «facilitó» su labor ofreciéndoles noticias e imágenes falsas de la guerra o de otras guerras. La imagen más soprendente, suministrada por las televisiones norteamericanas a todo el mundo, fue la de unos pobres cormoranes ennegrecidos, completamente cubiertos de petróleo crudo, tratando de volar sin éxito, con sus alas pegadas al cuerpo con crudo. Pronto se descubrió que esas imágenes no correspondían a la guerra de Irak ni ese petróleo era el derramado por Sadam Hussein en Kuwait sino que eran muy viejas y procedían del hundimiento de un petrolero en las lejanas costas -creo recordar- de Alaska.

Walter Cronkite, ya jubilado de su célebre telediario («The CBS Evening News«) pero considerado aún «la voz de la verdad» y el periodista más fiable de Améríca, montó en cólera y pidió testificar ante el Senado contra la política informativa del Gobierno Bush. Su comparecencia televisada ante el Senado marcó un hito en la historia del periodismo y de la presidencia de Bush padre. Cronkite conoció a todos los presidentes desde Hoover y tuvo diferente trato y diferentes conflictos con ellos.

Algo parecido a lo de Bush I con Irak le ocurrió al presidente Lindon B. Johnson cuando vio un crudo reportaje de Cronkite sobre la guerra de Vietnam en el que reclamaba una paz negociada. Le atribuyen a Johnson esta frase:

«Si hemos perdido a Cronkite, hemos perdido al americano medio».

Esta mañana me enteré por 20minutos.es de la muerte de Walter Cronkite. Sabíamos que el «tío Walter» estaba malito, que era muy mayor (92 años) y que, como todos nosotros, acabaría muriéndose algún dia.

Ayer fue ese día para al gran Walter Cronkite. Ya se que este nombre no significará nada para muchos periodistas jóvenes. Es una pena que así sea. (Por hablar hoy de él, algunos me llamarán -y quizás con razón- abuelo cebolleta.) Sin embargo, para los de mi generación (que informábamos en plena dictadura franquista), era un ídolo profesional digno de imitar.

Estamos tan faltos aún de maestros, en nuestra vieja, hermosa y razonablemente vilipendiada y corrupta profesión, que, cuando un periodista tan entero y decente como éste se nos va de este mundo, nos sentimos un poco más huérfanos.

Con la desaparición de Cronkite hemos perdido un un punto de referencia fundamentel, no sólo profesional sino humano, ético y político, para el ejercicio digno del periodismo y para la defensa de la libertad de expresión, que no es -ni mucho menos- un derecho exclusivo ni una patente de corso para los periodistas sino un derecho constitucional de todos los ciudadanos.

He repasado algunas fotos de su vida, que reproduce The New York Times en su portada on line de hoy y el reportaje obituario que está dando la CNN con imágenes de archivo. Me han traído duros y entrañables recuerdos del ejercicio de nuestra profesión.

Recuerdo los largos e intensos debates, con mis colegas de la Nieman Foundation for Journalism de Harvard University, sobre la necesaria separación de hechos y opiniones, de datos y emociones, a la hora de informar al público. Recuerdo que Cronkite solía defender firmemente tal separación. Él presumía de ser un periodista, no un analista. Cuando se jubiló, criticó a su sucesor en el telediario de la CBS porque, según dijo:

«Dan Rather interpreta el papel de periodista en lugar de ser uno de ellos».

Hace un rato he visto en la CNN las imágenes de archivo de Cronkite informando -casi en directo- del asesinato del presidente Kennedy -a quien él conocía muy bien.

Tras confirmar su muerte a tiros en Dallas, Cronkite se quitó las gafas, para mirar de lejos el reloj de pared del estudio de la CBS y dar la hora exacta del magnicidio. En ese mismo momento, se le saltaron unas lágrimas. Sin gafas, no pudo ocultar sus emociones. Cronkite era contrario a opinar y a mostrar emociones ante las cámaras o frente al teclado o el micrófono, pero aquel día lloró. Su proximidad y complicidad con su público era proverbial: lloró como lloraron, en aquel mismo instante, casi todos sus telespectadores.

Tuvo otro fallo emocional -que yo recuerde. Televisando en directo la llegada del hombre a la Luna, vió como Amstrong posaba su pie sobre el suelo lunar y el frío Cronkite abrió mucho los ojos y no pudo evitar esta exclamación, cargada de emoción:

«Oh!, Boy!»

Siempre concluía su telediario con esta frase casi mágica:

«And that´s the way it is»

Recordaba un poco a su precursor en las noticias del principio de la televisión, Edward Murrow (el ídolo periodístico de mis suegros yanquis), que terminaba su noticiario con otra frase ya célebre:

«Buenas noches y buena suerte»

Con esta misma frase tituló George Cloony una película sobre la vida de Ed Murrow. y la ética periodística.

Por cierto, en 1943, Ed Murrow de la CBS quiso contratar en Moscú al joven Cronkite por 125 dólares a la semana. El joven periodista le dijo que no y siguió trabajando para la agencia United Press donde cobrada 92 dólares a la semana. En 1961 sucedió a Murrow al frente del telediario de la CBS, y con un sueldo bastante más alto.

Como Aristóteles pudo superar a Platón (¡qué mayor éxito puede haber para un maestro!), Cronkite superó a Murrow. Sin embargo, su sucesor –Dan Rather– no le llegó ni a la suela de sus zapatos. De tanto interpretar su papel de periodista, se convirtió en un actor (el nuevo infortaiment: mezcla de información y entretenimiento) y se olvidó de lo que era la base de este viejo oficio: informar limpiamente sobre las cosas tal como tú crees que pasaron.

He cubierto para TVE o para Prisa algunos acontecimientos internacionales a la vez que Dan Rather y creo que, al criticar a su sucesor, Cronkite tenía más razón que pelusilla.

El director de cine, Lumet, que hizo una serie de televisión sobre grandes maestros, dijo de Walter Cronkite :

«Me pareció incorruptible, en una profesión donde es tan fácil corromperse».

Descanse en paz el maestro de periodistas.

Muerte en Pamplona: La España bárbara recorre el mundo

¿Qué padre o madre quiere ver a su hijo corriendo junto a los toros bravos en Pamplona?

¿Por qué la prensa oculta el lado oscuro y siniestro de los sanfermines?

Estas dos preguntas me las hacen en casa, cada año, por San Fermín. La primera tiene fácil respuesta: ninguna madre, en su sano juicio, (y casi ningún padre, me atrevería a decir) quiere ver a su hijo corriendo junto a los toros bravos de San Fermín. De hecho, hasta que mis dos hijos varones pasaron los delirios de la adolescencia (esa terrible enfermedad que suele curarse con el tiempo), la fiestas de San Fermín en Pamplona han sido una pesadilla familiar. Y aun ahora no estoy seguro de que alguno de mis hijos no haya acudido algún año a la exaltación de la borracherra de adrenalina y alcohol de los sanfermines. Menos mal que se les pasa con la edad.

Hoy he sentido una mezcla de pena y vergüenza por la cobertura que la prensa extranjera y española hacen de los encierros de San Fermín en Pamplona y de la trágica (y evitable) muerte de un hombre de 27 años corneado por un morlaco de 500 kilos en plena calle.

La foto de la «muerte en Pamplona» va en primera página de muchos diarios del mundo y las imágenes del encierro de toros de San Fermín abren los telediarios por doquier. ¡Menudo morbo! Copio y pego aquí, como muestra, la portada de International Herald Tribune de hoy que manda con una gran foto, a tres columnas, del encierro de ayer y este titular:

Death in Pamplona

A la histórica visita de Obama al lugar de Africa de donde partían los esclavos negros apenas le dedica el IHT una columnita de salida.

¿Quién puede competir con la imagen de «muerte en Pamplona?

Ahí tenemos, en el morbo adolescente, una parte del secreto del éxito de esta bárbara y recientísima tradición (sólo desde 1924) de exponer la vida ante los toros, una vez al año, por si el destino te toca con su guadaña.

Menos mal que, para compensar, la segunda foto de portada del IHT es del grandísimo Alberto Contador triunfando en el Tour de Francia.

Tanto El Mundo como El País (y el IHT) mandan en su portada con la foto de Daniel Jimeno, «El Nene», moribundo, recién empitonado en el cuello por un toro de 515 kilos que le reventó la aorta y la vena cava. Ambos diarios dedican cuatro y cinco páginas cada uno al trágico y bábaro espectáculo. Pero sólo he visto en la prensa una opinión crítica, que copio y pego: la de Lucía Etxebarría en El Mundo, cuya lectura recomiendo.

Ojalá sirva la muerte de este joven para que las autoridades de Pamplona se tomen en serio la salvajada de los encierros y -en el caso de que quieran conservarla por el turismo y la pela- la conviertan en un espectáculo realizado sólo por profesionales registrados, no alcohólicos, y con las mayores garantías (como los trapecistas que trabajan con red). Ciudadanos arriesgados e irresponsables hay muchos, y en todas partes, pero los gobernantes de una ciudad moderna y maravillosa como Pamplona deben tener la madurez suficiente para poner orden en esta borrachera pueril y morbosa de tetosterona y muerte. Algún día, tarde o temprano, el Ayuntamiento de Pamplona tendrá que enfrentarse a un pleito, que hará historia, planteado por los padres extranjeros de algún corredor muerto en los sanfermines. Los pamploneses más civilizados, enemigos de esta moderna «fiesta», huyen del ruido, de los vómitos, de la pesta a orina y de la violencia callejera, glorificada por el alcohol, en cuanto se acercan los sanfermines. Supongo que también estarán en contra de dedicar sus impuestos a las previsibles indemnizaciones millonarias derivadas de tal eventual pleito.

Como fundador, director y presentador del primer informativo de la mañana en Televisión Española, «Buenos Días», (de 7 a 9 de la mañana) me tocó el dudoso honor de emitir las imágenes de los sanfermines de 1986, en directo, por primera vez en su historia. No me gusta recordarlo y aún me siento culpable. Mea culpa, mea maxima culpa.

¿Saben por qué me siento culpable?

Pues, sinceramente, porque disfruté comentando, y televisando por primera vez en directo, alquella barbaridad. Me gustó hacerlo y me emocioné y me regodeé cada mañana con el riesgo y el peligro de muerte que asumían los corredores. Ahora veo que eso mismo hacen los colegas que me han seguido en esas tareas informativas. Se relamen con el peligro y exaltan -como yo hice- la valentía y el heroismo, casi épico, de los bravos corredores. Todos sabemos que sin el riesgo de muerte, los encierros no son lo mismo. Pero ¿es necesario mantener hoy ese riesgo cierto de muerte (como vimos ayer) por un puñado de turistas y de euros?

Ayer vimos la muerte de un hombre sano de 27 años. Mañana veremos su entierro en Alcalá de Henares. Pero los encierros, las borracheras y los vómitos continuarán hasta que terminen las fiestas de San Fermín con los himnos de rigor:

«¡Pobre de mi, pobre de mi!…»

o bien:

«Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo… etc.»

¿Qué sentirán, en estos días, los familiares y amigos de Daniel Jimeno , corneado hasta morir, cuando escuchen los coros de borrachos roncos que cantan saltando por las calles de Pamplona, durante toda la noche y hasta el amanacer, bravuconadas como ésta:

«Si te ha «pillao» el toro, ¡jódete! ¡jódete!

Si te ha «pillao» el toro, ¡jódete! ¡jódete!»

¡Qué gran sarcasmo!

Como la vida misma. Sí, como la muerte. En Pamplona.

El País:

Por fin, una buena noticia: brotes verdes en el horizonte económico español de 2010. Me lié con la muerte en Pamplona y olvidé comentar esta gran noticia de la OCDE. Ahora me toca ir al cine (que es sábado) y mañana hablaremos de la economía y del lado más oscuro de los sanfermines que la prensa española se empeña en ocultar. ¿Por miedo a qué?

El Mundo:

Camps, en El País y el 11-M (!), en El Mundo

El País machaca al PP y El Mundo, al PSOE. Cada oveja con su pareja.

Perece mentira, pero hace casi cuatro años que inicié en este blog el análisis comparativo de las portadas de los dos principales diarios de pago y ambos siguen cumpliendo al pie de la letra con sus consignas ideológicas. Ni una sola fisura en casi cuatro años.

En la portada de El Mundo vuelve a triunfar el 11-M (¡5 años después!), arriba a cuatro columnas, y el CNI, a una.

El País, en cambio, abre su portada con nuevos datos sobre los supuestos cohechos del presidente Camps al frente del gobierno de Comunidad Valenciana.

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Ni rastro de los supuestos cohechos del PP en la portada de El Mundo. Ni rastro del 11-M ni del CNI en la portada de El País.

Ambos diarios -tan españoles- coinciden en su portada con dos noticias: una taurina (el triunfo de José Tomás) y otra internacional (sobre el golpe militar en Honduras).

Por lo demás, ambos diarios se cruzan por la actualidad como dos barcos por la niebla. Lo que para uno son gigantes, para el otro son molinos. Y viceversa.

Fíate y no corras…

Periodismo carroñero e inmundo en El Mundo

¿Vuelve ETA al 11-M? Sólo la rabia y la vergüenza profesional me obligan a actualizar hoy este blog, que tengo medio abandonado por la crisis, y porque tengo la cabeza en otros asuntos de distinta envergadura. Sin embargo, hoy no puedo remediar dar un grito de S.O.S a mis colegas por la vergüenza que supone para los periodistas el tipo de periodismo amarillo, carroñero e inmundo que practica, a veces, como hoy en su portada, el diario El Mundo. ¡Qué asco!

Hoy me he enfrentado a la miserable portada de Pedro Jota como simple lector, no como viejo periodista. Y he recordado -no sin rubor- lo que muchos lectores nos dicen a menudo:

«Si sobre este asunto, que yo conozco muy bien, los periodistas informan tan mal, ¿qué será de todo aquello que no conozco y leo en los periódicos?»

Con portadas como la de hoy en El Mundo sobre el «caso Bono» y «la mochila de Vallecas» -plagada de insinuaciones torticeras, falsedades a medias, mala fe y ánimo de engañar a su fieles- no me extraña que los periodistas hayamos ganado peor fama que los pianistas de un burdel.

Algunos lectores de este blog pueden recordar el escándalo judicial y político que rodeó al mal llamado «caso Bono» y que debió llamarse «Caso juez Hidalgo«. También pueden recordar por qué el PP y El Mundo hicieron el montaje falso sobre el comisario Rodolfo Ruiz en el «caso Bono«: querían ligarlo a la «mochila de Vallecas» para echarle una mano al desvergonzado trío Pinocho (Aznar, Acebes y Zaplana) que atribuía la masacre del 11-M a ETA.

Ahí van algunos enlaces de este blog sobre el caso:

A veces, hay Justicia. ¿Despedirán ahora al estrafalario juez Hidalgo?

29 Junio 07

Los policias, condenados por el juez Hidalgo por la presunta detención ilegal del dos angelitos del PP -pillados in fraganti palo en mano-, han sido absueltos por el Tribunal Supremo.

El Supremo «desbarata» o «legitima». ¡Vaya papo el de Pedro Jeta!

30 Junio 07

¿Se comerá Hidalgo el turrón siendo aún juez en ejercicio? Copio y pego aquí el comentario de urgencia que hice ayer para que no se nos olvide la jeta que tiene el estrafalario…

Mesquida defiende a los policías del «caso Bono» (¿caso Hidalgo?)

09 Noviembre 06

Joan Mesquida, director general de la Policía y de la Guardia Civil, defendió ayer en el Congreso a los tres policías que fueron condenados por una extraña sentencia del juez Hidalgo…

La mochila de Vallecas golpea a Losantos y a la COPE

29 Junio 08

Los obispos españoles deben andar temblando con las penas del Infierno que les esperan por sus reiterados pecados de omisión. la verdad es que los dueños de la pecaminosa cadena COPE no…

Caso Bono/caso Hidalgo: La fiscalía pide repetir el juicio

17 Julio 06

Con un par de días de retraso, he leído hoy en La Razón, del sábado 15 de julio, una información sobre el recurso de la Fiscalía del Tribunal Supremo contra la sentencia que condenó a…

El PP lleva al Congreso los recortes de Pedro Jota

19 Abril 06

Después de haber concluido la instrucción del juez del Olmo, ETA y el 11-M vuelven a mandar en la primera página de El Mundo con este titular: El PP presenta al ministro Rubalcaba 215…

Periodismo basura para creyentes y/o incautos

18 Abril 07

La portada de El Mundo de hoy merece un marco para ser colgada en la vieja cárcel de papel de «La Codorniz». Todos los diarios de referencia del mundo mandan hoy en sus primeras pî..

Adivinanza:¿Que diario entrevista a Felipe o a Rajoy?

05 Agosto 07

El semanario británico The Economist dedica esta semana un comentario a la «racha de Zapatero» del que El País recoge unos parráfos en su revista de prensa: — Adivinanza facilona: …

«Caso Bono/Caso Hidalgo»: recurrida la sentencia «estrafalaria»

23 Junio 06

El Mundo ha dedicado páginas y páginas a la sentencia del Juez Hidalgo (ex policía de la Brigada Político-Social del franquismo) contra tres policías por el “Caso Bono”. Como se…

Vuelve la mochila del 11-M. Se acabó el verano.

01 Septiembre 06

Así me he quedado yo –como el recuperado cuadro “El grito” de Munch, pariente del presidente de 20 minutos- al enfrentarme esta mañana con la prensa de pago nacional. Por…

La foto que no vió el juez Hidalgo y la «mochila de Vallecas»

20 Mayo 06

Esta es la foto del intento de agresión de los dos angelitos del PP contra el ministro Bono que seguramente el juez Hidalgo no pudo ver antes de firmar su sentencia «extrafalaria»(recurrida…

Paralelismos entre el «Caso Bono» y el 11-M.

13 Octubre 06

La anécdota del desfile (Zapatero no se sentó al paso de la bandera norteamericana) sirve de ilustración en la portada de El Mundo. Este es su primer titular como pie de foto: Aplausos a…

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El comisario Rodolfo Ruiz fue absuelto por el Tribunal Supremo de todas aquellas acusaciones falsas. Pero, ya se sabe, calumnia que algo queda. Su carrera fue arruinada y su familia, extremadamente dolorida. A Pedro J. Ramírez no le ha pasado nada. Son costumbres españolas.

Suma y sigue…

Sólo Anson (¡bravo!) defiende a Vargas Llosa

Las autoridades venezolanas han dado un trato vejatorio a Mario Vargas Llosa al llegar al aeropuerto de Caracas. El escritor de nacionalidad peruana y española fue a hablar sobre libertades y democracia en el país gobernado por Hugo Chavez.

Dicen que en todas las familias hay un ganster y/o un payaso (y pido disculpas a los payasos profesionales; tengo uno en casa y les conozco bien). El caso es que Europa tiene a Silvio Berlusconi por la derecha y América tiene a Hugo Chavez por la izquierda. Pero ni la derecha critica a Berlusconi ni la izquierda lo hace con Chávez.

A Vargas Llosa le retuvieron, interrogaron, amenazaron e insultaron durante 90 minutos en el aeropuerto de Caracas. También le prohibieron hacer declaraciones públicas.

¿Qué clase de democracia es esa?

La prensa española ha dado cuenta muy escueta del caso y pocas plumas se han dedicado a criticar la actuación de las autoridades venezolanas contra Vargas Llosa en el aeropuerto de Caracas. En realidad, no he visto ninguna hasta que hoy he leído la columna de Luis María Anson en El Mundo, y que copio y pego, a continuación, como si se tratara de una rareza.

Anson afea la conducta del ministro español de Asuntos Exteriores por no haber acudido al rescate galante de uno de los mejores escritores en lengua castellana. Y no por ser famoso sino -como dice Anson– por tener pasaporte español.

Un colega me ha comentado que le ha sorprendido que haya sido precisamente Luis María Anson el único periodista español que ha salido públicamente en defensa de la libertad de expresión de Vargas Llosa. Nadie más por la izquierda; nadie más por la derecha.

A mi no me ha extrañado lo más mínimo. Conozco a Luis María desde hace muchos años, en tiempos de la ominosa dictadura de Franco. Discrepo por completo de sus pos¡ciones políticas e ideológicas. Sin embargo, coincido plenamente con él en la defensa a ultranza que siempre hace de la libertad de expresión, incluso -y sobre todo- para quienes no coinciden con él.

En este asunto tan principal para la salud de la democracia, debo reconocer que Anson no me ha defraudado nunca. Ni siquiera en los momentos más delicados y arriesgados. No ha ocurrido lo mismo con otros colegas de izquierdas o de derechas que defienden la libertad de expresión con la boca pequeña, y eso únicamente cuando no supone ningún coste personal y/o público.

Ahora recuerdo -con gratitud- un par de ocasiones que me permiten dar fe de lo que digo en favor de Luis Maria Anson .

Una fue a los pocos meses de la muerte del dictador. Tras mi secuestro y torturas (el 2 de marzo de 1976) por parte de fuerzas franquistas, Anson publicó un artículo -que nunca olvidaré- condenando duramente tales acciones.

Veinte años más tarde, cuando fui despedido como corresponsal de TVE en Nueva York, tras haber realizado las entrevistas a los candidatos presidenciales, Anson publicó un editorial en ABC (que él dirigía entonces) condenando igualmente tales prácticas contra la libertad de expresión.

Por estas y otras experiencias, digo que no me ha sorprendido el artículo que Anson ha publicado hoy en El Mundo en defensa de la libertad de expresión de nuestro compatriota Mario Vargas Llosa ya sea en Venezuela o en la Conchinchina.

Por el contrario, sí reconozco que me ha sorprendido -y mucho- la ausencia de voces amigas o enemigas en favor de Vargas Llosa procedentes de mi viejo y querido periódico -el diario El País– donde él suele publicar un artículo dominical y, en ocasiones, grandes reportajes.

El País publica hoy, precisamente, un excelente artículo de Mario Vargas Llosa («La cuadratura del círculo») sobre el papel de Obama en el conflicto más largo y grave desde la II guerra mundial. Copio el enlace, porque considero que es una aportación muy lúcida para la solución de la guerra permanente en Oriente Medio.