¿Qué tengo que vigilar si mi hijo tiene bronquiolitis?

Bebé

Fuente: Pixabay

Como todos los años, la bronquiolitis llega a las consultas de pediatría, una enfermedad causada por un virus y que genera dificultad respiratoria en los niños más pequeños que, en ocasiones, acaba en ingreso hospitalario.

Estamos seguros que muchos de vosotros ya la conocéis, pero aquellos que os enfrentáis al primer invierno con vuestros hijos, debéis estar atentos para, sobre todo, saber como actuar y cuándo solicitar atención médica.

En este post os contamos en qué consiste la bronquiolitis, que medidas de tratamiento podéis poner en marcha y cuándo debéis acudir a Urgencias.

¿Qué es la bronquiolitis y el VRS?

La definición clásica de bronquiolitis hace referencia al primer episodio de sibilancias en el contexto de una infección viral en un niño menor de dos años. Y de todos los virus que causan bronquiolitis, el virus respiratorio sincitial (VRS) es el más habitual, ya que es el responsable de este cuadro clínico en el 70-80% de los casos. Este virus circula durante los meses fríos del año, generalmente en España entre octubre y marzo y, sobre todo, en los meses de noviembre, diciembre y enero.

Desde el punto de vista clínico, una bronquiolitis se caracteriza por un cuadro respiratorio que inicialmente se presenta en forma de mucosidad y tos (con o sin fiebre) y que a las 24-48 horas progrese de tal forma que al niño le cuesta respirar y los pediatras detectamos una auscultación patológica. Es decir, todas las bronquiolitis empiezan como un catarro y a los pocos días el niño empeora apareciendo la dificultad respiratoria.

Lo más habitual es que las siguientes 72 horas sean clave para poder valorar cómo de grave será la bronquiolitis de ese niño en concreto. La mayoría superarán la bronquiolitis sin mayores consecuencias, pero, sobre todo en los niños menores de 6 meses, no es desdeñable el porcentaje de lactantes que requerirán ingreso hospitalario (según las series hasta un 5%); de hecho, la bronquiolitis aguda es la causa de ingreso más frecuente en pediatría en lactantes.

Una vez superado la parte más aguda e inicial de esta enfermedad, lo habitual es que la tos y la mucosidad desaparezcan de forma progresiva y lenta, de hecho hay niños que pueden estar tosiendo varias semanas seguidas.

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¿Qué tratamientos existen contra la bronquiolitis?

A día de hoy, no existe ningún tratamiento que haya demostrado eficacia para cambiar el curso de esta enfermedad. Por desgracia, todos los tratamientos que se han estudiado (broncodilatadores, aerosoles de suero, corticoides orales, antibióticos, mucolíticos, antitusivos, …) no cambian o mejoran la evolución de la bronquiolitis, por lo que, de forma resumida, podríamos decir que hagamos lo que hagamos, la gravedad del cuadro clínico no se va a modificar.

Por todo ello, las guías actuales de tratamiento sobre la bronquiolitis contemplan solo las medidas de soporte para hacer más llevable el cuadro clínico. Entre ellas podemos destacar:

  • Lavados nasales frecuentes para despejar la nariz y las fosas nasales de mocos y que el niño respire algo mejor.
  • Elevar el cabecero de la cuna, ya que la dinámica respiratoria de un niño con bronquiolitis es mejor cuando está incorporado.
  • Fraccionar las tomas, es decir, dar al niño de comer más veces menos cantidad, para que no se fatigue tanto mientras come.
  • Tratar el malestar y la fiebre con un analgésico como el paracetamol.

Por otro lado, estudios recientes han demostrado que la fisioterapia respiratoria mediante técnicas de espiración lenta pasiva podrían mejorar el curso clínico de la bronquiolitis, aunque la evidencia al respecto es baja y se limita a niños con bronquiolitis moderada ingresados en el hospital una vez que han superado la parte más aguda de la enfermedad. Teniendo esto en cuenta, y a la espera de que se realicen más estudios que arrojen nuevas evidencias, parece prematuro recomendar que todos los niños reciban fisioterapia respiratoria, sobre todo si son niños sanos con bronquiolitis leve que no han precisado ingreso.

Por último, querríamos hacer una mención a las tan de moda cuevas de sal. El tratamiento que allí se propone, conocido como haloterapia, que consiste en sesiones en las que el niño acude a un lugar cerrado con un ambiente con una alta carga de sodio, no ha demostrado en ningún estudio científico rigurosa que sea eficaz. Por ello, ninguna sociedad científica contempla este tipo de tratamiento dentro de las recomendaciones a dar a un niño con bronquiolitis y sitúa a la haloterapia en el campo de las pseudociencias, como la homeopatía.

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¿Cuándo debemos acudir al pediatra? ¿Y a Urgencias?

Como habéis podido leer, cambiar el curso de la bronquiolitis con algún tipo de tratamiento no es posible, por lo que los padres deben conocer cuáles son los signos de alarma que deben hacer que soliciten atención médica de forma más o menos urgente. Entre estos signos de alarma, los más importantes son:

  • Dificultad respiratoria, que se puede identificar cuando el niño respira muy rápido o presenta tiraje, es decir, cuando utiliza músculos que habitualmente no utilizamos para conseguir llevar el aire a los pulmones. El tiraje se puede identificar cuando el niño marca las costillas al respirar (sobre todo en los laterales del pecho), respira con la tripa de forma desacompasada al pecho o si hunde la zona del cuello al coger aire. Os recomendamos este post sobre dificultad respiratoria si queréis saber más sobre cómo identificarla.
  • Rechazo importante de la alimentación, en general porque el niño se fatiga mucho al comer o directamente porque se deja muchas tomas (más del 50% de lo que hace normalmente).
  • Decaimiento o somnolencia llamativa, sobre todo si esta aparece sin fiebre
  • Fiebre de varios días de evolución. Lo más habitual es que si un niño tiene fiebre por una bronquiolitis ceda en 2 o 3 días. Si pasado ese tiempo el niño sigue con fiebre, no está de más acudir al pediatra para que vuelva a auscultar al niño y mirarle los oídos.

En algunos de los casos anteriores, sobre todo si la dificultad respiratoria es muy llamativa o si el rechazo de la alimentación es muy importante, el niño requerirá ingreso hospitalaria para administrarle oxígeno o ponerle una sonda para darle de comer. Por ello, ante la duda de si vuestro hijo está peor, es recomendable que acudáis al pediatra/urgencias para que valore la gravedad del episodio y os ayude a reconocer cuándo un niño se encuentra mal por una bronquiolitis.

En este video de aquí abajo podéis ver a un niño con bronquiolitis y dificultad respiratoria.

¿Cómo se puede prevenir?

Los virus que provocan la bronquiolitis, incluido el VRS, son virus que se transmiten como cualquier otro microbio que lo haga por vía respiratoria, sobre todo al entrar en contacto con las secreciones del paciente (mucosidad y saliva) o al respirar/inhalar pequeñas gotículas que quedan suspendidas en el ambiente cuando hablamos, tosemos o estornudamos. En este sentido, las medidas de prevención a aplicar son las mimas que seguro que ya conocéis y recordad que los adultos también podemos contagiar a los niños estas infecciones.

Os resumimos las más importantes:

  • Cúbrete la boca al toser o estornudar, ya sea con el codo o con un pañuelo.
  • Lávate las manos con frecuencia, sobre todo antes de dar de comer a tu hijo y  después de tocarte la cara o de haber limpiado los mocos a tu hijo. Pues usar agua y jabón o gel hidroalcohólico.
  • Evita el contacto con personas enfermas (acatarrados o con fiebre), ya sean niños o adultos, sobre todo si tu hijo tiene menos de 6 meses.
  • En la medida de lo posible, da preferencia a las visitas de otras personas en espacios abiertos o bien ventilados.
  • Recuerda a las visitas que no es necesario coger o besar a tu hijo.
  • Evita acudir con tu hijo pequeño a lugares cerrados y poco ventilados como centros comerciales.
  • Si el que está acatarrado es el padre o la madre, es adecuado que se coloque una mascarilla mientras le da el pecho/biberón a su hijo.
  • En caso de que tu hijo esté enfermo, evita que acuda a la escuela infantil o el colegio.
  • Limpia las superficies que tu hijo toca con frecuencia, como los juguetes, mesas o dispositivos móviles.

Estas medidas de prevención no son efectivas al 100%, pero sí que disminuyen la posibilidad de que vuestro hijo se contagie de algún virus que pueda hacer que desarrolle una bronquiolitis, por lo que os animamos a ponerlas en marcha.

Por último, este año se han puesto en marcha en España campañas de inmunización contra el VRS con un anticuerpo monoclonal llamado Nirsevimab. En los estudios que se han realizado con este anticuerpo se ha podido comprobar que el riesgo de hospitalización o de bronquiolitis grave por VRS disminuye drásticamente. En general, la mayoría de Comunidades Autónomas han indicando la inmunización de niños menores de 6 meses, prematuros menores de 1 año y de menores de 2 años con factores de riesgo para padecer una bronquiolitis grave. Tenéis más información sobre este tema en este post de hace unas semanas.


En resumen, la bronquiolitis es una enfermedad derivada de una infección respiratoria que en general está provocada por el VRS. No existe ningún tratamiento que haya demostrado ser eficaz para cambiar el curso de la enfermedad, por lo que las medidas de sostén (como los lavados nasales, las tomas fraccionadas o dar un antitético al niño si tiene fiebre) son de lo poco que los padres pueden hacer mientras su hijo mejora.

En el caso de signos de alarma, sobre todo de dificultad respiratoria, rechazo muy llamativo de las tomas o decaimiento/somnilencia excesivo, debemos acudir al pediatra a que valore a nuestro hijo.

En cuento a las medidas de prevención, además de las medidas clásicas que ya conocéis para evitar los contagios de microorganismos respiratorias, este año, como novedad, disponemos de un anticuerpo monoclonal (Nirsevimab) que ha demostrado que disminuye el riesgo de desarrollar una bronquiolitis grave o necesitar ingreso hospitalario en los niños que lo reciben.

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