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Las lombrices intestinales, oxiuros para los que somos médicos, son uno de los parásitos más frecuentes en la infancia. Y aunque se dan en niños de todos los estratos sociales, como los piojos, no es raro que al ver a esos pequeños gusanillos de color blanco en el culete de nuestro hijos nos despierten cierta animadversión, por no decir asco directamente.
En el post de hoy repasamos en qué consisten esta infección parasitaria y cuál es su tratamiento.
Enterobius vermicularis: un gusanito pequeño de color blanco
El nombre técnico para lombrices, que es como de forma coloquial se llama a este parásito, es Enterobius vermicularis. Sin duda alguna, de todos los parásitos intestinales que un niño puede tener, éste es el más frecuente.
Su reservorio es exclusivamente humano, lo que pone de manifiesto que se transmite de persona a persona, en este caso mediante un mecanismo fecal-oral a través del cual las personas sanas ingieren los huevos que estos gusanillos ponen en la región anal y que por falta de higiene después de ir al baño o rascarnos esta zona nos los acabamos llevando de nuevo a la boca o los dejamos depositados en algún objeto.
Aunque es una infección que se puede dar a cualquier edad, es mucho más frecuente en niños escolares entre los 5 y 10 años debido a la autonomía que han empezado a tener, pero quizá con unos hábitos de higiene todavía no muy bien establecidos.
El ciclo de este parasito es muy interesante, ya que, como luego veremos, condiciona el tratamiento del mismo.
Tras la ingestión de los huevos de los oxiuros, estos eclosionan en el intestino delgado para colonizar el ciego, una parte del intestino grueso. Allí hacen su vida y, sobre todo por las noches, salen al exterior a través del orificio anal para poner su huevos en esa zona. Después, se vuelven a meter para dentro. Estos huevos solo se hacen viables una vez vuelven al intestino, aunque pueden permanecer en estado de huevo durante varias semanas a la espera que alguien los toque y se los lleve de nuevo a la boca.
La forma de transmisión más frecuente es directamente por las manos (muchas veces se quedan bajo las uñas de quien los tiene después de rascarse). Lo que no es tan habitual es que los gusanos adultos viajen de persona a persona.
Para los que no conozcáis cómo son los oxiuros, clave para poder llegar a un diagnóstico, su tamaño suele ser de 1 centímetro, finos como un alfiler y de color blanco. Lo habitual es que se muevan cuando los descubrís en la región anal de vuestros hijos. Os dejamos una foto aquí abajo de cómo son (abstenerse personas escrupulosas).
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¡Mamá, me pica el culo!
La mayoría de las personas que tiene oxiuros no los saben, ya que en muchos casos no generan síntomas.
Sin embargo, a todo el que sabe un poco de niños se le enciende la bombilla cuando ve a su hijo rascarse el culo de manera desmedida por que le pica, sobre todo por la noche, ya que el prurito anal es el síntoma principal que nos provocan estos pequeños invasores debido a una reacción inflamatoria que generan en esa zona tanto los gusanos adultos como sus huevos. Por el contrario, es raro que den lugar a otros síntomas, como dolor abdominal recurrente.
El diagnóstico suele ser muy sencillo, ya que los padres soléis venir a consulta diciéndonos que los habéis visto, motivo suficiente para iniciar el tratamiento.
En algunos casos, cuando al niño le pica, pero no se han conseguido identificar los oxiuros, podemos pedir una prueba para intentar llegar al diagnóstico; esta prueba lleva por nombre test de Graham. Para realizarla se pide a los padres que pasen un celo o cinta adhesiva por la región anal de su hijo, preferiblemente por la noche o a primera hora de la mañana, y que luego lo peguen a un cristalito que se mirará al microscopio para ver si hay huevos de los oxiuros.
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Aunque no suele ser lo habitual, en caso de prurito anal persistente sin que se observen oxiuros y el test de Graham sea negativo en un niño al que hemos explorado y en el que no se encuentra causa de ese picor, se puede probar también a iniciar el tratamiento para ver si mejora.
Por último, en las niñas no es raro que los oxiuros migren a la vagina, por lo cual el prurito será referido a esa zona y no a la región anal, lo que nos platea muchas veces el diagnóstico diferencial con una vulvovaginitis.
Un antiparasitario y lavadoras a 60º
El tratamiento de los oxiuros es muy sencillo, aunque requiere tratar tanto al niño afecto como a toda su familia.
Existen varios antiparasitarios que son efectivos contra este parasito, aunque en general se emplea mebendazol en mayores de 2 años y pamoato de pirantel en los menores de esta edad, así como en mujeres embarazadas.
La pauta suele ser una dosis única y repetir a las dos semanas, ya que estos antiparasitarios actúan contra las lombrices, pero no contra sus huevos. De esta manera, con la segunda dosis, estaríamos pillando a los oxiuros que con la primera dosis no conseguimos eliminar porque todavía eran huevos.
Como decíamos, el tratamiento lo deben recibir tanto el niño al que se le han visto las lombrices como a todos sus convivientes. El motivo de tratar a personas aparentemente sanas es que puede haber muchos portadores asintomáticos, lo que supone un reservorio de estos parásitos para que los convivientes se vuelvan a infectar y sea difícil salir de ese circulo vicioso.
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Además, los huevos de los oxiuros se suelen quedar pegados en la ropa interior y de cama. Con la intención de eliminarlos antes de que vuelvan a al boca de los niños, se recomienda que toda esta ropa que ha estado en contacto con la región anal del niño se lave a 60º en la lavadora, ya que a esa temperatura los huevos se destruyen. Es raro que los huevos puedan estar en alfombras o cortinas, aunque no imposible; por ello, en aquellos niños que han recibido el tratamiento y persisten con oxiuros, solemos recomendar que también se laven estas telas a alta temperatura.
Por último, debido a que los huevos de estos parásitos suelen quedarse incrustados debajo de las uñas al rascarse la región anal, es muy recomendable que las recortéis para que no las lleven muy largas. Y, por supuesto, con lombrices o si ellas, recordad a vuestros hijos que se laven las manos después de ir al baño y antes de comer.
En resumen, los oxiuros es una infección parasitaria muy frecuente que suele dar lugar a picor anal. En la mayoría de los casos los padres identifican las lombrices antes de acudir al médico, lo que hace que no sea necesario realizar ninguna prueba complementaria. El tratamiento es muy sencillo, recomendándose que lo reciban tanto el niño al que se le han visto los oxiuros como a sus convivientes.
En septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:
Buenos días,
¿Podría administrarse pamoato de pirantel a un bebé de 3 meses cuya hermana de 3 años tiene oxiuros confirmados por visualización?
Gracias por vuestra labor.
13 marzo 2023 | 1:43 pm
Hola Mayte,
El pamoato se suele administrar por encima de los 6 meses de vida. En el caso de niños más pequeños, ya que es muy improbable que se contagien, se prefiere esperar.
Un saludo
13 marzo 2023 | 8:19 pm