De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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The Pirate Bay, la innovación que debería haber creado la industria del copyright

Una confesión para empezar este post: recordar la primera vez que intercambié un archivo musical con un programa P2P me pone la piel de gallina. El programa se llamaba Napster, corría el año 2.000 y yo escribía entre otras cosas, sobre tecnología. Intercambio archivos desde entonces. Abrí mis carpetas y mi corazón a todos ellos que compartían sus archivos conmigo, aprendiendo esa nueva «ética» generosa de la red. Descubrí músicas – y cultura en general – a las que antes no tenía acceso. Escribí sobre mis descubrimientos en medios de todo el mundo, en mi blog personal. Hable de mis hallazgos en filas de panaderías, foros periodísticos o manifestaciones. Y seguí comprando música. Hoy en día, compro menos en formato físico (Cd). Pero compro. Compro libros y música. Me encanta el papel. ¡Ójala siempre existan libros de papel! Amo las portadas y libretos bien hechos de los Cds. Pero escucho mucha música en streaming. Veo muchas películas online. Y leo más libros en formato digital que en papel. Me niego a pagar el mismo precio – un precio abusivo – por un producto digital que por su versión analógica.

Trece años después de Napster, la industria del copyright parece no haber entendido nada. Sigue identificando intercambio de archivos con «mafia de la piratería». Por eso, Hollywood, la denominada industria de la cultura y los políticos en general deberían ver el recién estrenado documental The Pirate Bay – Away From Keyboard. El mundo debería ver este documental por muchas razones. La primera, porque consiguió la financiación del documental en la plataforma de crowdfunding KickStarter. La segunda, porque poco después de ser exhibido en el Festival de Berlín el documental ya está online con licencia libre. Pero sobre todo, The Pirate Bay – Away From Keyboard explica el gran choque de dos mundos: el viejo mundo basado en productos físicos y la propiedad cerrada; y el nuevo mundo basado, en el intercambio en red y la apertura.

A través del día a día de Peter Sunde, Fredrik Neij y Gottfired Svartholm, los suecos que fundaron The Pirate Bay, el documental nos descubre las contradicciones y limitaciones de la industria del copyright. Es entrañable, queridos amigos, ver cómo un joven le explica a un juez que «no decimos IRL (in real life, en la vida real) sino AFK (away from keywords, lejos de los teclados) porque «creemos que internet también es real». Es divertido (y muy surrealista) que tres jóvenes tengan que decir a las fuerzas de seguridad estadounidenses y suecas que The Pirate Bay no tiene oficinas ni empleados contratados, pues apenas son «amigos que hablan en un chat». Roza el absurdo que estos jóvenes tengan que explicar que el site The Pirate Bay no contiene archivos físicos, que no controlan su contenido y que apenas están mediando entre usuarios que comparten archivos vía el protocolo BitTorrent.

Ahora toca justificar el titular: Pirate Bay, la innovación que debería haber creado la industria. Sí, queridos inspectores de la SGAE, especuladores del plástico/celulosa y ministros de Cultura de la Edad de Piedra, la industria cultural debería haber creado una plataforma parecida a The Pirate Bay. Una plataforma de diálogo alrededor de la cultura, una plataforma abierta de encuentro, de intercambio, una plataforma masiva que generase ingresos publicitarios para distribuir entre los autores. Más todavía: la industria debería haber inventado una plataforma de envío de archivos pesados como la demonizada MegaUpLoad  y haber repartido los dividendos de las cuentas premium (envíos más pesados) entre los autores.

En lugar de poner puertas al campo y de aplicar el modelo de distribución del ya remoto siglo pasado, la industria debería haber inventado tecnologías para disfrutar de la cultura en streaming sin por ello renunciar del todo a los formatos físicos. La industria debería haber inventado hace muchos años servicios como SpotifyDeezerDhingana o Saavn. El Imperio del Plástico y del Celuloide Comercial- cuya decadente capital sigue siendo la #PostMetrópolis de Los Ángeles- debería haber creado una plataforma como Flattr, micro mecenazgo para compensar a autores con lógica de red. Pero, oh wait, el innovador Flattr es una iniciativa de Peter  Sunde, ese temible líder de la piratería mundial que fundó The Pirate Bay.

Por todo ello, The Pirate Bay – Away From Keyboard es un documental necesario. Velo con tus padres. Explícaselo a tu abuela. La música en streaming todavía no ha solucionado el agujero de la remuneración de los autores (pero el copyright mucho menos). El crowdfunding en sí mismo no va a solucionar el dilema. Pero quedarse parado en medio de la revolución digital, intentando hacer las cosas como se empezó a hacer tras la crisis mundial de 1929, es un gravísimo error. Además, como suele argumentar Richard Stallman, equiparar «piratería» a «intercambio de archivos», el «asalto de un barco corsario» con «ayudar a tu vecino», es una de las mayores hipocresías de las historia.

Remix the commons (Remezclando el procomún)

Define the Commons from Remix the Commons on Vimeo.

Documenta el procomún. Remezcla el procomún. Comunícalo. Compártelo. Así de sencilla es la filosofía de Remix the Commons, que podríamos traducir como ‘Remezcla el procomún’. Remix the commons, una heterogénea iniciativa canadiense en la que coinciden instituciones, colectivos, pensadores y activistas, tiene un objetivo principal: explicar de una forma multimedia y fresca al conjunto de la sociedad qué es el procomún (commons en inglés, le bien commun en francés). Y para ello han creado una interesante estrategia multiplataforma donde personas de todo el mundo participan en red de una forma no jerárquica en la creación de contenidos.

El epicentro de Remix the Commons es su wiki. En ellas podemos leer, por ejemplo, la definición del proyecto: «Remix The Commons es un espacio narrativo común de colaboración multimedia. Remix the commons tiene como objetivo aumentar el poder de los ciudadanos para actuar en la propiedad creativa y colaborativa del concepto y prácticas del procomún desde una perspectiva intercultural». La documentación multimedia y el remix – según su wiki – «implican un proceso de (re) apropiación de bienes comunes del conocimiento. Nuestro objetivo es ayudar a definir el bien común, facilitando el intercambio de documentos e ideas, ilustraciones y prácticas, en torno a este tema». En la misma wiki, en su apartado de vídeos, está documentado todo el proceso de elaboración y las entrevistas sueltas que conforman el vídeo que abre esta entrada.

Otros espacios de diálogo de Remix the Commons son una lista abierta de correos y un blog donde se comparte todo el contenido creado. Además, Remix the Commons está incentivando la denominada Escuela de los Comunes, conectada ya con otras experiencias similares, como la Escuela de los Comunes de Barcelona. En un momento en el neoliberalismo parece agotado y los bienes comunes cotizan al alza en los movimientos en red, explicar de una forma divulgativa qué es el ‘procomún’ es algo primordial. Los medios masivos no suelen darle demasiada importancia al creciente movimiento procomunero. Ni siquiera en España, donde existen espacios/proyectos tan consolidados como el Laboratorio del Procomún del MediaLab Prado o incipientes como la Fundación de los Comunes. La traducción para una buena parte de la sociedad del concepto ‘procomún’ como algo que va más allá de lo público, algo que es todos y de nadie al mismo tiempo, sigue siendo necesaria.

Por todo ello, concluyo esta entrada con una definición del site de Remix the Commons y con un vídeo del sociólogo Antonio LaFuente, ¿Qué es el procomún?. 

«Hablamos de los «bienes comunes» cada vez que una comunidad de personas que se unen por el mismo deseo de cuidar de un recurso colectivo o crear uno y se auto-organiza de manera participativa y democrática para ponerse al servicio del interés general. El agua, el aire, los bosques, los océanos y otros recursos naturales, un idioma, un paisaje, un obra o un edificio pasan así a ser de dominio público«.

 

Copyfarleft, más allá del copyleft

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¿Son las licencias libres una alternativa viable al tan criticado copyright? ¿El denominado copyleft – permitir la copia y las obras derivadas de un trabajo- es beneficioso por los autores? Tras la publicación de mi texto Diez años de Creative Commons, en el que defendía la utilidad de dichas licencias, surgieron algunas voces críticas. Desde el Twitter oficial de la plataforma Cultura Libre atacaron de lleno a las licencias Creative Commons basándose en un caso concreto: una fotografía del quincenal Diagonal que el El País utilizó (aquí detalles). David García Aristegui, miembro de la plataforma Cultura Libre argumentaba en un texto en La Marea que la licencia usada por Diagonal (CC by-SA: Creative Commons atribución-compartir igual) «está suponiendo en la práctica el facilitar la apropiación del trabajo ajeno sin remunerar, y sin distinguir entre El País, un partido neonazi o un blogger fan de tu trabajo».

Copyleft, ¿liberación o explotación? Vayamos por partes. La licencia usada por Diagonal, la más abierta de Creative Commons, permite «copiar, distribuir y comunicar nuestros contenidos públicamente; citarlos parcialmente y remezclarlo; Hacer un uso comercial». El País, ciertamente, es libre de pagar a un fotógrafo que ya ha sido remunerado por Diagonal. Pero tiene la obligación de publicar la foto con la misma licencia. Forzar que un diario masivo con copyright use un licencia abierta me sigue pareciendo una buena idea. En casos concretos, además, un colectivo o un free lance pueden llegar a imponer agenda. Así ocurrió en Brasil, cuando el colectivo Fora do Eixo, distribuyendo fotografías con Creative Commons de un evento invisible para la prensa, el festival Baixo Centro de São Paulo, consiguió portadas en todos los grandes medios del país en una edición de domingo.

Sin embargo, si los medios masivos usasen los trabajos licenciados con copyleft para ahorrar presupuesto y así no enviar a sus fotógrafos / periodistas / free lances habituales, estaríamos ante un caso de saqueo del ‘procomún’ en beneficio propio. Si el mundo estuviera compuesto por lo que Zygmunt Bauman denomina ‘comunidades éticas’, regidas por compromisos a largo plazo, no existiría este problema. Si la peer-to-peer production de pequeños productores en red que preconiza Michel Bauwens ya gobernase el planeta, tampoco veríamos estos casos. Mientras llega el momento, una posible solución a esta situación sería usar el CopyFarLeft. Dicha licencia fue propuesta hace unos años por el programador de software libre Dmytri Kleiner en su libro The Telekommunist Manifesto. Dmytri, preocupado sobre cómo el mercado obtiene beneficios del procomún, del movimiento open source y al copyleft, dio forma a una licencia abierta con algunas restricciones de mercado. The Telekommunist Manifesto, donde Dmytri adapta el Manifiesto Comunista de Karl Marx a la era de las redes, incluye algunas de las siguientes ideas:

«Para que el copyleft tenga algún potencial revolucionario debe ser Copyfarleft. Debe insistir en que los trabajadores sean dueños de los medios de producción.

Una licencia copyfarleft debe hacer posible que los productores compartan libremente y que conserven el valor del producto de su trabajo. En otras palabras, los trabajadores deben poder hacer dinero al aplicar su propio trabajo a la propiedad mutual, pero debe ser imposible que los dueños de propiedad privada hagan dinero al utilizar trabajo asalariado.

Así, bajo una licencia copyfarleft, una imprenta cooperativa propiedad de los trabajadores debe poder reproducir, distribuir y modificar el stock común como quiera, pero una compañía editorial privada no podría tener libre acceso».

Las licencias basadas en el Copyfarleft, como la Peer Production License, harían imposible que un diario de El País obtuviese lucro de una fotografía de Diagonal por una sencilla razón: los trabajadores no poseen los medios de producción. El País no está orientado al procomún y está basado en la propiedad privada. Sin embargo, el copyfarleft sí permitiría que la fotografía de Diagonal fuese republicada por La Marea (Madrid) o La Diaria (Montevideo). Creo que el copyleft, en muchas ocasiones, puede ser más útil, incidente y relevante que el copyfarleft. Puede hackear medios masivos e imponer agenda. Sin embargo, el copyfarleft puede ser muy eficiente para parar la explotación del procomún por parte de multinacionales y empresas netamente capitalistas. También es una opción interesante para el hardware abierto: tal vez algunas pequeñas firmas tecnológicas se animen a abrir su código sabiendo que las grandes multinacionales no se aprovecharán de su conocimiento.

Este libro se autodestruirá

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Imagen perteneciente al libro ‘Argentina Copyleft. La crisis del modelo de derecho de autor y las prácticas para democratizar la cultura’. Licencia copyleft

Este libro se autodestruirá. Así se titula mi nuevo proyecto literario. Un libro – tal vez será otra cosa – que comienza en este mismo instante, cuando estoy recién llegado al lab rural Nuvem, en la sierra de Río de Janeiro, Brasil, en calidad de residente. Todavía no he escrito una línea. Y hay más: tal vez el inicio del proyecto corra a cargo de algún lector. La explicación es muy sencilla: voy a escribir en un documento abierto y online llamado PAD. Cualquier persona podrá ver en tiempo real qué estoy escribiendo. Cualquier persona podrá intervenir en la trama. Podrá co-escribir partes del texto. Cualquier persona que se entre en este link, la URL oficial de Este libro se autodestruirá, decidirá si quiere ser espectador o co-autor.

He escogido la plataforma TitanPad para dicho proyecto. Concretamente, he abierto un PAD público, por un motivo concreto. Si el documento no tiene un número de visitas mínimo, desaparecerá. El sistema lo auto destruirá. Si el libro no es social, compartido, morirá. Si el libro no se remezcla, no se reescribe, puede fallecer. Concretamente, según la política de TitanPad, el libro será borrado en dos semanas si no tiene veinte revisiones. Si no tiene cincuenta revisiones, será borrado dos meses después de la última. De cualquier forma, aunque sea un documento muy visitado, tiene fecha de fallecimiento: 12 meses después de ser creado. Este libro se auto destruirá. Un último detalle técnico. Un PAD, en muchos sentidos, es un agujero negro. Al estar en la nube, el proyecto no está adscrito a una jurisdicción nacional concreta. Tampoco está gobernado por el copyright. Ni por el copyleft. Ni por la licencia Dominio Público. He querido que así sea.

¿Por qué he comienzo este proyecto? Por muchos motivos. Uno importante: para seguir experimentando sobre los nuevos paradigmas creativos de la era red. Escribir una novela en tiempo real, visible, accesible por cualquier lector, me parece un reto. Aquel cuarto propio por el que luchaba Virginia Woolf en la era digital se transforma en el cuarto propio conectado del que habla Remedios Zafra, un cruce de privacidad y esfera pública, de individualismo y subjetividad colectiva. Escribir un texto del que no controlo totalmente la trama, algo que nace como un procomún colectivo que cualquiera puede modificar, es un misterio entusiasmante. ¿Existe la literatura colaborativa? ¿La literatura a cuatro, veinte o mil manos? ¿La creación entre un individuo (yo) y un colectivo que puede ser anónimo? Este libro se autodestruirá pretende investigar sobre estas cuestiones. Será un laboratorio compartido.

Pero el principal motivo para arrancar con este proyecto es otro: tocar las narices al sistema editorial y al copyright en concreto. Siendo más amable, podríamos decir que quiero incentivar el debate sobre la creación literaria, los derechos de autor y los nuevos formatos digitales. El Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), por ejemplo, no reconocerá Este libro se auto destruirá como libro. Al publicar mi anterior obra, #24H, reparé conque CEDRO apenas considera el formato eBook. Por otro lado, la ambigüedad legal del PAD convierte el mecanismo copyright en algo inservible. Cada uno hará lo que quiera con el texto. Ni si quiera hace falta que ponga aquel aviso que lucía en la revista Internacional Situacionista, publicada entre 1950 y los años 70: «Todos los textos publicados pueden ser libremente reproducidos, traducidos y adaptados, incluso sin indicar su origen».

¿Y la trama del libro? Quiero que tenga un formato parecido a una novela. Será meta literatura. Pura y dura: un tipo intenta escribir una novela en un PAD; arranca con el proyecto en un lab rural; el telón de fondo es un mundo confuso en descomposición, despedazado por la especulación financiera, la corrupción y el consumo desaforado; un planeta, eso sí, que está siendo reformulado por activistas, pensadores, hackers, desempleados y visionarios. Los nuevos paradigmas, la tecnología que conecta a personas, harán que todo se derrumbe. Sistemas políticos, modelos empresariales, industrias culturales. Mientras, el protagonista del libro intenta escribir la novela del siglo, sus lectores le retuercen las orejas o le animan en tiempo real, en un PAD que reverbera en la pantalla allá por donde pasa. Al final del todo no hay nada. El libro se autodestruye. La nieve cubre de nuevo los pasos. No quedan huellas. De nada.

Este libro se autodestruirá será una ficción. Ficción con licencia poética y libertad creativa absoluta. Escribiré por placer. Por necesidad. Y si alguna editorial me llama, pues tendremos que negociar dentro del agujero negro. En este nuevo proyecto intentaré combinar mis diferentes facetas. Remezclaré mi estilo periodístico histórico, el ritmo de cronista de mi primer libro Calle Amazonas o de mis textos de viajes, la cibersoltura del libro #24H, los dardos ácidos que te provocan las tablas de ser bloguero. Usaré pocos links.

 

Quien quiera participar, puede hacerlo aquí. Yo me voy a dormir. Tal vez cuando me disponga a escribir la primera línea, el libro ya disponga de un comienzo.

Diez años de Creative Commons

La cultura libre está de enhorabuena. Las licencias Creative Commons acaban de cumplir diez años. Desde el pasado día 7 hasta mañana (día elegido para el aniversario), el mundo está conmemorando con múltiples actos, campañas, eventos y encuentros esta primera década de Creative Commons, las licencias que crearon una alternativa más visible al estricto ‘todos los derechos reservados’ del copyright.  La información oficial del cumpleaños está recopilada en la web 10.creativecommons.org. En Europa se ha lanzado una mixtape con música libre remezclada. En México, Wikimedia ha lanzado un editatón (un maratón de edición) para mejorar artículos de la Wikipedia relacionados con Creative Commons. Y el etcétera de conmemoraciones es larguísimo.

El mundo que lucha contra el copyright está de fiesta. Y están corriendo ríos de tinta. Curiosamente, algunas personas del mundo libre han escrito artículos tan críticos como este Diez años de Creative Commons: ¿algo que celebrar? (David García Aristegui) en LaMarea.com. El texto crítica cómo el mercado saca tajada de estas licencias a costa de de los creadores y de instaurar una nueva era del «todo gratis». Sin embargo, medios más conservadores como El Confidencial empiezan a elogiar unos tipos de licencias que hasta hace muy poco eran invisibles, porque son una alternativa de mercado. ¿Qué está pasando? ¿Creative Commons salvará a los creadores del copyright talibán o será su perdición? ¿En qué quedamos?

Los lectores habituales de este blog saben perfectamente qué es Creative Commons. Pero probablemente haya alguno que no haya escuchado hablar de este tipo de licencias. Por eso, voy a intentar argumentar de una manera sencilla por qué creo que las licencias Creative Commons han beneficiado a la humanidad. Intentaré que lo entienda el más analógico de los lectores. Claro que hay críticas a Creative Commons. El mercado puede aprovecharse de ellas para bajar el coste de producción o el valor de ciertas obras. Están basadas en el copyright, como el copyleft (pero es una forma de hackearlo). El copyleft es una licencia (y movimiento) más amplio: apenas 3 de las 6 licencias Creative Commons (España) son copyleft. Prevalece el reconocimiento de la autoría individual frente al carácter colectivo de la obra del dominio público. Otro tipo de licencias, como el copy far left (así sería la más abierta de Creative Commons, que permite la explotación comercial de la obra ajena), reivindican la posesión de los medios de producción por parte del creador.

Sin embargo, me parece que el beneficio de la existencia de Creative Commons ha sido muy grande. Las licencias Creative Commons son buenas para la humanidad. Han cambiado muchas cosas. Han abierto una puerta.  Son buenas para la humanidad porque…

Porque crearon una alternativa de mercado. Cuando Lawrence Lessig, Hal Abelson y Eric Eldred, entre otros, lanzaron las licencias Creative Commons existían pocas opciones al «todos los derechos reservados» del copyright. Apenas, el dominio público, que libera todos los derechos de una obra. Existía el copyleft, basado en las cuatro libertades del software libre de Richard Stallman. Aplicar las libertades del software libre a una obra cultural permite a cualquier usuario usarla, modificarla, distribuirla y mejorarla haciendo públicos los cambios. Sin embargo, no había un camino intermedio que permitiese al creador escoger el grado de libertad de su obra. Con Creative Commons, el autor puede elegir el «algunos derechos reservados» y regalar la obra a particulares y cobrar si existe un uso comercial por un tercero. Puede liberar totalmente la obra hasta el «ningún derecho reservado». O puede cerrarla hasta el «todos los derechos reservados».

Porque incentivan la transparencia. La mayoría de licencias Creative Commons permiten la libre copia del contenido. El hecho de que el contenido pueda ser copiado y divulgado fuerza la transparencia. Interesante: algunos Gobiernos o instituciones están usando licencias abiertas. La Casa Blanca, el Parlamento de Italia, el Parlamento de Australia, el portal de Datos Abiertos de Brasil o el Institut D’Estadística Catalunya usan licencias Creative Commons. La lista es gigante y crece cada día.

Porque crean una nueva ética de la atribución. La ética hacker de la que hablaba Pekka Himanen en su ya mítico libro (descárgatelo aquí) es diferente. Está basada, entre otras cosas, en lo colectivo, en la atribución, en lo compartido, en la colaboración. Usar licencias abiertas, abrir el código de una obra, querer que circule al margen del valor de mercado, abre una puerta inédita en el mundo del copyright. Llevo muchos años publicando textos con licencias abiertas. Y nunca me he encontrado a nadie ‘robándome el trabajo’. Citan la fuente, respetan mi trabajo. Las licencias Creative Commons obligan la atribución (reconocimiento de la fuente).

Porque  incentivan la divulgación del conocimiento. La cultura es más que mercado. El conocimiento, el acceso al mismo, debería estar por encima del valor de mercado. Las licencias Creative Commons están incentivando la circulación del conocimiento. La lista de universidades y centros de educación que están disponibilizando recursos con Creative Commons no para de crecer. El Harvard Open Access Project  de la universidad de Harvard es un buen ejemplo. Mientras el Gobierno de España intenta convertir la Universidad pública en un rincón para ricos subiendo tasas, la universidad de las élites del mundo es gratis. Y en parte gracias a las licencias abiertas.

Porque son buenas para el periodismo.  El texto Diez años de Creative Commons: ¿algo que celebrar?  de David García Aristegui afirma que las licencias Creative Commons son malas para el periodismo. No puedo estar más en desacuerdo. Son buenas. Muy buenas. El caso de 20 Minutos, pionero en el uso de Creative Commons, es un buen ejemplo de reputación ganada, de atribución cruzada y de transparencia. Todas las publicaciones del grupo Nature usan Creative Commons. También lo hacen Al Jazeera, ProPública o el site de crowd funding periodístico Spot.us. En fotografía existen muchos casos de éxito, como el del fotógrafo Jonathan Worth, que gracias a Creative Commons consiguió llegar al mercado. El hecho de que Flickr permita ya subir una foto y usar licencia Creative Commons está causando una pequeña revolución en el mundo del fotoperiodismo. Y yo creo que es muy buena. El caso del Fotomovimiento.org (del movimiento 15M español) o de Fora do Eixo en Brasil (que ya han conseguido portadas en Folha de São Paulo), es un buen ejemplo.

Porque legitiman la remezcla. Algunos tipos de licencias Creative Common son copyleft y permiten las obras derivadas. Modificar la obra no sólo es legítimo, sino que puede enriquecer la misma. En la música, han nacido comunidades de obras libres como Jamendo, donde cualquier pueda remezclar. En la literatura han surgido proyectos como Remix my lit, que incentivan la remezcla de textos. Algunos escritores, como el popular Cory Doctorow, usan licencias Creative Commons. Yo habilité una sala de remezclas para mi obra #24H que con copyright habría sido imposible. Del Ramayana a Picasso, del mester de juglaría a proyecto 15M.cc, la remezcla es un bien inconmensurable para la humanidad.

Porque construyen sociedad, valores compartidos, solidaridad. El caso de España es bastante peculiar. La sociedad española es una de las que más está empujando el carro de la cultura libre, el copyleft, la remezcla, lo abierto, lo compartido. De hecho, hasta el año 2011 España figuraba en lo más alto de todos los rankings en cuanto a obras licenciadas con Creative Commons. En CC Monitor (que no está actualizado), España aparece en segundo lugar, casi igualado con Estados Unidos en número de obras. Aunque no existe un registro exhaustivo al respecto y el número puede ser muy superior, España tiene según CC Monitor 9.224.224 obras licenciadas con Creative Commons. Casi 4 veces más que Alemania. Siete veces más que el Reino Unido. En España no sólo existe cultura con Creative Commons. Existe arquitectura. Semillas copyleft. Muchos abogados, como Javier de la Cueva o David Bravo, cuelgan todo su trabajo con licencias abiertas. Y un número creciente de medios (será el siguiente post de este blog). Sin embargo, el Gobierno español es uno de los más retrasados en aplicación de licencias abiertas en sus sites y uno de los más retrógrados en la aplicación de leyes digitales, como la Ley Sinde-Wert. La aprobación del Canon Digital, que había sido declarado ilegal por la Unión Europea, justo cuando arrancaron las conmemoraciones de los diez años de Creative Commons, es muy sintomática. El divorcio poder-sociedad sigue creciendo. Y Creative Commons ayuda, en definitiva, a la creación de la República del 99%.

Un año de código abierto

Copyleft y procomún, redes y territorio, espacio público y tecnología móvil, Creative Commons y movimientos sociales, datos abiertos y hacktivismo, cultura libre y urbanismo, inteligencia colectiva y 15M. Hace un año que nació este blog. La entrada Código Abierto para una nueva era, del 2 de diciembre de 2011, inauguraba Código Abierto y congelaba bastante mi blog personal Desde Alfa Centauro. Y desde entonces he visto un interés creciente por todos estos asuntos que los medios masivos suelen ignorar. España – su sociedad, no sus políticos – es un país líder en la cultura digital, cultura libre, copyleft y mundo hacker. Ha estado en lo más alto de todos los rankings de obras licenciadas con Creative Commons, por delante de  Estados Unidos. Sigue en la segunda posición según el índice de CC Monitor. Pero su gobierno no sólo lo ignora, sino que persigue y desprecia estas prácticas. Y muchas de sus instituciones (cada vez menos) y sus grandes empresas dejan de lado la espectacular innovación social que está surgiendo en España desde los paradigmas abiertos.

Por eso me sigue pareciendo importantísimo dar visibilidad al mundo abierto, al copyleft, al mundo del código abierto que está fraguando un nuevo mundo, una nueva era. Las etiquetas del blog Código Abierto más frecuentes – viendo la nube de etiquetas de este blog – han sido 15M,  Ciudad, Copyleft, cultura libreInternetP2P y redes. ¿Y sobre los post más visitados? Han sido 169 entradas. Una media de una entrada cada 2,15 días. Todavía estoy investigando sobre qué es lo que más interesa a los lectores del blog. A bote pronto, desconfío de lo cuantitativo.Un post muy visitado, para mí, no es sinónimo ni de calidad ni de ser referencia. A veces, ocurre, eso sí. Además, cada vez es más difícil basarse en estadísticas. Hay post con muchísimos ReTuits y pocos comentarios. Algunos con muchos comentarios y poquísimos Retweets o ‘Me gusta de Facebook’. Si no hay ni comentarios ni ReTuits, sin duda, muy mala señal. Aunque a veces ocurre y el número de visitas del post es elevado.

El copyleft – la licencia de 20 Minutos – abre sorprendentes nuevos caminos: sites y medios que citan o republican el contenido original. Todo ello se traduce en un nuevo ecosistema de influencia, reputación y meritocracia de muy difícil medición. Por ejemplo, el diario Boliviano La Razón publico mi texto Cómo acabar de una vez con la cultura (remix) citando tanto a 20 Minutos como al blog, tal como exige la licencia Creative Commons. Fue la primera publicación con Creative Commons de un medio tradicional en Bolivia y muy probablemente de América Latina (que alguien me corrija). Un año después de empezar este blog puedo decir que mi reputación ha subido – no sólo por este blog, lógico – y que la mayoría de personas, colectivos u eventos relevantes de la cultura libre y código abierto de España y América Latina conoce este blog. La reputación de 20 Minutos, por consecuencia, también se ve reforzada.

He hecho una selección de las entradas que me parecen que representan mejor la esencia de Código Abierto. Evidentemente, hay una parte emocional, claramente subjetiva. Tal vez no estés de acuerdo. Me encantará saber tu opinión. Prestaré mucha atención a los comentarios y al diálogo que surja en Twitter en el hashgtag #CódigoAbiertoBlog. He decidido, también, abrir un TitanPad con todos los post que surjan a partir de ahora, para que los lectores puedan reescribirlos si lo consideran oportunos. En breve, más información al respecto.

1. Comienza la guerra creativa. Un texto en el que incitava a la comunidad a escribir textos legitimando las nuevas prácticas de la cultura libre y en red. Ante la neolengua del poder, guerra narrativa distribuida. Una sorpresa: esta entrada fue publicada en formato minilibro en la biblioteca colaborativa Bookcamping.cc. Se incluyó, por ejemlo, en la lista de libros llamada #12M15M por si te lo estás pensando…

2. España, líder en creatividad colectiva. Un texto para explicar  la popularidad de las licencias Creative Commons en España. Si unimos la fuerza del concepto y uso del copyleft, de la remezcla, del dominio público (muy usado por jóvenes creadores) y de la creación colectiva, se confirma el vital papel que los ciudadanos residentes en España cumplen en la cultura digital y la cultura libre.

3. Cómo acabar de una vez por todas con la cultura (remix). Escribir este repaso a los nuevos paradigmas de la cultura en la era digital no sólo me produjo bienestar emocional, sino que tuvo bastante repercusión en redes sociales. Muchas personas relevantes – incluso gestores culturales clásicos – me escribieron agradeciendo el esfuerzo por explicar esta nueva realidad.

4. (Re) Habitando en el vacío, enREDando el espacio. Uno de mis textos favoritos de este blog. Inspirado en una presentación de Francesco Cingolami (recomendable su blog Immaginoteca), escribí sobre espacios híbridos, sobre cómo se conectan las dinámicas digitales con los territorios, uno de mis máximos intereses.

5. Planeta corta pega. Una entrada en la que desmitifico la imagen del creador como ser casi divino. La remezcla, la inspiración en obras de otros creadores, fue siempre la tónica desde la época de Homero. Este texto legitima el copyleft y la remezcla como esencia de la nueva era.

6. Tuits claves para entender el #25S. La etiqueta 15M es una de las más frecuentes en este blog. Me he esforzado bastante en traducir algunas de las cuestiones y acciones del 15M a un público más amplio. También en informar sobre algunas cosas que pasan desapercibidas para los grandes medios. Creo que el entorno 15M lee con respeto lo que se publica en Código Abierto y por eso me seguiré esforzando en publicar cosas de interés que surjan en el entorno del movimiento. Esta cobertura de tuits del #25 (RodeaelCongreso) tuvo bastante repercusión. Por un lado, en visitas. Los periodistas somos necesarios, somos un filtro. Dar relevancia a un tuit y no a otro es una labor periodística. Por otro lado, mucha gente me comenta que casi nadie en los medios innova en forma. Insertar tuits y hacer cobertura de flujos es una forma sencilla de hacerlo.

7. Un manifiesto posperiodístico. Sin lugar a dudas, una de las entradas más populares. No sólo por número de visitas, Retuits o ‘Me gusta’ en Facebook. Este ‘manifiesto posperiodístico’, una provocación para la vieja guardia, circuló como la pólvora. Tanto, que fue traducido a varias lenguas, reproducido en decenas de sites, medios. Muy mencionado por periodistas, consultores de medios, universidades de comunicación, asociaciones de prensa. Una prueba que la reputación no se basa apenas en datos cuantitativos.

8. Aplicaciones móviles para perderse (sin consumir). Cansado de las aplicaciones móviles basadas en el mercado, en el consumo, en cercos cerrados que te dejan preso en un marco, decidí compartir algunas aplicaciones que buscan la serendipia y la libre circulación por el mundo. El situacionismo, el espíritu de Guy Debord, la psicogeografía, está contagiando a las aplicaciones móviles. Me parece fundamental reivincidar la libertad, la serendipia y la deriva como mecanismo de descubrimiento del mundo.

9. El macarrismo ilustrado de Mr. Wert. Otro de los post más leídos. Todo lo que tenga que ver con cultura libre y especialmente contra la Ley Sinde Wert tiene una espectacular repercusión en este blog.

10. Ciudadanos P2P contra la crisis. Esta entrada presenta algunas de las experiencias, proyectos y plataformas del entorno 15M para luchar contra la crisis. Mientras los medios y los políticos del mundo apenas hablan de la crisis, los ciudadanos resuelven sus problemas entre ellos, peer-to-peer, cara a cara.

11. América invertida, américa libre. Participé – vía streaming- en el festival #CómeteLaCultura, organizado por la Asamblea Austrias del 15M de Madrid. Presenté algunos proyectos iniciativas de América Latina donde la cultura libre o la colaboración tienen protagonismo. El texto se convirtió en un vínculo entre 15M y colectivos y personas del otro lado del charco.

12. Se buscan ciudadanos inteligentes (en el espacio público). Un texto muy mencionado por colectivos de arquitectura, urbanismo, diseño y tecnología.  El texto es un grito contra el concepto de smart city de datos verticales y cerrados. Creo muchísimo más en los datos distribuidos y abiertos recopilados en red por la ciudadanía gracias a hardware abierto como Arduino, por ejemplo.

13. Cultura de red. En este texto intenté – no sé si con éxito – ampliar los conceptos de cultura digital y cultura libre. Creo que las redes, esta nueva era de conexiones, están facilitando una nueva cultura: la cultura de red. La cultura de red va más allá de las herramientas digitales, de la cultura digital. La cultura de red, una definición totalmente en beta, incluye lo analógico y digital. Fue un post bastante mencionado y replicado.

14. «Los hackers son los nuevos científicos de una nueva ilustración». Esta entrevista que hice a Antonio LaFuente, investigador del Centro de Ciencias Humanas y Sociales(CSIC), tuvo un impacto brutal. Realmente, conozco pocas personas tan brillantes como Antonio LaFuente.

15. Queremos #ChalecoParaTuiteros. La represión policial imperante en España y en Madrid concretamente después de la marcha laica de agosto de 2011 me preocupa muchísimo, como a una gran mayoría de personas que creen en los derechos humanos. Pero la maniobra del Gobierno para distribuir chalecos entre los periodistas, como si España fuese un territorio en guerra, me pareció patética. Aquí un corta&pega, dedicado a Cristina Cifuentes, delegada del Gobierno en Madrid, responsable por la violación constante de derechos humanos en la región: «Incentivar el uso de chalecos para periodistas es una estrategia tosca. Cifuentes quiere convertir Madrid en Bagdag. Quiere transformar las plazas públicas en un territorio en guerra. Distribuir #chalecosparaperiodistas no es un guiño a la prensa. Es un clave para que la policía reprima su porra fácil frente a los achalecados. Es un guiño para que la policía apenas atice a ciudadanos No Periodistas». Pedía #ChalecoParaTuiteros para cuestionar la maniobra.

Por favor, recomienda otros post de Código Abierto en el hashgtag de Twitter #CódigoAbiertoBlog

What Disney!, la remezcla de los comunes

Disney, crudo Disney. Dumbo, crudo Dumbo. Mickey, crudo Mickey. La venganza, decían, es un plato que se sirve frío. Remezclemos: la venganza es un plato colectivo, colaborativo, calentito e incontrolable. Walt Disney se dedicó durante décadas a usurpar cuentos populares. Disney modificó a su antojo los crudos cuentos de los hermanos Grimm hasta convertirlos en descafeinadas fábulas sin conflictos ni denuncias profundas. Pero la venganza remix es un tórrido huracán. Y tiene nombre: What Disney!.

El colectivo Left Hand Rotation, basado entre Lisboa y Madrid, deconstruye el universo Disney con el denominado common’s cut, el corte de los comunes. El método What Disney!: adelantar el final de cada película al clímax dramático, reducir drásticamente el metraje, modificar irreparablemente su estructura argumental. Su objetivo: «con el fin de sincronizar la esfera de los cuentos con el presente, les devolvemos su crudeza original, subvirtiendo las pantallas tras las que la sociedad escondió sus defectos». A Left Hand Rotation, un grupo distribuido que siempre actúa con identidad colectiva, le sobran los motivos. Y justifican así este ácido/crudo videoclub What (the fuck) Disney!:

«Las edulcoradas versiones de los cuentos de la compañía Walt Disney pierden toda confrontación con el drama de lo real. De esa manera, generaciones de niños se convierten en individuos con nula capacidad de superación del conflicto, una vez vetada la posibilidad de desarrollo que esconde cada experiencia dramática. La amable realidad fabricada por D i s n e y contribuye a la construcción de sociedades sumisas y emocionalmente frágiles, que preferirán ignorar o esconder el conflicto, privados de las herramientas para afrontarlo».

Nada mejor que ver el teaser del proyecto (crudas, tristes escenas que quedan arrinconadas en el corte original).

El proyecto está colgado entero, a parte de en la web del colectivo, en Vímeo. Cada semana, Left Hand Rotation sube una nueva película despedaza al videoclub (lo van divulgando en su más que recomendable blog). La remezcla de Disney de los comunes clasifica en cuatro  grandes áreas las películas analizadas según las causas que precipitan el clímax dramático.

Desobediencia y rebeldía infantil y juvenil (Alicia en el país de las maravillas y Pinocho), Enfrentamiento con la muerte de un familiar o amigo (Bambi, El Libro de la selva, El Rey León)Rechazo por parte de la sociedad dominante (Aladdin, La Cenicienta, Los Aristogatos) y ruptura del vínculo familiar (101 dálmatas, Blancanieves, Dumbo, La bella y la bestia, La dama y el vagabundo, La Sirenita).

Para concluir este devaneo What (the fuck) Disney!, esta denuncia co-creativa a los mayores piratas de la historia del cine (protegen con estricto copyright historias creadas por otros), os dejo con una definición de Left Hand Rotation que ellos mismos me han enviado por correo electrónico:

«LEFT (el concepto abstracto) HAND (el objeto, lo material) ROTATION (la acción) es un giro en la dirección contraria que puede producirse en cualquier momento, un tornillo que hay que apretar justo al contrario de lo esperado. El colectivo está principalmente integrado por un núcleo alrededor del cual orbitan múltiples colaboradores, de manera que el grupo crece y se adapta, trabajando de manera anónima. Left Hand Rotation pretende provocar un aluvión incesante de contradicciones irresolubles, cuya finalidad es la búsqueda de su integración paradójica. Como colectivo trabaja con aquellos medios y formatos en la frontera entre el arte y todos los demás canales, adoptando la forma de lo que hemos venido a llamar como “arte cuestionable” (que no cuestionador)».

Y un BIS: las Acciones Urbanas Absurdas del colectivo bien merece un click.

Mickey, crudo y patético, Mickey, ¿estás preparado para la remezcla copyleft de los comunes?

Cultura de red

 

Imagen: Urbansocialdesign.org

Olvídate de la tecnología. Imagina que Internet no existe. Ahora intenta pensar qué es una red. Una parrafito del libro El origen de las especies de  Charles Darwin puede ayudarte: «Pájaros cantando en los arbustos, con varios insectos alrededor, con gusanos arrastrándose a través de la húmeda tierra, formando un banco enredado que  depende de cada elemento de tantas maneras complejas». Ya tenemos la imagen que necesitamos: varios elementos relacionados, una red.

Podríamos buscar muchas otras. Unos predicadores cristianos distribuidos por el Imperio Romano, creando una religión. Abejas conformando un enjambre. Un ayllu de Bolivia – una comunidad familiar – que vive con propiedad colectiva. En ninguno de los casos las herramientas tecnológicas son una condición necesaria para la existencia de la red. La red es un conjunto de conexiones. La red es un arquetipo que excede a la suma de sus partes.

Siempre hubo redes. Lo interesante es que la era digital, el acceso a Internet y algunas nuevas herramientas están fomentando a un ritmo acelerado las redes distribuidas, capilares y horizontales. Las redes centralizadas (Estado vertical) o descentralizadas (Iglesia católica) están perdiendo su hegemonía. Las redes dinámicas – tan habituales en la naturaleza – empiezan a sostener las construcciones humanas (físicas, sociales, culturales, políticas). Por eso, es más necesario que nunca hablar de la cultura, de los procesos y comportamientos que están surgiendo de esta nueva era: de la cultura de red.

¿Qué es la cultura de red? De momento, una definición abierta, inconclusa. Un concepto en estado beta. Una cultura que emana de  procesos de red. Una cultura que desborda la definición de cultura. Y que también va más allá de la denominada cultura libre (basada en el copyleft y el código abierto) y la cultura digital surgida en el ciberespacio. Una cultura que es un proceso compartido que modifica la relación entre personas, instituciones, marcas y colectivos. Curiosamente, estos procesos colectivos de red ya existían en sociedades precapitalistas. La cultura hacker y la cultura indígena de los Andes, por ejemplo, comparten un ADN colaborativo similar.

Precisamente estoy en Cochabamba, en Bolivia, en  Entretejer Bolivia-Cultura de Red, un encuentro que busca la similitud de las redes analógicas de las culturas indígenas y las redes de la era digital. Un encuentro que es un proceso mayor, que desemboca en la nueva la plataforma Cultura de Red. Un espacio de diálogo, interacción y co-creación de colectivos y personas muy diferentes. Buscaremos nexos entre los procesos colectivos y colaborativos ancestrales como el Ayni y la ética hacker. Remezclaremos las dinámicas de la cultura libre con el procomún indígena. Cocinaremos una definición inacabada de cultura de red que le puede servir a todo el mundo.

Para llegar a la cultura de red, comparto unas  pildoritas alrededor de las redes, totalmente remezclables.

 

Imagen: colectivo Manuela Lucas

#Proceso

«Una red distribuida, descentralizada es más un proceso que una cosa». Kevin Kelly, en su mítico Fuera de control (1995), estudiando los enjambres de abejas o los hongos probó que el mundo está regido por sistemas complejos. La deducción no sirve para explicar las redes compuestas de muchos elementos. La ciencia clásica no conseguía entender el trabajo en red de las hormigas, por ejemplo. La inducción, sin embargo, estudiar los procesos bottom up (de abajo arriba) de los elementos de una red, sí consigue entender los sistemas. Por lo menos una parte. Bajo la complejidad existen algunas reglas simples de funcionamiento: colaboración, mímesis, apoyo mutuo, inteligencia colectiva. Por otro lado, las herramientas que facilitan la comunicación en tiempo real (streamings, pads, wikis….) y permiten compartir información han acelerado la era de los procesos. Las redes son procesos compartidos. Hasta los objetos físicos (cualquier manifestación cultural) difuminan su contorno: son un proceso previo de información, código y diálogo compartido; son una conversación posterior.

#Glocalismo

La conexión de nodos rebasa las fronteras físicas. Las redes son la espina dorsal de un nuevo espacio de flujos donde convive lo local, lo regional y lo global. El glocalismo (global+local) es el nuevo territorio emergente de acción, creación y convivencia. Un detalle interesante: cada vez es más presente la influencia global desde lo local. Un fenómeno que ocurre en un rincón del planeta puede desencadenar reacciones en lugares muy distante en breves espacios de tiempo.

#Wikipedismo

Estamos ante un choque de trenes de la historia: el de  la visión enciclopedista heredera de la Ilustración (todo se puede explicar, todo se puede categorizar) y la visión wikipedista de una cultura de la cooperación, la colaboración y la no jerarquía.  El viejo mundo delegaba en una élite intelectual, científica y creativa la explicación del mundo. El nuevo – más interconectado y horizontal – se apoya en la sabiduría del enjambre, en los amateurs. El conocimiento adquirido informalmente tiene el mismo valor-utilidad que los títulos académicos. Todos podemos aprender, todos podemos enseñar algo. La cultura de red aprovecha lo mejor de cada persona, de cada nodo: favorece el intercambio. La escuela expandida dinamita los muros del conocimiento.

#2+2=Manzanas #InteligenciaColectiva

Las redes complejas no son estáticas. No tienen límite, contorno, final. En los sistemas complejos, en el mundo de las redes, 2+2 no siempre es igual a cinco. El ‘más’ es siempre otra cosa. 2+2 puede ser igual a manzanas, según Kelly. Sumando nodos, conseguimos influencias transversales, laterales. Y el enjambre – la suma de esos nodos dinámicos y distribuidos – se comporta como un nuevo organismo. Este enjambre, esta red, demuestra una nueva inteligencia colectiva inexplicable desde las lógicas de la ciencia clásica. Trabajar en red, conectarse con otros nodos de la red, refuerza la inteligencia colectiva, la eficiencia del conjunto. Reforzar la autonomía de los nodos, revierte en el buen funcionamiento de la red. Una red peer-to-peer (P2P) de nodos interconectados es casi indestructible. Como diría Kelly, «las abejas distribuyen poder, haz lo mismo».

#CódigoAbierto #Transparencia

El código abierto no es más que el compartir la información de un proceso. Y compartirlo desde el inicio e incluso en tiempo real. Las comunidades de programadores de software libre trabajan así. Y llevan contagiando durante las últimas décadas a toda la sociedad. Para construir redes sostenibles y distribuidas el código tiene que ser abierto, libre, transparente. El código abierto incentiva la colaboración, el diálogo, el trabajo en equipo, el buen funcionamiento de la red, los prototipos colectivos. La cultura de red – para no ser vertical ni jerárquica – tiene que apostar por procesos de código abierto.

Quien no comparta el código dentro del sector cultural verá su acción reducida a la compra-venta de objetos. El código cerrado es la base de la industria de distribución de espectáculos (exposiciones, museos, conciertos…) o de venta de productos. La industria no ha demostrado interés en el valor colectivo, en los reusos de las obras. El código abierto, según Josianito Llorente, favorece la ética hacker, la creación de prototipos. Integra lo hard (lo físico) con lo soft (los procesos).

#Remezcla #CopyLove

La cultura de red propicia la creación colectiva. La autoría individual como predominio creativo de las obras fue un paréntesis en la historia de la humanidad. En la antigüedad, las historias se transmitían por vía oral, en las ágoras, en los zócalos, en las plazas. Algunos de los grandes libros de la humanidad (Popol Vuh, Ramayana…) son narraciones colectivas. Las nuevas herramientas facilitan la creación colectiva y, además, no eliminan la creación individual. El código abierto incentiva el reuso y remezcla de las obras. Copiar no es sinónimo de piratería, como pretende la industria. La copia es una muestra de admiración, de interés, de afecto. El copyleft pasa a ser copylove. Los nodos de la cultura de red son personas. Los vínculos están hechos de afecto.

#Diversidad #Procomún

La red es la forma-formato que mejor garantiza la diversidad. Ni la pirámide ni la cadena ni el círculo incentivan la diversidad como la red. Cuanto mayor diversidad de nodos existan mayor probabilidad de supervivencia existe para una red. Cuantas más conexiones entre nodos diferentes más robusta será la red. Por eso el concepto de la cultura de red es más agregador que el de cultura (artistas) o cultura digital (relacionada con medios digitales). Los transversal, lo diagonal, prima en la cultura de red. Y la diversidad de los nodos propicia que el procomún, y no los intereses individuales, alimente a la red.

 #Redes oblicuas 

Las redes casi nunca son verticales o distribuidas de una forma categórica. El investigador Albert Barabási, autor del muy recomendable libro Linked y uno de los mayores expertos en redes del planeta, ha descubierto interesantísimas asimetrías. Todas las redes, además de nodos y enlaces, tienen agrupamientos de nodos (cluster, racimos) y un pequeño número de nodos con un enorme número de enlaces a otros nodos (los hubs, cubos). La cultura de red tienen que lidiar con lo oblicuo. La asimetría, lejos de ser un problema, es una oportunidad.

#Digitalógicos

Lo analógico deja de tener sentido como algo separado de lo virtual. La realidad es híbrida. El cibridismo (off+on) impregna la realidad. La proliferación de medios locativos (móviles, tablets…) y tecnologías como el GPS o el WI-FI genera territorios híbridos. Las dinámicas virtuales se instalan en lo físico. Los procesos analógicos inspiran a las redes virtuales. Como afirma el activista Jeferson Assumpção, no somos ni analógicos ni digitales, ¡somos digitalógicos!

 

La Wikipedia de las cosas

The Free Universal Construction Kit, un proyecto emblemático de la impresión 3D

El texto de esta entrada lo escribió Josianito Llorente (@josianito), para la última edición del Free Libre Culture Forum. Lo colgó en la nube en un Google Doc abierto. Y lo leí entusiasmado. Simplemente espectacular. Le pregunté vía Twitter sí podía publicarlo en este blog. Dio su consentimiento, después de que lo publicara en su blog Josi.ani.to (bonito Tumblr). Josianito lleva muchos años alrededor dela cultura libre y el mundo hacker. Impulsa laboratorios de creación digital dentro del proyecto Tabakalera (San Sebastián) y el sistema de trabajo Hirikia/Puerto Abierto. El vídeo que abre esta entra sobre, los links de este párrafo y el titular (inspirado en el proyecto Thingdiversees mi aportación en este proceso. 

Josianito Llorente

“¿Para qué regalar un juguete a un niño cuando puedes regalarle todos?”
Publicidad de Origo, Impresora 3D orientada al público infantil

Imagina que tuvieras en tu casa una herramienta que te permitiera construir cosas. Casi cualquier cosa. En el momento. A medida. Cuando la necesitas. Se acaba de romper una pieza de la aspiradora. ¡Menuda faena! Hasta hace poco tiempo tenías dos opciones, o llevarla a reparar o comprar una nueva. Pero desde que tienes una impresora 3D en casa, eso ha cambiado: Accedes a internet, buscas la pieza rota en la Wikipedia de cosas,  descargas un fichero, lo adaptas a las medidas de tu modelo, eliges el color y presionas “imprimir”.

Luego en tu pequeña impresora 3D añades plástico u otro material del color y dureza deseadas. Éste se va calentando y depositando capa a capa, como cuando decoramos una tarta con nata usando  una manga pastelera, hasta crear el objeto final. El plástico posteriormente se enfría y adquiere la rigidez necesaria para poder utilizar esa pieza en el día a día.

¡Voilá!… parece una cosa sencilla¿verdad?. Pues con este pequeño gesto que en menos de una década será habitual, se alterarán muchas de las reglas que mueven el mundo tal como lo conocemos: las de la producción en masa y seriada de productos, las de la logística y el sistema de distribución mundial,  las de la lógica de consumo y obsolescencia programada, las de las patentes, marcas y propiedad industrial … Se acabará por dar sentido, pero de verdad al concepto Prosumer (productor-consumidor) de una manera radical: eres un consumidor que cuando necesita algo, no lo compra, lo produce.

Al proceso de diseñar digitalmente una pieza y realizarla físicamente después con máquinas controladas por un ordenador, tal como lo acabamos de explicar en el ejemplo de la aspiradora, lo llamamos Fabricación Digital. Existen multitud de máquinas en la actualidad que se utilizan en la fabricación digital, siendo las más comunes las fresadoras, cortadoras láser e impresoras 3D. La popularización de éstas los últimos 5 años hacen sea muy fácil para cualquier persona tener en su casa un pequeño taller en el que fabricar casi cualquier cosa.

Sigue leyendo este texto en el blog Josi.Ani.to

#AvaloZemos98

Zemos98 ha lanzado una campaña que merece con creces una entrada en Código Abierto: #AvaloZemos98. El colectivo sevillano, uno de los precursores de la cultura libre, las licencias abiertas, la remezcla y las prácticas del procomún, necesita nuestra ayuda. El motivo: necesitan avales para conseguir un préstamo de 98.000 euros en la Coo57, una cooperativa de créditos solidarios. La pura & dura realidad es que las instituciones cada vez tardan más en pagar las facturas y Zemos98 no tiene cómo continuar con su actividad si no consigue saldar sus deudas.

El colectivo da detalles sobre el porqué de la campaña en su explicación expandida. Algunos entrecomillados que destaco:

«queremos iniciar un proceso de independencia con respecto a la banca tradicional, desprecarizar los proyectos en los que estamos inmersos, afianzar los lazos de confianza con nuestra comunidad y aprovechar para hacer una campaña de promoción de la economía social y solidaria»

«Lo que necesitamos es tiempo. Nos deben mucho dinero. Nuestra media de cobro de una factura supera con creces lo que establece la Ley y eso viene siendo así desde 2008. Ya no podemos hacer esperar más a ciertas personas y agentes con las que trabajamos. Hemos llegado a un momento en el que necesitamos poder pagar deudas e intentar empezar de cero»

«No tienes que ingresar nada. El aval es un documento en el que una persona o entidad se compromete a responder por el solicitante de un préstamo en su nombre en caso de que éste cometa un impago en las devoluciones de dicho préstamo»

«Avalar implica comprometerse con una cantidad económica. Pero avalar también significa considerar que ZEMOS98 es un proyecto de carácter social y cultural cuyos retornos ya se han dado y se seguirán dando si podemos seguir adelante con nuestro trabajo»

De momento, en la campaña #AvaloZemos98 han participado 170 avalistas y se han conseguido 72350,00 € avalados el 73%83%. Pero quedan pocos días. #AvaloZemos98 necesita nuestra ayuda.

Para quien no conozca al colectivo ZEMOS98, vale la pena un paseo con calma por su web. Estoy escribiendo este post porque admiro el trabajo del colectivo y porque considero que su papel ha sido, es y será fundamental en los procesos culturales de código abierto. Sin Zemos98 no habríamos disfrutado de los siguiente:

De un festival anual temático, transversal e inspirador. El último fue el CopyLove: procomún, amor y remezcla.

-De ZEMOS TV, donde recopilan vídeos, programas y producciones audiovisuales de la comunidad expandida del colectivo.

-De un espectacular programa como WeTV, realizado por ZEMOS98 para RTVE.

-De un documental como La educación expandida, una mirada crítica sobre el sistema educativo.

-De publicaciones de código abierto tan interesantes como Código fuente: la remezcla, Creación e Inteligencia Colectiva o La Televisión no lo Filma.

-De blogs como Abrelatas, Petroglifo, Entorno de posibilidades o Prescolar (entre muchos otros).

Por todo ello, y por mucho más, #AvaloZemos98.