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Si en Japón gusta tanto el sexo ¿por qué pixelan los genitales en las películas pornográficas?

Se calcula que la industria del porno japonés produce anualmente más de 30.000 películas de alto contenido sexual, en las que se toca todo tipo de parafilias y fetichismos, no dejando ni un solo tema sin explotar. Pero, curiosamente, todas aquellas producciones que se realizan y comercializan desde Japón llevan una característica marca: los genitales aparecen pixelados (tanto de mujeres como de hombres).

Si en Japón gusta tanto el sexo ¿por qué pixelan los genitales en las películas pornográficas

Esto es algo que llama poderosamente la atención y más proviniendo de uno de los países en el que más pornografía se consume. (Te puede interesar leer el post: La curiosa y ancestral afición de Japón hacia la pornografía)

Hasta bien entrado el siglo XIX las ilustraciones pornográficas (llamadas Shunga) fueron ampliamente divulgadas. Eran dibujos de prácticas sexuales sin ningún tipo de censura. Pero todo cambió a partir de 1868 cuando se produjo la restauración de la Era Meiji, la cual destacó por un conservadurismo social, político y religioso de la sociedad japonesa, a la vez que el país intentaba su occidentalización.

Un halo de puritanismo gubernamental provocó que, a pesar de estar tan arraigada la sexualidad en la sociedad japonesa, disminuyera drásticamente las publicaciones y quedase todo lo relacionado con el sexo en un entorno más privado.

Todo lo que tenía que ver con la visión de los genitales se consideraba impúdico e incluso se prohibía exhibir alguna imagen en la que se pudiera ver el vello púbico. Ello era recogido en el polémico artículo 175 del código penal japonés por el cual marcaba aquello que era considerado como obsceno.

Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Japón sufrió una serie de transformaciones hacia la modernización del país, pero aquellas siete últimas décadas de represión habían hecho mella en la sociedad nipona y por muy dados a la pornografía de los ciudadanos, estos han seguido teniendo en vigor el mencionado artículo 175 y, por tanto, viendo como algo impúdico la exhibición de genitales y vello púbico, de ahí que a pesar de seguir consumiendo gran cantidad de material pornográfico siguen censurándolo (hace unas décadas con un punto negro y ahora a través de pixeles).

Eso sí, hay una industria pirata y paralela que produce en Japón material pornográfico para ser comercializado en occidente y que no utiliza el pixelado genital. También cabe destacar que hoy en día existen una serie de programas y aplicaciones móviles que hacen desaparecer el pixel de una imagen censurada.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

La curiosa y ancestral afición de Japón hacia la pornografía

El País del Sol Naciente es sin ninguna duda donde más material pornográfico se consume (y genera) de todo el planeta y el lugar en el que más fetichistas sexuales se pueden encontrar por metro cuadrado.

La curiosa y ancestral afición de Japón hacia la pornografía

De prácticamente todo se hace alguna variante pornográfica en Japón, existiendo un mercado que genera miles de millones de yenes anualmente.

Pero así como la llegada de internet benefició el negocio sexual japonés, cabe destacar que la afición de los nipones por el sexo viene de muy lejos e innumerables son las ilustraciones y relieves que hoy en día perduran que provienen de hace más de quince siglos en los que se muestran ancestrales costumbres sexuales.

Dibujos, conocidos como ‘Shunga’, mostrando todo tipo de prácticas y representaciones sexuales entre señores feudales y alguna ‘Oiran’ (como se conoce a las prostitutas de cierto rango en Japón) fueron muy populares en el país durante el Periodo Edo (entre los siglos XVII y XIX).

Cabe destacar que, comúnmente, en occidente suele utilizarse el término ‘Geisha’ de forma errónea para referirse a cierto tipo de prostituta japonesa, pero en realidad se trata de mujeres jóvenes que se dedican únicamente al entretenimiento (cantando, bailando, recitando…) y que nada tienen que ver con el comercio sexual.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons

Cuando ver a alguien fumando seduce y erotiza

Para algunas personas no hay nada más erotizante que ver a alguien fumar, dar caladas a un cigarrillo (o puro) y soltar unas bocanadas de humo de forma sensual.

Cuando ver a alguien fumando seduce y erotiza

Este deseo tiene un nombre: ‘capnolagnia’, un tipo de fetichismo que no llega a ser una parafilia de riesgo (evidentemente, sin tener en cuenta el riesgo que supone para la salud el fumar).

Aunque este fetiche sexual puede tenerlo una persona de cualquier género, durante mucho tiempo se ha asociado hacia la mujer fumadora y la sensualidad que su acto desprendía, aunque cabe destacar que es común encontrarlo también entre colectivos homosexuales.

Los terapeutas en sexo y psicólogos tratan de dar respuesta a sobre por qué puede atraer tanto a algunas personas ver a alguien fumar. Algunos señalan que puede provenir de la infancia de esos individuos, cuando observaban fumar a los adultos que los rodeaban y pueda haber en ello algún tipo de complejo de ‘Edipo’ o ‘Electra’ (hijos o hijas que sienten cierta atracción hacia uno de sus progenitores).

Otra de las posibles causas de la atracción hacia las personas fumadoras (y en este caso de mujeres que fuman) puede estar en que antiguamente estaba socialmente mal visto el tabaco entre la población femenina y que se vinculaba a ambientes libertinos (fiestas privadas, burdeles, cabarets…).

Las campañas antitabaco de los últimos años y el hecho de considerarse el hábito de fumar como algo mal visto e insalubre también propicia que algunos individuos sientan una irrefrenable atracción por personas que se saltan esas normas o realizan un acto que empieza a convertirse en tabú en según qué lugares.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

Nyotaimori y nantaimori, cuando el plato donde se sirve la comida eres tú

Se trata de una costumbre originaria de Japón (por su nombre lo habrás averiguado), pero cada vez son más los lugares fuera del País del Sol Naciente en los que esta curiosa y fetichista práctica es llevada a cabo.

Nyotaimori y nantaimori, cuando el plato donde se sirve la comida eres tú

Se trata de colocar sobre un cuerpo tumbado y desnudo una serie de piezas de sushi (nigiri, maki, uramaki, sashimi…) y el comensal va cogiéndolos con los ohashi (palillos), con los dedos o directamente con su propia boca (esto último es lo que suele provocar más excitación).

Se utiliza el término ‘nyotaimori’ cuando la persona que hace de bandeja es una mujer y en el caso de ser un hombre la palabra usada es ‘nantaimori’. Está considerado como uno de los fetichismos sexuales englobados en la sitofilia.

 

 

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Fuente de la imagen: edith_soto (Flickr)