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Entradas etiquetadas como ‘politica’

Sobre el bombardeo a MSF: siempre pierden los buenos y ganan los malos

Por Horacio Torvisco Pulido

Miembros de Médicos Sin Fronteras en el hospital de Afganistán atacado por Estados Unidos (EFE).

Miembros de Médicos Sin Fronteras en el hospital de Afganistán atacado por Estados Unidos (EFE).

El pasado 3 de octubre un avión estadounidense bombardeó, contraviniendo el Derecho Internacional Humanitario, un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz cuando estaba lleno de pacientes y personal sanitario. Murieron 30 personas entre personal sanitario y pacientes y otras 37 resultaron heridas. Hoy, la única explicación que el Gobierno norteamericano ofrece habla de un lamentable error.

Washington pretende cerrar el caso con algo de dinero y con una investigación que harían Estados Unidos, Afganistán y la OTAN, algo que MSF ha rechazado, solicitando una investigación independiente e internacional.

Una vez más se ha puesto de manifiesto, en el mejor de los casos, las nefastas consecuencias de los llamados, eufemísticamente, ‘efectos colaterales’ de la guerra.

Una guerra, que al parecer es la principal estrategia que los gobiernos occidentales ofrecen en la lucha contra el terrorismo yihadista. Resulta penoso ver cómo, una vez metidos en la ciega estrategia de la guerra, los que siempre salen perdiendo, bombardeen los ‘buenos’ o lo hagan los ‘malos’, son los más inocentes: la población civil y los cooperantes humanitarios.

El baile de las recolocaciones

Por Manuel Nogueras T.

Pleno en el Congreso de los Diputados (EFE).

Pleno en el Congreso de los Diputados (EFE).

Parece que el PP saldrá otra vez ganador en las próximas elecciones, pero sin una amplia mayoría absoluta. Esto significa que algunos de sus miembros tendrán que dejar sus puestos de trabajo.

Lo repugnante es escuchar en los medios de comunicación como se realiza ‘el baile de las recolocaciones’ para no quedarse en las listas del paro. Algunos saldrán por las puertas giratorias y otros cambiarán de puesto en lo público como si no supieran hacer otra cosa, cobrando más de lo mismo.

Bendita sea aquella formación política que en su programa electoral antes del 20 de diciembre incluya suprimir todo este tipo de ‘buitrerías’ que todos los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos. Que se busquen la vida como todos los demás nos la hemos buscado.

Maquillar la realidad

Por Sheila Aguerri Vázquez

Una cumbre de líderes europeos.

Angela Merkel, Christine Lagarde, Jean-Claude Juncker y Mario Draghi en una cumbre de líderes europeos. (GTRES)

El Diccionario de la Real Academia Española define ‘eufemismo’ como la “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. En los tiempos que corren estamos atravesando, sin darnos cuenta, una crisis lingüística en la que las palabras sirven de escondite a la realidad y se olvidan de la verdadera esencia de la definición propuesta.

Así pues, nos encontramos ante “desaceleraciones transitorias” o “crecimientos negativos de la economía” en lugar de “crisis”, cuya solución, ya que estamos, se consigue mediante “apoyos financieros” y “préstamos favorables”, pero nada de “rescates”.

¿Los “recortes”? ¡Eso no existe! Si acaso son “reformas estructurales necesarias”, lo que por cierto suena hasta poético. La rebaja de los sueldos es una “devaluación competitiva de los salarios”, los desahucios son “procedimientos de ejecución hipotecaria” y las subidas de impuestos son “novedades tributarias”.

No sirve de nada maquillar una realidad a la que ya hemos visto las imperfecciones y, tal y como afirmó en su día el escritor estadounidense Joseph Wood Krutch, “cualquier eufemismo deja de ser un eufemismo después de un tiempo y acaba mostrándose su verdadero significado; es un juego perdido, pero seguimos intentándolo”. Y vaya si seguimos.

No es democracia, es plutocracia

Por Gerardo Hernández Zorroza

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona durante la manifestación de la Diada (EFE).

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona. (EFE)

Me llama la atención que, con la que está cayendo, la gente siga manifestándose detrás de banderas, credos y demás historias. No se si conocen, pero Jordi Pujol, en el Parlament catalán el 25 de septiembre de 2014, advertía muy seriamente al Estado que si ingresaba en la cárcel «se iba a montar una gorda». Y yo añadirá: no caerá esa breva…

En esta democracia actual, perdón plutocracia, donde los altos cargos de la judicatura son elegidos por los partidos, todo empieza a oler raro, muy raro, a podrido. Desde los ámbitos políticos se ha esgrimido siempre la «defensa del Estado de Derecho», defensa que queda claramente en entredicho, que suena a hueco cuando, como todos sabemos, la presidencia de la judicatura es elegida por los partidos.

Por ello, el empoderamiento ciudadano en el futuro ha de huir de los viejos esquemas sociales al uso, para abrir paso a una era distinta, consciente y verdaderamente participativa. Y el primer escollo a vencer no es organizativo como se piensa, ni tampoco reformista como se nos propone desde el viejo modelo, sino que se trata de algo mucho más sutil y distinto a esos cambios superficiales y a menudo complejos que se proponen; se trata, digo, de educar y crear una nueva conciencia ciudadana, que surgirá del autoconocimiento, la autenticidad y, entonces sí, libre elección.

 

Más soluciones y menos Artur

Por Juan Antonio Sánchez Campos

Seguimos hablando de Cataluña sin parar mientras los números vuelven a darnos la razón sobre la falta de sinceridad de los gobernantes, intentando  disimular su incapacidad para acabar con el paro, intercambiando palabras de secesionismo o independentismo por doquier, como si esta fuera la causa del desempleo o el obstáculo a sortear para cubrir las necesidades sociales del resto de la población española.

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Artur Mas. (EFE)

Si la mayoría de ciudadanos de la comunidad de Cataluña quiere decidir su propio destino, es impropio no dejarle que caiga en la osadía de votar si quieren o no seguir su camino a ninguna parte. La necesidad apremia en el resto de regiones y Cataluña no debe ser tratada como el ombligo de España dejando pasar unas fechas cruciales en las cuales los representantes políticos debieran estar atentos a las listas del INEM más que a los listos de turno obcecados en dar la espalda a una Constitución que aunque falta de renovación, contribuye al sostenimiento social de nuestro país desde que la dictadura quedó fuera de nuestras vidas.

Palabras, muchas palabras en el aire y ningún compromiso aceptable de las partes interesadas en llegar al poder el próximo mes de diciembre, las que de ser más largo el año engrosarán la suma de una media docena de ocasiones en las que los ciudadanos han tenido que recoger la papeleta e introducir en las urnas parte de su esperanza en un progreso hacia un futuro con la desigualdad social incipiente y la falta de recursos en cientos de miles de hogares españoles.

Tanto hablar de separación nos ha vuelto incapaces de ver la realidad que tenemos delante de nuestros ojos. Los problemas no se solucionan con la confrontación o el ánimo de independentismo en algunas zonas del país porque el paro, la discriminación social y la carencia de instrumentos que sustenten la atención a los servicios sociales siguen estando ahí por mucho que se intenten tapar mediante discursos, debates o alegaciones infructuosas en tiempos de crisis.

Es hora de tirar de la misma cuerda por mucho que a algunos les duela. Son épocas de esfuerzo común sin demasiadas ideologías de por medio, para ellas ya habrá tiempo cuando las bases que sustentan la economía de todas las autonomías salga a flote. Servirse de análisis poco convincentes que conlleven irrealidades de pronóstico impredecible y atentan a la dignidad de los ciudadanos dándoles a entender que las pensiones, al igual que los sueldos, tendrán una subida más provechosa que en años anteriores; la dura realidad es bien distinta y trae consigo una nueva subida apenas visible en nuestro bolsillos y por ende, en lo que a los hogares respecta, seguirán pasando calamidades varios millones de españoles. ¿O la subida del 0,25% debe alegrar a los votantes?.

Ahora toca remar, confeccionar programas de crecimiento basados en realidades posibles, creando sistemas de regeneración social y acabando con una corrupción denodada durante treinta y siete años de democracia. Fundamentar la creación de un clima idóneo en el que trabajar con constancia para lograr una calidad de vida y un bienestar social desaparecido entre oleadas de promesas incumplidas por todos los gobiernos que hasta ahora han pasado por Moncloa beneficiados por un bipartidismo exageradamente labrado con la única intención de servirse de la alternancia, según vinieran dadas las legislaturas en cada momento.

Un general infrecuente

Por Agustín Arroyo Carro

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El general José Julio Rodríguez, compareciendo ante los medios (EFE).

El general José Julio Rodríguez, exjefe de la JEMAD, ha sido fichado por Podemos para encabezar como número 2 las listas al Congreso por Zaragoza. Este hecho ha levantado ronchones en la coriácea piel electoral de toda la derecha española; no se lo esperaban, claro.

Parece que los jefes y oficiales del Ejército no pueden tener pensamientos e ideología de izquierda. La vieja y herrumbrosa derecha relaciona a los altos mandos del Ejército todavía con el extinto Ejército franquista. Los jefes y oficiales del Ejército español tienen ideas políticas, aunque no las puedan manifestar en su profesión.

Ahora le llueven las críticas y reproches del bando que identifica a todo el Ejército con su propia ideología conservadora. Posiblemente les hubiera gustado mucho más que se hubiese sumado a sus filas como baza electoral. No ha sido así.

En el siglo XIX y XX hubo importantes militares progresistas de izquierda, y muchos de ellos dieron su vida y fueron ejecutados vilmente por apoyar y ser leales al gobierno legítimo de la II República. La necesidad de profundos cambios en España también crepita en las mentes y cerebros de nuestros militares, y algunos piensan, legítimamente, que se debe hacer desde una izquierda joven, fresca, preparada, impoluta y con ganas de acabar con la corrupción y las viejas prácticas partitocráticas llenas de lastres y muchas telarañas casi fósiles. No pasa nada.

Somos más y somos mejores

Por Carlos Osorio García de Oteyza

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Marcha en la plaza de Cataluña en Barcelona. (ACN)

Somos más los que queremos una buena relación y un entendimiento entre Cataluña y el conjunto de España que los que quieren enfrentamiento y ruptura. Somos más los que defendemos las leyes que los que quieren saltárselas. Somos más quienes creemos en un proyecto solidario que vertebre el Estado español y que asegure una justa distribución de la riqueza que quienes no quieren compartir.

Porque el proyecto estatal español es un proyecto solidario, y el proyecto independentista de algunos catalanes es un proyecto esencialmente egoísta. Nos necesitamos mutuamente.

Queremos que todos los catalanes se sientan a gusto en el proyecto español, queremos que participen en la dirección de este proyecto, algo que saben hacer muy bien. No queremos que un grupo de políticos aventureros que defienden sus propios intereses se salga fuera de la legalidad y propicie la ruptura y el enfrentamiento. Esto no se puede ni se debe permitir.

Independencia, independencia… ¿Y la Constitución y el derecho vigente?

Por Arturo Lobo

Respecto a si las personas de Cataluña seguirían teniendo la nacionalidad española, tengo que decir las cosas que no se atreven los políticos a decir.
En última instancia serán los españoles los que decidan quién es español, porque la Constitución y las leyes que se asientan en el pueblo español, han sido creadas por él y él las puede cambiar al parecer de lo que los españoles digan.

El derecho vigente avala aparentemente que los catalanes seguirían siendo españoles, pero también ampara los derechos individuales de los catalanes que no quieren dejar de permanecer bajo el paraguas de España. Y es bastante obvio que estos ‘catalanes de segunda’ o ‘españoles residentes en Cataluña’ serán relegados, sino expulsados cómo lo fueron los judíos de España, incluso los reconvertidos. Al tiempo.

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

La Constitución española es la que es y esta refrendada por todos. Afirma que España es una y todos los españoles tienen derechos individuales, inalienables por la voluntad de unos pocos, a que así sea. Tienen derecho por no decir la obligación, que sí se dice parcialmente, a que sea una. Con sus ventajas e inconvenientes, pero cada español ha decidido que esos son sus derechos individuales. Y sólo al conjunto de todos ellos les corresponde modificarlo.

Bien, supongamos que finalmente Cataluña se independiza unilateralmente por pensar que es su derecho, que se puede ‘ir de casa’ cuando quiera. ¿Concederá el señor Mas la independencia a Gerona u Hospitalet, por ejemplo, si deciden en referéndum que así lo quieren y quieren volver a España? ¿Conservarán la nacionalidad catalana? Un hijo que se va de casa cuando las cosas están mal porque cree que le irá mejor en solitario. ¿No tienen los padres y la familia el derecho a decir: ¡Vete con Dios y no vuelvas a mi casa!? Y en todo esto digo Mas, que no más, porque en este caso sería menos. Que ganas de restar cuando puedes sumar.

Y ahora, Europa, te preguntas cómo frenar a la desesperación

Por Alberto Segura Fernádez-Escribano

Y ahora te preguntas qué puedes hacer para evitar la inmigración. Y ahora te preguntas qué puedes hacer para que no se llene tu tierra de “chusma” extranjera. Y ahora, Europa, te preguntas si unas tristes vallas podrán quitarte el problema de encima. Y ahora te preguntas cuántas comisiones de trabajo tendrás que crear para solucionar esta crisis. Y ahora, Europa, crees que reforzando las fronteras con policías, helicópteros y perros podrás frenar el paso a la desesperación.

Foto de inmigrantes en la frontera de Macedonia y Grecia. (EFE)

Inmigrantes en la frontera de Macedonia y Grecia. (EFE)

Europa, durante los dos últimos siglos has sido una vieja prostituta pervertida y vendida al mejor postor; has organizado por tu cuenta o en compañía de Estados Unidos las más cruentas guerras en África y en Oriente, has puesto y quitado gobiernos, has regalado tierras que no eran tuyas a quienes podían favorecerte de alguna manera, has dibujado las fronteras de los países más miserables a tu antojo, los has esquilmado y sigues haciéndolo indiferente al sufrimiento de los hombres, mujeres y niños porque, al fin y al cabo, solo son negros salvajes o primitivos musulmanes. Y lo que es peor, mucho peor, has vendido, vendes y seguirás vendiendo armas a todos los asesinos del mundo dispuestos a masacrar a sus propios pueblos. Porque tú, por dinero, traicionas a tus amigos, vendes a tus padres y prostituyes a tus hijos.

Y ahora, Europa, estás asustada, tienes miedo, tu podredumbre, tu egoísmo y tu avaricia te empieza a pasar factura. ¿Te preguntas cómo acabar con esto? Es mucho más fácil de lo que desearías: olvida tus intereses en los países del tercer mundo, presta ayuda solo a las causas humanitarias y no a los gobiernos constituidos por tiranos y, sobre todo, por encima de todo, deja de vender armas a todos los asesinos del mundo.

No intentes buscar otra solución, no existe, deja de venderte por dinero y empieza a pensar que en el resto del mundo, los seres humanos, niños, mujeres y hombres que sufren, lloran, pasan hambre, sed y mueren no tienen color, ni nacionalidad, ni religión y que sus derechos estarán siempre por encima de tus intereses. Que cuando un hijo muere de hambre en los brazos de sus padres el horrible y desgarrador sufrimiento es exactamente el mismo que el que sentiría cualquier madre y padre europeo; que no hay diferencia, que todos somos iguales y tenemos que ayudarnos y que si no lo hacemos, esta pequeña habitación repleta de egoístas y que se llama Europa acabará desbordada y arrasada por su propia indiferencia.

 

Demasiados sucesos, hay algo que no hacemos bien

Por Jon García Rodríguez

En verano siempre me cuesta Dios y ayuda mantenerme informado en los periódicos. Los dimes y diretes consuetudinarios entre políticos desaparecen de las portadas y pasan a ocuparlas los parricidios, filicidios y la sempiterna violencia de género. Por mucho que se esfuerza el periodista en usar eufemismos para que suene menos hiriente lo que escribe, no lo consigue.

Foto del bebé abandonado en el contenedor en brazos de quienes le salvaron. (EFE)

Foto del bebé abandonado en el contenedor en brazos de los agentes que le salvaron. (EFE)

Y no se lo echo en cara, porque no existe forma de almibarar lo que está sucediendo este verano. Algunos de los titulares: «Rescatan un bebé de la basura (Madrid)», «Acaba con la vida de sus dos hijas de 9 y 4 años con una sierra radial», «Quema viva a su expareja de 27 años (Las Palmas)», etc. Y la última vesanía: «Los cuerpos de Laura y María han sido hallados quemados y cubiertos con cal viva». Yo no sé si nos estamos volviendo todos locos o por separado, pero me cuesta trabajo encontrar un verano que haya sido tan aciago como este. «Dios no juega a los dados», se dijo una vez. Lo que significa que esto sucede porque hay algo que no estamos haciendo bien.