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Entradas etiquetadas como ‘Jordi Pujol’

No es democracia, es plutocracia

Por Gerardo Hernández Zorroza

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona durante la manifestación de la Diada (EFE).

Estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona. (EFE)

Me llama la atención que, con la que está cayendo, la gente siga manifestándose detrás de banderas, credos y demás historias. No se si conocen, pero Jordi Pujol, en el Parlament catalán el 25 de septiembre de 2014, advertía muy seriamente al Estado que si ingresaba en la cárcel «se iba a montar una gorda». Y yo añadirá: no caerá esa breva…

En esta democracia actual, perdón plutocracia, donde los altos cargos de la judicatura son elegidos por los partidos, todo empieza a oler raro, muy raro, a podrido. Desde los ámbitos políticos se ha esgrimido siempre la «defensa del Estado de Derecho», defensa que queda claramente en entredicho, que suena a hueco cuando, como todos sabemos, la presidencia de la judicatura es elegida por los partidos.

Por ello, el empoderamiento ciudadano en el futuro ha de huir de los viejos esquemas sociales al uso, para abrir paso a una era distinta, consciente y verdaderamente participativa. Y el primer escollo a vencer no es organizativo como se piensa, ni tampoco reformista como se nos propone desde el viejo modelo, sino que se trata de algo mucho más sutil y distinto a esos cambios superficiales y a menudo complejos que se proponen; se trata, digo, de educar y crear una nueva conciencia ciudadana, que surgirá del autoconocimiento, la autenticidad y, entonces sí, libre elección.

 

Rajoy, cuando le conocí no era así

Por Jorge Castaño Castillo*

Cuando nos conocimos, no era así. Aunque mi pareja nunca ha ejercido la violencia física, hace tiempo que me ha destrozado la vida. Un día volví de una entrevista de trabajo y cuando le comuniqué que no me habían dado la plaza, me gritó «¡qué te jodan!»; parece que disfruta si me ve en la miseria mientras goza de un tren de vida desmesurado. Antes en los ratos de ocio, nuestra relación era lo más importante; ahora ocupa ese tiempo en jugar al Candy Crush o en irse de clubs con una tarjeta de crédito que me ha ocultado durante años. Aun así decido continuar la relación, pero ¡no paso ni una más!

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (EFE)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)

No me permite ocuparme de la economía doméstica: me dijo que nuestro contable nos había robado parte de nuestros ahorros y que después de una denuncia este “chorizo” había acabado en prisión; las últimas noticias que me llegan cuentan que este delincuente está esquiando en los Pirineos. Sospecho que mi pareja me mintió en este asunto, revisé sus mensajes del móvil y vi que aún mantienen la comunicación. Aun así decido continuar nuestra relación, pero ¡no paso ni una más!

Envió a mi hijo mayor al extranjero prometiéndole una bonita experiencia; sospecho que le molestaba en casa porque él siempre me defendía. Por suerte tengo al benjamín en casa, el pequeño Jordi. Hace tiempo que la relación entre Jordi y mi pareja es complicada. Mi pareja ridiculiza a mi hijo en público continuamente y el 9 de noviembre del año pasado nuestro pequeño nos comunicó su intención de alejarse de nosotros. Mi pareja actuó tarde y mal. Aun así decido continuar la relación, pero ¡no paso ni una más! Esta vez es la última.

Mi pareja ha accedido a mis cuentas y me ha robado la prestación por desempleo. Parece ser que cortando mi libertad económica puede ejercer más influencia sobre mí. Aun así decido continuar la relación, pero ¡no paso ni una más! Esta vez no.

Como no le gusta que trabaje, me ocupo de las tareas del hogar y de cuidar de mi padre político. Lo hago altruistamente, siempre me ha gustado ayudar a los demás. Un día mientras cuidaba de mi suegro, contraje una de las enfermedades contagiosas más letales. Cuando la muerte se acercaba, me culpó a mí de esa situación. Con suerte pude sobreponerme, pero tuve la mala fortuna que en una de las transfusiones que se me proporcionó contraje la hepatitis C.

Como se supone que nos queremos en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, le pedí a mi pareja ayuda económica para pagar el caro medicamento y me la denegó. Prefirió usar ese dinero para dárselo a uno de sus amigos, concretamente a un amigo banquero que le ha prometido devolvérselo, pero quizás cuando lo haga, si es que lo hace, sea demasiado tarde para mí. Para colmo me cuentan que ese miserable no es de fiar: estafa abuelitos, echa a la gente de sus casas y usa el dinero prestado para pagar lencería cara a sus amantes, comer en restaurantes caros y emborracharse con champagne francés.

¡No paso ni una más! He abierto los ojos. ¿Cómo no me daba cuenta de su manipulación? Quizás a medida que perdonaba cada uno de sus maltratos, relativizaba sus nuevas torturas. Pero ahora todo ha cambiado. Ha aparecido alguien más joven, más preparado, más atractivo, más honrado y más comprometido con mis problemas. Este chico me ha devuelto la ilusión. Nos casamos en diciembre y estáis todos invitados.

* Zamorano exiliado en Poitiers (Francia).

Lo que nos deja Pujol

Por Juan José Fuente

Como era de temer, tras el estallido del escándalo, surgen las reivindicaciones del “lado bueno” de Pujol, por parte de sus cómplices o de inocentes útiles. Pero no se trata aquí de un mal paso al final de una carrera honorable.

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. (ROGER SEGURA/ACN)

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol. (ROGER SEGURA/ACN)

Desde el principio, siguiendo el ejemplo de su padre y transmitiendo sus manejos a sus hijos, el banquero Pujol se dedicó a actividades fraudulentas en gran escala, utilizando incluso el Palacio de la Generalitat, convirtiendo desde la cumbre a Cataluña en una de las regiones más corruptas de Europa, según denunció la misma UE aún antes del 25J. Y, encima, llevándose este “amante de Cataluña”, -para robarla, claro-, el dinero a Andorra, Suiza, Latinoamérica, etc.

Sí, y es con mucho, mucho más grave que lo de la “pela”: antológico fariseo para desgracia de todos, utilizó la política y fomentó el peor nacionalismo, -tapándose con la senyera, hoy profanada con un trapo estrellado- para ocultar sus robos.

Nacionalismo muy racista, peor incluso que el de su mujer, que supo ocultar mejor. Aunque ya en 1950 escribió que “el inmigrante es generalmente un hombre poco hecho” que, si llegara a predominar por su número “destruiría Cataluña”; fiel discípulo, pues, de Sabino Arana.

Nadie quiere separarse si no se considera superior. Desde el en principio Pujol inculcó a los suyos el: “Hoy, paciencia; mañana, independencia”.

Durante su mandato, la fue preparando para garantizar su impunidad. Con mentiras, educó a muchos jóvenes, ahora al mando, en el odio a España dividiendo a la misma a la sociedad catalana, hoy al borde del precipicio por su fiel continuador Mas, también defraudador confeso y penado, quien, como otros, espera con la independencia escapar de rendir cuentas ante la Justicia de su comportamiento público.

¿Y Mas no sabía nada?

Por Juan Sánchez Manrubia

Artur Mas anuncia que Pujol renuncia a sus privilegios. (Andreu Dalmau / EFE)

Artur Mas anuncia que Pujol renuncia a sus privilegios. (Andreu Dalmau / EFE)

Van saliendo a la luz los trapos sucios del ‘pujolismo’ y surge una pregunta: ¿Mas no sabía nada? Fue durante décadas la mano derecha de Jordi Pujol, su preferido y elegido a dedo, de lo cual se presume confianza.

Además Artur Mas entró en la Generalitat precisamente como conseller de Obras Públicas, es decir, encargado de la gestión y contratación de las obras de la Generalitat.

¿Nunca supo nada del famoso 3% que pagaban las empresas constructoras? Y más adelante pasó a hacerse cargo de las finanzas como conseller de Economía. ¿Tampoco vio nada extraño en el dinero que salía del gobierno catalán en la época dorada de los Pujol?

O bien tenemos como presidente de la Generalitat a alguien muy despistado o bien sabe más de lo que cuenta. Tanto en un caso como en el otro, debería dejar el cargo.

Sobre Jordi Pujol

Por Luisa Martín Belmonte

Pacto de no agresión

Un “pacto de no agresión” ha habido siempre entre los diversos gobiernos españoles y Jordi Pujol, a cambio de que “frenara el separatismo”.

¡Tan tontos han sido nuestros gobernantes! ¿Quién era el ingenuo que iba a creer que se frenaba el separatismo, cuando en las escuelas de Cataluña se estaban sentando las bases para que los ciudadanos sólo utilizaran el catalán, estudiaran una historia tergiversada y que encerraba odio a todo lo español, en donde se les ha inculcado que España es la base de todos los males de Cataluña, justamente lo que ha dado fruto durante estos últimos 35 años, con una generaciones surgidas al albur goebbeliano, generaciones de pan y zanahoria que ha dicho siempre “sí”, sin pensar los pros y los contras a todo lo que ha dicho el capo Pujol?

Todos los gobernantes han tenido conocimiento de los negocios de la familia Pujol y, como capo mafioso, ha ido cerrando bocas, y todos han callado y han otorgado, con lo que son tan culpables como él de la situación a que se ha llegado y de los millones que estos individuos han robado a todos los españoles.

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Por M. Llopis Piferrer

Pena por un ladrón

Contra lo que supone Mas, yo también siento pena por Jordi Pujol, como por cualquier otro delincuente. Pero me parece fatal que haya declarado en público que siente por Pujol «pena, compasión y un dolor muy grande« sin añadir de inmediato –por justicia y como Presidente-que le duele mucho más aun lo que le nos ha ocurrido a los muchos millones de víctimas de sus enormes delitos económicos, sociales y morales, no pocos de ellos ya en los tribunales.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el expresidente Jordi Pujol. (Alberto Estévez / EFE)

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el expresidente Jordi Pujol. (Alberto Estévez / EFE)

Mas nos menosprecia, calificando esos actos de meras «debilidades, como cualquier otra persona», como Pujol los hubiera podido cometer siendo un mero particular, y ensalza en cambio «sus grandes activos»; es decir, intenta engañarnos de nuevo, como si todo se redujera a un «un asunto privado», y no el reventón de la tapadera de una incontenible cloaca, como muestra la reacción de los ciudadanos y de las instituciones, e incluso de su mismo partido.

Mas no es tonto, pero no puede decir otra cosa para intentar defenderse y separar su caso del de su «padre político«, que le nombró para Presidente, y del que fue durante muchos años Consejero de Hacienda, involucrado, e incluso su padre, en los “estupendos negocios” privados… de todo decoro que emprendí, abusando de su poder político, el clan Pujol.

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Por José Antonio Pozo

Víctimas y victimarios

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha dicho que siente –entre otras cosas- compasión por quien fuera su padre político Jordi Pujol (me imagino que Artur Mas quería decir su padre en política, porque en castellano el padre político es el suegro).

Pues bien, que yo sepa, se siente compasión de la víctima, no del victimario; esto es, se siente compasión de quien le han infligido un daño, no de quien lo perpetra.