Por Daniel Boyano
Criosanabria continúa realizando actividades de voluntariado de limpieza en espacios naturales y lanzando campañas de sensibilización, en este caso sobre los problemas de las colillas y aprovechando el Día Mundial Sin Tabaco que se celebra en todo el mundo el 31 de mayo de cada año.
Esta campaña contra las colillas está enmarcada dentro del Proyecto Libera y recuerda que estos residuos son pequeños y es inevitable que sean arrastrados a los desagües, por acción del viento o las lluvias, y terminen en arroyos, ríos y océanos con consecuencias negativas.
![Recogida de colillas en el Proyecto Libera de Criosanabria](https://cdnb.20m.es/sites/93/2024/05/Criosanabria.jpg)
Recogida de colillas en el Proyecto Libera de Criosanabria (CEDIDA)
Entre estas consecuencias hay que resaltar que al combustionar el tabaco del cigarrillo se generan 100 sustancias tóxicas, entre ellas cobalto, aluminio, arsénico, níquel, alquitrán, plomo y estroncio. Es por eso que existen los filtros de los cigarrillos, hechos de acetato de celulosa que tienen por función evitar que algunos de los tóxicos lleguen a los pulmones del fumador.
Esos componentes tóxicos quedan en las colillas que, al arrojarse a la calle (un mal hábito que nadie parece considerar de gravedad y que todavía sigue siendo muy elevado) terminan contaminando nuestro ambiente, en especial nuestros ríos y lagos cuyas aguas aprovechamos luego para beber o regar. Tanto es así que cada colilla puede contaminar entre 40 y 1000 litros.
En caso de que queden en la tierra, su efecto también es negativo porque alteran su pH y composición, afectando e impidiendo la vida de microorganismos, insectos y animales. Por si fuera poco, hay riesgo de que ingresen al cuerpo de forma indirecta a través de la cadena alimentaria y provocar efectos adversos en la salud.