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Entradas etiquetadas como ‘mas’

Sobre las presiones a los jueces

Por Santiago Romano Martín

Mas llegando al TSJC

Mas respaldado por una multitud a su llegada al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. (ACN)

Imaginemos a un jugador de fútbol a punto de tirar un penalti en contra del equipo local. El público grita y lanza todo tipo de exabruptos nada cariñosos intentando conseguir que el futbolista falle. Todos los allí presentes (futbolistas e hinchas de los dos equipos, arbitro, entrenadores y medios de información) lo ven como algo natural.

El futbolista acepta esta situación, sabe que los aficionados quieren que no meta gol, pero él es un profesional y no se va a dejar amilanar por ello, se concentra y hace su trabajo; puede marcar o puede fallar, pero pase lo que pase, al día siguiente en la prensa no se va a quejar de que los aficionados del otro club le estaban presionando; es más, si lo hace, la próxima vez que su equipo deba tirar un penalti, el entrenador elegirá a otro jugador que no se sienta presionado a la hora de lanzarlo.

Señores jueces, los ciudadanos tienen derecho a expresar su opinión y, ¿por qué no?, a intentar influir a su favor en las decisiones que se tomen, sobre todo cuando dichas decisiones están sujetas a interpretación y no son de aplicación directa de la ley. Señores jueces, si se sienten presionados dimitan y dejen en su lugar a otro juez con más temple.

No debe preocuparnos que los ciudadanos puedan influir en la decisión de un juez. Al fin y al cabo son los ciudadanos los verdaderos depositarios de la soberanía de un pueblo (presidentes, ministros, diputados y jueces sólo están actuando en su nombre). Lo que debe preocuparnos son otro tipo de injerencias en las actuaciones judiciales, injerencias de las que visto lo visto últimamente nadie duda.

Independencia, independencia… ¿Y la Constitución y el derecho vigente?

Por Arturo Lobo

Respecto a si las personas de Cataluña seguirían teniendo la nacionalidad española, tengo que decir las cosas que no se atreven los políticos a decir.
En última instancia serán los españoles los que decidan quién es español, porque la Constitución y las leyes que se asientan en el pueblo español, han sido creadas por él y él las puede cambiar al parecer de lo que los españoles digan.

El derecho vigente avala aparentemente que los catalanes seguirían siendo españoles, pero también ampara los derechos individuales de los catalanes que no quieren dejar de permanecer bajo el paraguas de España. Y es bastante obvio que estos ‘catalanes de segunda’ o ‘españoles residentes en Cataluña’ serán relegados, sino expulsados cómo lo fueron los judíos de España, incluso los reconvertidos. Al tiempo.

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

Foto de Artur Mas. (ATLAS)

La Constitución española es la que es y esta refrendada por todos. Afirma que España es una y todos los españoles tienen derechos individuales, inalienables por la voluntad de unos pocos, a que así sea. Tienen derecho por no decir la obligación, que sí se dice parcialmente, a que sea una. Con sus ventajas e inconvenientes, pero cada español ha decidido que esos son sus derechos individuales. Y sólo al conjunto de todos ellos les corresponde modificarlo.

Bien, supongamos que finalmente Cataluña se independiza unilateralmente por pensar que es su derecho, que se puede ‘ir de casa’ cuando quiera. ¿Concederá el señor Mas la independencia a Gerona u Hospitalet, por ejemplo, si deciden en referéndum que así lo quieren y quieren volver a España? ¿Conservarán la nacionalidad catalana? Un hijo que se va de casa cuando las cosas están mal porque cree que le irá mejor en solitario. ¿No tienen los padres y la familia el derecho a decir: ¡Vete con Dios y no vuelvas a mi casa!? Y en todo esto digo Mas, que no más, porque en este caso sería menos. Que ganas de restar cuando puedes sumar.

Carta de un catalán a los españoles

Por Bernat Sanjuan Soler

Cuenta atrás para la consulta. (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Cuenta atrás para la consulta. (ALBERTO ESTÉVEZ/EFE)

Esta no es una carta para tratar de conseguir el apoyo de los españoles para la consulta de este domingo 9-N, aunque me gustaría que la mayoría de vosotros dierais este paso.

Esta es una carta para que no nos veáis como bichos raros. Somos y queremos ser buenos vecinos y amigos vuestros. La independencia no va contra nadie, aunque algunos medios lo vendan así.

España seguirá siendo un país con grandes personas que trabajan diariamente para conseguir un futuro mejor para ellos y sus hijos. No nos tengáis rencor, no tenemos nada contra vosotros, pero queremos decidir nuestras propias acciones futuras. Gracias y hasta pronto.

 

 

De Francia a Castellón en el Paseo de Gracia

Por Moisés Gómez Díaz

Las masas manifestándose siempre han sido utilizadas por los Gobiernos a lo largo de la Historia para justificar sus decisiones. También lo hizo Artur Mas cuando justificó la convocatoria anticipada de elecciones y la prórroga de sus presupuestos con el hecho de que, según él y los convocantes de la manifestación del 11 de septiembre de 2012, se habían manifestado más de un millón y medio de personas. Artur Mas

De acuerdo con la asociación convocante de la cadena humana, para cubrir el tramo de la costa catalana es suficiente con trescientas mil personas y, según afirman, no han llegado a ese número de participantes inscritos.

Ante esta situación cabría preguntarse dónde están las personas que faltan entre los casi trescientos mil apuntados y los más de millón y medio que según decía Artur Mas habían ido a la manifestación del 11 de septiembre, y si realmente es creíble que en el Paseo de Gracia cupieran en el 11 de septiembre del año pasado cinco veces el número de personas que son necesarias para cubrir toda la costa catalana.

Independencia frente a interdependencia

Por Emilio Alquezar Lorca

Para empezar diré que soy catalán por nacimiento y cultura aunque soy de los que estudiaron solo en castellano en la era franquista. Soy bilingüe, aunque solo escribo correctamente en castellano. Jamás fui “independentista”, ni “nacionalista”, ni siquiera “catalanista”. En realidad nunca me ha gustado ser “ista” de ningún “ismo”. Más bien un poco ácrata por considerarme simplemente “ciudadano del mundo”. Pero soy de los que me siento igualmente catalán, que español, que europeo, ya he dicho “ciudadano del mundo”. Y ¿por qué me siento así?, pues porque mi madre, nacida en Catalunya, tenía padres murcianos; mi padre, nacido en Francia, tenía madre valenciana y padre aragonés. La casualidad hizo que mis padres residieran y se conocieran en Barcelona, así que yo soy barcelonés. A veces pienso que si se hubieran conocido en Francia yo sería francés. Dicho de otra manera, soy catalán por casualidad, y si busco en mis raíces (las ya expresadas), ¿qué soy?, pues español, ya que es la única nacionalidad que reúne todas ellas en un plumazo, incluso la de mi nacimiento.

Y esto que lo he tenido tan claro toda mi vida, parece que algunos me lo quieren arrebatar. Cuando oigo a los políticos nacionalistas españoles hablar de Catalunya y menospreciarla me transformo en un independentista en caliente. Cuando oigo las respuestas de según qué políticos catalanes me sobreviene una fiebre antinacionalista, y en medio de unos y otros está mi propia identidad, con la que no se juega. Y yo desde aquí les pediría por favor a unos y a otros que dejen de jugar con nuestros sentimientos, que no me hagan elegir entre mi padre y mi madre, que dejen de venderme una moto que no funciona, o cuando menos no sabemos ni si se fabricará, que se les ve el plumero a ambos, que dejen de engañarnos a todos desde un lado y el otro del Ebro. Por favor, tengan más respeto y no falten a nuestra inteligencia, porque encima de ser ustedes incapaces -señores políticos – de ponerse de acuerdo y trabajar por el bien común (que es su verdadero cometido) pretenden minar nuestro cerebro ilusionándonos con falsas esperanzas, haciéndonos votar antes de hora (otra vez) para intentar tener la mayoría que no tuvieron en las urnas la vez anterior. ¿Y después qué sr. Mas?, ¿nuevos recortes en la Educación y la Sanidad?, ¿o se sacará del bolsillo una varita mágica para crear empleo?

Pero vamos a la conclusión. Se nos habla de independencia y me pregunto yo. Si cada día somos más interdependientes unos de otros, si el capital está globalizado y las deslocalizaciones a la orden del día, si la realidad europea nos empuja cada vez más hacia una mayor unión política con cesión de soberanía de cada estado si queremos progresar, y si la evidencia nos hace ver que con el capital globalizado debería globalizarse también la política si se quiere controlar, ¿cómo se nos puede ocurrir ahora precisamente hablar de independencia? ¿O es que la oligarquía catalana es mejor que la española?, ¿o será que la derecha política catalana es menos derecha que la española? ¡Pero si en Europa votan juntos por los mismos ideales! ¿De qué independencia nos están hablando? Nuestros hijos serán independientes cuando se puedan valer por sí mismos pudiendo trabajar y ganarse la vida, y mientras tanto serán dependientes de nosotros, sus padres. Y cualquier nación o estado será independiente también cuando se lo pueda pagar. Si no hay “money” no hay independencia.

Cabría preguntarles a muchos de esos jóvenes que se consideran independentistas tan entusiastamente si estarían dispuestos a hacer la mili catalana gratuitamente y seguir en la reserva durante algunos años por si su nueva patria les necesita, tal como hacen en otros estados independientes, o si estarían dispuestos a pagar ejército y armas con sus impuestos. O mejor, le pagamos una cuota de defensa a España para que nos preste su ejército profesional cuando nos haga falta (inundaciones, terremotos, grandes incendios, etc.), y mientras tanto usamos la misma moneda (si nos dejan), permanecemos en Europa dependiendo de Bruselas en vez de Madrid (si nos dejan), aportando fondos netos a la UE en vez de aportarlos a España. En fin, Sr. Artur Mas y compañía, ¿de qué tipo de independencia o de estado nos habla? ¿Va a continuar en la ambigüedad del derecho a decidir?, ¿ cual es su hoja de ruta creíble?

O me contestan a todo esto o yo el 25 de noviembre no voto. Ya le voté al Sr. Mas hace 2 años y deposité en él mi confianza, pero no creo que su única solución deba ser convocar elecciones de nuevo. Póngase de acuerdo con otras fuerzas políticas, que las hay, y trabaje para sacarnos adelante, pero no. Tal parece que la derecha (sea catalana o española) no sabe trabajar si no es con mayoría absoluta, está claro. Ahí lo dejo para la reflexión y concluyo que no me molestaría estar en un nuevo estado “independiente”, confederado, federado e interdependiente si ello fuera posible y siempre por la vía pacífica, pero no es eso lo que me quita el sueño. Supongo que ya se imaginan qué es lo que me lo quita.

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