Archivo de julio, 2021

Soltar tus historias te hará sabio. Tres pautas para conseguirlo

En el post anterior explicaba los problemas que tiene estar rumiando la propia experiencia, interpretándola, asignándole significado y almacenándola como si fuésemos estúpidos computadores humanos.

Existe la idea predominante en nuestra sociedad que almacenar conocimiento nos hace más sabios. Si fuese así, para crecer como personas bastaría solamente estudiar y leer. Sin embargo, sabemos bien que ni las personas más leídas son las más sabias, ni las personas más inteligentes, las más humanas.

Crecer, desarrollar nuestro nivel de consciencia significa transformar la relación con nuestras historias y a menudo soltarlas completamente. Si considerar esta opción te da pánico, tómate un respiro. No acumular historias no significa afrontar el momento presente como un bebé vacío de experiencia, sino más bien confiado que la consciencia que necesites vendrá a ti cuando la precises, sin haberla almacenado antes.

Para aprender a soltar tus historias tienes primero que aprender a aflojar tu fijación con ellas. Te comparto tres pautas para hacerlo:

  1. Cuando te ocurra algo, bueno o malo y te veas interpretándolo o dándole significado, obsérvate al hacerlo y observa la historia. Imagínatela como un globo de color y suéltala al cielo infinito.
  2. Si te sientes encallado dándole vueltas y más vueltas a algo, lleva tu atención a tu respiración. Si tu mente vuelve a la historia, llévala amorosamente de nuevo a tu respiración.
  3. Cuando te sientas muy apegado a cierta historia, busca varias historias alternativas para explicártela.
Globos en el aire

(Al Soot, UNSPLASH)

Cualquier disciplina que en jerga zen cultive la mente del principiante te servirá para entrenar la capacidad de liberarte de tus historias: algunas de comunes son la meditación, el yoga o la contemplación. También puedes diseñarte la disciplina o práctica que te ayude a ello.

No creerte las historias que te cuentes sobre ti – ni las que los otros se cuenten sobre si mismos – te dará espacio interior, paz y sabiduría. Te abrirás a una espontaneidad que no solo es tu derecho de nacimiento, sino el verdadero lenguaje de la vida.

Si no quieres soltar la historia, o no estás preparado para hacerlo, entonces enfócate en construir historias que te hagan más libre, que te abran el camino. Se denominan narrativas de crecimiento. En el próximo post te comparto las características de historias que tienen la capacidad para hacerte desplegar las alas y darte a probar el fecundo vacío del eterno presente.

 

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Déjate en paz

Una parte significativa de personas que vienen a mis programas de coaching de seis meses son personas “trabajadas”. Con eso me refiero que son personas que han hecho ya algunos procesos de desarrollo por su cuenta o con otros coaches o terapeutas. Esto, que podría parecer una ventaja, pues cuentan con cierto autoconocimiento de si mismos, puede convertirse en un gran impedimento. Esto sucede, en concreto cuando las personas quieren sacarle punta todo lo que les pasa, o lo que en jerga psicológica se denomina procesar, encajar, integrar, etcétera.

Mujer sentada frente al mar

(Laura Chouette, UNSPLASH)

La forma en cómo los humanos procesamos nueva información es a través de historias. Historias que generan coherencia en nosotros mismos. Mientras que contar con ciertas narrativas sobre porque existes – tu propósito –, tu carácter – tu estructura básica de ego –, o la circunstancia que estás atravesando puede ser útil, querer convertir a todo lo que te pasa en una lección de la que eres el protagonista es un error. Tomemos por ejemplo el caso de Julia, una persona que se cuenta la historia de que por haber sido rechazada muchas veces en pareja, el miedo a que la dejen ahuyenta a sus posibles parejas. Y por eso necesita deshacerse del miedo. Veamos los inconvenientes de creernos las historias que nos contamos, incluida la del ejemplo:

1- ENGORDAN AL EGO. Tu ego se hincha con las historias de porque te pasa lo que te pasa, con lo que aumentas la confusión sobre tu verdadera esencia.

Julia carga con la etiqueta de “persona rechazada muchas veces” distorsionando la imagen de si misma.

2- NUBLAN TU PERCEPCIÓN. Las historias se te pegan como lentes invisibles y proyectan sus “lecciones” en el futuro, reduciendo el potencial creativo de la vida.

Para Julia, la etiqueta de “persona rechazada” junto con el miedo, aumenta su recelo creando la percepción de que el mundo es hostil.

3- TE DESCONECTAN DEL PRESENTE. Estar presentes consiste en estar abiertos sin saber, sin proyectar ni anticipar nada. Cuando sacas punta a todo en forma de interpretaciones, el presente se empequeñece de la mano de patrones manufacturados por ti mismo.

La historia de rechazo de Julia la lleva a un doloroso pasado o a un presente en el que ha de esforzarse en no mostrar cierta emoción: el miedo. Ambos impulsos le impiden estar presente y percibir la realidad como es.

4- TE MANTIENEN MIRÁNDOTE AL OMBLIGO. Mientras ciertas historias te mantienen dándole vueltas y más vueltas a tu sentido del yo, a tus inseguridades…la VIDA en mayúsculas pasa de largo.

Mientras Julia se encierra en su historia no puede disfrutar del ascenso que acaba de recibir, ni de la fiesta sorpresa que le han preparado sus amigas, ni tan siquiera de gozar de una salud de hierro que le permite realizar cualquier tipo de deporte extremo.

5- ES AGOTADOR. La energía mental y física de estar rumiando e interpretando todo el tiempo es colosal. Es una energía que te drena y te tensa el cuerpo generando todo tipo de malestares.

Julia duerme mal, aprieta los dientes mientras duerme, y a menudo se siente hastiada de si misma.

6- PROFECÍA AUTOCUMPLIDA. Las historias que te crees y almacenas internamente para el caso hipotético que la situación se vuelva a presentar, hacen que las atraigas inconscientemente.

Cuando Julia conoce a alguien intenta ocultar su miedo al rechazo y no se muestra. Sus parejas la perciben fría y distante. Las relaciones sentimentales de Julia no duran, con lo que su historia de confirma de nuevo.

La alternativa a estar todo el tiempo elaborando historias y almacenándolas, tiene que ver con vivir desde otro espacio, tiene que ver con dejarte en paz. Te lo cuento en el próximo post 😉

 

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¡Vivan las vacaciones! Cuatro pautas para (sobre)vivirlas

Por fin, llegaron las tan ansiadas vacaciones. 

El sitio… peor que en las fotos, siempre.

El tiempo… un frío de bufanda.

Los niños… unos plastas.

Diantre, ¿es eso lo que he estado esperando tantos días…?

Niña con helado

(Patricia Prudente, UNSPLASH)

Una versión de esto es lo que vivimos muchos de nosotros, cuando empiezan las vacaciones. Personalmente vivo el principio de las “vacas” como una bofetada a traición. Una pequeña prisión infierno. Me pregunto ¿quién me ha mandado meterme en esto? No hay a quien culpar, sino a la menda. Si esto te suena y quieres darle la vuelta, estas cuatro invitaciones a reflexionar son para ti. Te animo a responderlas en días sucesivos, en un papel o en tu diario:

1- SIENTE LAS EMOCIONES

Recibe las emociones que afloren en ti por inesperadas y desagradables que sean. ¿Qué emociones son? ¿Enfado, tristeza, alegría, miedo o una variante de cualquiera de ellas? Aunque no te parezcan apropiadas, siéntelas. Exprésalas libremente y con toda su intensidad en tu diario. Tal vez sean el paisaje más dramático e impresionante que descubras estos días. Como tal, evita asignarles ninguna historia e interpretación, más allá del significado que pueda tener avistar a un animal salvaje o que a uno le sorprenda una tormenta de verano.

2- ¿QUÉ TE DESPIERTA CURIOSIDAD?

Si te invaden voces internas que critican y juzgan, simplemente obsérvalas. En paralelo, conecta con tu curiosidad. ¿Qué te despierta interés sobre el sitio? ¿Qué es aquello que te llama? ¿Qué deseas explorar estos días? La curiosidad abrirá un espacio receptivo en ti, y los días que vengan lo llenarán de respuestas en forma de experiencias.

3- UNA TRIBU EN MOVIMIENTO

En este nuevo escenario, obsérvate en relación con las personas con quienes compartes estos días y date permiso para verlos con nuevos ojos. ¿Cómo “sois” juntos en este nuevo contexto? ¿Si tuvieras que poner un nombre a vuestra tribu, cuál sería? ¿Qué aprecias especialmente de tu pareja, tus hijos, familiares o amigos? ¿De qué forma les ves diferentes o descubres dimensiones de ellos antes desconocidas?

4- IDENTIDAD FLUIDA

Estos días sin rutina o de nuevas rutinas nos proporcionan una ventana a facetas de nosotros que se quedan en ángulo muerto durante el año. Te gusten o no, evita juzgarlas o culpabilizarte por ellas.  Observa tu sentido de identidad pre-vacacional. ¿Quién eras antes de irte? ¿Qué estás descubriendo de ti estos días? ¿Qué has soltado? ¿En quién te estás convirtiendo?

Voy a indagar en estas cuatro dimensiones yo misma….quien sabe, ¡puede que funcione! Te cuento dentro de unos días 😉

 

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Tú y el instante después del orgasmo

Sin previo aviso, el deseo llega al mayor órgano del cuerpo: tu piel. Te preguntas cuando será el instante propicio. No dices, ni haces nada. Tu cuerpo, conectado con el resto de cuerpos más de lo que nunca sabrás, lo hace por ti.

Persona con puntos dorados

(Christopher Campbell, UNSPLASH)

Transcurre el día y el deseo es tu sombra. Le susurra al amante y prende el suyo. Más pronto de lo que creías, os encontráis.

Sin agenda, entras en el juego de la piel. Dos ríos de cauce oscilante. El placer discurre salvaje hasta disolverte, hasta disolveros en el revuelto mar del orgasmo.

No hay rastro de aquello que crees que eres. Los poros de tu piel bajaron sus defensas y ya no son tu frontera. Vacío y permeable estás en todas partes. Permaneces un instante en ese estado de consciencia. Sin saberlo, acaricias la iluminación, rozas a Dios.

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Cómo (y por qué) deconstruir la isla de las tentaciones

Es necesario sentir profunda reverencia hacia nuestra situación kármica – es decir hacia todo lo que somos y nos pasa – rezan las escrituras budistas. En cristianismo consiste en dar las gracias por todo lo bueno y todo lo malo que nos pasa, ejemplificado por la aceptación radical de su muerte en la cruz por parte de Jesús.

Sin embargo hoy día, cuando llega el dolor, el sufrimiento por las cartas que nos ha dado la vida, lo más común culturalmente es revelarnos. Es revelarse, diciendo…¿Pero bueno, esto qué es? Te puede pasar con lo más pequeño: que se te estropee el lavaplatos, te salga una caries o con lo más grande: enfermar, perder a alguien querido,…

LA ISLA EN LA QUE TODO FUE DE MARAVILLA…

Vivimos en una época de vacío espiritual. Dios ha muerto y se ha llevado mucho de valor consigo. Se ha llevado la conciencia que en la vida el sufrimiento viene de serie. Date cuenta de ello. Lo es para ti y para todo el mundo. Incluso para los habitantes de la isla. No, no es la isla de las tentaciones aunque seguramente el programa se haya inspirado en ella. Se trata de La isla en la que todo fue de maravilla. Según la cultura popular, ciertas personas viven en esa isla – celebrities, ricos, influencers, maestros espirituales,…-  y si te esfuerzas lo bastante, conseguirás llegar a ella. Esa isla es particular por que cuando las personas llegan allí…¡consiguen (por fin) ser felices!

Bañistas al borde de un lago

(Jakob Owens, UNSPLASH)

…¡NO EXISTE!

Ahora voy a contarte un secreto, lee con atención: esa isla, no existe. En serio. Es un montaje como el del Show Truman. No solamente no existe, sino que las personas que aparentemente están allí, no son felices. O mejor dicho, no son más felices que cualquier persona de la calle. Tienen todos los males que el resto de los humanos y alguno más, si además tienen que gestionar éxito social: pierden a personas queridas, otros pillan cáncer, envejecen, tienen dolor, se deprimen, se separan, se arruinan…y mueren.

TÚ ELIGES

Si insistes en creer en la isla, refuerzas la ignorancia sobre tus circunstancias presentes, por jodidas que sean, mientras persigues una zanahoria imaginaria. Al hacerlo, cada vez estás más lejos de ti y de cualquier posibilidad de evolución.

En cambio, si decides romper el hechizo de la ilusoria isla, dejarás de buscar fuera como un fantasma hambriento y podrás por fin, hacerte amigo de tu circunstancia vital. Esto te situará en la verdad, en el momento presente: ese lugar dentro de ti, donde la vida que has venido a vivir te está esperando.

 

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