Una parte significativa de personas que vienen a mis programas de coaching de seis meses son personas “trabajadas”. Con eso me refiero que son personas que han hecho ya algunos procesos de desarrollo por su cuenta o con otros coaches o terapeutas. Esto, que podría parecer una ventaja, pues cuentan con cierto autoconocimiento de si mismos, puede convertirse en un gran impedimento. Esto sucede, en concreto cuando las personas quieren sacarle punta todo lo que les pasa, o lo que en jerga psicológica se denomina procesar, encajar, integrar, etcétera.
La forma en cómo los humanos procesamos nueva información es a través de historias. Historias que generan coherencia en nosotros mismos. Mientras que contar con ciertas narrativas sobre porque existes – tu propósito –, tu carácter – tu estructura básica de ego –, o la circunstancia que estás atravesando puede ser útil, querer convertir a todo lo que te pasa en una lección de la que eres el protagonista es un error. Tomemos por ejemplo el caso de Julia, una persona que se cuenta la historia de que por haber sido rechazada muchas veces en pareja, el miedo a que la dejen ahuyenta a sus posibles parejas. Y por eso necesita deshacerse del miedo. Veamos los inconvenientes de creernos las historias que nos contamos, incluida la del ejemplo:
1- ENGORDAN AL EGO. Tu ego se hincha con las historias de porque te pasa lo que te pasa, con lo que aumentas la confusión sobre tu verdadera esencia.
Julia carga con la etiqueta de “persona rechazada muchas veces” distorsionando la imagen de si misma.
2- NUBLAN TU PERCEPCIÓN. Las historias se te pegan como lentes invisibles y proyectan sus “lecciones” en el futuro, reduciendo el potencial creativo de la vida.
Para Julia, la etiqueta de “persona rechazada” junto con el miedo, aumenta su recelo creando la percepción de que el mundo es hostil.
3- TE DESCONECTAN DEL PRESENTE. Estar presentes consiste en estar abiertos sin saber, sin proyectar ni anticipar nada. Cuando sacas punta a todo en forma de interpretaciones, el presente se empequeñece de la mano de patrones manufacturados por ti mismo.
La historia de rechazo de Julia la lleva a un doloroso pasado o a un presente en el que ha de esforzarse en no mostrar cierta emoción: el miedo. Ambos impulsos le impiden estar presente y percibir la realidad como es.
4- TE MANTIENEN MIRÁNDOTE AL OMBLIGO. Mientras ciertas historias te mantienen dándole vueltas y más vueltas a tu sentido del yo, a tus inseguridades…la VIDA en mayúsculas pasa de largo.
Mientras Julia se encierra en su historia no puede disfrutar del ascenso que acaba de recibir, ni de la fiesta sorpresa que le han preparado sus amigas, ni tan siquiera de gozar de una salud de hierro que le permite realizar cualquier tipo de deporte extremo.
5- ES AGOTADOR. La energía mental y física de estar rumiando e interpretando todo el tiempo es colosal. Es una energía que te drena y te tensa el cuerpo generando todo tipo de malestares.
Julia duerme mal, aprieta los dientes mientras duerme, y a menudo se siente hastiada de si misma.
6- PROFECÍA AUTOCUMPLIDA. Las historias que te crees y almacenas internamente para el caso hipotético que la situación se vuelva a presentar, hacen que las atraigas inconscientemente.
Cuando Julia conoce a alguien intenta ocultar su miedo al rechazo y no se muestra. Sus parejas la perciben fría y distante. Las relaciones sentimentales de Julia no duran, con lo que su historia de confirma de nuevo.
La alternativa a estar todo el tiempo elaborando historias y almacenándolas, tiene que ver con vivir desde otro espacio, tiene que ver con dejarte en paz. Te lo cuento en el próximo post 😉
Julia es una amargada y tus pautas no ayudan a nadie.
23 julio 2021 | 9:06 am
La autocensura es lo peor que existe. Estar midiendo cada paso que se da, y en una sociedad supuestamente libre, que ama las libertades, y además hacerlo en base a las caducas y vetustas normas de quienes detestan a la gente libre, pues ya me dirás.
Eres guapa, aunque no parezca bonito decirlo, a mí plin, sonriente aún más, y que no se vea en tu rostro un mínimo gesto de preocupación por lo que piensen los demás. Que ser libre es amar la libertad, la propia y la ajena, pero de libres. Quienes sigan atados a esas chorradas del pasado es que no se les puede lo que se dice amar sino sentir lástima por ellos y ganas de que se espabilen y que dejen de fastidiarse tanto a sí mismos.
23 julio 2021 | 12:58 pm
El bruxismo también es otro resultado del estrés y la comedera de coco.
Yo padecí mucho estrés, muchísimo. Y no quiero contar más de mi vida porque se tendría por imposible o increíble de fatal.
Mi solución a esas estupideces que nos nublan las ideas es el reinventarse todos los días, cada minuto, cada segundo, pero inconscientemente. Ser e presente, sin más. Malas experiencias tenemos todos, pero han de quedar en eso: experiencias vividas sufridas ya y sentidas en su momento. Es de tontos tenerlas siempre encima. Animarse, coger solecito, sonreir y hacer cosas. Y jamas avergonzarse de haberse caído, que todos nos caemos, aunque no se vea en los medios de comunicación o en las redes sociales. Animitos.
23 julio 2021 | 1:05 pm
Aclárame porqué hay tantos que sin buscarla la tienen y porqué hay bastantes q por mucho que la busquen y la deseen, jamás la encontrarán.
23 julio 2021 | 1:53 pm
Desde el momento que dejes de pensar en «la gente» como un ente perfecto, estarás salvada.
Todos somos gente. Fíjate tú si eso de «gente» tiene importancia para nuestra propia felicidad. Si te despersonalizas queriendo ser gente y queriendo neciamente seguir sus supuestas normas, estás perdida. Como si la gente fuera un ente homogéneo, ja!!
El qué dirán es de lo peor que puede guiar tu instinto vital.
25 julio 2021 | 10:52 pm