Archivo de julio, 2018

De desnudarse en Interviú a protagonizar una catástrofe culinaria en ‘Ven a Cenar Conmigo’: Ainhoa

Ainhoa, en Ven a Cenar y compartiendo con el mundo sus cosas.

La forma más rápida de conseguir un motín en un penal es poner a Ainhoa de cocinera. La muchacha tiene un buen rollo y una energía inversamente proporcional a su habilidad en la cocina.

¿Sabéis de quién os hablo? ¡Sí, de Ainhoa de las gemelas de Pekín Express! Que después de recorrer medio mundo con el programa salió en pelotas en Interviú (claro que salir vestido en Interviú era difícil) y ahora ha participado como primera anfitriona esta semana en Ven a Cenar Conmigo en Cuatro.

La muchacha se presentó como «Tatoo model»: o sea, modelo de tatuajes. La muchacha se quita la camiseta y se pone de cara a la pared y parece un póster de Disney, porque llevaba toda la espalda tatuada con motivos de La Bella y la Bestia.

Bah, lo meritorio es hacerse al jorobado de Notre Dame entre las tetas. Si aún así hay alguien que quiere tocártelas, cásate con él o ella. «No hay que juzga a la gente por las apariencias, sino por el corazón», dijo Ainhoa ,que es la Paulo Coelho de los tatuajes.

Se ha echado un novio inglés: «nos conocimos como todo el mundo, de borrachera«. Sí, de hecho Napoleón estaba todo cocido de beber DYC cuando conoció a Josefina, que llevaba un pedo de vino Don Simón que no se tenía en pie.

«Para mí una anchoa es como una mierdilla«, dijo, para hacer amigos en Cantabria. En el siguiente episodio aparece Miguel Ángel Revilla, así que no descarto que la mate metiéndole anchoas por el gaznate hasta que no pueda respirar.

Vamos con los demás comensales:

Yeyo Rubín: Comunicador experto en gastronomía, o eso dijo él, porque al parecer sólo es experto en gastronomía cántabra.  «Me encanta salir al mar a pescar» y se puso a relatar comidas que le gustan que parecía que estaba relatando el menú del día de un restaurante. Para este hombre la comida que se hace desde los límites de Cantabria hasta Burgos es comida extranjera. La que se hace más al sur de Burgos es comida marciana.

Eva: Es médico y hace acupuntura. Me estalla la cabeza con esa mezcla. Y también hace tallas en madera. Lo malo es que un día se haga un lío e intente hacer una escultura con agujas y a ti te talle los canales linfáticos.

Eva canta en un coro y nos enseñaron al coro cantando. El coro era un arma de destrucción masiva. Mandas a esa gente cantando contra una posición enemiga y se rinden todos. Eso lo oye James Rhodes y abandona España.

María Alonso: Es empresaria y concejala «por el partido del PP». Empezó en las juventudes de Alianza Popular y fue «subiendo puestos» hasta que llegó a concejala. Lo bueno de la política en España es que siempre van quedando huecos libres según van imputando al de arriba.

Es «muy sociable» y al lado del Ayuntamiento «hay vacas y al otro lado caballos». Eso no es un Ayuntamiento, es el puñetero FarmVille. Lectores millennials: si no entendéis algún chiste me lo decís y os lo explico, que soy mayor ya.

Álvaro: Es ingeniero informático y tiene un columpio en su oficina. Hace sidra ecológica natural con manzanas, sólo manzanas. No la va a hacer con peras, no te jode.

Toca el cajón flamenco. No es etéreo, porque cuando «llega a un sitio se nota que ha llegado y cuando se va se nota que se ha ido». Vale, no es el fantasma de Ghost. Sólo le faltó confirmar que se refleja en los espejos y no tiene problemas con el ajo.

«Aquí comienza ya el trajín«, canturreó Ainhoa al empezar a cocinar aunque por cómo lo dijo no sabías si iba a cocinar o a empezar a trabajar con Nacho Vidal.

Primer plato: Say Cheese. Una tarta de queso con cebolla y base de hojaldre. Una guarrería como otra cualquiera.

No veas qué hostias le daba a los botes de especias para que acabaran de caer los ingredientes. Le daba tales goles en el culo que sacaba hasta el aire. Hacía el vacío dentro de los botes.

Amasó el queso con las manos «que no me las he limpiado«. Bueno, ¿qué más da unas bacterias más que menos? Menos mal que la muchacha no es cirujana, porque iría a operar a corazón abierto con las manos de haber estado limpiando pescado.

Lo coronó con una banderita inglesa, bien hecho, porque eso parecía una maqueta de Gibraltar; una roca informe. Faltaban los monos y gente pasando tabaco.

Segundo plato: Sunday Roast. Llevaba redondo de ternera comprado ya relleno y atado y y unos bollos ingleses comprados. Lo metió todo al horno con unas verduras y patatas y a tomar por saco. Si el redondo llega a ir dentro de una bolsa, mete la bolsa y el tiket de la compra.

Ainhoa tiene las manos ignífugas porque cogía las patatas recién sacadas del horno con las manos y ni se inmutaba. Ainhoa pasa por encima de la manta de brasas de San Pedro Manrique y se puede parar en medio a encenderse un cigarro antes de seguir.

Postre: Manchester tart. «La Manchester tart no tiene nada que ver con lo que voy a hacer yo, pero como ellos no saben lo que es la Manchester tart…», dijo Ainhoa. Cojonudo. Pues yo voy a hacer un caviar iraní pero lo voy a hacer con caquitas de conejo, porque como no saben lo que es el caviar iraní…

Esta tía no había cocinado en su vida. «Un puñado de azúcar a ojo y a tomar por culo», pero no era un puñado, era un kilo. El Manchester tart era un tiramisú hecho a lo loco.

– Señor Adrià ¿cuánto le ponemos de sal a esta receta?

– Un puñado y a tomar por culo, que hoy viene el de la guía Michelin. Hemos venido a jugar.

Y así.

Llegó la cena.

Ainhoa había llenado la casa de banderitas inglesas eso parecía el dormitorio del príncipe Carlos. Solo faltaba Camila Parker Bowles. El cóctel de bienvenida tenía té y licor, un pelotazo de llegar a la cena viendo el segundo plato justo al lado del primero y bailando un chotis.

Alvaro llegó y se notó que había llegado. «Pegas con el típico pijo sevillano, con la camisa y el jersey«, le dijo Ainhoa sin querer ofender… «No he podido ponerme la ropa de sport porque era todo de marca», dijo él, desmintiendo que fuera pijo.

Yeyo llegó y ya se puso a criticar el aperitivo: «El sándwich no estaba tostado a la plancha, era poco apetecible», dijo, pero eso ya lo había visto antes de zampárselo como si fuera un cocodrilo masticando un impala.

Se fueron a cotillear por la casa. Había un gimnasio y millones de fotos de ella misma y su Interviú convenientemente olvidado sobre una repisa. A Yeyo le dejó «con la boca abierta».

Hoy, en eufemismos de los tíos, «me ha dejado con la boca abierta» como sinónimo de «me ha puesto como un orangután en época de celo».

«No voy a decir que sea el mejor say cheese que he probado, pero bueno», valoró Eva, que nunca había comido un say cheese. Comer una cosa por primera vez y que no sea la mejor que has comido es bastante jodido si lo piensas.

Yeyo dijo que debería estar más jugoso, que estaba pasado de horno. Se lo comió como si fuera la última comida sobre la faz de la tierra. Para Yeyo las pegas son somo su aliño preferido. Las echa sobre el plato y luego se las come como si les hubiera echado ketchup.

«Yeyo, qué te gusta más, el plato o la foto», le preguntó Álvaro, buscando polémica y Yeyo dijo que «Si mi mujer no está viendo la televisión, la foto, si la está viendo pues el plato y la hierba», dijo Yeyo.

Después de Ven a Cenar Conmigo Yeyo va a protagonizar Ven al Hostal Conmigo, porque ahora vive en uno.

«Me he puesto un poco de labios«, confesó Ainhoa y dijo que las tetas no. La portada de Interviú decía lo contrario.  Se ha puesto unas domingas que se las bajan a la bodega cada vez que vuela con Ryanair.

«Cuando me han dicho que les ha gustado no me lo podía creer porque lo he hecho como el culo», dijo sincera Ainhoa.

Llegó el segundo: «He comprado redondo relleno de pasas y de movidas, de algo«, dijo para explicar su plato. Si se despista compra un bote de detergente, lo cocina y los mata a todos.

La carne estaba más seca que la pata de Tutankamón. Yeyo dijo «las verduras están muy buenas», o sea, que la carne era como para usarla como amenaza biológica, porque el brócoli estaba como un monte despues de arder.

El postre era un drama, pero gustó. Es con salsa marcaspone, dijo Ainhoa, que era incapaz de decirlo ni leído y que es igual de british que Finito de Córdoba.

Mar-caspone, una salsa procedente del Mar Caspio, para nada relacionada con el queso mascarpone ni con la crema Mas-Capone, la preferida de la mafia.

A Yeyo le gustó: «no estaba mal si te gustan los postres y el dulce«. Nos ha jodido y que te peguen con una fusta y te pisen los testículos con los tacones no está mal si te gusta el sado.

«No me gusta el chocolate blanco«, dijo Álvaro, que tiene un paladar de vaca, porque no llevaba chocolate blanco. Pero eh, gracias por participar. A Álvaro no le gusta la tortilla de patatas con zorongollo caramelizado a las finas hierbas.

Para acabar la velada Ainhoa había montado un concurso de preguntas de Inglaterra. Todas las preguntas eran culturales como una lucha a garrotazos.

Si Ainhoa presentara un concurso le iban a caer demandas a la cadena hasta que tuviera que cerrar porque el concurso tenía la misma credibilidad que un título de notario dibujado en una servilleta de bar llena de grasa.

Eva se puso a cantar Here Comes The Sun. Mañana el sol no sale. No se atreve.

La concejala del PP ganó el concurso y se llevó una caja de galletas de mantequilla, que todos sabemos que tenía dentro cosas de costura.

Puntuaciones: Yeyo: 4 y por anfitriona, no por la comida. Álvaro: 3. Eva un 6. Concejala: 4. Qué masacre.

Ángel Garó se pone desagradable y monta la bronca el último día con Raquel Bollo en ‘Ven a cenar conmigo’

Raquel Bollo y Garó, que no sabes si está bendiciendo o qué.

¿Sabéis esas personas que son todo sonrisas y risas y amabilidades hasta que les llevas la contraria lo más mínimo y entonces pasan de ser tus mejores amigos a querer arrancarte los ojos con unos pinchos de brocheta?

Pues me da que Ángel Garó es un poco así, o al menos esa impresión ha dado en Ven a Cenar Conmigo Summer Edition, en cuya última cena ha tenido una bronca con Raquel Bollo de lo más tonto y en la que, sin que sirva de precedente, poca culpa tenía Bollo.

Total, que el anfitrión de anoche era Agustín Bravo, un señor maravilloso que es el número uno y tiene «57 años y es presentador de Radio y Televisión».

«Hago entrevistas todos los días a cantantes, actrices, actores, locutores…«, aseguró Bravo. Joder ¿a todos esos todos los días? El programa de radio de Agustín Bravo dura once horas y el último disco de Pitingo se lo compuso él para que lo estrenara y poder tener alguien a quien entrevistar, porque se le estaba repitiendo gente.

Como Agustín es de esas personas que parece tener un ego tan grande que aparece en Google Maps, cuando dijo que era un experto en yoyo pensé que era un flipado.

Y NO: ES EL PUTO AMO DEL YO-YÓ

Se puede ganar la vida en un semáforo haciendo trucos de yo-yó sin problemas. Yo me lo cruzo y le doy 50 euros mínimo. O me bajo del coche y le pido por favor que se lo quede como pago.

¿Se me nota el trauma infantil de no haber sido capaz de hacer el que puto yo-yó de los cojones simplemente bajara y subiera sin enredarse, me cago en la puta de oros, rediós?

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– Gus, ¿qué quieres para tu cumpleaños?

– Un yo-yó, no te jode.

«Bueno, pues llegó el día», dijo Agustín Bravo justo antes de ponerse a cocinar y justo antes de soltar una risa histérica que le habría helado la sangre a la niña de The Ring.

Para cocinar se puso unos guantes de látex que lo mismo te valen para extraer un hígado que para asesinar a tu vecino sin dejar huellas.

«Te dan una sensibilidad que es como si no los llevara», afirmó, como si se acabara de poner un condón de los caros y modernos. Sí, modernos, que con los de antes te los ponías y metías el pene en una prensa industrial y no notabas nada. Aún tengo uno en la cartera por si pillo cacho. La fecha de caducidad es anterior al nacimiento de la mayoría de vosotras y vosotros, jovenzuelos.

El menú de Agustín Bravo:

Primero: Los tentáculos son un espectáculo. «Yo creo que es algo del mar», dijo Melody. Cuando en Scotland Yard tienen dudas con un caso llaman a Melody.

– Melody, ¿puedes hacer el perfil psicológico del asesino?

– Creo que es algo de matar.

– Gracias Melody.

El plato era poco espectáculo. Era una pata de pulpo precocida pasada a la plancha con una patata cocida de hacer en el microondas y dos guindillas encima. Tócate los cojones. Qué espectáculo. Deslumbrante. Apoteósico. Era el Noche de Fiesta de los entrantes.

Acaban de echar a Los Miserables de Broadway y han dejado el teatro para enseñar la pata de pulpo con raquitismo de Agustín Bravo. Primeras reacciones:

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«Como cocinero, como en la vida, lo que me propongo lo hago», espetó Bravo. Por conseguir quiere decir que va al súper y lo compra precocinado.

«Soy el rey de las tortillas, mi hija me adora por eso» dijo el señor. Cuando se casa un miembro de una familia real a Agustín Bravo le mandan invitación por ser el heredero de la dinastía de los Tortillones.

Segundo plato: Costillas a la brava. Es una receta que Agustín ha hecho muchas veces. Bueno, nunca.

«Voy a hacer una llamada a mi mujer si no os importa y que me diga un poco lo que hay que hacer«, pidió Agustín, porque él con las costillas lo único que sabe hacer es protegerse los órganos internos del tórax.

La mujer no le «dijo un poco», se lo dijo todo, paso por paso. Con todos los detalles. Y no empezó con la cerda dando a luz, la cría del gorrino, el matadero y el despiece porque no había tiempo.

«Cariño, ¿te he dicho que te quiero?«, le dijo Agustín con un romanticismo similar a regalarle una plancha a tu pareja. Y la señora contestó: «No abras el horno constantemente, que te conozco». No estoy llorando, de verdad. Qué romanticismo.

Y una vez asadas las costillas les echó salsa barbacoa que creo que la gracia del plato era encontrar las costillas hundidas en el barro ese. Esas costillas tienen más barbacoa que una gira de verano de Georgie Dann.

Y acompañó las costillas con unas verduras al microondas. Este hombre usa el microondas para todo, lo necesita, es microdependiente. Cuando se va de viaje pocos días en lugar de llevarse una muda se lleva el microondas. Y lo sube a la cabina del avión, claro.

Postre: Sorbete Costa del Sol. Básicamente helado de sorbete y cava. O sea, un sorbete más clásico que el look de un cura en un entierro. Echó tanto helado y tanto cava que la jarra parecía un perro rabioso de la espuma que salía. Se tenía que haber llamado Sorbete Costa del Fairy.

Los decoró con unas hojas de menta metidas en la pajita, para que alguien fuera a aspirar y se atragantara y muriera, pero eh, con un aliento fresco.

«Mi humilde choza», dijo Bravo cuando llegó Melody. Lo que pasa es que la casa era un chalete pareado, pero pareado con el Palacio de Charlottenburg.

«Pues choza no eeeeeeh», dijo Melody con un poco de retintín, que traducido sería algo así como «puedes meterte la falsa molestia por el culo hasta que se te quede el intestino grueso humilde como un monje budista».

Y es que Agustín Bravo abría la puerta del garaje hablándole a su reloj, algo que a Melody la dejó loca. Le preguntó «¿y esto es una choza?» y le faltó decir «gilipollas de mierda»?

Para el aperitivo les había puesto un ceviche y les dijo que «lo he hecho yo, os lo puedo jurar». Estoy seguro de que no lo había hecho él, porque el ceviche no se puede hacer en el microondas.

«El ceviche estaba para ponerle un piso«, dijo Olivia, que no sabemos si el piso se lo ponía a Agustín o al Ceviche. Y ojo, que lo dice en serio porque puede. Esta mujer pone pisos como el que da propinas en un bar. A Olivia le sujetas la puerta del ascensor y te pone un tres pisos en el mismo bloque, para que puedas elegir.

Y llegó la cena.

«Esto es un tour de los sentidos, vais a flipar«, dijo Agustín. Lo mismo con tour se refería a que pruebas su comida y se te va el gusto, el olfato y hasta el tacto de viaje.

Se fueron a cotillear. Agustín tenía fotos con otros presentadores y un premio que era una estatuilla dorada alargada como si le hubieran dado tortura estirándolo en el potro. Era una Antena de oro del año 2000. La estatuilla es tan fea que la tuvieron que hacer de oro de verdad para que la gente aceptara recogerla.

A la hora de la verdad la vitrocerámica se le jodió a Agustín y estuvo a punto de tener que calentar el pulpo metiéndoselo en un sobaco.

Hoy, en frases que de inmediato serán malinterpretadas: «He tenido la más gorda, no podía quejarme«, dijo Olivia. Y remató haciendo ver que «no me gusta demasiado duro». Pues eso, la pata de pulpo le gusta así como morcillona.

Después se ofreció a comprobar si la guindilla picaba. No, Olivia, las guindillas son dulces y se usan para hacer tartas. Puto merengue de guindilla, se hace mucho. A tomar por culo el arroz con leche, hagamos arroz con guindilla y que los niños lloren en el postre.

Se comió la guindilla a lo loco y dijo «maravillosa…» y un segundo después PICA, PICA, PICAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Imágenes de Olivia Valere eliminadas por el programa:

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«Con ese cuerpo tan grande, una patita nada más…», dijo Melody, que se quedó con más hambre que Falete en un Naturhouse. Y la apoyó Bollo «me ha sabido a poco». «Una patita más habría sido simpática«, recalcó Olivia.

Y ya estaba ahí Garó, que puso seis albóndigas y tres patatas cocidas en su primer plato, para llevar la contraria: «Es cierto que hay gente que le gusta la cantidad aunque sea para dejarla, pero para mí estaba bien».

«Me ha alegrado muchísimo de que se hayan quejado, porque se han quejado de la cantidad, y eso es bueno», reflexionó después Agustín Bravo, que sabe exactamente lo que los clientes quieren.

– Han empezado a vomitar todos y convulsionaban y los ojos les han estallado en las cuencas como palomitas de maíz y yo me alegro muchísimo porque eso es bueno.

Para Agustín Bravo una semana en la que no le ponen una denuncia en el Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo es una semana perdida.

Y el anfitrión tuvo que salir corriendo de la mesa porque saltó la alarma de incendios. Las costillas estaban que parecían una bolsa de carbón para barbacoas. Eso te lo tenías que comer con un minero al lado que te fuera sacando los pedazos a pico y barrena.

Las costillas estaban hechas. Eso seguro. La salsa podría ser de salmonelosis y no pasaría nada porque estaban esterilizadas por la vía de la purificación del fuego.

«No se ha quemado, estaba haciéndose la costra, que es la gracia«, se explicó Agustín Bravo. Sí, claro, la Inquisición no quemaba a la gente, le hacía costra.

Y llegó la bronca.

Garó, sin referirse a él mismo para nada, empezó a decir que era una vergüenza que hubiera artistas con talento sin trabajo y que en la tele hubiera «cuatro mierdas».

Y cuando Raquel Bollo con cautela intentó rebatirle, Garó le dio una puñalada de las que podrían matar a un mamut: «Te has dedicado a hablar de tu vida y no me dejas hablar de Agustín?».

Y aunque Bollo intentó dejar el tema en varias ocasiones, Garó se empeñó, hasta que la mujer le dijo: «Tú también lo has hecho…» (lo de hablar de su vida en un plató).

«Raquel, qué mal gusto, de verdad«, le reprochó Garó, que es de esas personas que te pueden mentar a la madre, pero como tú les digas que son las ocho y cuarto y en su reloj ponga que son las ocho y catorce se ofenden como si hubieras matado a su perro.

«El que has sido grosero has sido tú, y deja ya el YO YO YO que quieres ser el protagonista«, (BINGO) le dijo Bollo mientras Garó salía de plano ofendidísimo, como si no hubiera sido él el que buscó la bronca.

A partir de ahí Garó estuvo con un cabreo de cojones toda la noche y le dijo a Agustín que las costillas «estaban pasadas». Garó tiene papilas disgustativas, porque a los demás les encantaron.

Y llegó el sorbete, que al final resultó que sí tenía sorpresa: «Tito, esto que es… es una hormiga. Me ha tocado una hormiga en el postre», dijo Melody.

¿Y qué hizo Agustín? Comérsela, para demostrar que no era una hormiga, sino una hojita de menta. Menos mal que Melody no encontró un cadáver debajo de una cama, porque Agustín se lo habría tenido que comer para demostrar que era una pelusa.

«Yo siempre valoro el corazón que se pone en las cosas«, valoró Garó. Joder, a él con una hormiga no le basta, quiere vísceras en su sorbete.

Para el fin de fiesta había un señor que cantaba, un crooner, que «hace de todo». O sea, que además de cantar te puede cambiar la bañera por plato de ducha.

Se pusieron a bailar Garó con Olivia y Agustín con Bollo y Melody se quedó para vestir santos, dando saltitos por el jardín ella sola en plan hippy que no pilla cacho.

Olivia se animó a cantar My Way el sonido que salía de su boca era como si un gato con amigdalitis hubiera quedado atrapado en un cepo y estuviera emitiendo los lamentos de sus últimos momentos de vida. Era como una ardilla que fumara ducados. A Olivia se le acerca rottweiler violento, le canta y el perro sale corriendo con el rabo entre las piernas.

Puntuaciones: Olivia: 7. Bollo: 8. Melody: 8. Garó: 7. No sabe nada el Garó…

Así que quedaban 32 Garó; 29 las tres chicas y 30 Agustín.

Pero el voto justo lo cambió todo:

Quinto lugar, nadie. Cuarto lugar, Raquel y Melody. En tercer lugar, Agustín. Y el ganador fue…

Y GANÓ… ¡¡OLIVIA!! por 33 puntos frente a los 32 de Garó.

Bollo le subió la nota de un ocho a un nueve a Olivia. Agustín a Olivia le subió de un seis a un nueve.

Y como Olivia tiene el dinero por condena, pues donó el premio lo donó a la Asociación Pequeño Deseo. Olivia tiene las cuerdas vocales como un páramo nuclear, pero el corazón bondadoso como un Teletubbie dando un abrazo.

El lujo desmedido y peligroso de Olivia Valere en ‘Ven a Cenar Conmigo Summer Edition’

Olivia Valere, que no sabes si está asando o cocinando meta.

 

Soy idiota y ahora me he dado cuenta. Sí, porque me he dedicado a escribir, a hacer post y gracietas cuando podría haber puesto una discoteca y ahora tendría el dinero por condena.

Al menos es lo que pienso después de haber visto el casoplón y el terreno como de que se te escape el perro y perderlo para siempre que tiene Olivia Valere, anfitriona de anoche en Ven a Cenar Conmigo Summer Edition.

Antes de seguir… Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH incluso Facebook: Gus Superviviente Hernández. Soy un Millenial.

La mujer comenzó contando que abrió su primera discoteca en París en los años 80 y enumerando a los famosos que fueron a cantar allí. No queda ni uno vivo.

Pero en París «hacía un frío horroroso, con nieve«, dijo la mujer, que si ve Siberia flipa en colores, y por eso se fue a Marbella, donde montó más discotecas de esas en las que pides agua del grifo y te cobran 20 euros.

Soy la única mujer que vive con sus dos maridos, nos recordó. Claro, es que los maridos desgravan en Hacienda y con uno no le llegaba para que le saliera a devolver. Joder, podría mantener a una ganadería de maridos. Es que claro, una vez que pillas ese lujazo no te vas de ahí ni con agua caliente y una espátula.

Olivia no tiene una casa, tiene un palacio que cuando pasa por delante Isabel II se muerde el labio de la envidia. Y un terreno que Teruel cabe ahí y todavía puedes poner tres barrios de Albacete.

Nos contó Olivia que desde pequeña escribe poemas. Seguramente los escribe en billetes de 500.

Nos leyó uno: «Amigos, para dedicarte mi primer poema en español quiero contar palabras de amor a tu patria». Chúpate esa, Neruda.

Para esta mujer «los churros son la cosa más sofisticada del mundo«. Sí, lo más sofisticado, de hecho, la mitad de los aparatos de la Estación Espacial Internacional están hechos de churros. El brazo robótico de la nave son dos porras atadas con el alambre del cerrar el pan bimbo.

«Este concurso es de dar amor«, aseveró. No, mujer, este concurso es de darle poca nota a los demás para ganar tú. ¿Es que no hemos aprendido nada de Rafael Amargo?.

Menú de Olivia:

Primero: Delicia fría de Rusia. No, no eran criadillas de conejo de las nieves. Era un salmogjrejo de remolacha. Si yo fuera ella sólo por no tener que pronunciar salmorejo hacía otra cosa.

El momento de cortar la remolacha daba un miedo de cojones. He visto capítulos de Dexter con menos sangre. Olivia ganó su fortuna haciendo los efectos especiales de Spartacus: sangre y arena.

En serio, qué escena, con la mujer con los guantes negros y apuñalando remolachas. Esto se lo pones a Hannibal Lecter y el pobre vomita de la impresión.

Al salmorejo le echó sal como para hacer conservas de bacalao. El mar muerto se murió porque Olivia lo probó, le pareció soso y lo puso al punto de sal.

Principal: El lujo del mar. Es su receta de familia. Lubina a la vainilla y el champán. Lo acompañó con cuscús al que le echó agua de azahar que eso tenía que saber a Roscón de Reyes.

Con paciencia y la mantequilla se la metió el elefante a la hormiga. Esta mujer cada vez que cocina usa mantequilla como para engrasar por dentro una piscina y que no se pegue ni el agua.

Postre. Pecado Mortal. Yo pensé que el postre sería un bizcocho con formas fálicas y/o vaginales. Pero no, era mango (bueno, un poco fálico lo del mango sí es)  frito con azúcar moreno y flambeado, pero no como Garó, Olivia no necesitó desplazar seis dotaciones de bomberos. Le echó coco en polvo y lo acompañó con helado de pistachas que son como los pistachos, pero en achas.

El mantel de Olivia era pijo. Daba pena hasta limpiarse la salsa de la boca con él, que es lo normal y está bien visto. Llevaba como volantes y recosidos que no sé ni como hacían equilibrio ahí las copas.

Agustín Bravo estaba ese día más salido que el Cabo de Hornos. Iba el hombre más encendido que la antorcha de un pirata. Iba con un calentón que cuando el mechero del coche necesita fuego se enciende los cigarros con Agustín Bravo.

«Cómo estaba mi Olivia cuando ha abierto la puerta», dijo Agustín con voz como de Alfredo Landa con el bálano en la mano. Pero luego remató: «vestida de rojo como un pimiento morrón». Es único echando piropos.

Ángel Garó se presentó con una fuente de pestiños, que también son muy sofisticados. Y muy ligeros y digestivos por la noche. En el antiguo Egipto cuando querían matar a alguien no usaban veneno, le daban un pestiño después de cenar.

Melody se había puesto un vestido como para salir haciendo de Cersey en Juego de Tronos. Llevaba como tachuelas de metal que ahí no le clavabas una fecha ni apuntando fino. Si la pones a caballo te hace la toma de Breda en cinco minutos.

«Cómo estás, y no es una pregunta, es una afirmación«, le dijo Agustín a Melody. Estaba desatado como un obrero divorciado de los años ochenta. Que no le llamen para dar conferencias en asociaciones feministas.

Melody le dio la vuelta al plato de la mesa y vio que eran platos de Christian Dior.

– Christian, qué, ¿hacemos vestidos?

– No, hoy voy a hacer platos, mira tú. Y que no haga mañana escobillas del váter.

Esos platos para meterlos en el lavavajillas los tienes que asegurar primero. Qué tensión. Yo tengo amigos a los que no les pondría ni platos de plástico del IKEA. En algunos casos les pongo la olla directamente. El lujo tiene sus peligros. Yo estaría sufriendo todo el día por si me rompen algo.

Se fueron a cotillear. Eso era un sindiós de cosas por todos lados, parecía la foto ilustración de la página del libro de medicina donde se explica el síndrome de Diógenes. Había fotos metidas en cajas, con algunos famosos. CON TODOS LOS FAMOSOS.

Descubrieron que ella de joven cantaba e incluso grabó un disco. Un vinilo, claro, y cantaba Cantinero de Cuba. Es todo de un vintage que asusta. «Canto muy mal, pero toda la vida me ha gustado cantar». Ah, pues nada, chiquilla, yo soy calvo, pero siempre me ha gustado hacerme trenzas, no te jode. Que no te quiten la ilusión muchacha.

Llegó el primer plato. «Me resulta rompedor, lo que nos has dado es cultura a través de la gastronomía», dijo Agustín Bravo, que yo creo que estaba metiendo fichas para ser el tercer marido de Olivia.

Luego, en privado dijo: «Me lo he comido todo, pero yo esperaba trincar caviar». JA JA JA JA Para mí que Bravo salió de allí con un cenicero de plata en el bolsillo. Para compensarle el disgusto de no poder hacerse un bocata de caviar.

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Y con esta imagen se estimula este hombre cuando quiere tocar la quinta sinfonía con la zambomba.

Llegó el segundo, la lubina a la vainilla y el champán. Más pescado para Agustín Bravo, que lo primero que dijo en el programa es que no le gusta. JA JA JA

Pues el caviar es pescado y bien que querías, jodío.

«¿Lo puedo cambiar por cordero? Me estáis matando», le soltó a la pobre Olivia, que para toda sorpresa dijo «sí, si te gusta tengo». ¿Quién no tiene un cordero asado para por si acaso? Probablemente era la cena de los maridos. Pero no, Bravo se jodió con el pescado.

«Ha comido en tres días más pescado que en toda su vida, eso es un sufrimiento», reconoció Olivia. No, un sufrimiento es ir a hacer caca a un baño público y que no haya papel. Lo de que no te guste el pescado es que te falta un repaso con la zapatilla en el lomo de cuando eras pequeño y le hacías asco a la comida.

«Tengo que decirte que la lubina está exquisita», le dijo luego Bravo a la anfitriona. ¿Pero este hombre qué pescado ha comido que se lo ponen aquí y le gusta? ¿Raspas de sardina de seis días?

Postre. Llegó al ritmo de los clavelitos de la tuna. A saber por qué. Y es que esa cena parecía un tablao flamenco con barra libre a las cuatro de la mañana, todo el rato con el cante y baile.

«Yo sé que a tí te gusta la gente sincera, es una cuestión de gusto mío, a mí la fruta caliente no me gusta«, dijo Bollo como pega del postre, que no se lo acabó.

«Está lo de la fruta caliente que no es natural», criticó también Bravo. Sí, la fruta caliente es antinatura y vas al infierno y te quedas ciego y hace llorar al niño Jesús.

«La fruta con más de dos grados me parece un crimen«, insistió. Atracar a una vieja para robarle la pensión y gastártela en unos matones que le den una paliza a la misma vieja no, pero la fruta caliente es un crimen.

Sin embargo Melody dejó la copa del postre que no había ni que lavarla. De hecho, la chiquilla se comió todo. Rebañó tanto que los platos de Christian Dior ahora parecen del IKEA.

Y llegó la fiesta de después, con DJ y dos gogós, que para eso sabe de fiestas Olivia.

Y Agustín Bravo ya era una cosa mala lo desatado que estaba. Se fue a por las gogós y les dio una tabarra que las pobres muchachas se fueron de allí a echar la solicitud para entrar en las Carmelitas del Hábito Largo.

«Estaban allí las chiquillas que estaban solas, que no conocían a nadie y me he puesto un poco con ellas para que no se sintieran mal», dijo Bravo.

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Puntuaciones: Garó: 7 (más que nada para que no le hiciera sombra a él mismo, me da a mí). Bollo: 8. Melody: 8. Agustín Bravo: 6, porque la fiesta fue corta, dijo. Uy, uy, uuuy, alguien va de estratega…

Melody hace el descarado timo de la repera a sus contrincantes en ‘Ven a cenar conmigo summer edition’

Melody, que es capaz de vender Gasolina 95 casera.

Lo de Melody ha sido un timo que lo del tocomocho, la estampita y las piramidales son jugarretillas al lado de lo suyo: el timo de la vecina de la repera. Así se le va a conocer: El timo de la repera. Me has hecho la de la repera. Esto es más falso que la repera, y así.

Pero vayamos por partes, que la cena de anoche en el programa dejó muchos momentos dignos de sesudo comentario. Lo que pasa es que como no había ningún hombre sesudo a mano voy a hacer los comentarios yo, que tengo menos seso que una calavera de plástico.

¡Si no me seguís en redes aparecerá Mariano Rajoy y os dirá el trabalenguas de los tristes tigres al oído: Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH incluso Facebook: Gus Superviviente Hernández!

Aaaanoche en Ven a Cenar Conmigo la anfitriona era Melodía Ruiz Gutiérrez, Melody. Que menos mal que su padre se dedicaba a la música, porque si se llega a dedicar a la charcutería ahora la chiquilla se llamaría Mortadela Ruiz Gutiérrez. O Junta de la Culata Ruiz, si fuera mecánico. O Chapata Ruiz, si fuera panadero… Y menos mal que no se dedicaba al porno.

«Mi comida es una fusión con ingredientes de nuestra tierra con esencias internacionales«, dijo. Bueno… para Melody usar salmón es tener «esencias internacionales», así haya salido de una piscina en Vigo. Cuando Melody hace macarrones con tomate de bote hace cocina de inspiración de la Toscana italiana con esencias napolitanas y recuerdos de la eterna Roma.

«Como artista he evolucionado bien y las canciones tienen otras letras, otros contenidos«, nos dijo. Como su último single, cuya letra dice: «Parapapá pá pá, para pa pá, Parapapá pá pá».

Canción protesta.

Tengo los pelos como putas escarpias.

Y el gilipollas de Sabina yendo de profundo.

Se puso un vestido para cocinar. Y tacones de diez centímetros, porque ella hace cocina de altura. Lo que pasa es que se los tuvo que quitar y ponerse unas chanclas. Así que hizo cocina de bajura.

Menú de Melody. Bueno y de su vecina.

Tradición Andaluza: O sea, un salmorejo. Yo me hice anoche para cenar Germen de volátil ser al calor de sangre de oliva. Un puto huevo frito, vamos.

Melody cocina mucho. Todos los días. No para. Por eso se puso a cortar una cabeza de ajos por todo el medio con un cuchillo en lugar de sacar los dientes. Menos mal que no se hizo dentista, porque para sacarte una muela te zurra la boca con un pedrusco hasta que no te quede entre los labios más que dolor.

Y le costó poner en marcha la batidora, que es uno de esos aparatos complejos que tienen un botón. La batidora de Melody se ha movido menos que la Basílica del Pilar. Tiene seis años y está aún en garantía.

He visto artificieros desactivando bombas con menos cuidado que Melody pelando los tomates. Joder, qué precisión. A Melody le dices que tu almorrana es un tomate y te la opera que ni te hace sangre. Eso sí, una vez un niño de seis años se quedó a ver cómo Melody pelaba un tomate y cuando la muchacha acabó de pelarlo el chaval tenía 35 años y fumaba porros.

El caso es que a su salmorejo Melody le echó bonito. Según dijo bonito «bueno, bueno». De lo más caro que encontró en el DIA, fijo.

¡¡SACRILEGIO!!

– He hecho un salmorejo con patatas, cebolla, huevos y una sartén.

– Eso es una tortilla de patata, Melody…

– SALMOREJO, SALMOREJOOOOOOOOOOO

Y así.

Plato principal. De Noruega al Guadalquivir. Todos los concursantes elucubraron con que podía ser un plato de salmón. Era o eso o un señor de Oslo con un palo metido por el ano y asado en un espeto. Pero claro, eso era difícil e ilegal y lleva muchas horas para que se haga por dentro.

Y lo acompañó con una salsa de estragón y una salsa andaluza.

El emplatado era muy fino, como de plato combinado de chiringuito. Llevaba patata cocida y brócoli para acompañar. Cocinas de hospital de media España están apuntando la receta. Eso se lo puede comer hasta un operado de apendicitis mientras aún le están cosiendo el colon.

«Agustín dijo que no le gustaba el pescado y estoy un poco preocupada, porque esto es una lotería», dijo Melody ¿Cambió el plato? No. ¿Hizo algo para Agustín? No. Si vas a comer a casa de Melody y ha pensado en hacer sándwiches de chinchetas y a ti no te gustan las chinchetas te las vas a comer por sus santísimos ovarios. Que te mime a tu abuela.

Postre: Eres la pera.

¡¡EL TIMO GORDO!!

Era una tarta de hojaldre y pera que le había hecho una vecina. «Una receta muy antigua que le he encargado a mi vecina, que sí que es verdad que es la pera», dijo en la cocina Melody, con la intención de ocultar el engaño y el misterio que a su lado el nombre del asesino de Kennedy aparece en las servilletas de papel de los bares.

Teniendo en cuenta que los comensales valoran la comida eso es como si voy a que el Ballet Nacional me valore una coreografía y pongo a Nacho Duato a bailar y luego salgo yo a ver qué tal lo he hecho.

La casa de Melody está en medio de un páramo donde pega el sol que si te pierdes y te vas una calle más allá mueres deshidratado. Tú compras un bacalao fresco en el súper más cercano y te vas andando a la casa de Melody y cuando llegas es mojama. Los antiguos egipcios momificaban a los Faraones dejándolos diez minutos en el patio de Melody.

Y tiene las paredes decoradas con… nada. Si vais al cumpleaños de Melody regaladle un cuadro porque acertáis fijo. Las paredes estaban tan blancas que si le aparece una cara como en Bélmez infla a hostias a la cara.

«He preparado chips de frutas, porque se lleva mucho en Estados Unidos«, dijo.

Diccionario Melody-Español:

Preparar.
Del lat. praeparāre.
1. tr.  Acción o acto de sacar algo de una bolsa.
2tr.  Hacer que la vecina cocine hasta que desesperada meta la cabeza en el horno encendido 

Agustín Bravo y Melody iban vestidos del mismo color. Color coral. Naranja homologado DGT, lo llamo yo. Y luego estaba Olivia, que podía camuflarse en un manglar con su vestido y morderle la cola a un caimán sin que el animal se enterara.

«Me gustaría tener un tercer hijo para casarlo con Melody» dijo Olivia, que quiere poner un criadero de cantantes.

Garó se puso a poner pegas a las cosas. «No es una mesa-mesa«, dijo de la ídem. No, era una silla Luis XVI con forma de mesa.

Se fueron a cotillear al dormitorio de Melody y tenía un póster de ella de niña y encima de la cama un sujetador con pinchos. La dualidad del ser en dos objetos.

Había en la mesita de noche un collar pesado como para partirle cuello a un toro y que brillaba que para volver de la Luna los del Apollo 11 se orientaron con eso. Sí, Casillas, el hombre pisó la Luna. Criaturita.

«Quiero que valoréis mi primer plato», dijo Melody haciendo como que lloraba, para no inducir a los invitados. Y cada vez que iba a hablar alguien ponía una cara de pena que cualquiera le decía que era una mierda. Les pone en el plato un escorpión espachurrado y se lo comen por no disgustarla.

A todo el mundo les gustó, claro.

Melody es «frescura, transparencia, claridad, luz«… dijo Agustín Bravo de Melody o de la Sainte Chapelle de París, a saber. ¿Soy yo o a Agustín le hacía tilín Melody? Ahí había más peloteo que en el calentamiento de un Nadal – Federer.

Ya en el segundo el brócoli no se lo comió ni Dios. De hecho, Dios vio que el Diluvio Universal fue poco castigo y puso sobre la faz de la tierra el brócoli para acabar de joder a la humanidad.

Melody se puso a imitar a Lola Flores y después también lo hizo Garó y Agustín Bravo aplaudía como una foca esperando su sardina.

«Con la cocina se conquista a los hombres«, dijo Raquel Bollo. Sí, lo de las tetas gordas es un mito. Lo de la cocina, sí, sí. A mí Jessica Alba me gusta por cómo hace el estofado de lentejas. Y no es para nada una frase machista, no, porque los hombres no cocinan. Cazan mamuts y luego los cocinas tú.

«No quiere abrir la jaula del pajarito de su corazón«, dijo Olivia sobre que Melody no soltara prenda sobre su novio. O eso o que Melody no quiere infartos.

Llegó el postre. EL TIMO DEL SIGLO.

Melody hizo como en los anuncios, omitió información para no tener que darla. «La tarta es casera», dijo. Pero no dijo de qué casa, porque de la suya no.

Pero Agustín Bravo se puso a hacer preguntas incómodas. «Es natural, está hecho todo a fuego lento en el horno«, fintó Melody. ¿Y el hojaldre? «Le puse Eres la pera porque hay un dicho que…», se fue por las ramas la muchacha. 

– Melody, ¿me das la hora?

– El perro me hace cosquillas.

Todos alabaron la tarta y ella dejó que todos le atribuyeran a ella el haberla hecho.

«Si me hubieran preguntado hubiera dicho que lo había hecho mi vecina«, alegó Melody.

Lo que pasa es que con la habilidad de Melody para responder como un gallego a esa respuesta sólo se llegaba con la pregunta: «Melody, ha hecho esta tarta tu vecina la del 3º B, de nombre Marcela Rivas Cojoncia, DNI: 69006969-X. Nombre del Padre: Eufrasio. Nombre de la Madre: Aurelia. Nacida en Mataluenga, provincia de León en 9 de febrero de 1979?

Y ya Melody sacó la guitarra y ya nadie pudo preguntar nada más, porque se tocó el achilipú, achili, achili, achilipú, porque Melody es muy de letras con mensaje. Eso no era carte hondo, era cante de prospección. Y seguramente era un playback de su vecina.

JA JA JA Por favor, Oscar para el Narrador y los guionistas. Cuando dijeron: «En lo más íntimo quiero Chilli» casi se me van todos los esfínteres de la risa.

Melody llevó a su padre para que les cantara. Y el padre les cantó una canción de mal de amores como para acabar la fiesta llorando a moco tendido y con una depresión de meterse en la cama hasta el 2065.

Puntuaciones: Olivia: un 7. Garó: un 7. Raquel: 8. Agustín Bravo: 7. LE SOBRAN PUNTOS POR TODOS LOS LADOS.

Me veo en la obligación de recordar que esto son todo hipérboles, chistas, bromas. Melody mola y me cae bien, en realidad. Aunque vayas a su casa y te diga que te ha hecho hamburguesas caseras mientras las saca de una bolsa de papel del Burguer King.

Ángel Garó casi quema su casa en ‘Ven a cenar conmigo’, pero luego triunfa más que Ferran Adrià

Ángel Garó, jugándose la vida de medio barrio.

¡Hola a todas y todos!

Bienvenidas a una nueva semana en el fascinante mundo de los famosos que se ponen a cocinar e invitan a otros famosos a comer pero sin intención de envenenarles.

Eso suele ser en privado y Ven a Cenar Conmigo Summer Edition lo ve todo el mundo. Ya sería mucha pista para la policía.

– No, yo no he sido, señor policía.

– Sus invitados están echando espumarajos por la boca en el salón y hemos visto en el programa cómo les echaba limpiador industrial en la sopa.

– Pero los espumarajos serán por los mejillones, lo mismo son alérgicos…

Y así.

¡Ojo y cuidado que Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH incluso Facebook: Gus Superviviente Hernández!

Total, que esta semana el primer anfitrión fue Angel Garó, cómico, actor de doblaje y persona que da más miedo que comprar kiwis en la frutería de la madrastra de Blancanieves.

El muchacho se puso a hacer voces. Muchas. La mayoría le habrían puesto los cojones de corbata al muñeco del triciclo de SAW. El payaso de IT vive con miedo a que Ángel Garó se asome a la alcantarilla y se lo lleve.

Yo antes duermo haciendo la cucharita con Freddy Krueger que en el sofá de Ángel Garó. Cada diez segundos hablaba de una forma diferente. Tengo la funda del sofá tendida porque me hice más pis que Concha Velasco en el tren de la bruja.

Además de actor, doblador y más cosas es también es pintor. Su cuadro preferido es éste: 

El resto de comensales eran:

Olivia Valere: Es empresaria de hostelería, lo que viene siendo que tiene discotecas. Pues le deben conocer en la discoteca, porque yo no la había visto en mi vida. La señora vive con «sus dos maridos». Joder, eso es puro masoquismo. Si ya cuesta aguantar a un marido como para tener dos. Eso sí, lo mismo es que se entretienen entre ellos y así le respetan las jaquecas.

«Me gusta mucho comer churros a las cinco de la mañana en la Feria de Sevilla», es una señora francesa con el mismo glamour e igual de chic que una poligonera choni después de un botellón.

Melody: Esto… ¿por qué la edad adulta no hizo conmigo lo que hizo con Melody? Yo me quedé calvo y me llené de pelo y ella… se puede ser más sexy, pero poco. Genes, si pudiera dos daba una puñalada trapera con un cuchillo oxidado, cabrones.

«Tengo canciones que han sido mundialmente muy conocidas, como El Baile del Gorila»… no sé, no dijo más canciones. Pero eh, que esa canción la versionaron desde Michael Jackson a U2. A su lado La Macarena es una canción inédita.

«Mi cocina es una fusión de cosas de mi tierra y toques internacionales«, adelantó la muchacha, pero como hemos visto en las previas, es una mezcla de lo que le encargó a su vecina.

Agustín Bravo: Es presentador de radio y televisión y tiene un ego que en su DNI pone: Agustín Bravo SoyLaPutaHostiaJoder. «Hago entrevistas todos los días, siempre tirando de mi PH que es la pasión y la honestidad». Joder, qué PH más raro. La mayoría con tener 7 o así vamos bien…

La piscina de Agustín Bravo es la única a la que le haces la prueba del PH y el aparato te pone: «PH: aquí moja sus huevos Agustín Bravo, el puto amo».

«Yo he llegado a entrar en una farmacia y girarse siete personas y decir esa voz me suena«, aseguró. Pero eso sería porque la estaba atracando un señor detrás de él. De hecho está vivo de milagro.

«Me jacto de que caigo muy bien en Andalucía, pero también en Galicia y en Belmonte, en Cuenca, en Trujillo, en Sevilla…», dijo los sitios donde cae bien uno por uno. Supongo que en el resto le ven y le corren a palos.

Raquel Bollo: Es «colabrodgradora de televisión». Lo dijo tal cual. Hubo un momento de su vida que se quedó «en un parón televisivo», que debe ser que alguien le dio al pause. El día que la rebobinen no veas tú qué susto.

«Caigo fatal, el porqué, porque se me ha visto una persona con carácter y están todo el día «te duele la herida», joder, a su lado lo de la Pasión de Jesús fue como ir en limusina. «Se me puede dañar muy fácilmente», añadió, es como la pintura del coche cuando lo pasas a terceros.

«A veces soy demasiado intensa, me doy muchísimo, muchísimo, muchísimo», sí, la verdad es que es un poco más intensa que el olor a amoniaco en un ascensor. Con que te des un poquito, poquito, poquito, ya llega.

Menú de Ángel Garó:

Esencias de la Línea de la Concepción: Albóndigas de lubina de la Línea y albóndigas de cangrejo y gambón. Ángel Garó ha pedido un crédito para hacer su menú.

Limpió la lubina y la picó a mano. Bueno, con unas tijeras. Le echó un par de huevos. Literalmente. Pero usó un cuchillo de sierra de los de carne ¿Es que nadie tiene un puñetero cuchillo decente? A mí esas cosas me sacan de quicio. Os confesaré algo: hay dos cosas que me encantan, los cuchillos de cocina y las linternas.

Sí, es raro.

El caso es que Garó se reveló como un cocinero que a su lado Adrià hace hamburguesas en un McDonald’s, pero luego echó aceite en una cazuela que estaba más caliente que el cojón derecho de Satán y claro, se incendió. Pero se incendió que dentro de la cazuela había una dotación de bomberos haciendo prácticas.

Y no se le ocurrió otra cosa que echarle agua. Y SE ARMÓ EL INCENDIO PADRE. La biblioteca de Alejandría echando fuego por los cuatro costados generó menos calor que la perola de Garó.


NOTA EN SERIO: JAMÁS HAGÁIS ESO. NUNCA ECHÉIS AGUA EN UN FUEGO PROVOCADO POR ACEITE. Salta y es muy peligroso.

Si no tenéis extintor, humedecéis un trapo (húmedo, no mojado) y protegiéndoos los brazos con él, lo echáis sobre la sartén. Como aquí. 


Total, que su cocina estuvo a punto de arder como la Roma de Nerón y el cámara que le estaba grabando no tendrá cejas hasta el año 2025, pero Garó se descojonaba. Si cuando digo que da un poco de miedo…

Total, que en lugar de flambear las cabezas de gambón las calcinó. En ese flambeado se podría haber forjado una espada samurai. Peeero, hay que reconocer que el plato tenía una pinta que flipas.

Segundo: Manjar del Califa Cristiano. «Me suena a pelota, Cristiano, Cristiano Ronaldo», dijo Raquel Bollo, que en su próximo parón televisivo puede currar como crítica gastronómica.

Era cerdo relleno de pasas y rodeado de beicon. Ligero como para matar de colesterol a un chaval deportista de 20 años en 15 minutos. Eso no atasca arterias, atasca váteres de dos en dos. Pero de nuevo estaba currado de ovarios y tenía una pinta loca de bueno.

Postre: El Postre preferido de Los Reyes Magos en Vacaciones. No, no era whisky barato y ansiolíticos. Resulta que tenía turrón. Eran unas obleas tipo milhojas rellenas de crema pastelera y turrón. Joder, es que hizo la crema pastelera a mano, eso es de nivel Dios para arriba. GARÓ PRESIDENTE DE ESPAÑA.

Los platos de la vajilla de Garó tienen unos dibujos que vas a cortar el filete y te mareas. Se te camuflan los guisantes en el jardín que tenían pintado y no hay quien se los coma. Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina porque los platos de Ángel Garó le parecían muy complicados.

La primera en llegar fue Melody. Flipó al ver a Ángel Garó, lo cual es raro porque tenía la casa llena de cuadros y fotos de él. La casa parecía un museo que se ha quedado sin sitio para la exposición. Ahí había más objetos que en una exposición sobre el Titanic. El día que abrieron la tumba de Tutankamón había menos cosas brillantes.

Garó había hecho un entrante que flipas, con foie y calabacín relleno de queso. Melody estaba flipando en colores. Yo creo que se esperaba unas medias noches rellenas de salchichón y chorizo con mantequilla.

Raquel Bollo llegó la segunda. Al parecer estaba tranquila, pero se santiguó al entrar en la casa, lo cual haces siempre que estás tranquila, claro.

El tercero fue Agustín, bravo por él y luego llegó Olivia, que no conocía a nadie. Esa mujer tiene la tele enchufada en una sandía. Para lo que la ve…

A Olivia se le cayó el foie al suelo y a Garó al agacharse se reventó el pantalón. Atender a tus comensales con medio pene fuera es lo más acogedor que se puede hacer. Yo siempre lo hago. Ahora no viene mucha gente a verme, pero no creo que sea por eso.

Olivia y Agustín se fueron a curiosear. Garó tiene en su dormitorio un Gallifante. QUIERO UN PUTO GALLIFANTE. Los más jóvenes no sabréis que es, pero yo mataría por tener uno en mi salón.

Bueno y también tenía una foto de él mismo en calzoncillos con un cuerpo tirillas que debió hacérsela después de pasar seis meses encerrado en una jaula de bambú en un campamento vietnamita.

Y llegó la cena. Cuando Agustín miró las albóndigas puso cara de que le estuvieran poniendo en el plato la caca del whatsapp recién cagada.

A Olivia le gustó mucho, pero creo que esta mujer se comería hasta una ensaladilla en un bar de carretera en un agosto de los años 80.

A Melody y a Raquel les encantó, pero a Agustín Bravo su «alma anti pescado le advertía». Alma anti pescado, ojo, qué cosa más rara. A Agustín Bravo le hacen un exorcismo y le sacan un congrio en lugar de un demonio.

El segundo a Melody le pareció «jugosito». A Raquel Bollo no le gustó porque no le gusta lo agridulce, le gusta sólo lo agri, yo creo. Y también se quejó de que le pareció «excesivo porque has puesto un primer plato muy fuerte y un segundo plato muy fuerte también». La próxima vez una rebanada de pepino con agua para ella.

Lo que pasaba es que todos se estaban cagando porque sus platos van a ser una cosa sencilla. Es que los platos de David Muñoz en el DiverXO son sencillos al lado de los de Garó.

El postre llegó mal: Cayéndose encima a Raquel Bollo, que ahora es Raquel Turrón. Ahora chupas a Raquel Bollo y es como comerte un Magum almendrado. Pero Garó se repuso y continuó la cena.

El postre llevaba flores. «Me he comido tres o cuatro flores de las que tenían los colores más llamativos, que son las que suelen ser venenosas», dijo Agustín Bravo, que aún así se las comió. Este hombre se está bañando y se encuentra una carabela portuguesa y se la come. Y luego ya se verá.

Después subieron al ático, donde había montada una jaima árabe que el palacio del emir Abderramán III a su lado parecía una infravivienda.

Puntuaciones:

Agustín: 8. Raquel: 7 (muy bajo, Raquel, ¿vamos con estrategia?). Olivia: 8. Melody: 9, la única que puntuó con justicia. Me cae bien esta chica, oye.

Bronca y merecido desplante a Rafael Amargo en ‘Ven a cenar conmigo’: te quedas el dinero, pierdes las amistades»

El desplante merecido a Amargo.

Hay formas de ganar que a cualquiera con un mínimo de amor propio le darían vergüenza y luego hay gente que quiere ganar aunque tenga que darle al amor propio con una pala en la cabeza y enterrarlo en medio del monte.

Es el caso de Rafael Amargo y Alonso Caparrós en Ven a cenar conmigo summer edition, que se dedicaron a boicotear las cenas de sus compañeras y después a darles unas puntuaciones de mierda más forzadas que el final de Los Serrano.

Caparrós y Amargo son puro amor, puro desinterés, pura entrega al prójimo. Lo mismo hasta fundan una ONG para ayudar. Para ayudar a Caparrós y a Amargo. Qué dos personas más tóxicas, de verdad, que entran en un reactor nuclear y el que se pone el traje de seguridad es el reactor.

¿Sabéis la frase esa de «no sabía que ponerme y me puse contenta«? Pues Caparrós y Amargo la pusieron triste. Es más, no volvió a ponerse nada. NUNCA.

En fin, que anoche era la última cena de esta edición, con Carmen Alcayde como anfitriona. CARMEN ES LA MEJOR.

Ah, y Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH incluso Facebook: Gus Superviviente Hernández.

«Tengo 45 años aunque aparente 25, gracias«, dijo la muchacha, que aparenta tan pocos años que se puede poner un vestido blanco y colarse en la fila de niñas de una comunión sin problemas. Carmen piensa que aparenta tan poco que cuando conduce va sentada en una sillita de bebé.

«Tengo mis manías, estoy un poco loca, pero hago creer al mundo que soy normal», añadió la presentadora de Aquí hay Madroño (en Telemadrid), poniéndonos los cojones de corbata. «Hago creer al mundo que soy normal«. Bueno, pues ya sabemos que no podemos ir con Carmen a pasar un fin de semana a una cabaña en medio del bosque.

«Me gustan los patines porque hacen un culo que te cagas», afirmó Alcayde. Es una evidencia científica. De hecho antes de empezar a patinar Kim Kardashian tenía culo carpeta. Luego se hizo seis maratones seguidas y ahora tiene que llevar matrícula en una nalga.

«Este verano mira que soy mona y estoy buena, pero nadie me miraba», nos confesó Carmen. Leche es que no se atrevían, porque haces creer que eres normal. Fijo que en tu barrio ya lo saben y encima podrías perseguirles sobre patines y claro, es como cuando el profesor pide un voluntario, van todos mirando al suelo.

«Ser buen anfitrión es hacer que los invitados se sientan cómodos, cómodos, cómodos«, joder, que sí, cómodos, que entras de invitado en casa de Carmen y te ha llevado tus pantuflas, tu sofá y a tu abuela para que te haga croquetas. «Cómodo como en una barca por el Sena», ejemplificó la mujer, que se relaja mucho en las barcas.

MENÚ DE CARMEN

Primer plato: Cuando Harry encontró a Megan. ¿Por qué cojones nadie le llama a las cosas por su nombre? Esos títulos de plato los pones en un restaurante y la gente tiene que pedir la cena por sorteo.

Total, que Harry son langostinos y Megan son cerezas y en realidad eran langostinos y verduras con tempura y gazpacho de cerezas. Joder, qué capacidad para encriptar las cosas. Creo que el cifrado de extremo a extremo del Whatsapp lo hace Carmen Alcayde poniendo nombre a los mensajes.

Detallazo de Carmen fue lo de quitar los intestinos de los langostinos, que es un coñazo absoluto pero es muy de buen chef.

Luego la tempura era un poco espesa. En esa tempura se quedaban atrapados dinosaurios. Era tan densa que si rebozas un barco en eso puedes cruzar el triángulo de las Bermudas sin peligro alguno.

slime GIF by Beck

La tempura iba acompañada de un gazpacho de cereza casero. De la casa que lo fabrique, quiero decir, porque estaba más comprado que un policía en una peli de la mafia.

Segundo plato: Hasta luego Mar y Carmen. Era tartar de atún con huevas de salmón. Por si a Oriana no le gustaba tenía pensado hacer una tortilla francesa. Ah, la tortilla, ese recurso de todos los padres y madres del mundo.

Postre: Armas de mujer. Tartaletas de fresas con nata. Yo pensé que iban a ser dos flanes con una guinda encima o en su defecto una katana como la de Uma Thurman en Kill Bill.

Sin duda era el mejor menú de largo, el mejor presentado y el más currado, ahí ahí con el de Mónica Hoyos.

Y no era venenoso, que después de haber cenado cuatro veces con Amargo y Caparrós yo habría incluido una guarnición de matarratas a lo pobre para chuparse los dedos.

LA CENA

Oriana fue la primera en llegar. «He visto a Carmen espectacular, mis tacones le favorecían mogollón, les dejo una prenda mía y las convierto en divas». Oriana le deja unas bragas usadas al Señor Barragán y se transforma en Heidi Klum en Victoria’s Secret. Hay clínicas de cirugía estética que ya incluyen entre sus tratamientos darte un calcetín de Oriana.

El segundo en llegar fue Rafael Amargo, claro, por casualidad, que para nada era porque discutieron el día anterior y para que hubiera un poco de tensioncilla de la buena.

Pero Carmen es la próxima premio Nobel de la Paz. Si ella hubiera estado al principio de la II Guerra Mundial ahora la conoceríamos como La I Fiesta de los Abrazos Mundial. Antes de que Carmen los conociera los Teletubbies no podían ni verse. Total, que consiguió que hicieran la paz.

Alonso llegó después y casi quema el timbre. Este tío debería llevar consigo un gotero intravenoso con infusión de tila. Putos nervios tiene siempre.

Mónica Hoyos llegó la última vestida como para ir a la zona VIP de un concierto de Rock, lo que ni es rock ni es ná. Un concierto rock no lo es si no te vas con el sudor del de al lado en tu camiseta.

El comedor de la casa de Carmen Alcayde en Madrid era muy íntimo. Íntimo que va a cenar una familia de pulgas y se agobian. Era pequeño. A Carmen Alcayde le devuelven dinero del IBI por ese comedor.

Y pronto llegaron las pegas consistentes: A Mónica Hoyos no le gustó que los cubiertos estuvieran «muy gastados». Mónica Hoyos reutilizar no, oye. Ella se compra un coche y después del primer trayecto lo quema. Le sale caro, pero así no parecen nunca usados.

A Amargo le molestó que hubiera mucho mantel. A mí me molestó que no se lo pusiera por encima y se quedara callado.

Carmen intentó hacer creer a los comensales que el gazpacho de cereza lo había hecho ella, pero lo hizo por despecho, porque estaban siendo «malos» con ella. Y no les dijo que el mueble aparador de al lado lo había tallado ella porque no le dio tiempo.

«Al gazpacho no le echo narices, no lo he probado…«, dijo Caparrós, que anoche estaba especialmente desagradable. Él, que habla de educación, esun impertinente de narices. Luego dijo que el gazpacho de Carmen era «como una sopa de tomate aguada». Claro, porque el resto de gazpachos son bizcochos duros de lombarda, no te jode.

– ¿Te gusta este plato de macarrones?

– No, porque es como pasta de trigo cocida.

Y así.

Caparrós piensa que La Lógica es una señora de su pueblo que resolvió el cubo de Rubik. Fijaros si es un gourmet documentado y experto que dijo que la tempura era «fritanga pija». Sí, Caparrós tiene mucho mundo. Para él todo lo que sube de un torrezno rancio es pijo.

«Yo no tengo ningún enemigo de la época del Tomate», confesó Carmen. Si es que es adorable la chiquilla.

El segundo plato activó el plan B de Oriana, porque la rubia estaba poniendo unas caras de asco que parecía que le habían puesto en el plato una zarigüeya pariendo, pero ella lo rechazó, prefirió comerse el tartar para «no morir de hambre». La muchacha tiene tan pocas reservas que si se salta la merienda se muere.

«Son huevas de salmón que explotan en la boca«, dijo Carmen sobre las huevas del tartar y comenzó una conversación picarona con Mónica Hoyos.

«No me gusta eso», dijo Mónica.

«No te gusta que te explote en la boca«, respondió Carmen.

«No, porque ya me explota en la cara«, remató Mónica.

¿He visto demasiado porno o eso era una metáfora de hacer cochinadas?

Caparrós dio su valoración de persona muy acreditada para dar opiniones de gastronomía. Que no le llamen para juez de la guía Michelin. «Es muy difícil que el atún esté soso y que el wasabi no tenga sabor, pero lo has conseguido», dijo Caparrós, que piensa que Carmen Alcayde puede absorber el sabor de los alimentos.

Aquí tenemos a Carmen con el tartar:

fun life GIF

Y llegó el momento trágico: a Carmen se le cayó uno de los postres sobre el vestido blanco que llevó en el bautizo de su hija. Bueno, pues ahora lo podrá llevar si tiene que pintar la casa o limpiar el horno.

«Yo creo que como es muy lista, y es muy televisiva yo creo que lo ha hecho aposta, para que la recordáramos por algo». Sí, el capitán del Titanic se empotró con el iceberg para que nos acordáramos de él.

«Me he creído que soy súper Preysler y me que quedado… fius fius», valoró la noche la pobre Carmen, que veía cómo sus esfuerzos eran dinamitados por Caparrós y Amargo, que son a la alegría lo que la lejía a las plantas.

A Oriana el postre le gustó mucho. De hecho, se puso nata en el plato que si el bote llega a ser un camión cisterna la vacía. La mitad de las vacas de Asturias están haciendo horas extra para hacer nata para Oriana.

Y llegó la fiestuqui post cena.

«Han tocado el din-don«, dijo Carmen, porque no sabe decir timbre. Para ella el microondas es el bruuuuuun clín; y la aspiradora la FIUUUUUUUU FIUUUUUUUUUUUUUU.

Llamaban al din-don su amigo Jose y la hermana de éste, que llevaba una guitarra. El salón de Carmen, en esos momentos:

Total, que se pusieron a cantar una canción sobre seguir adelante y sobrevivir que daban ganas de comerse a tus compañeros en caso de accidente aéreo en las montañas.

«La canción era muy bonita, pero al no conocer a esas personas de nada no se podía empatizar«, valoró Caparrós, diciendo la chorrada más grande que ha dicho un ser humano desde que éramos monos. A Caparrós no le gusta música de Michael Jackson porque no le conoce. A Caparrós le llevas a oír la novena sinfonía y primero le tienes que exhumar a Beethoven para que le conozca.

Y la cena acabó con Alcayde transformándose y haciendo una performance con el tal José y una canción de mucho perreo a la que acabaron sumándose los demás, en un festival de culos moviéndose arriba y abajo de forma lasciva. O de forma de cadera rota en el caso de Caparrós.

Amargo le dio un: 5. Qué miseria, qué planeado. Mirad: a Oriana le dio un 2, a Caparrós un 4 (y se supone que es su colega), a Mónica Hoyos un 4 y a Carmen un 5. Puntuaba bajo para ganar él, fijo fijísimo.

Oriana le dio a Carmen un 8: Oriana Mola. Caparrós le puso un 3. Agarrao… « ha sido una cena antinatural y desastre«, dijo él, que puso como 25 gramos de pulpo de plato principal. Mónica Hoyos le dio un 8. Esa es mi Moni.

Así que quedó así: Rafael 25. Carmen 24. Monica y Alonso 21 y Oriana un 19. Peero hubo cambios de votos, que sabéis que se puede. Así que en realidad Alonso quedó cuarto, ¡¡¡TOMA!!! Oriana tercera, Carmen y Mónica empate en el segundo puesto y Amargo ganó con sólo un punto más que las dos anteriores.

Cuando se supo que Amargo había ganado lo primero que dijo fue: «Quiero con ese dinero llevar a cenar a los compañeros y que nos sirvan».

PERO SE LIÓ PARDA

«Llegas una hora tarde a mi cena, te duermes en la de Alonso y te vas de la de Oriana y aún así ganas», dijo Mónica Hoyos, con más razón que un santo.

«Das asco», le dijo Oriana, que es muy de sintetizar su enfado y «te quedas el dinero, pero pierdes las amistades», le dijo Carmen Alcayde antes de irse airada de su propia casa.

Y claro después del desplante Amargo ya no ya no quería invitar a nadie. La verdad, es que para nada es un justo ganador. Ha boicoteado el resto de cenas, ha sido maleducado y el típico notas de cualquier ocasión.

«¡Eres una frescona!»: la bronca y el desplante de Rafael Amargo a Oriana en ‘Ven a cenar conmigo’

El momento del desparrame bronquil.

 

Rafael Amargo es bailaor y coreógrafo y creo que doctor honoris causa en ginecología, porque qué manera de tocar los ovarios. Cuando Amargo se pone jodón es pura fantasía. Vienen autobuses de japoneses a ver cómo Amargo saca de quicio a alguien.

Tú pones una conferencia de prensa de Cristiano Ronaldo para decir que se va a jugar al Albacete Balompié y una convocatoria para ver a Amargo molestando a alguien y los medios se acreditan para lo del bailaor.

Rafael Amargo tiene tanto arte para minarle la moral a otro ser humano que en Louvre van a quitar la mierda esa de la Gioconda que no vale para nada y es una bienqueda con la sonrisita de los cojones y van a poner una tele con el Ven a cenar conmigo summer edition de anoche en bucle. Y por primera vez y sin que sirva de precedente, estoy de lado de Oriana en su bronca con el amargor.

Vamos a ver qué pasó. Bueno, a ver no, a leer, que éste es un blog cultural y profundo como usar El Quijote para calzar el sofá. Ah, y Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH incluso Facebook: Gus Superviviente Hernández.

Le tocó ser anfitriona a Oriana Marzoli. Tiene 26 años y es colaboradora de televisión y «se puede decir que soy experta en realities». Pero experta que si un día el mundo está en peligro de destrucción y en la Casa Blanca necesitan un experto en realities para salvar La Tierra, llamarán a Oriana. Y ella no irá porque la única casa blanca que conoce es un chalet en Cádiz donde estuvo una vez haciéndose fotos.

«Soy espontánea, guapa«… comenzó a describirse Oriana y luego la cosa se torció «desesperada, ansiosa, histérica, nerviosa…», un chollo. Pero acabó su enumeración con otro «guapa».

– Sí, señor juez, maté a aquella vieja golpeándola con un congrio fresco en medio de un parque lleno de niños… pero soy guapa.

– ¡ABSUELTA!

«Al final atraigo demasiado, para lo bueno y para lo malo«, dijo Oriana, que le pasa como a las trampas para bichos, que les huelen bien pero luego se les quedan las patitas pegadas y se mueren trágicamente.

«He hecho una marca de bañadores porque siempre me ha parecido que los luzco bien y se me haría fácil ser modelo de mi propia empresa«, nos explicó Oriana. Igualito que le pasó a Amancio Ortega con Zara. La gente compraba la ropa para que dejara de ponérsela él.

Y menos mal que Oriana no se montó una empresa de satélites militares. A ver cómo luces eso.

El menú de Oriana:

Dúo Saludable: Ensalada césar y ensalada caprese. Cortó la lechuga con tijeras, con la regularidad con la que un guerrero vikingo daría hachazos a un enemigo. La ensalada llevaba todo comprado: la pechuga, el pan frito, la salsa… sólo faltó que se subiera a cajera del Supermercado TóBarato para que le hiciera ella la ensalada.

Y la caprese es tomate con mozzarela. «Lo mismo me convierto en chef y todo«, sí, Oriana, lo mismo sí. Un día te vas a dormir y por la mañana tienes un gorro blanco largo y ganas de hacer albóndigas. Eso le pasó a Ferran Adrià. Un día estaba promocionando biquinis y al día siguiente montando El Bulli.

El segundo era Funghi per tutti: Rigatoni (macarrones venidos a más) y salsa de setas comprada. Pero ojo, que es una salsa que ya ha comprado varias veces y «está muy lograda«. Así que básicamente coció pasta. No te mates, Oriana.

Echó la salsa de setas en la sartén y dijo «ay, mira, suena y todo». Y el horno calienta. Y los cuchillos cortan. Putos milagros de la vida. A mí una puesta de sol sobre el mar me deja el culo seco, pero oigo el zumbido del microondas y se me hace pesicola.

«Debería estar utilizando un artilugio de madera«, dijo Oriana cuando se puso a mover la salsa en la sartén con un tenedor. Un artilugio de madera. La cuchara de madera, ese triunfo de la ingeniería moderna.

Después tuvo que subirse a por el rallador de queso a un armario alto. Pero alto que las fotos de las azoteas del World Trade Center se las hacían desde el armario de Oriana.

Y al subir y como cocina vestida con un picardías, pues enseñó la lata de mejillones, aunque el programa lo censuró con una carita de Shin-Chan que es uno de mis personajes favoritos forever and ever.

Así que lo que hizo en plan cocina fue cocer pasta y calentar salsa. Oriana usa tan poco la vitrocerámica que su cocina va a pilas. A Oriana Iberdrola le devuelve dinero a fin de mes.

El postre era Dulzor Latino. Era una tarta con chocolate, galletas y leche condensada. Para Oriana era un éxito mojar galletas en leche a la vez que removía chocolate en una sartén. Me apunto como éxito personal cagar mientras mando mensajes de whatsapp.

El postre llevaba azúcar como para matar a un diabético a tres kilómetros de distancia. Es una tarta con 100% azúcares añadidos. Cada vez que Oriana hace esa tarta suben en bolsa las acciones de la industria azucarera.

«Se la he hecho a todos mis novios y les gustaba«, dijo Oriana, que no sabe por qué la dejan. Te dejan porque les da un subidón de azúcar que se ponen hiperactivos a andar y acaban ahogados en el mar porque se les acaba el terrenos seco. Un novio de Oriana, tras el postre:

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«Mi madre se ha emperrado en que le ponga algo de decoración«, confesó la muchacha. «¡QUE LE PONGAS FRESAS!», le dijo. Y Oriana que es muy sutil puso las fresas incrustadas en la tarta, con las hojas y todo. Y no puso al señor que las recolecta porque el pobre hombre consiguió huir.

La primera en llegar fue Carmen Alcayde, que se picó porque Oriana se había puesto vestido y a las casa de los demás llevaba vaqueros. Qué cabrona Oriana, si es que va a joder.

Cuando llegó Mónica Hoyos se pusieron las tres a cotillear y hablaron de los zapatos de Alcayde, que tenían tanta suela que a su lado los zapatos de Frankenstein parecen unas chanclas. «Los zapatos me los han rebajado por famosa, pero no mucho, debo ser una famosa de mierda», dijo Carmen. Adoro a la gente que sabe reírse de una misma.

Amargo llegó con una sudadera negra sobre la que había eyaculado una ballena azul. Estaba llena de manchurrones. Amargo pone una lavadora y le sale todo limpio y se coge un disgusto.

«¿Cómo se puede tener esta cinturita?» preguntó Alcayde a Oriana y saltó Amargo: «Tú nunca la vas a tener esa cintura«. Ahí empezó a calentar el bailador, que clava los puñales por la espalda tan profundos que muchos ni los recupera. Se deja el sueldo en puñales.

«Yo no puedo comer Funghi, así que espero que tengas un plan B, trabaja, trabaja», le dijo a Oriana. La más que famosa intolerancia al funghi. Abre los telediarios esa dolencia. La imposibilidad de comer funghi es una enfermedad rara. Tan rara que sólo la padece Rafael Amargo. Pray for Amargo.

A mí un invitado me dice las cosas así y sí: me voy a la cocina, pero no a cocinar, a escupir en el plato de Amargo hasta que se me incendien las glándulas salivales. Pero no, Oriana aguantó con una sonrisa.

Mónica y Carmen son el Fisgoneo Team y se fueron a mirar. Oriana tiene un vestidor que parece el Bershka. Sólo faltaba la música makinera a todo trapo.

Y las dos se pusieron a probarse ropa como si hubiera rebajas. Y casi que sí, porque salieron de allí como dos quinquis chorizas de un Zara, porque se llevaron prendas y zapatos. Estas dos me da a mí que no salen de casa sin el bolso forrado de papel albal por dentro.

Oriana llegó con el primer plato. Tampoco es que hubiera mucho que decir, porque eran dos ensaladas más sencillas que una cuchara de madera. Aunque claro, para Oriana una cuchara de madera es un artilugio…

«Aquí hay amor, aquí hay cariño«, dijo Caparrós, que con cualquier cosa se contenta. A Caparrós le gusta todo, oye. Le pones una rata muerta de diez días en un plato y lo único que hace es pedir sal.

«¿Qué tiene que tener un chico para que forméis una familia?», preguntó Alcayde a la anfitriona, que no sabe lo de los pájaros y las abejas y lo de que papá pone una semillita en mamá y la empuja con la polla hasta que se le aplastan los huevos.

«Que tengan cero interés y que haya amor de verdad«, dijo Oriana. Pues es raro que sus novios quieran salir en la tele y estén con ella por eso si son todos unos machaquitas guaperas que quieren salir en la tele. Lo mismo si los conociera en otro lado…

Pero no, porque el principal requisito es que sea «muy guapo». Las ofertas de empleo en la empresa de biquinis de Oriana son así:

– Experiencia demostrable en peinar el pelazo.

– Carnet de conducir coches molones que resalten los músculos.

– Inglés nivel saber decir fashion, cool y i’m shitting myself like a rosemary mule.

Oriana reaccionó al tocahuevismo de Amargo con lo del funghi tóxico y le hizo una salsa de tomate con atún. Por «le hizo» quiero decir que mezcló tomate de bote con atún de lata. Alta cocina.

¿Y cómo reaccionó Amargo? Meriéndole prisa y reclamando el segundo plato. Oriana le pidió con cortesía que contuviera sus requerimientos dado que su persona no había hecho lo propio en una velada antaño. Pero se lo dijo así: «No me toques el coño, tío, que yo a ti no te metí prisa».

«Como empecemos a ponernos bajuneras, perrunas, chancleteras le digo dos cosas«, reaccionó Amargo, que estaba ya en el cénit de tocar los cojones u ovarios que parecía un sexador de pollos.

«Quíate las extensiones que te quedan fatal» y «la raíz del pelo te queda fatal, que si quieres ir de muñecona vas de frescona«, terminó diciendo el bailador y comenzó a arder Troya.

evil on fire GIF

Mónica Hoyos es muy de poner paz, así que por si Oriana no se había enterado empezó a gritar: «¡¡¡FRESCONA, TE HA LLAMADO FRESCONA!!!«. Si por Mónica Hoyos fuera la Guerra de los Seis Días habría durado ocho años.

Amargo estaba desatado, en racha, dándolo todo, haciendo arte con su mala hostia: «¡Mira tus amigas, estaba yo echándote un piropo y te han jodido, son dos pécoras, diles algo ya!», le espetó a Oriana contra Mónica y Carmen.

«Hoy estoy sintiendo miedo«, dijo Caparrós, que sin embargo le pareció que la pasta estaba maravillosa aunque sospechaba que «está prefabricada». Este hombre los mismo un día se pica con una chorrada como está feliz.

happy double face GIF by Doze Studio

Carmen Alcayde volvió a hacer una valoración de las suyas, que acaba de hablar y no tienes ni puta idea de si le ha gustado o no: «Si ves que no me lo acabo no es porque no esté bueno, es porque no puedo más, porque el otro día me quedé con hambre y hoy el pollo y la pasta es demasiado comida».

Para Alcayde todo está siempre Malueno o Buenalo.

Y a la llegada del postre Amargo ya había acabado de digievolucionar a Lord Voldemort que sólo le faltaba perder la nariz. «Tu postre no me gusta, gracias» y «tus modales conmigo no son adecuados», le dijo a Oriana con una mala leche que no se la bebería ni un gato famélico.

«De las personas que salen en los realities a los que dan las palmas y taconean… mira, estamos sentados a la misma mesa», le respondió Oriana.

Amargo:

will stranger things GIF by Barstool Sports

Y es que Amargo no conoce a Oriana. Ella es la puñetera Miguel Ángel de las discusiones.

Y a pesar de que Carmen Alcayde trató de evitar por todos los medios que se fuera, que casi lo encadena como a un Pitbull malo, Amargo se marchó con tanta dignidad como pudo, que fue poca.

«Estos nuevos niñatos de televisión hay que enseñarles los modales porque son unos enteraos«, dijo Amargo antes de irse a dar clases de modales a la Universidad Autónoma de Nuevos Niñatos de Televisión.

En este caso y sin que sirva de precedente, estoy con Oriana, porque fue Amargo el que empezó a tocar los ovarios que casi los amasó como para hacer pan con ellos.

Caparrós aprovechó la discusión para comerse el postre de todos. A Caparrós le invitaron una vez a un entierro y le pillaron royéndole un pie al difunto mientras la gente lloraba. Ahora volved a mirar la foto de arriba y decidme qué hace Caparrós mientras todos discutían.

El fin de fiesta de Oriana fue vestirse de Ángel de Victoria’s Secret con unas alas que se las pones a un autobús y vuela. Eso no era un ángel, eso era un Boeing 747 Secret. Y después le puso un bikini a Caparrós. Derrota’s Secret, amigas. No voy a querer tocar una teta nunca más.

Pero también se pusieron en biquini Mónica Hoyos y Carmen Alcayde y eso era como el expositor de la pollería, pechugas everywhere, así que se me pasó.

Puntuaciones: Mónica: 6. Carmen: 6. Carrós: 5. Amargo: 2, un poco resentidillo estaba.

¡ESTE VIERNES RECIBE ALCAYDE Y SABEMOS QUIÉN GANA!

 

 

 

Oriana Marzoli confiesa que habría hecho sexo con Alonso Caparrós… hace años

Oriana, al lado del hombre al que le habría hecho la lapa.

He visto interrogatorios de la KGB que parecían un amable test de la SuperPop al lado de las cenas de Ven a cenar conmigo summer edition. De hecho, a muchos de los comensales de esta primera tanda los van a repescar para Ven a descuartizar conmigo otoño sangriento edition.

¿A que no sabéis qué? Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH. Un follower por el amor de Dios.

El anfitrión de la cena de anoche era Alonso Caparrós, un ser más nervioso que un chihuahua amamantado con redbull.

Tiene 47 años y es «colaborador y presentador» en Televisión. Su perro intentó hacerle el amor durante la grabación de la entradilla. Y es que ya se sabe que el perro es el mejor amigo del hombre, que el roce hace el cariño y que en tiempo de guerra todo agujero es trinchera.

«Me gusta tener un huerto para sacar mis productos, tengo acelgas, que no sé si son acelgas…«, nos contó Caparrós, que lo mismo cultiva acelgas, que puerros, que hoja de coca. Comer puré de verduras en casa de Caparrós es siempre una emocionante experiencia.

«Últimamente he ido al váter de maravilla«, nos contó Caparrós. Gracias, Alonso. Lo más probable es que vaya al baño tan bien porque lo de su jardín son ortigas.

Hola Alonso, ¿como estás?

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Se hace caca. Es Alonso Cacarrós.

La casa de Alonso Caparrós le resultaría un poco antigua a la familia de La Casa de la Pradera. Es un chalet decorado como si fueran a rodar allí el capítulo 1 de Cuéntame.

EL MENÚ:

De primero: Rollito de Salmoneto hortelano.

«Yo creo que es un rollito con salmón y verduritas», aventuró Carmen Alcayde, que es la Sherlock Holmes de los nombres de platos. Pero no, era crema de queso y manzana caramelizada envuelta en salmón ahumado.

«Cocina limpia sin posibilidad de que se cree un ecosistema de bacterias«, dijo Alonso, en cuya cocina puedes operar a un cerdo a corazón abierto sin riesgo de infección. En los hospitales de EE UU desinfectan el material médico metiéndolos en unas lentejas estofadas que les hace Caparrós.

Alonso está muy quemado con esto de las cenas porque él quería unas veladas con todos los premios de la paz de los últimos 20 años, pero le han tocado cuatro compañeros que sacarían de quicio a Nelson Mandela.

Alonso había hecho la receta muchas veces. Tantas, que su mujer tuvo que ir a darle indicaciones para hacer los rollitos. Caparrós enrolló aquello con una brutalidad que creo que dentro de uno de los rollitos se quedó encerrada la señora de la limpieza. La mafia calabresa ya no usa alfombras, ahora se deshace de los cadáveres con salmón ahumado.

Eso sí, Alonso le puso al salmón «parches» porque las láminas que usó tenían más agujeros que la espalda de César después de que Bruto le enseñara el cuchillo nuevo que se había comprado.

La invención de la rueda, el fuego, la división del átomo y un rollito de Caparrós, grandes avances de la humanidad, o por lo menos así lo vivió él, porque se puso muy contento. Es lo que más feliz le hace. Tú a Caparrós le das un boleto premiado del Euromillones y lo usa para hacer un rollito con queso.

Y si a Oriana no le gusta el salmón… «Te callas, te callas, te lo comes, educacióoooooon«, dijo Alonso mientras golpeaba la encimera con un especiero. Al lado de Caparrós el loco de El Resplandor era un tío sereno.

«Yo estoy segura que este menú no lo ha creado Alonso«, dijo Carmen Alcayde. No, claro, y yo estoy seguro de que Alonso no ha inventado el salmón ahumado ni hizo el primer queso de la humanidad.

Segundo plato: Pulpo ambulante. Era pulpo a la brasa. Curradísimo. Una cosa loca. Putas patas de pulpo cocidas puestas un rato en una sartén.

¿Sabéis que es ésto?

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Son críticos de la Guía Michelin intentando entrar en casa de Alonso para darle estrellas. Locurón de elaboración. Esa receta la ponen en MasterChef y el programa dura cinco minutos.

Como era muy elaborado tenía tiempo para jugar con el perro. Porque en su cocina bacterias no, pero colonias de pulgas las que quieras. La cocina de Caparrós es el Magaluf de los parásitos caninos.

Y como él es muy de higiene, pues le dio de comer pulpo al perro de su boca a la boca del chucho. Y luego nos llama la atención de que el perro se quiera petar a Alonso.

«Ambulante no sé lo que es», dijo Oriana. Vive en una eterna duda la pobre mujer. «A ver si voy a quedar como una paleta«, no, no, cariño, has quedado como Arturo Pérez Reverte, no te jode. Cuando en la RAE tienen dudas llaman a Oriana. Y ella les dice el color de laca de uñas que les pega con el diccionario.

A postre le llamó Paraíso perdido. Era un pastel de plátano, galleta y flan casero. El flan era de polvos de los de toda la vida. Era casero porque los sobres estaban en su casa. Puso las galletas, el plátano y el flan que he visto montañas de escombros más homogéneas.

Si tú vivieras en ese postre y llegaras después de las vacaciones al verlo así dirías ¡PACO, QUE NOS HAN ROBADO EN CASA!

Y después de que eso cuajó como cuaja el hormigón armado, le puso nata y luego chupó la boquilla del bote. Porque para qué va a montar la nata él. Ya le monta el perro y con eso es bastante.

El primero en llegar a cenar fue Rafael Amargo, que se fundió en un gran abrazo con Alonso. Pero fundidos de que tuvieron que separarles con una espátula.

Oriana fue la siguiente. «Es una niña que es muy metebroncas«, dijo Amargo. «Es un tocapelotas«, opinó de él Oriana.

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Rafael se comió todo el queso del aperitivo él solo. Sólo le falta recoger dientes por las casas para ser un ratón.

Carmen llegó y Caparrós le cerró la puerta en las narices en plan ja ja ja ji ji ji, pero en serio. Pero Carmen Alcayde se puso que si no le llega a abrir le revienta la puerta. Las murallas de Constantinopla cayeron cuando las atravesó Carmen Alcayde porque se había dejado las llaves dentro.

Mónica Hoyos fue la última y ya cenando quiso relajar el ambiente y sacar un tema poco polémico y dijo que hablaran de política.

– Ey, Puri, vamos a hablar de un tema poco polémico, por ejemplo de tu puta madre, que pone droga en los caramelos y se los da a los niños. Y no sabe hacer croquetas.

Mónica Hoyos se pidió ser ministra de Cultura. Y su primera medida sería: «Un curso que les preparen para la vida, porque la vida no es sólo lengua, matemáticas y física». En primaria los niños aprenderían a hacerle el puente a un coche, en secundaria a hacer el timo del tocomocho y ya en el Bachillerato a obtener datos bancarios de viejas pidiéndoles el recibo de la luz.

Oriana quiere ser ministra de Defensa. ¿Porque le interesa la defensa de la nación, la garantía del orden constitucional, el belicismo histórico? No, porque el ministerio de Defensa le pilla cerca de casa.

¿Cómo tiene los ovarios Oriana?

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Afortunadamente no es igual de trivial y superficial con sus ideas políticas: «Ay, sí, a mi me gusta Trump, por su mujer, es tan ideal…«. Mira, otra persona ideal con su mujer.

Ver las imágenes de origen

Mónica y Carmen se fueron a fisgonear junto a Oriana. Subieron a la buhardilla y allí encontraron fotos de cuando Caparrós era joven.

«Qué guapo era este hombre, qué pibón», dijo Oriana. «Yo lo pillo así y me muero«. «Lo llego a pillar con esa edad y no le dejo tranquilo«. Joder. Caparrós ha llegado a adulto porque Oriana no le conocía. Cuando a Oriana le gustas te deja seco como la mojama.

He conseguido imágenes de una pareja de Oriana mientras ésta le hacía el amor a lo amazona.

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Llegó el primer plato. A Carmen Alcayde le encantó. Tanto, que ahora sólo quiere ser alimentada por vía intravenosa para que ningún otro sabor perturbe el recuerdo de esa receta.

Ah, no, que dijo que «has acertado con las dos únicas cosas que no me gustan, la nata y el puerro». Vaya por Dios. Carmen Alcayde se puede hacer bocatas de cucaracha roja egipcia rebozada para merendar, pero ¿la nata? ¿el puerro? Qué asco.

Quién sabe si para tratar de arreglarlo Alonso confesó que el plato tenía «un ingrediente secreto, que es el ingrediente Caparrós».

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Sospechoso. A mi me dice eso y escupo lo que tengo en la boca y antes de acabe de decir «secreto» tengo los dedos metidos en la garganta tan profundos que me estoy haciendo cosquillas en el colon.

En un momento dado Alonso mandó a Carmen y a Mónica al rincón del pensar, porque se estaban portando mal. Le faltó ponerlas sobre sus rodillas y darles unos azotes. Algo a lo que Mónica se habría prestado hace unos años, porque también le ponía mucho el Caparrós joven.

Me descojoné con Carmen jugando con la lámpara mientras hablaba Amargo, al que le hizo mucha gracia. Meterse una piña por el culo le haría la misma gracia. Adoro el espíritu gamberro de esta mujer. Ponga una Alcayde en su vida.

«Yo a mis novios los mejoro mogollón«, dijo Oriana, que una vez empezó a salir con el Pozí y cuando le dejó era Chris Hemsworth. Oriana le da un beso al Ecce Homo de Borja y te lo deja como el primer día.

Segundo plato: Caparrós puso el pulpo en platos de madera muy monos, pero el suyo se lo puso en papel de plata como si fuera un bocata de chorizo. Lo que hace la gente con tal de no fregar.

«El pulpo estaba un poco basto», dijo el Rafael Amargo, que esperaba un pulpo licenciado en Oxford y con un curso de protocolo.

Lo que pasa es que se quedó todo el mundo con hambre, porque Caparrós había puesto unos trocitos de nada, que eso se lo das a un gorrión con bypass estomacal y se queda con hambre. Para qué le vamos a poner unas patatitas, un poco de ensalada… El pulpo a secas.

Y antes de acabar el postre volvió a chupar la boquilla de la nata y luego se la echó al postre. Compartir babas es uno de los mandamientos de la religión de Caparrós, que también chupó la paleta de servir. Si no pone sus babas en un plato, como que no es suyo. Tú le pides un chicle a Caparrós y te lo da mascado.

«Está rico pero no es mi fuerte, está rico pero no tanto», la indefinición de Carmen Alcayde juzgando platos. No es que sea gallega, es que van a quitar al Apóstol Santiago y los peregrinos la van a abrazar a ella en la catedral.

A Rafael Amargo le dio un telele y se le hincharon los pies que parecía que le habían soplado por el dedo gordo. Yo creo que eso fue de comer mucho queso.

EXIJO EL PREMIO NOBEL, EL OSCAR Y TODOS LOS GOFRES GRATIS QUE QUIERA PARA EL MONTADOR AL QUE SE LE OCURRIÓ PONER UNOS PIES SOBREIMPRESIONADOS EN PANTALLA.

Lo digo en serio: genios.

Amargo se quedó dormido y Caparrós, que es un juergas, propuso hacer un Furor susurrado. Sé que las más jóvenes no sabéis qué era Furor. Para los que lo sepáis, minipunto.

La sorpresa final de Caparrós era Angélica, que es su mujer. Creo que la mujer iba a hacer unos malabares con las mazas llenas de fuego, pero al final decidieron que no y sólo se sentó con ellos.

Carmen y Mónica se pusieron a cantar. La música ha sido encontrada colgada de un cable en su casa esta mañana. Sólo por no acertar con ninguna creo que anoche inventaron notas nuevas.

«He pasado hambre, he pasado un poquito de hambre«, dijo como colofón Alcayde, a la que ha tenido que sacar la Guardia Civil de más de un buffet libre.

Puntuaciones: Mónica: 7. Amargo: 4. Oriana: 5. Carmen: 5. De momento sigue ganando Amargo. Esta noche cocina Oriana y se lía pardísima. OJO.

«Como conclusión estamos todos como una puta cabra«, dijo Alonso Caparrós, al que le van a llamar para Ven a Cenar conmigo al nido del cuco.

Lucas, de Andy y Lucas, la lía parda en ‘Mi madre cocina mejor que la tuya’ por estar haciendo el tonto

Lucas, dando indicaciones con una cuchara. Lo normal.

¿Por qué Santi Millán lleva esas gafas? En serio, por favor, ¿por qué?

Son como una máscara de buceo del Decathlón. Son tan grandes que la última vez que estuvo Obama en España utilizaron esas gafas para protegerle de los francotiradores.

Esas son las únicas gafas de las que Alain Afflelou sólo te da una. Si Papá Noel tiene que repartir tres de esas acaban los renos reventados y se queda sin regalos todo el hemisferio norte.

Hay gente que quiere ser Hipster y luego está Santi Millán que quiere ser el Vaquilla.

Total, que en Mi madre cocina mejor que la tuya vimos anoche a Lucía Pariente y Alba Carrillo por un lado y a Raquel y Noemí Salazar.

Y en el otro equipo Lucas (de Andy y Lucas) y su madre Mari y Rosa López y su madre Paqui.

La cosa es que los hijos cocinan con los chefs un plato (Pepa Muñoz y Rodrigo de la Calle) luego les indican a las madres cómo tienen que hacer esa misma receta. Trepidante. Es como Jungla de Cristal pero con gente cocinando.

Unos pocos apuntes sobre el programa:

El primer equipo tuvo que hacer Cuscús de crucíferas. Que son coliflores. Que por qué cojones no dirán coliflores. Bueno, claro, porque no pide el plato ni Perry Manson.

Hay coliflores de todos los puñeteros colores: morada, amarilla, verde… ¿por qué mierdas en mi súper solo la tienen blanca? Les voy a montar un pollo. Quiero coliflor de colores. Aunque lo mismo esas coliflores son como los pollitos que vendían antes en los mercadillos, que estaban pintados.

El plato llevaba pechuguitas de codorniz. E hicieron muchos chistes con la pechuga. Muchos. Demasiados. Eso parecía una película de Pajares y Esteso.

Total, que Alba Carrillo y su madre ganaron a las Salazar. Yo creo que porque al chef Rodrigo le daba miedo Lucía Pariente y no se atrevió a decirle lo contrario.

Las Salazar se entendieron muy bien cuando le tocó a la hija, Noemí, dar instrucciones sobre el plato. Ahí acabó gritando hasta el guardia de seguridad del párking, qué agonía, por Dios. Fue muy práctico que usara el delantal y la mano para limpiar el plato, que parecía un café derramado.

El segundo equipo tuvo que hacer popietas con tartar de verduras. Básicamente unos rollos de pescado con verdura cruda cortada fina. Rollos de lenguado, 10 euros. Popietas, 15. Y así.

Yo también canto, dijo Pepa, la chef. Mis sobacos también cantan y no lo digo. Y además, creo que mis sobacos cantan más o menos igual de bien que la mujer, que es maja a más no poder, pero mejor cocinando que cantando.

Lucas estaba más a hacer chistes que a cocinar y encima se comía una palabra de cada dos. Creo que está estudiando para aprender el Chunguités, el idioma del de Los Chunguitos.

Y claro, como no estaba a lo que estaba su plato era como bilis de gato exprimido. Mientras, el de Rosa era un primor.

Y todo eran jajajajás hasta que tuvo que hacer el plato con su madre, a la que le daba instrucciones que parecía un manual de IKEA escrito por un disléxico. Y el muchacho se agobió más que un vegano trabajando en una charcutería.

Menos mal que su madre no le echaba muchas cuentas y hacía lo que podía en la cocina. Y ojo, que entiendo a Lucas, que yo soy muy de decir tonterías. A mí los profesores me echaban de clase cada 5 minutos. A veces ya me iba yo solo por ganar tiempo.

Rosa y su madre iban tan sobradas que la cantante le daba al botón del pánico porque sí (un botón que les permite ayudar a sus madres pero que acelera el tiempo de cocinado).

Rosa López es una de las personas que mejor me caen del mundo mundial. Y su madre igual o más.

Total, que ganaron Rosa y su madre, en un resultado más claro que el del España-Malta. Y es raro, porque el detalle de Lucas de coger el tartar de verduras con la mano del plato, meterlo otra vez en el molde y luego limpiar el plato como el que friega el pasillo fue un gesto de calidad culinaria.

La final consistía en hacerlo al revés: las madres daban instrucciones a sus hijos para cocinar un plato tradicional. Y el juez era el actor Juan Echanove, que es un tragaldabas experto.

Alba y Lucía hicieron un tartar de salmón con guacamole que es más fácil que hacer un sándwich de jamón york y Rosa y Paqui hicieron unas albóndigas con papatas a la antigua.

Alba y Lucía se pusieron las dos los guantes anticorte, pero creo que era más bien para soltarse hostias como panes de hogaza. Lo de que tengan que ponerse un guante para usar cuchillos debe ser porque el programa no tiene seguro.

Al final las dos parejas hicieron unos platos bastante decentes, al menos en aspecto. Y Juan Echanove, después de ponerse fino a comer, le dio la victoria a… ¡¡ALBA Y LUCÍA!!

Qué bien…

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Y se llevan los 6.000 eurillos del premio.

‘Ven a cenar conmigo summer edition’ arranca con puñaladas y sin piedad entre los concursantes con Rafael Amargo y su menú

La última cena en paz…

Yo he visto una cena en la que estaban la madre de Bambi y el presidente de la Asociación Nacional del Rifle y era más cordial que la primera cena que hemos visto de Ven a cenar conmigo summer edition en Cuatro.

Ahí la gente llegó la gente con tantos puñales listos que a su lado un combatiente otomano iba a la batalla contra el invasor alemán desnudo y con una pluma de ganso para juguetear.

Lo de la última cena fue una fiesta comparado con la cena de Ven a cenar conmigo summer edition. Si llega a cenar ahí el bueno de Jesús en lugar de «perdónales porque no saben lo que hacen» habría dicho «dales con la mano abierta que menuda panda de cabrones».

¿A que no sabéis qué? Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH. Por si queréis más post güenos.

En fin, que el primer anfitrión fue Rafael Amargo, que para ser cocinero es muy mal apellido, a no ser que te dediques a los tés beduinos.

Lo primero que vimos de Rafael Amargo es que tiene un problema con:

a) Los mocos. Se los saca que parece que está ayudando a parir a una vaca.

b) Los picores en el cuero cabelludo. Se rasca como intentando dejar limpio el fondo de una paellera con el Nanas.

En su presentación Rafael Amargo se puso a hablar idiomas y bueno, aparte de aparecer seis curas para exortizarle, bien. Si pones un disco de Pitingo al revés te sale Rafael Amargo hablando japonés. Pero no lo hagáis porque ha habido miembros de los cuerpos especiales de los marines curtidos en combate que se han cagado el uniforme al oírlo.

Y Amargo zapatea. Mucho. Todo el rato. Odia al suelo. «He venido con mis botas, porque nunca me las quito», dijo Amargo. Estar más jodido que el parquet de la casa de Rafael Amargo, como concepto.

Como vivió tres años en Japón Amargo piensa que sabe más de los nipones que el Emperador Akihito. Se ha roto el frenillo tres veces diciendo «hola» en japonés, pero eh, con un arte que el sol naciente lo pare Rafael Amargo.

Más invitados / comensales:

ORIANA MARZOLI.

«He estado en cuatro realities, pero si Mujeres Y Hombres Y Viceversa se puede considerar un docu-reality he estado en 5«, dijo Oriana, que tiene más currículum que Einstein.

«Soy la mejor» aseguró. El amor propio es propiedad privada de Oriana. Si el ego pudiera venderse Oriana tendría unos grandes almacenes.

Su perro mea mucho. MUCHO. Ese animal tiene un problema, por favor, que alguien llame a un veterinario y que vea a ese animal.

Nos explicó sus dos últimas relaciones. Ni puta idea de lo que dijo. Que qué fallaba en sus noviazgos se preguntaba.

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CARMEN ALCAYDE

«Soy presentadora, colaboradora, reportera, actriz, periodista, optimista, luchadora, sin maldad, poco envidiosa»… y sabe patinar.

CARMEN ALCAYDE PRESIDENTA DEL GOBIERNO

«Yo me quedé como en los siete años porque a mi no hay nada que me ponga más que una piscina de bolas«, dijo Alcayde con una voz sensual que ahora mismo en Amazon las compras de piscinas de bolas se han disparado un 850%.

¿A quién no le pondría un parque infantil? Con su olor a pies, su capa de roña de dedo grasiento de niño, sus buenos mocos pegados en cualquier resquicio… tú follas en una piscina de bolas y ríete de coger la gonorrea.

Su intención era «hacer reír, hacer llorar y provocar». O sea, que quería vender LSD caducado.

ALONSO CAPARRÓS:

Tiene más patillas que Lobezno en huelga de afeitado. Las patillas de Alonso Caparrós pagan IBI y aparecen en el catastro. Es como si se hubiera pegado a la cara los felpudos del palacio de Buckingham.

«Siempre me ha gustado el boxeo y he puesto un club para puretas, con clases sin contacto«, un club de boxeo sin contacto. Puta madre. Vale, pues también vamos a hacer películas porno donde los actores estén vestidos y hablen de quererse y de poesía. El club de boxeo de Caparrós no es para puretas, es para señoras de 102 años con el síndrome de los huesos de cristal y la cadera rota.

«Quiero hacer mi propia religión», aseguró el presentador. La primera norma, según dijo, será: «todos en pelotas». Su religión se llama orgía. Pero sin contacto. Ahí cada uno se toca lo suyo y poniendo cara como de asco.

MÓNICA HOYOS.

«Tengo… años, que eso no se dice», dijo. Mónica Hoyos nació el 15 de enero de 1977 (edad 41 años). Me lo ha averiguado un amigo que trabaja en la Seguridad Social, hackeando los servidores y accediendo a un fichero encriptado que ha roto un niño ruso superdotado con un software de su invención. O lo he mirado en Wikipedia, una de dos. El misterio del triángulo de las Bermudas y la edad de Mónica Hoyos, están ahí, ahí en el secretómetro.

«Me convierto en taxi por las tardes«, aseguró. No en taxista, en taxi.

¡MÓNICA, HAN DADO LAS CINCO!

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Le encantan los chollos, dice que se compra una chaqueta por tres euros y luego la corta y les pone unas cosas y quedan perfectas. Mónica Hoyos es Marge Simpson.

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El menú de Rafael Amargo:

De primero había Sakura Salata Shinkansen, de cuyo nombre no se acordaba ni él. Básicamente es pollo picado. Picado con un cuchillo de mierda, un cuchillo con el que no podrías apuñalar ni a un periquito.

Al pollo frito le echó cacahuetes y más hierbas que el jardín del Sombrerero Loco. Como ya tenía bastantes cosas raras, añadió calamar y caldo.

Y le echó el ingrediente secreto: babas. Porque metió la cuchara, probó, la chupó, la volvió a meter, probó, la chupó… Y luego le echó lima exprimida con la misma cuchara, por si no había apurado todas las bacterias de su saliva.

Segundo plato: Geinki de suka tomodachi. No sé si es un plato o la evolución de un pokémon. Muy japonés, pero llevaba salmón. Y pasta comprada rellena de calabaza. Y todo manipulado bien con los dedazos. Cuando comes en casa de Rafael Amargo te comes a Rafael Amargo. Te hacen las pruebas de ADN justo después y sale que eres su hijo.

Postre: Ice Cream por Bulerías. Trufa de té verde de chocolate. No, eso no era una trufa. Eso era el cagao de un conejo con problemas gastrointestinales. Lo acompañó con helado de tarrina al que dio forma de bolas deformes como Cuasimodo después de ser atropellado por un camión.

CENA:

Rafael se había puesto el traje blanco que usa para pintar la casa en verano.

La primera en llegar fue Oriana Marzoli. Rafael no tenía ni puta idea de quién era Oriana, me da a mí. Oriana bajó las escaleras del chalet de Rafael Amargo que no se rompió la crisma de milagro, porque eso no eran escaleras de mármol glamouroso, eso era pizarra de la que te caes y pueden hacer torreznos con la piel que te arrancas.

Mónica llegó después. Ya conocía a Rafael. Mucho amor. Previo al odio profundo.

«La de Carlos Lozano», le dijo Oriana a Mónica Hoyos al verla, algo que a Mónica le sentó como un tiro en el estómago con una bala oxidada.

Carmen Alcayde llegó después. Estaba encantada de estar con Amargo. Y con los demás: «luego os peloteo a todos«, les dijo, porque es amable que a su lado la madre Teresa era una borde antisocial.

Y llegó Alonso Caparrós, que le dio un cabezado a una lámpara que tenía Amargo en el jardín. Ahora el cuero cabelludo de Alonso tiene una brecha que se puede hacer barranquismo por ella.

«Somos más contemporáneas», dijo de sí misma y de Oriana Mónica Hoyos, no queriendo para nada ofender a los demás y apuntándose al rollo Millenial desorientado de Oriana. Como llevamos unos 230 de edad contemporánea, pues sí, entra.

Amargo tiene un montón de fotos suyas en el salón en diversas posturas provocadas probablemente por una electrocución. De hecho todos los elementos decorativos de la casa de Rafael Amargo son retratos suyos. Rafael Amargo se queda quieto en su casa y no hay manera de saber si es un cuadro o es él.

Oriana y Carmen se fueron a cotillear la casa. En el dormitorio había… fotos de Rafael Amargo. Es la única persona en el mundo que aún imprime fotos. Todas. En el Instagram de Rafael Amargo es el único sitio donde puedes subir fotos de tetas, porque a la aplicación no le da tiempo a revisar todo lo que sube.

«Estuve cuatro meses en la Uni, estudiando derecho», dijo Oriana en un momento dado. Es prácticamente una licenciada. ¿Qué culpa tiene ella de que la gente mediocre necesite cinco años? Ella entró en la Universidad, pero la Universidad no entró en ella. Oriana es impermeable al conocimiento. Y permeable al tinte rubio. Para ella cualquiera que haya estudiado es «un frikazo de cuidado».

Toma hatajo de frikazos.

Valoraciones del primer plato.

«A mí me está costando. Me gusta, pero es pechuga y me habría gustado muslito también», dijo Carmen Alcayde, que es tan exigente para los despieces de pollo como para los sitios que le ponen caliente. «Está correoso, chicloso, pero poco», añadió. Traducción: Es una puta mierda que haría que a una cucaracha se le quitara el hambre, pero poco.

A Oriana y a Caparrós les gustó. Esta gente piensa que la sección de congelados del DIA es una zona gourmet.

El segundo plato llegó. Y resultó que tenía más nata que una puta vaquería en plena producción. Pero Carmen no comía nata y Oriana la apartó que sólo le faltó lavar la pasta con un estropajo.

A Caparrós le gustó y Mónica Hoyos repitió. Caparrós definitivamente tiene el mismo paladar que un triturador de basuras. 

Me encanta Carmen porque da caña que no veas pero cuando se la devuelven la sabe encajar y se descojona. Y yo, que también soy más sarcástico que el que inventó el sarcasmo, sé que es más divertida cuando una pulla te la devuelven. Y se entregó. Se entregó tanto que si el lanzamiento de pulla fuera una disciplina olímpica seríamos campeones del mundo.

El postre fue una tragedia. Ahí la gente ya no tuvo compasión. Las caras de los invitados comiéndose las heces verdes eran un poema. 

Pero no un poema currado, como:

Nabos, soja, brócoli, alcachofas

pollo, perejil 

acelga y espinaca

Come esta calabaza

Tú serás la reina de toda la casa

Poema de 

Mierda pura tú me das

me muero, me atraganto

vomito al compás

con este engrudo de espanto

No gustaron mucho, excepto a Oriana, que se comió los zurullines verdes como si fueran almendras y crecieran las tetas.

«Me ha encantado, está muy frío, como debe estar un helado«, valoró Carmen el postre. A Carmen también le gusta el caldo líquido y el tomate frito con tomate.

La velada acabó con un sarao flamenco-coplero con dos muchachas que cantaban como si no existieran los micros y estuvieran hablando a voces con una señora de Cincinnati.

Mónica Hoyos tiene un arte dando palmas que no sabías si estaba haciendo coro o intentando encender una lámpara automática. Rafael se puso a bailotear. Ahora no hay una sola baldosa de gres sana en su casa.

Y después de que todos hicieron la pelota a Amargo diciendo que les gustaban los platos y que Carmen Alcayde le dijera la verdad…  Mónica le dio un 6. Caparrós: 6. Oriana: 6. Carmen Alcayde… un 7. Que cada uno saque sus conclusiones. O un Almax.