Hola majas y majos, que no sé porqué puñetas no os pintó Goya de lo majas que sois.
Anoche terminó esta edición de Ven a cenar conmigo gourmet edition, que lo de gourmet se lo pusieron un poco por decir que iban famosos, porque esta gente tiene de gourmet lo que una vaca pastando en un prado, que lo mismo le da hierba que hierbajo.
Ah, por cierto: Tengo Twitter: @realityblogshow e Instagram: @GusHernandezGH. Por si queréis más post güenos.
El último anfitrión fue Paquirrín, que aceptó participar porque necesita los 3.000 euros de premio para pagarse la operación quirúrgica que le separe la gorra de la cabeza.
Si es trágico y escalofriante que pueda haber hombres que se dejen los calcetines para el acto sexual no me quiero ni imaginar cómo tiene que ser dejarse la gorra. Yo soy una mujer y me pasa eso y me abandono a mi misma en el torno de un convento para profesar clausura de la buena.
«No me gusta que me llamen Paquirrín», dijo Paquirrín.
Y se describió a sí mismo: «A parte de ser un DJ estupendo soy cantante«, aseveró, con sus santos eggs. «Soy cantante»… Pavaroti se está revolviendo en su tumba. Y el alelado de Pablo Alborán haciendo gorgoritos cuando podría cantar «ay, que se quite el top» y meterle más filtros que al Instagram de Kim Kardashian.
«Sí, he empezado a dar clases de canto», afirmó Paquirrín, que por el amor propio que tiene lo mismo se refería a que está impartiendo clases de canto. Primeros graduados en la A-PACA, la Academia Paquirrín de Canto:
«Destaquemos como virtud que soy una persona insistente, insistente, insistente, me gusta insistir», dijo Paquirrín, que perseverar no, pero insistir es capaz. Paquirrín le vendió un Diesel de hace 15 años al dueño de Tesla a base de insistir.
«Yo fui un latin lover, recuerdo aquellos años que fueron maravillosos y donde conocí casi todo«, dijo Paquirrín, que conoció muchas chicas, muchas muchachas, muchas jovencitas, muchas parejas, muchas ETS… «recuerdo aquello con mucho cariño«, afirmó dejando que sus recuerdos volasen. Ah, no, que la gorra impidió que saliera de su cabeza ni el sudor.
«Algo debo de tener por las venas de artista, de Pantoja«, elucubró. Sí, de Pantoja tiene la Pa de Paquirrín.
«Mi madre es amiga cuando la necesito, abuela…«, vamos, que le encasqueta a los niños los domingos como hace todo el mundo. Yo una vez le dejé los niños a mis padres y me fui al cine, a ver una película de cine experimental iraní que duraba 15 días. Y eso que los niños aquellos ni siquiera eran míos, no sé ni de dónde salieron.
«Esta va a ser la primera vez que cocine bajo presión«, añadió ilusionado el muchacho de la piel de canela. Será bajo la presión de la gorra, que la lleva apretada como para hacerte marcas de gomilla en el encéfalo.
Menú del Chef Paquirrín:
Riverejo: Un salmorejo «fresquito, que viene de Andalucía». Sí, su primer plato era un salmorejo. ¿Con algo? No, un salmorejo. ¿Con un toque especial de algo? No, salmorejo. ¿Presentado bonito? UN PUTO SALMOREJO EN UN CUENCO DEL IKEA.
El hijo de Isabel Pantoja se puso manos a la obra. Bueno, mejor dicho, manos al agua. Se lavó tanto las manos que se desinfectó hasta el hueso. Poncio Pilatos se lavó las manos porque era fan de Paquirrín.
Después Paquirrín casi se ahorcó para ponerse el delantal. Hay que concienciarse sobre la peligrosidad de los delantales, por favor, con esos tirantitos al cuello tan peligrosos y traicioneros y esos bolsillos de delante de fondo abisal.
¿Y sabéis qué utilizó para cocinar? Una puñetera Thermomix. Un mono manco podría hacer salmorejo con ese chisme. Te pesa todo, así que es imposible fallar.
Y ESO ES UNA TRAMPA COMO UNA CATEDRAL
Es como ir a un concurso de hacer sumas con una calculadora. Como hacer los 200 metros lisos en los Juegos Olímpicos subido en una moto. Como usar viagra en tu primera cita. TRAMPA.
Y es que usó la viagra para todas las puñeteras cosas. Su trabajo, de precisión, fue echar el salmorejo en un puto recipiente. Hala, herniado de por vida. NO TE MATES, PAQUIRRÍN.
Segundo plato: ¡Así soy yo!. Presa ibérica con espárragos verdes a la plancha. Un plato complicadísimo, una elaboración que Ferrán Adriá sudaría sangre para hacer. Básicamente consiste en echar el filete en la sartén y evitar que se carbonice. Sí, amigos, en avances y refinamiento al cocinar está el troglodita que usó el fuego por primera vez y después Paquirrín.
Postre: Choka, choka Rivera. O sea, sorbete de limón al cava. ¿Y con qué lo hizo? Con la Thermomix. Y para colmo el plato es el título de su canción, así que aprovechó para hacer publicidad. El día que tenga que poner una esquela aprovecha para vender el Opel Corsa.
El caso es que el hielo para hacer el sorbete estaba un poco mazacote y lo solucionó estampando el hielo contra el suelo. Ahora no hay una sola baldosa sana en esa cocina.
Para abrir el cava se las vio canutas. Si tarda dos segundos más la puta Thermomix cobra vida y le saca el corcho ella misma. Estaba abriendo una botella de cava, pero abrir un submarino ruso con las manos habría sido más fácil.
«Tenemos un problema: no se ha deshecho esta gran bola de hielo…», dijo Paquirrín porque en medio del vaso del aparato había un bloque de hielo que podría enfriar un océano. Encima le pone pegas al trabajo de la Thermomix, tócate los cojones. Yo soy la batidora esa y le rebano los dedos.
«Una forma original de presentarlo», anunció Paquirrín como si fuera el Andy Warhol de los emplatados. Y lo puso en unas jarritas con tapa que te ponen en cualquier puñetero pub de España. «Se va a convertir en un plato estrella«, vaticinó sobre el sorbete. Sí, porque nunca jamás se había servido un sorbete de limón en una boda.
La mesa se la puso la Thermomix.
Toñi Salazar llegó la primera, cruzando el paso de peatones como si estuviera en la pasarela Cibeles, eso si la pasarela Cibeles estuviera en la cubierta de un barco y detrás llevaras un pirata con espada obligándote a saltar al mar. Caminaba moviendo la cadera como si la tuviera rota.
«He puesto un biscuí de pato«, dijo Paquirrín. Le ha enseñado a hablar inglés la Thermomix. Paquirrín había puesto embutido y pan que eso parecía un cumpleaños. Sólo faltaban sándwiches de Nocilla.
Luego llegó Elena Tablada. Paquirrín inició las hostilidades nada más llegar. No había cruzado el umbral cuando ya le había puesto en la mano una copa de vino blanco. Paquirrín, ofreciendo bebida a sus invitados:
«Él ya tiene mucho ganado, porque sabe que yo no como pan«, dijo Elena cuando Paquirrín le dijo que le había cogido pan sin gluten. Ella es muy agradecida, sí. A Elena una vez la operaron a corazón abierto y cuando salió del quirófano dijo «el cirujano tenía mucho ganado, porque había visto mis radiografías».
«Esto es español», dijo Toñi como algo destacado de los aperitivos de Paquirrín. Si llega a ser Filipino o de Suazilandia le escupe a la cara a Paquirrín y vuelca la mesa antes de sacar una pistola y ponerse a disparar.
Paquirrín come mucho. En serio, mucho. Creo que la operación fue para convertirle en Ironñam, en lugar de estómago tiene una incineradora nuclear que descompone en átomos la comida, permitiéndole comer indefinidamente.
¿Sabéis cuando los amigos te llevan por el mal camino y te invitan a droja? Pues se pusieron pesados para que Julio Iglesias probara el jamón. «Quieren que explote», dijo Julio. Cuando los ingenieros quieren derribar un edificio se van a las columnas de carga, las forran de lonchas de jamón y las detonan.
Elena le da mucha caña a Toñi. «Sí, cortar tomate lleva trabajo«, le dijo de forma irónica sobre su menú. Toñi se tomó la broma muy a bien… a bien de querer soltarle una bofetada a Elena como para descapotarle la cabeza.
A Toñi la decoración de la mesa le pareció «básica», porque ella cena todas las noches en una mesa tan de fantasía que se la podía poner una niña para ganar el premio de Reina del Carnaval de Tenerife.
Paquirrín tenía en el salón dos discos de oro. Pero uno de ellos era por ejemplo por «6.000.000 de descargas» de su canción. Claro, porque eso es lo mismo que vender un disco.
Cada vez exigen menos…
«DISCO DE ORO PORQUE UN MACARRA PUSO TU CANCIÓN A TODO TRAPO EN EL METRO»
Llegó el momento cotilleo por la casa. Kiko tiene en el cabecero de la cama una bufanda del Sevilla y las gorras colgadas al lado. Se confirma que duerme con las gorras.
Julio Iglesias no conocía el salmorejo. MÁTAME CAMIÓN.
¿Cómo lo haces? le preguntó Elena a Paquirrín.
CON UNA MÁQUINA.
Y él comenzó a describir los ingredientes, entre los que estaba el ajo. Toñi tampoco debe saber lo que es el salmorejo, porque preguntó sorprendida y escandalizada ¡¡¿¿AJO??!! Como si Paquirrín hubiera dicho «lleva cola de rata camboyana macerada en pis de unicornio».
«Al fin y al cabo está hecho con cariño«, aseguró Paquirrín, pero no, está hecho con la Thermomix y a no ser que la puta máquina sea capaz de echarle cariño al salmorejo, no, no llevaba cariño ni hostias.
«Qué cariño ni qué cariño, que aquí todos vamos a por el dinero del premio«, saltó Toñi, que venía estreñida o yo no sé, porque joder, sólo le faltó decir que los Reyes son los Padres y que el Ratoncito Pérez murió en el cepo de una granja de cerdos.
Mirad estas imágenes:
Pues son una fiesta de la convivencia en comparación con el rifirrafe que tuvieron Toñi y Elena. Ahí había mucha mala hostia concentrada.
Llegó un momento en el que Toñi se cogió un cabreo de ovarios porque Elena bromeó irónicamente con que iba a ganar Toñi.
«Tengo una intuición muy grande, muy gorda. Yo soy simpática, pero ante todo soy una estrella. Tengo 25.000 discos de platino», dijo Toñi entrando en brote. 25.000 discos de platino… y descubrió América, la radioactividad y la receta del brownie.
«No podía respirar bien, no sabía qué habíamos hecho para que eso pasara«, dijo Elena, como si hubieran estado haciendo experimentos con productos químicos en humanos y el de Toñi hubiera salido mal.
«Río siempre que puedo, amo a mis seres queridos, canto, bailo…«, dijo Toñi. Eso siempre que no esté arrancando el hígado a bocaos a bromistas de mierda, claro.
«Estoy muy orgulloso, porque parece ser que el salmorejo me ha salido bien«, dijo Paquirrín después del primer plato. En la cocina, la Thermomix lloraba en silencio.
Es como decir «he hecho hamburguesas y creo que me han salido bastante bien» y poner whoppers en la mesa, que NO LOS HAS HECHO TÚ.
Y Toñi se puso a repartir mierda que parecía una empresa de distribución de abono. «Él ha sido un niño muy tal… muy golfo, tú has sido un golfo de cuidado. «¿Antes estabas gordo? Sí, ¿eras mujeriego? Sí, no estoy mintiendo», dijo Toñi Salazar de Paquirrín, al que le sentó mal, como si hubiera mentido la mujer.
NO HAY MÁS PREGUNTAS, SEÑORÍA.
Paquirrín sacó la presa ibérica del segundo plato y para Julio sirvió sushi que desde luego no había hecho él. Y Julio, que está muy viajado por Japón, pidió «palitos de esos para comérselo» porque son «parte de la cultura japonesa», como pueden ser los rollitos de primavera o las corridas de toros.
Por cierto, el sushi es muy vegetariano. El salmón es como la lechuga del mar, todo el mundo lo sabe. Y el atún se planta en la playa y crece rojito y feliz para que lo puedas recolectar.
Paquirrín sirvió el sorbete a partes iguales. ¿Lo repartió entre los vasos? No, a partes iguales: la mitad dentro y la mitad fuera, porque lo sirvió que con la pala de una excavadora lo habría hecho con más precisión.
«Es mi manera de agradecer que viniérais a mi casa», dijo Paquirrín, porque sus comensales fueron por amor, por cariño, por amistad, por la necesidad de que sus corazones estuvieran unidos. No por el dinero del caché y del premio. Eso es un mal menor que tuvieron que aceptar por poder llenar de fraternidad.
Y fin de fiesta.
Paquirrín había montado una discotiquilla en una habitación, con unas luces como de provocar ataques epilépticos y una máquina de humo que parecía el botafumeiro en domingo de Pascua.
Las canciones las puso y las mezcló la Thermomix.
Y llegó Paquirrín y para homenajear a Elena Tablada le puso la última canción de Bisbal: «un detalle que quería tener con ella«. Cojonudo. Una canción de su exnovio. ¿Sabéis el soldado romano que le clavó la lanza en el costado a Jesús estando en la cruz? Pues sólo quería tener un detalle con él. Lo que no sé es cómo no exhumó los restos del abuelo de Elena y los puso a bailar en una percha para que Elena se sintiera como en familia.
Puntuaciones:
Julio le dio a Paquirrín un 6; Elena, 7 y Toñi, un 10. Elena dijo que le había dado un 10 para que no ganaran ni ella ni Julio, por reírse de ella. Y eso lo dijo Elena, que no era estratega, por eso dijo que el menú de Paquirrín lo comería 3 veces por semana pero luego le dio solo un 7.
En cuarto lugar… Toñi. En tercer lugar… Elena Tablada. Y el ganador fue… ¡¡JULIO IGLESIAS!
Julio dijo que iba a gastarse el dinero en «la gosadera«. Tú le das en el ordenador al clic de «hacer transferencia» y lo que tarda la señal en viajar por la fibra óptica es más lento que lo que tardó Julio Iglesias en transferirle la pasta al dueño de la primera discoteca que pilló…