Ángel Garó se pone desagradable y monta la bronca el último día con Raquel Bollo en ‘Ven a cenar conmigo’

Raquel Bollo y Garó, que no sabes si está bendiciendo o qué.

¿Sabéis esas personas que son todo sonrisas y risas y amabilidades hasta que les llevas la contraria lo más mínimo y entonces pasan de ser tus mejores amigos a querer arrancarte los ojos con unos pinchos de brocheta?

Pues me da que Ángel Garó es un poco así, o al menos esa impresión ha dado en Ven a Cenar Conmigo Summer Edition, en cuya última cena ha tenido una bronca con Raquel Bollo de lo más tonto y en la que, sin que sirva de precedente, poca culpa tenía Bollo.

Total, que el anfitrión de anoche era Agustín Bravo, un señor maravilloso que es el número uno y tiene «57 años y es presentador de Radio y Televisión».

«Hago entrevistas todos los días a cantantes, actrices, actores, locutores…«, aseguró Bravo. Joder ¿a todos esos todos los días? El programa de radio de Agustín Bravo dura once horas y el último disco de Pitingo se lo compuso él para que lo estrenara y poder tener alguien a quien entrevistar, porque se le estaba repitiendo gente.

Como Agustín es de esas personas que parece tener un ego tan grande que aparece en Google Maps, cuando dijo que era un experto en yoyo pensé que era un flipado.

Y NO: ES EL PUTO AMO DEL YO-YÓ

Se puede ganar la vida en un semáforo haciendo trucos de yo-yó sin problemas. Yo me lo cruzo y le doy 50 euros mínimo. O me bajo del coche y le pido por favor que se lo quede como pago.

¿Se me nota el trauma infantil de no haber sido capaz de hacer el que puto yo-yó de los cojones simplemente bajara y subiera sin enredarse, me cago en la puta de oros, rediós?

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– Gus, ¿qué quieres para tu cumpleaños?

– Un yo-yó, no te jode.

«Bueno, pues llegó el día», dijo Agustín Bravo justo antes de ponerse a cocinar y justo antes de soltar una risa histérica que le habría helado la sangre a la niña de The Ring.

Para cocinar se puso unos guantes de látex que lo mismo te valen para extraer un hígado que para asesinar a tu vecino sin dejar huellas.

«Te dan una sensibilidad que es como si no los llevara», afirmó, como si se acabara de poner un condón de los caros y modernos. Sí, modernos, que con los de antes te los ponías y metías el pene en una prensa industrial y no notabas nada. Aún tengo uno en la cartera por si pillo cacho. La fecha de caducidad es anterior al nacimiento de la mayoría de vosotras y vosotros, jovenzuelos.

El menú de Agustín Bravo:

Primero: Los tentáculos son un espectáculo. «Yo creo que es algo del mar», dijo Melody. Cuando en Scotland Yard tienen dudas con un caso llaman a Melody.

– Melody, ¿puedes hacer el perfil psicológico del asesino?

– Creo que es algo de matar.

– Gracias Melody.

El plato era poco espectáculo. Era una pata de pulpo precocida pasada a la plancha con una patata cocida de hacer en el microondas y dos guindillas encima. Tócate los cojones. Qué espectáculo. Deslumbrante. Apoteósico. Era el Noche de Fiesta de los entrantes.

Acaban de echar a Los Miserables de Broadway y han dejado el teatro para enseñar la pata de pulpo con raquitismo de Agustín Bravo. Primeras reacciones:

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«Como cocinero, como en la vida, lo que me propongo lo hago», espetó Bravo. Por conseguir quiere decir que va al súper y lo compra precocinado.

«Soy el rey de las tortillas, mi hija me adora por eso» dijo el señor. Cuando se casa un miembro de una familia real a Agustín Bravo le mandan invitación por ser el heredero de la dinastía de los Tortillones.

Segundo plato: Costillas a la brava. Es una receta que Agustín ha hecho muchas veces. Bueno, nunca.

«Voy a hacer una llamada a mi mujer si no os importa y que me diga un poco lo que hay que hacer«, pidió Agustín, porque él con las costillas lo único que sabe hacer es protegerse los órganos internos del tórax.

La mujer no le «dijo un poco», se lo dijo todo, paso por paso. Con todos los detalles. Y no empezó con la cerda dando a luz, la cría del gorrino, el matadero y el despiece porque no había tiempo.

«Cariño, ¿te he dicho que te quiero?«, le dijo Agustín con un romanticismo similar a regalarle una plancha a tu pareja. Y la señora contestó: «No abras el horno constantemente, que te conozco». No estoy llorando, de verdad. Qué romanticismo.

Y una vez asadas las costillas les echó salsa barbacoa que creo que la gracia del plato era encontrar las costillas hundidas en el barro ese. Esas costillas tienen más barbacoa que una gira de verano de Georgie Dann.

Y acompañó las costillas con unas verduras al microondas. Este hombre usa el microondas para todo, lo necesita, es microdependiente. Cuando se va de viaje pocos días en lugar de llevarse una muda se lleva el microondas. Y lo sube a la cabina del avión, claro.

Postre: Sorbete Costa del Sol. Básicamente helado de sorbete y cava. O sea, un sorbete más clásico que el look de un cura en un entierro. Echó tanto helado y tanto cava que la jarra parecía un perro rabioso de la espuma que salía. Se tenía que haber llamado Sorbete Costa del Fairy.

Los decoró con unas hojas de menta metidas en la pajita, para que alguien fuera a aspirar y se atragantara y muriera, pero eh, con un aliento fresco.

«Mi humilde choza», dijo Bravo cuando llegó Melody. Lo que pasa es que la casa era un chalete pareado, pero pareado con el Palacio de Charlottenburg.

«Pues choza no eeeeeeh», dijo Melody con un poco de retintín, que traducido sería algo así como «puedes meterte la falsa molestia por el culo hasta que se te quede el intestino grueso humilde como un monje budista».

Y es que Agustín Bravo abría la puerta del garaje hablándole a su reloj, algo que a Melody la dejó loca. Le preguntó «¿y esto es una choza?» y le faltó decir «gilipollas de mierda»?

Para el aperitivo les había puesto un ceviche y les dijo que «lo he hecho yo, os lo puedo jurar». Estoy seguro de que no lo había hecho él, porque el ceviche no se puede hacer en el microondas.

«El ceviche estaba para ponerle un piso«, dijo Olivia, que no sabemos si el piso se lo ponía a Agustín o al Ceviche. Y ojo, que lo dice en serio porque puede. Esta mujer pone pisos como el que da propinas en un bar. A Olivia le sujetas la puerta del ascensor y te pone un tres pisos en el mismo bloque, para que puedas elegir.

Y llegó la cena.

«Esto es un tour de los sentidos, vais a flipar«, dijo Agustín. Lo mismo con tour se refería a que pruebas su comida y se te va el gusto, el olfato y hasta el tacto de viaje.

Se fueron a cotillear. Agustín tenía fotos con otros presentadores y un premio que era una estatuilla dorada alargada como si le hubieran dado tortura estirándolo en el potro. Era una Antena de oro del año 2000. La estatuilla es tan fea que la tuvieron que hacer de oro de verdad para que la gente aceptara recogerla.

A la hora de la verdad la vitrocerámica se le jodió a Agustín y estuvo a punto de tener que calentar el pulpo metiéndoselo en un sobaco.

Hoy, en frases que de inmediato serán malinterpretadas: «He tenido la más gorda, no podía quejarme«, dijo Olivia. Y remató haciendo ver que «no me gusta demasiado duro». Pues eso, la pata de pulpo le gusta así como morcillona.

Después se ofreció a comprobar si la guindilla picaba. No, Olivia, las guindillas son dulces y se usan para hacer tartas. Puto merengue de guindilla, se hace mucho. A tomar por culo el arroz con leche, hagamos arroz con guindilla y que los niños lloren en el postre.

Se comió la guindilla a lo loco y dijo «maravillosa…» y un segundo después PICA, PICA, PICAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Imágenes de Olivia Valere eliminadas por el programa:

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«Con ese cuerpo tan grande, una patita nada más…», dijo Melody, que se quedó con más hambre que Falete en un Naturhouse. Y la apoyó Bollo «me ha sabido a poco». «Una patita más habría sido simpática«, recalcó Olivia.

Y ya estaba ahí Garó, que puso seis albóndigas y tres patatas cocidas en su primer plato, para llevar la contraria: «Es cierto que hay gente que le gusta la cantidad aunque sea para dejarla, pero para mí estaba bien».

«Me ha alegrado muchísimo de que se hayan quejado, porque se han quejado de la cantidad, y eso es bueno», reflexionó después Agustín Bravo, que sabe exactamente lo que los clientes quieren.

– Han empezado a vomitar todos y convulsionaban y los ojos les han estallado en las cuencas como palomitas de maíz y yo me alegro muchísimo porque eso es bueno.

Para Agustín Bravo una semana en la que no le ponen una denuncia en el Tribunal de Derechos humanos de Estrasburgo es una semana perdida.

Y el anfitrión tuvo que salir corriendo de la mesa porque saltó la alarma de incendios. Las costillas estaban que parecían una bolsa de carbón para barbacoas. Eso te lo tenías que comer con un minero al lado que te fuera sacando los pedazos a pico y barrena.

Las costillas estaban hechas. Eso seguro. La salsa podría ser de salmonelosis y no pasaría nada porque estaban esterilizadas por la vía de la purificación del fuego.

«No se ha quemado, estaba haciéndose la costra, que es la gracia«, se explicó Agustín Bravo. Sí, claro, la Inquisición no quemaba a la gente, le hacía costra.

Y llegó la bronca.

Garó, sin referirse a él mismo para nada, empezó a decir que era una vergüenza que hubiera artistas con talento sin trabajo y que en la tele hubiera «cuatro mierdas».

Y cuando Raquel Bollo con cautela intentó rebatirle, Garó le dio una puñalada de las que podrían matar a un mamut: «Te has dedicado a hablar de tu vida y no me dejas hablar de Agustín?».

Y aunque Bollo intentó dejar el tema en varias ocasiones, Garó se empeñó, hasta que la mujer le dijo: «Tú también lo has hecho…» (lo de hablar de su vida en un plató).

«Raquel, qué mal gusto, de verdad«, le reprochó Garó, que es de esas personas que te pueden mentar a la madre, pero como tú les digas que son las ocho y cuarto y en su reloj ponga que son las ocho y catorce se ofenden como si hubieras matado a su perro.

«El que has sido grosero has sido tú, y deja ya el YO YO YO que quieres ser el protagonista«, (BINGO) le dijo Bollo mientras Garó salía de plano ofendidísimo, como si no hubiera sido él el que buscó la bronca.

A partir de ahí Garó estuvo con un cabreo de cojones toda la noche y le dijo a Agustín que las costillas «estaban pasadas». Garó tiene papilas disgustativas, porque a los demás les encantaron.

Y llegó el sorbete, que al final resultó que sí tenía sorpresa: «Tito, esto que es… es una hormiga. Me ha tocado una hormiga en el postre», dijo Melody.

¿Y qué hizo Agustín? Comérsela, para demostrar que no era una hormiga, sino una hojita de menta. Menos mal que Melody no encontró un cadáver debajo de una cama, porque Agustín se lo habría tenido que comer para demostrar que era una pelusa.

«Yo siempre valoro el corazón que se pone en las cosas«, valoró Garó. Joder, a él con una hormiga no le basta, quiere vísceras en su sorbete.

Para el fin de fiesta había un señor que cantaba, un crooner, que «hace de todo». O sea, que además de cantar te puede cambiar la bañera por plato de ducha.

Se pusieron a bailar Garó con Olivia y Agustín con Bollo y Melody se quedó para vestir santos, dando saltitos por el jardín ella sola en plan hippy que no pilla cacho.

Olivia se animó a cantar My Way el sonido que salía de su boca era como si un gato con amigdalitis hubiera quedado atrapado en un cepo y estuviera emitiendo los lamentos de sus últimos momentos de vida. Era como una ardilla que fumara ducados. A Olivia se le acerca rottweiler violento, le canta y el perro sale corriendo con el rabo entre las piernas.

Puntuaciones: Olivia: 7. Bollo: 8. Melody: 8. Garó: 7. No sabe nada el Garó…

Así que quedaban 32 Garó; 29 las tres chicas y 30 Agustín.

Pero el voto justo lo cambió todo:

Quinto lugar, nadie. Cuarto lugar, Raquel y Melody. En tercer lugar, Agustín. Y el ganador fue…

Y GANÓ… ¡¡OLIVIA!! por 33 puntos frente a los 32 de Garó.

Bollo le subió la nota de un ocho a un nueve a Olivia. Agustín a Olivia le subió de un seis a un nueve.

Y como Olivia tiene el dinero por condena, pues donó el premio lo donó a la Asociación Pequeño Deseo. Olivia tiene las cuerdas vocales como un páramo nuclear, pero el corazón bondadoso como un Teletubbie dando un abrazo.

3 comentarios

  1. Dice ser EVA

    Gus…. He buscado tu nombre porque creo q en TODA MI VIDA, NO ME HE PODIDO REIR TANTO LEYENDO un simple artículo. Madre mia. voy a pasarlo a todo el mundo q pueda porque ERES UN MONSTRUO TIO. ole ahí ese humor y esa creatividad en …. en …. no se calificarlo.

    Me he reido (en verdad descojonado, pero suena feo decirlo) tantas veces, con lágrimas en los ojos q no podía creermelo.

    jaj ja ja ja ja

    Sigue haciendo de este mundo un lugar gracioso ( se me ocurre mejor decir: jodidamente divertido )

    29 julio 2018 | 01:28

  2. Dice ser Por supuesto

    Ay, que risas me he hechado

    30 julio 2018 | 11:23

  3. Dice ser Kekakekitakeka

    Por favor,por favor,por favor…. para cuándo un vídeo tuyo en IG usando el yoyó ??? Jaja

    Como alegras las mañanas de camino al currele. Q pechá a reír:) 🙂 No cambies!!!!

    31 julio 2018 | 14:14

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