La mujer de unos cincuenta años, maquillaje discreto y apenas tacón subió a mi taxi y me indicó un destino con la inocencia de quien no está habituada a coger taxis, como extrañada de montar por vez primera en el coche de un desconocido. De hecho, al indicarme su destino (un restaurante del centro), pareció verse obligada a darme explicaciones acerca del porqué de aquel trayecto, como si además tuviera siempre por costumbre contarle a alguien todo lo que hacía. Según me dijo, había quedado a cenar con un grupo de amigos, y después me confesó que, en realidad, era la primera vez en muchos años que salía a cenar sin su marido. En un principio tenían previsto ir los dos a esa cena, pero justo en el último momento a él le surgió un problema en el trabajo imposible de aplazar. Ella entonces le propuso anular la cita, pero él insistió en que fuera sola.
Después de contarme esto se hizo el silencio. Fue un silencio raro, revelador. Y entonces pensé en ella como el 50% de un todo mutilado viajando enrarecida, incompleta, coja. Mujer hogareña de fieles costumbres, centrada durante décadas en una sola vida que de repente se ve por un momento sola, viajando en manos de un desconocido, para acudir a una cena donde tampoco estará su mitad. Y tal vez en la cena beba un par de vinos de más y tome otro taxi de vuelta a casa algo achispada y se fije en las farolas y en las sombras y en la música del taxi y en matices que creía ya olvidados, y en esa mezcla de estímulos recuerde cómo era su vida antes de conocerle a él: quién era ella antes de ser la mitad de otro y el otro a su vez su mitad. Y tal vez, al llegar a casa, se acueste con él ya dormido y mire al techo durante horas, desubicada.
O tal vez no.
11 septiembre 2013 | 23:58
O tal vez se de cuenta que su vida es muy aburrida, o tal vez a la vuelta si ha bebido se enrolle con el taxista porque las mujeres bebidas se ponen cachondas.
12 septiembre 2013 | 00:52
Derribando muros suavemente miedos desaparecen, se ven en la realidad del mundo.
http://fhg.alsscan.com/media/EA7B997E0C701374651E0DF8BAE30372/w_7E7DD79B16DECDB4DD5C3C058D713E1F.jpg
12 septiembre 2013 | 03:10
Una pareja la forman dos personas con identidad propia, amigos propios, gustos propios, intereses propios y vidas propias. Desgraciadamente la vida da muchas vueltas y alguno de los dos en algún momento puede perder ese cincuenta por ciento y vivir la mitad durante lo que le queda de vida, sin poder vivir una vida plena por depender demasiado del otro, ¿Eso es amor de verdad, apego, dependencia afectiva? o simplemente costumbre…
http://www.lunaenpapel.blogspot.com
12 septiembre 2013 | 03:59
Como afirma mi buen amigo Javier, qué paranormal es todo.
http://maria-may.blogspot.com.es/
12 septiembre 2013 | 07:28
Yo me casé en una iglesia
(mejor diré nos casamos)
de un pueblo pequeñito
antes un cura de los antiguos
de aquellos de usar sotanas
ha ya más de… cincuenta años.
Comenzó la ceremonia
diciéndonos estas palabras:
«Mirad hermanos, hoy celebramos
el Santo Sacramento de Matrimonio
que es para la conservación
del género humano necesario
y todos y a todas,
si no hay ningún impedimento
les es concedido.
Fue instituido por Dios Padre
en el paraíso terrenal
y santificado con la real presencia
de Cristo redentor nuestro…
…el hombre amará a su mujer
como como Cristo amó a su iglesia
ya que, compañera os damos y no sierva…
La mujer, amará y respeta a marido
y los dos seréis desde ahora, una sola persona.
hasta que la muerte os separe.
Y, no sé si para bien o para mal
eso de estar unido lo llevamos
durante nuestra vida, a raja tablas.
Nunca jamás, nos separamos
si no es por fuerza mayor,
estricta necesidad
o si no hay otra solución.
y han sido muy, poquísimas veces.
Y en esos raros momentos
la verdad que no me encuentro,
lo mismo le pasa a ella,
nos sentimos incompletos,
incómodos y algo perdido.
Ahora ya somos muy viejos
y aún vamos de la mano
a todos los sitios juntos,
yo pienso que más que matrimonio
ella y yo somos siameses.
Pronto, como es ley de vida,
dada la edad que tenemos,
vendrá la separación,
para irme,,, estoy preparado,
pero para quedarme…no,
la verdad que no lo estoy,
lo mismo le pasa a ella.
El que sobreviva al otro,
se encontrará disminuido,
como falto, mutilado,
impedido y desvalido
incapaz de coger solo… ni un taxi.
12 septiembre 2013 | 08:26
La felicidad en pareja se consigue cuando hay libertad e independencia en ambas partes. Si no, no es una relación de pareja, es un «nudo atascado» que no deja que la cuerda se estire y se encoja con el tiempo…
12 septiembre 2013 | 08:40
Si se toma un par de copas de más, caerá frita nada más llegar!!
http://areaestudiantis.com
12 septiembre 2013 | 08:55
Estas diciendo q tal vez se zampase un ajo y se estuvo dos horas comiendo techo? No se no se, caraja no llegó seguro pq si no mete una pata a la cama y se pone a contar la cena con todos los cotilleos pertinentes,algo muy de nosotras.
12 septiembre 2013 | 10:18
@Al sur de Gomaranto:
Precioso!!
12 septiembre 2013 | 11:11
@Al Sur de Gomaranto: ¡qué grande eres!
12 septiembre 2013 | 11:31
¡ Cuántas menos depresiones habría en el mundo si nos educaran para ser enteros y no mitades de nadie!
Pues mi último post también viene un poco a cuento de esto…
http://www.pulgacroft.blogspot.com.es/2013/09/la-realidad-mi-realidad-al-menos
12 septiembre 2013 | 11:33
Después de trece años de casados ( más uno más de vivir en pecado ) NO creo k sea la mitad de MI Sant Jordi ni mucho menos…Yo sigo estando » entera «…
Eso si…a los 50 supongo k echaré de menos no ir a los sitios en familia…los 4…porque los niños ya no serán niños…en ese sentido si creo k me sentiré » desubicada » pero vamos…k todavía me falta mucho 😉 Bon dia !!!
12 septiembre 2013 | 12:04
Rara sensación para una persona que no ha salido nunca sola.
Es normal, si estás acostumbrad@ a estar siempre con una persona. Como dice @al Sur de Gomaranto, hay matrimonios de «los de antes» (y que ojalá muchos fuésemos igual ahora,) de los de «toda la vida» y que son FELICES (sino el «toda la vida» pesa demasiado) … a los que les pasa igual. Que se sienten «desnudos» sin su pareja.
Lo sé porque mi padre, después de más de media vida con mi madre, con la que iba a todas partes, cogidos de la mano; con la que trabajaba (ahí era donde alguna vez los vi discutir por temas laborales) ,…. después de perderla va a hacer 4 años… no sabe ir sin ella a ningún sitio… le cuesta salir (a no ser que sea para cuidar a sus nietos)… y aunque las hijas insistamos en que salga, que quede con los amigos que tenían… ya no puede, sin ella no es lo mismo ni es igual. Hay ausencias temporales o definitivas, que por desgracia, son insustituibles.
Ojalá la protagonista se lo pasara bien en su cena, y vuelva a salir a cenar (sola o acompañada)
12 septiembre 2013 | 13:36
El amor es muy bonito
y aunque la vida es difícil
y el dinero un dios profano,
es tu calor compañer@
luz que rompe las tinieblas
cuando vamos de la mano.
12 septiembre 2013 | 13:52
Algo así será lo que sienta mi amiga hoy y por muchos años….solo que a su esposo no le surgió algo en el trabajo. Tuvo un accidente con el coche y ahora ya no sufre. Él.
Le vamos a extrañar mucho…se hacía querer.
Hasta pronto, amigo.
Los que nos quedamos, algunos aún tenemos que ubicarnos.
12 septiembre 2013 | 20:37
¿»Algo achispada»? Creo que fue a principios de los setenta cuando oí por última vez esa forma de definir (políticamente corrercta) a alguien que va medio pedo; y tú, según mis cálculos, no habías nacido.
¿Estás leyendo últimamente a Ernest Hemingway, Simp?
12 septiembre 2013 | 21:14
O despues de la cena se fue a pulir 300 euros al Canoe y se ubico del todo.
12 septiembre 2013 | 22:10