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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Democracias vigiladas: ¿de verdad elegimos a quienes nos gobiernan?

Cada cuatro años nos llaman a las urnas y nos permiten votar para hacernos la ilusión de que elegimos a quienes nos gobiernan. Pero ¿eso es cierto?

Cada vez está más claro que quienes nos gobiernan son eso que se ha dado en llamar los mercados y que nunca se presentan a las elecciones.

Basta ver dos ejemplos muy claros: Grecia y España.

A lo largo de unos años, y no sólo durante la crisis económica, los gobiernos que se iban alternando en Grecia fueron endeudando al país con una política económica equivocada. Cuando llega al poder un partido político diferente, desde los mercados se pone en marcha el mecanismo de la prima de riesgo, que se dispara y hace imposible no sólo pagar la deuda sino tan siquiera intentar pagar los intereses.

Afortunadamente, como ya sabemos desde los tiempos en que Fraga era Ministro de Información y Turismo, España es diferente. Aquí elegimos un Gobierno bueno, bien visto por los mercados, y aunque desde el comienzo de la legislatura la Deuda se ha disparado un 37% y ya supera el billón de euros y supone más del 100% del PIB, la prima de riesgo ha bajado hasta el entorno del 1% con lo cual los intereses son mucho más reducidos y cabe la posibilidad de que los paguemos algún día.

Esa es la diferencia entre De Guindos y Varoufakis.

¿Está claro a quién debemos votar y a quién no?

Que no se nos olvide la lección.

El secreto está en crecer

Las soluciones que se están poniendo hasta ahora a la crisis van todas en una misma dirección: recorte de gastos. Está claro que no están siendo muy eficaces.

El problema que nos atenaza, a nosotros y a casi toda Europa es el porcentaje que la deuda representa sobre el total de la economía; parece muy difícil bajar ese porcentaje…y haciendo que el tamaño de la economía decrezca aún nos lo ponemos más difícil.

Es una cuestión de matemática elemental: si debemos 10 y el tamaño de la econmía es 100, nuestra deuda será del 10%; si nuestra economía se reduce a la mitad y pasa a representar 50, sin que la deuda se modifique ya deberemos el 20%. Además, si la economía se reduce aumentará el paro y con él los subsidios y la deuda aumentará aún más. Probablemente llegue al 30%. Y si debemos mucho los mercados querrán cobranos más por el dinero que nos prestan. Habremos entrado en una espiral de la que es difícil salir.

Ese ha sido el problema de Grecia y, a poco que nos empeñemos, puede acabar siendo el nuestro.

En cambio, si conseguimos que nuestra economía, nuestro PIB, crezca, automáticamente se reducirá el porcentaje que representa la deuda. Si nuestra economía de tamaño 100 del ejemplo anterior pasa a tener tamaño 200, nuestra deuda de 10 será ya sólo del 5%. Como además se reducirá el paro y tendremos que pagar a menos personas y además aumentarán las aportaciones por impuestos…la deuda bajará también en términos absolutos y puede que ya sólo sea del 3%.

A lo mejor la publicidad y otras medidas de estímulo al crecimiento tiene un papel en todo esto.

Ya sé que las cosas no deben de ser tan sencillas; si no, se le habrían ocurrido a alguien más listo y con más responsabilidades. Pero ¿a que el cuento aritmético era bonito?

Indignados, comunicación y poder

Ya han pasado tres semanas desde la explosión de los Indignados o Movimiento 15M (¿por qué nos sonará tan mal lo de Movimiento a los de nuestra generación?). Algunos siguen en las plazas donde se iniciaron las concentraciones; otros se han desplazado hacia los barrios para continuar en la búsqueda de ideas que llevar luego a las asambleas. Tengo la impresión de que en este caso extender es diluir.

No tengo ni idea de cómo acabará esto, incluso es probable que no llegue a ninguna parte, pero al menos ha sido un toque de atención y una búsqueda de nuevos caminos. ¿Podemos seguir indefinidamente con un sistema en el que sólo pueden gobernar dos partidos que, a la postre, harán siempre la misma política, la que les impogan eso que llaman los mercados? ¿Quién elige a los mercados? ¿Por qué, tras rescatar a los bancos que tan importante papel jugaron en la marcha hacia la crisis económica actual, tenemos que admitir que sus directivos se lleven indemnizaciones millonarias?¿Por qué, mande quién mande, la política tiene que ser ultraliberal?¿Por qué dejamos que los productos fabricados en China, con nulo respeto a los derechos humanos o laborales de la gente, hundan a nuestras empresas?

Los Indignados, 15M, no les votes, acampada en la plaza… no tienen líderes, no tienen una ideología definida, pero defienden ideas con las que muchos estamos de acuerdo.

Estos días he oído manifestaciones de apoyo de José Luis Sampedro, un hombre que no ha perdido su lucidez pese a lo avanzado de su edad (y que ya prologó el librito de Stéphane Hessel al que se coloca en el inicio de este movimiento). También Eduardo Punset, otro veterano lúcido y que se aparta de los caminos trillados, apoyó a los primeros indignados. Federico Mayor Zaragoza, que fue ministro con UCD y Secretario General de la Unesco, analiza muy bien la situación en el libro Reacciona, que venía a ser una continuación del primer ¡Indignaos! Ahora me ha llegado, a través de LinkedIn la charla que Manuel Castells dio hace unos días a los acampados en la Plaza de Cataluña de Barcelona (se puede ver en video en este enlace). Todo un ejemplo de que los indignados pueden atraer a gente muy interesante.

Hace un par de años leí Comunicación y poder,  creo que es el último libro del profesor Castells, en el que analiza la autocomunicación de masas, este nuevo entorno que ha propiciado la web 2.0, en el que todos nos convertimos (potencialmente) en generadores y propagadores de noticias y opinión. Este hecho, que relativiza el papel de las autoridades y, sobre todo, de los medios (siempre oligopolistas) puede cambiar sustancialmente la sociedad. Quizá este sea el primer paso.

Por cierto, ayer estuve en la Feria del Libro y ya ví varios libros, en papel, que hacían referencia al movimiento 15M. Todo,hasta algo tradicionalmente tan lento como el mundo editorial en papel, se acelera en estos últimos tiempos.