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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Archivo de la categoría ‘Curiosidades, reflexiones, pajas mentales’

Steven Tyler deja Aerosmith

Es curioso. Hace un par días, con unos amigos, estuve recordando lo mucho que me gustaron Aerosmith en mi preadolescencia. «Get a Grip» fue uno de mis discos de cabecera. Y otros como su debut homónimo, «Pump» o «Toys in the attic» dieron cientos de vueltas en mi walkman. De hecho, todavía me estremezco cuando escucho «Dream On», y eso que reconozco que tenía bastante de hortera, la jodía.

Ahora leo en una noticia que el cantante de la banda, Steven Tyler, ha decidido abandonar el barco. No sólo eso, sino que encima está desaparecido en combate y no contesta a las llamadas del resto de los miembros de la banda, que se han enterado de la noticia a través de Internet.

Del cantante de Aerosmith se pueden afirmar dos cosas. En primer lugar, que a pesar de ser bastante poco agraciado, su hija está como un queso (su aparición en el videoclip de «Crazy» desató la testosterona de millones de adolescentes alrededor del globo. La mía también). Y en segundo, que debe ser un personaje de los de darle de comer aparte.

Sea como fuere, nada enturbia su trayectoria al frente de una banda clave en las últimas tres décadas. Yo, más allá de los mencionados discos, nunca fui un gran fan. Y de hecho, sus últimas referencias me parecieron bastante deplorables. Pero como siempre, al César lo que es del César. Así que desde este humilde blog, vaya por delante mi más sentido homenaje. Sobre todo teniendo en cuenta que, pese a que Joe Perry diga que buscarán otro cantante, es más que probable que Aerosmith hayan firmado su certificado de defunción.


Hoy leo en Internet que Tyler ha desmentido su salida del grupo, calificando la noticia que todos los medios dimos anteayer de «malentendido». El vocalista de Aerosmith apareció por sorpresa en un concierto de Joy Perry en Nueva York para cantar con él «Walk this way» y, de paso, desmentir el asunto.

En fin, que pase lo que pase, Tyler y Perry han conseguido que los medios de este planeta vuelvan a abrir sus secciones de música con Aerosmith. Ya es algo.

Abolir el playback

Esta mujer de vuestra izquierda se llama Virginia Juge. Y aunque a nadie le suene lo más mínimo su nombre, se acaba de convertir en una de mis heroínas musicales.

No. No se trata de la última penúltima sensación indie (tampoco tiene pinta). Virginia es la ministra de comercio justo de Nueva Gales del Sur (Australia), y acaba de proponer legislar en contra del playback. Y yo desde las antípodas digo: te amo, Virginia.

El detonante del cabreo de nuestra rubia amiga ha sido el playback de otra rubia: Britney Spears, cuyos conciertos han sido definidos por Juge como «actuaciones de Mickey Mouse». La postura de la ministra es clara: si en un concierto va a haber playback, tendrá que avisarse claramente en la entrada.

Yo quiero ir un paso más allá: luchemos por abolir el playback. En todas sus vertientes. Porque provoca vergüenza ajena ver a los grupos en la tele haciendo como que tocan. Porque da grima verles con las guitarras sin enchufar y tratando de acompasar los movimientos de la boca con la letra, como si así fuese menos penoso. Es un insulto a la música. Y apesta. Así que desde aquí os propongo una recogida de firmas en forma de comentarios para luchar por tan loable causa. Me comprometo a hacérselas llegar a González-Sinde.

Y para terminar, Muse. Porque los ingleses son abiertamente anti-playback. Tanto, que cuando alguna vez les las han obligado a hacerlo -es lo que tiene ser grandes-, se han inventado alguna triquiñuela para boicotearlo con gracia y estilo. En esta ocasión, el cantante Matt Bellamy y el batería Dominic Howard intercambiaron sus funciones.

Irán, qué gran país

Todos vosotros sois adoradores de Satanás. Vuestra música es infernal y merecéis ser castigados. Y yo también. Porque la música ‘underground’ es basura, y quienes la escuchan serán fustigados. Eso sí, los oyentes de los 40 Principales tienen asegurado el paraíso y siete vírgenes.

Dad gracias por no vivir en Irán, amigos. Dad gracias por no haber nacido en un país que cuenta con una policía dedicada exclusivamente a velar por lo que entienden que es la integridad moral de los ciudadanos. Dad gracias por no estar gobernados por esta panda de energúmenos de la foto.

Y es que ayer, la policía moral iraní detuvo a una docena de jóvenes por escuchar música ‘underground’ (literalmente) en la localidad de Orumiyeh, en el oeste del país. «Estaban implicados en la promoción del satanismo a través de la música ‘underground’ y la producción de vídeos blasfemos», adujo un responsable de las fuerzas de seguridad. Esta es la segunda vez en los últimos seis meses que la policía moral iraní realiza una operación de este tipo y detiene a personas a las que acusa de fomentar el satanismo a través de movimientos occidentales relacionados con diferentes tendencias musicales.

Hablamos de un país en el que el consumo de droga está penado con la muerte y el de alcohol con latigazos, así que tampoco es de extrañar que no les haga ni puta gracia que sus ciudadanos escuchen black, death, grind o lo que fuera que estuviera escuchando esta pobre gente. Ser diferente en ciertos lugares del planeta es jodido, muy jodido. Y desde aquí, da rabia no poder hacer nada. Hijos de puta.

Me voy a escuchar Brujería.

Kanye West la lía en los premios MTV

Seré sincero: no me tragaría una gala de los premios MTV ni jarto de birra. Este tipo de espectáculos me generan una mezcla de aburrimiento y vergüenza ajena sólo comparable a los peores momentos de Carlos Baute en el vomitivo «Elígeme». Pese a todo, de haber sabido lo que iba a pasar en los primeros compases de los premios, igual hasta hubiese aguantado el insulso chaparrón durante un rato.

Situémonos: la gala se acerca. Por la alfombra roja del Radio City Music Hall de Nueva York van desfilando, con sus mejores modelitos, todas las estrellas del mainstream musical planetario. Madonna, Beyoncé, Green Day, Pink, Lady Gaga… y el rapero Kanye West, agarrado a una botella de ron que ya no soltaría en toda la noche.

Arranca el asunto. Uno de los primeros premios es el de Mejor Vídeo Femenino. El galardón recae en la jovencísima cantante de country Taylor Swift, de 19 años, por el clip You belong with me. Mientras la joven pronuncia ilusionada su discurso de agradecimiento, un cocido Kanye aparece súbitamente en el escenario y le arrebata el micro de las manos. «Me alegro por tí» le espeta a Swift, «¡pero Beyonce ha hecho uno de los mejores vídeos de todos los tiempos!». Tras expresar su rotundo desacuerdo a voces, y ante la estupefacción de Swift (que se queda con una cara que es un cuadro), el rapero abandona el escenario entre algunos abucheos. Minutos después, la propia Beyoncé se llevaría el premio al Mejor Vídeo del Año por Single ladies, (también conocido en España como Paco Paco).

Al día siguiente, los blog arden. Kate Perry y Lady Gaga ponen a parir a West por su numerito. Este, por su parte, se disculpa en su web. Y yo me pregunto, ¿es su actitud una parte más de este estúpido espectáculo que yo no acierto a comprender? ¿Es una manera de que se hable de él y engordar un poco más su ya de por sí inmenso ego? ¿O acaso se trata de un venazo fruto del alcohol? En fin. Lo que queda claro es que la anácdota rompió la monotonía de una gala que, a buen seguro, resultó tan coñazo como todas las de su estilo, salvando las siempre pirotécnicas actuaciones de los artistas superventas. Bendito Youtube, que me ahorró verla entera y me permite ofreceros el momento chorra de la noche.

Oh, los Pixies…

Hay grupos que te acompañan durante una temporada. Varios meses, un año… Grupos que en un momento dado sacan un disco que te marca profundamente. O incluso dos, o tres, o más discos. Y luego están esos pocos grupos sin altibajos, cuya carrera discográfica podrías recitar de memoria evocando en tu cabeza cada nota, cada frase, cada línea. Esos son los grupos que te cambian la vida.

La primera vez que escuché a los Pixies tenía 12 años. Un amigo de mi hermano (entonces eran los hermanos mayores los que nos descubrían la música, no Internet) le grabó una cinta con los dos primeros discos del grupo: el EP «Come on Pilgrim» y «Surfer Rosa». Para rellenar la cara B incluyó un par de temas del primer disco de Nirvana, «Bleach» (de cuando aún ni se olían la que se les venía encima).

«¿Y qué hacen los Pixies estos?» pregunté a mi hermano. «Hacen punk», respondió. Lo escuché con ciertas reservas. A esa edad mi abanico musical se reducía a Guns ‘n’ Roses, U2, Depeche Mode, The Cure y Héroes del Silencio. Aquel grupo no se parecía a nada que hubiera escuchado antes. Tan pronto desprendían una energía salvaje como te sorprendían con dulces y adictivas melodías. Hablaban de ovnis, de ciencia ficción, de incesto y de violencia bíblica (aunque en la mayoría de las canciones yo no entendía un pijo). Eran raros. Raros de cojones. Pero me engancharon, y de qué manera. Le di miles de vueltas a aquella cinta. Aun la conservo, como si el tiempo no pasase por ella.

Recuerdo la sensación de llegar a casa los viernes, descubrir que mis padres no estaban y aprovechar para poner «Vamos» a todo trapo en el equipo de mi padre. Era todo un ritual. Aquel spanglish tan cutre, aquellas baterías frenéticas, aquellas guitarras retorciéndose… Me volvía loco. La vecina de abajo (hoy una conocida reportera de la tele), subía a menudo a aporrear la puerta.

A día de hoy sigo estremeciéndome cuando escucho ese acople inicial:

Pronto cayó en mis manos otra cinta con su siguiente disco. Volvió a convertirse en un habitual de mi cochambroso walkman. «Doolittle» contenía una antológica colección de hits. «Debaser», «Here comes your man», «Tame»… y «Hey», una de esas pocas canciones que no sabes si te transmiten tristeza o ganas de vivir. En mi caso, provocaba ambas cosas al mismo tiempo.

«Bossanova» y «Trompe le Monde» fueron dos de los primeros cds en entrar en casa. Ya no había que rebobinar para buscar una determinada canción: habían llegado las maravillas de la nueva tecnología. «Velouria», «Cecilia Ann», «Alec Eiffel»… estaban ahí, a golpe de mando a distancia, para ser disfrutados en cualquier momento. Y todavía hoy sigo preguntándome si existe algún tema capaz de transportarme a aquellas soleadas tardes de verano como lo hace «Ana».

Pasó el tiempo. Los Pixies se separaron. Descubrí a muchos otros grupos y un nuevo universo musical se fue abriendo poco a poco ante mis jóvenes orejas. Pero ellos siempre siguieron ahí, acompañándome.

Hoy amanezco con la noticia del lanzamiento de «Minotaur», una edición de lujo que recopila los cinco discos del grupo de Boston. Pese a llevarse a matar entre ellos, hace años que corren los rumores sobre un nuevo álbum. Casi prefiero que lo dejen estar: no quiero que mis recuerdos tengan un final triste.

¿Qué hago con mis cds?

Cds. Montañas y montañas de cds. Se acumulan en la estantería formando un caótico mosaico de colores, tipografías e historias de mi vida en forma de canciones. Hace años que perdí la cuenta, pero deben ser más de 2.000, ordenados alfabética y concienzudamente, sin contar los centenares de copias promocionales.

Durante años tuvo sentido: los compraba originales, cuando bajaba música de Internet la copiaba a cds para escucharlos en la mini cadena, grababa discos de varios para regalar, me los llevaba al coche… Hoy, lo único que sigo haciendo es esto último. Y me imagino que, en breve, todos los coches empezarán a tener de serie una salida USB para enchufar el cacharro de turno. Así que ya ni eso.

Una cosa está clara: cuando quiero escuchar música en cualquier parte, tiro de mp3. Cuando estoy en casa y busco calidad (y calidez), escucho vinilos.

¿Y los cds? Se quedan en un inútil punto medio. Ni chicha ni limoná.

Y es que con el cd nos la metieron doblada, amigos. Llegaron los últimos años 80 y, con ellos, la fulgurante aparición del milagroso invento. Aquello era la octava maravilla, un formato de calidad mucho mayor y tamaño mucho menor, más resistente y duradero. El formato del futuro. O eso nos decían.

Yo, como era un crío, ni siquiera lo puse en duda. Pero lo cierto es que, si verdaderamente aquel era el formato elegido por la industria, la razón no era otra que lo barato de su fabricación. Porque hacer un cd es infinitamente más asequible que hacer un disco de vinilo. Y sin embargo, aquel detalle no provocó una drástica caída de los precios de la música en pro de la cultura popular, sino más bien todo lo contrario: los cds se vendieron aún más caros que los vinilos, y hasta el último hijo de vecino cayó en la trampa. No quedaban más cojones, pues en la mayoría de tiendas de discos ya sólo había cds. Y pasamos por el aro.

Aquel abaratamiento tampoco trajo consigo un mayor beneficio para los artistas, que siguieron cobrando una miseria por cada copia vendida. A lo que sí contribuyó fue a engordar aún más las arcas de las discográficas y los intermediarios. El resto de la historia ya la conocéis: llega el P2P y el colapso del rentable modelo de negocio. El fin de la música. El apocalípsis. Eso dicen ahora.

Pero yo ya no me dejo engañar otra vez.

Llegados a este punto, sólo me queda decidir una cuestión. ¿Qué hago con mis cds?

El Día de los Idiotas

Hoy es un día singular en lugares como EE UU, Inglaterra, Francia o Alemania. Hoy, todo el que consulte un periódico de esos países debe andarse con cierto ojo. Porque hoy es el April Fools’ Day, algo así como nuestro Día de los Inocentes, pero en versión guiri. Y como es tradición, gran cantidad de medios de comunicación arrojan alguna que otra noticia falsa. Y claro, ocurre que cuando esas informaciones se vierten en la Red, que de fronteras no entiende, la gente en cuyos países esta tradición no está arraigada lo flipa en colores. Normal.

Como no podía ser menos, la música no está exenta de este tipo de bulos. Muchos de ellos los lanzan los propios artistas para echarse unas risas. A veces son tan inverosímiles que caen por su propio peso. Otras, sin embargo, ofrecen cierta credibilidad y llegan a confundir a algún que otro fan ingenuo.

Hoy os ofrezco algunos de los que han salido publicados este mismo miércoles:

– Coldplay grabarán en gravedad cero (www.coldplay.com)

La web del grupo de Chris Martin cuenta que, a finales de año, el grupo se embarcará en un avión especial junto al productor Brian Eno para grabar una sesión de estudio a gravedad cero.

– Trent Reznor ve la luz al final del tunel (thisoneisonus.org)

El líder de Nine Inch Nails no escribirá más canciones tristes y atormentadas. La razón es que, tras muchos años, ha conseguido superar su estreñimiento y ya puede sonreír, según una web creada por la banda para comunicarse con sus fans.

– La confusión Serj Tankian-Green Day (serjtankian.com)

Los seguidores del líder de System of a Down se habrán quedado de piedra al entrar en el foro de su web. Tanto la cabecera como todos los títulos de los diversos topics del foro no hacen referencia a Tankian, sino a los californianos Green Day.

– Kanye West deja la música por los blogs (musically.com)

El popular rapero norteamericano ha decidido abandonar definitivamente su exitosa carrera en la música. A partir de ahora, dedicará todo su tiempo y energía a su faceta como bloguero.

– Warner compra The Pirate Bay (thepiratebay.org)

La todopoderosa compañía (discográfica, entre otras), ha sorprendido a propios y extraños al adquirir la popular web de descargas de Internet.

– El barro de de Glastonbury es curativo (glastunbury.com)

Los asiduos al popular festival británico se sentirán un poco mejor en cada chaparrón, ya que se ha demostrado que el barro del lugar posee vitaminas y nutrientes muy beneficiosos para la salud. A rebozarse a gusto, pues.

La MTV me copia un post

Me ha pasado alguna vez: navegas por Internet y encuentras a un fulano que te ha copiado un post y, tal cual, lo sube a su blog o página web como si fuera suyo. Está feo. Jode un poco. Pero no es extremadamente grave.

Lo que sí me parece grave (y muy, muy cutre por su parte), es que lo haga la todopoderosa MTV. Y encima en una noticia de la sección de actualidad musical, a propósito del lanzamiento del nuevo disco de los catalanes The Unfinished Sympathy.

Aquí, la noticia de la MTV.

– Y aquí, mi post del pasado 25 de febrero

Ni siquiera se molestan en maquillarlo. Directamente cogen ambos párrafos, se marcan un Control+C, Control+V y… ¡a correr!

Los contenidos de 20minutos.es están protegidos por licencia Creative Commons. Esto significa que cualquiera puede reproducirlos en cualquier parte, pero siempre citando la fuente y enlazándola, cosa que en esta ocasión se han pasado por todo el forro. He intentado ponerme en contacto con ellos y no ha habido manera…


Dilema resuelto. El error no fue de la MTV, sino de Subterfuge, tal y como apuntabais en algún que otro comentario. Ellos fusilaron el post (no sólo de este blog, también la reseña de Mondosonoro) y se lo mandaron a media humanidad. Por lo visto les había gustado mucho. Sea como sea, por mi parte me vale con una disculpa y una rectificación, aunque en este caso sirva de poco. Al final, lo más importante es el fondo (en este caso un disco sobresaliente) y no la forma.

Larga vida a los conciertos cortos

– Arriba los grupos que dejan con ganas al personal. Porque lo bueno, si breve, dos veces bueno. Siempre.

– Arriba los grupos que pasan de los bises (o como mucho hacen uno). Porque es un recurso tan efectista como sobado. Y ya huele.

– Abajo los grupos que creen que tienen que ofrecer dos horas de concierto para que la gente se vaya contenta a su casa. No, no y no. Sois un tostón.

– Abajo, por extensión, los insaciables fans que se cabrean si su grupo del alma toca menos que eso. Poneos el disco en casa si os habéis quedado con ganas.

Por todo esto, yo clamo: larga vida a los conciertos cortos.

Músicos que se llevan a matar

The Flaming Lips y Arcade Fire han protagonizado el penúltimo episodio de disputa pública en el rock (la antepenúltima aquí reseñada fue la pelea entre John Lydon de Sex Pistols y Kele Okereke de Bloc Party). El líder de Flaming Lips, Wayne Coyne, hizo recientemente unas polémicas declaraciones a Rolling Stone sobre el grupo canadiense: “Hemos tocado algunos shows con Arcade Fire y puedo asegurar que tratan a la gente, a su equipo y a su público como a la mierda”, aseguró Coyne. «Tienen buenas canciones, pero son gilipollas». Ahí queda eso.

Como era lógico, Arcade Fire no han tardado en contestar. Lo han hecho a través de un comunicado en el blog de Win Butler, cantante, que podéis leer en la web del grupo. Resumiendo, Butler apunta que ellos sólo coincidieron con el señor Coyne en una ocasión y que este no les hizo ni puñetero caso, por lo que difícilmente podría emitir un juicio de esas características.

Grupos y/o cantantes que no se aguantan. Una historia tan vieja como el propio circo del rock. Hay decenas de casos. Hoy recordamos cuatro de ellos:

Kurt Cobain vs. Axl Rose

Dos de los grandes iconos del rock de la pasada década se pasaron buena parte de su carrera dedicándose insultos mutuos cada vez que surgía la oportunidad. Que si Kurt y su mujer son unos drogadictos de mierda, decía Axl, que si Axl es un gilipollas sin talento, respondía Kurt… El origen de la enemistad tuvo su origen en la negativa de Cobain a telonear a Guns n’ Roses, una oferta que Axl (gran fan de Nirvana) le había trasladado en un principio. Tras años de dardos verbales, llegaron a las manos en el backstage de los premios MTV, en 1992. El personal de seguridad intervino a tiempo (afortunadamente para el esmirriado Kurt, que a buen seguro se hubiera llevado una buena somanta de palos).

Anthony Kiedis vs. Mike Patton

En pleno éxito de Red Hot Chili Peppers y Faith No More, el cantante de los primeros, Anthony Kiedis, acusó a Patton de imitar su manera de cantar (lo que no deja de ser irrisorio). Años después, cuando Faith No More se separaron, la coincidencia de los lanzamientos de «California» (de Mr. Bungle, el otro grupo de Patton) y «Californication» (de RHCP), desató una nueva polémica por lo parecido de los nombres. El sello de Mr. Bungle retrasó el lanzamiento del disco. Tras aquello, Red Hot impusieron no coincidir con Mr. Bungle como condición para tocar en cualquier festival, a lo que el grupo de Patton respondió con su particular sentido del humor, disfrazándose en directo de RHCP, simulando inyectarse heroína y haciendo versiones cutres. Hoy en día se siguen llevando igual de bien.

Jack White y Jason Stollsteimer

En diciembre de 2003, durante un concierto de Blanche en el Magic Stick nightclub de Detroit, el líder de White Stripes y el cantante y guitarrista de Von Bondies se enzarzaron en una pelea que acabó con el segundo en el hospital. Según Stollsteimer, White se abalanzó sobre él sin mediar palabra. En palabras de White, él actuó «en defensa propia». Jack fue arrestado y llevado ante el juez, que le obligó a pagar 570 dólares y asistir a clases para controlar su ira (como Marge en el mítico episodio de los Simpson). El altercado fue aireado públicamente por la agencia de management de los Von Bondies, lo que, en palabras de White, fue «una estrategia para vender más discos». Lo curioso del asunto es que, hasta poco antes del incidente, ambos se llevaban de perlas (de hecho, White había participado en la producción del primer disco de Von Bondies).

Fito Paez vs. Joaquín Sabina

Probablemente nuestro más cercano y popular caso de enemistad musical. Joaquín Sabina y el argentino Fito Paez nunca se llevaron bien. En 1998 grabaron juntos «Enemigos íntimos» y parecía que los rencores quedaban olvidados. Pero terminó siendo peor. «Sabina es un mentiroso profesional, es como una novia borracha», declaró Paez en 2006. Ahora, más de una década después de aquel disco conjunto, parece que se vuelven a entender, y han vuelto a colaborar en un disco en vivo de Paez que verá la luz el próximo abril. En la discográfica se frotan las manos: «el disco será de los que hacen época». Es lo que tiene la polémica: vende.

¿Qué otros casos de enemistad recuerdas en el mundo de la música?