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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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Músicos que se llevan a matar

The Flaming Lips y Arcade Fire han protagonizado el penúltimo episodio de disputa pública en el rock (la antepenúltima aquí reseñada fue la pelea entre John Lydon de Sex Pistols y Kele Okereke de Bloc Party). El líder de Flaming Lips, Wayne Coyne, hizo recientemente unas polémicas declaraciones a Rolling Stone sobre el grupo canadiense: “Hemos tocado algunos shows con Arcade Fire y puedo asegurar que tratan a la gente, a su equipo y a su público como a la mierda”, aseguró Coyne. «Tienen buenas canciones, pero son gilipollas». Ahí queda eso.

Como era lógico, Arcade Fire no han tardado en contestar. Lo han hecho a través de un comunicado en el blog de Win Butler, cantante, que podéis leer en la web del grupo. Resumiendo, Butler apunta que ellos sólo coincidieron con el señor Coyne en una ocasión y que este no les hizo ni puñetero caso, por lo que difícilmente podría emitir un juicio de esas características.

Grupos y/o cantantes que no se aguantan. Una historia tan vieja como el propio circo del rock. Hay decenas de casos. Hoy recordamos cuatro de ellos:

Kurt Cobain vs. Axl Rose

Dos de los grandes iconos del rock de la pasada década se pasaron buena parte de su carrera dedicándose insultos mutuos cada vez que surgía la oportunidad. Que si Kurt y su mujer son unos drogadictos de mierda, decía Axl, que si Axl es un gilipollas sin talento, respondía Kurt… El origen de la enemistad tuvo su origen en la negativa de Cobain a telonear a Guns n’ Roses, una oferta que Axl (gran fan de Nirvana) le había trasladado en un principio. Tras años de dardos verbales, llegaron a las manos en el backstage de los premios MTV, en 1992. El personal de seguridad intervino a tiempo (afortunadamente para el esmirriado Kurt, que a buen seguro se hubiera llevado una buena somanta de palos).

Anthony Kiedis vs. Mike Patton

En pleno éxito de Red Hot Chili Peppers y Faith No More, el cantante de los primeros, Anthony Kiedis, acusó a Patton de imitar su manera de cantar (lo que no deja de ser irrisorio). Años después, cuando Faith No More se separaron, la coincidencia de los lanzamientos de «California» (de Mr. Bungle, el otro grupo de Patton) y «Californication» (de RHCP), desató una nueva polémica por lo parecido de los nombres. El sello de Mr. Bungle retrasó el lanzamiento del disco. Tras aquello, Red Hot impusieron no coincidir con Mr. Bungle como condición para tocar en cualquier festival, a lo que el grupo de Patton respondió con su particular sentido del humor, disfrazándose en directo de RHCP, simulando inyectarse heroína y haciendo versiones cutres. Hoy en día se siguen llevando igual de bien.

Jack White y Jason Stollsteimer

En diciembre de 2003, durante un concierto de Blanche en el Magic Stick nightclub de Detroit, el líder de White Stripes y el cantante y guitarrista de Von Bondies se enzarzaron en una pelea que acabó con el segundo en el hospital. Según Stollsteimer, White se abalanzó sobre él sin mediar palabra. En palabras de White, él actuó «en defensa propia». Jack fue arrestado y llevado ante el juez, que le obligó a pagar 570 dólares y asistir a clases para controlar su ira (como Marge en el mítico episodio de los Simpson). El altercado fue aireado públicamente por la agencia de management de los Von Bondies, lo que, en palabras de White, fue «una estrategia para vender más discos». Lo curioso del asunto es que, hasta poco antes del incidente, ambos se llevaban de perlas (de hecho, White había participado en la producción del primer disco de Von Bondies).

Fito Paez vs. Joaquín Sabina

Probablemente nuestro más cercano y popular caso de enemistad musical. Joaquín Sabina y el argentino Fito Paez nunca se llevaron bien. En 1998 grabaron juntos «Enemigos íntimos» y parecía que los rencores quedaban olvidados. Pero terminó siendo peor. «Sabina es un mentiroso profesional, es como una novia borracha», declaró Paez en 2006. Ahora, más de una década después de aquel disco conjunto, parece que se vuelven a entender, y han vuelto a colaborar en un disco en vivo de Paez que verá la luz el próximo abril. En la discográfica se frotan las manos: «el disco será de los que hacen época». Es lo que tiene la polémica: vende.

¿Qué otros casos de enemistad recuerdas en el mundo de la música?

Pelea: John Lydon vs. Kele Okereke

El semanario británico NME anda estos días revuelto. La razón es el altercado que, al parecer, se produjo el pasado fin de semana en el Summercase de Barcelona entre el cantante de los Sex Pistols, John Lydon, y el de Bloc Party, Kele Okereke. Qué jugoso, amigos.

El vocalista de Bloc Party ha declarado a la revista que el viejo Lydon le propinó un puñetazo por motivos racistas. Según Okereke, que había acudido a la cita para tocar las maracas con Kaiser Chiefs, él sólo se dirigió a Lydon en el backstage para sugerirle que se replantease la reunión de PiL. Supuestamente Lydon le respondió: «Tu problema es tu actitud de negro». Okereke se vio entonces envuelto en una pelea con los tres acompañantes de Lydon, de la que tuvieron que sacarle Ricky Wilson, de Kaiser Chiefs, y Yannis Philippakis, de Foals.

Hoy se ha hecho pública la versión de Lydon, que, lo habéis adivinado, tiene poco que ver. El anteriormente conocido como Johnny Rotten achaca todo lo ocurrido a los celos de Okereke, y sostiene que “cuando estás en un festival con bandas que son idiotas celosos, la mentira y confusión suele acompañar. Si necesitan publicidad de una manera tan negativa, esta es la suerte que suelen correr”. Lydon añade que Okereke “debe crecer y aprender a ser un hombre de verdad», y sentencia: «Cuando haya logrado todo lo que yo he conseguido que vuelva y hable conmigo». Ahí queda eso.

No sé cuál de las dos versiones es más inverosímil. Probablemente estemos hablando de dos gilipollas integrales con un ego descomunal (aunque uno tiene más razones que el otro para tenerlo, dicho sea de paso). No creo que Lydon sea precisamente un racista, pero tampoco un tipo normal y corriente con el que apetezca irse de cañas. A su favor, no son pocos los que afirman que el icono punk estuvo toda la jornada de buen humor, firmando autógrafos por doquier y charlando amigablemente con el resto de las bandas. Sea como sea que ocurriese, el incidente ya se ha convertido en el culebrón festivalero del verano.