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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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MTV Madrid Beach: aquí sí hay playa

Existen varias maneras de afrontar el inevitable regreso a la rutina laboral. Una de ellas -muy extendida- consiste en deprimirse, pasando así a engrosar la lista de lo que se conoce como síndrome posvacacional. Otra, más realista, pasa por darse cuenta de lo afortunado que es uno por tener un trabajo en los tiempos que corren. Y una tercera, la más optimista de las tres, es la que te hace apreciar lo bueno que, pese a todo, tiene tu vida laboral. En mi caso, compañeros a los que me alegro de ver y un trabajo del que disfruto la mayor parte del tiempo. Hoy, primer día tras la vuelta de vacaciones, he experimentado esta última manera de ver las cosas. Creo que se me pasará en un par de días.

La reentrada pinta aún mejor cuando uno tiene un buen plan. Y esta noche lo hay. La MTV organiza en la capital el festival Madrid Beach: tres jornadas gratuitas de música al aire libre que comienzan esta misma tarde con un cartel de excepción: Fucked Up (en la foto), Triángulo de Amor Bizarro y Nothink, a quienes se sumará el Dj Johan Wald. Mañana será el turno de The Casters, Japanese Popstars, Delorean y Zombie Kids, mientras que el sábado la cita tendrá un marcado cariz pop con la presencia de Miss Cafeína, Noway Out y El Pescao.

Fucked Up, de los que ya se ha hablado en este blog en alguna ocasión, son el plato fuerte de esta noche. Los canadienses han conseguido algo que hace sólo unos pocos años parecía impensable: llevar el rudo sonido del hardcore a las masas, y hacerlo sin perder un ápice de crudeza y actitud. Aún recuerdo la cara de pasmo de los miles de asistentes al concierto de Arcade Fire en el madrileño Palacio de los Deportes: pocos entendían qué hacía ese obeso vocalista pegando alaridos antes de la salida de Win Butler y los suyos, quienes les habían escogido personalmente como teloneros en su gira mundial. Los que les seguimos la pista desde su apabullante Hidden World (2006) disfrutamos de aquello, pese a un sonido más que regular y la frialdad propia del recinto, poco apropiado para un sonido como el suyo, siempre más apropiado para las distancias cortas. Presentan su último trabajo, David Comes to Life. Un álbum que toma su nombre de una canción incluída en el primero de sus discos, y que les ha abierto las puertas en países como Inglaterra, donde ya son venerados como auténticos dioses.

Esta noche, Fucked Up estarán arropados por dos de las bandas más en forma del panorama nacional. Los gallegos Triángulo de Amor Bizarro y los madrileños Nothink. Poco queda por decir de los primeros que no se haya dicho ya. Su pop ruidista alcanza su cota más alta en el excepcional Año Santo (2010), uno de los mejores discos de entre los que que salieron de este país el año pasado. Por su parte, Nothink siguen puliendo su propuesta de rock musculoso a base de incesantes giras desde que publicaran su tercer disco, Hidden State, también el año pasado.

Existen, pues, varias maneras de afrontar el inevitable regreso a la rutina laboral. Pero sea cual sea la que uno elija, siempre se lleva mejor con buena música. Espero que vuestra reentrada haya ido lo mejor posible. Nos vemos esta noche.

Su disco, gracias

Mientras unos se quejan de que no venden discos, otros los regalan. The Pinker Tones, quizá el grupo español más venerado fuera de nuestras fronteras (aquí siguen siendo unos desconocidos para muchos), regalarán hoy 50.000 copias de su nuevo álbum, Modular, en las estaciones de metro de varias ciudades españolas. Lo hacen porque les sale «más rentable que sacarlo con una multinacional», y convencidos de que el público responderá. Por otro lado, desde la independiente Aloud Music, cuya filosofía es fomentar la descarga gratuita de sus lanzamientos, asisten perplejos al éxito de ventas físicas del nuevo disco de su buque insignia, los madrileños Nothink. Al final, cuando a los melómanos se les trata con cariño, respeto y atención, éstos responden.

Patas arriba

Así pusieron los alemanes Beatsteaks a la madrileña sala Caracol la pasada noche. Un concierto memorable de un grupo que, aunque en nuestro país es sólo relativamente conocido, en tierras teutonas despierta pasiones al estilo de las que aquí generan El Canto del Loco (ejem). Prueba de ello es que la sala estuviera repleta de rubios y rubias de pálida piel que, mini de birra en mano, se lo pasaron teta entre conversaciones incomprensibles. Cómo molan los alemanes.

Fue el concierto de una de esas bandas que se ha hecho de rogar. Los de Berlín sólo se habían dejado ver en Madrid como teloneros de Pennywise hace una década, y desde entonces las cosas han cambiado: Han pasado de ser un destacado combo de punk melódico a convertirse en una banda capaz de tocar infinidad de palos distintos sin perder un ápice de fuerza y personalidad. Rock, punk, pop e incluso hip hop (con una apoteósica versión de Sabotage de Beastie Boys como cierre) han sonado en un set dinámico, participativo y vibrante.

Poco importa que su último disco, Limbo Messiah, sea sustancialmente más flojo que el sobresaliente Smack Smash. Porque Beatsteaks supieron llevar al directo lo mejor de éste y todos los anteriores. Hello Joe, Hand in Hand, Let me In, Panic… un hit tras otro fueron cayendo apoyados en un sonido más que aceptable y una ejecución de lujo. Algo más de hora y media en la que no faltaron los momentos graciosetes y participativos pero sin llegar a ese punto coñazo en el que a veces caen no pocas bandas.

La mecha la habían encendido los madrileños Nothink, que siguen paseando por los escenarios su insultante solvencia y descaro en formato de power trío demoledor, con un chorro de voz envidiable al frente y una base rítimica solida. Hay algo muy serio en la música de los de Majadahonda. Algo que dice que podrán llegar aún más lejos de lo que ya han llegado. Después de lo visto ayer, su híbrido de rock, emo, metal y grunge parece más que capaz de llenar y convencer en un escenario como el del Electric Weekend, donde compartirán cartel con Iggy & the Stooges, Rage Against the Machine o Queens of the Stone Age.

Da gusto rememorar aquellos felices años de adolescencia en conciertos tan sudorosos como el de ayer. Irrepetible.