Molusco contagioso: tratar o no tratar, esa es la cuestión

Molluscum contagiosum

Fuerte: DermNet NZ

La piel de los niños es un lienzo sobre el cuál, durante toda la infancia, es habitual ver manchitas que van y vienen de casi todos los colores. La mayoría de ellas son lesiones asociadas a infecciones virales que van acompañadas de fiebre y otros síntomas generales y que desaparecen solas al cabo de unos días sin mayor importancia. Pero además, hay algunas infecciones víricas que solo dan síntomas en la piel como los herpes, las verrugas o los moluscos, que es de lo que hemos venido a hablar hoy aquí.

Como veremos más adelante, los moluscos son muy típicos de la infancia y tienden curarse solos con el paso del tiempo, aunque en ocasiones puede llevar varios meses o incluso años. Así que la pregunta que nos hacemos todos, sobre todo cuando vemos a un niño al que le empiezan a salir muchas de estas lesiones es si lo deberíamos tratar o dejamos que se acaben cayendo por sí mismos.

Esperamos que este post os sirva como respuesta a esa duda existencial.

¿Qué son los moluscos?

Como decíamos, los moluscos son unas lesiones cutáneas provocadas por la infección del virus Molluscum contagiosum, perteneciente a la familia de Poxvirus, en la cual se encuadra uno de los virus más conocidos, y por fortuna erradicado, como la viruela.

Las lesiones a las que da lugar el Molluscum contagiosum son unas elevaciones sobre la piel de color perlado, como un bultito de unos pocos milímetros, tanto de altura como de circunferencia. Inicialmente solo podemos ver que en la piel sobresale algo con un aspecto diferente a la piel sana, pero que con el paso del tiempo va creciendo hasta el aspecto típico de esta lesión en el que muchas veces se observa como una especie de ombligo central. Su color puede variar desde el mismo que la propia piel hasta un color algo más rosita o incluso rojo. En la mayoría de los casos estas lesiones no dan síntomas, aunque puede ser que generen un leve picor y que el niño se las rasque. Es raro que se sobreinfecten, pero es una cosa que hay que valorar en el caso de que la lesión inicial adquiera un aspecto diferente (sobre todo si el niño se rasca mucho).

La forma de contagio es a través del contacto directo con las lesiones (piel a piel), siendo muy frecuente que el propio niño se inocule el virus en varias zonas del cuerpo, con un periodo de incubación de varias semanas. Además, también es posible el contagio a través de fomites, es decir, por el contacto con una superficie distinta a la piel en donde está el virus (por ejemplo, en los bordillos de las piscinas, ya que los niños para subirse y bajarse muchas veces lo hacen apoyando el pecho o las piernas en donde pueden tener moluscos).

Los moluscos son mucho más frecuente en niños inmunodeprimidos y en aquellos niños niños con dermatitis atópica, ya que, aunque nuestro sistema inmune es capaz de vencer a esta infección, en estos niños, al estar alterada la inmunidad, no lo hacen de forma tan eficiente y es muy probable que se extienda a otras zonas.

La evolución natural de los moluscos es que se caigan solos, lo malo es que pueden tardar varios meses o semanas. Cuando esto va a ocurrir es muy habitual ver cómo la parte de piel colindante al molusco se pone roja y al cabo de los días el molusco se desprende. El problema es que para que nuestro cuerpo venza a este virus debe inmunizarse contra él, lo que, como hemos dicho, lleva un tiempo, por lo que es muy probable que mientras llega ese momento aparezcan lesiones nuevas por autoinoculación en otras zonas.

Y aquí es donde surge la duda: ¿debemos tratar los moluscos para acelerar su curación o esperamos sin hacer nada a que se desprendan solos?

En las siguientes fotos podéis ver las lesiones típicas de molusco:

¿Qué puedo hacer en casa para tratarlos?

Teniendo en cuenta lo contado hasta hora, lo más razonable es valorar cuántos moluscos tiene el niño, en qué localización, lo agresivo que se quiere ser para intentar quitarlos y los posibles efectos secundarios de los diferentes tratamientos que hay disponibles. Por ejemplo, si un niño solo tiene un molusco y no le molesta, lo más habitual es esperar, mientras que en otro niño que tiene muchas lesiones y que, por ejemplo, tiene dermatitis atópica, se puede optar por iniciar un tratamiento.

Lo que si que debe quedar claro es que la mayoría de estos tratamientos están encaminados a acelerar la caída de los moluscos, porque por desgracia no hay una pastilla mágica que haga que se caigan todos de golpe.

En España, el tratamiento más extendido para acelerar la caída de los moluscos es la aplicación diaria de hidróxido de potasio al 10%. Lo que hace este líquido es disolver los queratinocitos de la piel, que es donde se asienta el virus. Se debe aplicar a diario solo sobre la lesión y al cabo de uno o dos minutos aclarar la zona con agua. Se considera que el tratamiento finaliza cuando al cabo de unos días la piel que circunda al molusco se pone roja, aunque no es esperable que éste se desprenda hasta 4-6 semanas después.

El hidróxido de potasio se suele indicar para tratar moluscos localizados en tronco y extremidades, sobre todo cuando tras un periodo inicial de observación vemos que empiezan a salir nuevas lesiones. El problema que tiene este tratamiento es que puede generar irritación en la piel, lo que puede llevar al niño a rascarse y autoinocularse en zonas cercanas. Además, como el periodo de incubación es largo, puede que creamos que hemos solucionado el problema al quitarlos todos, y que pasado un tiempo vuelan a aparecer.

Existen otros tratamiento tópicos para uso en domicilio, pero que no han demostrado ser superiores al hidróxido de potasio en estudios científicos, además de que suelen provocar más irritación local.

¿Cuándo debería ir al dermatólogo?

La mayoría de los niños con moluscos pueden ser manejados con facilidad por su pediatra en una consulta de atención primaria. Además del tratamiento referido en el apartado anterior, el curetaje (extirpar el moluscos mediante un cucharita afilada para extraerlo de raíz) es una de las opciones que se pueden plantear en atención primaria, siempre con analgesia local mediante una crema, ya que es un técnica dolorosa.

Sin embargo, cuando los moluscos se localizan en zonas especiales, por ejemplo en la cara o en los párpadoso cuando aparecen muchas lesiones a pesar de haber realizado ya un tratamiento tópico en domicilio, está justificada la derivación al dermatólogo. Este especialista valorará qué otros tratamiento se pueden plantear dependiendo de la localización de las lesiones, porque al fin y al cabo, la gran mayoría de tratamientos que tenemos para los moluscos pueden provocar dolor, irritación en la piel o dejar cicatriz, además de que no son 100% efectivos.

Molusco

Fuente: DermNet NZ

Tratar o no tratar, esa es la cuestión

A la luz de la evidencia actual, y aunque hay tratamientos más efectivos que otros, no existe un consenso claro de si es mejor esperar y ver si los moluscos desaparecen por si solos o si debemos indicar un tratamiento más o menos agresivo.

Al final, la decisión debe tomarse en consenso con los padres, ya que, por ejemplo si el niño tiene un solo molusco en la parte lateral del tórax que no le molesta, quizá lo más prudente es esperar a ver qué pasa. Sin embargo, si otro niño tiene también un solo molusco, pero lo tiene en la cara o en el párpado de tal forma que produce una alteración estética evidente, quizá lo que haya que hacer en ese caso es tratarlo.

O por ejemplo, también indicaríamos un tratamiento en aquellos niños en los que tener moluscos les acarrea rechazo social o incluso problemas para acudir a actividades escolares o en aquellos en los que los padres estén muy preocupados. Pero puede ser que un niño que con las mismas lesiones que el anterior lleve una vida normal y que los padres prefieran esperar, cosa que tampoco estaría mal hecha.


En definitiva, la evidencia científica actual no se posiciona claramente si lo indicado es hacer un tratamiento agresivo de los moluscos o si es preferible esperar y ver qué pasa, por lo que la duda con la que iniciábamos este post es difícil de resolver, al menos a la luz de los consensos actuales. Lo que está claro es que se debe realizar una valoración individualizada de cada niño, ya no solo de las lesiones y la localización que presentan, sino de cómo afectan estas lesiones a su vida diaria y de cómo de preocupados están los padres.

Libros

Para los que no lo sepáis estamos de lanzamiento, ya que el 19 de enero de 2022 salieron a la venta dos libritos en cartón con texto rimado para que los niños aprendan a lavarse las manos y lavarse los dientes. los tenéis disponibles en librerías y plataformas on-line:

Además, en septiembre de 2021 echó a rodar «Sin Cita Previa», un podcast del que somos presentadores y que seguro que también te pude gustar. Puedes escucharlo en:

NOTA: el Copyright imágenes utilizadas en este post pertenece a DermNet NZ y a Waikato District Health Board bajo una licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 (New Zealand)

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