¿Existen los principios de neumonía?

Auscultación

Fuente: GTRES

La pediatría es la especialidad de los diminutivos, los muñequitos en el fonendo y las batas de colores, o por lo menos eso es lo que está en el imaginario de mucha gente. Y quizá, en muchas ocasiones, asumimos que la información que damos a los padres y las madres tras atender a uno de sus hijos debe ir igual de edulcorada para suavizar un diagnóstico y que no se preocupen más de la cuenta.

Pero, ¿qué es un principio de neumonía? La verdad es que me debí de perder la clase de microbiología en la que se hablaba de esta patología, porque que yo recuerde a mi me explicaron las neumonías a secas, no los principios ni finales como si esta enfermedad fuera una obra de teatro en tres actos. La neumonía es una enfermedad frecuente en pediatría y en nuestro medio suele resolverse sin mayores complicaciones con un tratamiento antibiótico en domicilio.

En este post repasamos qué es una neumonía y qué la provoca, así como sus síntomas principales y tratamientos. Por último, os daremos nuestra opinión sobre si los pediatras debemos decir a los padres que sus hijos tienen un principio de neumonía.

¿Qué es una neumonía?

La neumonía es una infección respiratoria en la que se afecta principalmente el pulmón, es decir, la palabra neumonía hace referencia a la localización en donde los microorganismos están proliferando. Al fin y al cabo, lo que hacemos los médicos es utilizar el órgano afectado para entendernos al hacer un diagnóstico y decirnos con una sola palabra dónde está la infección. De hecho, lo hacemos en el caso de las otitis (infección en el odio), las faringitis (en la faringe), las gastroenteritis (en el tubo digestivo) o las celulitis (en la piel).

Los microorganismo que pueden dar lugar a una neumonía son varios y la frecuencia de unos u otros depende sobre todo de la edad. Por debajo de los cuatro o cinco años, la causa más frecuente de neumonía son los virus. De entre las bacterias, el nuemococo es la más frecuentes en niños pequeños, mientras que en mayores de cinco años el Mycoplasma, una bacteria que cursa con síntomas atípicos, es la más habitual.

Que un médico sepa cuál es la causa de la neumonía es muy complicado, ya que las pruebas que podemos hacer en el contexto de una neumonía no nos dicen cuál es el bicho que la está provocando, así que nos basamos en los síntomas y la edad del niño para indicar un tratamiento u otro. Lo que está claro es que, independientemente de la causa, cuando los médicos decimos que un niño tiene una neumonía es tiene infección en el pulmón.

Algunos os habréis asustado con lo de infección en el pulmón, porque suena como muy rotundo y grave, sin embargo, se estima que hasta un 5% de los niños sanos padece una neumonía a lo largo del año y como habéis podido leer en la introducción suele ser una infección leve que se resuelve en domicilio con tratamiento oral hasta en un 90% de los casos.

¿Qué síntomas provoca una neumonía?

Como cualquier infección respiratoria, los síntomas principales de una neumonía son la tos y los mocos, habitualmente asociados a síntomas generales como la fiebre y el malestar.

Al inicio de un cuadro clínico respiratorio es muy difícil saber si lo que tiene un niño es un catarro, porque tiene tos, mocos y fiebre, o es una neumonía, en la que también puede hacer tos, mocos y fiebre. El paso de las horas será lo que nos permita ver en la exploración si hay algo que nos sugiere que el niño tiene algo más que un simple catarro, ya que al principio los síntomas de ambos cuadros clínicos son indistinguibles.

En las neumonías, cuando ha pasado tiempo suficiente, normalmente más de 24 o 48 horas tras el inicio de la fiebre, podemos observar en la auscultación que el niño tienen ruidos en el pecho, a diferencia de un catarro en el que la auscultación es limpia. Los ruidos que escuchamos en una neumonía suelen estar localizados en una sola zona de uno de los pulmones, como un pegote de moco que estuviera por ahí rondando, no las típicas sibilancias que se oyen en una bronquitis y que están dispersas por todos lados.

Por tanto, para poder diagnosticar a un niño de una neumonía necesitamos unos síntomas compatibles (la tos, los mocos y la fiebre) y algún hallazgo en la exploración física que descarte el resto de infecciones respiratorias y que nos apunte hacia esta infección. Si habéis estado atentos, en el caso de que vuestro hijo tenga tos, mocos y fiebre y se encuentre bien, es preferible esperar dos o tres días a ver si los síntomas desaparecen solos, que es lo que ocurre en los catarros, y en el caso de que no sea así pedir una valoración con el pediatra, pero habiendo dado tiempo suficiente para que al explorarle podamos distinguir una cosa de otra.

¿Hace falta una radiografía para diagnosticar una neumonía?

Seguro que muchos estaréis pensando que para diagnosticar una neumonía es necesario hacer una radiografía. Es cierto que si estas en un servicio de urgencias y ves a un niño en el que sospechas una neumonía, lo habitual es solicitar una radiografía para confirmar tu sospecha diagnóstica. Sin embargo, no siempre es posible pedir una radiografía cuando sospechas una neumonía, sobre todo en las consultas de atención primaria.

Además, en muchos casos no somos capaces de ver una neumonía en la radiografía por mucho que la clínica y la exploración del niño apunten a una neumonía. Estos suele ocurrir porque los cambios radiológicos tardan en aparecer una 24 horas tras los hallazgos clínicos, es decir, que aun estando la neumonía plantada el pulmón hay algunos casos en los que no se ve en la radiografía, por decirlo de otra forma, es como si la radiografía la hubiéramos hecho pronto.

De todas formas, en el caso de que se sospeche una neumonía, lo más adecuado es tratarla como tal, independientemente de que se haya hecho una radiografía o si en ella se ve la neumonía.

¿Cuál es el tratamiento de las neumonías?

El tratamiento de una neumonía típica, la que cursa con fiebre alta, síntomas respiratorios y el pegote de moco en la auscultación al que antes hacíamos referencia, es con amoxicilina a altas dosis durante una semana, ya que con este tratamiento se consigue eliminar al neumococo, que como hemos dicho causa este tipo de neumonías.

Por otro lado, si lo que se sospecha es una neumonía atípica, la que decíamos que afectaba a niños más mayores y en al que no suele aparecer fiebre o esta es baja y cursa con un cuadro pseudogripal, el tratamiento de elección esta azitromicina o la claritromicina.

La necesidad de ingreso vendrá establecida por que el niño presente mal estado general o necesite algún tipo de soporte respiratorio, como el oxígeno, cosa que no suele ser lo habitual (menos del 10% de los casos).

Y entonces, ¿existen los principios de neumonía?

Y por fin llegamos a la pregunta que daba título a este post. Perdonad si nos hemos extendido para llegar hasta aquí, pero creemos que era necesario para que entendierais que los principios de neumonía no existen.

Porque, ¿cuando alguien dice ‘lo que tiene el niño es un principio de neumonía’ a qué se refiere?

A mi modo de ver es una neumonía que se ha diagnosticado al inicio de los síntomas, cuando todavía el niño está bien y es raro que se complique, y que para que los padres no se preocupen en exceso se les dice que es un principio de neumonía, pero al fin y acabo eso es una neumonía. También puede ocurrir que algún pediatra se refiera a principio de neumonía a esos casos en los que la clínica es compatible, pero no conseguimos ver el pegotón de moco en la radiografía.

Entiendo perfectamente que en ocasiones queramos suavizar un diagnóstico para que los padres no se preocupen más de la cuenta por lo que le pasa a sus hijos, pero creo que con una explicación sencilla y diciéndoles que lo habitual es que su hijo se cure con un tratamiento oral y quedándose en casa un par de días, no hace falta utilizar eufemismos infantiles como lo de principio de neumonía.


Fuente: Dos Pediatras en Casa G.O

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