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De cómo vivir sin dinero o con muy poco

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Este fin de semana se realizará la gran recogida de alimentos para los desfavorecidos

Este fin de semana, 25, 26 y 27 de noviembre, unos 110.000 de voluntarios tomarán los supermercados, tiendas de alimentación, grandes superficies, colegios, instituciones públicas y privadas, facultades universitarias, centros deportivos o empresas para animar a los ciudadanos a donar parte de su compra, en la IV Gran Recogida de Alimentos para los más necesitados, que se realizará en casi todas las ciudades españolas, organizada por la Federación de Bancos de Alimentos de España.

El objetivo de la campaña, que este año se realiza bajo el lema Pequeños gestos que dan vida, es conseguir recaudar en cada ciudad alimentos básicos para hacerlos llegar a las personas más necesitadas.

El año pasado, los 55 bancos de alimentos  que hay en España recogieron en la III Gran Recogida de Alimentos 22 millones de kilos de comida, un 5% más de lo recaudado en 2014.

Con ese volumen de alimentos lograron almacenar en un fin de semana el 18% de los productos que la organización recibió en todo ese año con los que se atendieron a unas 8.500 instituciones benéficas, que distribuyeron los alimentos entre cerca de 1.600.000 personas desfavorecidas.

El aumento de la pobreza es una de las graves consecuencias que está dejando la crisis. Casi tres de cada diez españoles, el 28,6% de los ciudadanos, se encuentra en riesgo de exclusión social, sin apenas recursos con los que pagar las necesidades básicas, según la encuesta de condiciones de vida del Instituto Nacional de Estadística (INE).

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Otra aplicación para luchar contra el despilfarro alimentario

Too Good To Go es una aplicación creada en Dinamarca hace un año por Lucie Basch para luchar contra el despilfarro alimentario, que se ha extendido con éxito por varios países de Europa.

Permite adquirir la comida sobrante de los restaurantes, cafés y panaderías al final del día, a precios muy competitivos. Con ello los establecimientos pueden reducir las pérdidas y desperdicio de alimentos, y los consumidores, disfrutar de buenas comidas a precios económicos.

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Su objetivo es evitar que los comerciantes se deshagan de las mercancías no vendidas y permitir a los usuarios beneficiarse de precios reducidos. Para los establecimientos comerciales adheridos (panaderías, pastelerías o establecimientos de restauración, catering y bares) todo es gratuito; solo tienen que registrarse en la aplicación y, desde ese momento, estimar a diario la cantidad de productos que pueden ofrecer a la venta al final de la tarde.

Para el usuario, una vez que descarga la aplicación y crea una cuenta, está geolocalizado; puede ver el número de porciones ofrecidas por los comerciantes adheridos en su zona, hacer un pedido y pagar on line un precio de 2,5 a 4,5 euros. Después, podrá recoger su pedido a la hora indicada por el comerciante.

Too Good To Go es una empresa social fundada en Dinamarca a finales del año 2015 y tiene ya una fuerte presencia en nueve países, entre ellos,  Alemania, Suiza, Noruega, Dinamarca, Reino Unido y Francia, donde se ha extendido a Lille, París y ahora a Lyon. Recientemente, la aplicación ha ganado el segundo premio del concurso Food waste challenge, organizado por Carrefour.

89 millones de toneladas de comida en buen estado se despilfarran cada año en la Unión Europea, lo que supone una media de 179 kg por persona, es decir, medio kilo de comida diario.

Fuente: Economía Circular

Llegan al Congreso 244.000 firmas contra el despilfarro de comida en los comedores escolares

Nueve meses después de que Cristina Romero pusiera en marcha en Change.org una campaña contra el despilfarro de comida en los comedores escolares, ha llegado para ella el gran día.

Hoy, 19 de octubre, llega al Congreso de los Diputados, junto con una gran chef, Ada Perellada, y un experto en seguridad alimentaria, para entregar las más de 244.000 firmas que ha conseguido para hacer posible que el excedente de comida procedente de comedores escolares sean aprovechados, ayudando así a miles de personas que tanto lo necesitan.

Con las firmas conseguidas, pretende que se cambie la Ley 17/2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición y los reales decretos que establecen  las normas de higiene para la elaboración, que prohíben que la comida sobrante sea manipulada.

Junto con las firmas, también entregará un centenar de #CroquetasIlegales, el plato estrella del reciclaje doméstico, que demuestra que aprovechar el excedente de comida no es tan difícil.

Cristina señala que «ha sido un largo y enriquecedor camino que sin duda nos va a llevar a un buen destino».

También ha editado un vídeo de presentación para la entrega de firmas y que a su vez es explicativo y demostrativo de que el  aprovechamiento de alimentos es cuestión de predisposición y organización.

En la grabación ha colaborado la empresa F. Roca  y la idea de las #CroquetasIlegales  es de Borja y Pablo, dos estudiantes de publicidad de la escuela The Atomic.

Campaña de firmas para pedir al Gobierno una ley contra el desperdicio de comida

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) tiene en marcha una campaña de firmas, #stopdesperdicios,  para exigir al gobierno una ley que vite el despilfarro de comida.

Un tercio de los alimentos acaban en la basura…  y sin embargo, hay quien no puede llenar su plato. Por eso, la OCU considera que es intolerable y cree que hay que tomar medidas para evitar que se tire tanta comida a la basura.

En su campaña, esta organización de consumidores pide que se establezcan medidas para que todos los agentes implicados en la producción, generación, distribución y comercialización de alimentos puedan donar la comida que desechan a bancos de alimentos, alimentación animal o abonos, en este orden.

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También, reclama que se prohíba cualquier práctica que implique estropear los alimentos haciéndolos inservibles para su consumo, que se incentiven las donaciones mejorando los beneficios fiscales. Que se establezcan las fechas de consumo preferente y caducidad siguiendo criterios de calidad y seguridad alimentaria y no intereses económicos; y que se fomente la reutilización y el reciclado de los productos alimentarios sobrantes no aptos para consumo humano, para su transformación en otros productos, alimentación animal, compostaje o producción de biogás.

En España se tira mucha comida, señala OCU, para quien nuestro país es uno de los que lideran este nefasto ránking, ocupa el 7º lugar en Europa. Cada semana, van a la basura 1,3 kg de alimentos por hogar y es en los hogares (42%) y en la industria alimentaria (39%) donde se generan más desperdicios. El resto provienen de restaurantes (14%), comercios y distribución (5%).

Países de nuestro entorno como Francia ya han tomado medidas al respecto  y ha prohibido por ley el despericio de comida sobrante en los supermercados. La propuesta que hace OCU también pide adoptar idénticas medidas en España.

A diario conocemos otras iniciativas que también van en esa línea, como los precios especiales en supermercados para los productos que están a punto de caducar…, alternativas para evitar que acabe la comida en el cubo. 

Campaña de firmas: pincha aquí

Alimentos de proximidad, más sanos, más económicos y más respetuosos con el medio ambiente

Los alimentos de proximidad son más frescos, ya que suelen recogerse en temporada y en su momento de maduración puesto que no tienen que hacer grandes viajes para llegar a tu mesa.

Sin embargo, los alimentos que provienen de otros países se recolectan antes de la maduración para que puedan resistir el viaje en contenedores frigoríficos; por ello, no tienen las mismas propiedades alimenticias ni organolépticas (olor y sabor).

Sloyu, un blog que promueve el movimiento Slow, explica por qué es más saludable y barato apostar por los productos locales.

Los alimentos de proximidad suelen ir del campo al mercado, incluso puedes comprarlos directamente al productor. El agricultor recibe un precio justo por sus productos y tu puedes comprar mejor calidad a precios competitivos, ya que no hay intermediarios que especulan con el valor de los alimentos.

Cada vez que compramos producto local hacemos un gesto para reducir las emisiones de CO2.

Vídeo de la Agenda 21 Escolar Europea

La demanda de productos exóticos o fuera de temporada hace que las grandes corporaciones adquieran más y más territorio para cultivar alimentos de moda o capricho. La deforestación o la expulsión de pequeños agricultores de sus tierras es una práctica común para sacarle rendimiento a su inversión… cada palmo cuenta para su cuenta de resultados. En este sentido, los alimentos de proximidad son también alimentos más limpios.

La compra local  aporta algunas ventajas más; por ejemplo, recuperar sabores de variedades locales que se cultivan en tu comarca y que, dado el poco volumen de producción, su menor tamaño o su aspecto menos atractivo, no puedes encontrar en el supermercado.

Una app que permite a los productores vender directamente al consumidor

Luraki es una aplicación gratuita para teléfonos móviles y apta para iOS y Android, que permite localizar productos agroalimentarios y establecer una relación comercial entre el pequeño productor y los consumidores. Ofrece al agricultor la posibilidad de darse a conocer en Internet y ampliar sus canales de venta.

LurakiApp nace de la necesidad de aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías para aumentar la visibilidad de los productores. Por este motivo, sus promotores, Íñigo Busto y Javier Sánchez, han desarrollado un buscador que permite localizar a productores en nuestro entorno.

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Basta con especificar el tipo de producto que buscamos y nuestra ubicación para obtener un listado de productores y ubicarlos en un mapa. Además, en Luraki cada productor tiene un espacio gratuito con información de contacto, productos que elabora y puntos de venta de los mismos. Y si lo desea, puede usar la tienda online de Luraki para vender sus productos directamente al consumidor, sin intermediarios.

La plataforma cuenta ya con más de 750 productores de toda España asociados a su canal móvil  y permite filtrar las búsquedas desde el móvil de entre un total de 30 categorías de productos (verduras, frutas, quesos, miel…) y discrimina si son ecológicos.

Además, pretende fomentar el consumo de proximidad y dar un empujón a los pequeños productores que tratan de sobrevivir a la fuerte presión de las grandes multinacionales del sector alimentario.

«Con Luraki -dicen- queremos preservar la gran riqueza y el formidable patrimonio alimentario que tenemos en nuestro entorno y ayudar a preservarlo. Sabemos que un buen uso de la tecnología puede facilitar enormemente la búsqueda de productores, y enriquecer a quien realmente aporta valor al producto. Si somos capaces de llenar nuestro mapa con miles de productores, estamos seguros de que las reglas del juego del sector alimentario empezarán a cambiar».

Cultivar verduras y aromáticas sin tener un jardín

Life in a bag es una empresa creada para a animar a las personas a cultivar sus propios alimentos en pequeños espacios y con materiales reutilizables, sin necesidad de tener un jardín. Ofrece productos que permiten crear una huerta de hierbas y microvegetales ecológicos en interiores.

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Hace cinco años, sus creadores, los portugueses Alexandra Silva y Pedro Veloso, deVila Nova de Famalicao (Norte de Portugal) decidieron cultivar su huerta en el jardín de su casa pero estaban lejos de imaginar que este pasatiempo se convertiría en su proyecto de vida. A medida que disfrutaban del placer de la jardinería, podían degustar sus verduras  frescas y así pensaron en colocar semillas en macetas en el interior de su casa y difundieron una manera de cultivar al alcalce de todos.

Su empresa vende hoy minikits de cultivo de semillas ecológicas con el objetivo de aportar a quienes no disponen de jardín o espacios grandes la oportunidad de cultivar  y alimentarse de sus propias verduras y hierbas aromáticas en su propia casa.

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«Ofrecemos productos para crear una huerta de hierbas aromáticas y microvegetales biológicos dentro de casa, así promovemos una alimentación más sana y respetuosa con el medio ambiente«,  explica Alexandra Silva.

Utilizan técnicas y productos biológicos para poder garantizar verduras más sabrosas y siempre frescas. «Si necesitamos lechuga, perejil o cilantro, siempre los tendremos a mano y hacerlo uno mismo sienta muy bien y permite conocer lo que comemos», añade.

Life in a bag está presente en numerosas tiendas de productos biológicos de Portugal y también se venden en España, a través de su web www.lifeinabag.es

Qué hacen algunos colegios para evitar el despilfarro de comida

Cristina Romero, que en enero pasado puso en marcha, en Change.org, una campaña contra el despilfarro de comida en los comedores escolares ha actualizado su petición, a raíz de la visita a un colegio de Lleida y conocer de primera mano cómo se evita tirar la comida en este centro.

La petición iba dirigida al Ministerio de Sanidad, porque es este organismo el que favorece que cada se tiren a la basura toneladas de alimentos, mientras que hay familias que no pueden llevarse nada a la boca.

La Ley 17/2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición y los reales decretos que establecen la normas de higiene para la elaboración, distribución y comercio de comidas preparadas y la manipulación de alimentos señalan que «por razones higiénicas y sanitarias la comida sobrante no puede ser manipulada”.

Ahora cuenta que hace un mes visitó el colegio Maristes de Lleida y la Fundación Arrels, porque la habían invitado a comprobar cómo se aprovecha el excedente de comida. En primer lugar visitó el centro social de la fundación Arrels que recoge y posteriormente reparte ese excedente.

Allí le explicaron que el año pasado y gracias a la colaboración de seis colegios, tan sólo de Lleida capital, repartieron unas 8.000 raciones de comida.

En su visita al Colegio Maristes, tuvo la oportunidad de comprobar lo fácil que es aprovechar el excedente de comida:

1) El colegio reparte 700 raciones de comida diariamente.
2) Dispone de obrador, cuarto frío, cuarto office, almacén, neveras y congeladores propios.
3) La comida que no sale del obrador se envasa en raciones individuales (500 ml).
4) Se etiqueta indicando tipo de comida y fecha de envasado.
5) Se introduce en el congelador un mínimo de 48 horas.
6) Las asociaciones sociales pasan dos veces por semana a recogerla. No es necesario que sean furgones isotérmicos ya que las cajas utilizadas para su transporte son de Pórex y garantizan el frío durante una hora. Al ser escuelas del mismo municipio esa cadena de frío no se rompe debido a la corta distancia que las separa.
7) Al llegar a los centros sociales, esos tuppers son introducidos en congeladores y posteriormente repartidos principalmente a familias con prácticamente ninguna ayuda económica que ni tan siquiera les permite comprar botellas de gas para cocinar. Al menos así se les garantiza una comida caliente (8.000 raciones se repartieron en 2015 procedente de 6 colegios de Lleida).

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«¿Parece fácil, verdad?, dice Cristina, por eso cuesta creer que sigan tirándose a la basura toneladas y toneladas de comida procedente de comedores escolares cada día. Como me dijo el cocinero del colegio, la clave es la predisposición.

Wefood, un supermercado que vende más barato los excedentes de otros

Wefood es un supermercado, abierto hace dos meses en Copenhague (Dinamarca), cuyo objetivo es la comercialización de todo tipo de alimentos que los supermercados convencionales y otras tiendas de alimentación no venden por ser productos a punto de caducar, tener el embalaje en malas condiciones, estar etiquetados incorrectamente, etc.

Se presenta como un modelo de negocio que tiene como objetivo reducir el desperdicio de alimentos y ayudar a los más desfavorecidos y vende sus productos entre un 30 a un 50% más baratos.

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La tienda comenzó a funcionar el pasado febrero, gracias a la colaboración del Banco de Alimentos danés y la ong DanChurchAid, que trabaja para erradicar la pobreza y el hambre en Dinamarca, con el dinero recaudado en una campaña de crowdfunding, realizada el pasado verano.

Vende todo tipo de alimentos considerados excedentes que terminarían en la basura y que proceden de supermercados y otras tiendas de alimentación. Este establecimiento se dirige a todo el mundo, no sólo a quienes tienen bajos ingresos, también a todos aquellos consumidores concienciados con el problema del desperdicio alimentario que quieren participar en su reducción.

Wefood es una iniciativa que ha sido bien recibida por las cadenas de supermercados, de hecho, estas cadenas, importadores de alimentos, etc., han llegado a acuerdos comerciales con el supermercado que vende los excedentes para enviarle frutas, verduras, carnes, pan y otros alimentos perecederos.

Los beneficios que se generen a partir del negocio se destinan al mantenimiento y otros gastos del supermercado, el excedente se destinará a proyectos sociales de DanChurchAid.

En Dinamarca se tiran cerca de 700.000 toneladas de comida al año, lo que, según un informe United Against Food Waste, cuesta al erario danés cerca de 11 billones de coronas (casi un billón y medio de euros).

Crowdfarming, para agricultores del siglo XXI

«Si lo tuyo es comer bien, sano y natural. Si te molesta tirar comida a la basura. Si te preocupas por saber más sobre los alimentos que consumes: ¿de dónde vienen? ¿quién los cultiva? ¿son naturales y de temporada? Entonces…conviértete en farmer 2.0, plantaremos un árbol para tí, lo cuidaremos y te iremos enviando su fruta según nos la vayas pidiendo».

Es lo que aconseja naranjasdelcarmen.com, que plantea el crowdfarming como otra forma más de economía colaborativa donde los consumidores se convierten también en «agricultores» de los alimentos que consumen.

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El crowdfarming pretende ser un movimiento revolucionario necesario para reducir el porcentaje de fruta que se desperdicia en el mundo. Es la forma de cultivar la cantidad de fruta que realmente llega al consumidor final y permite una trazabilidad y transparencia total del origen de los alimentos que se reciben.

El consumidor es el propietario de la fruta que produzca su árbol. No pagará más por ella. Sólo pagará los costes logísticos de llevarle la fruta a casa.

La fruta sólo se recolecta bajo pedido. No madura en cámaras. Viaja directamente del árbol a casa del consumidor final. Y este pone cara y ojos a quien le recolecta, cultiva y envía su fruta, que no recibe tratamientos químicos ni antes ni después de ser recolectada.

El objetivo es lograr el consumo honesto y la conciencia social: evitar el derroche de alimentos comprando directamente al agricultor.

En Naranjas del Carmen plantan un árbol y lo bautizan con el nombre que decida quien lo adquiere, que se convierte así en el dueño de sus frutos (80 Kg/año) que puede recibirlos con la periodicidad que prefiera. Por ejemplo, 10 Kg cada 15 días durante 4 meses.

Desde el momento en que se decide plantar un árbol, el “agricultor” tiene acceso a una zona de usuario en la web, desde donde controlar su “huerto virtual”: podrás dar nombre al árbol, ver el estado de maduración de los frutos y hacer los envíos.

Durante los primeros años, mientras el árbol crece, te reservan gratis la producción de uno de los árboles mayores de la empresa. De esta manera, se recibe fruta desde el principio, por el precio de 80 euros al año.

A partir del segundo año, lo riegan, podan y lo cuidan con técnicas de la agricultura tradicional y muy natural y atienden el  árbol para que produzca 80 Kg de fruta cada temporada. El precio en este momento es de 36 euros al año.

Naranjas del Carmen garantiza que el árbol produzca 80 kg por temporada, salvo casos de fuerza mayor. Además, en cualquier momento el nuevo  “agricultor” puede abandonar el proyecto crowdfarming. Ellos seguirán cuidando el árbol y si lo quiere retomar, puede hacerlo cuando quiera.