24 horas después del caos de la nieve, que nos complicó ayer el día a cientos de miles de ciudadanos, la mayoría en Madrid, parece claro que todas las administraciones fallaron. La que más, la administración central, el Ministerio de Fomento, que erró en las predicciones meteorológicas, en la gestión de Barajas, en la gestión de las carreteras nacionales… La Comunidad de Madrid también falló en la gestión de las vías de su competencia y en la diligencia al activar las alertas; y el Ayuntamiento de Madrid, en la gestión de los autobuses y en las de las calles de la ciudad (incluida la antigua M-30, hoy Calle 30): la sal disponible y distribuida era claramente insuficiente.

Fomento reconoció los fallos y pidió disculpas. Lo hizo su máxima responsable, la ministra Magdalena Álvarez. La Comunidad de Madrid hizo lo contrario. Su presidenta, Esperanza Aguirre, y uno de sus consejeros, Francisco Granados, cargaron contra la viga en el ojo de Fomento y no admitieron ni pajas en el ojo propio.

Dos frases nos dieron mucho consuelo y muchos ánimos a los conductores atrapados por la desastrosa gestión de la nevada. Ana Botella, concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid (PP): «Lo que pasa es que es invierno y nieva, es normal». María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta del Gobierno (PSOE): «Año de nieves, año de bienes».